Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
[Común] [C - Pasado] Un paseo cualquiera.
Juuken
Juuken
Día 18 de Primavera del año 724

Hacía unos días que estaba junto a Lance en aquella isla, desde entonces habíamos conocido mucha gente interesante, e incluso alguno divertido. Por las mañanas me gustaba salir a dar una vuelta, tomar el aire fresco, sentía que debía hacerlo, debía aprovechar cada momento que pudiera, cada bizna de viento que pudiera aprovechar. Aunque bien es cierto que hay días que hace mucho calor o mucho frío en la calle, pero por lo general había pasado tanto tiempo encerrado que ahora tan solo quería ver mundo, sentir el aire y poder ver el mundo con mis propios ojos.

Como cada mañana me levanté y comencé a dar una vuelta por las calles, esta vez iba rodeando los alrededores de la ciudad, me di cuenta de que más allá había unos acantilados, y a lo lejos se alzaba una extraña torre, tal vez algún día me pasaría por allí, igual se podía respirar tranquilidad, aunque en esos momentos nada más me apetecía más que caminar un rato. Miré hacia atrás, parecía que Lance había querido venir también.

-Hombre, buenos días Lance. ¿Desde cuando te apetece a ti también salir a dar un paseo?

Igual me había precipitado y no venía conmigo, sino que se iba a otro lugar, tal vez se iba a ver con alguien en el pueblo, siempre estaba haciendo amigos allá por donde va, lo cual no me desagrada, pero para mí solo él me parece de fiar. Tal vez me cueste un poco entablar buenas relaciones de calidad, pero tampoco me fio mucho de la gente, aún así no se por qué en un principio comencé a fiarme de él, simplemente fue divertido luchar contra él.

-Aunque bueno, no se ni que tenías pensado, yo salí a dar una vuelta, como de costumbre, aunque puede que pronto vaya a comer algo, aunque no se muy bien donde, sigo sin tener una sola moneda, pero bueno, siempre se puede cazar y cocinar algo, ¿No?

Igual estaba hablando demasiado sin dejarle hablar a él, a veces me pasaba, me emocionaba demasiado, pero tampoco podía evitarlo. Otra cosa es que tampoco tuve muchas ganas de hablar siempre, nunca tuve ánimos, pero ahora por fin me siento libre para hacer lo que quiera. Todo gracias a poder haber salido de allí. Un poco de melancolía comenzó a invadirme, me quedé mirando mis manos y recordando esa habilidad que tenía, ese poder del demonio, nunca mejor dicho, la razón por la que nunca seré capaz de poder nadar y relajarme tranquilamente en el agua, con lo que me gusta navegar y pasar tiempo de calidad en el mar. Aunque últimamente a esa ecuación debo sumarle cierta compañía.

Recordé lo que ocurrió aquella primera vez que descubrí que mi cuerpo se había vuelto especial, pero no recordaba si le había dicho algo a Lance todavía, ni siquiera se había dado el caso, aunque probablemente en nuestro combate se diese cuenta, tiendo a parar los golpes directamente con mis brazos para sorprender a mis rivales y devolverles el golpe, pero no recuerdo si hice algo similar o siquiera si lo comentamos. En esos momentos simplemente me dejo llevar, no creo que sea mala persona por que me guste combatir. ¿Tal vez tengo la percepción alterada? No lo se, nunca se me han dado bien del todo las relaciones sociales en ese aspecto, hay tantas cosas que todavía desconozco de este mundo que simplemente pensar en ello haría que comenzase a volverme loco y a encerrarme en mi mente de nuevo, y estoy seguro que eso tan solo me haría daño a mí mismo.

Alcé la mirada de nuevo, no sabía si Lance me había dicho algo, me había quedado un poco absorto en mis propios pensamientos, iba a preguntarle si había dicho algo cuando comenzó a rugirme el estómago, parecía que me había acostumbrado bastante más a comer, recordé el pescado de la última vez, lo bueno que me estuvo, igual podría volver a encontrar algo nuevo y delicioso, e igual Lance querría acompañarme, también parece que le guste comer, aunque es un poco raro, parece que lo que más le gusta es reirse de todo y de todos, siempre va con esa sonrisa. Tal vez una de las razones que me hacen confiar en él.

-Entonces. ¿Vamos a buscar algo para comer?
#1
Shiro
Ninguno
El peliblanco aun no podía creerse como había hecho para terminar en esa isla del demonio. Cierto era que parte de las últimas pistas que había recabado sobre Nanako apuntaban hacia este lugar, pero aún así llevaba tiempo evitándolo al tener mejores opciones que explorar. Al joven no le gustaba la idea de que el pueblo tuviera una de las bases más famosas de la marina de la zona, aunque al joven espadachín tras los últimos sucesos que le habían acontecido no había tenido otra opción que embarcarse hacia este lugar. Ni siquiera los extraños poderes que había recibido le habían salvado de este destino. Seguramente se debía a que aún no comprendía del todo cómo funcionaban ni el alcance de los mismos, pero si algo le había quedado claro es que ya no podría nadar en alta mar como en los viejos tiempos.

- ¡Putos Marines, puta vida y puta Nanako! - pensó por enésima vez mientras alzaba la vista ante la imponente base ubicada en la meseta central de la isla.

Shiro después de sus devenires volvía a estar sin blanca y el hecho de tener a los marines tan cerca lo limitaba para conseguir los fondos necesarios para sobrevivir. No quería tener que recurrir a robar en un sitio donde tantas cosas podían salir mal, o al menos no otra vez si podía evitarlo, pero como las cosas siguieran así empezaba a quedarse sin ideas… O al menos si quería parar el rugido de tripas que tenía desde el día anterior.

Ensimismado en sus pensamientos Shiro comenzó a deambular por el pueblo, esquivando a las personas con las que se cruzaba mientras caminaba sin rumbo fijo. Aún tenía que ir a hablar con el tipo que supuestamente podría darle alguna pista nueva sobre la ubicación de Nanako, pero tenía tanta hambre que no tenía las energías suficientes para afrontar aquello.Si hasta la espada en su cinto pesaba más de lo normal aquel día, pero aún con ello su mente divagó a los datos que tenía.

Según la información que Shiro tenía almacenada el hombre al que debía encontrar solía frecuentar siempre los mismos lugares. Era un tipo de gustos definidos y de apariencia extravagante. Conforme a la fuente del peliblanco una vez lo viese no iba a tener dudas de quién era, ya que al parecer tenía un rasgo facial muy característico. Shiro no fue capaz de conseguir más información sobre el tema, pero ya era mucho más de lo que había conseguido otras veces… Aunque esta vez al menos esperaba que fuese más fiable, cosa que dudaba ya que el viejo que le contó todo aquello aparentaba estar completamente loco. Si el joven tenía que apostar lo haría porque el anciano chupaba sapos, pero hoy día quien no estaba un poco loco con los tiempos que corrían.

- ¡Putos marines, puta vida, puto viejo y puta Nanako! - volvió a pensar al son de la caminata mientras era acompañado del rugir de sus tripas. - Vieja compañera - musitó esta vez al mismo tiempo que se le dibujaba una leve sonrisa en la cara al pensar en todas las veces que había pasado hambre. No era para nada una sensación ajena para el joven peliblanco, pero a pesar de ello le recordaba a un tiempo donde todo era más sencillo y donde no se encontraba tan solo.
#2
Lance Turner
Shirogami
Había sido una de esas noches frescas en las que una sábana de buen grosor te daba una sensación de confort más allá de lo imaginado. Sin duda, un descanso así lo notaba el cuerpo, sintiéndome desde que tuve conciencia del día de hoy, mucho más enérgico que de costumbre. Me encontraba remoloneando entre las sábanas un poco más, queriendo extender esa agradable sensación unos minutos más, como cuando era niño y retrasaba en lo posible tener que salir de la cama para acudir a la escuela. En alta mar, normalmente no se suele dormir tan bien, por lo que conseguir conciliar el sueño de esta manera en días así, era todo un gusto.

Permaneciendo aún en cama, con los ojos cerrados, repasé todo lo que había pasado en estos últimos días desde nuestra llegada. El primer día, ya habíamos conocido a muchas más personas de las que cabría esperar, y ninguno era un tipo normal. Aún recordaba entre risas a ese viejo calvo preguntándole a Hammond si era humano. Fue, desde luego, un día para la memoria. Habíamos quedado en volver a vernos muy pronto, y estaba muy emocionado por volver a verlos.

El sonido que provenía de la calle no me dejaba retomar el sueño, vendedores faenando, niños jugando, y alguna que otra discusión. Sin duda, era hora de levantarse definitivamente. Al girar a mi lado, pude ver que la cama de Juuken estaba vacía. Siempre solía levantarse antes que yo, pero por el olor de la habitación deduje que se habría marchado pronto.
- A lo mejor me he despertado cuando se marchó. Eso tendría sentido. – Pensé mientras me quedaba sentado en la cama mirando al suelo fijamente.

Tras unos segundos más en ese pequeño estado de trance, me levanté y comencé a vestirme. Antes de salir, acudí al lavabo para mojarme bien la cara, me peiné como de costumbre, y volví a mojar mi rostro antes de salir por la puerta. Calculo que no habría pasado más de 5 minutos arreglándome, con lo que si iba a paso ligero, alcanzaría al chico muy pronto.

Al llegar al pie de calle, no lograba visualizarle, así que me tocaba descubrir por donde había ido. En cierto modo, era un reto personal eso de ir encontrando gente sin ninguna pista, pero fue entonces cuando recordé que al chico le había llamado la atención los alrededores de la ciudad. Apostando por verle allí, partí hacia esa zona a un ritmo ligero.

No es que tuviese miedo de que le pasase algo, pero me sentía como un hermano mayor, su responsable, y quería velar por su bienestar todo el tiempo. Es posible que en cierto modo le esté usando como sustituto del hermano menor que siempre desee.

No tardé mucho en llegar a un cruce, pero en esta ocasión, mi olfato detectó rápido su olor. Al girar hacia donde me decía el rastro de dicho olor, pude encontrarme ya con él. El chico, justo en ese instante, se giró hacia mi posición para saludarle amablemente.
- ¿Cómo me ha detectado tan rápido? – Pensé extrañado. Por buscarle alguna explicación que encajase con lo que ya conocía de él, sólo deduje que quizá en su pasado tuvo que tener la guardia alta mucho tiempo, y a estas alturas, ya es un hábito que no se pierde.

Di unos pocos pasos acelerados hasta colocarme a su lado y le sonreí con mucho énfasis. Tras esto, encogí mis hombros y procedí a meter mis manos en los bolsillos. Iba a responder su primera pregunta cuando ya estaba haciéndome la siguiente, con lo cual, aguardé a que terminase.
- Pues mira, yo al no verte pensé que quizá habrías ido a desayunar, y ¡Aaaaamigo!, Yo eso no me lo pierdo por nada del mundo jajajaja - Le respondí entre risas. – Vamos a ver si podemos apañárnosla sin tener que cazar nada ¿Sí? – Le dije para que se animase un poco antes de rendirnos.

El chico pareció haber vuelto a su propio mundo mental. En ocasiones le pasaba, que ese joven charlatán y emocionado, se quedaba callado, con la mirada fija en un punto, mientras se encerraba entre sus pensamientos. Pude apreciar que su ceño se fruncía mientras estaba absorto, e incluso vi cómo apretaba el puño. Sea lo que sea que le estuviese pasando por la cabeza, debía de tratarse de un dilema personal.

En ese momento, alzó su mirada hacia mí, devolviéndole yo una sonrisa amable de inmediato. Pareció apartar la mirada durante unos segundos, como sorprendido de encontrarme mirándole, pero de inmediato volvió a mirarme, esta vez, preguntándome si buscábamos algo de comer.

Si tenía alguna duda, me acababa de confirmar que se había quedado tan perdido entre sus pensamientos que no me había escuchado. En ese momento me detuve a su lado, incliné un poco mi espalda y pasé la mano por su pelo.
- Oye, Juuken, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea ¿Verdad? – Le pregunté mostrándole nuevamente mi rostro sonriente. – No estoy sólo para pasarlo bien, reírnos, comer juntos, o incluso combatir de nuevo algún día… quiero que sepas que puedes contar conmigo, cuando lo necesites y quieras.

Tras decirle eso, me volví a reincorporar y di unos pasos grandes hacia delante, hasta colocarme frente al chico y darme la vuelta para verle de enfrente. Mientras continué andando hacia atrás retomé la palabra.
- Vamos a dar una vuelta, seguro que encontramos un sitio donde desayunar en condiciones sin tener que ir a cazar ¿No crees? ¡Hasta ahora hemos tenido mucha suerte!
#3
Juuken
Juuken
Lance simplemente se limitó a esbozar una ámplia sonrisa con sus manos escondidas en los pantalones, parecía que tal vez le había cortado cuando le hice la segunda pregunta, pero como me había perdido en mi mismo no me había dado cuenta de su respuesta, fue cuando volví a percatarme de mi alrededor al ofrecerle ir a comer algo que reaccionó.

Se puso a mi lado deteniéndose y mirándome fijamente, me pasó la mano por la cabeza, no entendía a qué se debía eso, y lo cierto es que me extraña, sin embargo no puedo decir que me desagrade ese gesto, parecía que trataba de hacer algún tipo de caricia para tratar de acercarse emocionalmente más a mí, así creía que funcionaban esos gestos, todavía no tenía mucha experiencia en ello, pero fue la sensación que me dio. Con su cuerpo medio encorvado hacia mí comenzó a hablarme con una sonrisa.

-Oye, Juuken, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea ¿Verdad?

No sabía a qué se refería exactamente, claro que sé que puedo confiar y contar con él, de no ser así no estaría junto a él ya tanto tiempo, pero sentía que había algo más en esas palabras, algo que no quería decirme directamente y que no alcanzaba a comprender. No había terminado, puesto que prosiguió con otras palabras.

-No estoy sólo para pasarlo bien, reírnos, comer juntos, o incluso combatir de nuevo algún día… Quiero que sepas que puedes contar conmigo, cuando lo necesites y quieras.

Eso último me dejó un poco frío, sinceramente, y no por que no me gustase lo que me había dicho, sino porque era la primera vez que sentía ese aprecio por parte de alguien. Bien es cierto que sentía confianza en él, pero no sabía que él sentía esa cercanía para decirme esas cosas. No pude evitar quedarme parado durante unos instantes, tratando de analizar las palabras de mi compañero.

Él tan solo volvió a una posición más natural para su altura, volvió a erguirse y se plantó delante de mí, mirándome fijamente, probablemente se volviera a reír con la cara que estaba poniendo.

Era muy extraño, hacía mucho que no sentía eso, esa genuina sensación en mi interior, sentí un impulso que no estaba seguro de si podría contener. No había vuelto a sentir este sentimiento de cercanía desde aquella conversación que tuve con Juuni, aunque es cierto que con Marin y Tom la situación había sido idílica, pero no era lo mismo, nunca llegué a sentir que encajaba allí con ellos, siempre sentí que tan solo era un reemplazo de aquello que perdieron, no era este el caso, no sabía qué razones podía tener Lance para portarse así conmigo, pero una cosa estaba clara, era algo que no podía pasar por alto.

-Vamos a dar una vuelta, seguro que encontramos un sitio donde desayunar en condiciones sin tener que ir a cazar ¿No crees? ¡Hasta ahora hemos tenido mucha suerte!

Comencé a caminar hacia él, tenía el semblante completamente serio, me resultaba imposible reaccionar de otra forma, mis piernas se movieron solas, motivadas por ese sentimiento de agradecimiento que sentía hacia mi compañero. Tal vez en un gesto que acabara arrepintiéndome tarde o temprano, lo único que hice fue darle un abrazo a Lance. Sentía que lo necesitaba, y quería hacerlo. No sabía si le resultaría incómodo o si lo aceptaría, pero no pude reaccionar de otro modo con esas palabras que me dijo.

-Gracias, Lance.

Me acabé apartando de él, una ámplia sonrisa ahora estaba en mi rostro. En cierto modo me sentía liberado, probablemente hasta mis ojos se hubieran humedecido algo, no se si lo suficiente para que Lance se diera cuenta.

-Si hay algo que quieras saber, sólo tienes que decirmelo, Lance. -Comencé a hablar en un tono de voz algo bajo, pero suficiente para que pudiera escucharme.- Se que no suelo hablar mucho de mí, o de mi pasado, pero tampoco quiero ocultarlo si quieres saberlo. Al menos a tí.

No sabía si la situación resultaba incómoda para él, igual me había precipitado, nunca había hecho nada parecido con él en los pocos meses que llevábamos viajando juntos y probablemente le haya cogido de susto.

-Bueno, vamos a ver si encontramos algo, ya hay hambre.

Comencé a avanzar en dirección al mercado, donde seguramente volveríamos a encontrar algo rico para comer esta mañana. Me alegraba de lo que había hecho, por más que tuviera algo de temor, las últimas personas a las que me había intentado acercar tanto habían acabado mal, o nuestra relación se había ido un poco al traste. Esperaba que no fuera el caso en esta ocasión.
#4
Shiro
Ninguno
Gracias al paseo el mal carácter del joven peliblanco fue diluyéndose poco a poco. El bullicio de la zona en la que había acabado había terminado distrayéndole lo suficiente como para dejar a un lado su malestar por todo lo acontecido antes de llegar a la isla, por lo que había comenzado a ver el lugar con otros ojos. La verdad es que si no mirabas en dirección al cuartel de la marina era hasta un lugar bonito. Su gente paseaba de forma tranquila sin tener que preocuparse de que ninguna rata rabiosa estuviera escondida entre cualquier montón de basura como pasaba en su hogar. Incluso había personas que portaban impunemente sus bolsas al cinto llenas de lo que parecían ser monedas. El inconfundible tintineo que hacían al entrechocar entre ellas hubiera hecho que su lugar natal tuvieran que defenderse de tres o cuatro personas con más hambre que las mismas ratas que se ocultaban en el lugar. Puede que al fin y al cabo todo aquella aparente paz se debiera al cuartel que tanto despreciaba el joven espadachín… Pero ni con esa podía verlo bonito, ya que en el joven había germinado la semilla del desprecio por la falsedad de la justicia que representaban.

Seguramente habría marines que no fuesen así, pero su reciente experiencia le había enseñado que podía fiarse menos de alguno de ellos que de las propias ratas que solo quieren morderte el lóbulo de la oreja mientras duermes. Al menos con ellas sabías que esperarte. Eran mucho menos traicioneras.

- ¡Chicos y chicas del lugar! - interrumpió una voz en grito la línea de pensamientos del peliblanco. - ¡Venid y no os arrepentireis! - continuó mientras la gente del lugar se giraba en dirección al mismo mientras seguía increpando a todo el mundo a que se acercara. El joven peliblanco seguía sin ganas de buscar al tipo que podía tener información sobre Nanako, por lo que se acercó junto al resto del populacho a escuchar lo que tuviese que decir aquel extraño.

Ya más de cerca Shiro pudo ver que se trataba de un hombre de mediana edad con un montón de papeles que agitaba en su mano. El interés de Shiro se esfumó tran pronto como vino. Seguramente era un engaña padres queriendo venderle algo a los hijos para luego timar a los progenitores con algún tipo de gancho… Cuando la siguiente frase que llegó a alcanzar penetró en lo más profundo de su psique. - ¡En una hora se celebra el mayor concurso de comida de la zona este del pueblo! - vociferó mientras repartía los papeles que tenía en la mano. Era una suerte que Chieko lo hubiese enseñado a leer, porque así no tenía que preguntar a nadie que ponía en el papel y pudo descubrirlo él mismo.

El espadachín casi grita de júbilo mientras leía el papel con un par de eslogan enormes. - !!Sabor en cada bocado, la competencia está servida! - ponía en la parte superior con letras grandes, luego aparecía el dibujo de una especie de bocadillo con salsa por encima y bajo el mismo continuaba la frase. - !Desafía tu apetito y saborea la victoria!

El estómago del joven espadachín rugió cuando descubrió que en la parte trasera del panfleto había una especie de croquis que te llevaba hacia el lugar donde se celebraría el concurso, por lo que sin más preámbulos el joven echó a andar nuevamente mirando dicha especie de mapa con la esperanza de llegar pronto a su destino. El hombre había dicho que en una hora comenzaba y no quería llegar tarde. Sería el primero en estar allí… O eso creyó hasta que tras varios minutos dando vueltas no tuvo más remedio que asumir que se había perdido, otra vez.

-!Joder! - gritó mientras arrugaba el papel furioso y daba una patada al suelo. Por un momento se había dejado llevar por su mal humor, aunque no tardó en disimular cuando se fijó en que varias personas de la zona lo observaban. Al joven no le gustaba ser el centro de atención, por lo que rápidamente se apresuró a arrimarse a un par de jóvenes que estaban más alejados y que parecían ensimismados a lo suyo.

Eran una pareja de lo más peculiar, uno alto y con un pelo aún más claro que el suyo y el otro bajito con el pelo tan negro como el carbón. Parecían tener una relación estrecha entre ellos puesto que acaban de darse un abrazo. Quizás eran hermanos, puede que un joven padre que no sabe aguantar su munición con su hijo o simplemente dos amantes mostrando su afecto; aunque eso realmente al espadachín le daba absolutamente igual. Se le acababa el tiempo, llevaba dando vueltas demasiado tiempo y él solo quería comer gratis; así que aprovechó que justo se movían en su dirección para preguntarles.

- Perdonad, ¿me podéis echar una mano? - diría el peliblanco si conseguía que le hicieran caso. - Estoy intentando llegar a este sitio… Pero se me dan fatal estas cosas - continuaría mientras desarrugaba el papel que tenía en las manos para mostrárselo. Era un duro golpe tener que aceptar que era tan sumamente torpe delante de unos desconocidos, pero situaciones desesperadas merecían medidas del mismo calibre.

Si los chicos aceptaban ayudar al peliblanco los seguiría de buen gusto, sino se iría a la siguiente persona a ver si tenía más suerte.
#5
Lance Turner
Shirogami
La reacción que tuvo Juuken me dejaba leer entre líneas su sorpresa ante mi acercamiento. Aunque procuraba no llegar a incomodarle, dejándole su espacio en la medida de lo posible, también procuraba estar cerca cuando necesitase algo de mí. Lo último que quisiera es que se sintiese incómodo conmigo.
– Tranquilo chico, poco a poco entenderás todo y te será más fácil. – Pensé tras haberle dicho de buscar comida.

Él comenzó a caminar despacio, con un semblante serio. Preferí no darle demasiada importancia para que él sólo fuese procesando toda la información que tenía en su mente, y comencé a andar, esta vez, dándole la espalda para mirar a dónde ir. Nada más girarme, escuché sus pasos acelerados yendo hacia mí, y justo cuando iba a mirar de reojo me lo encontré abrazándome por detrás.
- Gracias, Lance. – Dijo con voz suave, como si procurase adrede no subir el tono más de la cuenta.

Me fue inevitable sonreír al tiempo que sentía cierta calidez en mi corazón. Era un buen chico, verle avanzar, abrirse, y hasta hacer gestos como estos, me producía un sentimiento de cariño y orgullo hacia él. Parecía mentira que fuese el mismo chico que conocí la primera vez que nos encontramos. Antes de que pudiese contestarle se apartó mostrándome una gran sonrisa en su rostro, acompañado del brillo de sus ojos.

Él me dio licencia en cierto modo para preguntarle lo que quisiera saber. Lo cierto es que sí, quería saber de su pasado, pero preguntarle ahora podría resultar violento, o incluso dar la impresión de que estaba deseando que me diese ese permiso para que se abriera a mí y me contase todo. Me limité a sonreír un poco y volví a acariciar su cabeza.
– No tienes nada que agradecer, Juuken. Estas cosas la hacen los amigos ¿Sabes? – Le dije sin darle tiempo a que respondiera porque ya le iba conociendo. – No hace falta que me cuentes nada que no quieras contarme. Por supuesto que quiero conocerte mejor, y si hay algo en tu vida que me ayude a ayudarte, o a cumplir tus sueños, ¡Con más razón aún quiero saberlo! Pero sólo cuando te apetezca contármelo, forzar las cosas es malo ¿Sabes?

Su respuesta fue un pequeño asentimiento acompañado de un mensaje claro: Vamos a comer. Me reí un poco ante eso, y partimos juntos en dirección al mercado. A medida que nos acercábamos, el ruido iba un poco a más, algo normal en realidad, ya que un buen mercado, siempre era el núcleo social de todo lugar. Allí no sólo se iba a comprar, también era un sitio de encuentro para comentar actualidades de la isla, o incluso del mundo entero. Los cuchicheos no eran nada que ignorar, y si alguien había visto algo raro últimamente, era el sitio perfecto para enterarse.

Nada más entrar, hubo bastante alboroto en un lado del mercado donde parecían anunciar un concurso de comida. Sinceramente, no era fan de comer hasta sentirme mal, pero estos solían ser gratuitos y con premios para el ganador, lo cual podría no ser mala idea en estos momentos.

Miré a Juuken para encontrar en su rostro alguna señal de ánimo o desánimo ante ese concurso, y para mi sorpresa parecía que no se había dado cuenta aún.
Oye, ¿¡Has escuchado eso!? – Le pregunté con énfasis para animarle. ¡Van a realizar un concurso de comida! ¡Podremos ponernos las botas! ¿Qué te parece? ¿Te interesa?

- Perdonad, ¿me podéis echar una mano? – Dijo una voz a nuestro lado que continuó hablando - Estoy intentando llegar a este sitio… Pero se me dan fatal estas cosas – Continuó al tiempo que desarrugaba un papel de entre sus manos.

Sin fijarme mucho en el chico, cogí el papel tratando de estirarlo para alisarlo todo lo posible, y pude ver rápidamente el título del documento. Se trataba del concurso que había sido anunciado antes, con algunos detalles sobre estos.

- Ver ubicación en reverso. – Leí mentalmente en la esquina del papel.

Al girarlo, pude ver una especie de mapa simplificado que nos indicaba el camino a lo que parecía un local. Era intuitivo una vez nos localizábamos tanto a nosotros mismos, como a la orientación de las calles que nos rodeaban. Tan sólo había que seguir en línea recta la calle principal, y luego girar a la derecha. El segundo local, era el del concurso.

Observé entonces al chico que nos había facilitado el papel para preguntarnos al respecto. No me había fijado antes, pensé que era un efecto visual torpe que había tenido en el primer vistazo, pero tenía el pelo blanco también. A decir verdad, no es un color de pelo que suela ver normalmente, y de hecho, bien podría parecer mi hermano pequeño a mi lado.
– Pues mira, está más cerca de lo que parece… - Le dije al joven para luego mirar a Juuken. – ¿Le acompañamos y nos apuntamos también? ¿Qué me dices?

Acto seguido observé al joven peliblanco y sonriente le extendí la mano a modo de presentación.

Mi nombre es Lance, por cierto. Si a mi compañero le parece bien, podríamos ir juntos ¿Te importa? – Le pregunté tratando de mostrarme lo más amistoso posible mientras esperaba una respuesta por parte de Juuken.
#6
Juuken
Juuken
–No tienes nada que agradecer, Juuken. Estas cosas las hacen los amigos ¿Sabes?

La respuesta de Lance fue de lo más tranquilizadora, no estaba acostumbrado a esa palabra, ya había tenido antes gente a la que apreciaba, pero nunca me había sentido tan cercano a ellos, y eso en parte me infundía algo de temor. Eso nunca salió bien en el pasado. Sin aguardar un solo instante, Lance continuó:

–No hace falta que me cuentes nada que no quieras contarme. Por supuesto que quiero conocerte mejor, y si hay algo en tu vida que me ayude a ayudarte, o a cumplir tus sueños, ¡Con más razón aún quiero saberlo! Pero sólo cuando te apetezca contármelo, forzar las cosas es malo ¿Sabes?

Ante ese gesto tan sólo pude sonreír con alegría verdadera, no como a veces que la forzaba por tratar de resultar agradable, nunca lo pensaba, pero me salía de forma natural sonreír sin que realmente me saliera, asumí tanto que debía ser así para comprender más a Juuni que al final acabé haciendo ese comportamiento parte de mi conducta personal.

Claro que quería contárselo, aunque en parte algo en mi interior me gritaba que no lo hiciera, tal vez ese miedo irracional que no terminaba de comprender. Aún así confiaba en él, siempre ha sido muy respetuoso en todos los aspectos, a pesar de su actitud, siempre tan jovial, tan lanzado y alegre con todo, no da el aspecto de saber respetar ese tipo de secretos, pero las apariencias engañan. O por lo menos esa ha sido mi impresión.

Entonces me percaté de algo que dijo. ¿Cumplir mis sueños? Nunca había pensado en ello, ni siquiera sabía si tenía algo en mi interior que pudiera llamar así, lo único que quiero es vivir mi vida en paz, viajar, conocer mundo, poder ver todo cuanto mis ojos sean capaces de vislumbrar. Recuperar el tiempo que me fué arrebatado en aquel macabro lugar. ¿Eso podría considerarse un sueño?

No respondí, no le dije nada, tan solo sonreí y asentí, él se rió y comenzó a avanzar en dirección al mercado. Igual que la última vez, conforme nos íbamos aproximando se iba escuchando más bullicio, hasta que de pronto comenzamos a escuchar algo de comida y gratuíta. ¿En serio íbamos a volver a comer gratis? ¿Tan fácil es por aquí tener acceso a comida rica y gratuíta? Está comenzando a gustarme esta isla, no es mal lugar para estar una pequeña temporada.

-Oye, ¿¡Has escuchado eso!? -Comentó Lance con un tono de emoción. -¡Van a realizar un concurso de comida! ¡Podremos ponernos las botas! ¿Qué te parece? ¿Te interesa?
-¡Claro! Vamos para allá. -Comencé a decir con cierta emoción.- ¿Comida gratis? ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Nos disponíamos a alcanzar cuando una voz resonó a nuestras espaldas. Un chico con un aspecto similar a Lance, aunque no tan alto. O igual no fuera tan similar, y simplemente me lo pareciese por el color del pelo.

- Perdonad, ¿me podéis echar una mano? -Me quedé mirándolo sin decir nada, esperando una respuesta, o al menos más información, la cual no tardó en llegar.- Estoy intentando llegar a este sitio… Pero se me dan fatal estas cosas.

Cogió un papel muy arrugado que tenía y lo extendió para enseñarlo. Nos lo tendió, y Lance no dudó en cogerlo rápidamente. Me quedé mirando ese trozo de papel, En el pasado había tenido muchas complicaciones para poder leer algo tan sencillo, nunca supe lo que era leer, y aunque ahora no era el lector más veloz, al menos podía ir a buen ritmo.

Se trataba de un anuncio de lo que ya habíamos escuchado, y parecía un concurso de ver quién podía comer más. No llegué a leer la recompensa, había algo de una recompensa, o eso me había parecido. Como si no fuera suficiente poder salir de allí con el estómago lleno. ¿O acaso los perdedores tenían que pagar la comida? De ser así debíamos esforzarnos al máximo.

No me dio tiempo a leer esa parte, porque Lance le dio la vuelta a la hoja, y esa parte sí que la pude leer mejor. Se trataba de un mapa, parecía de la zona donde estábamos, no estaba seguro de dónde nos ubicamos, pero viendo las calles a mi alrededor parecía tener una zona ubicada más o menos, el punto que decía el lugar de la competición no estaba muy lejos.

Miré a mi compañero y luego al otro muchacho, el cual estaba esperando por una respuesta aparentemente, iba a decirle la dirección hacia la que había que ir cuando de pronto Lance comenzó a hablar sin darme lugar a decir nada.

–Pues mira, está más cerca de lo que parece. -Asentí mientras miraba al muchacho con una sonrisa.- ¿Le acompañamos y nos apuntamos también? ¿Qué me dices?

¿Y por qué no hacerlo? Al fin y al cabo íbamos al mismo lugar, no me lo iba a pensar demasiado, no parecía mal chaval ese tipo de pelo blanco. Lance le extendió la mano directamente mientras se presentaba.

-Mi nombre es Lance, por cierto. Si a mi compañero le parece bien, podríamos ir juntos ¿Te importa?
-¿Por qué no? Si vamos todos al mismo lugar. De hecho hasta nos ha venido bien que llegases. -Le tendí la mano yo también.- Yo soy Juuken, y queríamos ir allí también pero no sabíamos cómo. Si te parece bien vamos juntos.
#7
Shiro
Ninguno
Mientras el peliblanco aceptaba el papel que el joven les tendió, este aprovechó para echarle un mejor vistazo al dúo. La vida en el vertedero le había enseñado a estar siempre en alerta, por lo que se fijó en cada gesto de la pareja buscando un mínimo de hostilidad en su forma de actuar hacia él que los delatara. Por suerte para Shiro no tenían pinta de tener malas intenciones hacia su persona, incluso hubo un primer instante en el que el espadachín sintió que el tipo que había aceptado el papel de sus manos no iba a hacerle mucho caso. No se había molestado en mirarlo siquiera y a pesar de que el joven peliblanco no es que fuera muy devoto de la atención sintió como sus esperanzas de que lo guiaran se esfumaba por momentos… O no, ya que tras haberse centrado inicialmente en el panfleto al final le dedicó la atención esperada junto a una respuesta al interrogante que le había planteado el muchacho.

–Pues mira, está más cerca de lo que parece. - Contestó el grandullón mientras miraba al muchacho con una sonrisa.- ¿Le acompañamos y nos apuntamos también? ¿Qué me dices? - preguntó a su compañero.

La verdad es que Shiro llevaba demasiado tiempo sin recibir un buen trato por parte de nadie, tomándolo tan por sorpresa que cuando se quiso dar cuenta estaba contagiado por la sonrisa y actitud del peliblanco y se encontró así mismo con otra en la cara. No era lo más normal en él… Y menos tras lo sucedido con Hayato y Nanako, aunque quizás se debiera a que tenía las defensas bajas debido al hambre

-Mi nombre es Lance, por cierto. Si a mi compañero le parece bien, podríamos ir juntos ¿Te importa? - prosiguió el peliblanco mientras tendía su mano a Shiro, la cual no dudo en tomar en muestra de agradecimiento. El apretón del espadachín fue firme, sin apretar lo suficiente como para que pareciera un reto pero sí con la suficiente intensidad como para demostrar seguridad. Hayato le había enseñado en su momento que los apretones entre manos de los hombres era una ley no escrita desde hacía tiempo inmemoriales y que había que corresponderlos como se debía.
-¿Por qué no? Si vamos todos al mismo lugar. De hecho hasta nos ha venido bien que llegases. Yo soy Juuken, y queríamos ir allí también pero no sabíamos cómo. Si te parece bien vamos juntos - se presentó a su vez el pelinegro dándole la mano a Shiro.

- Gracias a los dos - contestó el peliblanco mientras correspondía el apretón de manos de Juuken de la misma forma que había hecho con Lance. - Mi nombre es Shiro… y de verdad, perdonadme pero es que soy un desastre para encontrar cualquier sitio - prosiguió con sinceridad mientras se rascaba el pelo con la mano libre

Si aún quedaba algo del enfado inicial que había sentido Shiro al iniciar su día ya no podía notarlo. Este fortuito encontronazo había terminado de destruirlo y el joven peliblanco sintió que por fin podía relajarse después de tantos días en los que no había parado.

- Os sigo - continuaría el muchacho mientras se dejaba guiar.

La verdad es que si hacía tiempo que el joven espadachín no sonreía con sinceridad, aún más lo hacía el hecho de que no caminaba con nadie de forma amena sin sentirse en peligro o amenazado.

- ¿Sois de por aquí o estáis de paso? - preguntó el peliblanco a la pareja mientras caminaban entre el gentío. El dúo le había generado curiosidad y quería saber algo más de ellos antes de llegar a su destino, el cual parecía estar cerca por las palabras de Lance. - Por fin voy a comer - pensó el muchacho para sí sin saber que estaba apunto de gafarse.

De repente, tras cruzar la última calle lo que había empezado como un bullicio de fondo comenzó a tomar sentido y se podían ver y escuchar a varias personas tapando la calle mientras gritaban distintas frases pancartas en mano, las cuales desde la posición en la que estaban no podía leer.

- ¡Por un mundo sin dolor, elige el amor, elige el vegano! - gritaban por un lado. - Cada bocado cuenta, elige el amor sobre la carne! - relataban por otro sector mientras a su vez sonaba por otro lado. - ¡La vida es mejor sin carne, únete al cambio!

Shiro tardó unos milisegundos en comprender lo que estaban haciendo allí todas esas personas, pero no por ello le pareció menos aberrante. Si ya decía él que no todo podía ser tan bonito en aquel lugar. - ¿En serio esos locos no van a dejarnos pasar? - preguntó a sus acompañantes sin terminar de creerse lo que estaba viendo. - Con el hambre que tengo… - prosiguió entre dientes, más para sí que para sus nuevos acompañantes. Si estuviera solo quizás se hubiera liado a palos con alguno de ellos si era necesario para que lo dejasen pasar. Era eso o que les mordiera una oreja a alguno por culpa del hambre, pero como no estaba solo y no sabía qué tipo de compañía era la que tenía tampoco quiso precipitarse. Estaría feo que lo que había empezado con buen pie terminara de forma catastrófica.
#8
Lance Turner
Shirogami
Me alegró mucho ver la buena acogida que había tenido mi propuesta para ir los tres juntos al concurso de comida. El pequeño peliblanco se había presentado como Shiro, y aunque parecía más mayor que Juuken, seguía viendo en perspectiva más maduro a este último. Esto es algo curioso, pues realmente se relaciona y actúa como un niño inocente, mucho más infantil que lo que aparente, pero las marcas de su cuerpo, su fisionomía, y su mirada me han hecho pensar siempre que había madurado a base de desgracias. Es posible que en este corto periodo de tiempo que llevamos juntos simplemente se haya sentido cómodo y en confianza como para ser algo más infantil.

Shiro se había disculpado por no encontrar el sitio sólo, justo tras haberse presentado Juuken y él. Reí un poco como respuesta agradable y me encogí de hombros en señal de despreocupación.
- Ey, si no fuésemos todos un poco desastre, no estaríamos a punto de ir a un concurso de comida todos juntos jajajaja. – Le contesté con idea de quitarle la idea ese apelativo tan feo para sí mismo. – Así que no seas tan duro contigo mismo, todos somos un poco desastres en algo jajaja.

Todo parecía marchar bien para el pequeño grupo improvisado, aunque me sentía un poco extraño. Estaba con dos chicos con los que me llevaba demasiada diferencia de edad muy seguramente. Con Juuken me había mostrado siempre muy amable y agradable, algo a lo que me había empezado a acostumbrar, sin embargo, ahora con Shiro también me había salido ser así. No es que me molestase, pero extrañaba la compañía de alguien más adulto con el que vacilar más o pelearnos entre bromas. Sería algo que con el tiempo tendría con Juuken si todo seguía como hasta ahora, no obstante, llevaría un tiempo hasta tener más confianza, normalmente no suelo hacer ese tipo de bromas si me preocupa cómo pueda sentirle mis comentarios a la otra persona.

Perdido entre mis pensamientos, la pregunta que nos hizo Shiro me sacó un poco de ellos. Conociendo a Juuken, decidí responder rápido. No es que ocultase de donde soy convenientemente, es que procuraba no compartir esa información con cualquiera.
- ¡Pues la verdad es que no! Hemos venido juntos desde hace unos días, y la verdad, es posible que pronto marchemos a otro lugar. – Dije mirando a Juuken con una sonrisa. – Queremos formar una tripulación dentro de no mucho, viajar y perseguir los sueños de todos.

Era un tema que había tratado con Juuken al conocernos, pero no lo habíamos vuelto a retomar en este tiempo. No sabía cuál era su impresión en estos momentos, aunque en aquella ocasión no era algo que le ilusionase demasiado, ni algo a lo que se opusiese. Se dejó llevar de más en esos momentos.
- ¿Te parece bien a ti también, Juuken? – Le pregunté con interés de saber su respuesta.

No era algo a lo que quisiera obligarle, y si finalmente no le gustase la idea, tendría que pensar bien los próximos pasos. Por un lado, no pensaba renunciar a este proyecto de vida que tenía hoy día, pero por otro, separarme de él en estos momentos no creo que fuese conveniente. Si nuestros caminos se fuesen a separar pronto, me gustaría hacerlo de la mejor manera posible y asegurarme que se encuentra bien.

Poco tiempo hubo de margen para tratar este tema cuando al cruzar la última calle nos encontramos con una gran masa de gente. Esta, estaba alterada, mostrando una clara oposición al consumo de carne.
- ¡Por un mundo sin dolor, elige el amor, elige el vegano! – Gritó uno al cual no alcancé a ver. Este era un joven de cabello negro y rizado, bastante delgado.

- ¡Cada bocado cuenta, elige el amor sobre la carne! – Exclamó otro que se encontraba en primera fila y nos miraba fijamente. Él era alguien más robusto y bajo, carente de pelo en su cabello, pero con abundante barba en su rostro.

- ¡La vida es mejor sin carne, únete al cambio! – Continuó otra mujer que estaba justo al lado del anterior. Quizá la mujer de este último por la cercanía que tenían.

Personalmente, estos debates no me suelen importar demasiado. Cada cual es libre de hacer y defender lo que crea mejor, siempre que sea consecuente después. No era un tema que me afectase siempre que no se interpusiesen en mi camino, pero lamentablemente este parecía ser uno de esos casos donde sí iban a afectarme.
- ¿En serio esos locos no van a dejarnos pasar? – Dijo nuestro nuevo acompañante, lamentándose posteriormente del hambre que tenía. 

- Tranquilo muchacho, cada quien tiene su derecho a defender lo que es justo. – Le contesté para calmarlo un poco antes de actuar, siendo totalmente consciente de que aquel grupo nos escucharía. – Aunque también, cada uno es libre de actuar siempre que no afecta a los demás. – Concluí antes de extender un poco la mano hacia atrás, queriendo que los dos jóvenes se quedasen atrás.

Erguí mi espalda al tiempo que hinchaba mi pecho y alcé la cabeza a medida que avanzaba hacia la multitud. Me dirigí a uno de los que parecían recibir más atención del grupo y clavé mis pupilas rojizas en su mirada.
- ¡Apartaos! – Dije con una voz mucho más grave y seria de lo habitual, sin un solo atisbo de amabilidad o sonrisa en mi rostro.

Sin duda llamé la atención de los cabecillas que lideraban ese grupo, pero ante el primero que se movió para protestar levanté la mano señalándolo con el dedo índice.
- Podéis hacer lo que os dé la gana. – Continué sin elevar el tono en esta ocasión, aunque manteniendo la seriedad que mostré anteriormente. Dirigí mi mirada hacia el que estaba señalando y continué. – Pero no se os ocurra interponeros en mi camino.

Dicho esto comencé a andar entre la masa, abriéndose paso esta ante mi paso firme hacia el local. Alguno parecía que tenía intenciones de no moverse, y como respuesta inmediata clavaba mi mirada en sus ojos segundos antes. Ante este simple gesto solían dar un paso atrás con algo de temor. Estaba acostumbrado a tratar con grupos y mostrarme imponente cuando era necesario. Al fin y al cabo, mis ojos de color rojo en más de una ocasión habían sido mi mejor herramienta para situaciones como esta.

No era momento de mostrar debilidad alguna, así que esperaba que los dos chicos me siguieran sin hacer comentario alguno. Cualquier respuesta fuera de lugar podría provocar que hasta el más cobarde se envalentone entre la falsa seguridad del grupo, controlar ese ambiente era esencial para evitar altercados y seguir nuestro camino.

Virtudes a tener en cuenta para este post
#9
Juuken
Juuken
El muchacho peliblanco me estrechó la mano de vuelta, he de decir que con bastante firmeza y fuerza. A la vez agradecía y se presentaba.

-Gracias a los dos. Mi nombre es Shiro, y de verdad, perdonadme pero es que soy un desastre para encontrar cualquier sitio.

Se llevó la otra mano a la cabeza, entonces me di cuenta que todavía le estaba sujetando la otra, la solté rápidamente, no me había dado cuenta, igual se sentía incómodo, y tal vez notase mi reacción. Yo no le di mucha importancia, me sobresaltó darme cuenta del detalle, pero después proseguí como si nada.

-Ey, si no fuésemos todos un poco desastre, no estaríamos a punto de ir a un concurso de comida todos juntos jajajaja. -Hay que reconocer que Lance tenía algo de razón, todos somos un desastre de una forma u otra.- Así que no seas tan duro contigo mismo, todos somos un poco desastres en algo jajaja.

Habría dicho algo, pero me parecía algo demasiado obvio como para tener que decir nada, no soy el más conocedor del mundo, tal vez es posible que sea uno de los mayores ignorantes que viaje por el vasto mundo, pero durante toda mi vida siempre me había topado con gente que acababa destacando en algún terreno por tener algún defecto, no creo que exista algo como la perfección.

-Bueno, puede que seas un desastre, todos lo somos, yo hasta hace poco no sabía ni en qué isla estaba, y ni recuerdo como se llamaba ese hombre que me lo dijo, aunque era simpático. -Pero también vestía de forma muy rara, aunque eso preferí callarmelo, no estaba seguro de si le había caído muy bien a Lance.- Pero si algo se, es que depende de cada uno que esas cosas sean malas o buenas. Cada uno lo ve con sus ojos.

No estaba del todo seguro de lo que había dicho, era algo que poco a poco había ido entendiendo, eran palabras de Marin, algo que siempre utilizaba para intentar hacerme sentir bien, y muchas veces hasta lo conseguía.

Cuando comenzamos a avanzar, el nuevo acompañante nos dijo que nos seguiría, pero al poco de comenzar a avanzar nos hizo una pregunta que ya comenzaba a hacerse familiar en mi vocabulario.

-¿Sois de por aquí o estáis de paso?

No pude evitar reírme ante esa pregunta, momento que aprovechó Lance para adelantarse a mí y comenzar a responder, normalmente no respondía tan apresuradamente, pero seguramente nos habían hecho tanto esa pregunta últimamente que ya se sabría el monólogo de carrerilla.

-¡Pues la verdad es que no! Hemos venido juntos desde hace unos días, y la verdad, es posible que pronto marchemos a otro lugar. -Se quedó mirándome mientras decía esas palabras, yo terminaba de reírme. Me quedé un poco intrigado por esa revelación, no sabía cuánto nos quedaríamos allí, pero no esperaba que nos marchásemos pronto. Aunque lo cierto es que me daba un poco igual.- Queremos formar una tripulación dentro de no mucho, viajar y perseguir los sueños de todos.

Eso último sí que lo sabía, ya lo habíamos hablado antes, Lance quería hacerse con un grupo de aliados con los que viajar y tener aventuras juntos, la verdad es que me parecía bien, de hecho hasta me gustaba la idea de viajar con amigos, pero por el momento tan solo tenía confianza con él, probablemente con el resto me costaría algo más estrechar lazos.

-¿Te parece bien a ti también, Juuken?

Su pregunta me cogió desprevenido, no sabía a qué responderle, ni siquiera a qué se refería de lo que había dicho. En cualquier caso me fiaba de él, estaba seguro de que si había algo que quería hacer o bien era lo correcto o sería entretenido y divertido. Además si quiero acabar viendo el mundo, en algún momento nos tocará salir de esta isla y avanzar hacia adelante.

Simplemente le lancé una sonrisa y asentí, no estaba seguro a que accedía, pero me gustaba la aventura. Aunque tan solo esperaba navegar en mejores condiciones que la última vez, había demasiada gente en aquél barco y cada dos por tres acabas tropezando con alguien, siempre había gente mareada, incluso parecía que algo les provocaba fallos en el habla pues no se les entendía mucho.

Avanzábamos cuando de pronto nos vimos ante un gentío impresionante que nos cortaba el paso, iban con carteles en alto, algunos los cogían con sus manos, en algunos había dibujado un sabroso trozo de carne con un círculo rojo a su alrededor y como tachado, en otros había animales con el mismo símbolo, no entendía nada de eso.

Proclamaban a gritos algo del verano y de la carne, que elegirán el amor sobre la carne, que el mundo era mejor sin carne. Eso me hizo preguntarme ¿Qué sería eso del amor que lo ponían por encima de la carne? Y poco más que decir lo deliciosa que estaba esta. No sabía cómo reaccionar, quería preguntarles qué ocurría ahí y que estaban diciendo, pero de pronto Shiro saltó con un tono algo molesto.

-¿En serio esos locos no van a dejarnos pasar? -Algo debería estar pasando para que no quisieran dejarnos pasar, pero no terminaba de entenderlo. Nuevamente Lance volvió a hablar dejándome con las ganas de lanzar la pregunta.

-Tranquilo muchacho, cada quien tiene su derecho a defender lo que es justo. -Cuando más escuchaba más confundido me sentía, decidí no decir nada y esperar a que todo pasara, algo me decía que esto podría traer problemas.- Aunque también, cada uno es libre de actuar siempre que no afecta a los demás.

Acto seguido su pose cambió muy drásticamente, tanto que me alegré de haberme contenido de preguntar nada. Se puso serio como nunca le había visto todavía, eso no era muy propio de él, ¿le pasaba algo? Me preparé por si acaso con la mano cerca de la empuñadura de la espada, la gente se quedó mirando hacia adelante, parecía que Lance les estaba asustando, pues conforme dijo una sola palabra todo el mundo enmudeció, les ordenó que se apartaran con una voz muy grave. ¿También le cambiaba la voz? ¿O tan sólo estaba imitando otra voz que no era la suya?

Alguien parecía que iba a decir algo, pero el peliblanco simplemente le señaló y le increpó que no se les ocurriera ponerse en su camino. Era extraña esa actitud de Lance, nunca lo había visto así y me dejó bastante confundido. No tardó en comenzar a avanzar y hacer que la gente se apartara a nuestro paso, algunos nos miraban con miedo, otros con asco, pude incluso ver a alguien escupiendo al suelo mientras nos miraba.

La situación estaba resultando mucho más tensa de lo que me imaginaba. Me acerqué a Shiro para decirle algo en voz baja, solo esperaba que no desatase ninguna reacción de parte de nadie.

-Oye. ¿De qué va todo esto? -Le dije sin saber realmente si quería que me respondiese rápido o no.

Pude notar que un tipo me miraba mientras arrugaba la frente. Por la actitud que pude ver en Lance, parecía que no quería buscar ningún tipo de problemas, por lo que no sería yo quien dijera nada al respecto. Sin embargo, la curiosidad no paraba de rondar por mi mente. ¿Tal vez solo estaban publicitando ese “amor” por que lo servían donde íbamos? No creo que sea nada de eso, pero seguía picándome la curiosidad por saber qué sería eso.

Por suerte aquél tipo que se me había quedado mirando no dijo nada, tal vez no me habría escuchado bien y solamente le molestó ver que le decía algo a mi compañero, pero seguía sin comprender el por qué.

No tardamos en pasar ese tumulto y avanzar hacia adelante, conforme nos alejamos de ese grupito comenzaban de nuevo a gritar con sus frases sobre el amor y el verano. Quería respuestas, pero me di cuenta de que estábamos llegando a la zona de la comida, mucha gente cogiendo platos de mesas, algunos grupos postrándose en mesas largas, dieron una cuenta atrás y la gente comenzó a engullir a lo bestia los platos que tenían delante, conforme se los terminaban les ponían otro plato para seguir y así iban apilando todos los platos, de vez en cuando se escuchaba algún quejido y alguien se levantaba de la mesa. Cuando solo quedó uno comenzaron a aplaudir y vitorear, ese hombre, que tenía una barriga que le sobresalía por todos los lados de su cuerpo, alzó los brazos extendiendo dos dedos en cada mano. ¿Significaría algo eso?

A mitad de vítores ese hombre cayó al suelo de espaldas, la gente comenzó a concentrarse a su alrededor, al final todos se echaron a reir diciendo que estaba roncando, y le dejaron ahí en el suelo. Le cogieron entre cuatro hombres y le arrastraron a un lado mientras más gente parecía prepararse para comer.

Me disponía entonces a volver a preguntar, pero vi al muchacho nuevo con una cara que parecía que no había comido en dos días. Me recordaba a las caras que veía a diario en aquel maldito lugar. Estaba claro que solo quería comer, y lo cierto es que ver todo eso y los aromas que llegaban solo hacían que mi estómago buscase algo que le llenase. Me sonaron un poco las entrañas, tal vez fuera el pistoletazo que necesitaba para tomar la iniciativa, coger a Shiro y a Lance del brazo y avanzar hacia adelante.

-¡Vamos a comer! Seguro que si cogemos algo y nos sentamos en esa mesa nos seguirán poniendo como al resto. -Les miré mientras iba arrastrándoles hacia esa mesa.- ¿Vamos?
#10


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