¿Sabías que…?
... el concepto de isla Demontooth hace referencia a una rivalidad legendaria en la obra.
[Aventura] [A-T3] ¿Una nueva ofensiva?
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
En el exterior de la casa semiderruida, dos vigilantes permanecían inmóviles, intentando mantener una postura de alerta en medio de la oscuridad. Sus ojos escudriñaban el horizonte, buscando cualquier indicio de movimiento, pero la tensión en sus cuerpos delataba la inseguridad que los dominaba. Sabían que los marines estaban cerca, y el sonido de las pisadas amortiguadas por el viento era un aviso silencioso de que la tormenta se acercaba.

El primero de los vigilantes, un hombre con cicatrices que cruzaban su rostro, entrecerró los ojos al notar un destello fugaz en la penumbra, pero antes de poder dar una advertencia, algo afilado se clavó en su garganta. El filo cortó el aire con un susurro mortal, y en un instante, el vigilante cayó sin emitir un sonido. Su cuerpo, ya inerte, fue envuelto por la oscuridad del suelo polvoriento. El segundo vigilante apenas tuvo tiempo de girarse, su mano ya buscando desesperadamente su arma. Pero su reflejo fue demasiado lento. Un segundo golpe preciso lo alcanzó, derribándolo de un solo movimiento. En silencio, ambos cuerpos fueron reclamados por la parca, mientras las sombras de los marines avanzaban hacia la casa.

Dentro de la casa, los bandidos, ahora conscientes de que algo andaba mal en el exterior, comenzaron a murmurar entre sí. El líder de la banda, un hombre imponente con una barba desordenada y ojos llenos de determinación, se levantó con brusquedad, lanzando una mirada asesina a los pocos hombres que quedaban junto a él. Sabía que los marines no se detendrían con los centinelas; ya estaban dentro del terreno, y pronto irrumpirían por las puertas y ventanas como un vendaval.

¡Escuchad! —gritó el líder con un tono de autoridad que intentaba ahogar el miedo palpable en la habitación—. ¡No nos acobardaremos frente a esos perros de la Marina! —Su voz resonó en las paredes desnudas de la casa. — Nos subestiman, piensan que somos presa fácil, pero esta noche se darán cuenta de su error.

Un murmullo de aprobación recorrió el grupo. Algunos, aunque aterrados, se aferraron a las palabras de su líder como si fueran su última esperanza. Entre ellos, un bandido joven, nervioso, pero con la mirada decidida, se ajustó las correas de su armadura improvisada y asintió con firmeza.

Nosotros también tenemos cuchillas. Y no nos arrodillaremos ante nadie —agregó el joven, intentando mantener su voz firme.

El líder sonrió, una mueca torcida que revelaba más furia que confianza genuina.

Los hombres se prepararon, algunos moviéndose hacia las posiciones estratégicas que habían improvisado en los rincones de la casa. Barricadas mal hechas de muebles rotos y puertas arrancadas habían sido amontonadas en la entrada principal. Las armas, toscas y desiguales, fueron aferradas con manos temblorosas. Sabían que la fuerza y la habilidad de los marines superaban la suya, pero el instinto de supervivencia y el odio hacia la autoridad les daba una chispa de resistencia.

De pie, todos —continuó el líder mientras tomaba su espada, un arma algo oxidada, pero todavía letal —Aquí no hay honor ni gloria. Solo cumplir nuestra misión, camaradas.

De repente, el sonido de una puerta forzada se escuchó en el pasillo, seguido por un golpe seco que resonó como una campana de advertencia, con la diabólica apariencia de un mastodonte abriéndola en seco y Camille apareciendo por el marco de la puerta con una intimidante presencia. Esto hizo vacilar a alguno de los hombres.
El tiempo de las palabras había terminado. El combate estaba a punto de comenzar.

En ese momento, otro de los hombres, con una cicatriz que le atravesaba la barbilla, levantó su voz en desafío, volviéndose hacia la entrada con el puño alzado:

¡Marines! —bramó—. Si pensáis que podéis tomar esta casa sin esfuerzo, ¡os espera la muerte! No os daremos tregua. ¡Venid, y conoceréis nuestro acero!

El desafío era claro, cargado de desesperación y rabia contenida. Los bandidos sabían que estaban acorralados, pero no amedrentados en su mayoría. Su supervivencia dependía de su furia y de la voluntad de vender caro cada uno de sus movimientos. Los minutos avanzaban pesadamente, y los marines ya estaban allí.

Un silencio denso cayó sobre el grupo mientras los pasos fuera comenzaban a hacerse más evidentes. La tensión era tan espesa que casi podía cortarse con un cuchillo. Los hombres ajustaron sus armas una última vez, sus respiraciones entrecortadas resonando en el interior de la casa en ruinas.

Datos del Combate
#21
Ray
Ray
Los veloces y sigilosos movimientos tanto de Ray como de Atlas acabaron con los dos vigilantes antes de que estos pudieran hacer nada para evitarlo. Ni siquiera les vieron venir. La vida abandonó sus cuerpos con rapidez, incapaces de soportar la feroz acometida de los dos marines. Ahora los criminales atrincherados dentro de la casa no tendrían apoyo desde el exterior, lo que facilitaría en gran medida la tarea de derrotarles. Al fin y al cabo, por débiles que fueran los dos vigilantes que habían dispuesto no hacía falta mucha fuerza para dispararles desde una posición cómoda si no hubieran tenido la precaución de eliminarles previamente.

Sin tiempo que perder, el joven de cabellos plateados se adentró corriendo en el edificio, siguiendo los pasos de Camille y Taka. Los dos habían tomado la delantera como habían acordado, y en cuanto Ray y Atlas se habían puesto en movimiento ellos lo habían hecho también. Y ahora era el momento de apoyarles en el combate que sin duda tendría lugar allí dentro. El peliblanco dudaba muy seriamente de que fuesen a encontrarse tan pronto con el tipo del traje blanco, y menos aún en un lugar con aquel, pero ir eliminando a sus secuaces era también necesario. Así que era su siguiente objetivo.

Dentro del edificio había seis enemigos. El líder parecía ser un hombre de gran corpulencia con una larga y desordenada barba. Junto a él una mujer parecía ser la encargada de protegerle personalmente. Y delante de ellos, cuatro esbirros parecían estar dispuestos a atacarles en cualquier momento. Y así lo hicieron en cuanto estuvieron a su alcance, lanzándose con velocidad hacia ellos.

Sin embargo, pese a moverse rápido su velocidad no era suficiente. O al menos no para alcanzar a Ray. Con un movimiento ágil y preciso gracias a sus reflejos el joven se agachó mientras adelantaba su pierna derecha para apartarse ligeramente de la trayectoria del ataque y dejar que pasase a su lado. Acto seguido se colocó nuevamente de cara a su adversario con un rápido movimiento de pies y, antes de que este recuperase su posición y pudiera ponerse en guardia tras su ofensiva, se lanzó directo a por él. Una falsa imagen de sí mismo apareció, apenas una simple proyección de su cuerpo que parecía estar intentando asestar un potente puñetazo al sicario en el rostro. Sin embargo esto era apenas una distracción, pues el verdadero Ray estaba lanzando su puño derecho con todas sus fuerzas hacia los testículos de su oponente al tiempo que pronunciaba el nombre de aquel jutsu dejando que llenara su boca:

- Ninpo: Kintama no Jutsu.

Cosas
#22
Atlas
Nowhere
El vigilante había caído, pero no había alcanzado a distinguir si había fallecido o no. Desde luego, mi intención bajo ningún concepto había sido arrebatarle la vida. Semejante acción era algo que, mientras fuese posible, no quería cargar sobre mis espaldas. Era perfectamente consciente de que el lugar al que había ido a parar no era demasiado compatible con esa forma de ver el mundo, pero el mundo no parecía ir demasiado bien con la forma en la que la gente lo solía ver. A veces hacía falta que llegase alguien con otra perspectiva, que estuviese dispuesto a hacer cosas que otros jamás harían y que, al mismo tiempo, evitase cometer acciones que otros asumían como normales.

«Luego volveré a ver cómo se encuentra... Espero que siga vivo», me dije, tragando saliva, al tiempo que me dirigía hacia la puerta de la casa semiderruida. Camille y Taka habían llegado los primeros al no encargarse de neutralizar a enemigo alguno y Ray, más rápido que yo, también se había unido a ellos. En definitiva, fui el último del grupo en poner un pie en el interior de la construcción. El olor a humedad y madera carcomida me golpeó con fuerza en cuanto puse un pie dentro. A cada paso que dábamos, la sensación de que la construcción podría derrumbarse sobre nosotros en cualquier momento crecía y crecía.

Por desgracia o por fortuna esos pasos no fueron demasiados. La casa era pequeña y apenas nos introdujimos en ella pudimos identificar a los que iban a ser nuestros enemigos. Dos de ellos, una mujer y un hombre, estaban juntos y nos miraban con gesto severo. Aquellos debían ser quienes llevaban la voz cantante de la célula... O al menos uno de ellos. Además, otros cuadro adversarios se encontraban en la estancia a la que acabábamos de acceder. Sin duda alguno de ellos debía ser el responsable de la arenga y el desafío que habíamos podido apreciar con anterioridad. Tal vez en algún momento habría tenido cabida pensar acerca de las acciones de aquellas personas. Nadie hacía el mal llamándolo de ese modo, sino que normalmente siempre había una justificación que a primera vista sonaba buena y justa. ¿Cuál sería la de aquellos tipos?

Fuera como fuese, no teníamos tiempo de detenernos a valorar consideraciones como aquélla. Los cuatro tipos que se encontraban distribuidos estratégicamente por la estancia se abalanzaron sobre cada uno de nosotros, seleccionando cada uno de ellos a uno de nuestro grupo.

Saqué mi naginata de su soporte en un abrir y cerrar de ojos, inteponiendo su filo en la trayectoria del ataque del enemigo. El choque resonó con un peligro eco metálico. Peligroso porque, en aquel lugar, uno nunca sabía cuál podría ser el estímulo que finalmente provocase que la estructura cediese del todo. Viendo el estado de las paredes y las vigas del techo, daba la sensación de que hasta una campanada dada en la otra punta de la isla podría mandarlo todo al traste.

Conforme los aceros chocaron, realicé un giro de cintura, levantando mi pie izquierdo del suelo y rotando sobre mí mismo para intentar situarme en una posición ventajosa: a espaldas del enemigo. Cargué mi arma en mi costado y me lancé hacia delante, transmitiendo al filo de mi arma todo el impulso que fui capaz de transmitirle. Una vez más, mi objetivo era atacar con decisión para inhabilitar a mi oponente para el combate. Aun así, intenté evitar punto vital alguno con el fin de no acabar con su vida. Tal vez fuese un criminal, pero su sitio estaba en la cárcel.
Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Fisica
Tier 2
21
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Espadachín II - 5 Destreza - 5 Fuerza
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un impulso de hasta 10 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido.
Golpe Básico Arma Filo + [DESx2] de [Daño perforante]


Números
#23
Takahiro
La saeta verde
Aquella edificación no solo parecía estar en malas condiciones por fuera, sino que por dentro también era un auténtico desastre. Los pasos que había dado el espadachín tras la entrada de Camille, fueron acompañados por el indistinguible crujido de la madera del suelo. que no parecía estar en su mejor momento. Sin embargo, parecía lo suficientemente fuerte como para aguantar una batalla.

La entrada en escena de los marines no había pillado por sorpresa a los maleantes que parecían estar habitando aquel lugar, que aguardaban armados, mirando hacia la entrada con una mezcla de furia y determinación en su mirada. No iban a dudar en acabar con ellos, así que él tampoco debía tener dudas en arrebatarles la vida si era necesario. Uno de ellos, un sujeto con ganas de protagonismo y una horrible cicatriz en el rostro, bastante feo para el criterio del peliverde, alzó la voz amenazandolos.

«Valiente flipado…», pensó el peliverde, arqueando los ojos, tratando de aguantarse las ganas de decirle algo, aunque su lengua viperina era más poderosa que sus ganas de callarse.

—¿Y tú sabes acerca de conocer el acero verdad, caracortada?—le preguntó el peliverde con ironía, guiñandole un ojo para provocarlo—. ¿O te la hiciste para parecer más interesante?

Y se hizo el silencio. Fue un instante en el que tan solo el sonido de sus respiraciones parecía oírse, la inhalación y exhalación de todos y cada una de las personas que se encontraban en aquella estancia. Llegaba el momento de la verdad, en el que tendría que batirse en duelo con aquellos malditos terroristas. Desde la última vez que estuvo en una situación como esa había entrenado, había mejorado, aunque no sabía si era suficiente para no caer de nuevo en la más absoluta deshonra y humillación.

Su mano estaba aferrada a la empuñadura de Tashi, una de sus nuevas espadas, fabricada con un mejor acero que la anterior, que se fue directa al infierno de las katanas por no haber tenido un dueño con mejores capacidades que él. Cuando le atacaron, rápidamente desenfundó y trató de bloquear el ataque de su enemigo alzando su arma e interponiendo contra la de su enemigo con la firme intención de mitigar el ataque de su contrincante. Tras ello, aprovecharía aquello para hacer un giro bordeando su contrincante, colocándose a su espalda y desenfundando a Samidare, su katana, propinándole un poderoso corte a media altura, buscando acabar con él de un único ataque, para justo después, enfundar sus dos armas y se recular un metro, apoyando su mano sobre la empuñadura de su katana. A fin de cuentas, él era un experto del Battojutsu y siempre debía atacar primero.

En el caso de que el enemigo fuera derrotado, clavaría la mirada sobre el líder de la barba y le retaría con la mirada. 

Cosas
#24
Camille Montpellier
-
Apenas tuvo unos pocos segundos para procesar lo que había ante sus ojos, pero fueron más que suficientes para analizar la situación en la que se habían metido. Aparte de los dos centinelas que vigilaban los alrededores de la deteriorada casa, en el interior se encontraba un variopinto grupo de seis personas. De entre ellas, había dos —un hombre y una mujer— que destacaban por encima del resto, aunque ninguno de los presentes parecía menos curtido que el resto o al menos no con una gran diferencia.

Fuera como fuese, había tenido la esperanza de que su aviso surtiera efecto y que quizá verles entrar a Takahiro y a ella fuera motivo suficiente como para deponer las armas. Estaba claro que se trataba de una célula pequeña, o al menos no con suficientes hombres como para tramar un ataque frontal contra una isla bajo control de la Marina. Haberles pillado tan pronto después del altercado quizá debiera ser motivo más que suficiente como para que decidieran soltar las armas y entregarse, pero Camille sabía que el mundo no se regía por principios tan simples. Incluso entre los criminales existían los ideales, de modo que todo el curso de acciones que habían tomado podía verse impulsado por los de ellos. Tal vez el motivo fuera la avaricia extrema o un miedo hacia sus jefes superior al que pudieran tenerle a los marines. Fuera como fuese, no parecían dispuestos a rendirse sin luchar, aunque pudo notar en sus gestos y voces temblorosas que la situación les amedrentaba.

Camille no era el tipo de persona que disfrutase combatiendo, o al menos no cuando se trataba de un enfrentamiento real. Dañar a otros no entraba en sus hobbies, pero no le temblaba la mano a la hora de llevar a cabo el ejercicio de su deber. Para ella, que hubieran decidido plantarles cara había sido un grave error del que se arrepentirían con casi toda seguridad. Sopesó su odachi en una mano, moviéndola un poco, y esperó a que dieran el primer paso.

Transcurrió el tiempo suficiente como para que el resto de sus compañeros hicieran acto de presencia, lo que significaba que los centinelas del exterior habían sido neutralizados. Nada con lo que no contase ya, si somos sinceros. Poco después, los bandidos que debían ser de menor categoría se lanzaron al unísono contra el grupo de marines, dispuestos a luchar con uñas y dientes hasta las últimas consecuencias, centrándose individualmente en cada uno de ellos. Un enfrentamiento parejo que no podía sino sorprender a la oni en parte, aunque por otro lado había cierta tendencia a que los jefes de aquellos grupos no fueran proactivos en sus refriegas. Salvo que tuvieran una ventaja inmensa, claro. «Cobardes», fue lo único que pudo pensar mientras centraba su atención en el encapuchado que se lanzaba contra ella.

Atlas, Ray y Takahiro se movieron primero, reaccionando con rapidez ante las acciones de sus atacantes. Contrastando por completo con sus compañeros, Camille se limitó a sujetar la espada con ambas manos y permanecer inmóvil, siguiendo sin demasiada dificultad los movimientos del criminal. Era rápido, mucho más que un civil o un ladrón al uso, pero no lo suficiente. Sin embargo, lejos de hacer movimientos innecesarios, se quedó aguardando el golpe. Fue entonces cuando la espada impactó contra ella y, lejos de perforar su carne y hacerle alguna herida, rebotó en dirección opuesta como si hubiera chocado contra un muro. Así había sido en cierto sentido. Inmediatamente después de esto, la recluta blandió su odachi con una fuerza y velocidad inusitadas, trazando un tajo ascendente que buscaba el brazo con el que sujetaba la espada. Su objetivo era desarmarle y, al mismo tiempo, evitar una herida que pudiera ser letal.

Resumen y matemáticas
#25
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
La tensión en el interior de la casa destartalada se sentía en cada rincón, densa como la humedad que impregnaba las paredes mohosas. Los maleantes, conocedores de su inferioridad en número y fuerza, sabían que su única ventaja residía en el factor sorpresa y la inmediatez de sus reacciones. Cuando los primeros sonidos de la ofensiva marine se hicieron audibles desde el exterior, los dos vigilantes apostados fuera de la casa ya habían caído ante la embestida sigilosa de los soldados.

Desde dentro, el líder de la banda observaba con una mezcla de rabia y resignación mientras sus hombres intentaban organizarse. Sus subordinados, demasiado confiados, habían sido tomados por sorpresa. Uno de ellos, con los dientes apretados y el sudor lustrándole la frente, se lanzó fuera del edificio, tratando de anticipar la arremetida de los Marines. Su espada, en alto, gritó con furia y desespero, buscando intimidar a los atacantes. No obstante, su intento fue en vano.

El golpe llegó más rápido de lo que pudo prever. Antes de que siquiera pudiera completar su embestida, el aire se cortó con un sonido seco y contundente. La fuerza del impacto fue tal que su cuerpo fue proyectado hacia atrás como un muñeco de trapo, estrellándose brutalmente contra una pared cercana. El sonido del crujido de los huesos resonó en el silencio que siguió al choque. Quedó inmóvil, inconsciente o tal vez algo peor, su arma caída a sus pies. Para los que aguardaban dentro, ese fracaso no fue más que la confirmación de lo que ya temían: los Marines no eran oponentes comunes, estaban lidiando con una fuerza muy superior.

- ¡No nos quedaremos de brazos cruzados!- , rugió uno de los hombres en el interior. Con una mirada desesperada, desenvainó una pistola y comenzó a disparar frenéticamente hacia la entrada. Las balas atravesaron el aire, llenando el ambiente con el eco seco y repetitivo de los disparos. La adrenalina corría por sus venas, cegándolo al hecho de que sus disparos, aunque rápidos, carecían de precisión ante la habilidad de los marines.

El líder de la banda, un hombre de mirada fría y calculadora, observó desde el fondo de la sala con su rostro endurecido. Sabía que la situación estaba en contra, pero no pensaba rendirse sin dar pelea. Giró la cabeza hacia su lacaya, una mujer menuda pero de apariencia feroz, con una pistola en cada mano. Un simple gesto con la cabeza fue suficiente para que ambos entendieran lo que debían hacer.

-¡Ahora!-, gritó el jefe, y al unísono, él y su compañera comenzaron a disparar. Sus movimientos eran calculados, disparando con más precisión que sus subordinados. La mujer disparaba con una precisión helada, sus manos estables a pesar de la evidente tensión en sus ojos. Las balas silbaban en el aire, buscando impactar en cualquier marine que se atreviera a cruzar el umbral de aquella casa semiderruida.

El tiroteo resonaba dentro del deteriorado edificio, las paredes carcomidas temblaban con el eco de las balas y las ventanas, sin cristales, vibraban ante el estruendo de la pólvora. Sin embargo, la brutal eficiencia de los marines ya había dejado claro que esto no sería un enfrentamiento justo. Los criminales, aunque decididos a vender caro su pellejo, eran conscientes de que cada disparo fallido solo los acercaba más a su inevitable derrota.

El jefe apretó los dientes, disparando con una frialdad casi mecánica. Sabía que la lucha estaba perdida, pero no podía permitirse que el miedo se apoderase de él. Lucharían hasta el último aliento, aunque, en el fondo de su corazón, ya supiera que los Marines eran algo más que meros soldados... eran una fuerza imparable, y ellos, poco más que obstáculos en su camino.



Daños sufridos por los maleantes


Datos de Combate
#26
Atlas
Nowhere
Estaban acorralados. Ellos lo sabían y nosotros también. Habían sido descubiertos, perseguidos hasta su madriguera y era el momento de darles caza. Pero no sería tan sencillo. El momento en que una presa era más peligrosa era cuando ya no tenía vía de escape, cuando, ya sin nada que perder, no podía huir y la única alternativa era revolverse y atacar para salvar su vid.

Todos contábamos con un contraataque a la desesperada. No cabía otra cosa en aquel contexto. No obstante, fue la orden del jefe lo que terminó de confirmar lo que estaba por venir. En medio de la penumbra de un edificio en un estado lamentable, su voz me puso sobre aviso, provocando que mi arma ya estuviese en alto frente a mí cuando el primer proyectil salió despedido del arma de nuestros enemigos. Todos abrieron fuego sin clemencia contra  nosotros, pretendiendo convertirnos en sus víctimas en un día tan aciago como aquél. Pero aquellos sujetos no podían tener nada que ver con quienes habían asaltado el tren con anterioridad. Aquellos eran sigilosos y estaban muy bien preparados. Uno de ellos incluso era un usuario de Akuma no Mi. Entonces, ¿quién demonios eran esos sujetos? Aunque bien pensado, cabía la posibilidad de que fuese un grupo contratado por los infiltrados con intención de tener algún apoyo durante la nueva ofensiva. De cualquier modo, la única forma de llegar al fondo de todo aquello era derrotarles, atraparles e interrogarles.

Frente a mí, mi naginata comenzó a trazar movimientos rápidos que pretendían rechazar los proyectiles o alterar su trayectoria. Uno de ellos ni siquiera llegó a herirme, mientras que los otros dos fueron desviados parcialmente y apenas me produjeron una herida superficial en el hombro izquierdo y otra en el muslo derecho. Sangraban un poco, pero no era nada que no pudiese aguantar o que me impidiese continuar en mi empeño por detener a aquellos tipos.
Flujo Metálico
ESP102
ESPADACHíN
Defensivo
Tier 1
8
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Espadachín I - 5 Destreza
Usando su arma el usuario trazara unos movimientos rápidos buscando desviar las ofensivas que hayan lanzado algún tipo de proyectil en su contra de hasta cierto daño, desviando la trayectoria de dichos proyectiles para evitar el daño, pudiendo redirigirlos hacia un nuevo objetivo que se encuentre a sus laterales o espalda, respetando siempre el alcance restante del proyectil.
[DESx1,9] de Daño Mitigado


Una vez el estruendo proferido por los cañones de las armas se hubo detenido, supe que era mi momento de retomar la ofensiva. Tenía a mi adversario localizado. El muy desgraciado había abierto fuego contra mí, pero su tentativa había sido infructuosa y era el momento de hacérselo pagar. Di dos rápidos pasos hacia él, midiendo la distancia al tiempo que mi arma trazaba un corte horizontal a la altura de su abdomen. El tajo fue lanzado con cuanta velocidad fui capaz de transmitirle, realizando un movimiento seco y medido que pretendía lacerar su carne. Acto seguido, después de ejecutar mi primer movimiento, giré sobre mí mismo para intentar herirle de nuevo trazando una nueva trayectoria, ésta oblicua y ascendente hacia la derecha.
Cizaña
ESP101
ESPADACHíN
Fisica
Tier 1
13
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Requisito: Espadachín I - 5 Destreza
Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible.
Golpe Básico Arma Filo + [DESx1,9] de [Daño cortante]


Tabla del 7
Vida y energía
#27
Takahiro
La saeta verde
Takahiro chasqueó la lengua con disgusto contra el cielo de su paladar, al comprobar que su ofensiva tan solo le había hecho un corte en la zona media de su tronco, que parecía estar molestando, pero nada que le impidiera moverse para volver a atacarle.  «La próxima vez no te levantas del suelo», pensó el peliverde, con indignación.

Fue en ese momento, cuando uno de los miembros de aquel grupo de criminales de poca monta, alzó la voz invocando el vigor y a valentía que tenían sus compañeros dentro de ellos, para que ciegamente continuarán atacando al enemigo, que en ese caso era el grupo de marines entre los que se encontraba el propio Takahiro. Y, sin poder hacer nada al respecto, comenzaron a disparar sin ton ni son. Eran disparos apuntando a la nada, buscando más que los marines recularon que otra cosa.

Inmediatamente después, el líder alzó la voz y comenzó a disparar junto a la mujer que lo acompañaba. ¿Su objetivo? El pobre de Atlas, que no daba a vasto bloqueando proyectiles. Sin embargo, el peliverde tampoco podía perder el tiempo. Desenfundó su espada y, mientras reculaba unos pocos centímetros, se dedicaba a bloquear y desviar proyectiles, tratando de que ninguno de ellos diera en alguno de sus compañeros.

Flujo Metálico
ESP102
ESPADACHíN
Defensivo
Tier 1
8
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Espadachín I - 5 Destreza
Usando su arma el usuario trazara unos movimientos rápidos buscando desviar las ofensivas que hayan lanzado algún tipo de proyectil en su contra de hasta cierto daño, desviando la trayectoria de dichos proyectiles para evitar el daño, pudiendo redirigirlos hacia un nuevo objetivo que se encuentre a sus laterales o espalda, respetando siempre el alcance restante del proyectil.
[DESx1,9] de Daño Mitigado


Estaba centrado bloqueando y desviando, pero sabía que tenía que hacer algo con todos los criminales que había allí. Visualizó en la posición que estaba cada uno —los cuatro esbirros para que nos entendamos—, situándose en una posición en la que pudiera moverse con soltura. Enfundó de nuevo su katana y, en cuanto la humareda de la bombita de humo que había soltado Ray comenzó a disiparse, el peliverde entró en acción.

Respiró hondo, entrando en su fase de concentración, con la mano sujetando con fuerza la empuñadura de Samidare, su katana. Flexiono leventemente su pierna diestra, inclinándose hacia adelante cuarenta y cinco grados, para luego impulsarse con gran velocidad, realizando fluidos y veloces movimientos zigzagueantes con la intención de herir y, si todo salía bien, desarmar a los cuatro oponentes que tenían frente a él y el resto de sus compañeros. Los golpes se sucederían de la siguiente manera: un tajo descendente para el primero, un golpe descendente contra el segundo, de nuevo un tajo descendente contra el tercero y, finalmente, contra el último una corte diagonal ascendente.

Battojutsu: Serpentéo
U77003
ÚNICA
Battojutsu
Tier
45
Costo de Energía
2
Enfriamiento
10 Destreza, 10 Agilidad
Valiéndose de su agilidad y sus reflejos, el usuario es capaz de desplazarse hasta 20 metros máximo de distancia en zig-zag entre sus oponentes, tratando de golpear a varios de ellos de un único movimiento de desplazamiento, buscando desarmar a aquellos que no puedan soportar su golpe. Si la técnica es bloqueada antes de su distancia máxima, su desplazamiento finalizará y como tal, subsiguientes ataques.
Básico de Filo + (DESx2.4) + [Desarme]


—Battojutsu: Serpentéo —diría tras acabar su ataque, enfundando su katana y volviendo a respirar hondo, alejado aproximadamente un metro.

Su estado de concentración había comenzado.

Stats

Datos Varios

Vida, Energía y Haki
#28
Ray
Ray
Sus oponentes, pese a la superioridad numérica con la que contaban, no pudieron hacer nada para evitar ser golpeados por la ofensiva conjunta de los cuatro valerosos marines que acababan de entrar en el edificio medio en ruinas donde se habían atrincherado. Puños y espadas golpearon con dureza a sus enemigos, en una evidente demostración de que había una importante distancia entre los miembros de ambos grupos en lo que poder se refería.

No obstante aquellos criminales no iban a cejar en su empeño, ya fuera porque era lo que les habían ordenado o porque se habían dado cuenta de que no les quedaba más remedio ya que seguir hasta las últimas consecuencias. Privados de la ayuda exterior y sitiados en aquella casa, no tenían otra opción que intentar luchar por sus vidas como buenamente pudieran.

Con una admirable coordinación el que aparentaba ser el líder y la mujer que le cubría las espaldas se sumaron a los otros cuatro y, con una orden de este los seis delincuentes apuntaron con sus dos pistolas y dispararon mientras realizaban un extraño movimiento que pareció dotar a sus balas de alguna clase de extraña cualidad.

En cuanto las balas hubieron abandonado los cañones de las pistolas el joven de cabellos plateados movió sus manos hasta que estas formaron uno de los sellos que había aprendido en las ultimas semanas. Entonces lanzó una bomba de humo que hizo que todo a su alrededor se cubriese con una densa capa de gas blanquecino.

Ninpo: Enton no Jutsu
NIN401
NINJUTSU
Buff
Tier 4
44
Costo de Energía
3
Enfriamiento
22 Agilidad
El usuario realiza una un sello de manos estallando una bomba de humo que cubrió su cuerpo a modo de distracción mientras se desplaza rápidamente con gran [Agilidad] a un punto a un máximo de 20 metros liberando otra bomba de humo pareciendo que ha desaparecido y aparecido en el humo.
+10 Agilidad


Acto seguido se movió a una velocidad tan grande que hace apenas unas semanas no habría pensado que podía alcanzar, agachándose para asegurarse de que la trayectoria de los proyectiles quedara por encima de su cuerpo, hasta que se situó en un punto aparentemente ciego, en un lateral del edificio y un poco hacia atrás de la posición de los enemigos para que no le vieran venir. Si era posible intentaría que varios de ellos estuvieran más o menos en línea para que su siguiente ofensiva pudiera dañar a más de uno de sus enemigos.

Sigiloso como una sombra, trazó la forma de un nuevo sello con sus manos. Uno que entrañaba un peligro mucho mayor. Varias pequeñas piedras se elevaron a su alrededor y, cogiendo una velocidad endiablada, se dirigieron hacia sus adversarios. Casi incandescentes, estaba seguro de que inflingirían un daño muy significativo al menos al más cercano de los delincuentes y, si todo salía bien, a alguno más.

Suterusu
NIN300
NINJUTSU
Pasiva
Tier 3
Los ninjas son expertos en el arte del sigilo, por eso siempre que lo deseen serán capaces de moverse y actuar sin emitir ningún ruido con el fin de no poder ser escuchados y pillar por sorpresa a sus enemigos.Siempre que se ataque desde el sigilo o desde un ángulo obtendrá un aumento en su siguiente acción ofensiva de +5 Agilidad y +20 de daño. Adicionalmente los ataques desde puntos ciegos que el usuario ejecute causarán un penalizador de -5 Reflejos en adversarios que no puedan detectarlos con alguna técnica o habilidad.
Ninpo: Jigoku Magatama
NIN402
NINJUTSU
Ofensiva
Tier 4
46
Costo de Energía
2
Enfriamiento
15 Destreza - 15 Puntería
Tomando múltiples pequeños objetos como cuencas de un collar, canicas, balas o incluso piedras, el usuario las alzara en el aire golpeándolas con una mano mientras con la otra forma un sello, con el fin de disparar todas las cuencas como si fueran proyectiles contra un adversario a una distancia de hasta 20 metros. Dichas cuencas estarán incandescentes causando una [Quemadura leve] en su víctima.
Golpe Básico CaC + [FUEx2,7] de [Daño perforante]


Resumen y Cosas
#29
Camille Montpellier
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Durante aquellos primeros instantes de combate habían quedado claras varias cosas. La primera de ellas, que había una diferencia abismal entre las capacidades de sus oponentes y las suyas, domingo los marines la situación con una rapidez y contundencia que rallaba lo insultante. Lo segundo, que los rufianes allí presentes no podían ser los responsables ni mucho menos los cabecillas de aquella operación a gran escala sobre Loguetown. Imaginarse a esa gente pretendiendo hacerle frente a la Marina con sus propios medios sonaba como un suicidio, de modo que tenían que tener a gente mucho más relevante detrás. Lejos de despejar las dudas e incógnitas de Camille, esto tan solo le generó más. Si había alguien más importante tras aquella operación significaba que los hombres y mujeres que tenían en frente eran poco más que carnada. Y si eran carnada, ¿cuál era el objetivo real? ¿Tan solo se trataba de otra distracción más? ¿Para qué se habían reunido allí? ¿O es que querían que los marines llegasen allí para algo en particular? Fuera cual fuese el motivo, necesitaban apresarlos con vida para obtener las respuestas que buscaban.

Aun con la distancia que había entre sus capacidades, aquel primer choque no fue suficiente como para que los cuatro subordinados más débiles se dieran por vencidos. Le sorprendió incluso que después de su embate los daños no hubieran sido tan severos como para que dejasen de poder mantenerse erguidos. Tal vez los habían subestimado, pero no por ello tenían nada que hacer frente a su brigada.

Sin embargo, en vistas de que los más débiles necesitaban ayuda, tanto el que debía ser el jefe como su subordinada decidieron intervenir. En un acto tan desesperado como coordinado, todos los encapuchados presentes en la sala se alinearon para disparar sus armas al unísono, acribillando a disparos a los marines para tratar de imponerse a ellos como fuera posible. No iban a rendirse, eso estaba claro. Atlas, Ray y Takahiro respondieron con rapidez, aunque el rubio fue el que se llevó la peor parte: tanto el hombre contra el que se estaba enfrentando como los dos líderes habían enfocado sus disparos en él. La oni masculló algo ininteligible, frustrada por no poder ayudarle con eso, aunque sabía que no necesitaba su ayuda para salir de aquella situación.

Ray hizo alarde de sus extravagantes pero eficaces técnicas, desapareciendo de la posición en la que se encontraba para aparecer justo detrás de los enemigos y lanzarles un ataque desde su punto ciego. Por su parte, tanto Atlas como Takahiro hicieron alarde de su destreza con la espada para desviar tantos proyectiles como les fue posible, replicando después lanzándose a la ofensiva. Por su parte, lejos de demostrar la misma habilidad y delicadeza con el acero, Camille buscó lograr lo propio de una forma mucho más directa. Mientras que ellos desviaban los proyectiles con rapidez y delicadeza, casi como una danza, ella proyectó su odachi con tanta fuerza que de un solo barrido desplazó la trayectoria de todos ellos.

Flujo Metálico
ESP102
ESPADACHíN
Defensivo
Tier 1
8
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Espadachín I - 5 Destreza
Usando su arma el usuario trazara unos movimientos rápidos buscando desviar las ofensivas que hayan lanzado algún tipo de proyectil en su contra de hasta cierto daño, desviando la trayectoria de dichos proyectiles para evitar el daño, pudiendo redirigirlos hacia un nuevo objetivo que se encuentre a sus laterales o espalda, respetando siempre el alcance restante del proyectil.
[DESx1,9] de Daño Mitigado


Hecho esto, se abalanzó hacia el frente para seguir el contraataque de sus compañeros. Tanto Ray como Takahiro habían buscado dañar a todos los oponentes posibles en un solo movimiento, de modo que la situación se inclinase a su favor y pudieran deshacerse por lo menos de los más débiles en ese instante. Con la misma fiereza con la que había trazado su primer tajo, la oni cargó contra el bandido al que había atacado con anterioridad para tratar de empalarle con la odachi, procurando avanzar en el proceso hacia los dos líderes para que estos le quedasen a mano después.

Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Fisica
Tier 2
21
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Espadachín II - 5 Destreza - 5 Fuerza
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un impulso de hasta 10 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido.
Golpe Básico Arma Filo + [DESx2] de [Daño perforante]


Resumen y matemáticas

Vida y Energía
#30


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