Hay rumores sobre…
... una bestia enorme y terrible atemoriza a cualquier infeliz que se acerque a la Isla Momobami.
[Diario] El tesoro de Roshan.
Lance Turner
Shirogami
Cuando iba de camino a la casa del mercader, Roshan, no imaginaba ni por asomo lo importante que iba a ser este día para mí. Rescatar a Roshy es algo que hubiese hecho de todas formas por cualquiera que se encontrase en esa misma situación, pero en ninguno de los casos supuse que fuese a tener tantas repercusiones. La gratitud de Roshan y su familia ha sido algo que me ha dejado con una sensación de calidez en el pecho que no esperaba.

Me había despertado bien temprano, con la brisa del mar entrando por la ventana. Sabía que hoy tendría que ir a la casa de Roshan, y le avisé a Juuken para que fuese junto a Shiro a donde desee este día. En mi cabeza me surgía continuamente la duda sobre qué sería ese tesoro, no pensaba aceptársela, pero por alguna extraña razón, no podía sacarme de mi cabeza cuál sería aquel tesoro. Sin duda, él era un hombre influyente aquí, pero ¿Un tesoro? ¿De su familia? Aun así, sabía que no podía rechazar la invitación después de lo que había pasado con su hija, no se sentiría tranquilo si no acepto su invitación a su casa.

Al llegar a su casa, me sorprendió ver cuántas personas estaban fuera saludándome. Muchos me sonrieron o levantaron la mano en señal de agradecimiento. Parece que la noticia del rescate de Roshy había corrido como la pólvora. Cuando llegué a la puerta, Roshan estaba esperándome, con una gran sonrisa.
- ¡Lance! ¡Qué bueno verte, muchacho! Pasa, pasa. Mi casa es tu casa hoy. – Me dijo de una forma muy calurosa que me hizo sentir como en casa.

Me llevó al interior, donde me recibieron con una mesa llena de comida. Ahí estaba su esposa, una mujer cuyo rostro me trasmitía paz y ternura, y claro, ahí estaba Roshy. La pequeña corrió hacia mí y me dio un abrazo antes de decir una palabra.
- ¡Gracias por salvarme, Lance!- Exclamó con su vocecita temblorosa, pero llena de gratitud. - Pensé que esos hombres malos nunca me dejarían ir…

Me agaché a su altura y le revolví el cabello con una sonrisa, tal y como se lo había hecho tantas veces a Juuken. Lejos de centrarme en mí, preferí que su gratitud se dirigiese hacia Rodrigo.
- No tienes que agradecerme, Roshy. ¡El verdadero héroe fue Rodrigo! Sin él, yo habría llegado muy tarde ¿Sabes?

Ella se sorprendió, pues no sabía nada de eso, y pude notar cómo sus padres observaban la escena con una mezcla de alivio y gratitud profunda. Había algo muy entrañable en esa familia. Era una conexión que se sentía en el aire, como si cada gesto de ellos estuviera teñido de auténtico cariño.

La comida fue espléndida. Platos típicos de la isla increíblemente buenos y sabrosos. Fueron pasando un plato tras otro mientras conversábamos sobre cosas triviales: El mercado, los nuevos visitantes en Kilombo y, por supuesto, las recientes aventuras. Todo era ameno, pero pude sentir que Roshan estaba esperando el momento adecuado para abordar el tema principal.

Después del almuerzo, cuando estábamos todos sentados en un pequeño salón que daba al jardín, Roshan se aclaró la garganta y me miró con una expresión más seria.
- Lance, hay algo que quiero contarte. Te hablé ayer de un tesoro que ha estado en mi familia por generaciones, y creo que ha llegado el momento de que lo sepas. – Me dijo con un semblante demasiado serio.

Me incliné hacia adelante, curioso, pero especialmente queriendo trasmitir respeto ante sus palabras. Empezaba a no estar tan seguro de rechazar su petición, por si aquello provocaría un desaire para él. No era común que los comerciantes hablaran de tesoros ocultos, así que algo importante debía estar detrás de esto.
Roshan se levantó y comenzó a caminar hasta una vieja cómoda de madera. Sacó de un cajón lo que parecía ser una fruta extraña, de colores vivos y formas retorcidas. Ya sabía lo que era antes de que lo dijera, pero dejé que él hablara.
- Esta es una Akuma no Mi. La llaman la Riki Riki no Mi. Mi bisabuelo fue su último poseedor. Fue un luchador famoso, un luchador de lucha libre, una leyenda en su época. Era conocido en toda nuestra región por su inmensa fuerza, casi sobrehumana, que le otorgó esta fruta.

Me quedé observando la fruta en silencio mientras Roshan continuaba.
- La Riki Riki no Mi otorga una fuerza física increíble a quien la consume. – Comenzó a explicar, haciéndome a entender que continuaría para darme más contexto. - Mi bisabuelo, con ese poder, no solo dominaba los cuadriláteros, sino que también ayudó a muchas comunidades. Su nombre resonaba por todas partes, pero como todo gran poder, también trajo problemas. Se volvió un blanco, muchos querían enfrentarlo o aprovechar su poder. Fue una vida difícil, llena de desafíos y responsabilidades.

Roshan hizo una pausa, como si el peso de la historia se hiciera tangible en el ambiente. Debía ser una historia algo dolorosa para su familia.
- A pesar de todo, mi bisabuelo siempre dijo que nunca se arrepintió de haber comido esta fruta. Su poder le permitió proteger a los suyos y marcar la diferencia. Pero cuando falleció, la fruta volvió a aparecer, y desde entonces ha estado en nuestra familia, guardada.

Me ofreció la fruta, y la tomé entre mis manos, notando lo extraña que se sentía al tacto, como si el poder latiera en su superficie. Me miró con seriedad.
- Lance, creo que eres la persona indicada para portar este poder. Ya has demostrado ser alguien que puede hacer el bien con él. Pero quiero que sepas que esta fruta no es un juego. Una vez la comas, perderás para siempre la capacidad de nadar. Te convertirás en un blanco para muchos. Pero también, si aprendes a manejarlo, serás capaz de hacer cosas asombrosas.

Me quedé en silencio unos momentos, mirando la fruta. Sabía lo que significaba. Comer una Akuma no Mi no era algo que se tomara a la ligera. Pero también sabía que era el tipo de poder que podría ayudarme a cumplir mis sueños y proteger a los que me importan.
- Roshan - Dije finalmente tras una larga pausa que ya se estaba volviendo agobiante. - No sé si soy el hombre que crees, pero si de verdad tú lo crees así, te prometo que haré lo mejor con este regalo que tú me das.

Con esa promesa en el aire, y un leve asentimiento del mercader, decidí que no había vuelta atrás. Di un mordisco a la Riki Riki no Mi. El sabor fue tan horrible como lo había escuchado en algunas leyendas: Amargo, ácido y completamente desagradable, como si cada mordisco fuera un castigo. Pero me lo tragué, conteniendo una mueca de disgusto.

Roshan me observaba con calma y se rió un poco.
- Tranquilo, con darle un solo bocado es suficiente. – Me dijo riéndose un poco más ahí. - No notarás el poder de inmediato. La transformación supongo que lleva su tiempo, pero cuando comience, sentirás esa fuerza correr por tus venas.

Me levanté y le di las gracias. No por la fruta en sí, sino por la confianza que había depositado en mí y por la historia que me había compartido. Sabía que, aunque todavía no sentía ninguna diferencia, algo había cambiado en mi destino. Antes de salir, Roshy se acercó nuevamente, esta vez con un pequeño regalo hecho por ella misma, una pulsera tejida con cuerdas de colores.
- Es para que siempre recuerdes que eres fuerte, Lance. - Dijo con una sonrisa.

La felicidad no cabía en mi pecho del todo, le revolví el pelo otra vez y me incliné para despedirme de ella.
- Gracias, Roshy. Te prometo que no os olvidare, ni a ti, ni a Kilombo, ha significado para mí.

Salí de la casa de Roshan con la extraña sensación de que el mundo acababa de volverse mucho más grande, y a la vez, más manejable. Sabía que la Riki Riki no Mi cambiaría el curso de mi vida. Lo que me esperaba, solo el tiempo lo diría.

Información
#1
Tofun
El Largo

Por la parte de narración la aventura está aceptada, pásame info de ese señor, que podemos dejar alguna cosilla en el lore de el. Falta la parte administrativa que te acepte tenerla y no haya problemas de ese estilo.

#2


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