¿Sabías que…?
... existe una isla en el East Blue donde el Sherif es la ley.
[Aventura] T2 Dia de pesca
Gretta
La Devoramundos
En esta época del año, un animal poco común deja el fondo marino para acercarse a las aguas poco profundas de las playas a desovar. Es la especie llamada, el pepino Kilombero, que tiene ese nombre porque solo habita en los alrededores de esta isla. Pero este animal tiene una particularidad que lo diferencia de las otras especies de pepinos de mar: además de ser unas 20 veces más grande que sus otros congéneres, en su interior, dependiendo de la edad del espécimen, se pueden llegar a encontrar perlas de gran valor.

Por eso, decenas de pescadores, cazafortunas y marinos llegan a las costas en estas fechas en busca de estos pepinos Kilomberos. Debido a la gran caza indiscriminada que se les ha dado durante años, hace un tiempo se impulsó una ley para protegerlos, la conocida en Kilombo: "KILOMBITOS NO, HAY QUE DEJARLOS CRECER". Y ahora solo dejan dar caza a los kilomberos que superen los 3 metros. Esto hace que para nada sea tarea fácil dar muerte a estas criaturas. Detrás de esos cuerpos rechonchos y alargados, se esconden unas bocas llenas de filas de dientes, e incluso si logras esquivar sus mordiscos, cuando se sienten muy amenazados, lanzan chorros de agua a propulsión, alejándose como cohetes hacia el fondo marino.

Hay leyendas de un pepino de mar que ha llegado a hundir barcos con uno solo de sus chorros; lo llaman el "Gran Kilombo" y los pescadores fantasean con la perla que deberá de albergar un animal de esas proporciones, pero por ahora nunca se le ha logrado dar caza.

Debido a la temporada de kilombos, el pueblo se ha llenado de un bullicio de personas extranjeras que antes no estaba; muchos pescadores y trabajadores del mar autóctonos se quejan de que estas nuevas gentes solo vienen a molestar, a quitarles el trabajo y a robar. Pero la verdad es que la gran mayoría solo quiere atrapar un Kilombo lo suficientemente grande como para poder cambiar su vida, gracias a la perla de su interior.

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#1
Qazan
Qazan
Nuestra reputación se había visto manchada hace algún tiempo debido a lo que llamaban en Rocstock, el incidente de la Cerda. Los propios lugareños lo relatan como la noche en la que una bestia salida de las profundidades del infierno hizo volcar un barco de la Marina y acabó con la vida de su capitán y toda la tripulación que lo acompañaban. -No es que me importe demasiado... Pero le he cogido algo de cariño a este lugar... Quizá debería ayudar a que no pesquen Kilombitos poco maduros-. Dije mientras leía un cartel de los que habían puesto por toda la isla informando sobre la temporada de caza de Pepinos Kilomberos.

-Supongo que puedo ayudar un poco desde la costa tumbando los botes de tontos pescadores que se crean demasiado listos-. Dije para mi mismo mientras salía de la guarida de los piratas del peliblanco con dirección al pueblo. Además hacia ya algunos días que no me metía al agua y empezaba a tener la piel algo reseca de estar tanto tiempo en mi pequeña carpintería. Cogí algo de comer que llevarme para el camino y también mi mochila. Que vaya a ayudar con la Ley del Kilombito no significa que vaya a dejar perlas por ahí abandonadas a su suerte pudiendo llenarme los bolsillos de ellas.

Mientras me iba acercando al pueblo podía ver cómo los pescadores de la isla se dirigían al muelle para abordar sus naves y ponerse manos a la obra con la pesca. - Esto va a ser duro...-. Dije para mi viendo que me iba a tocar enfrentar a muchos vecinos del pueblo, sin embargo tenía la esperanza de que al menos los habitantes de Rocstock cumpliesen la ley y solo tuviese que enfrentar a los asalvajados cazadores furtivos provinientes de otras islas con esperanzas de conseguir fortunas enteras.

Más pronto que tarde llegué al puerto donde solo pude quedarme anonadado al ver con mis propios ojos la inmensa cantidad de barcos que estaban zarpando en busca de Pepinos Kilomberos.
#2
Gretta
La Devoramundos
Te adentras en la ciudad y notas enseguida un cambio en todo el paisaje; hay mucho más barullo y ajetreo de lo normal, puedes ver los carteles de la ley por todos lados, y a los lugareños con caras amargas, mientras que los extranjeros rebosan entusiasmo y alegría. Las dos caras de la moneda están representadas en cada calle por la que pasas, hasta que al final llegas al puerto.

El puerto, aunque es muy grande debido a la importancia de la isla, está a rebosar; cientos de embarcaciones de todos los tamaños lo atiborran. Normalmente, tu presencia habría hecho saltar las alarmas después de lo que ocurrió en este mismo puerto no hace muchos días, pero las patrullas de marines están demasiado ocupadas revisando cargamentos y comprobando que los tamaños de kilombos que ya están empezando a llegar sean los correctos y también parando trifulcas entre lugareños y extranjeros. Además, no eres el único Gyojin. Este tipo de eventos les da trabajo como rastreadores a muchos de tu especie. Mientras paseas, escuchas a la gente hablar y, entre las voces, algunas frases sueltas de distintas conversaciones te llegan a los oídos.

Un tipo gordo y de pintas corsarias habla con otro encima de un barril y justo le está diciendo:
—Puta ley de mierda, ¿a mí que más me da que sean pequeños?— Bajó la voz, pero tú pasabas cerca y logras escucharlo. —¿Sabes qué? Pienso matar todo lo que encuentre.

Cuatro hombres al lado de unas cajas escuchan como otro hombre les comenta algo:
—¿Has escuchado lo del viejo Garril? Salió anoche con un barquito a pillar algún kilombo y no ha vuelto. Su familia está buscándolo, a saber dónde está.

Una mujer subida a una caja exclama en el puerto:
—¡Se buscan marineros para la pesca del kilombo, somos un barco serio y sabemos de un sitio con un gran número de estos, sueldo de convenio, doce horas, media jornada!
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#3
Qazan
Qazan
Cuanto mas me adentraba en la ciudad mas me percataba de la situación de injusticia que se avecinaba, los lugareños bien fastidiados por la ley mientras que los extranjeros no hacian mas que aprovecharse para llenarse los bolsillos. Para colmo el mega pepino tenía traumados a gran parte de los pescadores, tanto a los mas novatos como a los más habilidosos. El puerto estaba a reventar de navíos, y los kilombos tanto grandes como pequeños asomaban por las cubiertas de los barcos.

Caminando por el puerto escuché varias conversaciones pero una me llamó particularmente la atención. La caza furtiva y el malestar de los lugareños me traía sin cuidado, al final si hay mucha oferta de un producto su precio bajará, ademas ya esta la Marina para controlar todo este asunto. Pero la historia del viejo Garril me llamó la atención. El pobre había salido a faenar pero no habia vuelto a casa, y ahora su familia estaba preocupada por la desaparición. La situación de aquella familia parecía desesperada y, después de aquella aventura en la montaña, ahora le habia cogido el gusto a las historias de intriga y misterio 

-Disculpa que me entrometa-. Dije acercándome a los dos pescadores que estaban con aquella conversación. -¿Podrías contarme algo más sobre Garril y su familia? Me gustaría echarles una mano-. Les comenté. Lo cierto es que me interesa mucho más eso que la caza de Kilombitos, por ahora no necesitaba especialmente el dinero, aunque si rascaba alguna perla bienvenida sea. Quería saber más sobre la historia de Garril, ¿habria sido el Don Kilombon? O tal vez los extranjeros se habían extralimitado con él. -Contadme todo lo que sepais-.    
#4
Gretta
La Devoramundos
Te diriges al grupo que hablaba del pobre Garril; al acercarte ves que se tratan de marineros, los cinco de avanzada edad, y están al rededor de un barril, bebiendo cerveza y comiendo de un cubo de sardinas que está en el medio. Al acercarte se hace un poco de silencio por la incomodidad que genera tu enorme envergadura en la gente normal. Se hace un silencio incómodo hasta que hablas.

Al ver que tus palabras son educadas y con un tono de cortesía, el ambiente se relaja y el anciano que había dicho lo de Garril te mira, carraspea y te habla directamente.

—Oh, hola, es un poco de mala educación escuchar conversaciones ajenas, joven.— Te mira de arriba a abajo. —Pero bueno, la verdad es que no importa; si tu intención es ayudar, entonces escucha todo lo que quieras, jejeje.— Se ríe, coge la cerveza, le pega un buen tiento y continua. —Ayer me levanté muy temprano como todos los días; el sol apenas estaba saliendo ya, cogí mi ropa, me puse la camisa verde, es mi favorita, y esos pantalones cortos marrones que me regaló mi amada Josefina, que en paz descanse.— Hace un suspiro. —Total, que terminé de vestirme, me lavé la cara y los dientes; enjuague no uso; nunca me ha gustado; me deja mal sabor de boca. Luego, le puse la correa a poncho, que es mi perro; nos lo regaló mi hijo hace ya unos 13 años. Qué alegría nos ha dado siempre poncho, es muy bueno, sabes, con la gente que no conoce no mucho, pero si le caes bien, es muy mono. Siempre saco a poncho a la misma hora; es un perro de costumbres; lo bajo a la esquina, le doy unas vueltas, hasta que haga sus necesidades, entonces, cuando ya lo he sacado, vuelvo a casa.— Otro de los hombres tose e interrumpe al anciano. —Al grano, Pedro, que el chico quiere ayudar y si sigues contándole cada minuto de lo que haces durante el día, cuando quiera encontrar a Garril, seguro que ya es tarde.— Pedro entre molesto porque le han cortado, y aceptando que tal vez tenga razón su amigo. Te mira y te señala en una dirección. —Garril vive allí, en esa casita delante del puerto. Su familia sabrá más.

Si miras en esa dirección y te acercas, puedes ver a una mujer sentada en el pórtico hablando con dos marines. Se le ve alterada y los marines solo están apuntando cosas en una libretita.

La mujer les grita: —Siempre hace la misma ruta, coge su barco y se va detrás del acantilado, nunca hace otra distinta, ¡salgan a buscarlo, por favor! ¡Y dejen de preguntarme estupideces!.

—Señora, hacemos lo que podemos, estamos desbordados; si ienes quejas, ya sabe a donde dirigirlas; el cuartel está allí arriba. Le dice uno de los marines.
#5
Qazan
Qazan
Me acerqué al grupo de ya veteranos pescadores que estaban tratando el tema del viejo Garril, Al principio les pareció algo brusco que hubiese estado escuchando su conversación. Sin embargo, una vez se dieron cuenta De que mis intenciones Simplemente eran tratar de ayudar con este problema pronto empezaron a contarme lo que sabían. Para mi desgracia el primer marino que intentó ayudarme de nombre Pedro, Parecía que chocheaba, ya que Empezó a contarme su día A día, Que la verdad es que parecía muy interesante, pero ahora mismo en estos momentos me interesaba más bien poco si su perro había cagado o no. Para salvarme de aquella situación, un compañero suyo de mesa le cortó el rollo, Pedro, aunque parecía algo enfadado, comprendió que su día día no era el tema que estábamos tratando.

Gracias la intervención de su compañero este me señaló el camino por donde podría encontrar la casa del viejo Garril y su esposa. -Muchas gracias amigos por la información, Espero que tengáis suerte cazando kilombos-. Les dije agradeciendo la Ayuda para poder saber por dónde comenzar la búsqueda del viejete. Igual, en otro momento venía a visitar a Pedro Y a su perro Poncho, parecia un buen perrete y luego de saber más de boca de su dueño me había caído muy bien.

Luego de despedirme, me acerqué a la casa que me habían señalado, Pude ver a la que supuse era la esposa del viejo Garril Junto a dos Marines, Éstos parecían estar tomándole declaración sobre lo sucedido con su marido, Aunque por las caras que estos ponían, no parecían tener demasiado interés en ayudar a la señora. Ver aquella situación, me enfadó bastante, no porque fuesen Marines sino por la falta de educación, que estaban mostrando hacia la señora que impotente había tenido que recurrir a ellos ante la falta de la ayuda de alguien mejor. Parecía la situación de la señora era eesesperada, Así que, luego de escuchar las palabras justas para entender la situación, decidí intervenir.

Me acerqué aún más hasta prácticamente ensombrecer a los dos marines que estaban tomando declaración. - No se preocupe señora, yo buscaré a Garril-. Dije omitiendo totalmente a los Marines. Dudo mucho que quisieran montar greca delante de una señora mayor y más aun con el problema que tenían en puerto con el tema de los Kilombos. -Si no le importa señora, cuénteme todo lo que ha pasado. Prometo ayudarla a dar con él-. Le dije totalmente confiado.
#6
Gretta
La Devoramundos
Ante tus palabras amables de despedida, ves a los señores mayores asentir y cuchichear.

—La juventud sigue manteniendo el respeto.
—A mí me recuerda a mi nieto.
—Si no fuese un pez, le presentaba a mi hija.

Te alejas del grupo, que sigue a lo suyo comiendo sardinas y bebiendo cerveza, y te acercas a la pareja de marines que está hablando con la señora. Tu sombra se impone sobre los cuerpos de los dos marines, que se quedan parados un momento y luego se giran para ver qué o quién les está observando de cerca. Ante tu abrupta interrupción en la conversación que mantenían, todos se quedan parados, para cuando han asimilado lo que has dicho, ya has vuelto a hablar…

Los dos marines se miran como sin saber qué hacer, entonces uno de ellos, el más joven, salta.

—Disculpe… Esto es cosa de la marina, si quiere ayudar, déjenos hacer nuestro trabajo. Te dice, serio y dejando correr su ímpetu, pero sin perder el respeto que le genera tu figura.

Su compañero asiente con firmeza ante las palabras del más joven. La mujer, que es bastante mayor y le queda poca paciencia en este mundo, al contrario que los dos marines, se acerca enseguida a ti.

—Sí, es básicamente lo que llevo diciéndole a estos dos pazguatos toda la mañana— Los mira con una mezcla de asco. —Garril tiene que estar en la zona del acantilado; siempre hace la misma ruta, coge su barca y sale hacia allí todas las mañanas. Solo espero que esté bien, vaya, señor, por favor. Te dice la señora, señalando en una dirección…

El acantilado de Kilombo es conocido en toda la isla como "EL QUITAPENAS". Es una zona que los jóvenes y los desesperados usan para saltar, los primeros compitiendo por ver quien hace las mayores piruetas en el aire y los segundos para poner fin a sus vidas. También es muy conocido que en su zona baja hay todo un laberinto de cavernas, moldeadas por el agua.
#7
Qazan
Qazan
Con mi abrupta interrupción los dos Marines parecían querer ponerse gallitos, no les culpo, al final si un pirata como yo hacía su trabajo, los isleños perderían toda credibilidad hacia su figura. Uno de ellos me sugirió que le dejase hacer su trabajo, a lo cual, no pensaba "Entorpecer" su investigación si no más bien llevar la mía por otro camino algo menos... Burocrático. Su compañero que parecía haberse quedado sin habla luego de verme asintió como queriendo darle la razón al primero. - Tranquilos caballeros, entiendo que ahora mismo tienen muchos asuntos entre manos. No les entorpeceré-. Les dije cuando de pronto recordé que hacía relativamente poco tiempo les habíamos tumbado un barco en el muelle. La verdad es que era sorprendente que aún no me hubiesen reconocido.

Escuché atentamente las indicaciones que me daba la señora, por lo visto Garril era un viejo de costumbres, tomaba su café a la misma hora, salía a faenar siguiendo la misma ruta... No me sorprendería que también fuese al baño en sus horas fijas. Dejando de lado mis impresiones sobre el monótono Garril, la señora me indicó que él siempre salía a faenar cerca del acantilado. Maldito viejo chocho... Pensé para mí al escuchar a la señora. Aquellas palabras me hacían dudar de si a Garril le había ocurrido algo de verdad o si se había escapado de casa con una familia secreta. Pues pensándolo bien, las corrientes cercanas a los acantilados suelen ser muy fuertes, algo que no cuadra con la supuesta experiencia marítima del veterano pescador.

-Perfecto señora, muchas gracias por la información. Voy ya mismo para el acantilado-. Le dije agradeciendo la información que me había dado mientras ponía rumbo al acantilado. De camino no podía quitarme de la cabeza porqué alguien con tanta experiencia siendo un verdadero lobo de mar se la jugaba tanto en corrientes tan poco fiables como las de las paredes rocosas de los acantilados donde, una racha de viento más fuerte de lo normal podía lanzar despedido a los pasajeros de los barcos. -Algo no me termina de cuadrar en todo este asunto-. Dije mientras seguía mi camino.

Mas pronto que tarde, llegué al acantilado que me había indicado la señora. Me coloqué lo mas al borde que pude y traté de observar desde aquel punto tan alto toda la geografía de la zona así como el estado del mar. Trataba de encontrar restos o indicios de un posible naufragio, crucemos los dedos porque no fuese así pues tal vez el viejo Garril podría estar ya muerto. Normalmente los naufragios tardan un tiempo en darse, Garril no llevaba tanto tiempo fuera y siendo ese caso, tal vez podría localizarle y salvarle la vida a tiempo.
#8
Gretta
La Devoramundos
Los marines se miran al irte y cuchichean. No los escuchas bien, pero sabes que seguro están hablando de ti.

-¡Gracias! Trae a Garril por favor. Te dice la mujer mayor, mientras estrecha tu mano despidiéndose de ti.

Yendo por la costa en tu ruta hacia "EL QUITAPENAS", puedes apreciar que hay decenas de barcos de todos los tamaños recorriendo las aguas que rodean la isla. Eso solo significa que ciento o miles de Kilombos serán buscados y con suerte cazados por los temerarios que buscan fortunas. Cuando llegas al acantilado, desde la punta, al asomarte, de lo primero que te das cuenta es, que en esta zona no hay barcos; está totalmente vacía; parece que ningún marino ha decidido arriesgarse al enfrentamiento que mantiene el oleaje contra las rocas.

Te fijas bien buscando unos restos, pero el acantilado tiene una forma de saliente debido a la horadación del agua provocada durante el embate de años y años, haciendo que a simple vista no puedas ver lo que se oculta debajo de este. Tendrías que bajar o saltar; la altura calculas que será de unos cien metros. A tu lado, cerca, escuchas unas risas, unos jóvenes están bajando por un caminito improvisado por el paso de la gente. Este camino lleva a unos salientes, a diferentes alturas, que aunque aún sean considerables, ya no suponen tanto peligro de muerte.

Si decides bajar del todo, ya sea saltando desde aquí, bajando un poco y saltando o bajando del todo escalando, encontrarás que el agua ha hecho mucha mella en la roca y ha creado un sistema de cavernas semiacuosas. Los chavales saltan y vuelven a subir trepando, parece que llevan bastante rato aquí.
#9
Qazan
Qazan
- Vaya, no esperaba que la zona fuese tan escarpada-. Dije para mi mismo contemplando lo puñetero que era el lugar. Era muy particular ver cómo todos los barcos pesqueros se estaban concentrando en la otra zona de la isla mientras que en esta no se veía ni rastro de ningún pescador explotando la zona. - Vale que sea algo más complicado... Pero no parece imposible del todo... Me cuadra que Garril haya podido venir hasta aquí, un lugar más tranquilo-. Dije realizando hipótesis. Ahora entendía mejor porqué esta zona había sido bautizada por los lugareños como "El Quitapenas". Viendo las posibilidades que se abrían frente a mi, la más probable a mi parecer resultaba en que Garril se podía haber quitado la vida, otra que ganaba mucha fuerza era que precisamente esta zona fuese la guarida del Don Kilombon. Sea cual fuese era momento de ponerse en marcha.

Traté de encontrar una manera lo más segura de bajar el acantilado y comenzar ya allí abajo mi investigación. Buscando con la mirada encontré un pequeño camino por el cual varios jóvenes estaban transitando. El camino derivaba en varios tramos que cada uno llevaba a diferentes salientes de mucha menos altura aunque igualmente peligrosos. - Ah, entiendo, aquí es donde los niñatos vienen a hacer los simios-. Seguía el camino buscando un saliente provechoso para saltar directamente al mar cuando de pronto se me ocurrió que, capaz alguno de esos críos habían visto o sabían algo sobre Garril. Me acerqué a ellos haciendo algo de ruido a caso hecho, no era muy fan de los niñatos estos pero tampoco quería ser responsable de un resbalón tonto y que alguno se abriese la cabeza.

- Hola chicos-. Les dije cuando llegué a su altura. - Por casualidad no sabréis algo sobre Garril, su mujer dice que salió a faenar por esta zona pero que no ha vuelto a casa. ¿Podéis decirme si habéis visto o sabéis algo del tema?-. Les pregunté. No sabía cuanto tiempo llevaban allí pero seguro que más que yo y puede ser que hubiesen visto u oído a Garril por la zona. Si podían darme algo de información antes de lanzarme al agua sería perfecto. Luego de escucharles, les agradecí lo mucho o poco que fuesen capaces de aportarme y de un salto me lancé al agua.

Tras zambullirme en el agua pude sentir el extraño fluir del agua por todo mi cuerpo, de un rápido vistazo pude ver que toda la zona del acantilado estaba perforada por todo un sistema de cavernas. -Ohhh, me gusta, es un bonito lugar-. Dije contemplando lo que, a mi parecer, era un lugar precioso. Un lugar perfecto donde esconder tesoros, objetos de gran valor... O incluso la guarida de algún monstruo marino. Sin duda iba a ser muy divertido explorar toda aquella zona. Me paré un segundo a ver si alguna de las entradas tenían algún detalle particular, más que nada por descartar caminos que llevasen a callejones sin salida. En caso de encontrar algo parecido sería por ahí por la primera por donde me adentraría a explorar.
#10


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