Hay rumores sobre…
...un hombre con las alas arrancadas que una vez intentó seducir a un elegante gigante y fue rechazado... ¡Pobrecito!
[Aventura] T2, Asalto al ballenero.
Balagus
-
El agua recibió a Balagus con su frío abrazo, arrebatándole la oportunidad de seguir acosando a la criatura al no poder aferrarse a su resbalosa piel. Ya fuera porque esta se hubiera quedado alojada en la carne de ADVERSIDAD, o bien porque se hubiera caído también y hundido en las aguas, su vieja hacha ya no se encontraba entre sus manos, pero eso no le causaba pesar al oni:  tanto mejor, pues así podría mancharse sus propias manos con la sangre de la criatura.
 
A pesar del tamaño y de la superioridad de aquella bestia en el agua, Balagus le devolvió un gesto de hostil fiereza cuando esta le miró. Sin embargo, sus ganas de volver a medirse con ella se esfumaron cuando su enemigo decidió ignorarle y atacar de nuevo al barco.
 
- ¡No te atrevas a ignorarme, criatura inmunda! – Bramó, desafiante, intentando aferrar la cola del animal antes de que este se escabullera, pero sólo consiguiendo que se escurriera entre sus brazos.
 
Sin perder un segundo, el oni echó a nadar detrás de ella, aunque su movimiento en el agua distaba mucho de ser tan veloz, y el navío ballenero volvía a estar inmerso en la refriega cuando le dio alcance. Si ira y rabia le empujaban a nadar al máximo de sus fuerzas, a olvidarse por completo de todo instinto de conservación y supervivencia, y ni siquiera pestañeó cuando los cañones volvieron a tronar en toda su potencia.
 
Escuchó los ecos de las voces de Silver, arengando a los marineros y organizando un intento de atrapar a ADVERSIDAD contra el propio barco. Había un plan, y Balagus sabía cómo aportar en él.
 
Sumergiéndose, nadó hasta posicionarse bajo la bestia. Tensó y tensó su brazo derecho, cerrando su puño con fuerza mientras volvía a ascender con todo el impulso que su siniestra y sus piernas podían proporcionarle. La fuerza del agua tratando de empujar su brazo hacia atrás no hacía sino cargarlo con más y más energía, que descargó en un único y poderoso golpe contra ADVERSIDAD. La durísima piel escamosa de la criatura le devolvió un calambre desde los nudillos hasta la columna como retroceso, pero sintió que había tenido éxito en su ataque. Esperaba haberlo tenido.

Rechazo Indiscriminado
VAN302
VANGUARDIA
Ofensiva Activa
Tier 3
11/9/2024
36
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario irá contrayendo su pierna o brazo concentrando toda la fuerza que pueda en ellos, con el fin de liberar un directo y poderoso impacto desde su arma contra su objetivo, llegando provocar un [Empuje] por los aires hasta 15 metros. Cada Turno que canalice la distancia de empuje aumentará otros 10 metros y su daño aumenta en 30 por cada Turno. Esta técnica se podrá [Canalizar] un máximo de 3 Turnos.
Golpe Basico + [RESx2,5] de [Daño contundente]


Resumen
#31
Marvolath
-
Tirado en el suelo no pudo sino observar el final de Marlboro, su oscura profecía. Sintió un pinchazo en el pecho, una sensación parecida al remordimiento -que él no podía sentir-, por no haber sedado o lisiado a su paciente apropiadamente. Seguramente él estaría muerto ahora, pero su paciente seguiría vivo, a salvo en la bodega. O tan a salvo como se podría estar en este barco cuando una bestia de pesadilla está determinada a hundirlo.

Había contraído una nueva deuda: Marlboro, quien arrastraba la culpa de haber matado a su propia tripulación, había encontrado redención en un último acto: salvarlo a él. Los dos conocían el peso del fracaso y, sin embargo, Marlboro se había aferrado a sus ideales hasta el último momento. Marvolath no podía hacer menos: lo daría todo para salvar a la tripulación de la ADVERSIDAD.

En el frente de la batalla Silver y algunos marineros se combatían con valentía. Marvolath se levantó, impulsado por la deuda y con renovada determinación. Corrió hacia el capitán, preparándose a su lado para proteger a los marineros que dejaba detrás de él. Si la bestia quería acabar con ellos tendría que enfrentarlo a él primero.

Silver disparó a la cabeza de la criatura, y sin esperar a confirmar el impacto arrojó su rifle y cargó hacia adelante. Marvolath, ya sin dudas ni temor, siguió al capitán tan rápido como le era posible en aquella cubierta resbaladiza. El capitán saltó, y Marvolath con él. Agarró la punta del bastón con las dos manos, cargó el ataque, y siguiendo el diestro corte del capitán golpeó con toda la fuerza que sus músculos y determinación fueron capaces de impregnar.


Rompehuesos
CON201
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 2
19/10/2024
29
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Al trazar un impacto horizontal en el que se vuelca todo el peso del arma y del propio usuario, este tratará de dar un impacto crítico y certero que logre causar un [Derribo] sobre la victima.
Golpe Básico + [FUEx2,3] de [Daño contundente]


Resumen
#32
MC duck
Pato
La Criatura seguía moviéndose, desesperada, mientras las explosiones de los cañones volvían a impactar, haciendo gritar otra vez a la criatura mientras los ánimos de la tripulación se envalentonaban con las palabras de Silver y se lanzaban al ataque. Pero dichos ataques hicieron a la criatura sobreponerse y miro furibundamente a Silver, pues era sus voz la que oía más claramente de la tripulación, incluso movió su cabeza para que el ataque en su ojo, aunque no en su herida, donde por alguna misteriosa razón caían todos los golpes de los héroes. Marvolath y Silver lograron causar un enorme daño.
Es más, el golpe de Silver, empujo a la criatura, más allá de la cubierta, devolviéndola al mar, y arrastrándose a sí mismo también, ahora, Silver estaba en el agua, el terreno predilecto de la criatura, Quien miro a Silver con su único ojo totalmente sanguinolento, mientras abría sus fauces y … se le mete una botella en la nariz. La criatura intentó resoplar, pero parecía que el botijo se había quedado atascado ahí.

-¡Y de dónde ha salido esa hay mas! HIP...  ¿vez? ¡Tengo alcohol para rato! hip...

Ahí estaba Bronz, haciendo lo que mejor sabía hacer, traer todas las cajas con alcohol y prepararse para la batalla contra la depresión ¿como hacía el tío para aparecer y desaparecer cuando le convenía? La criatura ADVERSIDAD no hablaba, pero volvió a abrir las fauces, no pareciendole importar demasiado ese tipo de ataques y dispuesto a atacar a Silver, cuando de repente el agua bajo la criatura estalló, y Balagus arrojó a Adversidad hacia el barco, incluso la criatura estaba sorprendida, los del barco envalentonados, vieron su pesadilla hecha realidad.

-¡Viene a por nosotros!!

La criatura, cayó sobre la borda del barco, Bronz y sus cajas de alcohol se rompieron y estallaron dispersando enormemente el olor a dicha sustancia, ADVERSIDAD como pez fuera del agua se zarandeo, y agito, mojando y frotando toda la cubierta con su escamoso cuerpo, empujando, derribando y lanzando fuera del barco a los tripulantes que tan valientemente había estado luchando, y frotando con alcohol toda la superficie del barco.
Vieho y Jhon, salieron corriendo de la cabina del capitán, portando cofres, y se dirigieron a la parte trasera del barco, donde la criatura no los podía ver o alcanzar.
-¡Vieho! ¡Odio la pesca con cebo!
-¡He! ¿pero funciona o no funciona?
Por otro lado. El capitán Scarface se lanzó a ocultarse detrás de unos barriles, intentando no ser visto por la criatura, dejando el timón solo, el cual empezó a girar sin control, y el barco escoró hacia uno de los lados del nido, golpeando con fuerza uno de los barcos.

Balagus y Silver, vieron extrañados como las palabras, “Death of…” se corrían y desfiguraron bajo el baño de alcohol, y con el choque, y  las escamas frotando sobre ellas, desaparecieron, dejando solo unas brillantes y doradas letras en el barco.
HOPE

cubierta limpia

Marvolath


Pero no seria lo único que llamaría su atención, todos incluida la criatura, pudieron escuchar un terrible sonido, de madera a punto de caer, aquel barco con el que habían chocado mantiene su palo mayor, el cual ahora izaba cobre la cubierta del barco y la criatura, moviéndose peligrosamente, en la parte final de este palo mayor estaba clavada un hacha, sostenida peligrosamente como una guillotina sobre ADVERSIDAD. Ese barco estaba medio podrido, las cuerdas estaban raídas y poco faltaba para que algo lo hiciera caer el enorme palo mayor, con todo su peso.

Adversidad
#33
Silver
-
El impacto del agua fría fue insignificante en comparación con el terror de tener a Adversidad tan cerca, con sus fauces abiertas, listas para devorarlo. El líquido helado envolvió a Silver al instante, pero la proximidad de la criatura le obligó a reaccionar. Apenas tuvo un segundo para orientarse cuando un giro inesperado cambió la situación: Bronz apareció como un espectro, cargando cajas de alcohol, y de alguna manera logró atorar una botella en la nariz del monstruo. Un truco absurdo, pero lo suficientemente eficaz para distraer a la bestia por unos preciosos segundos. Un rugido furioso brotó de sus fauces, aunque era evidente que esa distracción no duraría mucho.

Desde el agua, Syxel observó cómo la brutal fuerza de Balagus lanzaba a la criatura a la cubierta del Death of Hopes. El gigantesco monstruo se agitaba en el aire antes de caer con un estruendo que hizo temblar toda la embarcación. Los gritos de pánico de los marineros resonaban por doquier, mezclándose con el estrépito de la batalla. La criatura, furiosa y herida, aún representaba un peligro mortal. Sin embargo, vislumbraban una oportunidad cada vez más clara de derrotarla.

El capitán nadó con todas sus fuerzas hacia el barco que había colisionado con el ballenero, aferrándose a la madera astillada con todas sus fuerzas, lleno de determinación. Trepó rápidamente, con la mirada fija en el mástil tambaleante que pendía sobre la cubierta, apenas sostenido por unos pocos cabos maltratados. Un enorme palo con un hacha incrustada en su extremo superior colgaba peligrosamente. Parecía estar a punto de colapsar, como una trampa mortal esperando ser activada. Si lograban hacerlo caer en el momento adecuado, aplastarían a Adversidad y pondrían fin a esta brutal batalla. Sin perder un segundo, Silver gritó desde su posición elevada, y su voz resonó por encima del caos:

¡Marvolath! ¡Haz lo que sea para mantener a esa bestia en la cubierta! ¡No dejes que se mueva! —Su tono firme e imponente no dejaba espacio para dudas—. ¡Balagus, derriba este mástil con todas tus fuerzas! ¡No te detengas ni esperes por mi, es nuestra mejor oportunidad!

No había margen para titubeos. Mientras la criatura se debatía en la cubierta, Silver subía por el tambaleante mástil, cortando los cabos uno a uno con precisión. Cada corte debilitaba más la estructura. El mástil crujía bajo su peso, inclinándose más con cada segundo. El peligro era palpable, pero no había tiempo para dudar o detenerse. Ahora, la supervivencia de todos dependía de ellos tres.

Sus manos se movían con agilidad, cortando cabos mientras el mástil se inclinaba más y más. Desde lo alto, observó a Adversidad, aún agitada y luchando. Si Marvolath lograba contenerla un poco más, Balagus y él tendrían la oportunidad de acabar con la criatura.

¡Vamos, jodido mástil, cae de una vez! —gruñó entre dientes, con la vista fija en la monstruosa silueta de Adversidad.

El crujido de la madera se hacía cada vez más fuerte, una advertencia de que el colapso estaba cerca. El sudor, mezclado con agua de mar, resbalaba por su rostro, pero no se detuvo. Continuó cortando los últimos cabos que mantenían el mástil en pie, decidido a dar el golpe definitivo.

Resumen
#34
Balagus
-
El oni volvió a llenar sus pulmones de gratificante aire fresco al salir a la superficie, contemplando con satisfacción el fruto de su esfuerzo. Se sorprendió, no obstante, de ver cómo la bestia seguía revolviéndose peligrosamente sobre la cubierta del barco, herida y enfurecida a partes iguales, y se sorprendió doblemente al ver en el agua, a unos metros de él, a su capitán, a quien hacía en cubierta.
 
Empezó a nadar hacia él para ayudarle a regresar al barco, pero Silver se las apañó perfectamente por su cuenta, y sólo le echó un cable para trepar por el casco de la nave con mayor velocidad.
 
Balagus gruñía mientras trataba de tomar aire trabajosamente en cubierta. Todo el esfuerzo natatorio, sumado al brutal golpe que le acababa de endosar a ADVERSIDAD, habían deshecho casi por completo los vendajes de sus palmas, ofreciéndole dolorosas punzadas entre el frío entumecimiento que las bañaba. No era una sensación agradable, pero era mejor que ver a los marineros luchando por su vida a duras penas sobre la cubierta. Una cubierta… ¿limpia?
 
La mirada de Balagus se clavó en el mástil que pendía sobre la criatura marina, asemejándose por momentos al hacha clavada también en ella. ¿Sería su hacha, que había volado hasta allí por su cuenta tras el golpe inicial? ¿Sería una que ya estaba allí de antes? No tuvo el tiempo para resolver tales disquisiciones, pues sus ojos se encontraron fugazmente con los de Silver, y echó a correr hacia el vecino naufragio justo un momento antes de que su capitán le ordenara la idea que ambos habían tenido ya.
 
- ¡Estás loco si piensas que puedes quedarte con la gloria del golpe final! – Rugió como respuesta.
 
Balagus deseaba abrirle las tripas a aquel monstruo y sacarle los intestinos con sus propias manos, arrancarle los dientes uno a uno, y cocinar toda su suculenta y abundante carne en el más pletórico de los festines. Deseaba hacerlo cercano y personal, como una muerte digna debía ser proporcionada. Pero conocía la mirada de su viejo amigo, y cuando era la hora de actuar, no podías dudar.
 
El oni pasó con un salto de una nave a otra, y se detuvo a unos metros del maltrecho mástil. Silver aún estaba cortando cabos, no podía derribarlo aún, no si no quería lanzar a su capitán contra la bestia. Pero aquello le estaba haciendo desobedecer sus órdenes flagrantemente. “Maldición, estúpido charlatán que no sabía más que hablar por encima de sus posibilidades…”
 
Cerró momentáneamente los ojos, y vio, como un resplandor dorado en sus recuerdos recientes, el fulgurante nombre original del ballenero, que había conseguido ver un momento mientras nadaba, sin prestarle atención: Hope. Una palabra poderosa. Una palabra que resonó en su cabeza con voz propia. La misma voz que antes les advirtió que no estaban preparados. La voz que ahora le daba el último empujón al gigantón.
 
Con un grito salvaje, Balagus armó sus puños y recortó los últimos metros en una fugaz carrera, golpeando con salvajismo el mástil con toda su fuerza para hacerlo ceder sobre ADVERSIDAD. Los últimos restos de las vendas cedieron entre sus dedos, y apretó con fuerza los dientes para ignorar el dolor lacerante que aún sentía en las palmas.

Impacto Directo
COM101
COMBATIENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
30/8/2024
17
Costo de Energía
1
Enfriamiento
El usuario encarará de frente a su adversario propinándole un poderoso impacto directo con alguna de sus extremidades, aplicando un [Empuje] de 4 metros.
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño contundente]

 
Esperó para oír el crujido de la madera, pues sólo entonces se lanzaría en la dirección opuesta para recoger a Silver de un posible destino funesto.

Resumen
#35
Marvolath
-
El ataque coordinado había funcionado, y la criatura retrocedía dando un margen de seguridad a la tripulación. Buscó al capitán con la mirada esperando entender cuál sería el siguiente movimiento, pero sólo fue capaz de atisbar cómo se deslizaba fuera de la borda, arrastrado por la serpiente. Apretó los dientes: sólo quedaba él en cubierta para proteger al resto.

Los marineros, nuevamente sin la guía y ánimos de las palabras del capitán, se mostraban indecisos. Silver tenía razón en que la criatura sangraba, y quizá sería posible derrotarla. Pero ellos también sangraban, y con mayor facilidad. ¿Era acaso posible derrotar a un ser tan poderoso?

La criatura se revolvía en el agua, seguramente combatiendo contra Silver. Marvolath tenía que pensar en cómo distraer a la criatura y dar una oportunidad a los que habían caído de retirarse. La solución llegó por parte de uno de los marineros, viejo y desgarbado, comenzó a arrojar botellas. Serviría.

Pero los combates no esperan a los planes, y la situación cambió antes de poder ayudar al marinero con la distracción. La ADVERSIDAD... ¿saltó? sobre la cubierta. Tuvo el tiempo justo de esquivar la caída, suerte de la que no gozó el marinero valiente. No pudo dedicar ni un pensamiento a lamentar su muerte antes de que la serpiente se revolviese como un látigo gigante con vida propia. Un látigo que destrozaría el barco y a la tripulación si no se detenía.

Corrió con rapidez ahora que la cubierta estaba limpia -de grasa, al menos- calculando la distancia, dejando atrás a los marineros, buscando la posición apropiada para parar las sacudidas con un golpe en la cabeza. Corrió lateramente, esperando llegar a tiempo para recibir el impacto. "Tres, dos,..." pisó con firmeza, tensó sus músculos, y golpeó.

Rompecoraza
CON101
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
16/10/2024
17
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Dando un firme paso en el que el usuario buscará generar toda la potencia de impulso y una cierta inercia con la que golpeara con su arma sin compasión a su objetivo causando un [Empuje] de 5 metros.
Golpe Básico + [FUEx2] de [Daño contundente]

No estaba seguro de si tendría la suficiente fuerza como para detenerla con un golpe, pero lo haría con su propio cuerpo si era necesario. ADVERSIDAD no llegaría a los marineros.

Notó dolorosos calambres por todo el cuerpo, y sus músculos se quejaban por el esfuerzo. Era un pequeño precio que estaba dispuesto a pagar, mucho menor que el de fallar a la silenciosa promesa que había hecho a Marlboro minutos atrás.

¡Marvolath! ¡Haz lo que sea para mantener a esa bestia en la cubierta! ¡No dejes que se mueva!

Se alegró al saber que el sacrificio del marinero no había sido en vano, y que Silver -y por lo que escuchó, Balagus- estaban vivos y tan a salvo como el resto.

Miró a la criatura, o a la parte de ella que podía contemplar de una vez. Sería un reto, no sólo por la fuerza y peso de la criatura, sino por no tener por donde sujetarla más allá de... ¡el arpón! Si tenían el agarre suficiente como para que una ballena remolcase a un barco, tendría que ser capaz de aguantar.

- ¡TRIPULACIÓN A MÍ! ¡TRAED CABOS, ATAD EL ARPÓN! ¡MANTENGAMOS A LA CRIATURA COMO HA ORDENADO EL CAPITÁN!

Su pequeña estatura, su voz aguda, y el desapasionado tono con el que pronunció las palabras hacían que cualquier discurso fuese aburrido tras las órdenes del capitán, pero el arrojo con el se lanzó hacia el arpón y tiró de él bien podrían inspirar lo que su lengua no podía.

Resumen
#36
MC duck
Pato
Silver cortó las viejas cuerdas que habían atrapado a un mástil que hacía mucho tiempo que debió derrumbarse, y que había aguantado… a saber por qué… Tal vez como los tripulantes que sin sueños y esperanzas se habían mantenido en la tristeza y la amargura esperando un día una marea que los sacara de ese infierno en vida, en vez de luchar para conseguirlo. Un golpe, un golpe de Balagus bastó para que la enorme estructura finalmente colapsara.
Mientras, Marvolath daba un poderoso golpe para dejar la bestia en su sitio y atraparla desde el arpón para que la guillotina estuviera dispuesta.

Lamentablemente nadie ayudó a Marvolath, todos los marineros que habían estado ayudando fielmente, permanecen destrozados en los laterales, bajo la bestia o se habían tirado al agua y nadando lo más rápido posible para desaparecer entre la niebla temiendo que la criatura los matara. la desaparición de Silver, su ancla, y la sorpresiva y extraña forma de atacar a de la criatura los había terminado de espantar, cayendo en el miedo y algo de su locura. El enano no tenía carisma y no animó a los pocos que se escondían por sus vidas, y menos a los que estaban inconscientes.

Aun así, el crujido hendió el aire, más fuerte que cualquier rugido de la criatura, mientras el palo mayor, caída con el viejo hacha de Balagus para sentenciar el golpe final a la criatura, golpeando con toda su fuerza contra la nuca de la criatura.

300 puntos de daño.

Lo que quedaba de ADVERSIDAD era una criatura drogui, que ya no se retorcía, como si esa, casi decapitación, hubiera dañado alguna vértebra importante y afectará a su movimiento, ahora solo luchaba por respirar cada bocanada de aire que le quedaba por vivir.

Silver y Balagus podían subir por el “improvisado” puente que ahora tenían. Aun así tardaría y Marvolath era el más cercano que había, si quisiera podría acabar con el sufrimiento de la criatura, pero algo se lo impedía, incluso si ADVERSIDAD era un monstruo y había matado a tanta gente … Matar era una línea que al enano le costaba cruzar. Pero habían otros que no dudaron en actuar “valientemente”.

Una hoja entró en el muñón del ojo y se clavó directamente en el cerebro de la criatura.

-¡JAJAJA! ¡Yo soy el gran y único Capitán Scarface! ¡Asesino de la ADVERSIDAD! ¡He terminado con la maldición de este navío!

No hubo aplausos, ni vítores, si alguno quedaba vivo de la tripulación, no tenía ánimos de animar nada. Tal vez por eso el amargado capitán se giró a Marvolath.

-Pues nada, Carpintero, a reparar los destrozos…  ¡Cocinero! suba ya a bordo, debo celebrar mi victoria, Seria un gran lujo probar la carne de la bestia. - no pareció notar el peligro que había en el aire- Silver… obviare el desacato de antes… casualmente tengo libre el empleo de timonel, eso si… -Miro la sangre, y los cuerpos de los muertos (o sus partes dispersas) en la cubierta- Limpie la cubierta antes.

Finalmente Scarface pareció notar que algo iba mal, por que ninguno salio a hacer las cosas que les había ordenado hacer.

-¿Qué hacéis? ¡¿Por qué me miráis así?! ¿tengo hombres! ¿Chicos? -nadie en el barco respondía - ¡Vieho! ¡Jonas! … -nadie respondió.- ¿alguien?...

Y nadie respondió.

El fin de la aventura se acerca


UN ruido acabaria el silencio, el enorme palo, mayor se habia hundido, dejando solo el cuerpo de la bestia, y reclamando el viejo hacha de Balagus. Alguien movía el barco.

Silver ya tenia total libertad, para acceder al timón del barco, pero mientras avanzaba por el apestoso olor a alcohol de cubierta, se dio cuenta de que este debió subírsele a la cabeza, al igual que a Balagus o a Marvolath, por que mientras avanzaban por la cubierta pudieron ver a Bronz tan tranquilamente bebiendo mientras manejaba el timón. ¿Pero a este no lo habia aplastado la ADVERSIDAD? Lo peor es que como borracho decía cosas sin sentido en una especie de canción marinera, que nadie jamas habia escuchado antes.

[Imagen: 342074b5d2188331ecc385775fc321da.jpg]

Cuatro marineros se fueron a la mar; Hip
a ninguno se lo volvió a ver jamás

los cuatro marineros salieron a pescar; hip
uno se lo comió un pez y quedaron tres.

tres marineros se fueron a dormir; HIp
uno, no se quedo dormido y entonces quedaron dos.

Dos marineros viajaron por la bahía; hip
uno dijo que se quedaría allí y quedo uno.

Un Marinero quedó solo; Hip...
Se ahorco, Y no quedó... ¡ninguno!

Bronz pego un largo trago mientras miraba uno a uno a los 3 hombres que tenia delante de si, como si mirara mas allá de sus caras, de sus ropas roídas y sucias, mojadas y rasgadas, finalmente parece que la infinita botella de Bronz se habia quedado vacía, ya no habia nada de lo que beber. Por que tal vez estaba seca desde hace mucho, por mucho que se esforzara en beber.

-Se dice que un marinero se mide por sus agallas, su voluntad, su férrea forma de superar la adversidades que se encuentran en su camino.- dijo girando el timón como si fuera un volante de coche de feria, mientras por alguna razón la niebla, se iba disipando poco a poco.- Hoy, os habéis enfrentado a vuestras propias inseguridades, vuestros miedos, y a vuestra primera ADVERSIDAD... pero esta, solo es la primera de muchas, vuestra aventura empieza, pero hoy han finalizado muchas otras... Este barco ahora esta vacío, eso parece, pero esta cargado, con sueños y esperanzas, las que depositáis en el, en vosotros mismos. Pero no os engañéis, ya habéis visto el final... Tal vez tengáis mas suerte, tal vez sea mas épica, pero, la muerte siempre llega al final.

Poco a poco la niebla se estaba perdiendo, como si finalmente estuvierais saliendo de esa bahía, ya no podían verse los cascotes de los barcos caídos, solo niebla, pero que como un velo se iba retirando poco a poco, mientras la luz del sol, volvía a verse, aunque distante aun.

-No importa si eres un capitán que huye del fracaso culpando a los demás, no importa si eres una bestia marina solo temida por ser un pez grande en una pecera, un barco que busca vengar la muerte de los caídos en el pasado, cuando pierdes el rumbo, solo queda un final posible.

Bronz no esperaba respuesta por su parte, podían darla, pero eso no cambiaba la verdad, lo que ellos mismos pensaran.

-Enfrentar el pasado esta bien- dijo mirando a Balagus- siempre que no te estanque en un ciclo sin fin del que no puedes escapar, por que, por mucho que lo intentemos, no los podemos salvar a todos- su mirada paso a Marvolath- Por que la lucha es constante, y eterna, y a pesar de todo puede que siempre la pierdas... pero a veces, perder es ganar.- finalmente su mirada acabo en Silver- Tomad el timón de vuestro barco si os atrevéis a virar rumbo a vuestro destino, sabiendo que aunque al final sea deprimente, lo importante de una historia nunca es el final, son los nuevos comienzos, dar un nuevo comienzo al HOPE, dar un nuevo comienzo a vuestras vidas... comenzad vuestra aventura.

y mientras la niebla se disipaba, también lo hacia el propio Bronz como si fuera parte de la misma niebla que habia acompañado al navío desde el puerto, mientras su carne se volvía joven, por un segundo, casi parecido a Silver, antes de volverse hueso y su sonrisa se volvía calavera, para finalmente volverse niebla. ¿fantasma? ¿recuerdo? ¿logia? no habían respuestas, solo mas preguntas... O tal vez, la respuesta Real no importa, sino la que asimile tu corazón.

El Hope es vuestro... y ahora el sol estaba alto, dejando la niebla que os impedían ver atrás, ahora solo esta la alta mar y vosotros, aun cargando con los cadáveres del pasado, pero al fin, libres, libres de toda maldición, de toda pena, de toda carga, al menos... por ahora...
#37
Balagus
-
Nadie respondió a las bravatas de Scarface. Ni a sus órdenes. Ni a la llamada a sus hombres. Nada, salvo la grave y gutural voz de un oni, retumbando como si fuera un enorme y arcaico instrumento tribal, cantando una vieja tonada de piratas.
 
Música: desde el 0:32

 
Silver le había enseñado a Balagus aquella pequeña pieza hacía algún tiempo. Le había dicho que, cuando las más grandes tripulaciones piratas la cantaban en el pasado, sus capitanes se reunían, y hasta los marineros y cazarrecompensas más aguerridos y poderosos temblaban de miedo. El contramaestre siempre creyó que su capitán se la había inventado un día, pero allí… allí, entre toda la niebla, después de lo que acababan de vivir, algo resonaba entre las notas con un sentimiento poderoso e innegable.
 
El gigantón apareció de entre la niebla, caminando por el trémulo puente tendido con pasos firmes, sin apartar su penetrante mirada del pretencioso “capitán” del navío. Silver se unió al canto sin dudarlo, y su salvaje compañero pudo sentir cómo, de alguna manera, incluso los naufragios a su alrededor resonaban con la canción, formando un coro fantasmal de crujidos y lamentos, al fin ajusticiados.
 
Le ardían las manos, necesitaría ser tratado de nuevo por Marvolath. Sus brazos y piernas estaban acalambrados y entumecidos por los golpes propinados y por el esfuerzo natatorio. Sin embargo, sus ojos, brillantes como dos pedazos de fulgurante ámbar, se negaban a apartarse del último enemigo que, en su opinión, quedaba en aquel barco.
 
La canción terminó. Le habían acorralado. Estaba aterrado. Su espada se hundió superficialmente en el brazo del oni, movimiento que fue respondido rápidamente con una enorme manaza aferrando a Scarface por la cara, levantándole en el aire como si apenas pesara, e ignorando el dolor de sus palmas. Balagus miró un momento al doctor: había deducido ya que su inesperado aliado tenía ciertos reparos a la hora de cercenar vidas, y por ello quería hacerle saber, a su silenciosa y significativa manera, que no habría salvación para tal despropósito de hombre. Luego, miró a su Silver.
 
- ¿Qué ordena hacer con él, capitán? – Fue toda la pregunta que hizo, simple, carente de ceremonia, y al mismo tiempo tan lúgubre y funesta.
 
Fuera lo que decidieran, Balagus no opuso ninguna queja. Y, cuando se hubieron deshecho de él, el oni se dedicó a deambular un rato por la cubierta sin rumbo fijo. A veces echaba una mirada al cadáver de la bestia, admirando su fuerza y majestuosidad, aun muerta, y preguntándose una vez más a qué sabría, y cómo podría cocinarla. A veces, sus ojos se paseaban por la borda, y por los cadáveres y los restos de los pobres diablos que habían perdido su vida allí. Y entonces la vio.
 
Una calavera, más grande y angulosa de lo normal, a la que le faltaba la mitad inferior. La calavera de un oni sin cuernos. Balagus no tenía claro cómo había acabado allí, ni cómo había perdido la carne y los ojos tan rápido. Pero tampoco lo pensó mucho. No le importaba, realmente. Con reverencia, se arrodilló frente a aquel único recordatorio, lo tomó con una mano, y posó su frente en la gruesa pared del cráneo.
 
- Aka’Magosh, Malakus. – Susurró, con profundo sentimiento, volviendo a invocar una palabra de gran agradecimiento de la lengua de sus ancestros. – Tus padres te esperan orgullosos, guerrero. –
 
Sus ojos se esforzaron en derramar una única lágrima solitaria, corriendo por su mejilla derecha hasta perderse en su barba. Hacía mucho que creía sus lacrimales secos, su llantos apagados y ahogados. Aquel viejo esclavo redimido como guerrero parecía haberle convencido de lo contrario.
 
Y, sin previo aviso, la nave empezó a moverse. El gran mástil que había acabado con la bestia se hundió en las profundidades, llevándose la vieja y castigada hacha con él. Balagus la vio escaparse, con una mezcla de lamento y de orgullo. Había sido su primera arma desde que escapó de su cruel cautiverio, le había acompañado a través de docenas de cacerías y escaramuzas, y ciertamente, merecía una jubilación acorde con la proeza que había logrado.
 
El oni se dirigió hacia la popa, esperando encontrar allí a su capitán, dirigiendo lo que quedaba del Hope. Sin embargo, grande fue su sorpresa cuando vio que no era sino Bronz, al que daban por muerto, quien llevaba el timón mientras cantaba entre trago y trago. Tragos al aire, a juzgar por el contenido de la botella.
 
Aunque parecía más un loco o un borracho balbuceando y escupiendo reflexiones que sólo a él le parecerían lógicas y profundas, algo hizo que Balagus se quedara mirándole, casi como entendiera cada una de sus palabras, como si pesaran poderosamente en él. Cuando le miró y, claramente, se refirió a él, el gigantón sólo pudo bajar la mirada hacia el cráneo recuperado, y responder con un silencioso asentimiento.
 
Luego se refirió a los demás, y luego… desapareció con la niebla. Por alguna razón, aquello no le importunó en absoluto al contramaestre: había visto demasiado aquel día como para ponerse a tratar de razonarlo todo, y se encontraba demasiado cansado como para darle más trabajo a su cerebro del que su cuerpo tenía por delante. Tras adentrarse en la bodega, sacó una buena cantidad de aparejos de pesca y arrastre de ballenas, y se puso a afianzar a la enorme criatura para no perderla por el camino. Todavía tenía los ganchos en la mano, cuando se dirigió hacia Marvolath, que pasaba cerca.
 
- Creo que lo mejor será que me ocupe yo del barco después de asegurar a este pequeñín, ¿no crees? Además, alguien tendrá que limpiar la cubierta. –
 
Dejó escapar una única, breve y sonora carcajada de sorna con su comentario final, mientras su mente pivotaba entre las posibilidades de aprender los secretos de la carpintería, y así arreglar los puñeteros marcos de las puertas para no tener que agacharse por ellos, y la calavera que había dejado limpiando y desinfectándose en la cocina. Una calavera que siempre llevaría en su enorme cinturón, como recordatorio de la lección aprendida aquel día. Como honra a un viejo amigo.
#38
Marvolath
-
La voz profunda de Balagus llenó la niebla, y pronto se le unió la voz intermedia de Silver en una tonada que le resultada familiar a Marvolath. Seguramente la cantarían algunos marineros con los que habría compartido viaje, aunque la que recordaba parecían el chocar de vidrios en comparación. Sintió el impulso de unirse, como hechizado por el canto de unas sirenas. Se mordió la lengua y se forzó a dar un paso atrás: esta canción le pertenecía a la tripulación de Silver y Balagus, y él era sólo un polizón.

Scarface se retorcía en el agarre de Balagus, como una bandera a la que no le quedaban fuerzas para ondear con orgullo, tratando de proferir maldiciones a través de la garra del gigante oni. La orden de Silver estaba clara, y la sentencia dictada. El condenado se retorció con la intensidad del que se sabe muerto, sin que el pulso de Balagus temblara lo más mínimo.

El médico dio unos pasos apoyándose en el bastón con cierta dificultad, resintiéndose de los esfuerzos de la batalla. Apoyó su mano en el muslo, con suavidad, buscando su mirada. Sus ojos oscuros como un lago en una noche sin estrellas no mostraban más que calma en la superficie, pero había algo bullendo bajo esa quietud. Si uno miraba lo suficiente podía intuir una ira y un desprecio contenidos, y un brillo de la furia que ardía en lo profundo. Hizo un ligero gesto con la cabeza, en dirección al suelo que tenían delante.

Balagus pareció comprender, pues dejó caer a su presa, que aterrizó de espaldas con un gemido ahogado de dolor. Recorrió con renqueante lentitud la corta distancia que los separaba, apoyando ostentosamente su peso en el bastón, haciendo crujir ligeramente la madera el barco. La mirada del "capitán", esperanzada al verse liberado, fue mudando lentamente al entender la situación.
Llegó a su lado, asegurándose de que su último paso hiciera coincidir la punta del bastón con la parte baja del vientre. Un poco más abajo, sí ahí. Se apoyó en el bastón, inclinándose para sujetar por la solapa de la chaqueta y alzarlo unos centímetros del suelo, lo suficiente para susurrarle cara a cara con un tono carente de toda inflexión

- Unos monstruos como tú y como yo no merecemos tener tan buena suerte. Hacía tanto que no encontraba a un paciente con el que pudiera estudiar... - suspiró con aflicción y lo soltó, apoyándose nuevamente en el bastón para erguirse - Pero el capitán ha decidido ser compasivo. Ya tendremos tiempo en el infierno.

Le dio la espalda, dirigió un gesto de agradecimiento a Balagus, y se alejó con un paso más ligero, como si aquella breve conversación se hubiera llevado un oscuro pensamiento que le pesaba.

Sabía que el destino de Scarface era justo, pero incluso así prefería no presenciarlo. Se distrajo explorando el barco, ahora libre de la supervisión de los marineros. La batalla, especialmente los últimos coletazos de ADVERSIDAD habían dañado notablemente el barco, y arrojado por la borda las pocas provisiones que quedaban en cubierta. Bajó las escaleras, encontrando la tela arrugada y con restos de sangre que había servido de cama para Marlboro. Recorrió la bodega, acariciando con la punta de los dedos las suturas metálicas que había su predecesor, recordando el breve momento que habían compartido, y la promesa que había hecho de salvar a su tripulación. La promesa que los dos habían hecho alguna vez, y que habían roto.

Sacó una de sus botellas. No era el tipo de alcohol que necesitaba, pero había pasado tanto tiempo en aquella botella que eran tan peligroso como útil. Dio un largo trago, terriblemente amargo. Justo lo que buscaba. Fue a dar el segundo cuando sintió el movimiento del barco, que zarpaba como si se hubiese dado cuenta de que llevaba demasiado tiempo quieto y se le hacía tarde. Ya se lamentaría, después, en ese momento en el que siempre había tiempo pero que no se permitía alcanzar.

Regresó a cubierta, donde para su sorpresa encontró al marinero valiente al timón, recitando una extraña canción. Les dirigió unas palabras que, en un principio, se le antojaron estúpidas. 

¿Que no se puede salvar a todos? Sólo porque somos débiles.

Pero se sorprendió al notarse aliviado, como si a pesar de rechazar sus palabras éstas hubiesen llegado a él, reconfortándolo.

Miró al mar, donde nadie podría ver una sonrisa que no tenía permitido mostrar. 

Se podrá.

Y, como respondiendo a sus nuevos pensamientos, un movimiento en la barandilla captó su atención entre la niebla que se disipaba. Un pequeño trozo de tela oscura se había enganchado entre las astillas de la borda. De alguna manera supo que era el pañuelo que llevaba Marlboro en la cabeza. Lo guardó en su mochila junto con la sonrisa que aún le duraba y un atisbo de lágrima que amenazaba con aparecer.

- Creo que lo mejor será que me ocupe yo del barco después de asegurar a este pequeñín, ¿no crees? Además, alguien tendrá que limpiar la cubierta.

Marvolath lo miró, confundido al salir de pronto de sus pensamientos. Asintió lentamente, asimilando poco a poco lo que había querido decirle, y torció la boca, en un gesto ambiguo entre la sonrisa y la resignación. Encontró la fregona, que milagrosamente había resistido a la ADVERSIDAD encajada entre unas maderas, y se dirigió con ella hacia Silver, esperando alguna reacción por su parte. Al cruzarse con él se limitó a saludar con respeto, y continuó hacia donde estaban escondidos Vieho y Jonas.

- Qué suerte que estos dos marineros reservaran fuerzas durante la batalla para poder limpiar ahora el barco, ¿verdad? Lástima que sólo haya una fregona - dijo ofreciendo la fregona - Me pregunto con qué tendrá que limpiar el otro.

Volvió con Balagus, quien se encontraba nuevamente entre los fogones de la cocina. Revisó sus manos con atención. Ya estaban saliendo las ampollas por la quemadura, pero la dura piel del oni, encallecida por los años evitaría que reventasen con facilidad. Aplicó nuevamente la "pomada" desinfectante, y la envolvió con vendas frías.

- Intenta no hacer demasiada fuerza. Humedece las vendas con agua fría si notas mucho calor, y las cambiaremos dos veces al día. En una semana estarás como nuevo. Y recuerda usar un paño la próxima vez.
#39
Silver
-
La niebla cubría todo a su alrededor, densa y pesada como si intentara retener al Hope en su abrazo. Sin embargo, el capitán sentía que algo se había despejado dentro de él. Los ecos de la batalla aún vibraban en el aire, pero lo peor había pasado. A pesar de las bajas y la destrucción, habían logrado sobrevivir a la adversidad. Mientras avanzaba por la cubierta, los cuerpos dispersos de los marineros y los escombros de lo que había sido una brutal confrontación parecían congelados en el tiempo.

Fue entonces cuando una melodía antigua resonó a través de la niebla, profunda y vibrante. La voz grave de Balagus se elevaba como un canto fúnebre, una canción que hacía tiempo el mismo le había enseñado. Mientras escuchaba, sintió la llamada de la música, y en un acto reflejo, el capitán unió su voz a la de su amigo. El tono de Silver no era tan grave como el de su contramaestre, pero en ese momento, sus voces se fusionaron en una sola. La tonada recorría el barco, atravesando la niebla y las ruinas como un lamento por los caídos y una promesa de lo que estaba por venir.

Never shall we die...

Con cada verso que entonaban, sentía cómo algo profundo se cerraba dentro de él, como si con esa canción estuvieran dejando atrás los miedos y las sombras del Death of Hopes, abrazando el nacimiento del Hope. Cuando el último eco de la melodía se desvaneció en el aire, quedó un silencio expectante, roto solo por el sonido del viento entre los mástiles rotos.

Fue entonces cuando pasaron al siguiente asunto pendiente. Scarface, ahora preso del agarre de Balagus, retorciéndose como un animal acorralado. El otrora altanero capitán no era más que un despojo patético, luchando en vano contra su destino. Silver se acercó con pasos firmes y su mirada fija en el hombre que había llevado a la tripulación a la ruina. Este momento había tardado en llegar, pero era inevitable.

Sin vacilar, desenvainó su espada. El frío metal reflejaba la tenue luz que lograba atravesar la niebla. Scarface intentó gritar maldiciones, pero sus palabras no significaban nada. El capitán pirata se detuvo frente a él y dirigió una última mirada a Balagus, quien comprendió sin necesidad de palabras.

Ya no tienes lugar aquí —sentenció Silver, con una voz que no admitía réplica.

Con un movimiento rápido y certero, hundió la espada en el pecho de Scarface. No hubo lucha, no hubo resistencia. Solo un silencio final mientras la vida abandonaba el cuerpo del hombre caído. Cuando el cuerpo inerte de Scarface cayó al suelo, Syxel no sintió ni odio ni satisfacción. Simplemente había cumplido con lo que debía hacerse. Tras un breve momento de reflexión, ordenó a Balagus con frialdad:

Tira la basura por la borda.

Balagus asintió en silencio y levantó el cuerpo con facilidad, mientras Silver se alejaba, dándole la espalda al cadáver. El sonido sordo del cuerpo siendo arrojado al mar quedó atrás mientras el capitán continuaba su recorrido por la cubierta, observando los restos de lo que había sido una batalla épica. Los cuerpos de los marineros que habían caído en combate yacían dispersos, mientras el enorme cadáver de Adversidad aún ocupaba gran parte de la cubierta, su enorme cuerpo inerte tras el colapso final del mástil.

Syxel se detuvo un momento frente a la bestia, observando el resultado de su lucha. Incluso en la muerte, Adversidad seguía siendo una criatura impresionante, una prueba tangible de lo que habían logrado. Pero antes de poder reflexionar más, la risa quebrada de Bronz, ese marinero que debería haber muerto, resonó desde el timón.

Con incredulidad, el capitán levantó la vista y vio a Bronz, aparentemente ileso, manejando el timón como si la bestia nunca lo hubiera aplastado. Se acercó lentamente, mientras su mente trataba de procesar lo que estaba viendo. Bronz estaba recitando una extraña canción, con un tono borracho y errático que flotaba en el aire. A cada palabra, parecía que el viejo marinero ofrecía una reflexión más profunda, casi filosófica, sobre lo que significaba ser un verdadero capitán y enfrentar las adversidades del mar.

Silver se detuvo a unos metros de él, escuchando en silencio. Cada palabra resonaba en su mente, como una advertencia y un consejo a partes iguales. Bronz hablaba de muerte, de desafíos y de la inevitabilidad de enfrentarse a ellos, pero también de nuevos comienzos, de un futuro que aún estaba por escribirse. Era como si el viejo marinero hablara directamente al alma del barco y de su nueva tripulación.

Cuando Bronz dirigió una última mirada al capitán antes de desvanecerse lentamente en la niebla, dejando más preguntas que respuestas, Syxel supo que lo que realmente importaba no era quién o qué era Bronz, sino lo que sus palabras significaban. Las aventuras y los retos no habían terminado, solo estaban empezando. Sacó de nuevo su petaca y dio un largo trago, despidiendo a su manera al viejo marinero.

El capitán recorrió la cubierta una vez más, buscando a Balagus y Marvolath, sus dos compañeros en esta odisea. Ambos habían demostrado su lealtad y valentía, y ahora, tras haber enfrentado sus propios demonios, permanecían junto a él. Habían sobrevivido a la batalla, pero la verdadera prueba estaba por comenzar. Con determinación renovada, Syxel caminó hacia el timón del Hope. Mientras sus manos se aferraban a la madera, las palabras de Bronz aún resonaban en su mente, pero el sol, ahora visible a lo lejos, comenzaba a disipar la niebla. Ese barco ya no era una tumba, ni una prisión maldita. Era un símbolo de libertad, de nuevos comienzos.

Este barco ya no será una tumba —susurró para sí mismo, mientras levantaba la mirada hacia el horizonte—. Ahora es nuestro hogar.

Con una última mirada hacia el cuerpo de Adversidad, que Balagus ya había asegurado, y el vacío donde Scarface había caído, Silver giró el timón, marcando el rumbo hacia su próximo destino. El Hope navegaba ahora hacia el futuro, y con él, llevaban consigo nuevas esperanzas y sueños, listos para enfrentarse a las adversidades que el mar les deparara. La niebla se iba disipando lentamente, dejando a la vista un vasto e incierto horizonte. El nuevo capítulo de su historia estaba por comenzar.

Resumen
#40


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