Umibozu
El Naufragio
19-09-2024, 06:49 PM
El desconcierto de la situación jugaría en vuestro favor. Vuestro pequeño, diminuto, casi imperceptible tamaño también. El golpe seco que le propinaste en la base del cráneo fue certero, pero no suficiente para noquearlo. Sin embargo, la lluvia de puñetazos de tus compañeros que siguieron al tuyo sí. La unión hacía la fuerza. El Chino salió de las fauces del cadáver del cuadrúpedo y presa de la adrenalina y neuroactivadores de la sustancia decidió que aquello no era suficiente diversión. Con esfuerzo movió al animal que casi lo había devorado y puso sus mandíbulas en la entrepierna del, ahora inconsciente, vigilante, creando así una escena tan cómica como perturbadora. Un perro fallecido por haber mordido unos genitales humanos y un hombre inconsciente a causa del mordisco.
Nada había ya os detuviera hasta la bodega de los Blackmore, más allá de unos cuantos metros de distancia que fácilmente salvaríais en poco tiempo. Sin embargo, la gracia de El Chino alertó al hombre que había salido de la habitación y ahora regresaba con compañía.
-¡Pero qué mierdas es eso! ¡Aquí hay alguien, ese chucho estaba muerto cuando me he ido!
Ambos humanos comenzaron a buscar por toda la sala. Al no descubrir a nadie, continuaron la búsqueda en la estancia más cercana: la bodega.
El resto de lo ocurrido, aunque tergiversado, fue publicado y por todos conocidos. Unos pocos escaparon sin que nadie supiera de su existencia y otro fue descubierto y encarcelado por sus muchos y terribles delitos.
-Es agradable volver a verte, viejo amigo.
-Han sido muchos años, pero nos alegra que sigas igual que ayer.
-Los nuevos reclutas ahora…
–... Ahora sabrán lo que es bueno.
Los cuatro tontattas buscarían fundirse en un abrazo con su antiguo amigo. El primero después de unos largos y fugaces treinta y cinco años. El Ejército Revolucionario ahora contaba con un nuevo miembro de manera oficial. Y quizás, tan solo quizás, fuera el más grande que tuvieran jamás, sino de cuerpo, sí de leyenda. ¿Qué otro habría de conseguir reclutar a un pseudo Rey Marino para la causa?
Nada había ya os detuviera hasta la bodega de los Blackmore, más allá de unos cuantos metros de distancia que fácilmente salvaríais en poco tiempo. Sin embargo, la gracia de El Chino alertó al hombre que había salido de la habitación y ahora regresaba con compañía.
-¡Pero qué mierdas es eso! ¡Aquí hay alguien, ese chucho estaba muerto cuando me he ido!
Ambos humanos comenzaron a buscar por toda la sala. Al no descubrir a nadie, continuaron la búsqueda en la estancia más cercana: la bodega.
El resto de lo ocurrido, aunque tergiversado, fue publicado y por todos conocidos. Unos pocos escaparon sin que nadie supiera de su existencia y otro fue descubierto y encarcelado por sus muchos y terribles delitos.
-Es agradable volver a verte, viejo amigo.
-Han sido muchos años, pero nos alegra que sigas igual que ayer.
-Los nuevos reclutas ahora…
–... Ahora sabrán lo que es bueno.
Los cuatro tontattas buscarían fundirse en un abrazo con su antiguo amigo. El primero después de unos largos y fugaces treinta y cinco años. El Ejército Revolucionario ahora contaba con un nuevo miembro de manera oficial. Y quizás, tan solo quizás, fuera el más grande que tuvieran jamás, sino de cuerpo, sí de leyenda. ¿Qué otro habría de conseguir reclutar a un pseudo Rey Marino para la causa?