¿Sabías que…?
... un concepto de isla Yotsuba está inspirado en los juegos de Pokemon de tercera generación.
[Diario] La Redención Real (Pasado)
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Mayura observó a Alpha con una ligera sonrisa mientras le escuchaba. El joven era directo, era algo que el Pavo Real del Océano apreciaba, esa franqueza refrescante que no se encontraba todos los días, especialmente en el mundo de los piratas, donde las palabras a menudo estaban tan cargadas de trampas y dobles intenciones como las armas que blandían. Pero Alpha no era así, al menos no en esta conversación, y eso, a su manera, le hacía más interesante.
 
Atrevido, sí, podría serlo. — comenzó Mayura, inclinándose levemente hacia adelante, jugando con el borde de su copa de licor de melocotón. — Pero a veces, reclamar lo que uno cree que merece es la única manera de conseguirlo. — Sus palabras fueron suaves, casi como un susurro, pero no por ello menos firmes. — Sin embargo, no espero que otros simplemente me entreguen lo que busco. — agregó, sus ojos fijos en Alpha, leyendo la calma, la confianza en su postura. — Todos somos dueños de nuestra propia ambición, al final del día. Lo que decidas reclamar para ti, es tuyo. Lo que yo reclame, es mío. ¿O acaso no es así como cada pirata va acumulando un botín? — Aprovechando la pausa, el pirata continuó, dejando caer una verdad que hasta ahora había mantenido velada. 

Y en cuanto a lo que oculto... — dejó que su sonrisa se ampliara ligeramente, una chispa de misterio brillando en su mirada. — creo que está de más decirlo, no soy alguien que miente, pero si puedo ser hábil con las palabras. ¿Por qué no tratas de adivinarlo? — Mayura sabía que, con alguien como Alpha, no tenía que revelarlo todo de golpe. El misterio era una herramienta tan poderosa como cualquier arma, y esperaba utilizarlo para despertar más interés en su joven acompañante.
 
La conversación sobre la muerte, sin embargo, llevó la mente de Mayura un estado más reflexivo. — En eso estoy de acuerdo contigo. — asintió, aceptando la cruda realidad que Alpha planteaba. — Ante la muerte, somos iguales. No importa cuánto tengamos, cuánto logremos. La muerte nos arrastra a todos al mismo lugar. Pero, a diferencia de muchos, no me interesa llegar a ella bajo sus términos. La vida es un espectáculo, y yo elijo cuándo bajar el telón. — Pero el pirata no pudo evitar añadir su propia perspectiva, siempre dispuesto a darle su toque personal. — Aunque... — continuó, su voz ahora un poco más baja, casi como un murmullo — no puedo evitar pensar que, antes de que llegue ese momento, la manera en que vivimos nuestras vidas, las decisiones que tomamos... esas son las huellas que dejamos. No para ser recordados por otros, tal vez, sino para asegurarnos de que cuando llegue el final, lo enfrentemos sin remordimientos. — El tono de Mayura era diferente ahora, más introspectivo, mientras dejaba que sus palabras flotaran en el aire por un momento antes de volver a levantar la mirada hacia Alpha.
 
Por lo que puedo notar, también te importa más el camino que el destino. Aunque, debo decir, tu manera de ver el mundo tiene algo de... pureza. Algo que, debo admitir, es admirable. — comentó con una sonrisa, reconociendo desde su perspectiva la psicología de su acompañante. — Sin embargo, yo, necesito algo más. Tal vez sea la incertidumbre la que me impulsa, como dices. Tal vez siempre esté buscando algo que aún no sé cómo describir o… — se inclinó hacia Alpha con su copa de licor de melocotón en mano con un tono nuevamente melódico y cautivador.  — simplemente quiero disfrutar de hacer lo que me plazca cuando me plazca. Supongo que en eso también estamos de acuerdo, Alpha.  — aquellas últimas palabras como un susurro seductor que buscaba terminar de llamar la atención de Alpha mientras alzaba su copa hacia él. — ¿Salud? Vamos, Alpha. Incluso los piratas más fieros saben cuándo relajar las armas y levantar una copa. No te preocupes... No es una trampa, o al menos, no por ahora. — le invitaba a brindar manteniendo su copa en el aire hasta que su acompañante decidiera corresponderle, aunque no lo esperaría para siempre.
 
Mayura se quedó en silencio por un momento, saboreando el ambiente. Sabía que este encuentro, aunque casual, tenía el potencial de llevarlos a algo más grande. Ambos eran piratas, y aunque sus caminos podían parecer distintos en la superficie, había un entendimiento mutuo entre ellos. Cada uno tenía sus propios demonios, sus propias metas, pero tal vez, por ahora, compartirían un pequeño tramo del camino. Aunque en apariencia ligera, había sido un intercambio de voluntades, una danza de palabras entre dos piratas que sabían que su vida estaba definida por el riesgo y la incertidumbre, pero también por la ambición y la búsqueda de algo más allá de lo mundano.
#11
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Sus palabras, además de ser tranquilas, tenían cierto grado de jugueteo y travesura. – Bueno… muy pocas veces se puede conseguir lo que se desea al momento. – Respondiste. –Aunque en mi caso, lo que busco va más allá de lo material. Nunca dejaría que algo tan mundano como un recurso distorsionara mi manera de pensar. – Luego dio unos puntos muy precisos los cuales te agradaron. Era una opinión bastante acertada y al estar acompañado de su confianza, les daban más validad. – ¿Entonces si yo justo ahora decidiera reclamarte como mío, lo serias? – Interesante estocada directa la que acabas de tirar, joven Alpha. Te quedas mirándole fijamente esperando ver la reacción de sus palabras. No con una mirada cualquiera, era una mirada llena de tanta seguridad y llena de ti mismo, que cualquiera que te mirara sabía que tenias con que respaldar tus palabras.  Pero… al final solo te ríes un poco en y simplemente prosigues a beber tu licor con tranquilidad.

- Es bueno saber que no mientes. – Respondiste con tranquilidad. – Es bueno saber que tenemos algo en común. Mentir nunca se me da bien, se nota mucho cuando lo hago. Así que prefiero simplemente no hacerlo. Ademas, no es necesario que intente adivinar lo que pasa por tu mente. – Una mirada juguetona se posa en tus ojos, dando a entender que no necesitabas adivinar lo que ya sabias. Simplemente estas dejando que todo playa con naturalidad. Para ti, se siente mucho mejor de esa manera. – Es curioso como vez la vida. Algo muy diferente a como la vivo yo, pero de igual manera, respetable.

Pero cuando él te menciona que tu manera de ver las cosas es pura, no puedes evitar negar un poco con la cabeza. – Mucha sangre ha corrido por mis manos. No creo ser tan puro como dices. – Imágenes llegan a tu cabeza. Algunas agradables como tu enfrentamiento contra Sowon. Otras tan decepcionantes como el destrozar grupos piratas sin tener un desafío real. Un sentimiento bastante agridulce. Suspiras un poco tratando de que aquello no te aflija tanto. Realmente no deseabas que aquellos pensamientos arruinaran el ameno momento. Luego, él te ofrece brindar. Miras un momento la copa y tú sin pensarlo mucho simplemente tomas tu botella y brindas con suma tranquilidad. – Las trampas tienen lo suyo.

Luego de eso, diste un trago y te quedaste pensando un momento en silencio durante un rato. Varias ideas te habían venido a la cabeza pero, quizás no era el lugar indicado para comentar lo que tenías en mente.

- ¿Mayura, tienes donde pasar la noche? – Preguntaste curioso. – Yo me estoy quedando en una posada no muy lejos de aquí. Si gustas, puedo pedir más comida y bebida y podemos ir. Y descuida, no pasaría nada que tú no quisieras. – Aclaras con tranquilidad. – Por otro lado, quisiera comentarte algo que tengo en mente. Pero podríamos hablarlo por el camino. – Cuando dices eso segundo, tu mirada si toma un semblante más serio, dando a entender que lo que te gustaría hablar no tendría que ver con nada íntimo.

En tu caso, era una invitación a algo grande.
#12
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Mayura no pudo evitar alzar una ceja cuando escuchó la osada respuesta de Alpha. La provocativa pregunta, formulada con tal seguridad y compostura, no lo sorprendió en absoluto, pero sí despertó su curiosidad. Era claro que Alpha sabía exactamente lo que hacía al lanzar ese dardo verbal. Y como era de esperar, el Pavo Real del Océano no dejaría pasar esa oportunidad para jugar también.
 
El histriónico pirata sonrió de lado, dejando que el silencio llenara el espacio entre ellos por unos instantes antes de responder. Se inclinó hacia adelante, acercándose solo lo suficiente para que su voz, suave y seductora, resonara más claramente entre ambos. — ¿Reclamarme? — repitió con un brillo en sus ojos y un tono juguetón, casi burlón. — Querido Alpha, no soy el tipo de hombre que se deja poseer tan fácilmente. — Una pausa breve, pero intencional. — Pero... — continuó, su mirada ahora más penetrante, buscando los ojos de Alpha. — Si lo intentaras, harías que todo fuera mucho más interesante. — Finalizó, devolviéndole el desafío, aunque con su toque característico de misterio y encanto.
 
Alpha, sin duda parecía ser un hombre que valoraba la honestidad, y aunque ambos piratas compartían ese defecto que les imposibilitaba mentir, la diferencia estaba en cómo lo abordaban. Mayura sonreía ante la simple admisión de su acompañante de que no era un buen mentiroso. En un mundo donde la mentira era una moneda corriente, aquellos que no la manejaban bien tenían que valerse de otros medios para sobrevivir, y Alpha, aparentemente lo hacía con su cruda franqueza y con su lanza. Mientras que el pavo real del océano simplemente no mentía porque lo encontraba innecesario, se deleitaba con jugar con las palabras y lanzar las verdades disfrazadas.
 
Cuando Alpha negó el comentario sobre su "pureza", Mayura notó el cambio en su semblante. Vio el destello fugaz de recuerdos que seguramente pasaron por su mente, un rastro de sombras que todo pirata llevaba consigo. "Ah, el peso de la sangre en las manos" pensó, reconociendo la carga que él mismo comprendía a su manera. Pero, como siempre, supo cómo moverse entre las aguas turbulentas de la conversación, y en lugar de insistir en el tema, optó por mantener la ligereza del momento.
 
Las trampas tienen lo suyo, sí. — admitió Mayura con una ligera sonrisa disfrutando de haber sido correspondido al brindis.
 
El silencio que siguió fue breve, pero cargado de pensamientos. Observó cómo Alpha parecía meditar sobre algo, y eso solo aumentó su interés. Era obvio que su joven acompañante tenía algo en mente, y Mayura, aún curioso y emocionado por el chiste de reclamarlo como suyo, prefirió quedarse tranquilo y dejar que su acompañante diera el primer paso cuando terminara con su análisis introspectivo.
 
La pregunta de Alpha llegó finalmente, rompiendo la pausa en la conversación, y Mayura no pudo evitar sonreír ante la invitación. — ¿Dónde pasar la noche? — repitió con más entusiasmo del que se le suele ver comúnmente. — Bueno, para serte sincero, no tengo planes concretos. — respondió con un encogimiento de hombros, su tono ahora despreocupado con un toque de intriga. — Me agradas. Acepto tu invitación. —añadió el pirata con una sonrisa juguetona antes de volverse más serio, detectando el cambio en el tono de Alpha, sabiendo que no era lo que esperaba, pero si lo habían invitado de esta forma pues debía seguir aparentando que no se trataba de algo importante y solo de más planes de puro ocio. — Me gusta cuando una conversación toma un giro inesperado. Estoy seguro de que lo que tienes para mi requerirá el cien por ciento de mi atención por lo que la comida y el licor no serán necesarios. — susurró con interés, su voz volviendo a ese tono cautivador que usaba cuando quería profundizar en algo que realmente despertaba su curiosidad.
 
Mientras se preparaba para dejar la taberna tomándose el restante de su copa de licor, Mayura no pudo evitar sentir una emoción latente. Había algo en Alpha, algo en esa seriedad mezclada con su capacidad para disfrutar el momento, que lo mantenía intrigado. Sabía que su camino como pirata estaba lleno de incertidumbre, pero por ahora, estaba más que dispuesto a seguir explorando la naturaleza de este nuevo compañero que acababa de conocer, siempre con la mente afilada y el corazón preparado para cualquier cosa que la noche les pudiera deparar. ¿Quién sabe, quizás esta noche se convertiría en el botín que alguien reclamaría? ¿O, simplemente terminaría defendiendo su vida en otro callejón a oscuras?
#13
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Quizás él no lo sabe, pero está jugando con fuego. Tu solo observas como tienta a la bestia con piel de joven. Mayura intentando ser pícaro, coqueto, extrovertido, provocador, tentador y sobre todo, seductor. Él no sabía que frente a él, aparte de observar a un joven lleno de las cualidades que a él le agradan, se encuentra alguien con el poder más que suficiente para hacer lo que él afirma. Pero… pera suerte de Mayura, el joven pirata no es alguien que tome las cosas por la fuerza. Cree fervientemente que las cosas consensuadas son más disfrutables. Pero él ya había dado la luz verde a intentarlo, pequeño. Cosa que te aseguro que el gran pavorreal del océano tendría una consecuencia. No una negativa pero tampoco positiva.

Solo… sería una experiencia de vida.

Ya que él había aceptado tu invitación, de igual manera querías ir preparado. – Disculpe, me pone más licor de café, licor de melocotón y aperitivos. – ordenaste mientras introducías la mano dentro del kimono y sacabas un fajo de billetes. Colocándolo en la barra. - Aqui esta el pago por el licord de melocoton, el de café y todo lo demás. Y lo que sobre... divídalo entre los presentes. Kurogami No Alpha invita la siguiente ronda. – La gente que aún estaba tomando de madrugada comenzó a festejar y a pedir licor y bebida como loco. Tu solo estabas tranquilo, esperando pacientemente a por tu pedido, que no tardo mucho. Empaquetado en una manta bastante fina con un nudo de color blanco. Te levantaste con cuidado y tomaste el paquete y tu lanza, posándola en tu hombro. – ¿Vamos? – Preguntas al pirata. Prosiguiendo con tu camino a las afueras del lugar rumbo a tu lugar.

Las calles estaban más solitarias ahora y el frio de la madrugara era agradable. Tú estabas con el acompañándote a un costado mientras caminabas, guiando el camino. – Realmente no me gustaría que nos diera ganas de comer algo y beber mientras estamos en mi lugar. Así que he preferido ser precavido. – Dices con total tranquilidad. – Y lo que te tengo que preguntar es algo más tranquilo, pero no era el lugar indicado con tanta gente alrededor. Veras, hace tiempo ya que comencé mi viaje y he conocido a unas cuantas personas prometedoras. Y he querido junto con ellos formar algo grande, una flota pirata. Yo me preguntaba si te gustaría ser parte de mi tripulación. No somos muchos, pero somos bastante autosuficientes. – Dices aquello con orgullo. Ya que es algo de lo cual has estado trabajando desde hace algo de tiempo ya. – Aunque es algo tonto de mi parte preguntar esto a un pirata que no sabes si tiene tripulación o no. Que descuidado de mi parte.

Le miras fijamente mientras caminas. Mostrando curiosidad por su reacción y respuesta.
#14
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Las palabras, el tono y las acciones de su joven acompañante revelaban mucho más de lo que este probablemente había pretendido. El hecho de que Alpha había decidido invitar a toda la taberna a una ronda más de bebidas, junto con su actitud tranquila y calculada, demostró que este pirata tenía los medios y la voluntad de dejar una impresión. De hecho, le había quitado un gran peso de encima al pavo real del océano, pagar la cuenta con lo poco que le quedaba en el bolsillo para la noche.
 
Cuando Alpha le preguntó si quería acompañarlo a formar parte de su tripulación, una leve sonrisa se dibujó en los labios de Mayura. Era evidente que este joven tenía grandes ambiciones y que, de alguna manera, lo había identificado como alguien que podría aportar algo a su causa. Pero, como siempre, Mayura no iba a tomar una decisión apresurada, especialmente cuando la oferta incluía ser parte de algo más grande que su propia travesía.
 
¿Unirme a una tripulación? — replicó el pirata, con su tono suave pero siempre cargado de cierta ironía. — Me halaga que me lo propongas, Alpha. ¿Esa es tu forma de reclamarme? Que decente. — bromeó el histriónico pirata con una leve carcajada mientras caminaban bajo el fresco aire de la madrugada, para luego dejar que sus pensamientos se reorganizaran. Sabía que Alpha no era alguien con quien se podía jugar indefinidamente. Había fuego en ese joven pirata, uno que, si se manejaba adecuadamente, podía arder con una intensidad desbordante.
 
Tomó un respiro antes de responder más profundamente. — ¿Sabes? La idea de una flota pirata tiene su encanto. — comenzó, sus ojos ahora enfocados en la distancia. — Pero no soy un hombre que toma decisiones a la ligera. Mi vida, mis ambiciones... son demasiado grandes para comprometerme a algo sin meditarlo primero. — añadió, mirando de reojo a Alpha con una sonrisa que denotaba tanto intriga como respeto. — Aunque debo decir que tu invitación me ha hecho pensar en posibilidades que no había considerado del todo hasta ahora. — Dejó que las palabras flotaran entre ellos, buscando mantener la conversación en equilibrio, sin mostrar una decisión firme.
 
Mientras caminaban por las calles cada vez más desiertas, el ambiente entre ambos piratas era notablemente más relajado, aunque cargado de expectativas. Mayura sabía que unirse a Alpha representaba una oportunidad para expandir sus horizontes, pero también significaba sacrificar parte de la libertad que tanto valoraba. Y si algo había aprendido en su vida, es que la libertad era la única cosa que no estaba dispuesto a ceder fácilmente, un ideal que le había costado su pasado como descendiente de la nobleza.
 
Verás, Alpha… — continuó después de un rato, su tono más serio. — Lo que me propones es interesante, sin duda alguna. Una tripulación con la gente adecuada puede ser un arma poderosa en los mares. Pero dime algo, ¿por qué yo? — La pregunta fue lanzada sin rodeos, aunque Mayura sabía que Alpha ya había considerado esa posibilidad. — ¿Qué has visto en mí que te haga pensar que seré más útil como parte de tu tripulación que navegando solo? Porque, déjame decirte algo, querido... soy un hombre de grandes sueños, y no suelo inclinarme ante nadie, excepto ante el océano mismo. He sacrificado bastante para poder ser libre. — Finalizó con una sonrisa con un tono que fue descendiendo de animado y curioso a un leve susurro serio en la última oración, retando a su compañero a que le diera una razón ideal para si quiera considerar su tripulación como una opción.  
 
Mayura disfrutaba jugar este tipo de juegos. Sabía que su acompañante era astuto, pero también quería ver hasta dónde estaba dispuesto a llegar para tenerlo a su lado. ¿Cómo manejaría Alpha esa dinámica de poder que el Pavo Real del Océano había puesto sobre la mesa? Para Mayura, la vida siempre era una negociación, una danza de intereses y voluntades, y esta conversación no iba a ser la excepción, no cuando le proponían abandonar su libertad.
#15
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Le escuchas altamente, joven pirata. Realmente lo que él te cuenta tiene realmente sentido. Te quedas mirando detenidamente sus palabras mientras meditas que palabras usar con él. No parece ser el tipo de persona que quiera ser encadenado o acorralado, eso te agrada. Después de todo, tu eres el gran cazador de los cuatro peligros. Conoces lo importante es que toda especie este libre y cumple su ciclo en esta vida. Pero por tu parte, te quedas fijamente mirando a Mayura mientras arroja una a una sus palabras. Tu simplemente sonríes y te detienes.

- ¿Por qué tú? Porque a pesar de tener un dulce y agradable aroma. Puedo sentir el potencial que puedes llegar a tener con el tiempo. Además… - En un momento, sin pensarlo clavas la punta de tu lanza en el suelo y te hacerlas a él, le tomas de la camisa y lo bajas hasta que tanto su cara como la tuya están frente a frente. Prácticamente rozando la una con la otra. - ¿Tengo cara de querer que alguien incline su cabeza ante mí? No necesito nada de eso. Solo quiero llegar a lo más alto y luchar hasta que la muerte venga a por mí. – Parecías un poco enojado, quizás porque asumiste que él te había confundido con el tipo clásico de pirata que quiere que todo el mundo se incline ante él.

En tu caso, no es así. Para ti, cosas como la fama y el dinero no eran más que simples recursos que te harán llegar a esa comodidad que tanto deseas. – No tengo el derecho de quitarte tus sueños. Si fuera como el resto trataría de tomarte por la fuerza. Pero… - Tu mirada se torna en una más filosa y traviesa. – Quizás… si deseas que te reclame… de otra manera. – Sueltas su camisa y colocas tu mano en su nuca, acercándole un poco más. Atrevidamente muerdes su labio inferior. Saboreándolo, para luego alejarte lentamente. – No soy como el resto, Mayura.

Te acercas nuevamente a tu lanza y la tomas. Y miras al cielo. – Solo soy una criatura. Sea hombre o mujer, si me gusta, lo devorare. Mi manada ha de crecer. Tendré concubinas, hijos e hijas, y mi lugar tranquilo donde estar mientras todo lo demás llega por sí solo. Quizás no sea lo más grandioso del mundo pero… - Te volteas hacia él y le sonríes tiernamente, acompañada de una brillante sonrisa. – Es lo que a mí me hace feliz.
#16
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Mayura, al recibir el intenso gesto de Alpha, permaneció inmóvil por un breve instante, sintiendo el poder que emanaba de la cercanía de su acompañante. Era un gesto audaz, lleno de fuerza y dominación, uno que habría hecho vacilar a muchos otros, pero para Mayura, era solo una confirmación de lo que ya había sospechado: Alpha no era como los demás. El pavo real del océano no retrocedió, pero tampoco rompió el contacto visual. Sus ojos grises, afilados por la sorpresa y el creciente interés, se mantuvieron fijos en los de Alpha mientras sus palabras, tan directas como su actitud, continuaban envolviéndolo, causando un sinfín de reacciones en cadena en el elegante pirata.
 
Cuando el joven cazador tomó su camisa, acercándolo, la distancia entre ambos desapareció, dejando a Mayura con una extraña sensación de excitación y desafío. — Pero si ya me has inclinado hacia tú altura. — dijo en tono burlón y seductor, contemplando a su cada detalle del rostro de Alpha, aprovechando la cercanía en esta solitaria madrugada. Su instinto natural era de querer retomar el control de la situación, pero sabía que, por el momento, Alpha tenía la ventaja en este juego. La mordida en su labio inferior, breve pero reveladora, solo avivó aún más su interés.
 
Ah... — murmuró suavemente, mientras se enderezaba una vez que Alpha lo soltó. El toque atrevido del cazador no había sido ni esperado ni desagradable, pero estaba lejos de ser algo que él simplemente aceptaría sin responder. — Debo admitir que no esperaba... ese tipo de "reclamo." — sonrió de manera juguetona, volviendo a su tono seductor y relajado. Alpha había roto esa línea invisible del poder verbal, elevando la tensión entre ambos a un nuevo nivel. Y eso le encantaba al pavo real.
 
El pirata observó mientras Alpha recuperaba su lanza y se alejaba brevemente, mirando al cielo con esa tranquilidad propia de alguien que sabía quién era y lo que quería. Mayura, por otro lado, se mantuvo firme en su lugar, reflexionando sobre las palabras de Alpha. "Una criatura", había dicho el joven cazador, sin miedo alguno en expresar sus deseos más primitivos, sus ambiciones más puras. Era algo curioso para alguien tan acostumbrado a las máscaras y las mentiras del mundo, ver a alguien tan crudo y honesto sobre sus intenciones.
 
Una criatura... — repitió en voz baja, como si estuviera saboreando la palabra. Luego, con la misma elegancia que siempre lo caracterizaba, Mayura se acercó lentamente hacia Alpha, hasta estar a su lado una vez más. — Quizás sea lo que más me intriga de ti. — confesó, su tono más suave y sincero ahora, dejando a un lado la seducción por un instante. — No eres como el resto, y eso... me atrae. — añadió con una sonrisa leve, aunque esta vez no era el gesto afilado y coqueto que solía usar, sino algo más genuino.
 
Pero Mayura no podía resistir la tentación de jugar un poco más. Se inclinó hacia él, acercándose lo suficiente para que sus palabras fueran un susurro en el oído de Alpha. — Aunque, si me quieres "reclamar"... tendrás que hacer mucho más que eso. — dijo con una risa suave antes de retirarse nuevamente, manteniendo el juego en el aire, pero dejando claro que él no sería tomado tan fácilmente, ni siquiera por alguien tan intrigante como Alpha.
 
¿Tu manada? — continuó con el mismo tono juguetón, aunque su mente ya estaba considerando seriamente la oferta de Alpha. — Debo admitir que el concepto de tener una manada no me es del todo ajeno. Después de todo, todos buscamos un lugar donde pertenecer, ¿no? — concluyó, sus ojos fijos en los de Alpha, evaluando cada movimiento, cada palabra.
 
La tensión entre ambos se mantenía palpable, pero también cargada de una curiosidad compartida que Mayura no había sentido en mucho tiempo. Alpha había logrado algo que pocos podían: capturar su atención por completo, no solo como un potencial aliado, sino también como un compañero en este peligroso y seductor juego de voluntades que ambos parecían disfrutar tanto, a tal punto que el elegante pirata no podía permitirse perder en este juego y decidió posponerlo. Haría parecer que estaba indignado a pesar de todo lo que había mostrado, daría media vuelta y buscaría perderse en la noche, no tenía donde dormir, pero eso era lo de menos, no podía permitirse estar cerca de Alpha en esta noche tras unos tragos, pero, ahora debía pensar en “formar una manada con un Cazador”.
 
 — ¡Espero verte pronto querido Alpha!— vociferó mientras se alejaba de la escena, empezando a perderse entre las sombras de la noche. — Espero que disfrutes el resto del licor, querido Alpha. Yo, por mi parte, necesito un tiempo para reflexionar... aunque claro, no creas que será por mucho tiempo. — continuó con un tono irónico, sarcástico y seductor. — La próxima vez que nos veamos, deberás demostrarme que tan capacitado estas para reclamarme. No debería ser un problema si mi aroma es tan dulce como dices. — concluyó con aquel chiste seductor, finalmente perdiéndose en las sombras. Sin duda la noche había mejora y terminado de una forma mucho más interesante y entretenida de lo que esperaba, Mayura no paraba de saborear su labio inferior, aquel cazador le había lastimado un poco, pero solo lo necesario para que el pavo saboreara su propia sangre durante el resto de la noche y los próximos días, recordando con excitación esta madrugada y espero con ansias reencontrarse con aquel que deseaba reclamarlo.
#17


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