Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
[Evento] [Escolta] la Mercancía Misteriosa
MC duck
Pato
MC Duck está narrando la aventura de temporada como Narrador Oficial y no participante. Esta misión está preparada para los siguientes usuarios: Gautama, Cadmus, Nagaki, Galhard, Anko, Masao

Para participar en este tema ha de utilizarse el Presente Absoluto.


Día 30 de Verano del año 724, G-23 Base de la Marina

Marines de diferentes Islas del East Blue habían sido convocados a presentarse en las instalaciones del G-23, el día 25, a las 10 de la mañana en el puerto de la base, sabían que se trataría de una misión de escolta, de ahí en adelante no se sabía absolutamente nada más, la misión de escolta era un misterio, ¿Qué escoltaban y hacia donde? Aun no lo podían saber.
En especial por la persona que había pedido, pues cualquier marine mas o menos avispado se daría cuenta, de que aquella sargento no era de la zona, nadie la conocía, pero solo bastaba ver las impecables invitaciones escritas a puño con elegante tinta roja para entender algo, esa mujer era estricta, escrupulosa y maniática, cada letra estaba perfectamente escrita y redondeada de la misma forma, como si fuera mas una maquina de escribir que una persona. 
Si preguntáis por la Sargento Bridget apenas obtendréis mas que rumores, rumores de que la suboficial había venido de fuera del West blue, ¿Y que hacia alguien así en el West Blue? ahí desvariaban los rumores: algunos decían que como castigo de una misión fallida, por una herida incapacitante, que si habían descubierto cierto escarceo amoroso con un subordinado...  En cuanto a como es, cualquier Marine dirá con total sinceridad "es una mandona", a lo mejor con mejores o peores palabras, pues no son pocos los marines rasos del G23 castigados haciendo ruedas de ejercicios terriblemente exigentes ¿su delito? "No cumplir con los estándares de etiqueta de la marina" ¿Una corbata torcida? ¿Una gorra puesta del revés? ¿La camisa fuera del pantalón? ¿Un escote excesivamente pronunciado? Estaban fuera de su visión perfeccionista de la marina. Eso si, obviamente a los cargos altos de la marina no los juzgaba con la misma mirada y incluso solía alagarlos.

Por si los rumores no fueran pocos, en persona no inspiraba mayor confianza, bajando de un transporte de carga, podía verse un uniforme militar de cuello alto, con medallas con sus distinciones, demasiado elegante y poco estandarizado con la marina como para suponer que estaba de servicio, un alivio, por que posiblemente signifique que no va a ser parte de la misión. Su pelo era corto, casi como un estilo militar, pero con un flequillo demasiado moderno que la hacia ver algo mas femenina, pero de resto, la imagen que transmitía, era rígida, inhumana, fría, como sus extraños ojos violáceos.  

[Imagen: capita10.png]
Sargento Bridget
-Soy la Sargento Bridget, y soy la encargada de coordinar esta misión.- dijo con autoridad esperando ver que los marines raso se cuadraran- He seleccionado a los mejores marines para esta misión, gracias por acudir a mi llamado- aunque estaba agradeciendo verbalmente, se podía notar en su mirada una completa indiferencia mientras con una mano derecha enguantada de extraña y escasa movilidad sostuvo una lista que consulto con su perfecta mano izquierda sin guante - Nombre y cargo por favor.

Uno a uno esperaba que precisamente se presentaran, y ella los tachaba de la lista que portaba, para asegurarse de saber quienes habían venido y quienes no. ¿Se dedicaría a poner quejas sobre los no asistentes? Por su aspecto, parecía que si.

-Sargento Bridget- interrumpió un soldado raso -El mercader ha entrado por la puerta principal.
-A tiempo, eso me gusta.- termino de tachar el ultimo nombre - Tienen por misión, custodiar una mercancía de alto valor al Reino de Goa... No necesitan saber más que eso. - casi parecía haber terminado cuando de repente levanto la mano izquierda, al parecer si podía reaccionar como una persona emocional- No estaré presente en el traslado, tengo otras obligaciones. Debería elegir un jefe de equipo, pero... suelen decirme que ser generosa me hace parecer mas simpática, pueden elegir un jefe de equipo. Si no se ponen de acuerdo, yo misma lo elegiré.

Mientras dejaba a los marines decidiendo o peleando por el liderazgo, la Sargento se dirigió a esperar la llegada de la mercancía sin prestarles atención.

Normas
#1
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
~ El despertar de la Voluntad del Loto ~
Misión de temporada: La mercancía misteriosa


De entre los muchos caminos que un marine podía tomar a lo largo de su carrera, no había uno de mayor regocijo para sí mismo que obrar en nombre de La Marina blandiendo la justicia y la humanidad para defender la buena causa de esta. Era cierto que sabía los muchos perfiles que componían el cuerpo, y los desviados caminos que algunos tomaban, pero mi labor en esta campaña confiaba en que junto a la familia Lotus Marine, fuéramos capaces de limpiar esta y orientarla hacia la verdadera meta humanitaria que anhelábamos alcanzar. Para ello, había que pasar antes por algunas tareas acordes al cargo que ostentábamos, concienciados en que debíamos de considerar las órdenes de los superiores nos agradasen o no, pero en el latir de cada uno de nosotros, se oraba profundamente para que en un futuro próspero, fuéramos quienes diéramos las directrices que comenzaran a transformar el devenir de la entidad militar, y en mi interior, estaba forjada a plena conciencia por mi voluntad, que la culminación de esta se hallaba en el cargo del Almirante de Flota.

Aquella mañana venía presentándose despejada y bastante soleada, con la húmeda brisa marina acariciando los uniformes del pelotón que formaba en el muelle. Uniformados y rectos, esperábamos en formación a que el enorme buque de la marina que se acercaba terminase por atracar en el puerto. En él, esperaríamos órdenes de alguien en su interior para ser mandados a una misión concreta. Como tal, era la primera misión oficial que realizaría como marine, y tras ser avisado desde hacía varios días, fui concienciándome y preparándome de lo que podía llegar a suponer, pues era sin duda el inicio de un todo, el inicio de Lotus Marine.

A mis costados y en primera línea, 5 de los integrantes de la brigada se personificaban dispuestos a cumplir con éxito la tarea que íbamos a tener por delante. Nagaki, Galhard, Anko, Cadmus y un servidor, permaneceríamos expectantes ante el cometido que íbamos a tener de forma inminente, pues cuando de aquel gran barco de La Marina comenzó a salir sus marines, la figura femenina de alguien destacaba por la pasarela que conectaba la proa del barco con el muelle en el que nos encontrábamos. Mi vista viejuna no alcanzaba a diferenciar con claridad su rango, pero su posición entre los 10 hombres que la acompañaba la hacían resaltar y diferenciarse. Presentaba un porte recto y disciplinado, conforme se acercaba al grupo, podía verse a simple vista que aquella mujer, que se presentó como la Sargento Bridget y sería la coordinadora de la misión, transmitía una rigidez sin igual, y su rostro inmutable daba buena cuenta de ello.

Mi primera impresión para ser sincero, fue confusa tras escuchar su cargo, pues desconocía el porqué de alguien de menor rango podía encargarse de tal tarea e incluso ordenar a unos superiores, sin embargo, supuse que por méritos propios y conducta ejemplar, la habían designado tal labor a pesar de que podía encontrarse con un rango superior a esta, como era el caso de Cadmus, Anko, Galhard y el mío. No obstante, su presencia inspiraba respeto, no tardó en agradecernos nuestra presencia allí ni de hacernos presentar uno a uno.

- Suboficial Lovecraft. -

Dije alto y claro, cuadrándome. Cuando tras las presentaciones, uno de sus subalternos le llamó la atención para indicarle que un civil, con el oficio de mercader, se había dispuesto a subir a bordo al barco. Comencé a entretejer en mi mente las primeras conjeturas del objetivo que íbamos a tener, cuando sin mucha más dilación, la Sargento Bridget pareció confirmarla, pues desde su boca, salieron las órdenes que debíamos de seguir para lo que nos habían llamado. Oficialmente, debíamos de escoltar una supuesta mercancía a bordo de aquel barco hasta el Reino de Goa... ¿Se refería al Refugio de Goat? No tenía mucha información sobre el destino, suponía que bien podría ser un sitio importante en cuanto a algún aspecto mercantil o gubernamental, ya que tanta escolta para una mercancía debía de suponer algo más allá de lo cotidiano, y no descartaba que se tratase de algún tipo de información, o quien sabe qué.

Tras ello, sentenció comunicándonos que al tener otras obligaciones no iba a estar presente en el traslado, por lo que alguien debía de comandar la misión hasta su destino. He de reconocer, desde ese momento, que dudé por mis capacidades comunicativas, pues sabía que mantener un voto de silencio en algunos ámbitos podía ser un lastre, sin embargo, mi determinación y mi voluntad, iban más allá de mis restricciones físicas, mi mando sería escueto, pero más firme que la justicia que sosteníamos como estandarte, unidos y también sabía que pese a mis impedimentos, Anko, Cadmus, Galhard y Nagaki, se encargarían de apoyarme en lo que fuera necesario.

- Presente. -

Dije, en señal de querer asumir la responsabilidad de llevar el mando de la misión. Sin tener la certeza de que alguien más lo haría, pero convencido interiormente de que, todo marine del pelotón del muelle que se subiera a ese barco, debía de defenderlo con uñas y dientes, recibiera un tipo de orden o no, por lo que en el código de cada uno quedaba el hecho de dejarse la piel escoltando la mercancía hasta su punto final.

Personaje

inventario para la misión

V&D y pasivas

resumen
#2
Nagaki
Medusa
Me desperté ese mismo día a las 7:00 de la mañana para hacer el entrenamiento básico de los Marines. Tenía que estar a las 10:00 para la misión a la que me habían asignado, tendría tiempo de sobra para calentar, entrenar, asearme, comer algo y prepararme para la misión. 

Por suerte, estaba en fase adulta dentro de mi ciclo, y eso me permitía poder hacer las cosas con la exigencia que pedía la Marina, si la misión hubiera sido 5 días después no sabría decir a ciencia cierta cómo habría acabado todo, puesto que mi fase pólipo era... bueno, digamos que era muy pequeña para pedirle nada muy elaborado los primeros días. La fase adulta no sólo me mejoraba físicamente, también cambiaba mi personalidad, me volvía bastante más seria y centrada que en las fases anteriores y por eso era perfecta para este tipo de misiones. La sargento asociada a la misión no era de la base, ni siquiera era del East Blue, y lo único que llegaba a mis oídos de su parte era que era muy mandona, y gracias a estar en esta fase, me libraría de más de algún que otro castigo que me habría tocado de no estarlo.

Aproximadamente una hora y media después, cuando terminé el entrenamiento y la ducha, pasé por la cantina de la Marina para comerme el desayuno y un Oniguiri de postre (+5 AGI el resto del tema, lo tengo en mi inventario y será eliminado al ser consumido tras el cambio de ronda), me daría la energía suficiente para poder ser más efectiva en esta misión. Fui a mi barracón media hora después (9:00) y dediqué la siguiente media hora en planchar y ponerme el uniforme (Ropa T2) de manera impoluta, y llevar en mi mochila (mochila T2) mis escasas pertenencias: mis nudilleras, un botiquín, un Den Den Mushi pequeño, un dial de rechazo y un dial de relámpago.

Cuando tuve todo en orden me dirigí al punto de reunión llegando 10 minutos antes, manteniéndome al tanto de la situación y vi a mis compañeros de misión entrar a los cuales les saludé con el saludo marcial, en especial al Suboficial Lovecraft, que había coincidido con él en el pasado los primeros días al poco de alistarme en la Marina cuando todavía tenía la fase pólipo y me vería como una versión mucho más pequeña de mí misma. Parecía que había pasado toda una vida entre ese evento y ahora, pese a que sólo hubieran pasado un poco más de 20 días. 

Cuando llegó la sargento me puse en fila para recibirla y le hice el saludo marcial hasta que se presentó y bajé el brazo para quedarme en posición firme.
-Recluta Nagaki presente - dije con tono firme mirando al frente cuando me tocó mi turno.

Cuando nos informó de la misión y nos recomendó elegir un jefe de equipo vi como Lovecraft se ofrecía a ello. Desgraciadamente no conocía al resto de integrantes del grupo, pero las insignias de suboficiales destacaban en el hombro.

-Con su permiso, Sargento Bridget, abogo por seguir la cadena de mando y estar fuera de la elección de jefe de equipo, señora. 

Resumen de todo
#3
Galhard
Gal
Galhard - Muelle del G-23 Base de la Marina, Día 25 de Verano, año 724

El sol de verano golpeaba con fuerza el puerto del G-23, haciendo que el uniforme comenzara a pegarse ligeramente a mi piel. Sin embargo, más pesada que el calor era la atmósfera entre los marines reunidos, todos esperando la llegada de la Sargento Bridget, que no era una figura desconocida para nadie... al menos no por su reputación. A medida que la Sargento descendía del buque, su porte rígido y su uniforme perfectamente cuidado parecían exigir una perfección que pocos alcanzaban. Su mirada, fría y distante, era tan precisa como las letras en sus informes: meticulosa, pero carente de vida. Su autoridad era innegable, pero había algo en ella que recordaba al acero en una espada que no ha sido blandida: fuerte, pero impersonal.

Mientras se presentaba y empezaba a pasar lista, mi mente se desvió brevemente hacia el destino de nuestra misión: el Reino de Goa. Sabía lo suficiente de ese lugar para entender que las apariencias engañaban. A simple vista, Goa era una ciudad important del East Blue que, sin embargo, escondía una verdad incómoda. Desde que la industrialización había ganado terreno, muchas personas habían abandonando sus hogares huyendo hacia Villa Fosha, buscando un refugio que apenas podía sostener a sus propios habitantes.

Es curioso cómo la marina nos entrena para obedecer, pero no para hacernos preguntas, pensé. Sabíamos lo que debíamos hacer: escoltar una mercancía de alto valor. Pero, ¿qué se escondía tras ese “alto valor”? ¿Quién realmente se beneficiaba de esta operación? Sabía que hacer preguntas en voz alta podía ser peligroso para la carrera de un marine, pero no podía evitar reflexionar sobre el hecho de que estábamos protegiendo algo que probablemente continuaría alimentando las injusticias de lugares como Goa. La Sargento Bridget hacía su aparición imponente, marcando cada paso como si fuera una coreografía milimétrica. Sus órdenes eran claras, su voz firme, pero sus ojos… vacíos. No había calidez ni comprensión en ellos, solo la frialdad de quien sigue las reglas al pie de la letra sin preguntarse por qué. Me esforcé por mantenerme neutral mientras se presentaba, aunque en mi interior no podía evitar compararla con el Sargento Ahab, mi mentor. Ambos compartían la misma disciplina férrea, pero Ahab sabía que, a veces, el deber no era suficiente si perdías el corazón de tu equipo.


La Sargento Bridget continuaba pasando lista, y cuando llegó mi turno, respondí alto y claro.
—Suboficial Galhard, presente.—
La sargento apenas me miró, su mano izquierda, cubierta por un guante de extraña rigidez, trazaba un único movimiento preciso sobre la lista, mientras su mano derecha, la perfectamente desenvuelta, mantenía el papel con firmeza. Mi atención fue atraída brevemente por el mercader que acababa de llegar. Era un hombre robusto, con ropas elegantes, pero con el aire despreocupado de alguien que sabe que no es él quien corre el peligro en la misión. ¿Qué mercancía tan valiosa necesita tanta escolta?, pensé mientras el hombre intercambiaba unas palabras rápidas con uno de los marines encargados del puerto.

No era raro que la marina realizara misiones de escolta para mercaderes, especialmente cuando se trataba de bienes importantes. Sin embargo, algo en la manera en que este mercader se movía me hizo pensar que sabía más de lo que dejaba entrever. Su rostro no mostraba la ansiedad habitual que los civiles suelen exhibir al depender de los militares para su protección. Eso me llevó a preguntarme si la mercancía en cuestión no era simplemente un bien material, sino algo con implicaciones más profundas. Tal vez información confidencial, o peor aún, algo relacionado con los oscuros tratos del Reino de Goa.

La Sargento terminó de pasar lista y anunció que no nos acompañaría durante la misión. A pesar de su tono formal, sus palabras carecían de la calidez que se esperaría de alguien que confía en su equipo. Entonces, nos dio la oportunidad de elegir un jefe de equipo, algo que raramente se permitía en la marina. Lovecraft, con su porte decidido, se ofreció para el mando, y lo respeté por eso. Sin embargo, había algo en su entrega que, aunque firme, no sentía que conectara con la realidad de lo que íbamos a enfrentar.

Di un paso adelante.
—Con su permiso, Sargento Bridget —dije, con mi tono calmado pero firme, con la mirada fija en sus ojos purpuras — Me ofrezco como jefe de equipo. —Hice una breve pausa, dejando que mis palabras resonaran entre los presentes —Conozco a mis compañeros, y sé que, trabajando juntos, somos capaces de cumplir con esta misión. Pero más allá de la disciplina, es importante que podamos apoyarnos los unos a los otros en todo momento.—
Noté que algunos de los marines presentes intercambiaban miradas de evaluación. Mi enfoque no era imponer, sino liderar con un entendimiento más humano, más cercano a lo que había aprendido bajo el Sargento Ahab. Sabía que en mis compañeros había habilidades y talentos que podían no ser evidentes a simple vista. La misión no se trataba solo de escoltar una carga, se trataba de mantenernos unidos, de volver todos de una pieza.

—La marina nos enseña a obedecer— añadí, mis palabras saliendo con un tono pensativo pero no siempre nos enseña a hacer preguntas. Sin embargo, me parece que las preguntas correctas pueden salvar vidas. Quiero que sepan que cualquier inquietud o duda que tengan será escuchada por mi, somos un equipo, y estoy aquí para asegurarme de que todos volvamos de esta misión ilesos y con la tarea cumplida.—
Miré a mis compañeros de misión, buscando en sus rostros una señal de aceptación, de confianza. Lovecraft, siempre serio y dedicado, parecía estar considerando mis palabras. Nagaki, con su disciplina natural, mantuvo una postura firme, pero sus ojos mostraban un leve asentimiento. Cadmus y Anko, aunque más difíciles de leer, no dieron señales de descontento.

Finalmente, me giré hacia la Sargento Bridget.
—Confío en que usted tomará la mejor decisión, señora. Pero, si elige a alguien para liderar, que sea alguien que no solo cuide de la misión, sino de los hombres.
Esperé su veredicto con una calma calculada. Sabía que no sería fácil, pero estaba convencido de que liderar no significaba simplemente dar órdenes. Liderar significaba escuchar, proteger y guiar.—
Personaje

Resumen


Inventario

V&D Pasivas
#4
Anko
Médica Despiadada
No fue sorpresa para nadie cercano el que Anko fuera seleccionada como una de las mejores marines para presentarse y afrontar la misión de funcionar como escolta para una carga que según se decía, era esencial y valiosa, aunque pocos de verdad sabían que era lo que los marines iban a transportar. Anko sabía muy bien de la importancia de aquella misión, podría jurar que, hasta ese momento, no había tenido misión más importante que esa. Y aunque se sentía algo nerviosa y hasta insegura de sus capacidades, debía abandonar todos esos sentimientos y dejarlos de lado si quería seguir avanzando. Después de todo, su objetivo estaba en convertirse en Almirante.

Anko preparó con antelación sus cosas para partir hacía el muelle, no podía darse el lujo de salir faltándole algo vital para cumplir con su labor de manera exitosa. Se colocó el uniforme tradicional de los marines, sus tres Katanas enfundadas en su respectiva saya; ubicadas en su cintura y una mochila en dónde guardaría algunas otras cosas de importancia para ella. Sin mucha dilación, la joven abandonó su refugio en Isla Kilombo para partir hacía la reunión a la que había sido convocada.

En la reunión, ella se pudo encontrar con varias personas que conocía muy bien, sus compañeros del Lotus Marine, por esto, se juntó a ellos y se posicionó en primera línea frente al resto de los convocados. Al igual que Lovecraft, la confusión se apoderó de su cabeza al escuchar el rango de la mujer de apariencia imponente que estaba designada como la encargada de la misión. Para Anko, era extraño que una Sargento entregara órdenes a superiores como ellos, ostentando el rango de Suboficial, pero tampoco tenía muchas intenciones de cuestionar esto, talvez la cosa había sucedido así por la experiencia de Bridget en ese tipo de misiones.

— Suboficial Anko Uguisu —. Respondió la espadachina ante el cuestionamiento de Bridget antes de abordar el barco que cargaba con la preciada mercancía. Ahora solo faltaba lo más importante antes de comenzar, designar a un líder, un encargado que comandara a las tropas a bordo del barco y se asegurara del éxito de la misión. Lovecraft con una sola palabra dejó en claro sus intenciones de ser él, y aunque Anko estaba por ofrecerse también, fue Galhard quien finalmente habló claro y firme. La determinación que mostró el hombre fue motivo para que Anko suprimiera sus intenciones de ser ella la líder del equipo, por lo que sólo sonrió muy sutilmente en señal de aprobación. Conocía ya a Galhard y confiaba en sus habilidades, así como en las habilidades del resto de Lotus Marine.

— Confío en ti, Galhard… —. Fue lo único pronunciado por la peli marrón para su compañero de armas. Aparentemente, el equipo estaba listo para partir. No se podía negar que Anko seguía algo nerviosa por la misión, pero estaba decidida a dar todo de ella para cumplirla, cada vez estaba más cerca de su meta y de alcanzar el rango de Teniente como su padre.

OFF
#5
Masao Toduro
El niño de los lloros
Aquello era un follón de tres pares de cojones, no solo el contralmirante Colón le había llamado, sino que además le habían sacado de su confiable grupo de operaciones habituales para meterme en otro quilombo en la isla Kilombo, la verdad es que el nombre le venía ni pal pelo.

Al parecer el contralmirante debía un par de favores a no se cuál capitán y resulta que un soldado de este había pillado la baja, fuera como fuese le habían sacado de su grupo de confort y lo habían enviado con otra tropa, o como Colón lo había denominado “Una forma de mejorar el cv”, la verdad es que no lo había entendido muy bien, él solo conocía el W.C, en una primera instancia pensó que la misión sería algo relacionado con limpiar baño o como él lo solía llamar, tronos blancos, pero nada más lejos de la realidad.
 
De lo que sí le había advertido Colón es que la sargento Brid…, ah sí, la sargento Bribón era una persona de trato difícil, aun así, logro superar todas mis expectativas, ya cuando la comenzó a ver a lo lejos ya le trasmitió esa aura de persona que parece que le han metido un palo por el culo y que camina más erguida una farola, de hecho, por el flequillo y el aspecto general si nadie le hubiera avisado con antelación habría dicho que era un tío salido de algún retrato. Otro asunto era el uniforme, que debía datar de la época de su bisabuelo, por lo que intuí que debía ser una persona que había entrado hace mucho tiempo, y que había ganado esa mala folla a base de no ascender tras varias décadas de esfuerzo y dedicación a la marina, efectivamente su olfato detectivesco lo había vuelto hacer. Bueno, por lo menos le reconocería que la sargento debía conservarse bien para la edad que debía realmente tener, no todo iban a ser puntos malos.
 
Fuera como fuese, ya le había advertido Colón de que procurará morderse la lengua un poco más de lo habitual y que fuera impoluto, por ello había hecho su rutina de "burpees" diarios a primera luz del alba, se había aseado a conciencia y había dispuesto a cumplir todo al pie de la letra, presentándose con algunos minutos de antelación. Después de todo era todo un profesional y además no podía dejar a su querido moreno en mal lugar después de todo lo que había hecho por él y por sus otros siete hermanos pequeños.
 
Procure mantenerme firme, estoico ante la brisa marinera, mientras esperaba que la sargento de hierro terminara de pasar revista y me llegará mi turno. Por el momento se habían presentado un viejo suboficial que había sido igual de parco en palabras que lo cerca que debería de estar de cobrar la pensión. Le siguió una recluta joven que debía rondar su edad pese a lo bajita que era, también parecía un pez, por lo que imaginaba que debía estar ahí para cumplir el cupo de pluralidad cultural como era Octo en su brigada. Luego fue otro suboficial que tenía una pinta de fumar maría de la mala, peor bueno, él tampoco podía juzgar después de todo, no hacía tanto tiempo que había vendido merca en su barrio natal de “Tres Hermanas”. A este le siguió otra mujer, esta vez humana, de aspecto mono y apañado, que también era suboficial. Finalmente, también había otro chico de altura similar y aspecto rebelde que también mencionó ser suboficial.

Soldado raso Masao a su servicio dijo haciendo el pertinente saludo militar al superior.
 
Tras mencionar que habían reunido a lo mejor de lo mejor, como en aquella peli de agentes del gobierno, la sargento fue directa al grano, explicando que la misión consistiría en una escolta de una mercancía valiosa, en otros tiempos siempre que le habían dicho había acabado trasportando hachís barato del sur, pero imaginaba que en la marina eran más legales y profesionales que aquello. Tras el encargo la mujer se limitó a encomendarnos que escogeríamos un superior, tras lo cual el hippie del grupo soltó una perorata de los valores de la marina, la verdad es que le sonaba a eslogan o de haberlo escuchado en unos deseos videos de reclutamiento que veían los viernes por la tarde.
 
Fuera como fuese, él se limitó a hacer lo mismo que la chica pez y ejercer su derecho abstenerse, después de todo con tanto suboficial pululando no consideraba que tuviera la jerarquía necesaria como para ponerse a mandar, además que mandar era un follón.


Aviso a navegantes
#6
Lionhart D. Cadmus
Tigre Blanco de la Marina
Otro día más, otra asignación que debía acatar. Para Cadmus, quien siempre había tenido una vena rebelde y encontraba difícil seguir órdenes, la vida en la Marina era una constante contradicción. Sin embargo, no todo era negativo; ya había experimentado momentos significativos y había contribuido positivamente en la vida de otros. Incluso, había logrado rescatar un corral de gallinas con astucia y dedicación. Al principio, pensó que todos los soldados de la organización serían cortados con el mismo molde: rígidos, serios, predecibles. La Sargento Bridget parecía encajar perfectamente en esa descripción, fría y severa. Pero aunque él compartía parte de esa rigidez, prefería no encasillarse en ningún grupo. Por ahora, solo era Cadmus, todavía en busca de su lugar en el mundo.

A pesar de sus dudas, la Marina era su hogar, y en su camino había encontrado personas extraordinarias. Además, habría sido el hogar de la figura más influenye en su vida: su abuelo Auron. Fue por él que decidió darle una oportunidad a esta vida y, hasta el momento, no tenía intención de dar marcha atrás.

Suboficial Lionhart D. Cadmus, presente. Realizaría el saludo oficial de la Marina. Levantó el brazo derecho hasta el hombro y extendió los dedos hacia su frente, listo para enfrentar la nueva misión.

Le incomodaba la falta de información que muchas veces acompañaba estas tareas, pero confiaba en la organización que su abuelo tanto había defendido. Creía, o al menos quería creer, que todo tenía un propósito, y que lo que hacía era por el bien común. Sin pensar demasiado en ello, obedecería. Por suerte, estaba en buena compañía: Lovecraft, el ancianito con su voto de silencio; Nagaki, la enigmática medusa; Galhard, el líder de la misión; Anko, la experta médica; y Masao, el comodín masado.

Tras presentarse, Cadmus se apartó ligeramente, cruzando los brazos mientras observaba a su equipo con ojo crítico, esbozando apenas una sonrisa contenida en su habitual seriedad.

Podemos confiar en Galhard. Cumplamos con nuestras obligaciones, sea lo que sea la misión. Diría al resto de los marines.

Resumen

Personaje

Inventario

V&D Pasivas
#7
MC duck
Pato
La sargento Bridget, hizo una medio reverencia hacia el Suboficial Lovecraft, un hombre de su edad, entrenando para subir a un mísero barco, había que tener precaución con los huesos a esa edad, y además de eso parecía un hombre de pocas palabras, sin duda era alguien que merecía respeto, aunque solo fuera por ser un cargo inmediatamente superior al suyo, tal vez por eso no le dijo nada, pero no era el único suboficial presente.

La aptitud de Bridget cambió radicalmente de educada y sumisa a una mirada fría y furibunda dedicada a la ¿gyojin? que propuso seguir la cadena de mando.
-Bien pensado Recluta Nagaki ¿lo has pensado tú sola? debe ser un gran logro- Dijo con un tono mordaz- Aunque ya que estas fuera de la toma de decisiones, Creo que lo correcto sería coger las maletas de los Suboficiales presentes y meterlos al barco, eso sí habría sido un buen pensamiento de su parte.- luego movió su mirada al otro y más inmediato soldado raso- Soldado Masado… digo, Masao, no deje que una mujer cargue cargas pesadas, sería descortés… Póngase con las maletas también.

Posiblemente desde la perspectiva de Bridget, estaba demostrando sus dotes de mando y capacidad a sus superiores presentes, demostrando la eficacia con la cual manejaba a los soldados inútiles sin su dirección . Aunque a lo mejor solo estaba dando la impresión contraria, quien sabe.

En cambio la presentación del Suboficial Galhard fue sublime, incluso Bridget se preguntó si podría servir a tan honorable y atractivo Marine, solo para mirar de soslayo a Anko quien enseguida apoyó la candidatura, la cual se veía bastante inteligente, pero también atractiva ¿Será que ya tenía competencia? Una pena.

-Gracias por su sincera opinión Cadmus, Tiene mucha suerte Suboficial Galhard, de tener tanta confianza de sus compañeros, confiaré en su criterio con usted.
Luego se volvió al pobre anciano de pocas palabras que técnicamente se había presentado.
-Sr. Lovecraft, a usted no le veo menos capaz, y estoy seguro que tiene mucha experiencia, pero creo mejor que el grupo esté unido en una misma bandera, y creo que usted también lo cree.

Dijo por no decir “el futuro es hoy viejo”, pero que decir, las palabras, el discurso y el carisma de Galhard eran algo que le había superado ampliamente. Aunque obviamente Bridget no quería llevarse a malas con ningún superior, saber elegir quien tiene mas futuro en la marina era parte de su plan de acceso a volver a los cargos importantes.

Finalmente una carroza negra llego tirada por caballos negros, se presentó en las cercanías del puerto, presagiando que algo había llegado.

-Si me disculpan, de esto si me tengo que encargar. Pueden ir subiendo al barco si lo desean.

Bridget se apresuró a llegar a la limusina, mientras el chofer, se bajaba y abría la puerta trasera, donde un extraño y feucho individuo salía del vehículo, perfectamente vestido con traje sombrero y corbata, además de portar con la sonrisa más grande y amplia que se hubiera visto en el G-23 en mucho tiempo. Siendo un hombre extraño y perturbador

Para la inmensa mayoría de personas ella simplemente se acerco, luego grito que esperara ambos se irían atrás y luego ella volvería con una maleta.
con sentido agudo (vista u oído) o justificación narrativa

Mientras Bridget volvía con Galhard. Le haría una señal para que la siguiera al barco, mientras le comentaría.
-en el barco hay una tripulación de 10 civiles, cocineros, navegantes y marineros, y luego 10 marines, soldados rasos, ahora además estarán ustedes, queda a su criterio como organizar a dichos hombres.
Mientras ellos hablaban en el resto del barco recogían cabos y preparaban todo para desembarcar. Bridget Guio a Galhard hacia los pisos inferiores del barco, donde se guardaba la carga, podían verse enormes cajas y materiales transportados, no transportaban solo una maleta de mano, eso habría sido estúpido. pero finalmente llegaron a un contenedor metálico, donde dos marines abrieron las puertas para mostrar un lugar prácticamente vacío, exceptuando por una urna, donde al acercarse la quitaron para poner la maleta, y luego la urna encima.
-confió en usted, para que lleve la carga sana y salva a su destino. Puede tomas la decisiones que considere siempre que sean para llevar a cabo su cometido. ¿alguna duda?

Tras esto Bridget saldría del barco, cuando se hubo bajado los marineros levaron la pasarela y todo estaba listo para zarpar.


7 Horas después
El viaje en barco de momento estaba transcurriendo sin incidentes, los civiles habían servido el desayuno y mas tarde el almuerzo, nada especialmente remarcable, provisiones habituales, no había ningún entretenimiento aparte de lo que hubieran traído encima o del que estuvieran dispuestos a hacer, si tenían tal interés.
El mas estaba tranquilo, nada auguraba un mal viaje o un terrible augurio, el oleaje ni se notaba, ni siquiera se habían avistado reyes marinos peligrosos, pero si una manada de delfines que siguió al barco un rato.

Podían dedicar su tiempo a lo que quisieran, pero también preparar cosas, estudiar, entrenar, o simplemente meditar.

-Un barco!
Fue lo único que se tuvo que decir para que todos se pusieran en alerta, un barco desconocido que podía verse como se aproximaban desde babor.
-nadie debería conocer esta ruta... 

Eso si es de mal augurio, la confrontación parece inminente. Pronto ambos barcos estarían a distancia de disparar sus cañones, los daños al barco o a la tripulación eran prácticamente inevitables en un fuego mutuo.
#8
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
La llegada al muelle se hizo grata con los saludos hacia mis más estrechos conocidos, a Nagaki, la correspondí con una reverencia acentuada por la estima que la tenía y su gesto hacia mí, y por otro lado, era también agradable ver como Anko y Galhard se sumaban al grupo, pues eran sus pilares base. Con la llegada de la sargento, el pelotón fue realizando ordenadamente una a una todas las presentaciones pertinentes de acuerdo a la petición de la Sargento. Además, había que presentarse para encabezar la cadena de mando que se tomaría durante la misión, y aunque sabía de mis incapacidades debido a mi voto de silencio, quise aportar ofreciéndome para liderar al grupo cuando saliéramos a alta mar. Afortunadamente, no fui el único en hacerlo, y el radiante Galhard, además de dar un paso al frente, soltó un motivador discurso.

Sus palabras calaron confirmándome la excelente decisión de querer tenerlo cerca durante mi camino en la marina, el joven del voluminoso cabello castaño irradiaba notoriedad y pareció convencer a todo el grupo. Levanté la barbilla levemente y orienté mi rostro hacia él, sacudiéndola hacia el frente en señal de aceptación y honra, para acto seguido, dar un paso atrás y volver al hueco. Bravo, Galhard.

Por otro lado, la presencia de un nuevo soldado captaría mi atención en mi vuelta al sitio, un joven que nunca había visto se presentó ante todos, intuía que o era bastante nuevo o no era del G-23, pues desde que estaba en la base, nunca había podido ver su cara, por lo que, más adelante cuando la ocasión lo ameritase, me presentaría debidamente ante él con la intención de tender puentes entre ambos.

A todo esto, todo el pelotón, incluido la brigada de Lotus Marine, parecía aceptar sin inconveniente a Galhard para que tomase el control de la misión. La sargento, tras eso, se volvió a dirigir al grupo de una forma que, aunque no me sorprendió, no fue la correcta para alguien de su competencia. Ninguneó al desconocido Masao, mofándose de su nombre, y para colmo también lo hizo de la joven Nagaki, dirigiéndole un desprecio que no toleraría, menos aún cuando yo era un superior suyo.

- Más respeto, Sargento... -

Le dirigí una mirada fulminante, pues en mi presencia no toleraría esa desprestigiosa conducta hacia la gente de mi brigada, y por consiguiente, hacia la misma Marina, la cual representaban. Mis palabras intimidantes buscarían dar una cura de humildad a la Sargento Bridget, la cual debería de reflexionar sobre como debe de comportarse ante los demás, y en cuanto Nagaki o Masao se dispusieran a cargar las maletas, yo mismo les daría el alto para recogerlas, y encargarme personalmente de llevar el equipaje dentro del barco, para que así pudiera ver la Sargento, de que el rango dentro de la marina no eximía de las labores más humildes que se pudieran hacer, de la misma forma que tampoco eximía tener más respeto por los demás.

En mis idas y venidas por la pasarela, pude ver como un carruaje negro llegó hasta Bridget, se paró en seco ante ella, y del mismo bajó un extraño de baja estatura portando una maleta. Dado mi fino oído y mis vaivenes con el equipaje, pude escuchar disimuladamente el cuchicheo que mantuvieron, ¿por qué tener un encuentro de esas características a plena luz del día y tan cerca del pelotón? Bridget y el tipo tuvieron una leve conversación y después fueron a la parte de atrás del carruaje donde la sargento pudo corroborar el contenido de la maleta, la cual, según pude oírles, era la que debíamos custodiar. 

Volvió de nuevo y se dirigió hacia Galhard para darle las órdenes pertinentes. Ya con todos a bordo, ambos se perdieron en el interior del barco y ahí les perdí el rastro, yo, por otro lado, me dediqué a preparar mi cuerpo de cara al viaje calentando tren superior e inferior para lo que pudiera acontecer, ya fueran más labores de abordo o por el contrario, cualquier contratiempo durante el trayecto que requiriera una pericia mayor.

Artista Marcial Iniciado
ARM300
ARTISTA MARCIAL
Pasiva
Tier 3
7/8/2024
Podrás realizar un calentamiento durante un post para ganar +5 [Agilidad] y +5 [Fuerza] por el resto del tema. Este calentamiento se considerará como [Canalizar].

Esperé en cubierta junto a los demás compañeros marines y personal del barco a que Galhard diera las primeras indicaciones para la misión, fuera para organizarnos y asumir los roles pertinentes o cualquier otro tipo de petición que deseara.



7 horas después


En el horizonte, una figura podía divisarse a lo lejos. El contorno de un barco comenzó a dibujarse en el mar y a aproximarse hacia la línea que trazábamos de dirección. Obviamente, el barco se puso en alerta ante la presencia de ese desconocido barco, el personal se inquietó, pues quien lo avistó, se aventuró a decir que la ruta marítima que seguíamos no debía de ser conocida. Yo por mi parte, mantuve el temple ante la situación y me preparé, ajusté las vendas de mis manos, recubrí mis extremidades superiores de Busoshoku hasta el antebrazo, y comencé a concentrarme ante lo que acontecía para tener un control absoluto de mi cuerpo, en mi mente comenzaron a dibujarse diferentes situaciones de mayor y menos gravedad, pues a pesar de que desconocíamos las intenciones de los tripulantes de aquel navío, había que ser cauto también, pues llevábamos a bordo una carga importante.

[tecnicainvalida=BUOS401]
Concentración Total
ARM401
ARTISTA MARCIAL
Utilidad Mantenida
Tier 4
3/9/2024
58
Costo de Energía
43
Costo de Energía por Turno
2
Enfriamiento
El usuario comenzara a Canalizar a lo largo de 1 Turno en lo que activa y tensa todos sus músculos, adquiriendo un estado de concentración absoluta sobre sus movimientos y los de sus adversarios. Moviéndose y atacando con más fluidez y potencia incrementando el Daño que causa en +10.
+8 [Agilidad] / +8 [Fuerza]

Accedería a las indicaciones de Galhard para que formásemos la estrategia más conveniente, y me dirigí desde la cubierta hasta babor para tener de frente el barco. El cual ya estaba más que próximo a nosotros, amenazantemente próximo. Aunque mi condición me impidiera ejecutar cualquiera de las acciones que me gustarían, les plantaría cara desde mi posición, preparado para contestar ante lo que pudieran hacerle al barco, no dudaría en saltar si fuera necesario con tal de proteger la carga cuando el navío desconocido estuviera lo suficientemente cerca a mi alcance.


resumen

stats actualizados
#9
Nagaki
Medusa
La Sargento Bridget resultó ser la peor clase de Marine. Una chupatintas del tres al cuarto mimada que había conseguido escalar ligeramente en el escalafón de la Marina y se creía más de lo que era, después de todo, si no estuviera yo en la reunión sería la persona de menor rango de la sala. ¿Porqué pondrían al cargo de una misión a una Sargento cuando habían Suboficiales en ella? ¿no tendría que ser un rango superior el que lleve la misión para mandar sobre los suboficiales? Algo olía mal en esta misión, pero sin lugar a dudas aquella mujer era Sargento de la Marina, y como mi superior, tenía que aceptar las órdenes me gustaban o no.

- Señora, sí, señora- dije en cuanto sugirió que llevase las maletas al barco, obviando por completo el comentario despectivo que había hecho sobre mí. Estaba allí para cumplir la misión, no para reírle las gracias ni hacerle caso. Igualmente, le eché una mirada de agradecimiento en un momento en el que Lovecraft y yo cruzamos la mirada y la Sargento no estaba mirando. Recogí todas las maletas que me fueron posibles (fuerza = 53) junto a Masao y las llevé al barco.

Mientras recogía las maletas vi que habían nombrado a jefe de pelotón a Galhard, no sabía mucho de él, pero había coincidido con él días atrás, en la boda del enano y la señora mayor. No había tenido mucha posibilidad de hablar con él, pero parecía simpático y no dudaba que pudiera ser un buen jefe de pelotón, aunque la verdad es que como todos eran suboficiales todos eran igual de válidos para esa posición. Era una decisión muy fácil y muy difícil al mismo tiempo.

Me quedé en el barco, que por lo que había visto éramos más de 25 personas contándonos a nosotros. Aproveché en ese momento para saludar a los civiles y a mis compañeros marines, así como presentarme formalmente a todos los suboficiales y soldados rasos (Galhard, Masao, Anko, Cadmus) para que la misión fuera lo más cómoda posible al conocernos entre nosotros.


7 horas después
Estaba terminando mi segundo entrenamiento del día en la cubierta del barco a primer ahora de la tarde. Todos habíamos comido y de momento estaba siendo un viaje bastante agradable, incluso una familia de delfines decidió seguirnos un trayecto con nosotros. Una pena que estuviera de misión y no pudiera unirme a ellos. Aprovechaba siempre que podía para observar el barco y la verdad es que estaba fascinada por los retoques que le habían hecho al barco aquí y allá, dándole bastante personalidad. 

Antes de poder si quiera tener un momento de respiro se escuchó:

Cita:-Un barco!
Fue lo único que se tuvo que decir para que todos se pusieran en alerta, un barco desconocido que podía verse como se aproximaban desde babor.
-nadie debería conocer esta ruta... 
¿Un barco? Si nadie conocía la ruta de nuestro barco podía ser o una casualidad inmensa o algo premeditado. No podíamos descuidarnos con algo así. Corrí hacia el puesto de guardia más cercano y empecé a hacer sonar la campana lo más fuerte y rápido que podía (sin romperla) para poner en aviso a todo el barco a grito de -¡Barco a babor! ¡Barco a babor! -
Resumen del turno

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Virtudes y Defectos, Profesión
#10


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