Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
[Aventura] [Autonarrada] La Hiena de Rostock
Vesper Chrome
Medical Fortress
 Isla Kilombo, Pueblo de Rostock  
01 de Verano, Año 724 

  
El día de hoy era bastante común como muchos otros días en los que Vesper despertaba en el segundo piso de la posada, en aquella habitación que se ha estado quedando durante aproximadamente cuatro años, el medico que suele ser alguien de pocos amigos, con una pésima actitud hacia el prójimo, había estado ayudando fervientemente a las personas de esta posada, no había una razón exacta, si era por dinero, por ganar algún tipo de favor o simplemente tuvo un rayo de bondad ante estas personas que en sus día a día tienen más cosas que hacer que un presidente en tiempo de elecciones. Vesper salió de aquella habitación para dirigirse hacia el primer piso en donde apenas el día había comenzado, las chicas de la limpieza se encontraban limpiando el bar, el bar atender colocando las pocas botellas de sake que quedaban en los respectivos lugares, pero claro, esas eran botellas de gran calidad, un centenar de veces más caras que el sake común que consumen los borrachos usuales del bar.  


—Buenos días, Doctor Chrome— El bar atender saludó con una gran sonrisa a nuestro medico desganado, a lo que este simplemente hizo una mueca de poca importancia y procedió a sentarse en la barra como era de costumbre, en las horas de la mañana, la barra era el lugar en donde le daban los mandados que hacer durante el día, y en la noche este mismo lugar se convertía en el sitio preferido del médico, donde pedía bebidas sin un control aparente, pero no podemos decir que nuestro medico es un borracho empedernido, pero de que es un borrachón, si es un borrachón.  —¿Tienes algo para hacer hoy Missaek? — Vesper desde hace unos años tiende a ser un poco más amargado de lo que ya era cuando llegó a isla Kilombo.  
  

—Esta mañana desembarca un barco con Sake en la costa, ya se comunicaron con nosotros por den den mushi, ¿Puedes ir por ese cargamento?  — El preguntar que si Vesper puede incluso le parece ofensivo, pues quien con más fuerza que el mismismo Vesper Freezeman Chrome, el doctor con más resistencia de toda isla Kilombo, o al menos eso era lo que pensaba de sí mismo nuestro médico, porque pese a estar siempre de mal humor, tiene una autoestima demasiado grande, siempre pensando que sus habilidades son incalculables, las más eficientes en todos los sentidos. Razón principal por la que se culpa a si mismo por la muerte de la pequeña Shiori. —Claro que puedo, ¿Con quién crees que estás hablando bastardo? —  Tras recibir la información de donde y a qué hora exacta debía llegar a la costa, Vesper comenzó a prepararse para poder llegar a tiempo, puede que nuestro medico sea un borracho mal hablado, pero no es de esos que llega tarde, esa gente si que nos cae mal.  


Tras haber salido de la posada, a poco menos de las nueve de la mañana, Vesper con cara de pocos amigos caminó por toda la calle hasta llegar al puerto, pero no era el puerto común el lugar en donde recibiría aquel cargamento, pues, por más legal que sea ese barco y sus mercaderes, a veces no desean pagar los impuestos, como en este momento, tendría que encontrarlos en una parte del puerto mucho más alejada que la común, un lugar donde casi no iba nadie, pues estaba entre comillas abandonado, al final de cuentas con el cambio del puerto y la base de la marina cambiaron muchas cosas en Rostock, aunque ha pasado mucho tiempo desde ese acontecimiento. 

 
Sin embargo, al llegar al sitio las cosas no pintaban bien, sí que el barco se encontraba en el sitio indicado, atracado en la playa, pero también era cierto que no estaban los mercaderes como de costumbre haciendo sus locuras, bebiendo sake del mismo que transportan, de hecho, parecía que el barco estaba totalmente solo, abandonado en ese lugar, Vesper automáticamente sintió una mala espina, sabía que precisamente ese barco mercante no tenía mercaderes pacíficos, eran la gente más movida y extrovertida que habia conocido en los mares del este.  


Nuestro medico tomó la iniciativa de subir al barco, asi que tomó impulso unos metros y de un salto subió al mismo, el crujir de la madera daba a entender que no habian movimientos dentro del mismo, y si de casualidad habia alguno era minimo, pero siendo como es, Vesper decidió no tomarlo a la ligera y prepararse para cualquier inconveniente que pudiera presentarse en el barco, entrando a las habitaciones del mismo fue revisando uno por uno, en los dos primeros cuartos no encontró absolutamente nada fuera de lo normal, pero lo complejo comenzó a partir del tercer cuarto.  


Dos de los mercaderes del barco, personas que ya conocia por su rutina de traer el sake a la isla, estaban amarrados y asesinados en el piso de aquel camarote, como si fueran nada mas que basura, ni siquiera tuvieron la decencia de tirarlos al mar, y la ira de Vesper comenzó a inundar su cabeza, recordando lo que habia pasado hace unos años con la pequeña Shiori. —Volveré por ustedes y les daré un entierro digno. — Susurró el medico antes de salir de aquel camarote para dirigirse a la cabina de mando del dichoso navio. Intentaba dar pasos lentos, suaves para que el crujir de la madera no alertara de su ubicación pero con lo antiguo del barco era casi imposible, y mucho mas dificil se hacia con la ira que Vesper llevaba dentro.  

Conforme pasaba por los demas camarotes del barco mercante se encontraba con mas cuerpos, cada persona que trabajaba en este barco habia sido amarrada y asesinada, pero ¿Como era posible algo asi? Quizas alguien iba de polizonte, los sorprendió y comenzó lentamente hacerles estas cosas de las que realmente Vesper no queria ni imaginarse.  


Gracias a la akuma no mi que nuestro medico ha consumido su olfato habia aumentado considerablemente por lo que conforme se acercaba a la cabina podia oler mas y mas sangre ademas de que habian olores que no era tipicos de la tripulación de mercaderes de este barco, sin pensarlo demasiado y con toda la furia acumulada Vesper comenzó a transformarse teniendo un cambio brusco en su voz. —¿QUIEN DIABLOS SON USTEDES? — las primeras palabras a salir de la boca del medico antes de destrozar por completo la puerta de la cabina y entrar como una bala hacia dentro. 
 

Eran cuatro simples personas, cuatro malditos ingreidos que habian asesinado toda una tripulación de mercantes, quiza no hubieran sido los mejores, lo mas inteligentes, o los mas legales, pero eran personas con familia, personas que se ganaban la vida vendiendo mercancia de una isla a otra sin molestar a nadie y ahora estan todos muertos, por culpa de un cuarteto de idiotas que estaban a punto de ser brutalmente asesinados por lo que en rostock era conocido como la Hiena de Rostock. Las cuatro personas quedaron totalmente congeladas al ver tal bestia entrando por la cabina y de tal forma, cosa que el medico aprovechó para arrancar el brazo de uno de ellos de inmediato.  


—¿ACASO TIENEN LA MALDITA MINIMA IDEA DE A QUIENES USTEDES ASESINARON? — Gritó acercandose a otro de ellos que en su momento de miedo desenvainó su espada, perdiendo a Vesper de la vista por un momento, por consecuente al momento siguiente y tras un puñetazo con toda la fuerza que sus brazos podian ejercer Vesper le arrancó la cabeza, lo que una Hiena puede hacer en su estado mas furioso es verdaderamente monstruoso. —ERAN GENTE DE BIEN, ERAN SIMPLES MERCADERES. — Uno de los piratas con sus revolveres comenzó a disparar a diestra y siniestra buscando conectar al menos un disparo a Vesper, cosa que logró, impactando uno de esos malditos disparos en el hombro izquierdo de nuestro medico, sin embargo esto no lo detuvo, y corrió en cuatro patas hacia el atacante, para posteriormente con su mandibula moder parte de su abdomen y arrancando un pedazo de piel y carne que simplemente escupiria.  


El rostro de Vesper y parte de su vestimenta estaba completamente lleno de sangre, tras estos ataques, los otros dos no fueron demasiada molestia, los acabó rapidamente y salió del barco. No habian muchos lugares donde enterrar a los muertos, pero tenia que sepultarlos, no habia otra opción, eran gente de bien, y esas personas merecen un descanso, un descanso digno de aquellos que hacian el bien por encima de muchas cosas. Vesper durante toda la mañana cavó y cavó fosas para enterrar a los mercaderes en la arena, claro, la arena alejada de las olas, y posteriormente los enterró uno por uno, pasado el medio dia apenas pudo volver a la taberna, con evidentes manchas de sangre, a ojos de muchos Vesper siempre será un monstruo, un animal, pero para si mismo, nuestro medico sabe que jamas ha hecho algo mal. Tras entregar el licor solicitado por la puerta trasera solamente comentó. —No importa como se vea, o lo que haya hecho, siempre seré un monstruo sin control. —
#1
Moderador OppenGarphimer
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