¿Sabías que…?
... existe una tribu Lunarian en una isla del East Blue.
[Común] Mapa por liebre
Tofun
El Largo
Noche del 22 de Verano del año 724
Taberna de mala muerte en Oykot Este


Había sido un día largo, de esos que te hacen plantearte si alguna vez hiciste algo malo en otra vida para acabar así. Estaba completamente metido en la causa, juntándome con las gentes de Oykot, aprendiendo de ellas, sus problemas con la realeza, y, de paso, intentando descubrir cualquier punto débil de la central hidroeléctrica.

En las tabernas de mala muerte de Oykot, las de los balleneros, no tardó en correr la noticia: "Un enano invita a quien le gane en un pulso a beber gratis toda la noche". Y allí estaba yo, sentado en un taburete alto, apoyado en la pared de piedra esperando a los aventureros que venían en fila, como si estuvieran haciendo cola para subirse a una atracción.

El truco era sencillo: medía la fuerza de mi oponente y, si no parecía un digno rival, le dejaba ganar. Todo una farsa, pero muy educativa para mí. Así iba viendo de qué pasta estaban hechos los locales. Y si por algún milagro del destino aparecía alguien que me mostrase verdadera fuerza... ¡Ojo! Ese podría ser un buen fichaje para el Ejército Revolucionario. Pero, claro, como era de esperar, no había aparecido ni uno solo que no fuera una decepción andante.

Por supuesto, yo no dejaba de beber. Al lado mío había una botella de whisky y varios vasos de chupito. Ya había tomado un trago de mi propia cosecha [+10FUE], pero aún no estaba lo suficientemente borracho como para tomar decisiones de las que me arrepentiría al día siguiente. Lo bueno de este plan maestro era que no pensaba escatimar en gastos durante mi paso por Oykot. El dinero de la dote de bodas con Gertrudis me había dado para invitar a todo el mundo mil y una veces. ¡Menudo pelotazo había pegado! Lo que no pegó fue el matrimonio, pero esa es otra historia...

¡Nuevo contrincante! Un chaval joven, rubio, con cara de pensar que era el más fuerte del lugar. Lo supe porque todo el mundo se había reunido alrededor para ver el duelo. Nos agarramos las manos, él frunció el ceño como si fuera a levantar un barco entero y... Nada. Fingí apretar los dientes y hacer fuerza, intentando equilibrar su ímpetu con mi inexistente esfuerzo. Todo un paripé.

¡Rghhhhh! Eres fuerte, chico. ¡Hip! — Solté un hipo tan oportuno que, por pura comedia involuntaria, dejé caer mi mano. Otra derrota "accidental". Otro amigo "ganado". Y, cómo no, otro descarte para la revolución.

Pero no solo me dedicaba a invitar a beber, ¡no, señor! También había dejado caer que vendía algunos objetos baratos. Regalos de boda: ¿para qué quiero yo un mapa de Oykot cuando lo que quiero es salir de aquí? Un mapa del East Blue, una ballesta de última generación (a quién le interese), y alguna que otra joya, todo a precios asequibles, por si alguien quería ayudarme a recuperar lo que había invertido en estas copas o mas bien, por si alguien con dinero se dejaba ver.



(Todo actualizado en el primer post)
Personaje
Inventario
#1
Silver
-
La taberna apestaba a humo y sudor, pero el aire estaba impregnado también de un ambiente de celebración. Sentado en una esquina algo más tranquila, el capitán pirata se llevaba un vaso de ron a los labios con una sonrisa apenas perceptible. Finalmente, la suerte les había sonreído. Habían conseguido un barco nuevo, lo cual era motivo más que suficiente para la celebración, al menos por esta noche. Sus compañeros estaban dispersos por la ciudad o ya se habrían retirado a descansar. Era un día para relajarse, un respiro en medio de la tormenta de la vida pirata.

Sin embargo, su mirada estaba fija en algo más interesante que el vaso. A unos metros de su mesa, un pequeño enano se encargaba de atraer a todo tipo de aspirantes al duelo de pulsos. Al principio, había sido una distracción más en el bullicio de la taberna. Otro alarde de fuerza vacía que los lugareños adoraban presenciar. Pero había algo en aquel pequeño competidor que le intrigaba. A pesar de su tamaño, parecía manejar a sus rivales con una mezcla de astucia y engaño, dejando ganar a algunos para mantener la ilusión de un desafío legítimo. Silver no era precisamente fácil de impresionar, pero ver a alguien tan astuto jugando con las expectativas de los demás le recordaba un poco a su propia forma de actuar.

Tomó otro sorbo de su bebida, esta vez más lentamente, cuando escuchó al enano mencionar algo que lo hizo enderezarse en su asiento. Un mapa del East Blue. Su interés se disparó instantáneamente. Tenía todos los sentidos alerta y no pudo evitar escuchar con más atención a partir de ese momento. Un mapa podría ser justo lo que necesitaban para continuar con sus planes, quizá incluso acelerar la búsqueda de información para su siguiente objetivo.

Dejó el vaso sobre la mesa y se levantó con calma. A paso lento pero firme, avanzó entre las mesas y el gentío, abriéndose paso sin necesidad de decir una palabra. Su presencia, imponente y carismática, era suficiente para que la gente se apartara a medida que se acercaba al lugar donde el enano realizaba sus duelos improvisados.

Cuando llegó frente al pequeño personaje, esbozó una sonrisa ligera, con un aire despreocupado pero con los ojos clavados en él, analizando cada detalle. La botella de whisky a su lado, el espectáculo que acababa de presenciar... Definitivamente, este sujeto no era tan simple como parecía.

He oído que vendes un mapa del East Blue —dijo, con su voz sobresaliendo por encima del ruido general de la taberna—. Me interesa echarle un vistazo.

El enano lo observó por un segundo, quizás midiendo al recién llegado, probablemente intentando determinar si este pirata desconocido iba a ser uno de esos que prefería romperle la cabeza antes que pagarle un berrie.

Pero antes, —continuó, con una chispa traviesa en sus ojos—, ¿qué tal si pruebo suerte en uno de esos pulsos? —añadió, señalando la mesa con la cabeza mientras tomaba asiento sin esperar una respuesta.

Era evidente que sabía que no tenía muchas probabilidades de ganar. Aquella criatura menuda, con su astucia y experiencia, probablemente lo superaría sin dificultad. Sin embargo, no le importaba el resultado. No se trataba de ganar o perder, sino de probarse a sí mismo, de ver hasta dónde llegaba su resistencia, y también, de medir la habilidad del enano de cerca.

Apoyó el codo en la mesa, extendiendo la mano hacia su oponente. Su sonrisa se mantuvo intacta, reflejando la confianza innata de alguien que sabía que, pase lo que pase, sacaría algo de esta situación.

Si el mapa es bueno, te lo compraré, —añadió mientras esperaba la respuesta del enano—. Y tal vez una copa para celebrarlo.

Personaje

Inventario
#2
Tofun
El Largo
Y uno más, otro más, y otro más... Y... ahí estaba el siguiente. Este tenía más pinta de pirata que toda la taberna junta. Su cuerpo de tez morena, rostro alegre y con una sonrisa pícara, como si desafiara a la muerte en cada pensamiento. ¿Quién demonios era este tipo? Su introducción me dejó claro que, al menos, sabía navegar; estaba interesado en mi mapa del East Blue, un regalito de uno de los nietos de Gregoria. Probablemente una indirecta para que me largara a dar vueltas por el mar. ¡Qué curioso! ¡Justo lo que estaba por hacer!

¡Buenas noches, mozo! No lo vendo por menos de 4 millones de berries. — Le solté sin pestañear. — Pero, claro, como ya sabrás, su valor es único. — Mentí descaradamente. El mapa no valía ni para usar de mantel, pero quería ver con quién estaba tratando.

Si me ganas en un pulso, te lo dejo más barato — Dije, ya imaginando cómo lo convencería de unirse al bando revolucionario. Lo dejaría pensar que le hacía un favor bajándole el precio. ¿Las posibilidades de que me ganase de verdad? Las mismas de que me ganara a un concurso de chupitos: casi nulas. ¡O eso pensaba yo! Era joven, con poco músculo y probablemente menos experiencia.

Se apoyó en la mesa con una normalidad que me incomodaba. Su sonrisa, esa maldita sonrisa, no sabía si me gustaba o si me hacía querer darle una patada bajo la mesa. ¿Pero como iba a hacerlo? ¡Si ni si quiera llegaba! Al apretarme la mano, me di cuenta de que no era precisamente un experto en pulsos. El agarre era genérico, sin técnica. Nosotros, los viejos lobos de mar (o más bien, las viejas glorias de taberna), conocemos todos los trucos. Agarré su mano con firmeza y ladeé mi muñeca hacia dentro, sutilmente.

¡Tres... Dos... ¡Hip! ¡Uno! —grité para darle emoción. Y entonces ladeé un poco más la muñeca y empecé a hacer fuerza.

Mi rostro alegre se transformó rápidamente en uno de sorpresa. ¡No cedía! De hecho, ¡estaba haciendo más fuerza que yo! Me aferré como pude, ajustando mi energía para frenar su avance. ¿Este chaval de verdad tenía esta fuerza o me estaba tomando el pelo? No estaba seguro si era más fuerte que yo, pero al menos era un digno rival. ¡Hora de jugar sucio!

¿A dónde quieres viajar, muchacho? —Pregunté, buscando distraerlo. Mientras tanto, aplicaba un pequeño truco que había aprendido en la cárcel. No es lo que estás pensando, eh... era un truco con mi Akuma, algo de muñecas, fuerza mínima y un buen toque de licor.

Efecto de Akuma: [Ebrio]: El usuario ha de rolear borracho y decir “¡Hip!” de vez en cuando. Además, sufre un debuff en reflejos de -6.

Ya no estaba haciendo más fuerza, solo resistiendo. Trataba de doblar mi muñeca hacia una posición más cómoda sin hacer parecer que quería ganar. La verdad, me estaba costando más de lo que pensaba. Quería ponerlo a prueba. Si era capaz de aguantar tanto el alcohol como el pulso, le vendería el mapa. Mientras tanto, el resto de la taberna pensaba que solo era otro chaval cualquiera, igualando en fuerza a un enano que, para ellos, no era más que un tontatta común. ¡Qué poco sabían!
#3
Silver
-
El precio que el enano mencionó le arrancó una sonrisa, aunque no por la cantidad en sí, sino por el descaro. Cuatro millones de berries. Era evidente que el mapa no valía esa cifra, pero el capitán supuso que intentaba tantear el terreno o ponerlo a prueba. Estaba acostumbrado a ese tipo de juegos, en los que ambos jugadores sabían que ninguno estaba siendo completamente sincero. No le molestaba en absoluto, al contrario, aquello hacía las cosas más interesantes.

Creo que es más de lo que vale —respondió con una chispa en los ojos, dispuesto a seguir el juego. Si lo ganaba en el pulso, además de mantener su orgullo intacto, seguramente lograría que ese precio bajara considerablemente.

A medida que el enano se acomodaba para el duelo, Silver también se preparó, consciente de que la fuerza bruta no lo llevaría muy lejos en esta ocasión. Tofun lo superaba en poder físico, algo que ya había intuido al verlo despachar a otros con facilidad. No obstante, no estaba dispuesto a ceder tan rápido. Había algo más en juego que el mapa: su orgullo como comerciante, su resistencia, y por supuesto, el hecho de que podía utilizar esta situación a su favor para negociar un mejor trato.

El choque de manos fue firme. La diferencia de tamaños era evidente, pero la determinación en ambos era palpable. Cuando Tofun lanzó la cuenta atrás con un hipo intercalado, el pirata sonrió para sí mismo. "Este pequeño demonio tiene más en la manga de lo que deja ver", pensó, notando cómo el enano utilizaba su destreza para ganar ventaja desde el principio, doblando la muñeca en un movimiento astuto.

Con cada segundo que pasaba, Syxel sentía la presión creciente en su brazo, pero se negó a ceder. No podía ganarlo en fuerza, eso lo entendía, pero podía aguantar lo suficiente para medir a su rival y mantener el juego interesante. Cuando el pequeño trató de distraerlo con una pregunta, el capitán sonrió con más amplitud, aceptando el reto verbal con la misma facilidad con la que aceptaba el físico.

¿A dónde quiero viajar? —repitió con tono juguetón—. A todos lados, mi buen amigo. El East Blue es solo el principio. Mi destino está más allá de cualquier carta de navegación, más allá de cualquier horizonte.

Con una sonrisa aún en los labios, utilizó la mano que tenía libre y, con naturalidad, tomó la botella que descansaba en la mesa para servirse un trago. De un solo golpe se lo bebió, dejando que el líquido quemara su garganta, pero manteniendo la compostura. Cada segundo que aguantaba era un pequeño triunfo en sí mismo. Sabía que tarde o temprano el enano lo superaría, pero su verdadero objetivo no era ganar el pulso, sino ganar tiempo para negociar.

Si me ofreces un trato más justo, —continuó, manteniendo la tensión en el brazo sin perder el humor—, quizás podamos llegar a un acuerdo. ¿Qué tal dos millones? Y, quién sabe, tal vez adquiera más de tus mercancías.
#4
Tofun
El Largo
No pareció alertarse ante el desporporcionado precio que le comenté, simplemente apuntó que valía menos y aceptó el duelo de fuerza con esa enigmática sonrisa. El pulso fue tenso, igualado, tan solo nosotros sabíamos cuanta fuerza había en aquel agarre, mucha más de la que cualquiera de los presentes podía imaginarse. El alcohol entraría raudo en el organismo de Silver, pronto comenzaría a sufrir sus efectos pero por el momento, conversaba mientras aguantaba la fuerza. Una buena respuesta, una respuesta que dejaba una ventana abierta a la ambición, a la libertad, a la exploración, palabras que me gustaba escuchar en boca de otro. Después, con la mano libre se pegó un buen trago, esta vez hice de espejo ante su sonrisa. 

- Me gusta tu actitud. Y por lo que veo, no pareces ser ningún cualquiera... ¡Hip! Aunque todos estos de aquí no sean capaces de entenderlo. - Dije aumentando la fuerza de mis manos y de mi empuje para obligar a Silver a dar todo de si a la defensiva. Entonces, solté la fuerza de golpe y el empuje del chico movería mi mano hasta que este golpeo la mesa con la suficiente potencia como para partir la mesa de madera en dos. Los vasos cayeron al suelo y varios consumidores cercanos posaron la vista en nosotros, más no captamos la atención de la totalidad del local pues era algo relativamente común. Le extendí la mano de nuevo, esta vez no era para un pulso. - Me llamo Tofun aunque mis amigos me suelen llamar El Largo. Sígueme. - Le dije con un buen tono de voz para dirigirnos a la salida no sin antes pasar por la barra y dejar una gran bolsa con berries para pagar todos los gastos ocasionados y una generosa propina.

- Quiero ser franco contigo. Tienes toda la pinta de ser un pirata, no me malinterpretes, no lo veo como algo malo. Algunos de ellos son las almas mas libres de este mundo, los envidio. ¿De dónde eres? - Si Silver me seguía le llevaría hacia la zona del puerto por las calles principales, para evitar incomodidad o sospecha por su parte, pegaría un fuerte y característico silbido una vez llegamos ante "La Alborada" nuestro barco, dote de bodas de Gertrudis. Entonces, uno de mis compañeros tontattas se asomó a cubierta, era "El Chino", un miembro de mi antiguo grupo "Los piezas", le hice un gesto que habíamos acordado en el caso de que apareciese un comprador. - Es nuestro barco. - Dije rascándome la cabeza ligeramente incómodo, aquel barco era enorme, algo que ni si quiera yo quería, no me gustaba hacer gala de pertenencias tan pudientes, prácticamente me había tocado en un sorteo. Al poco tiempo el chino salió por la pasarela con un saco de objetos mas grande que el, prácticamente no se le veía. - ¡Hola! Os dejo esto por aquí, estamos con una partida de poker y ya sabes que estos cabrones son capaces de hacer trampas. - Tras dejar el saco al lado de Tofun salió rapidamente de escena por la pasarela dando pasitos cortos que prácticamente no hacían ruido. - ¡Gracias chino crack! Recuerda dar el aviso al resto. - Le grité para ver como asentía confirmando que lo había entendido.



Empecé a revolver el saco y a sacar objetos de el para enseñárselos rápidamente a mi comprador. - Pues tenemos por aquí, un bate, unos guantes de boxeo, un salchichón, el mapa este que andabas buscando.... ¿Qué mas? Un muelle, una batidora, una espada... - Le dejé cogerla para probar su calidad. - Un mapa de tesoro, tres lingotes de bronce, pasta de dientes, un peluche, un pepino, tres paquetes de chicles, un escudo, pegatinas de "Los Piezas"... Mira, estas te las regalo. - Cogí y le di un puñado de pegatinas que ponían "Los Piezas" con letras de cartel en negro con rebordes blancos. - Y... poco más. - Dije colocando ambas manos en la cadera.
#5


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