54 de Verano del año 724
Despacho de McCoy, Isla Syrup
El despacho de McCoy no era particularmente grande, pero sí ostentoso. Tapices de colores oscuros cubrían las paredes, y una enorme ventana permitía ver la Villa Syrup desde lo alto, aunque las cortinas de terciopelo solían estar corridas, como si el alcalde quisiera evitar ser molestado por la vista de su propia ciudad. Un retrato suyo, de un tamaño desproporcionado para su pequeña figura, dominaba una de las paredes. Allí, McCoy aparecía con su bigote perfectamente recortado, en una pose que pretendía mostrar autoridad, pero que solo lograba exagerar lo ridículo que resultaba su cuerpo rechoncho y su escaso cabello.
McCoy, sentado tras su escritorio de caoba, miraba su reflejo con una sonrisa satisfecha.
— Luce usted excelentísimo, señor McCoy —dijo Shaver Face, la tercera tijera de los Cirujanos Barberos, inclinándose con una reverencia exagerada mientras le acercaba un espejo de mano con un marco dorado. El pirata, conocido por su barba simétrica y su habilidad letal con las navajas, examinaba con orgullo su obra maestra: la barba de McCoy, perfectamente delineada, que contrastaba brutalmente con la calva casi brillante en la parte superior de su cabeza.
— ¡Ahhh! —exclamó McCoy, mientras alisaba su gran bigote. — Si tan solo pudiera tener el resto de mi cabeza tan bien cuidado como mi barba...
Shaver Face hizo un gesto teatral, apoyando una mano en su pecho y la otra en el mentón, como si reflexionara profundamente.
— Mi estimado cliente, no todos tienen el honor de llevar una barba como la suya. Lo que le falta en cabello, lo compensa con el esplendor de su bigote. — Luego añadió con una sonrisa torcida. — Aunque si alguna vez desea algo más... experimental, conozco algunos trucos. Podríamos darle un aspecto revolucionario.
McCoy frunció el ceño, claramente incómodo con la idea. Desvió su mirada del espejo y fijó sus pequeños ojos en el pirata.
— No necesito "revoluciones", Shaver Face. Lo que necesito es saber si tú y tu tripulación están listos. — Dejó el espejo sobre el escritorio con un golpe seco, cruzando los brazos con aire autoritario. — Atacaremos mañana, y no quiero fallos.
Shaver Face hizo una leve inclinación de cabeza, su media barba temblando ligeramente.
— Por supuesto, mi alcalde. Los Cirujanos Barberos nunca fallan. Ya nos conoce, nuestras manos son tan firmes con las navajas como en el combate. — Le sonrió de manera calculada, revelando una fina línea de colmillos afilados. — ¿Y qué hay de los mercenarios?
McCoy golpeó con los nudillos el borde del escritorio.
— Ah, sí, los mercenarios. Los hemos contratado como refuerzo. No confío en ellos tanto como en ti, claro. — Añadió con una sonrisa zalamera—, pero tienen experiencia, y no está de más tener más fuerza para asegurarnos la victoria. Tret y esos malditos leñadores no sabrán qué les golpeó. Pero quiero que tú y los tuyos os coordinéis con ellos. El ataque no debe fallar, y cuantas más manos estén listas, mejor. No escatimaremos en fuego y acero.
Los ojos de Shaver Face brillaron con un toque de emoción ante la mención de la destrucción inminente. Pero mantuvo su tono suave y cortés.
— Una barba sin fallos requiere precisión, y un ataque perfecto también. Nos aseguraremos de que todo quede... limpio. — El pirata hizo un gesto de afilar con una de sus manos, como si sostuviera una imaginaria navaja, deslizando los dedos a lo largo de su cuello. — Me encargaré de los detalles con los mercenarios. Pero, alcalde... —Shaver Face se inclinó hacia delante —, ¿le gustaría que tomáramos alguna medida especial para Tret? Después de todo, su cabeza podría ser el toque final para esta obra maestra.
McCoy chasqueó la lengua, su semblante de pronto sombrío.
— Que lo capturen y lo traigan aquí, si pueden. Pero no me importa si su cabeza llega... separada del cuerpo. Ya sabes cómo va esto, Shaver Face. El objetivo principal es el astillero. Si destruyen ese lugar de nuevo, Kolima se vendrá abajo y con ellos su esperanza. Si me traen la cabeza de Tret, será un agradable bonus.
Shaver Face asintió, dibujando una línea invisible en el aire con su mano, como si cortara el espacio entre ambos.
— Entendido. Ya me imagino la escena... será un espectáculo pulcro. No se preocupe, señor. Los Cirujanos Barberos y los mercenarios darán un espectáculo de precisión y estilo.
McCoy asintió satisfecho y giró su silla hacia la ventana, sin mirar más al pirata.
— Mañana... mañana todo Kolima arderá hasta convertirse en cenizas. Ahora vete y haz lo que mejor sabes hacer.
Con una última reverencia, Shaver Face se retiró lentamente del despacho, dejando tras de sí el eco de sus pasos precisos y el leve aroma a loción de afeitado.
![[Imagen: Isla-Kolima.png]](https://i.ibb.co/42vR1BC/Isla-Kolima.png)