Hay rumores sobre…
... que existe una isla del East Blue donde una tribu rinde culto a un volcán.
Tema cerrado 
[Común] [C-Pasado] Sangre y Bellys | Priv. Sowon
Alistair
Mochuelo
Día 4 de Verano, Año 724

Las malas compañías, en su afán de hacerse con mas dinero, siempre han inventado los métodos mas barbáricos para obtener eso que tanto desean. Saqueos, contrabando, robos, tú ponle nombre y seguramente encuentres una definición bien clara en el diccionario. Algunas requerían de arrastrar partícipes, mientras otros tantos eran un poco mas... voluntarios. Uno de los métodos que pertenecía al segundo grupo, con tradiciones que remontaban quizá decenas de años atrás -o más, ¿Quién sabe?, no estaba vivo en esa época como para confirmarlo-, era el de las peleas clandestinas. 

"Sangre por oro", le llamaban. Un ritual simple: Dos hombres entran a una jaula hexagonal completamente cerrada, solo uno de ellos sale con todos los dientes bien posicionados en la cara. Aunque el término "Hombre" era la ambigüedad de manual mas grande que había visto en mucho tiempo; había visto mas de una mujer reventarle la cara a hombres que ya cantaban su victoria como segura solo por ser a su oponente. Las caras que ponían cuando veían a su oponente femenino sacarle 2 metros de altura y 40 centímetros de biceps eran invaluables, en especial cuando llevaban un arma tan grande como ellas. ¡JA! Nunca había sido particularmente para la violencia con poco sentido como lo podía ser un manojo de dinero ganado en una noche, pero las anécdotas que sacaba de lugares así eran invaluables.

Pues tan extraño como fuera, el lugar de esta historia no caía en lo absoluto en la etiqueta de "Clandestino". No comprendía muy bien cómo era que funcionaba un lugar así, un "Club de Peleas con entrada libre", aceptando a cualquiera que demostrara mínimas capacidades bélicas y mayoría de edad. Por lo mismo, el lugar funcionaba con reglas especiales: Violencia, pero nunca muertos. Apuestas, pero nunca arreglos. Sangre por dinero, pero nunca sucio ni en su pelea ni en sus participantes. Era todo un delicadísimo ecosistema el cual regular. 

Lo publicitaban abiertamente, no tenían reparo en cantarlo a cada persona que se pasara frente al local y de incluso publicitarlo con pequeños afiches tal y como haría una pequeña cafetería cerca del puerto de Rostock. Y de hecho, era una comparación mas cercana de lo que sonaba a primeras: ¡El lugar doblaba como un gastrobar! La arena en la que combatían se situaba en el centro exacto del establecimiento, mientras que el bar estaba a la izquierda (por donde también estaba la entrada), y el resto del lugar repartía entre mesas o los espacios exclusivos para empleados. Por último, un segundo piso repleto de mesas.  con vista directa a la arena. 

Que la base de la Marina en la misma isla no hubiese desmantelado el sitio y arrestado a cada miembro ejecutivo del local era una buena prueba de cuán legitimo era, o al menos de cuán legal podía verse en la superficie. Si se trataba de un acuerdo con esa organización a la que se oponía o solo un eslabón corrupto dentro de sus filas que cubría todo con una manta... Era comida para el pensamiento que se quedaría enfriándose sobre la mesa. Demasiado esfuerzo para algo que no haría una diferencia en el momento.

Lo que sí hacía diferencia en el momento era cuán rentable resultaba el lugar, a pesar de que parecían querer mantener -como mucho- la notoriedad de un local menor. Después de todo, llamar demasiado la atención siempre podía ocasionar problemas mas grandes de lo que quisieran solucionar.

Por esa misma razón, Alistair acudía a ese lugar frecuentemente, no como un peleador sino como uno de los médicos para atender a los que caían irremediablemente; en un sitio donde se pegaban por deporte, siempre habría mas de uno que saldría tan lesionado como para llorar por un médico, y unos tantos dentro de esos tan molidos que requerían a alguien con conocimientos para volver a alinearle el hueso -o los- que su contrincante le había dislocado. Era buen dinero, honesto también, no tenia nada por lo cual quejarse.

Aunque bueno... No podía realmente asegurar que estaba completamente fuera de los encuentros que se formaban allí. A diferencia de muchos, el Lunarian no participaba en combates por la gloria o el dinero, sino por mejorar. Poner su cuerpo a prueba, chocar su arma con la de alguien más, sentir el latido de su corazón sobre sus oídos mientras todos los demás sonidos acallaban hasta suprimirse completamente... Esa exhilarante sensación de adrenalina era un veneno al cual nunca sería completamente capaz de rehuir. Por estas mismas razones, escogía sus peleas minuciosamente; prefería no perder el tiempo con algo que solo llevaría a violencia gratuita sin obtener lo que buscaba.

Junto a él siempre iban sus tres extremidades de acero, las katanas que conformaban su estilo de combate: el Santoryu. La mayoría tenían aunque fuera un mínimo grado de sorpresa cuando veían al espadachín sujetar una de las espadas con la boca, y luego perdían la consciencia ante los tres filos. Una vista que le produciría orgullo, si no fuera porque no gustaba de arrollar a un oponente; cualquier veterano se había encontrado con al menos un espadachin usuario del Santoryu, y con tan solo eso podía medir la experiencia de sus oponentes.

El Lunarian estaría de espaldas a la barra del bar, sentado en una de sus sillas; el bartender ya le conocía por sus visitas frecuentes, y de hecho le había dejado un shot de tequila mientras no estaba mirando, aunque señalándoselo con dos toques al hombro como de costumbre. El lugar no estaba particularmente lleno de clientes, principalmente por ser horas de la mañana; la mayor clientela se reunía siempre por las noches cuando podían hacer todo el escándalo que quisieran y el mayor influjo de combatientes experimentados se reunía para intercambiar golpes. La misma razón por la que la entrada costaba más. 

¿Que clase de interesante historia esperaría al establecimiento ese día?
#1
Sowon
Luna Sangrienta
Los trabajos seguían fluyendo a la par que su cuerpo se adaptaba a la nueva vida que había tomado, una mercenaria que podía aceptar y declinar los trabajos por su cuenta. Si bien era algo nuevo, le gustaba poder estudiar las propuestas sin oposición y tomar los trabajos que más rentabilidad le ofrecían en lugar de los que fuesen tediosos con una recompensa paupérrima. Recientemente un lugar empezaba a tomar popularidad en una isla que se estaba destacando por ofrecer algunos entretenimientos tras la afluencia de turistas, los clubes de lucha se estaban expandiendo y creando un circuito alrededor de tabernas más grandes que pudieran permitir el flujo de dinero sin alterar al orden público. Por esta razón, eran lugares muy cuidadosos con lo que se permitía, si bien algo así bastaba para que le pique el gusanillo de la diversión la rubia no participaba en estos. La principal razón era que le costaba controlarse a la hora de un combate y más si involucraba dinero, no se le daba bien limitarse para no matar y estaba segura que pese a poder realizar una gran actuación dado el nivel de los contendientes, era muy probable que terminase por cortar alguna cabeza con su espada si se le soltaba la cadena en un ring.

Era la mañana pero había terminado de ayudar en una granja y la paga no había sido mala, su cuerpo y la fuerza de sus brazos le hacían una labradora excelente siendo que los campesinos pagaban muy bien sus servicios a veces necesarios en una ciudad que todavía conservaba zonas rurales como una extensión del comercio de la ciudad. Ingresó con cuidado de no llevarse el techo por delante a la taberna, llegando a duras penas a la barra pero una vez sentada sus cuernos ya no rallaban el cielo raso de ese establecimiento, había escuchado que era uno de los pocos clubes de lucha que se mantenían abiertos y esperaba ver algún combate aunque por lo vacío del lugar no parecía ser la hora exacta. Eso que era barata para la competencia, pero debió suponer que ante los codiciosos dueños de bares y tabernas la hora más costosa era la utilizada para cualquier atracción principal.

―Bonitas espadas, aunque a mis ojos parecen simples cuchillos de cocina, tres espadas para dos extremidades es algo curioso de ver. Yo suelo preferir una herramienta eficiente, una herramienta que se adapte a mis necesidades y no dividir mi atención entre tres posibles movimientos... ¿Son tuyas? Es interesante encontrar a alguien que se especialice en el mundo de las espadas lejos de casa.―

Contempló con curiosidad el acero que ese hombre pequeño mantenía a su lado, como una extremidad más, lo notaba en la actitud era algo sencillo cuando dos almas compartían una pasión similar. Sowon había crecido en la tierra de los espadachines, hombres que en el mundo ya no existían, hombres que vivían, dormían y comían para la espada. Leyendas que buscaban perfeccionar sus habilidades hasta ser capaces de cortar cualquier cosa, figuras que le habían inspirado desde pequeña y que la habían convertido en lo que era al día de hoy. Una guerrera, una persona que solo existía para poder luchar y que siempre buscaba progresar en el mundo de la espada, pero que tenía un gran respeto por otros que eligieran ese camino.

―En mi familia mi padre es un guerrero más contundente, mi madre en cambio es una maestra del arco y yo como su descendiente creo que heredé la brutalidad de mi padre y el filo de mi madre. Por eso, mi arma es esta espada que puedes apreciar en mi espalda. ¿Cuál es tu historia con respecto a tu elección? Los humanos suelen buscar armas por un interés de utilidad, algunos consideran oxidado el usar una espada y prefieren utilizar otras cosas mucho más modernas. ¿Sabes lo que pienso? Que una espada nunca puede subestimarse, porque en el momento que lo haces estás subestimando al guerrero que la empuña. Y por eso, no subestimo tu arsenal por pequeño o inadecuado que pueda verlo con mi tamaño.―

La oni bebió un largo trago tras terminar de hablar, el dulzor de aquella bebida se deslizaba como miel por su boca seca y sobretodo por su agotada garganta, suspiró con una voz mucho menos raspada y suavizando un poco la mirada de curiosidad. Ahora, solo en un leve instante, pareció darle permiso a su oyente para sentirse a gusto. No era un simple encuentro, era un encuentro entre guerreros y amantes de un mismo elemento, algo que distaba de previos encuentros con humanos o personas ajenas al mundo. Una filosofía, un deseo, había un camino que ambas almas habían recorrido hasta cruzarse en un lugar tan vulgar como una taberna en medio de la nada misma. Una mujer alta, con cuernos y con una espada tan filosa como su lengua reconocía como igual a alguien mucho más pequeño.

―Shinozaki Sowon, espero que nuestro encuentro solo sea el comienzo de un intercambio mucho más profundo...―

Se presentó, no había asumido la raza o procedencia de aquel hombre de las tres espadas, para ella todas las hormigas se veían iguales y no discriminaba entre ellas. Pero se detuvo a la hora de poner algún apodo, a lo mejor porque no se decidía en como calificarle, comparado con el que se encargaba de llenar las jarras era algo más alto y el hecho de utilizar un arma en común resultaba en una cordialidad casi inimaginable en ella.
#2
Alistair
Mochuelo
Aunque percibir la presencia de pasos capaces de estremecer el suelo bajo sus pies -y que de alguna manera su causante pudiera ingresar sin llevarse el techo por delante- en cualquier otra situación habría alertado los cinco sentidos del chico alado, el escenario en el que se encontraba ahora mismo parecía tener un efecto adormecedor a sus alarmas internas, quizá no a un extremo en el que sus capacidades bélicas pudieran verse mermadas, pero sí lo suficiente para hacerle bajar la guardia más de una vez; no había razón para estar tenso allí dentro, pues había muy pocos que eran tan inocentes -o idealistas- como para desconocer las consecuencias de iniciar una pelea ilegítima en un club que se dedicaba día y noche a ver los dientes de dos combatientes volar por el recinto. Era un arte para ellos, y vaya que muchos eran artistas consumados en su campo, o trabajaban arduamente para llegar a serlo. Además, había una ley sagrada del establecimiento: Nadie se mete con la persona que vuelve a colocar las extremidades en su sitio, fractura o amputación por medio. No sin una petición formal de combate.

Una voz femenina llamó su atención poco después de que los retumbantes pasos cesaran, coincidiendo con la silueta que hasta hace un momento parecía estarlos provocarlos. Una figura alta, lo suficiente para llevarle más de la mitad del cuerpo, fue lo que saludó a sus ojos al momento de girar su mirada; claramente necesitó de levantar la mirada para encontrarse con los de ella. Ojos preciosos de esmeralda, un color llamativo que parecía ser cristalino, suficiente como para observar su alma a través de ellos. ¡Ja! Ojalá tener el poder para hacer algo así en vez de una simple metáfora. 

Cuando la Oni detuvo sus palabras por primera vez, fue incapaz de contener una sonora carcajada carente de malas intenciones ante la comparación que había hecho. ¡Que había comparado sus katanas con cuchillos de cocina! Y se lo creía totalmente, teniendo en cuenta la diferencia de tamaño que existía entre ambos. Seguramente un cuchillo de cocina humano para ella era tan solo un mondadientes más -uno poco práctico además-, y la idea le entretenía todavía más. — ¿Cuchillos, dices? ¡Eres interesante! Es la primera vez que alguien inicia una conversación conmigo de esa manera. ¡Son mías, por supuesto! Fueron un regalo de un querido amigo mío. — "Un miembro de la Armada Revolucionaria" hubiera añadido, si no fuera un nombre taboo en un lugar que tenía servicio bajo las narices de la Marina. — ¿Entiendo bien por lo que has dicho que tú prefieres usar una única arma? Quisiera contestarte que prefiero esa sencillez, pero una vez te acostumbras a técnicas menos ortodoxas, volver a las bases se convierte en una tarea poco productiva. — Sin mencionar que, dentro de su linea de trabajo, tres espadas era una locura menor comparado con lo que había llegado a presenciar.

La chica continuó, esta vez abordando el tema de su linaje. Por lo que podía escuchar, parecía tratarse de una mujer que descendía de un linaje con progenitores que se especializaban en el combate, aunque con acercamientos diametralmente opuestos al arte mencionada. Por un momento, el usar un arco pasó por su mente... Que va, podía ser eficiente pero nunca superaría la sensación de adrenalina estando en carne y hueso sobre el campo de batalla. 

Y todo iba bien, hasta que preguntó por el contexto de su elección hacia las armas de filo. Una pregunta difícil de responder, que aunque no consiguió sacar un gesto en demasía expresivo, sí le revolvió un poco por dentro de su psique, desordenando sus pensamientos por un instante en busca de algo para cubrir ese tópico antes de que se le saliera de las manos. — La respuesta sencilla sería aprendizaje, curiosidad y crecimiento espiritual. Las artes marciales hacen maravillas para desarrollarse como ser, y manejar algo tan peligroso como un arma de filo te mantiene atento a cada rato, te evita los atajos y te compromete de por vida a tener cuidado al usarla, o arriesgarte a acabar contra el lado afilado de una. La respuesta larga y mas complicada... Es una para la cual me faltan demasiados tragos en las venas como para soltarlo con facilidad a una persona que conozco hace menos de unos minutos. — Bromeó, amistoso y con una sonrisa imperecedera dibujada en su rostro. Buscaba retornar y complementar el trato que la Oni le había dedicado desde el primer momento. Entendía que no buscaba ser descortés, así que no tenía razón para serlo él en primer lugar haciéndole el feo. 

Era bueno para guardar secretos, aunque su fachada sonriente engañara a pensar lo contrario.

Se tomó unos segundos para mirar a la espalda de la chica, admirando la espada que había mencionado en su diálogo anterior, un arma sin duda aterradora que suponía un peligro para cualquiera que fuera el objetivo de su portadora. Incluso sin filo, esa decorada barra maciza de metal afilado era divinamente capaz de romperle la espalda a alguien si le caía encima. O la usaran de garrote, por barbárico que pudiera sonar para los espadachines.  

"Shinozaki Sowon", un nombre que recordaría sin dificultad aunque no fuese su fuerte. Y es que siempre tenía espacio en sus recuerdos para otra alma que compartía su gusto por la espada, aunque su enfoque variara del propio tanto en su número como en el tipo de espada. Entre espadachines había un respeto no hablado, casi implícito que se seguía a rajatabla. 

Levantó el vaso que le habían servido hace un tiempo ligeramente por encima de su cabeza, un ademán que imitaba vagamente a un brindis. — Alistair Morgan. Que permanezca siendo un encuentro tan maravillosamente interesante como su inicio. — Y no exageraba. A circunstancias particulares, mayor curiosidad de parte del revolucionario con alas de ébano montadas en su espalda. Y tras finalizar sus palabras, bebería el contenido de un vaso en un único trago largo, tanto así que pudiera dejar el vaso boca abajo sin una gota por derramar sobre la barra. 

Cuéntame una cosa. Mencionaste tu arma antes, pero aún no he escuchado la historia que tú tienes con tu arma. ¿Hay alguna razón un poco mas profunda por la cual la elegiste mas allá del historial marcial de tu familia? Hay quienes simplemente lo hacen porque les llamó la atención, y otros tantos solo "sintieron el arma llamándolos". Algunos tienen una locura de historia por contar cuando les preguntan eso, pero cualesquiera que sea la razón, puedo respetarla mientras respeten su arma. — Le intrigaba. En sus múltiples viajes a lo largo de muchas islas, siempre encontraba nuevas anécdotas e historias para añadir a una bitácora. Y podía ser el día que añadiera otra más a una de sus páginas.

Además... ¿Cómo haces para combatir con un arma así? No me malinterpretes, puedo ver de sobra las utilidades que tiene llevar un espadón de ese tamaño, solo que... En mi mente, siento que sacrificaría mucha de mi movilidad si intentara sacarle cualquier provecho a un filo así, incluso si el ejemplo en cuestión fuera con un espadón de mi tamaño, o uno mas pequeño. — Por otro lado, era cierto que su perspectiva tan solo contemplaba el estilo ágil casi acrobático de pelea que había adoptado Alistair en Demontooth, el cual siempre intentaba mantenerse sobre su oponente, hostigándolo hasta encontrar un hueco en su defensa o irremediablemente se agotara por el aluvión de ataques recibidos sin dar tregua alguna.
#3
Sowon
Luna Sangrienta
La mirada de la guerrera se mantuvo serena, escuchaba las palabras saboreando los datos que llegaban a ella, al parecer las espadas eran valiosas para el misterioso espadachín al menos un amigo se las había heredado. La mujer meditó por unos momentos, por lo general alguien que hereda espadas o es un herrero o es un guerrero que ya no puede blandirlas, fuese la razón real detrás de la llegada de las espadas a manos de una nueva generación era un acto noble continuar blandiendo las mismas espadas. Las herramientas solían oxidarse, romperse o incluso quedar lejos del nivel de filo que uno buscaría, no era extraño que los espadachines utilizaran varias a lo largo de su vida y mantenerse fiel a los mismos instrumentos era un acto irrisorio en el mundo. Muy pocos templos y disciplinas actuales inculcaban el valor emocional, en su familia la eficacia primaba ante cualquier otra cosa, no era de interés perdurar con una misma herramienta siempre estaban dispuestas al cambio y a utilizar el arma anterior para costear la fabricación de una obra mucho más eficiente. Un contraste muy divertido para la mujer, alguien que parecía mantenerse en un sendero de tradiciones o al menos de respeto de un legado frente a una Oni que prefería la eficiencia antes que encariñarse con un simple trozo de metal cuyo nombre sería bautizado mediante los rituales que su tribu había decidido.

―No lo decía con mala intención, hasta un cuchillo es un arma letal en manos adecuadas, un cocinero podría trocear a un rey marino solo con su cuchillo afilado. Tu amigo debe estar orgulloso de que las mantengas en tan buen estado, puedo notarlo ya que me dedico a la artesanía y podría saber si alguna necesitase un mantenimiento... ¿Yo? Ciertamente solo necesito una espada para mis deberes, el poder usar una mano o ambas pero poder mantener una guardia es una gran ventaja, aunque pocas cosas se resisten cuando este filo comienza a hundirse.―

Sus palabras fluían con honestidad, no necesitaba ocultar nada y la conversación le agradaba en demasía como para guardarse detalles, desde pequeña había sido instruida en el arte de luchar con un arma. No necesitaba otras cosas si podía aplastar a cientos con solo mover un poco su arma, ella era consciente del tamaño colosal de su filo y de lo mucho que podía cambiar el resultado de una batalla si simplemente se apegaba a lo que le era más familiar. Masculló su nombre, para recordarlo e intentar no ponerle un apodo muy extraño en caso de que se le perdiese, se le daba fatal recordar nombres y por ese motivo llamaba a todos enanos, hormigas o improvisaba algo en torno a su figura como podría ser "alitas" si es que alguien tenía alas o "cuernitos" si tenía cuernos, no era demasiado creativa en aquellos apodos.

―Alistair, suena a un nombre lejano a mi lugar de origen, pero de cierta manera se adapta a tu cara. ¿Una razón profunda? Hmm, supongo que la escogí porque era algo que se me daba bien, cuando te acostumbras el peso es lo de menos y la sensación de poder partir a alguien en dos con un simple corte es algo que no podía ignorar. Supongo que era lo que más me gustaba, no se atascaba en mis enemigos y podía seguir embistiendo incluso cuando me rodeasen... He escuchado historias de hombres que decían que su espada les había hablado, intenté hablar con mi espada pero un trozo de metal no suele responder... Sin embargo, si te soy sincera, muchas veces siento cuando está sedienta y cuando desea consumir la carne de una presa. Es una sensación complicada de explicar, simplemente lo siento al tomarla o al ver su filo, como que la noto apagada hasta que finalmente la sangre le devuelve su brillo...―

Era verdad que cuando la escogió no era capaz de notar esa necesidad de su arma, no fue hasta mucho después, hasta su adolescencia cuando el arma comenzó a comunicarse de esa manera peculiar. Estaba segura que no era una alucinación, era una conexión tras cruentas batallas libradas, podía presentir si un arma estaba sedienta y más puntualmente las espadas que habían pasado por sus manos. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando explicaba los cambios en el brillo y la opacidad del acero, se notaba que conocía sobre la forja y las artesanías pero que también había una conexión o al menos una sensación peculiar que le recorría quizás algo que para otros fuese simple locura o manía de guerra para justificar su inminente necesidad de combatir.

―¿Cómo hago? Simplemente la levanto y la aplasto en lo que quiera matar, no necesita mucha ciencia... No me hace falta moverme, simplemente contra enemigos más rápidos o que les guste dar saltitos debo esperar, es lo que mis padres me enseñaron por mi tamaño, incluso entre los Onis soy de un tamaño algo mediano. He oído de Onis que han llegado casi al doble de mi tamaño y todavía estoy en crecimiento, quien sabe cuanto mida cuando llegue a mi madurez completa... Pero volviendo al tema, mis padres me inculcaron que hay muchas hormigas muy rápidas y molestas en el mundo, entonces simplemente debo esperar, agudizar mis sentidos y cuando quieran golpear responder con un ataque frontal. Puede fallar, puede haber rivales que sean demasiado veloces como para verlos llegar, pero si los puedo ver venir simplemente debo confiar en el poder de mi propio ser. Podemos decir que a diferencia de los estilos de espadas que buscan la movilidad o la técnica, lo mío es confiar plenamente en mi fuerza.―

Comentó riendo, explicando como podía sacar provecho de sus aparentes desventajas, como una montaña tosca podía volverse un arma letal sabiendo como aprovechar y explotar sus verdaderos puntos fuertes. Pero más sus puntos débiles, aquellos que reconocían sus debilidades eran los más propensos a mejorar, al llegar a un punto donde aprovechaban su supuesta falta de talento o habilidad para que sus oponentes corriesen directamente a sus garras. Era una técnica que muchas bestias utilizaban, dejando ser mordidos, incluso arriesgando su cuerpo para atacar con un golpe lo suficientemente fuerte que garantizara el almuerzo.

―¿Eres un peleador de este lugar? La última vez no permitía matar al oponente, por lo que decidí no participar ya que en una competencia por dinero me es complicado no utilizar todo lo que tengo. Es diferente a un entrenamiento, pero me han educado con el lema de que la paga es la razón para pelear y cuando peleo solo me interesa cobrar al final de un gran combate.―

Preguntó mientras recostaba un brazo en la barra, estaba interesada en saber que podría atraer a alguien con tres espadas a un club de peleadores, no había visto nada que le pudiese interesar en el lugar y a su humilde opinión alguien que manejase tres espadas a la vez era más que capaz a la hora de barrer a unos simples borrachos que quisieran duplicar sus ingresos o a unos veteranos peleadores que quizás nunca en su vida se habían enfrentado a alguien que se especializaba en el arte verdadero de la espada.
#4
Alistair
Mochuelo
Orientar la conversación hacia el amigo que le había regalado esas katanas le hizo un deje de gracia, por supuesto de la mejor forma posible. La luz con la que Sowon adornaba era muchísimo mas santa y tradicional que cualquiera conociéndolo se atrevería a mencionar. Y es que Lemon era todo un personaje que el mundo merecía conocer: Un firme creyente de la causa revolucionaria y un acólito devoto a muerte si la Armada Revolucionaria fuera vista desde la luz de una religión. Era un ser caótico que siempre sorprendía con algo nuevo, y la misma persona que seguramente podría cargarse en medio de un evento de sonambulismo todo un edificio con las farolas que blandía como si fueran abrecartas a pesar de su tamaño y peso. Y probablemente le ponía menos peso al estado de las katanas que usaba Alistair comparado con cómo las usara en sus enfrentamientos de práctica regulares; no solían contenerse en lo absoluto, y esa era una de las partes mas importantemente entretenidas de ese ejercicio bélico.

¡Te he entendido, descuida! No pareces la clase de persona que diría cosas así malintencionadamente, solo... ¡Quizá un poco directas y con demasiada honestidad! — Comentó, risueño. Así como ella, lo que decía iba de la mejor forma posible. ¡Además! Ya antes había lidiado con personas que tendían a ser brutalmente honestas; la armada estaba compuesta de todo un manojo de personas que ciertamente, como ellos decían, "no hay uno solo normal en todo el grupo".

La persona con la que entablaba conversación sonaba a una persona pragmática, con un acercamiento bastante simple a las cosas: "Si me funciona, perfecto. Y si me funciona mejor, pues mejor que perfecto", por resumirlo en una frase. Poco esotérica en el sentido mas literal de la palabra, pero aun así guardaba cierto respeto poco traducible a palabras en las armas propias como de otros, al menos en torno a las de Filo. Ya tendría que preguntarle después si esta filosofía era universal, o se limitaba a los espadachines. Por lo pronto, su primer interés residió en su mención de la voz sedienta de su espada. — Mmm. Suena como una espada difícil de domar. He escuchado historias de espadas bastante únicas que me encantaría conocer, incluso blandir, pero una espada que pide sangre y carne es una experiencia completamente nueva para mí. Aunque no veo problema siempre que la sangre nunca sea inocente, y no pareces la clase de persona que vaya cortando civiles por ahí a diestra y siniestra. — Respondió, abordando un tono mas ligeramente serio pero que jamás borró la sonrisa en su rostro. No es que no la tomara en serio, tan solo sentía que era un tema en el cual no le incumbía intervenir. Fuese una exageración de parte de la Oni, o una verdad controlada por la chica, la falta de rumores asociados a ella le permitía depositar su confianza en la reciente conocida. 

El cambio de expresión en la chica cuando hablaba del lustre de sus armas era uno que conocía muy bien, visto desde los ojos de otros. Aunque los gustos de Alistair podían no alinearse con los de la Oni totalmente -pues él se inclinaba mucho más hacia las ciencias de lo que lo hacía la herrería-, entendía la pasión que podía sentir cuando hablaba de ese tema que tanto llamaba su atención, despertaba su fuego interno y le inducía en un estado en el que se podía pasar hablando horas y horas sin parar por aire en ningún momento. Era una sensación tan mágica como intoxicante, y una por la cual vivía tanto en sus prácticas de oficio como en los combates, aunque fuesen ejemplos diametralmente opuestos. 

La aproximación al combate de la Oni también era una novedad para él. Una espadachina que sacrificaba la movilidad que sus congéneres usualmente mostraban, un estilo paciente y bien anclado a la tierra que no se precipitaba, sino que sentía el momento correcto para contraatacar y lo hacía. Era una experiencia remarcadamente diferente a lo que conocía, y admitía que sería una experiencia interesante de vivir en un combate en el que sus aceros se comunicaran más de lo que harían ellos. Quizá... No descartaba la idea. 

¿Y nunca te has visto de cara con un oponente poco ortodoxo? — Era una duda complicada sin el contexto apropiado, asi que se lo daría tras solo unos segundos de silencio. — Bombas de humo, trampas, filos ocultos, esa clase de cosas. ¿Alguna vez has tenido que verte de cara con uno de ellos? — Y es que siendo un revolucionario, había estado en ambos lados de esa situación. Tanto el que intentaban arrojarle astillas a los ojos como el que usaba el sigilo para un primer ataque. En una pelea de vida o muerte, rara vez existía la oportunidad para un combate completamente lineal. Y aún mas raro era ver a una persona que siguiera de manera impecable su propio código de

El enfoque de la conversación nuevamente pasó a él, recibiendo la pregunta de si era un luchador en el lugar. — ¡Oh! No exactamente. Aquí, mi deber simplemente es reparar a la gente que salga de allá- — Señaló a la arena con el pulgar sin girarse, manteniéndose orientado hacia la chica. — -con menos partes corporales de las que tenían al entrar. No soy un médico milagroso, pero con el equipo adecuado puedo al menos asegurarme de que vivan otro día para regresar a pelear, o a retirarse de manera permanente sin una discapacidad mayor. Aunque... — Pausó unos segundos, en los que colocó su zurda en una de las katanas, y con el empujón de su pulgar liberó una pequeña porción de la hoja de su funda, tan solo lo que la extensión de su pulgar sin mover el resto de su mano permitiera. — El establecimiento no tiene ningún problema con que acepte retos que me propongan, siempre que esté de acuerdo. Sería anti-deportivo de mi parte solo quedarme mirando mientras todos se sacan los dientes a golpes. — Y removió el dedo de la tsuba, dejando que el peso de la propia katana -y el peso de su mano sobre la punta del mango- la volvieran a encajar dentro de la funda-. — Aunque suelo ser bastante estricto con los enfrentamientos que tomo. La violencia innecesaria no es mi fuerte; no me hace falta dinero como para apostarlo en una pelea, así que si mi oponente no tiene nada que aportarme para mejorar, suelo dar la espalda para ahorrarme tiempo. Cada minuto que no atiendo a los peleadores de salida, alguien puede perder un dedo o peor. — Comentó en tono ligero, asignándole poca importancia a sus propias palabras. No es que fuese desinteresado, solo había visto la situación las suficientes veces como para desnaturalizarla.
#5
Sowon
Luna Sangrienta
La Oni se sentía cada vez en mayor confianza, su mirada mostró cierto orgullo al escuchar hablar sobre la honestidad y como era frontal en cada palabra, la realidad era que ella no veía nada de malo en aquello. El sujeto no mostraba nada como para que esta se pusiera a la defensiva, en aquel tramo eran dos compañeros de disciplina, tal vez alejados pero con una pasión que recaía en esas armas de filo que cada uno portaba a su manera. Observó al sujeto, dedicando una nueva mirada a las espadas para luego suspirar, era cierto que aquella frase podía malinterpretarse, pero también había parte de razón. Ella nunca empleaba su espada sin una paga de por medio, sin un desafío y cortar meras hormigas más que saciar la sed de su espada simplemente le frustraría o eso sentía. Quizás ambas partes de un mismo ser compartían un afán competitivo, uno que no cualquier presa podía saciar ni satisfacer, era un sentimiento un tanto complicado de cumplir. Un sentimiento que claramente distaba de cualquier destajador de cuerpos, necesitaba sentir que valía la pena para que realmente considerase su misión cumplida, algunas veces su espada no recibía sangre pero su mente igualmente reconocía los frutos de un trabajo bien hecho.

―La honestidad no tiene nada de malo espaditas, siempre es mejor ir con la verdad y arrollar con la honestidad que refugiarse en mentiras como un mero cobarde. No siempre saldrá bien, lo tengo claro, estamos en un mundo donde la verdad puede doler y ser más odiada que una mentira disfrazada de paraíso. ¿Matar civiles? Eso no saciaría a mi espada, no voy por presas indefensas o que no demuestren valor, de hecho suelo defender a quienes no pueden hacerlo simplemente porque me gusta un desafío antes que una presa fácil. Mi espada no es tan sencilla de saciar, si me dedicase a cortar civiles simplemente me terminaría aburriendo y para un guerrero el aburrimiento debe mantenerse alejado para no perder la motivación que nos impulsa.―

Declaró con una sonrisa, no le importaba revelar su medio de acción, su búsqueda de peligros que conllevasen una recompensa mayor pero tampoco iría tirando flores sobre ser un héroe del pueblo. Solo hacía su trabajo, sin remordimientos y al final del día la bolsa de monedas que le ofrecían habría valido la pena si conseguía algo digno. Después de todo, estaba en su inconsciente terminar por llamar la atención de una manera u otra. Fuese en un combate o a la hora de promocionarse, podía notarse cierto dramatismo en su forma de comunicar que enaltecía las frases que pudiesen escapar de su boca.

―¿Cobardes que se mueven e intentan distraerte? Muchos, he luchado contra varios oponentes mientras trabajaba como mercenaria, los bandidos no tienen pudor en usar cualquier cosa cuando un oponente de cuatro metros se les abalanza sin piedad. Pero al final del día, puedes suponer quien sigue respirando por el mundo y quienes reposan bajo la sombra de mi arma. Pareces tener experiencia en aquellos trucos, al menos al ser usados en tu contra, no sé si estamos en condición de juzgarles ya que ante un oponente formidable el instinto suele primar sobre el honor. El temor a morir es el segundo miedo de las hormigas, el primero es decir la verdad.―

Bromeó mientras comenzaba a reír, su atención ahora se centraba en lo que aquel chico comenzaba a platicar, el hecho de ser un doctor pero que a la par aceptaba algún combate interesante. La Oni llevó una mano a su barbilla mientras se frotaba meditando cada palabra, era una oportunidad única de probarse frente a un usuario de un estilo que nunca había visto y cerca de la taberna existía una playa donde era ideal para no preocuparse en destrozar nada. ¿Acaso ella entraría en su lista de oponentes indicados? A juzgar por el tono de las palabras ambos buscaban algo similar al enfrentarse, un combate que les diese sentido y emoción a cada una de sus acciones, siendo que el desafío se sentía en el aire pero no de una forma tensa si no como una dulce fragancia.

―¿Qué te parece si entrenamos estos huesos antes de que nos oxidemos esperando a alguien? Creo que eres alguien muy interesante, me gustaría batirme a un duelo amistoso con un especialista de tres filos contra mi estilo y no creo que tengas mucho trabajo hasta más tarde. Ambos perseguimos una meta pero con enfoques muy diferentes... Si gustas cerca de aquí, cruzando el puente hay una playa a la que nadie va y he estado usando para entrenar con mi espada. Tampoco hay muchos obstáculos y es más bien una arena con un bonito paisaje de fondo. No nos freiremos debajo del sol, hay un lugar que siempre está fresco debido a un peñasco que hay más al norte.―

Ofreció mientras utilizaba su brazo para indicar el camino, en caso de que su petición fuese aceptada se pondría en marcha para llegar al lugar y comenzar los ejercicios de calentamiento necesarios. Sus ojos mostraban una fiera emoción plasmada, se encontraba muy ilusionada con respecto a acceder al selecto de grupo de personas que aquel sujeto elegía, poder cruzar su acero con el del contrario le despertaba un pálpito notorio en su corazón. No habían comenzado a moverse que la adrenalina ya era palpable en la gigantesca Oni, no era de extrañar, pocas veces encontraba a un oponente tan interesante frente a sus ojos y que estuviese dispuesto a calentar motores con ella.
#6
Alistair
Mochuelo
Personaje


Una usuaria tradicional de espada que ponía gran peso en su orgullo era una vista grata de ver. Una Oni que tenía virtudes bastante claras en su vida y su actuar, y no tenía temor alguno en expresarlo; si todos los de su especie eran como ella, estaba seguro que podía llegar a llevarse muy bien con todos ellos. ¡Incluso podía verse buscándole para pedirle enfrentamientos amistosos, que siempre venían bien cuando tenías algo por aprender! Cualquier competencia justa era más que bien recibida. 

No pudo contener la enorme sonrisa que se formó en su rostro cuando la escuchó; sus palabras eran tan directas que sentía palpable la honestidad en ellas, y de ser así, se alegraba de encontrar a una persona que pudiera compartir con tanta cercanía las virtudes de la espada que él mismo había abrazado desde su primer hoja sin filo.

¡Te entiendo, te entiendo! — Respondió, risueño. — Una espada de un buen calibre en unas buenas manos siempre pide mejora, acción, pero sobre todo competencia a su nivel. No hay mejor sentimiento que chocar metal contra metal en contra de alguien que es perfectamente capaz de blandir su propio filo. Tanto para el espadachín como para el arma, se siente como si las espadas te agradecieran por propiciar un encuentro con un igual. — Y dejó salir una carcajada, divertido por la dirección que la conversación había asumido. No era de todos los días, y ciertamente no era un belicoso que perseguía cada pelea incesantemente, pero debía admitir que era una liberación importante para su espíritu el poder articular esas palabras en voz alta sin un mínimo interés de quién pudiera escuchar al otro lado de la pared. Metafóricamente hablando. 

Lo son. En una pelea entre guerreros honorables, hay pocas cosas tan bajas como utilizar trucos sacados bajo la manga. Pero... — Aún cuando su opinión sobre las personas con estilos menos ortodoxos se alineaba con la de la Oni, existía una excepción en medio. Una pequeña chispa que intentaba abordar el tema de manera mas positiva. — Admito que me produce cierta intriga. No soy fan de utilizar artimañas para obtener la victoria, pero tal y como dices, el instinto a veces prima por encima del honor. En especial si en esa balanza estuviese una persona con un filo a la garganta contra algo tan inmaterial como el honor. — No era una idea que le entretuviera, pero era tan real como las katanas que llevaba en su cintura. — Tener uno o dos trucos bajo la manga puede salvarte a ti o a alguien más de un aprieto en el momento que más lo necesita, y admito que me gustaría contar con alguno si llegara una de esas situación críticas. Después de todo, un espadachín que solo sabe atacar de frente y por los lados tan solo tiene tantas oportunidades de salir victorioso como el lanzamiento de una moneda; tan pronto aprendes el patrón, se acaba.

Se quedó unos instantes en silencio, pensativo. Pero nada mas que unos fugaces instantes. — ¡Bueno! En cualquier caso, por ahora es solo un pensamiento vagabundo en mi cabeza. Si lo pondré en práctica o desecharé es por ahora cosa del futuro. — De momento, tan solo era un libro abierto que le gustaba sonreír de más. 

Una propuesta no tardó en aterrizar sobre sus hombros, una que además iluminó su mirada de golpe. ¡Parece que no haría falta esperar a otro encuentro oportuno después de todo! Si la capacidad de la chica para utilizar su arma estaban a la altura de lo que había escuchado y predicho por lo que había visto, el encuentro sería una experiencia más que interesante y una enorme oportunidad para aprender algo nuevo: Un estilo que utilizaba un arma de proporciones colosales en acción. 

Guía el camino. — Simple y directo. Su respuesta fue acompañada por una sonrisa desafiante; había aceptado desde el preciso momento en que la chica propuso el entrenamiento. La Oni llevaba la razón con que el trabajo que recibiría a esa hora era escaso, y habían otros médicos presentes en caso de que las cosas se salieran de control. Podía permitirse una pequeña huida del lugar por unos minutos. U horas, quién sabe. Si las cosas resultaban ser tan interesantes como auguraban ser, el Lunarian estaba perfectamente dispuesto a invertir cuanto tiempo fuera necesario hasta estar satisfecho. 

Alistair siguió las direcciones que la Oni indicó y luego a la propia chica, caminando junto a ella -y aprovechando para comer de un paquete de carne seca que cargaba que había comprado en el gastrobar antes de salir, para el camino- hasta llegar al lugar que describía: Una playa blanca que se extendía mas allá de lo que sus ojos podían apreciar, en el cual el olor a sal invadía el ambiente y la arena no tardaba en meterse entre el calzado para provocar una sensación que pronto olvidaría -u odiaría con cada fibra de su ser-. Mas allá de la vegetación que nacía justo al inicio de la playa -a unos 20 metros de su posición-, la privacidad con la que ambos contaban en el terreno donde solo se encontraban los dos espadachines significaba que podían dar rienda suelta a sus habilidades sin herir a nadie por accidente. Un terreno perfecto para un buen combate.

Situado a tan solo 5 metros de la chica, el Lunarian se preparó: Levantó el rostro e inhaló profundo, dejando que el aire salado entrara a sus pulmones y le revitalizara, a la par que la llama Lunarian estallaría con vida tras su espalda, irradiando un calor gentil que brindaba resistencia al ser alado. Luego, lentamente desenvainó la primera de sus katanas, la cual iría a parar entre sus dientes. Inmediatamente después, las otras dos serían removidas de sus fundas para acabar en manos de Alistair. Estaba listo para el combate. — Me tomo la libertad de robarte el primer golpe. — Comentó, sonriente; su voz podía escucharse con notable claridad a pesar de tener una de sus armas en medio de los labios, además de un tono gentil que contrastaría con la fiereza que estaba a punto de demostrar. 

Sin ningún otro aviso, el espadachín rápidamente se inclinó hacia el frente mientras cruzaba sus brazos, con cada filo de sus manos mirando hacia arriba y el filo en su boca entrecruzado de manera horizontal. En el instante siguiente, saldría disparado en linea recta hacia la Oni. En un parpadeo, la distancia entre ambos se cerraría totalmente por la naturaleza ágil del movimiento que realizó. Bruscos tan pronto se encontraron en rango de la Oni, el impacto de los tres filos apuntaría a caer sobre el centro del cuerpo femenino, tan solo otorgándole el tiempo a ella para desenfundar su filo y protegerse como sus reflejos le permitieran. Era de fácil emoción, y si había algo que encendía con fuerza la llama de su corazón -y probablemente de su espalda-, era el prospecto de un combate emocionante con un oponente igual o superior.

Oni Giri
san301
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 3
2/10/2024
41
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario cruza sus brazos mientras mantiene alzada su o sus armas causando que pareza que se ondulan por el misma aura que el usuario desprende, tras lo cual da un [Dash] de 10 metros desplegando en abanico sus espadas cortando a todo el que se encuentre en el camino, efectuándose dicho tajo a +5 [Tasa de Acierto]. Santōryū: Si se utilizan tres espadas en la ejecución de esta técnica también golpeará a todo a 3 metros a cada lado del usuario durante el recorrido.
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]


Pero no le daría espacio para respirar; estaba probando una estrategia diferente, muy diferente a la de su combate con Lemon. Si ser pasivo e intercambiar un golpe a la vez no era eficiente con el Santoryu, entonces cambiaría su acercamiento: Como una avalancha, atacaría implacable desde ángulos variados, aprovechando su superioridad numérica para agotar a su oponente o encontrar grietas en su defensa. Si el primer ataque se veía detenido por una técnica defensiva de la Oni, el Lunarian pronto retiraría la presión del filo para seguirlo con dos ataques consecutivos que acompañó con sus tres katanas, específicamente cortes horizontales perfectamente coordinados que entrarían por la derecha y luego izquierda respectivamente. 

No podía hacerle pulso a una muralla, esa lección la aprendió por las malas. Así que la ahogaría con un aluvión hasta que el muro poco a poco asomara sus debilidades. 

Resumen Bélico & Mates


V&D
#7
Sowon
Luna Sangrienta
Personaje

Los intercambios sobre los posibles estilos y combinaciones llegaban al corazón de la imponente Oni, era evidente que aquellas palabras tenían gran parte de verdad. Si ella quería progresar necesitaba conocer más cosas, su repertorio comenzaba a quedarse demasiado corto para ser utilizado en una batalla real. Sí, eran golpes efectivos, duros y que claramente muchas personas tendrían complicado resistir pero no llegaban a bastar para eliminar a un oponente digno de un solo golpe como ella siempre había buscado. Reflexionó en silencio, pensando en las cosas que le gustaría aplicar en su estilo en el futuro, a lo mejor algo que pudiera corresponder a su abrumadora destreza, a lo mejor un ataque que pudiese utilizarse a distancia para empujar a oponentes molestos. Eran muchas, infinitas posibilidades, una espada era un arma demasiado completa como encasillarla dentro de un mismo estilo y eso era algo que tenía aprendido desde pequeña.

Asintió ante la sugerencia de guiar el camino, siguiendo pensativa en el futuro mientras sus pies se adaptaban al terreno frente a ella, desenfundando su enorme arma y colocando una postura expectante. No se podía saber si era defensiva, neutra u ofensiva, su gigantesca espada estaba lista para embestir de frente lo que ese curioso oponente estuviera a punto de lanzar. Su cuerpo era recorrido por una intensa adrenalina, el aroma de la sal de mar se palpaba en aquel curioso escenario, donde los dos se preparaban para algo que ciertamente revolucionaría su forma de ver las cosas. Sea para bien o para mal, las llamas en la espalda del sujeto le provocaron cierta curiosidad a la Oni, no era normal que eso ocurriese aquel sujeto no era un humano o al menos no era uno común. Su rostro estalló en una brutal sonrisa mientras escuchaba que atacaría primero, la realidad es que nunca se esperó semejante velocidad a la hora de una ofensiva, su cuerpo pareció retroceder levemente antes de embestir con fuerza la técnica de su rival.

Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 2
14/9/2024
33
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un [Dash] de hasta 8 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido del Dash.
Golpe Basico + [FUEx2,2] de [Daño perforante]


El choque posterior fue increíble, su espadón al principio pareció partir con ventaja pero entonces uno de los cortes logró sobrepasar la intensa ofensiva, golpeando su armadura y haciendo que la gigantesca mujer se viera obligada a retroceder para no caer. Sin embargo, el ataque solo había iniciado, dispuesta no dejarse caer en el primer embiste se repuso contra todo pronóstico de aquel dolor y decidió utilizar una ofensiva más poderosa que un simple golpe de su espadón. Un poderoso corte que rompería el intento de proyectar dos golpes, utilizando la fuerza abrumadora de su espadón para interrumpir y romper la arremetida de su oponente. Muchos espadachines llamaban a aquel corte mera Cizaña, a los ojos de Sowon era una estrategia frontal que podía dejar una abertura en oponentes que se vieran superados por tal ofensiva.

Cizaña
ESP101
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 1
13/9/2024
22
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible, causando +10 de daño de [Colisión].
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño cortante]


Ahora era su turno de devolver el favor, de quedarse a gusto, planificó un avance veloz con un corte ascendente que buscaba distraer al espadachín de triple espada, si caía en la trampa y se dejaba llevar por lo débil de aquel primer acercamiento caería directo en su trampa. Ya que golpes así, eran a ojos de la Oni un tímido saludo, cambió la posición de sus manos en la empuñadura mientras una sonrisa fue el único aviso que dejó antes de que la espada descendiera con una fuerza inmensa en busca de causar un daño imponente en apenas un segundo. La hoja descendió con increíble destreza pese a su tamaño y claramente cargada de fuerza. no solo de la Oni si no de la fuerza de la gravedad y la diferencia de alturas entre los combatientes. Un golpe que muchos catalogaban capaz de dividir una montaña, el primer golpe era el más importante, ya que la sorpresa del segundo, al tener que ser un movimiento inverso y luchar contra la propia fuerza del primero solía ser un trámite para espadachines al nivel de aquel rival.

División de la Montaña
BER301
BERSERKER
Ofensiva Activa
Tier 3
25/9/2024
36
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Esta técnica se puede ejecutar tanto con un movimiento ascendente como con uno descendente del usuario con un arma en la mano. Buscando trazar un primer golpe certero que causara una [Hemorragia Leve]. Y sentenciando con un inmediato cambio de trayectoria por el mismo camino que recorrió el primer tajo, pero a la inversa buscando causar una herida fatal, en caso de conectar ambos golpes, el efecto será la [Hemorragia Media]. Siendo el segundo golpe un Golpe Básico adicional al limite de básicos por turno.
Golpe Basico + [FUEx2,5] de [Daño cortante]


—Oye, eres fuerte... ese primer golpe, si lo hubiera intentado bloquear me hubiese cortado y no estaría tan feliz ahora... ¿Qué tal mis golpes? No creo poder causar el mismo daño o la misma sorpresa que tú puedes generar al pelear con una forma tan única. Pero... Jamás me daría por vencida ante semejante poder. Podemos seguir, espero poder acostumbrarme a semejante poder latente, es la primera vez que me veo forzada a emplear tantas cosas de una sola vez. ¿Pero que es un combate sin emoción?—

Hablaba a la inmensa cortina de arena que su último ataque había levantado, estaba en guardia, todavía sentía el golpe que su armadura había logrado amortiguar recorrer su cuerpo. Era un constante recordatorio, no debía perder la concentración, ni confiarse. Todavía le quedaba ese último truco bajo la manga, pero no quería desperdiciarlo en los primeros compases del entrenamiento, si descubría que estaba acorralada seguramente no se emplearía a fondo o buscaría la forma de tomar ventaja. Ambos escenarios arruinarían la diversión, ese entrenamiento le estaba haciendo trabajar su cerebro más que cualquier otro entrenamiento, es lo que diferenciaba a un tronco de otro espadachín, el tronco nunca ofrecía esas respuestas capaces de cortarte a la mitad en caso de descuidarte.


Vida: 795 / 873

Energia: 254 / 325

pasivas

Resumen y Mates


Inventario
#8
Alistair
Mochuelo
Acero con acero, voluntad contra voluntad. La colisión inicial de los cuatro filos presentes en el campo de batalla fue gloriosa, resultando en una comparación de fuerza y espadas que no dudaron en rechinar como contestación a la fricción que anteponía cada una. En un principio, la veloz acometida del Lunarian -su Oni Giri- inauguró el combate con un dash frontal que se vio respondido sin falta por el gigantesco espadón de la Oni. Algo que, aunque al inicio consiguió defenderse adecuadamente, se vio superado por la diferencia numérica de armas y una de sus armas consiguió herirla superficialmente junto a la armadura, que mitigaría la mayor parte del daño resultante. 

No acabó ahí, pero la Oni tampoco. En respuesta a los dos cortes posteriores que Alistair intentó encajar en el cuerpo de la Oni, la chica fue rápida en sus pensamientos y respondió con un golpe poderoso que aprovechó todo el peso de su espadón para repeler los ataques mas rudimentarios del emplumado, que si bien no cargó consigo suficiente fuerza como para romper su piel y dejar detrás de sí misma una herida capaz de mostrarse problemática para el revolucionario, el choque retumbante del acero contra su torso si consiguió aplicarle suficiente presión para que lo sintiera. Para que doliera. Algo que expresó en una mueca que exhibía sus dientes, pero que en medio de todo conseguía mantenerse como una sonrisa desafiante. La estaba pasando bien, era una descarga de adrenalina muy necesaria para él.

Persistente, ahora el turno de la ofensiva había pasado a posesión de la chica. Su ataque iniciaría con un corte ascendente peligrosamente cercano, el cual pronto encontraría respuesta por parte del Lunarian; sujetando con firmeza sus dos espadas, golpearía el generosamente grande costado del arma contraria con sus propios filos, empujando así el arma y desviando su trayectoria para que el espadón solo pudiera encontrar aire y poco más a su paso. Estaba a salvo, de momento.

Una realidad que no tardó en cambiar, pues lo que siguió resultó ser mucho mas poderoso que cualquiera de las técnicas anteriores. Un golpe descendente que reunió la fuerza de la Oni, la gravedad que tiraba del espadón hacia abajo y la posición desventajosa de haber dedicado su atención al primer ataque usado como cebo. Su única opción fue utilizar el lado romo de la única de sus katanas libres en ese momento, la que sujetaba con fuerza entre sus dientes y utilizaba la fuerza de su cuello para rechazarla. 

Bloque Defensivo
con102
CONTUNDENTE
Defensiva Activa
Tier 1
14/10/2024
20
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Aprovechando la densidad y volumen de un arma contundente el usuario adquiere una postura defensiva en la que buscará encajar una ofensiva rival con la parte más maciza de su arma, amortiguando los daños. Obteniendo si logra Mitigar la totalidad de la ofensiva un incremento de +6 de [Fuerza] en su proxima ofensiva.
Defensa Pasiva + [FUEx1,9] de Daño Mitigado


Era mejor que nada, pero como podría haber previsto, no hubo éxito alguno en detener aquel poderoso primer corte. La katana en su boca pronto cedió ante la presión del espadón y obligaría al espadachín a soltarla, mientras que el espadón conectaría de lleno en el pecho del Lunarian, atravesando tela y piel para llegar hasta el músculo, dejando una herida por la cual no tardaría en empezar a sangrar. La katana que había sido arrancada de su boca, por otro lado, caería al suelo inerte sin llegar a clavarse en la arena, quedando recostada sobre ésta en su lugar. Peores noticias se aproximaban: Nuevamente, la ofensiva no acababa ahí. La gigantesca arma intentó dar vuelta y reiniciar su trayectoria en dirección opuesta, intentando propinar un segundo corte que agravaría todavía más la herida ya existente además de provocar todavía mas daño. 

Un acto que se aseguraría de contestar con toda su fuerza. 

Para cuando el espadón intentara ascender, los brazos del Lunarian se posicionarían de tal manera que quedarían a un costado y por encima de su cabeza, con los filos mirando hacia abajo, interpuestos entre el cuerpo del chico y el arma que amenazaba con conectar con él nuevamente. No se detendría allí, pues aquello era una ofensiva contra una ofensiva. Con un poderoso movimiento circular desde su posición, las katanas buscarían repeler con fuerza el espadón en dirección contraria y, con el arma alejada del centro de Sowon, una poderosa ráfaga de aire a presión conectaría a quemarropa con la chica, disparando la fuerza restante del corte contra su pecho. 

Hyakuhachi Pound Ho
san401
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 4
15/10/2024
48
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Empuñando con fuerza sus tres espadas, el usuario trazara un poderoso golpe circular con todas ellas liberando una rafaga de aire a presión ondulante que avanzara dando tirabuzones hasta un alcance de 20 metros, golpeando a todos los objetivos en el camino. Ittōryū: El tamaño del tajo será de unos 40 cm. Viajará a +5 [Tasa de Acierto]. Nitōryū: El tamaño del tajo será de unos 80cm. Contará con 5 metros más de alcance, causará una [Hemorragia leve] y su multiplicador aumentara [+0,2], Santōryū: El tamaño del tajo será de 160cm. Contará con 10 metros más de alcance y su multiplicador aumentara [+0,4],
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]


Lo siguiente que hizo sin dudarlo un segundo más fue hacer distancia con la chica, pateando la katana que había caído al suelo hacia atrás a unos 8 metros -y levantando un poco de arena sin querer-, distancia la cual que él mismo retrocedería con un salto acompañado del aleteo de sus alas. 

Su mano pasó por la herida aún sangrando que ahora descansaba en su pecho, observándola después para revisar el líquido rojo que brotaba de esta. La fuerza de la Oni estaba a otro nivel, uno en el cual no podía competir ahora mismo. Sin embargo, dentro de él solo pudo generarse una carcajada que no tardó en exteriorizarse, justo después de las palabras de Sowon. — ¡Eres increíble! Sin importar lo mucho que intenté, no hubo manera de hacer retroceder tu arma. ¡Admito que son los mejores golpes que he tenido el gusto de recibir de cara! Menos el escozor, por supuesto. Me encantaría continuar haciendo esto. — Bromeó un poco, intentando restarle importancia al daño aunque fuese grave. Estaba de más remarcar la fuerza que tenía, tratándose de una raza que era temible en escenarios bélicos por esa misma razón. 

Pero, en un cambio repentino de guion, suspiró y añadió algo mas. — Me encantaría... Pero no creo que sea un oponente indicado para ti ahora mismo. Así como estoy ahora, es solo cuestión de un par de ataques para que me derribes completamente. — Admitió, rascándose la mejilla, un poco apenado con una risa suave a juego. La ofensiva de la Oni podía no ser tan rápida como la propia, pero era muchísimas veces mas implacable. Sin un método alternativo de ataque a distancia -del cual carecía totalmente-, no tenía manera de plantarle cara más que por un corto rato. — ¡Pero! Eso no significaba que debamos acabar este momento de la forma mas anticlimática posible. Sería descortés de mi parte dejarte colgando con las ganas, así que te propondré un cambio de planes. — Sonrió amplio, desafiante. Era la primera vez que propondría algo así, y le emocionaba la idea. 

Un último choque. Tú. Yo. Tan fuerte como puedas. — Su pie se colocó bajo la katana en el suelo, levantándola con una pequeña patada ascendente que llevó la espada hasta el alcance de su mano. Pero en vez de colocarla nuevamente en sus labios, la enfundó. Si la velocidad era su fuerte, entonces se recostaría sobre eso. Le daría una verdadera muestra de cuán rápidamente podía conectar un golpe como un regalo de despedida. ¿Qué mejor manera de entablar amistades que esa?

Sujetó con fuerza sus katanas y empezó a correr hacia la Oni, cerrando nuevamente la distancia. Y cuando estuviese a tan solo un par de metros, reuniría fuerza en las piernas para saltar en dirección de ellas, añadiéndose velocidad con un único aleteo de sus alas para abalanzarse sobre la mujer de cuatro metros. Sería un corte descendente que apuntaría al abdomen de la mujer, un último esfuerzo por dejar una herida con la que ella pudiera recordarle por unos cuantos días. Solo que había un truco: El golpe inició desde el centro, y con un forzoso giro en sus muñecas, cambiaría bruscamente de trayectoria para entrar en diagonal por un costado, reteniendo su naturaleza descendente pero alterando su dirección de tal manera que entorpecería la respuesta de la contraria. 

Si el golpe conseguía conectar, fuese porque entrara de lleno o porque consiguiera superar la defensa erguida, la técnica no solo contemplaría el corte que provocaría el filo sino una quemadura producto de la fricción, una técnica con la que resonaba especialmente por su naturaleza ígnea. Su mas poderosa hasta el momento. 

Hiryu Kaen
san402
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 4
15/10/2024
50
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario da un salto hacia su objetivo torciendo su espada por encima de su cabeza buscando descender sobre un enemigo para caer sobre él liberando un tajo increiblemente rapido en mientras genera una fricción abrasadora del filo con el aire con el fin de causar una [Quemadura leve] en la zona del corte. Ittōryū: Si se realiza esta técnica con una sola espada empuñando con ambas manos la quemadura pasará a ser [Quemadura media] .
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]

Corte Fantasma
ase401
ASESINO
Utilidad Activa
Tier 4
23/10/2024
52
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Aprovechando su increíble destreza con las armas el usuario hará unos juegos rapidos de manos haciendo danzar con velocidad su arma al mismo tiempo que busca realizar una ofensiva, ya sea un básico o una tecnica. Contando dicha ofensiva con un aumento en su daño y siendo más dificil para el oponente reaccionar a esta, sufrindo una reducción en sus [Reflejos].
-10 [Reflejos] y +20 de [Daño]


Resumen Bélico & Mates


V&D
#9
Sowon
Luna Sangrienta
Los golpes resonaban en la playa, el sonido del acero chocando, las respiraciones fluyendo en cada eco que el metal le dedicaba al escenario. El sonido del mar, ese que siempre era protagonista del mundo, se vio eclipsado por la confrontación entre dos colosos que habían pulido sus cuerpos hasta un punto que rozaba la perfección buscada por muchos espadachines. Pese a lo que muchos incautos podrían pensar, el combate no se había desatado por una discusión, tampoco era un duelo a muerte siendo una manera de conocerse entre dos duelistas de la espada. Cada golpe, era un saludo y una invitación a responder de la misma forma para ver hasta que punto podían chocar y anularse. Como si esa peligrosa danza, fuese su manera rústica de estrecharse la mano, entre los monstruos del mundo el lenguaje universal del combate se alzaba como uno de los más hablados.

Entonces, ocurrió, como si la Oni no lo esperase había destrozado la defensa rival con su poderosa ofensiva y una sonrisa le adornó el rostro al sentir la carne ceder ante su filo. El sonido de la sangre surcando el filo, el aroma de la misma una vez el tajo finalizó su recorrido y el sonido que cortó el aire de aquel choque entre ambos combatientes sirvieron para ponerse realmente emocionada. Sus verdes ojos parecieron tomar una forma felina, sus colmillos sobresalieron y sus cuernos cerraban el contorno de un rostro aterrador pero rebosante de felicidad.

—Parece que mi espada ha bebido de tu sangre, a lo mejor quiera otro trago...—

Expresó casi en un trance al intentar aquel golpe ascendente que pudo costarle caro de no ser por su armadura que absorvió gran parte del impacto y solo le empujó unos pasos hacia atrás. Su ofensiva había acabado con un corte para ambos lados. Aunque la sangre solo fluía de un lado, la Oni esgrimía simples raspones productos de un colosal inicio. Respiró finalmente, tomando su tiempo para recuperar el aire en sus pulmones, la extasiada mujer apenas había reparado en hacerlo hasta ese momento de distancia entre ambos.

—Tú eres increíble, la mayoría de enemigos mueren al recibir un solo golpe de mi arma y tu recibiste uno de lleno, no solo vives si no que sigues en condiciones de moverte. No hay hormigas tan duras en esta isla y me emociona saber que otras cosas escondes...—

La guerrera tomó su espadón con ambas manos, mostrando un cambio de expresión al ser mencionado que su oponente reconocía estar lejos de su nivel, considerando que en caso de continuar el desenlace podría ser fatal para su cuerpo. La rubia pareció volver a una actitud prudente, el joven reía y disimulaba bien aquel dolor pero era obvio que ese corte que esgrimía en su cuerpo era grave y a lo mejor le dejaría una marca. Había obtenido cortes y heridas, conocía la gravedad de algunas y lo molestas que podían ser.

—Parece que no medí mi fuerza, tu primer golpe me emocionó de tal manera que quise responder de la misma forma, con un golpe digno de lo que habías mostrado. Ese corte se ve bastante molesto, pero si gustas seguir... ¡No seré yo quien me oponga! Ven e intenta lo mejor que tengas, lo recibiré de frente.—

Lo que decoraba su voz era temor, pero un temor de perder a alguien tan divertido sin haber usado todas sus habilidades, extinguir una vida por la cual no le pagarían y dejar a cambio una victoria con sabor a nada. La mujer quería seguir peleando, una, dos, cien veces contra Alistair y que su cuerpo aprendiese cada pizca de su estilo hasta poder adaltarse a este y superarle en su propio terreno. Su sonrisa regresó al ver la nueva ofensiva, era más rápido, más fuerte y ella solo pensaba en poder llegar a ser más poderosa que lo que era en ese momento. Que su cuerpo no fuese engañado con tanta facilidad, que sus golpes pudiesen adaptarse a una agilidad superior. Levantó su enorme espadón buscando el choque entre una ofensiva letal y una muralla inquebrantable.

Reverso
BER302
BERSERKER
Defensiva Activa
Tier 3
26/9/2024
39
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Una habilidad defensiva algo bruta en la que se buscará golpear una ofensiva con el dorso romo de la espada con tal de aplicar un impacto directo más que un corte, buscando Migitar el mayor daño posible. Y en el caso de lograr Mitigar por completo la ofenfensiva, con el mismo movimiento trazado para ejecutar la tecnica, lo extenderia golpeando al enemigo en caso de ser una ofensiva melee, efectuandole un Golpe Básico, adicional al limite del turno. O en el caso de ofensivas en base a proyectiles, retornando estos contra su ejecutor con el 50% de su daño original.
Defensa Pasiva + [FUEx2,6] de Daño Mitigado



El enorme espadón colisionaría con fuerza contra el lunarian que cayó del cielo, era curioso para ella cuando otros tenían el deseo de alcanzar su altura por medio de maniobras. Un choque que enfrentó a una ferrea defensa contra una ardiente ambición, que mantuvo en vilo al mar y a los árboles. A la arena y las nubes quienes parecieron detener su movimiento ante un descenlace que ambos combatientes no querían dar como perdido. 

El golpe entró por su costado luego de unos minutos donde su grito de guerra le envolvió en sus brazos y la mujer se vió forzada a hincar su rodilla sobre la arena, tocando el punto ardiente donde el golpe le había impactado. Aquello dejaría una marca durante unos días, un intercambio justo para semejante masacre que pudo divisar desde su posición en el cuerpo del angel negro que ahora estaba frente a ella.

—¡Bwahahaha! Ha sido muy divertido, pero deberías hacer que un médico vea eso, oh, cierto que tú eres médico. Si seguíamos podríamos haber silenciado al mundo, pero a veces me olvido con que arma decidimos luchar. Si te cortase un brazo, un ala o la cabeza ya no podríamos volver a jugar con la misma intensidad. Tú necesitas los dos brazos para seguir en condiciones, me dolería condenarme a una vida sin nuestros combates.—

Se levantó envainando su espada y soltando su cabello, haciendo que este cayese como una dorada melena por sus hombros, el sol resplandecía en este mientras lo ordenaba en su habitual peinado nuevamente, cuidando de que no hubieran flecos que entorpecieran futuros encuentros de aquel día. La razón de usar su peculiar peinado era para evitar que algo entorpeciera su visión, aunque su belleza claramente se duplicaba al dejarlo ondear con el viento.

—Sería divertido cazar a alguien a tu lado, eres un guerrero que considero mejor tener como aliado. Con tu velocidad y mi fuerza, el mundo cedería a nuestros pies. Te daré mi número, a lo mejor podamos volver a vernos algún día y divertirnos sin necesidad de chocar aceros si no, de juntarlos...—

Comentó tras arreglar su cabello, dejando su número de Den Den Mushi al joven y cerrando su enorme puño para chocarlo con el de aquel peculiar sujeto. Habían tardado muy poco en su breve intercambio, el día se presentaba jóven y a lo mejor ese simplemente fue el inicio de una peculiar amistad. Entre una gigantesca y bruta guerrera de gran corazón, un interesante oponente de alas negras y tres aceros que se entendieron desde el primer contacto. Todo bajo la luz del verano, en la playa que fue testigo del choque entre ambas bestias del esgrima.


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