¿Sabías que…?
... el Reino de Oykot ha estrenado su nueva central hidroeléctrica.
[Aventura] [A-Presente] Bienvenidos al circo [Tier 3]
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken

Corres hacia Ibon gritando, las tablas del barco temblando ante tu paso. En lugar de amilanarse ante tu feroz carga, el moreno guerrero sonríe y golpea su puño contra la otra bala de cañón que aun sujeta - ¡Eso es! ¡Demuéstrame tu espíritu guerrero, gyojin! ¡Démoslo todo hasta el final! - con una risa salvaje, prepara su bala en la mano derecha y empieza a girar de nuevo. Mientras preparas tu puño para tu primer golpe, él echa hacia atrás el brazo derecho y lo proyecta hacia delante con fuerza y velocidad sobrehumanas - Speed breaker: Steel Right! - tu puño y su arma impactan violentamente. El choque de ambos golpes levanta una corriente de viento que derriba a algunos piratas cercanos. Durante apenas un instante, ambos golpes parecen prevalecer. Pero entonces, con un sonido de metal agrietándose, te impones a Ibon y tu puñetazo estampa la bala y el brazo del pirata contra su propio abdomen.

Mientras el pirata da un gruñido ahogado de dolor, con la respiración cortada, se encoge en un acto reflejo. Ese era el momento que esperabas. Sin perder un instante, continúas tu acometida con el gancho ascendente. Notas el agua del ambiente respondiendo a tu movimiento y moviéndose contigo, impulsada por la velocidad de tu brazo. Tu piel se humedece cuando la acumulación de humedad se convierte en gotas de agua. Y, con un satisfactorio sonido, encajas tu puño con la barbilla del forzudo. No hay una resistencia inesperada, no hay un último golpe. Alzas tu brazo hasta el máximo que puedes y le propulsas hacia los cielos. Con la vista perdida y los miembros inertes, Ibon se propulsa hacia el aire, inconsciente, y cae hacia el mar en medio de espuma y agua salpicando el costado del barco.

La impresión que causa tu proeza física y marcial recorre a los que de ella han sido testigos. Los piratas, desalentados, dejan caer sus armas y empiezan a retroceder, aterrados. Los marines vitorean y dan gritos de victoria con toda la fuerza de sus pulmones. Incluso aquellos compañeros que se han retirado al puerto por sus heridas te aclaman y sueltan risas de alivio y felicidad. Un par de piratas con algo más de lealtad que aprecio por su libertad deciden arrojarse al agua a salvar a su compañero del ahogamiento. El resto huyen aterrados en diferentes direcciones del barco, la mayoría hacia el interior de la carpa.

- ¡Bravo! ¡Tres hurras por Octojin! ¡Viva el Terror Blanco!

Sin embargo, la misión no ha terminado. Abott y el resto del pelotón siguen desaparecidos y aún no te has encontrado ni a la capitana ni a sus lugartenientes. Aquí es cuando tendrías que tomar una decisión y quedarte a arrestar a Ibon o entrar ya, pero tus compañeros toman la iniciativa. Los dos heridos que habían sacado a su compañero inconsciente asoman al borde del agua con las carabinas, instando con gritos a que los dos piratas que han salvado a Ibon salgan del agua - ¡Tenemos esta situación controlada! Tu fuerza será necesaria dentro. La sargento está en apuros - te dice uno de ellos, apenas apartando la mirada de la mira por un instante.


Si efectivamente entras en la carpa, te encontrarás un espectáculo digno de un circo. Y efectivamente todo parece tener una temática circense... y a la vez no. Tus compañeros, o al menos aquellos de ellos que están aún inconscientes, se encuentran en mitad del escenario del circo, rodeados de gradas. Sin embargo, no son payasos o domadores de animales quienes les rodean. Son acróbata, gimnastas y bailarines de ropas coloridas que emplean (al igual que sus compañeros de fuera) herramientas de ejercicio como armas. Ninguno de ellos es comparable a Ibon por lo que puedes ver, pero son muchos. Entre los que siguen en pie y en condiciones de pelear está la sargento Abott, aunque ves que está sangrando por una herida en la cabeza y jadea, cansada. Hay demasiados para tus compañeros, pero tal vez no demasiados para ti. Es hora de que actúes.

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#11
Octojin
El terror blanco
Octojin respiraba con cierta dificultad, su pecho subía y bajaba rápidamente mientras observaba cómo Ibon salía disparado por el aire. Lo había logrado. Sentía un cansancio que le recorría cada músculo, pero ver al pirata volar y caer al mar lo llenaba de una gran satisfacción. Todo alrededor parecía moverse en cámara lenta; piratas que huían despavoridos, frutos del terror de haber visto a su superior caer, otros que corrían a socorrer a su camarada, y sus compañeros marines que lo vitoreaban. Las voces de ánimo y las aclamaciones de los marines eran como una inyección de energía, renovando la vitalidad y levantando el espíritu del escualo. Por un instante, Octojin se sintió verdaderamente genial. Habían depositado una gran confianza en él, y éste había respondido de una manera genuina, protegiendo a sus aliados y haciendo que el rival más fuerte cayese.

Sin embargo, sabía que no podía quedarse allí regodeándose en su victoria. La batalla estaba lejos de haber terminado. Observó a sus compañeros, viendo que algunos vitoreaban y otros empezaban a moverse. No había ningún cargo alto presente, así que decidió tomar las riendas del lugar. Rápidamente, les dio una orden clara, frenando los vítores y dándoles a entender que ya habría momento de celebrar si es que todo salía bien. Apenas habían logrado una simple victoria, necesaria, eso sí, pero aún quedaba algo mayor. 

—¡Vosotros dos! —señaló a los dos marines más cercanos—. Id y uníos a los otros dos en las carabinas. Apoyadlos y arrestad a Ibon y a todo el que esté con él. Debería seguir inconsciente, pero si veis cualquier signo de peligro, pedid refuerzos. Ese tipo es muy fuerte, no merece la pena perder más efectivos si lo podemos remediar.

El habitante del mar confiaba en que el impacto que le había dado a Ibon sería suficiente para mantener al pirata fuera de combate durante un tiempo; después de todo, el golpe que había lanzado había sido brutal, y esperaba que Ibon estuviera inconsciente por un buen rato, o al menos el suficiente para ser detenido. Y si no, esperaba que los marines no fuesen demasiado orgullosos y pidiesen refuerzos. En cualquier caso, Ibon debía estar agotado si despertaba, y el combate contra él seguramente le había cansado y magullado a partes iguales, por lo que no sería la amenaza que había sido contra él. O eso quería creer.

Giró la vista hacia la carpa, su próximo objetivo, y comenzó a correr hacia ella. Su mente estaba enfocada en lo que venía. Cada paso que daba resonaba con fuerza en la madera de la cubierta, su cuerpo se movía como una masa de puro músculo llena de una determinación que había sacado tras la pelea contra Ibon y los vítores recibidos. Mientras se acercaba, pudo ver el panorama desalentador que lo aguardaba dentro de la carpa. Aquella parecía ser la verdadera razón por la cual la misión no parecía estar yendo del todo bien.

Piratas y marines se enfrentaban en una brutal refriega. Hombres y mujeres luchaban cuerpo a cuerpo, algunos ya caídos e inconscientes, mientras otros continuaban la pelea con fiereza. Al fondo, divisó a la sargento Abott, sangrando por la cabeza y jadeando, claramente en apuros. La vista le hizo acelerar el paso.

—¡Abott! —rugió mientras luchaba por abrirse paso entre los piratas.

Dos piratas se lanzaron hacia él con palos y cuchillos improvisados, pero Octojin reaccionó con rapidez. Deslizó su cuerpo hacia un lado, esquivando el golpe de uno, mientras con su brazo derecho lanzaba un potente puñetazo al otro, enviándolo a volar varios metros hacia atrás. Sin detenerse, propinó una patada al primer pirata, haciéndolo chocar contra una pila de cajas. Los atacantes cayeron sin remedio ante la fuerza brutal del gyojin, que se iba abriendo paso ejerciendo como factor sorpresa. La mayoría de piratas a los que iba impactando estaban luchando contra marines o aprovechando una pequeña pausa para recobrar el aliento.

Cuando finalmente alcanzó a la sargento Abott, se lanzó a un pirata que se acercaba con una barra de hierro realizando un firme placaje. El impacto del golpe resonó como un trueno, derribando al atacante instantáneamente.

—¿Estás bien? ¿Cómo está aquí la situación? —preguntó con preocupación mientras observaba su herida y recobraba el aliento. La carrera y los golpes propinados, sumados a las altas pulsaciones al haber visto el panorama, le habían jugado una mala pasada al tiburón.

—La situación en la cubierta está controlada —informó Octojin mientras sus ojos recorrían el campo de batalla y se colocaba a la espalda de la sargento, chocando una con otra—. Ibon está neutralizado y ha caído al mar. Hay varios efectivos esperando a capturarlo, y la primera parte de la misión fue un éxito —dijo, bajando la voz al final para que nadie más lo escuchara. Se estaba refiriendo al sabotaje que había hecho minutos atrás y que no pensaba decir en voz alta para que nadie lo supiera. Si intentaban huir en el barco, les sería imposible.

Octojin se giró, preparándose para lo que venía. Tomó una postura defensiva, listo para pelear. No sabía que más vendría, pero estaba claro que si habían puesto en una situación tan comprometida al resto de marines, seguro que no era nada bueno.

Le había llamado la atención que todos los piratas estaban vestidos con atuendos circenses, armados con barras, cuchillos y herramientas improvisadas, y tenían un particular estilo de lucha que implicaba armas típicas de gimnasios y circos. Todo muy curioso, desde luego.

—Lo vamos a lograr, Abott, estoy seguro. Solo tenemos que trabajar en equipo —susurró Octojin mientras mantenía una postura defensiva, estando al acecho como buen depredador que era. Habían ganado la primera batalla, pero la lucha estaba a punto de volver a comenzar. Y esta vez sería más difícil aún.

Datos
#12
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Tu aparición resulta providencial. El factor sorpresa y tu fuerza te permiten abrirte paso por el campo de batalla como un cuchillo a través de mantequilla caliente. Los marines a los que liberas de sus combatientes aprovechan el momento para tomarse un breve respiro, recargar armas o aprovechar la inercia para remontar, atacando a los enemigos en combate con otros aliados. Cuando derribas al pirata que estaba enfrentándose a Abott, la sargento no pierde un momento y empieza a disparar su pistola contra otros objetivos cercanos, apretando furiosamente el gatillo hasta vaciar el tambor. Mientras abre el arma con un gesto seco para dejar caer los casquillos, levanta el sable con la otra mano y se mantiene alerta. Aunque herida, parece aún totalmente dispuesta a luchar y seguir dando guerra.

- Buen trabajo, soldado. Necesitábamos apoyo - la mujer clava el sable en la madera y empieza a recargar de manera precisa pero apresurada su pistola - No voy a mentir, las cosas están mucho más feas por aquí. Uno de sus oficiales, Onigiri, está oculto por ahí, haciendo tácticas de ataque y huida. Es rápido y muy fuerte - pronuncia las palabras con rabia y esfuerzo, como si le costara admitirlo - Me temo que el mando ha subestimado el número y capacidades de la banda. Son muchos, están bien coordinados y sus líderes están a la altura de un suboficial marine o más - entonces baja la voz y te susurra - Octojin, si algo me ocurre, estarás al mando y tus órdenes serán organizar una retirada. No podemos hacer esto sin refuerzos.

- ¡Gerororororo! - escuchas una risa muy peculiar y chillona - ¡No tenéis ninguna oportunidad, marines! - escuchas un sonido de ruedas y de repente ves a un pequeño gyojin rana de color azul subido sobre un stakeboard. Es rechoncho y tiene los ojos saltones y amarillos. Ha salido de detrás de las gradas y se mueve grácilmente haciendo trucos sobre su tabla - No entiendo por qué venís tras nosotros. Nunca hemos causado problemas en Loguetown. Pero ahora que habéis cometido este error, comprobaréis la ira de la Herm... - Abott no pierde un instante y sin dejarle terminar de hablar, le dispara con la pistola. Sin embargo, antes de que pueda terminar de apuntar, Onigiri da un talonazo sobre la parte trasera del skate y lo levanta, cubriéndose con la tabla. La bala rebota contra contra esta y el gyojin vuelve a subirse e impulsarse hacia delante - Demasiado lenta, humana.

Entonces escuchas vítores y aplausos entre los piratas. Por una de las puertas del escenario, portando un bastón de combate apoyado en su hombro derecho, entra un humano alto y calvo, de complexión atlética y con un gran y lustroso mostacho negro. Lleva ropas de corredor y una sonrisa confiada. Los piratas corean su nombre al unísono - ¡Clawsevitz! ¡Clawsevitz! - otro de ellos, enfervorecido, grita - ¡Dales su merecido, Ariete! ¡Enséñales el poder de los Hermanos Mayores! - el hombre responde simplemente alzando el brazo izquierdo hacia lo alto de la carpa, con el dedo índice de extendido, causando fervor entre sus apasionados seguidores. A continuación te señala y dice - Has causado muchos problemas, marine. Pero eso se ha acabado. Ven a por mí si tienes valor.

Mientras tanto, Onigiri y Abott se enzarzan en combate. Abott dispara su pistola mientras Onigiri se mueve rápidamente sobre su skate, esquivando los tiros con rápidos quiebros. De repente, la rana propulsa su lengua como si fuese un proyectil de carne o alguna clave de puño extensible, pero Abott se protege con el sable. Con un pequeño corte en su lengua, el gyojin retrae el órgano y dice - ¡Eztúpida, ezo duele!

#13
Octojin
El terror blanco
Joki no Eikyo
KGY300
GYOJIN KARATE
Pasiva
Tier 3
23/8/2024
Las técnicas del estilo emplean el elemento agua en ellas, con lo cual serán capaces de golpear a los usuarios de Akuma no Mi que normalmente contarán con ciertas inmunidades tangibles con normalidad. Por otro lado, siempre que se encuentre en el agua o tenga una fuente de agua de al menos 10 litros a 30 metros, sus técnicas físicas basadas en la utilización del cuerpo causan +40 de Daño adicional y costarán -5 Energía (Hasta un mínimo de 5 Energía). Obtiene [Colisión] +50 en tus ataques cuerpo a cuerpo con el estilo.


Octojin, ya habiendo llegado cerca de Abbot, respiraba profundamente mientras analizaba la situación. La batalla estaba lejos de terminar, y el campo de combate parecía caótico, lleno de movimientos frenéticos y gritos de guerra. Observó a su superior, y cómo se mantenía en pie, disparando con una furia que solo alguien verdaderamente comprometido con su deber podía mostrar. Admiró su tenacidad y valentía, algo que siempre le inspiraba respeto en sus compañeros. A pesar de estar herida, seguía luchando, y eso encendía una chispa en su interior. Y el ver la agilidad con la que recargaba su arma, así como se protegía mientras con el arma de filo, le hizo ver que estaba algo desesperada. Que en su interior, algo estaba ocurriendo, algo temía.

"Impresionante...", pensó mientras se preparaba para el siguiente movimiento. Al escucharla hablar sobre la situación crítica en la que se encontraban, su mirada se volvió más intensa y sus peores presagios se cumplieron. Todo pintaba bastante feo. La idea de que pudiera estar al mando en caso de que algo le sucediera a Abott le hizo tensar los músculos. No había otra opción: debían salir de allí juntos. No podría permitirse que Abott cayese en combate cerca suya, era totalmente inadmisible.

— Saldremos de esta, Sargento. No vamos a dejarlos ganar —le dijo en un tono bajo, lleno de determinación. No tenía intención de retirarse ni dejar a nadie atrás, y mucho menos a su superior. Todos los que permaneciesen de pie, saldrían de allí con los piratas esposados, estaba totalmente seguro.

Justo entonces, y como venía siendo costumbre en aquél barco, un nuevo pirata hizo acto de presencia de una forma un tanto peculiar. En esta ocasión también era un gyojin, uno que sin duda daría que hablar. Con un cuerpo algo pesado, parecía usar un skate para atacar. Algo impaciente, la sargento le disparó antes de que acabase de hablar, y eso no le sentó muy bien a la rana, que usó el skate para parar la bala y salió hacia ella.

Justo cuando se disponía a ir hacia él para ayudar a Abott, la situación dio un giro. Un humano apareció frente a él, señalándole con una mirada llena de odio y con palabras cargadas de resentimiento. Los piratas coreaban su nombre como si fuese un héroe, y Octojin supo al instante que se trataba de un adversario digno. No paró de lanzar miradas hacia su superior, que parecía estar defendiéndose con todo lo que tenía. Aquella situación estaba empezando a ser preocupante. La marine no tenía mucha energía, estaba claro, así que tendría que ir a por todas en su combate para poder darle apoyo.

Aquello empezaba a pintar francamente mal. Que su superior fuese tan tajante y no se andase con rodeos, e incluso que aceptase que habían cometido un error y los habían infravalorado, era un signo evidente de que la cosa pintaba fea. Pero afortunadamente, el escualo había conseguido ganar a Ibon en cubierta y ya estaba junto a ella. Ahora podría pelear con todo lo que tenía, eso era exactamente lo que necesitaba la marina.

No había tiempo para vacilaciones. El tiburón envolvió sus puños en Haki, sintiendo cómo la energía fluía a través de sus brazos, endureciendo sus nudillos y preparándolos para la batalla. Sin perder un segundo, se lanzó contra el humano, iniciando un combo simple: un golpe de derecha seguido de un zurdazo dirigido al torso del oponente, buscando desestabilizarlo y ganar terreno.

Pero aquellos golpes, mezcla de fuerza y furia, no eran sino un presagio de lo que venía después. Un señuelo del verdadero golpe que estaba preparando. Tras el primer puñetazo con la derecha, el gyojin realizó uno con la izquierda, y mientras lo estaba dando, empezó a notar el vapor cerca de su diestra. Es en ese preciso momento donde se preparó el golpe. Llevó su puño diestro hacia abajo y, con una rápida torsión de su cuerpo, trazó un gancho ascendente con una potencia brutal, sintiendo el vapor a su alrededor vibrar mientras dirigía el ataque hacia su objetivo.

— ¡Despega, humano! —gruñó mientras el golpe buscaba levantar a su enemigo en el aire, proyectándolo con una fuerza que buscaba dejarlo expuesto a una caída dolorosa.

Senmaigawara Seiken
KGY402
GYOJIN KARATE
Ofensiva Activa
Tier 4
3/9/2024
50
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Un fuerte impacto que se transmite a través de las partículas de agua presentes en el cuerpo y aire que rodea al objetivo logrando que el golpe del usuario lo [Derribe] y [Empuje] hasta 10 metros.
Golpe Básico + [FUEx2,9] de [Daño Contundente]


El combate en el interior de la carpa se intensificaba aún más a cada segundo que pasaba. Octojin mantenía sus sentidos alerta, sabiendo que el desenlace de la batalla no solo dependía de su fuerza, sino también de su habilidad para adaptarse al caos que le rodeaba, que en ese momento era mucho. Y, sobre todo, del tiempo que estaba dispuesto a gastar en aquél combate. Abbot y los demás dependían de ello. Su ayuda era vital para los demás. Aunque, quizá alguno de los marines que estaban enfocados en otros combates se pudiera unir a ayudarle, al igual que él lo haría si acababa su combate.

Mates

Datos
#14
Derian Markov
Lord Markov
Clawsevitz levanta ambos brazos en una posición defensiva [Técnica: Guardia Alta] y bloquea el derechazo. Notas que, pese a la fuerza de tu impacto, el humano aguanta el tipo. No parece que el primer golpe haya sido efectivo [bloqueo absoluto; entre la técnica y la defensa pasiva bloquea el daño]. Sin embargo, el segundo puñetazo le pilla aún recuperándose del primero. Frunciendo el ceño, aprieta el puño derecho e intenta chocar su propio puñetazo contra el tuyo. Sin embargo, los reflejos le fallan y su golpe no es tan eficaz como podría haber sido. Tu golpe desvía su brazo hacia un lado y le golpea en el torso, no con tan fuerza como tenía originalmente, pero suficiente para esta vez hacerle daño y arrancarle una tos violenta y esputos [choque efectivo, aplica el 75% de su golpe básico. No logra mitigar]. Y entonces llega el peligro real. Tu Senmaigawara Seiken es un golpe terrible y tu oponente parece darse cuenta al ver el agua reunirse en tu puño. Por un momento ves el miedo en los ojos de Clawsevitz. Tu puño asciende en lo que parece que va a ser una repetición del destino de su compañero Ibon y logra conectar con su mandíbula... pero al momento notas que algo va mal. Clawsevitz parece extrañamente ligero o, más bien, es como si su cuerpo estuviera moviéndose a la par con tu puño. El humano asciende por los aires, da dos volteretas mortales y cae en pie, con los labios partidos y sangrando [esquiva torpe, niega 50% del daño+defensa pasiva. No recibe el mínimo de 50% del daño, así que no es derribado]

Guardia Alta
COM102
COMBATIENTE
Defensiva Activa
Tier 1
No Aprendida
20
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Cruzando los brazos mientras los eleva el usuario adquiere una postura defensiva para amortiguar un poco el siguiente daño buscando quedar erguido. Incrementa la [Defensa Pasiva] en +5 durante la ejecución.
Defensa Pasiva + [RESx2] de Daño Mitigado


Rotación Rápida
ACR301
ACRóBATA
Utilidad Activa
Tier 3
No Aprendida
37
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario realizará una voltereta rotando hacia cualquier dirección, en busca de evadir una ofensiva en su contra gracias al rápido y flexible movimiento. Dicho movimiento se realizara con mayores [Reflejos] y el usuario podra desplazarse 15 metros adicionales a su [Movilidad] durante el recorrido de la esquiva, adquiriendo un +4 en su [Tasa de Acierto] para la proxima ofensiva.
+10 [Reflejos]


- Eso ha dolido, cabrón - dice, molesto. Parece también ligeramente aturdido por el golpe en la cabeza [Entumecimiento]. Te das cuenta en este momento de que, si bien has logrado hacerle un golpe bastante feo que te dará ventaja en el combate, Clawsevitz es peligroso. Si Onigiri fuese a unírsele o la capitana de la banda llegase, estarías en auténticos apuros. Es fuerte, tiene muy buenos reflejos y es muy veloz. Parece que el traje de corredor no es solo ropa. Con una mirada llena de determinación, el pirata se agacha y se pone en una postura de velocista de atletismo, con la diferencia de que hunde sus dedos en la madera del suelo y tensa sus brazos como si estuviese preparándose para impulsarse con ellos.

- Speed breaker: Living Ram!

En un momento, se proyecta hacia ti como un proyectil humano, recorriendo el espacio entre ambos en un instante mientras corre a una velocidad endiablada. Al frente de su carga va su puño derecho, a modo de ariete. Ahora ya sabes de dónde viene su apodo.

Living Ram: 170 de daño contundente. Efectos: [Derribo] y [Penetración 10]. Acierto: 20.

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#15
Octojin
El terror blanco
Info

Joki no Eikyo
KGY300
GYOJIN KARATE
Pasiva
Tier 3
23/8/2024
Las técnicas del estilo emplean el elemento agua en ellas, con lo cual serán capaces de golpear a los usuarios de Akuma no Mi que normalmente contarán con ciertas inmunidades tangibles con normalidad. Por otro lado, siempre que se encuentre en el agua o tenga una fuente de agua de al menos 10 litros a 30 metros, sus técnicas físicas basadas en la utilización del cuerpo causan +40 de Daño adicional y costarán -5 Energía (Hasta un mínimo de 5 Energía). Obtiene [Colisión] +50 en tus ataques cuerpo a cuerpo con el estilo.

Sed de Sangre
U82001
ÚNICA
Pasiva Racial
Tier 1
14/8/2024
Los tiburones tienen un instinto predador que se agudiza al oler o saborear sangre. Para Octojin, este instinto se manifiesta de manera aún más intensa, alimentando su fuerza y ferocidad en combate cuando está en presencia de sangre fresca. Al ver/oler/saborear sangre en un radio de 40m el Gyojin obtiene un bono de +5 Fuerza y +5 Agilidad. Además, sus ojos se tornan rojos y su iris se vuelve más pequeño.

Consideramos que un enemigo derrama algo de sangre cuando sufra algún estado de Hemorragia o reciba daños cortantes o perforantes.


En la cubierta del barco, Octojin sintió una sensación intensa que le hizo detenerse por un segundo. Algo que había, por alguna razón, pasado por alto y su cuerpo no había respondido aún a ello. Un olor inconfundible llegó a su olfato: sangre. Su cuerpo reaccionó al instante. Su instinto de tiburón se activó con una fuerza primitiva, una vorágine de energía y ferocidad recorría su cuerpo.  Aquello solía incitar sus instintos más primarios, otorgándole un plus de fuerza que solo sacaba en aquellos casos en los que su parte de escualo salía a la luz. Sus ojos, antes tranquilos y oscuros, se tornaron de un rojo intenso, y su iris se redujo, volviéndose más pequeño y afilado. La sed de batalla creció exponencialmente dentro de él. Aquello eran malas noticias para su rival, que escucharía un leve rugido que escapaba de sus labios.

Su mente se centró de inmediato en Clawsevitz, con el cual había intercambiado una serie de golpes y, de momento, parecía haber salido victorioso. Aunque su energía cada vez era menor, y aunque intentaba no exteriorizarla, su acelerada respiración le delataba.

Aquél extraño tipo ahora se encontraba en una postura extraña, como si fuera a lanzarse hacia él a una velocidad impensable. Consciente de que su ataque estaba a punto de salir, el escualo cubrió ambos puños con haki. No había tiempo para reflexionar, solo para actuar. Y el tiburón hizo lo primero que se le pasó por la cabeza.

Refuerzo II
BUSO401
BUSOSHOKU
Haki básico
Tier 4
2/10/2024
8
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario recubrir hasta dos extremidades o dos armas con haki, tornándose estas de un color oscuro y brillante como el metal, siendo capaz de golpear los cuerpos de todo tipo de Akumas. Obteniendo un bono de +15 en los daños que aplique el Haki y +5 [Resistencia] ante daños y efectos. (En caso de querer recubrir solo pequeñas zonas del cuerpo, inferiores a la mitad del recubrimiento máximo, el coste bajará a la mitad)
+15 en los daños físicos con Haki imbuido y +5 [Resistencia] ante daños y efectos en el área.


Justo antes de que Clawsevitz se lanzara hacia él con su ataque, Octojin sintió que su sangre hervía. Con un rugido gutural, chocó su puño contra el ataque que venía hacia él, pero la fuerza del ariete humano fue mayor. El golpe resonó por toda la cubierta, empujándolo hacia atrás y haciéndolo tambalearse. Sin embargo, no había tiempo para detenerse a ver daños o a pensar en una estrategia. La adrenalina le recorría el cuerpo, impulsando al habitante del mar a seguir con aquella batalla que estaba teniendo, y más aún teniendo en cuenta que su instintos primarios seguían a flor de piel.

Se lanzó casi por instinto en ese preciso momento hacia Clawsevitz con toda la fuerza que tenía. Era su momento, el momento en el que el tiburón iría con todo lo que tenía contra su rival. Con su sonrisa de cómplice y mostrando sus afilados dientes en señal de pelea, el escualo apretó con fuerza sus puños. Su primer golpe fue dirigido directamente al estómago del rival, buscando desestabilizarlo y forzarle a perder el equilibrio. Al notar el impacto, Octojin no dudó y preparó su técnica, teniendo como intención tumbar a su rival.

Wanto Giri
KGY301
GYOJIN KARATE
Ofensiva Activa
Tier 3
26/8/2024
34
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Un impacto ascendente en que el usuario buscará trazar un gancho mientras golpea el vapor que rodea a su objetivo para elevarlo por los aires del impacto causando [Empuje] hacia arriba un máximo de 10 metros con el fin de dejarlo expuesto mientras cae.
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño Contundente]


Con un impulso firme y poderoso, trazó un gancho ascendente con su puño, envolviendo el vapor del agua de su alrededor, buscando golpear a Clawsevitz y elevarlo por los aires, dejándolo parcialmente indefenso mientras no podía dirigir su trayectoria en el aire. Su Gyojin Karate salía de nuevo a su rescate, como casi siempre.

El tiburón sabía que Clawsevitz era peligroso, pero también entendía que debía terminar esta pelea cuanto antes, sobre todo por si aparecía algún refuerzo extra, o, más importante, para salvar a su superior.

Octojin sabía que tenía que ser rápido. Mientras la adrenalina seguía bombeando por su cuerpo, tensó sus músculos y se preparó para aquello con lo que el humano pudiera salir.

Si el tempo del combate se lo permitía, echaría un ojo alrededor, buscando a Abott e intentando ver cómo iba su combate. La preocupación el rondaba, más viendo que su combate se podía alargar... Solo esperaba que la humana fuese capaz de defenderse hasta que él acabase su combate, de lo contrario, no se terminaba de ver con la determinación suficiente como para liderar el operativo. Y menos aún para ordenar una retirada después de tantas bajas.


Mates

Datos
#16
Derian Markov
Lord Markov

La batalla alcanza un nuevo nivel de violencia y caos. Los marines, aunque heridos, se sienten enardecidos por los esfuerzos combinados que hacéis tú y la sargento. Recargando las carabinas y alzando sus sables, se lanzan de nuevo sobre los piratas. A su vez, los piratas siguen el ejemplo de sus oficiales y se lanzan a defender su barco con uñas y dientes. El suelo del escenario se tiñe rojo con la sangre de ambos bandos y el aire de la carpa, normalmente anfitrión de risas y jolgorio, se llena de los gritos de los combatientes y los lamentos de los moribundos. Olor a pólvora quemada y sangre derramada.

Los combatientes se entremezclan en una batalla sin cuartel, sin tregua. En medio de la brutal pelea, alcanzas a ver a Onigiri y la sargento Abott peleándose. La sargento se defiende decentemente y ha logrado hacer un par de heridas al gyojin, pero está evidentemente cansada. Respira con dificultad y a sus heridas anteriores se han sumado varias perforaciones en el brazo izquierdo y el torso. Ves el uniforme de la marine húmedo y no tardas en sumar dos y dos: gyojin jujutsu. Onigiri debe combinar su velocidad y movilidad para alcanzar a la sargento con letales disparos de agua.

Con fuerzas renovadas por tu furia de sangre, golpeas salvajemente a Clawsevitz. El pirata interpone sus brazos formando una X con ellos y trata de bloquear el golpe. Pese a su esfuerzo y potencia física bruta, tu puñetazo le empuja hacia atrás y arranca un gañido de dolor cuando aplastas sus antebrazos contra su torso. El humano tiene un leve momento de debilidad, apenas un instante en que tose y pierde la compostura. No dejas pasar la oportunidad. Tu puño, envuelto en el agua ambiental, se estampa contra su mandíbula y lo propulsa hacia los aires. El musculoso Ariete se eleva hacia la carpa y cae pesadamente, astillando la cubierta. Está magullado y aturdido. Es tu momento de sentenciar el combate.

Sin embargo, una serie de gritos de victoria llaman tu atención. Escuchas el sonido de algo cortando el aire y ves a varios marines caer al suelo. Una mujer casi tan alta como tú, terriblemente musculosa y que lleva unos patines de ruedas ha entrado en el escenario. Tiene una imponente barba que reconoces de las fotos que viste en el cuartel: es la capitana de la Hermandad de la Velocidad, Lagunta Neil. En una mano lleva una cinta de baile multicolor que mueve diestramente formando espirales. Con un rápido gesto, manipulando la cinta como si fuese un látigo, aprisiona la mano de la pistola de Abott y tira de ella, desequilibrándola. En ese momento, Onigiri toma aire y sus mejillas se hinchan. Sabes lo que va a hacer.

Frente a ti, Clawsevitz está empezando a salir de su aturdimiento y empieza a incorporarse lentamente. No tienes tiempo a todo. Si rematas a Clawsevitz, la sargento estará desprotegida ante el ataque por dos bandas y ves altamente probable que no sobreviva. Si salvas a la sargento, perderás tu oportunidad de derrotar fácilmente a Clawsevitz y pasaréis a enfrentaros a los tres Hermanos Mayores de la Hermandad de la Velocidad al mismo tiempo. ¿Qué camino tomarás? ¿Cuál es tu decisión? Escoge, pero sé rápido. Un momento de duda más de lo necesario podría significar perderlo todo.



#17
Octojin
El terror blanco
Octojin sintió una oleada de alivio cuando su puño conectó con la mandíbula de Clawsevitz, propulsando al pirata hacia los aires y haciéndolo caer pesadamente contra el suelo. Una gota de sudor recorrió su frente, notando cómo caía al suelo junto con otras tantas. El esfuerzo estaba siendo titánico, pero no solo el suyo, sino el de todos los allí presentes. La historia recordaría aquél día, y cada uno de los nombres de los allí presentes, salieran o no con vida de la carpa.

El impacto que recibió el pirata fue devastador, y por un breve instante, el gyojin pensó que había terminado el combate. Clawsevitz yacía aturdido, su cuerpo inmóvil sobre la cubierta astillada parecía inmóvil, pero no. Movía ligeramente los brazos, intentando reponerse. Todo indicaba que era el momento perfecto para rematarlo y dejar fuera de combate a uno de los más temibles oponentes a los que se habían enfrentado aquél día.

Sin embargo, justo cuando Octojin se preparaba para dar el golpe final, su mirada se desvió hacia un sonido que lo llenó de inquietud. Los gritos de victoria de los piratas resonaban en el caos del campo de batalla. Su instinto, afinado por años de lucha y supervivencia, le indicó que algo más estaba ocurriendo. Entonces la vio: Lagunta Neil, la capitana de la Hermandad de la Velocidad, entró en escena con una imponente presencia. Su barba y su musculatura eran tan imponentes como las descripciones que había oído, pero lo que realmente le preocupaba era la cinta multicolor que manejaba con una destreza letal. Aquella era una de las tantas herramientas convertidas en armas que había visto aquél día. Aquellos piratas, sin duda, eran tan eficaces como extravagantes en sus métodos de lucha.

Octojin observó con horror cómo la sargento Abbot, cansada y herida, se veía atrapada por la cinta de Lagunta, perdiendo el equilibrio mientras Onigiri preparaba su próximo ataque. Las mejillas del otro gyojin se hinchaban, y Octojin sabía que el siguiente disparo de agua podría ser letal para Abbot en su estado debilitado.

La decisión lo golpeó como una ola feroz. Podía terminar con Clawsevitz en ese preciso momento, cuando lo tenía a su merced, o podría salvar a la sargento. Si abandonaba a Clawsevitz, tendría que enfrentarse a Lagunta y Onigiri al mismo tiempo, y eso podría significar que el combate se volvería aún más peligroso. Pero si no ayudaba a Abbot... no había duda de que ella no sobreviviría.

Una rabia creciente invadió a Octojin al ver a su compañera en peligro. No importaba lo estratégico que fuera dejarla a su suerte y eliminar la amenaza inmediata de Clawsevitz, confiando en una más que improbable posibilidad de salvación por parte de la sargento. El tiburón sabía que la humana ya había asumido que podía salir de allí sin vida, pero el gyojin no se lo perdonaría jamás, más teniendo en cuenta las circunstancias que se habían dado y que podría haber hecho algo más. Algo en su interior, en su código personal, le impedía abandonar a Abbot. No podía permitir que cayera ante aquellos piratas mientras él estaba allí para protegerla.

Sin perder más tiempo, Octojin tomó su decisión. Con el semblante endurecido y los puños envueltos en haki, dejó atrás la idea de ir a por Clawsevitz y corrió a toda velocidad hacia Lagunta Neil. El aire a su alrededor parecía cargarse con su furia contenida mientras se abalanzaba sobre la pirata de barba imponente. Sabía que aquello podía ser lo menos estratégico, pero su instinto y su sentido de responsabilidad eran más fuertes que cualquier táctica.

—¡No hoy, malditos! —rugió mientras se lanzaba hacia Lagunta, con toda la furia que sentía reflejada en sus ojos.

Con un potente impulso, Octojin arremetió contra Lagunta Neil. Su primer puñetazo fue directo hacia su torso, con toda la fuerza de su haki de armadura reforzando el impacto. Quería que ese golpe no solo la alejara de la sargento, sino que sintiera la diferencia de poder. El segundo golpe, cargado con igual intensidad, iba dirigido a su abdomen. Y entonces, vino un golpe algo más potente, un gancho ascendente con la firme intención de romper su defensa.

Impacto Directo
COM101
COMBATIENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
6/8/2024
17
Costo de Energía
1
Enfriamiento
El usuario encarará de frente a su adversario propinándole un poderoso impacto directo con alguna de sus extremidades, aplicando un [Empuje] de 4 metros.
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño contundente]


La intención de Octojin era clara: darle a Abbot el tiempo necesario para ponerse a salvo o liberarse. O, si sus golpes impactaban, liberarla él mismo. Entre tanto, se interpondría entre el gyojin rana y la sargento, interceptando cualquier ataque posible. Debían situarse en una posición que permitiese ver las ofensivas de los tres frentes, por lo que si Abbot era liberada, la arrastraría hacia atrás para tener a los tres rivales de frente.

El caos a su alrededor se intensificaba, pero Octojin solo tenía un objetivo en mente en ese momento. Mientras sus puños se dirigían en una pose defensiva hacia Lagunta, su corazón latía con fuerza, con la esperanza de que su elección hubiera sido la correcta.

Si quedaban en un dos contra tres, tenían alguna posibilidad, pero sin embargo, si quedaba él solo contra los tres enemigos, tendría un panorama mucho más complicado del que podía esperar. Pero nadie dijo que la vida fuese fácil.

Mates


Datos
#18
Derian Markov
Lord Markov
Más piratas llegan junto con su capitana, sumándose a la marabunta y haciendo que el pequeño y mermado pelotón marine quede absolutamente superado numéricamente. La situación parece cada vez más desesperada. Sin embargo, sacas furia de la desesperanza y fuerza del sentido del deber hacia tu superiora. Cuando Lagunta te ve llegar, se pone en una extraña pose que parece más propia de una danza, elevando los brazos como si fuesen alas e interceptando con su rodilla derecha tu primer golpe. El choque de ataques sale a tu favor, pero la fuerza de tu golpe hace que la capitana salga hacia atrás sobre los ruedines de su patín derecho, desviando parte de la fuerza del golpe con su propio movimiento. Corres hacia ella para continuar los ataques, pero cuando vas a dar el segundo, algo se interpone entre tú y Lagunta. Es el ensangrentado y furioso Clawsevitz, que intercepta tu brazo y lo agarra sin miedo a la nueva herida que le causas. Sujeta firmemente tu brazo, impidiéndote continuar la ofensiva.

- ¡No dejaré que hagas daño a la capitana! - sus ojos están abiertos como platos e inyectados en sangre. Tose sangre tras decir eso. Sin embargo, tu ataque ha cumplido su propósito. Tras tu primer puñetazo, el agarre de Lagunta se debilitó y Abott pudo liberar su brazo y rodar a un lado, esquivando parcialmente el letal disparo de Onigiri. Lagunta Neil estira la pierna con la que ha bloqueado tu ofensiva, evidentemente dolorida. Tras eso, te mira y habla con una voz profunda e imponente - Eres fuerte, pero nuestra unidad es más fuerte. Ahora he llegado y no toleraré que hagáis más daño a mis queridos hermanos. Es vuestra única oportunidad de retiraros y llevaros a vuestros heridos, o no habrá piedad para ninguno. Ejecutaremos a los supervivientes y echaremos sus cuerpos a los tiburones.

Ante estas duras palabras y viendo el creciente número de piratas, la herida sargento alza la voz y grita - ¡Retirada! ¡Recoged a los heridos y retiraos! ¡Volvemos a la base! - Abott empieza a retroceder, asegurándose de que ningún marine queda atrás - Octojin, hemos perdido esta batalla. Retírate con nosotros - una mueca amarga se dibuja en los labios cuando dice, con voz sombría y triste - Es una orden.

Cargando a los heridos que no pueden moverse y a los muertos, el pelotón 14 se retira del Gymnasium. De los treinta y un soldados que han entrado al Gymnasium, seis han muerto, cinco están en estado crítico y dieciocho tienen heridas de diversa gravedad. Solamente dos han salido relativamente intactos. Mientras se retiran en taciturno silencio, los piratas celebran y preparan su huida, desconocedores de que su timón ha sido roto.

Tras la batalla, Ibon el Fuerte es encarcelado por crímenes de piratería. Tras recibir noticia del fracaso del ataque y de que las fuerzas de la Hermandad de la Velocidad eran ampliamente superiores a lo que la inteligencia había sugerido, la capitana Montpellier despliega dos compañías enteras contra el Gymnasium, prácticamente dejando en mínimos la guarnición del cuartel. Sin embargo, al llegar se encuentran el barco abandonado junto con la mayoría de tesoros y propiedades de los piratas. Comienza una caza para localizar y purgar a la Hermandad de la Velocidad, ahora escondidos en algún punto de la ciudad.

El Gymnasium pasa a estar temporalmente bajo control de la Marina. Dado que los daños en su sistema de navegación impiden que salga a navegar y el hecho de que, aunque fuese reparado, no es un navío estándar del cuerpo, el cuartel lo dona a la ciudad como centro de espectáculos y exhibiciones flotante.

La sargento Abott y el pelotón no fueron disciplinados ni reprendidos por el fracaso, considerando que el fallo estuvo en la unidad de inteligencia de la Marina. El error catastrófico en la información recibida ha impulsado una investigación para determinar a los culpables de tan terrible error que ha causado las muertes innecesarias de jóvenes soldados.

Y en cuanto a ti... asumiendo que hayas salido del Gymnasium (en caso contrario, seguimos roleando), tras el informe de la sargento Abott, la capitana decide recompensar tu heroica captura de Ibon y tus esfuerzos para salvar a tus compañeros con una medalla al valor en combate.
#19
Octojin
El terror blanco
El primer golpe de Octojin impactó en la rodilla de Lagunta Neil, y aunque el choque salió a su favor, la pirata consiguió retroceder, deslizándose sobre sus patines y desviando parte de la fuerza del impacto. No tenía tiempo que perder. Con la mirada fija en su objetivo, el tiburón se lanzó de nuevo hacia Lagunta, con la clara intención de acabar con ella rápidamente. O eso creía él, inocente cuanto menos. Antes de que pudiera lanzar el segundo golpe, Clawsevitz, ensangrentado y furioso, se interpuso en su camino interceptando su brazo y parando su ofensiva. Aquello le pilló completamente desprevenido. Aunque el tipo parecía estar en las últimas, había sido lo suficientemente rápido como para intervenir. El tiburón no se lo esperaba, y mucho menos que hubiese tenido la suficiente fuerza como para frenar su golpe. Clawsevitz, sollozando y con la sangre manando de su boca, sujetó su brazo con una determinación que impresionó al gyojin, al igual que lo hicieron las palabras que soltó. No parecía estar dispuesto a permitir que su capitana recibiese ningún golpe más, aunque le costase la vida. Desde luego la lealtad era fuerte en él.

La frustración creció en el interior del habitante del mar, pero en su mirada había más preocupación por Abbot. Su ofensiva había cumplido su propósito: la sargento se había conseguido liberar del brazo de la capitana pirata y rodar a un lado, escapando del letal disparo de Onigiri, que se encontraba en la lejanía, suponiendo una amenaza más a las tantas que tenían a su alrededor. Y aún así, la situación parecía empeorar a cada segundo. Lagunta Neil, aunque dolorida por el golpe recibido, se levantó y lanzó una amenaza que resonó en el campo de batalla. La pirata reconoció la fuerza del escualo, aunque se llenó el pecho hablando de que no tenían nada que hacer. Y tenía razón. Con mirar en el campo de batalla uno se podía dar cuenta de que estaban  en clara inferioridad numérica. Y con un semblante firme, les dio la posibilidad de retirarse. ¿Por qué hacía eso si tenían las de ganar? Su argumento carecía de sentido, al menos para el tiburón. Está claro que podían perder más efectivos, incluso puede que algún cargo alto. Pero tenían las de ganar. Tanto tiempo como la batalla. Sin embargo, la opción estaba ahí.

Las palabras de Lagunta Neil resonaron con una frialdad implacable, y Octojin, con los músculos tensos y el semblante lleno de rabia, sabía que la situación era desesperada. Aunque quería seguir luchando, aunque sentía que podía derrotar a esos tres piratas él solo, sabía que no era lo correcto. Aquello no iba de él, sino de todos ellos. Aunque el tiburón demostrase su fuerza y los venciera, sus aliados estaban agotados, heridos y en inferioridad. Además, la sargento Abbot, herida y agotada, alzó la voz, mandando una retirada que dejó entristecido al escualo. La voz de la sargento estaba impregnada de dolor y derrota, algo que al gyojin le dolió más aún que las propias palabras.

Los marines comenzaron a retroceder, cargando a los heridos y a los muertos. El pelotón estaba desmoronado. La voz de Abbot resonó de nuevo, esta vez dirigiéndose exclusivamente a Octojin, viendo cómo este no parecía obedecer de primeras. Le pidió, a modo de orden, que se uniera a ellos en la huida. El tiburón apretó el puño con firmeza y asintió, pero no se movió, a excepción de su cabeza, que giró para mirar a Abbot, notando cómo su rostro estaba teñido de amargura, y su voz sombría. Esas últimas palabras hicieron que Octojin sintiera un nudo en el estómago.

El habitante del mar apretó los dientes. Quería seguir luchando. Quería derrotar a esos piratas, especialmente a Lagunta Neil. Pero las palabras de Abbot eran claras. Con una mezcla de frustración y resignación, se volvió hacia los piratas. El caos reinaba a su alrededor, los marines heridos retrocedían mientras los piratas celebraban su aparente victoria. Octojin se quedó el último, cubriendo a los demás mientras escapaban. Sabía que estaba siendo sensato al proteger la retirada, pero no podía evitar sentirse impotente, como si hubiera sido capaz de cambiar el curso de la batalla si hubiera seguido luchando.

Finalmente, con el corazón lleno de rabia y tristeza, se giró y corrió, siendo el último en abandonar el campo de batalla. Mientras lo hacía, una amarga verdad se hizo evidente: aunque Clawsevitz, Lagunta Neil y Onigiri eran los mayores peligros, había muchos más piratas alrededor. Estaban completamente superados en número, y quedarse habría sido un suicidio. ¿Qué sentido tenía cazar a las tres cabezas más importantes si el resto de piratas acababan con ellos? Ahí entendió que tenía mucho que aprender aún. Abbot había sabido leer la batalla, era consciente del peligro desde el primer momento, y él, por su cabezonería, hubiera seguido luchando hasta caer inconsciente, y eso no hubiera supuesto solo su vida, sino la de todos sus compañeros.



Días después, de regreso en el cuartel, la realidad de su fracaso pesaba en el ambiente. La enfermería estaba a rebosar, llena de heridos de diversas gravedades. El tiburón había sido atendido, pero prefirió dejar su hueco a compañeros que lo necesitaran más. Notaba ciertas partes de su cuerpo entumecidas, pero su estado distaba mucho de necesitar ayuda. Sin embargo, había compañeros que estaban en una situación mucho peor, y los médicos estaban obligados a doblar turnos para que todo volviese a la normalidad.

La capitana Montpellier, por su parte, desplegó dos compañías enteras contra el Gymnasium, pero al llegar, encontraron el lugar abandonado. Los piratas habían huido, dejando el barco y muchos de sus tesoros. Aunque el Gymnasium estaba bajo control de la Marina, el fracaso de la misión quedó marcado en todos los que participaron.

Octojin recibió la noticia de que, a pesar de la derrota, sus esfuerzos habían sido reconocidos. Ibon el Fuerte fue encarcelado, y gracias al informe de la sargento Abbot, Octojin fue recompensado con una medalla al valor en combate por su heroica captura y su esfuerzo por salvar a sus compañeros. El tiburón aceptó la medalla, pero el reconocimiento se sentía vacío. A pesar de todo, la misión había sido un fracaso, y la sensación de derrota seguía pesando en su corazón. Quizá en el futuro hubiese una opción de redimirse, pero por el momento, su estado anímico era bastante bajo.

Al mirar la medalla, Octojin no pudo evitar pensar en lo que podría haber sido. Quizá si hubiera podido seguir luchando... O si hubiese ido directamente a la carpa... O quizá, si hubiese intentado hundir el barco... Pero no. Sabía que había hecho lo correcto al seguir la orden de retirada. Aunque eso no hacía que la derrota fuera menos amarga.

Mientras las celebraciones en el cuartel continuaban, Octojin se quedó en un rincón, observando en silencio. Sabía que la batalla había terminado, pero el conflicto dentro de él aún no.
#20


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