¿Sabías que…?
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[Aventura] [T4] Desapariciones en Loguetown 2
Silver D. Syxel
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Trago del Marinero, Loguetown
Día 13 de Verano del año 724

El Trago del Marinero bullía de vida, como era costumbre a esas horas de la tarde. Las jarras llenas de ron y cerveza chocaban entre risas fuertes y voces alzadas, creando una cacofonía familiar que llenaba cada rincón del local. El olor a tabaco, licor y madera gastada impregnaba el aire, dándole al lugar su habitual atmósfera cargada. En la penumbra de una esquina apartada, Dharkel y Rocket esperaban pacientemente, sentados a una mesa que les brindaba una buena vista del local sin atraer demasiada atención.

Habían pasado tres días desde la pelea en los callejones del muelle viejo, pero la investigación que ambos habían iniciado apenas comenzaba a tomar forma. El líder del grupo de secuestradores había conseguido escapar. Un hombre al que Dharkel, gracias a sus contactos en las calles, ha logrado identificar como Ephraim Walsh. En ese tiempo, Rocket había hecho uso de sus contactos dentro del Ejército Revolucionario, obteniendo nueva información sobre el paradero de Walsh. Lo que descubrieron era inquietante.

Al parecer, el hombre no solo había desaparecido tras el enfrentamiento, sino que, según los rumores, había estado relacionado con ciertos "negocios" en círculos mucho más selectos de lo que cabría esperar de alguien de su calaña. Lo más desconcertante era que su nombre había salido a relucir en torno a un club extremadamente exclusivo, el Plut-0, famoso no solo por su música en directo y su ambiente refinado, sino también por ser un lugar frecuentado por gente adinerada y personajes de gran influencia. ¿Qué hacía un matón local relacionado con un sitio como ese?

Rocket no podía asegurarlo del todo, pero había logrado conectar suficientes puntos para pensar que Ephraim podría estar involucrado en algo mucho más grande. ¿Quizá el club Plut-0 era más de lo que parecía? Era una hipótesis, pero si estaban en lo cierto, entonces el próximo paso en su investigación sería llegar hasta allí. No obstante, entrar en el Plut-0 no sería sencillo. Para acceder se necesitaba algo más que dinero. Se requería ser miembro o contar con los contactos adecuados, y, hasta donde sabían, ni Dharkel ni Rocket tenían la influencia necesaria para cruzar esas puertas por las buenas.

Mientras repasaban lo que sabían, la puerta del local se abrió, dejando entrar una brisa cálida de verano. Lemon Stone, un camarada revolucionaro, entró al Trago del Marinero con su figura imponente destacando entre el bullicio. Vestido con su habitual traje elegante y portando su inconfundible máscara de corazón, Lemon avanzó con calma entre las mesas abarrotadas hasta llegar donde Dharkel y Rocket aguardaban. En los últimos días había estado investigando, buscando pistas que pudieran complementar la información obtenida. Ahora, con todos reunidos, era momento de poner las cartas sobre la mesa y planear el siguiente movimiento.

Información
#1
Rocket Raccoon
Rocket
Un nuevo día me encontraba recorriendo, pero la verdad, no era muy diferente de los anteriores. Podría decirse que mi rutina en esta famosa isla del Mar del Este ya se había convertido en algo casi monótono. '¿Qué carajo habrá en el Mar del Oeste?', me preguntaba, perdido en mis habituales divagaciones. ¿Existiría alguna forma de llegar a esos rincones desconocidos del mundo, o bueno, de mi mundo? Y si la hubiera, ¿tendría yo el valor de lanzarme sin reservas a esa aventura, hacia lo incierto, sin saber lo que me esperaba? Esas eran preguntas que, por supuesto, no iban a ser respondidas esta tarde, ni mucho menos. 

Pero, aún así, había algo en el aire, una sensación de que el día que se avecinaba tenía mucho más para ofrecer que los anteriores, algo que lo haría mucho más emocionante que la gris monotonía que había marcado los últimos días.

Llevaba estos últimos días investigando, moviéndome de un lado a otro, buscando información sobre cierta persona del submundo criminal, alguien que, según se decía, tenía bastante acceso a gente con poder en esta isla y que gobernaba desde las sombras, con la evidente complicidad del Gobierno Mundial. ¿Tenía pruebas de esta colaboración? La verdad, no. Ninguna pista concreta, pero tampoco me quedaban dudas eh. El Gobierno Mundial siempre está metido en todo, y no me creía ni por un segundo que no supieran sobre esta red mafiosa operando justo bajo sus narices. Estamos hablando del maldito G-31, la gran puta y laureada Base Marina que estos malnacidos presumen con tanto orgullo. Era imposible que no estuvieran involucrados. No tenía ninguna duda: estos marines hijos de puta también estaban en el negocio. Y yo iba a descubrirlo, a cualquier costo.

Y así llegamos a la situación actual. Me encontraba sentado en la misma mesa que aquel albino de cabello negro con quien había formado equipo hace unos días, investigando unas desapariciones que estaban ocurriendo en las calles olvidadas por el tiempo. Estas operaciones, como mencioné antes, estaban dirigidas por un tal Ephraim Walsh, un nombre que ya empezaba a resonar en los círculos más oscuros de la isla. Esa noche, Walsh logró salir con vida, pero desde entonces, su rastro se había desvanecido por completo. ¿Qué le habría pasado? A saber. Pero si mis sospechas eran correctas, nos estábamos adentrando en aguas peligrosas. Ya no estábamos lidiando con simples matones armados con garrotes, cadenas o varillas de metal. No, esto era mucho más grande, más turbio. El juego en el que nos habíamos metido era otro nivel de peligro. Y si íbamos a sobrevivir, debíamos ser extremadamente cautelosos. ¿Y quién más cauto que Lemon, eh?

Le había pedido que se uniese en nuestra búsqueda, después de todo, era un hermano de la revolución como lo era yo. Y si resultaba que mis sospechas sobre el Gobierno Mundial eran ciertas, a Lemon le iba a gustar este trabajito. Y si no, pues bueno... siempre le viene bien romper alguna que otra cabeza para seguir fortaleciéndose.

-Verás, este tipo que estoy invitando aquí ha sido un hermano de armas en el pasado. Joder, eh-, comenté mientras observaba el vaso de cerveza frente a mí. La espuma se había desvanecido casi por completo, y el sabor dejaba claro que no era nada más que una cerveza barata. La revolución no pagaba bien, eso estaba claro. Pero no estaba en esto por el dinero, ni por la fama. Bueno, no voy a mentir, la fama no caería mal, pero ese no era el objetivo. Lo que había encontrado en esta lucha eran hermanos, no de sangre, sino de ideales compartidos y un propósito común. Y si, para lograrlo, tenían que rodar algunas cabezas por aquí y por allá, el mundo entero acabaría decapitado por nuestros filos.

-Parece que llevas tiempo en esta isla... No sé si habrás oído hablar de un navío de los marines en llamas. Joder, eh-, dije, esbozando una sonrisa torcida. -Bueno, ambos fuimos los responsables de aquello. Así que si se trata de joder a esos malnacidos de arriba, estamos más que dispuestos. Joder, eh.- Tomé un largo trago de la cerveza, dejando apenas unas gotas en el fondo del vaso. Me limpié la barbilla con el dorso de la mano. -Creo que ellos están metidos hasta el cuello en todo esto. Por eso me involucro tanto. Joder, eh-, dije, mi mirada fija, decidido a dejar claro lo que estaba en juego.

Posé mi mirada en la puerta, observando a aquel ser de enorme tamaño. Trajeado como siempre, y pues claro, no podía faltar su tan característica mascara que llevaba a todos lados. Nunca le he visto que la lavara, de hecho. -¡Joder eh!- Le grité para llamar su atención, acompañado de un leve silbido para que se escuchase por sobre todas las demás voces. Me esperé a que llegara y tomara asiento. -Aquí está tu cerveza.- Le apunté a un vaso con cerveza que estaba entero. -Pero te tardaste mucho joder, eh. Ya está caliente esta verga. Joder eh-. 

-Bueno hermano... este es el motivo por el que he estado más o menos perdido estos días, joder eh.- Le señale con el ojo a Dharkel. -Lemon, este es Dharkel. Joder eh. La investigación de la que te comenté y gracias a tus contactos supimos un poco más... la estoy haciendo con él. Joder eh. Pero estamos en un punto casi muerto...- Me levanté de la silla, quedando de pie sobre la misma, y apuntando a mi persona, y también a la del pelinegro. -Míranos, así no servimos para lo que se viene jaja- Me volví a sentar. Y ahora le apunte directamente a él, al fortachón enmascarado. -Pero tú... tú si tienes el porte que se necesita, joder eh, y de seguro también la clase para entrar ahí, joder eh.- 

¿Cuál era exactamente el problema? Bueno. Resulta que para poder seguir con la investigación, debíamos de entrar a cierto lugar. Pero el detallito que nos lo impedía, era que este lugar es realmente exclusivo para la gente de cierto estatus y blabla, cosas de los ricos. Y pues Lemon es alguien de ese mundo, ¿así que quién mejor que él no?. -Supongo que sabes sobre este lugar llamado Plut-0. Joder eh. Necesitamos que entres, o que nos hagas entrar, algo. Joder eh-.


Información Rocket


Resumen
#2
Lemon Stone
MVP
Había estado investigando los últimos días, no por placer ni pasatiempo, sino porque su gran amigo Castor lo había involucrado en un asunto de vida o muerte, en un asunto que tenía directa relación con el Gobierno Mundial, en un asunto que podría acabar con una ciudad en llamas y cráneos rotos de las Fuerzas Opresoras. ¿Tenía razones para negarse a ayudar a un camarada, aunque significase la muerte o, peor aún, tortura a base de escuchar música de mierda y pegadiza? Un poco, la verdad. Tenía entre cero y cero ganas de morir, pero no iba a dejar que un camarada enfrentase el peligro él solo. Eso jamás, pues Lemon es el Bastión de la Armada, el que pone el pecho a las balas, el que se sienta primero en el wáter en invierno para calentarlo y que a nadie más se le enfríen las nalgas. Eso es Lemon, eso y mucho más.
 
¿Había descubierto algo? La verdad es que sí. Loguetown era una ciudad bastante más turbia de lo que había pensado en un principio. Y las prostitutas… Uf, esas puercas hacían de todo por dinero, como pasarse una tarde entera jugando videojuegos solo porque su cliente lo había pedido (cliente = Lemon). No le interesaba pagar por sexo, pero sí por otras cosas. Como sea, ¿había descubierto algo? Sí. ¿Algo relevante para la misión? No. Le hubiera preguntado a cualquiera de sus hermanos, pues ellos tenían más contactos que el revolucionario por haberse quedado en la alta esfera de poder de la familia Stone, pero quería mostrarle al mundo entero y a sí mismo que era todo un hombre, un hombre que no necesitaba de su influencia familiar ni de su papi. Así que le pidió ayuda a un primo, que también era millonario.
 
Entró a la taberna con pose segura, con la pose de un matón que está acostumbrado a dar palizas porque alguien le miró feo. Escaneó el interior con la mirada y allí vio a su amigo, acompañado de otro hombre. ¿Un nuevo camarada, quizás? Se acercó a Castor y tomó asiento en la mesa, cogió un cigarro de su chaqueta y lo encendió.
 
-Soy Lemon, Lemon Stone, hijo de William Stone y Cristal Becker. Un gustazo, compañero -saludó al camarada de Castor, ofreciéndole su mano para dar por finalizada la presentación-. Y sí, todo lo que dice Castor es verdad. Nos gusta quemar mierdas, ¿sabes? Mejor si son mierdas del Gobierno Mundial, aunque quemar personas no es tan agradable. Luego huele todo mal y cuesta dormir bien por las noches, es todo un espanto.
 
Escuchó con atención las palabras de su buen amigo Castor, quien le estaba pidiendo que los hiciera entrar a un lugar que se llamaba Plut-0. ¿Había escuchado de aquel sitio? Un poco, sí, pero prefería frecuentar otro tipo de establecimientos.
 
-Estoy dispuesto a ayudar, más si debo romper un par de cráneos -contestó, señalando el remo de madera que llevaba en la espalda-. Aunque si es un lugar solo para gente rica… Está bien, tú hazte pasar por Peluche y tú por Miradas. Sonará feo, compañeros, pero es así como funciona. Tú serás mi mascota de contención emocional y tú mi guardaespaldas -le dijo a Castor y a su compañero-. ¿O se les ocurre otra cosa? Soy bastante listo, pero esto de planear… Se me da mejor la improvisación, yo echaría abajo la puerta y entraría a repartir un poco de caos.

Personaje

Virtudes y defectos
#3
Dharkel
-
Personaje
Virtudes y defectos
Inventario
Stats bélicos



No sin mucho esfuerzo, gastando favores en la calle y quemando contactos fue que Dharkel consiguió un nombre: Ephraim Walsh. El líder de los secuestradores y el hombre que se le había escapado hacía tres lunas debido a una alta estima en sus propias capacidades de rastreo que a la hora de la verdad dejaron mucho que desear. Aún se lamentaba de la decisión que había tomado.

<< ¿Y si hubiese ido primero a por él y después a por el otro? Podríamos incluso haber obtenido más información >>, pensaba en un bucle repetitivo, echándose en cara su propio fracaso mientras observaba la jarra prácticamente vacía que tenía frente a él. Rocket decidió intervenir, rompiendo el bucle de autodesprecio en el que se encontraba. Escuchó lo que tenía que decir, asintiendo levemente con la cabeza, complacido.

- A penas llevo cuatro días en la isla, digamos que… ya había estado aquí antes. Pero me alegra escuchar lo del barco. Os llevarías bien con mis compañeros. A nosotros también nos gusta… molestar a los poderosos – dijo esbozando una sonrisa sincera, evitando mencionar nada muy específico. El mapache se había ganado su confianza, pero lo que estaba en juego no le afectaba a él solo, por lo que no tenía la libertad de compartir la poca información que tenía, ni sus propias pesquisas.

Notó que Rocket desviaba su mirada. La siguió hasta la puerta, de donde emergió una figura alta, trajeada y con una máscara de corazón tapando su rostro. Se puso tenso y llevó con sutileza la mano a la katana. No era el primer encuentro que tenía con un trajeado y el último no había salido precisamente bien. Pero el mapache llamó su atención. Era el compañero que habían estado esperando.

- Dharkel, un placer – dijo dándole la mano a Lemon en respuesta.

Mientras escuchaba el plan de ambos deslizó como acostumbraba un cigarro entre sus labios. Iluminándolo levemente con un fósforo lo encendió y soltó una gran bocanada de humo. Un club exclusivo. Gente adinerada. Influencias. Invitaciones. Protocolos sociales. Las altas esferas le daban demasiada pereza. Rituales para ver quién era más falso, medirse los miembros a través de fajos de billetes y otros sinsentidos. Simplemente no eran para él. Estaba demasiado acostumbrado a las sombras, las trincheras y el barro, donde realmente se llevaba a cabo la acción. Aquella sin duda sería una experiencia nueva para él. Y si bien era cierto que no sabría cómo comportarse en dicha situación, sabía estafar a la gente. Al menos a los más crédulos.

- Estoy dispuesto a ser miradas... – dijo finalmente. – Personalmente preferiría ir sobre seguro. – Dio una calada al cigarro. – Vigilancia del local, horarios de cambio de guardia, personalidades que frecuenten el lugar a las que poder extorsionar a cambio de una invitación… - Nuevamente dio otra calada, pensativo. – Pero entiendo que hacer las cosas bien requiere de un tiempo que no tenemos. Pero dejadme ser franco. A ojos de la Marina solo soy un mero civil. Si la cosa se complica… - Apagó el cigarro en los posos de la jarra – No habrá testigos.


Resumen
#4
Silver D. Syxel
-
Trago del Marinero, Loguetown
Día 13 de Verano del año 724

El ambiente en el Trago del Marinero seguía igual de animado, pero la conversación en la esquina apartada donde se encontraban Rocket, Dharkel y Lemon era más seria. Mientras los tres discutían sus próximos movimientos, la atención se centraba en el exclusivo club Plut-0, el supuesto escondite de Ephraim Walsh, el líder del grupo de secuestradores al que se habían enfrentado.

Lemon, con su traje elegante y su máscara de corazón, propuso la idea de hacerse pasar por un hombre adinerado, con Rocket como su mascota y Dharkel como guardaespaldas. El plan parecía tener potencial, pero había un problema que aún no habían resuelto: Plut-0 no era un lugar que cualquiera pudiera frecuentar. Aunque Lemon viniese de una familia con dinero, no tenía acceso directo ni contactos que pudieran abrirles las puertas del club. Entrar no iba a ser tan fácil.

Según la información obtenida por Rocket, Plut-0 era uno de los locales más exclusivos de Loguetown, famoso por sus actuaciones de jazz en directo y un ambiente selecto donde los ricos y poderosos se reunían para cerrar tratos y disfrutar de la vida nocturna. Sin embargo, la membresía no se conseguía solo con dinero. Las conexiones y la confianza de quienes manejaban el lugar eran esenciales para entrar. Además, aquellos que lograban acceder solían tener algún tipo de influencia o reputación que les precedía.

Con la información sobre la localización del club en mente, sabían dónde encontrarlo, pero acceder sería otro tema. Plut-0 estaba en una zona acomodada de la ciudad, cerca del distrito de ocio en las zonas más ricas, rodeado de guardias y con estrictas medidas de seguridad. Si intentaban entrar sin planificarlo bien, probablemente los echarían sin más. O algo peor.

La cuestión ahora era decidir el próximo paso. ¿Intentarían obtener más información sobre el club y su funcionamiento antes de presentarse en la puerta? Tal vez contactar con alguien que pudiera proporcionarles una entrada más segura o usar alguna táctica encubierta para colarse. O, si confiaban en su capacidad de improvisar, podrían ir directamente al club y enfrentarse a lo que viniera.

Fuera como fuera, era momento de planear con más detalle cómo proceder.

Información
#5
Lemon Stone
MVP
Algo le decía que trabajar con Peluca iba a ser muy, muy tedioso.
 
¿Qué es eso de vigilar el local, estudiar los horarios de cambio de guardia y espiar a la gente, a ver si pillan un cliente frecuente? Eso lo haría un agente del Gobierno Mundial, un sicario o alguien que anda por malos pasos, pero ¿un revolucionario? ¡Jamás! La Revolución se lleva con la frente en alto y va por delante, siempre por delante. Barcos incendiados, puertas tiradas abajo, princesas secuestradas y altos cargos extorsionados… ¡Eso es lo que hace un revolucionario de verdad!
 
Sin embargo, debía entender que Peluca no era un camarada ni luchaba por la Causa, sino Castor lo habría presentado como tal. Pertenecía a otro bando, y Lemon carecía de tolerancia frente a otros grupos. Si no le había partido la cabeza aún, es porque era amigo de Castor y porque tampoco tenía razones para hacerlo, la verdad. Parecía bastante agradable, un poco callado y serio, pero agradable.
 
-¿En serio tenemos que hacer esto? ¿No podemos simplemente golpear a la gente, entrar como la DEA en casa de familia latina y confiscar la droga? Espera, ¿qué estoy diciendo? ¿Qué es la DEA? ¿Y qué es una familia latina? Ay, los delirios… -Se quejó entre balbuceos y murmullos, pero tenía un buen punto, ¿no? La violencia directa es una buena arma, siempre y cuando sea bien utilizada-. Bien, si haremos las cosas a lo agente secreto, se me ocurren un par de ideas que podemos intentar. En lo personal, preferiría entrar por la puerta grande y machacar a medio mundo, pero no todos resisten las balas en el pecho como yo. Para que esto funcione necesitaremos información, un infiltrado y prostitutas, muchas prostitutas.  
 
Su plan era una obra maestra que solo a unos pocos genios se les ocurriría, pero, mientras menos supieran del plan, mejor. Tendrían que limitarse a confiar en Lemon.
 
-Peluca, ¿se te da bien stalkear a la gente? ¡Perfecto! Pues a hacer preguntas y recoger información. A Castor se le da de puta madre infiltrarse por los conductos de ventilación y espiar a los humanos, aunque le gusta más incendiar cosas. Si todo sale bien, luego incendiamos el club, ¿vale? -Era una promesa, de esas que se hacen guiñando el ojo-. Mientras ustedes trabajan yo iré a buscar a las putas. Créanme: incluso los hombres más reservados y poderosos caen ante un par de buenas tetas. A menos que seas sacerdote o algo que lleva sotana, a esos les va la carne fresca.
 
Si todo el mundo estaba de acuerdo, iría al barrio rojo a buscar putas; mientras más consiguiera, mejor. Si, por el contrario, ninguno de los dos se mostraba de acuerdo, partiría al barrio rojo a buscar putas; mientras más consiguiera, mejor. Ya se había hecho la idea de que participarían prostitutas en la misión y ni siquiera su Reina lo sacaría de allí.

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#6
Rocket Raccoon
Rocket
-Pues quizás algún día necesitemos de sus favores. Joder eh... Si son tan eficientes como lo eres tú. Siempre estamos buscando gente que le guste joder a los de arriba. Joder eh- Di un ligero sorbo al trago, dando espacio entre frase y frase. -Entonces no eres de por aquí... supongo que tus compas tampoco. Joder eh. Pensé que eras de aquí, al verte hablando así con aquel sujeto de hace días. Joder eh. Yo tampoco soy de por aquí, pero sí llevo una temporada bien larga entre estas calles. Aunque como viste ese día, intento mantenerme en las sombras. Joder eh-. 

Me encontraba ahí sentado, la taberna como siempre era un lugar donde la gente solía acudir para despreocuparse de la vida y del día a día tan duro que les tocaba. ¿Por qué siempre la frecuentaban puros machos? Cada vez que venía por acá, o a alguna otra en otro distrito, siempre veía puro rabo por aquí y por allá. Casi nunca alguna mujer entre este poco de testosterona. Era un ritual de los humanos que todavía no entendía del todo, pero era llamativo. Y pues, claro, otro pensamiento intrusivo vino a mi mente. ¿Dónde coño se reúnen las mujeres? Era una interrogante algo interesante, no sé si me animaba a intentar descubrirlo por mí mismo. Aquí en frente tenía a dos machos machotes, de esos que los ves y rápidamente notas que de entre sus gotas de sudor, debe haber una sustancia entera de pura masculinidad de la brava. El Dharkel y el Lemon.

Ambos hicieron algo que me molestaba, que era prender esos malparidos cigarros. Como bien sabrá el lector, mis sentidos del olfato estaban bastante más agudos que los demás, y pues lo que para una persona común y corriente, el olor a cigarro podría ser una esencia más del día a día. Para mí era un poco más fastidioso, pero era algo que con el pasar de los días aprendí a sobrellevar, más o menos. -¡Aaaa chuuu! Joder eh...- Me rascaba la nariz luego del estornudo, para luego hacerla sonar. Me quede en silencio, o eso trataba. Estaba atento escuchando las palabras que ambos tenían que decir sobre el plan, más allá de las presentaciones, las cuales, pues, estuvieron cordiales, sin más.

El plan de mi compañero de antiguas batallas fue algo bastante interesante y llamativo. No negaré que se me había pasado algo así por la cabeza, que él nos hiciera entrar. Pero me sorprendió que insinuase que fuese su mascota y Dharkel su guardaespaldas. Y bueno, en realidad si era una muy buena manera de hacernos entrar al dicho lugar, a final de cuentas los tres podríamos interpretar a la perfección esos tres personajes. Pero Dharkel también comento un poco la situación. Si bien el plan en sí, si era bueno. Tendríamos que improvisar demasiado sobre la marcha. Por más que a los tres nos fuese bien el desorden y la destrucción sin sentido, pensaba que no era muy buena idea tener a la marina y a la mafia de Loguetown detrás de nosotros. Además, ya los rostros de Lemon y yo deberían de estar siendo retratados en el cuartel. Debíamos de andar con cuidado.

-Sí, me mola bastante hacer de tu mascota, puto. Joder eh. Jaja, toma puto.- Le golpeaba el brazo al rubio, obvio no le haría ningún tipo de daño, de hecho, fue a mí a quien le había dolido el impacto. -Malditos músculos de la verga... joder eh0.- Retiraba el brazo y lo agitaba el puño de arriba a abajo, hasta que se pasara el dolor. Me rascaba nuevamente la nariz. -No creo que sea tan tan necesario tanta preparación. Con saber unas cuantas cosas...- Me quede atónito escuchando la segunda propuesta de Lemon, algo sobre prostitutas. 'Uhm, a ver... pues tiene su lógica si si.' -Sí, lo que dice mi camarada es real. Se me da muy bien el infiltrarme y ese tipo de cosas, bueno tu tambien lo sabes jeje. Creo que podemos empezar por ahi. Podemos tomarnos este día para hacer unas labores de investigación, joder eh. Ya mañana nos reunimos y decidimos como actuar.- 

Agitaba la mano para llamar la atención de la camarera. -Otra aquí, joder eh- Señalaba el vaso vacío. -Creo que hay cosas importantes a tener en cuenta. La primera es como se entra, quien entra, porque entra, y quien da el permiso para que entre. Joder eh. La otra, son los mismos empleados del lugar. Creo que Dharkel podría seguir a alguno de ellos, quizás incluso hacerse pasar por uno de ellos y así entrar. Yo haré lo que mejor se me da, definitivamente. Pues conseguir información uniéndome a charlas a las que no he sido invitado. Joder eh.- Daba una pausa para escuchar a los demás, si tenían algún último detalle a compartir. -Lo de las putas está bien, siempre y cuando la idea no sea hacerte pasar por alguna de ellas jajajaja, joder eh.- Soltaba unas carcajadas, quizás bastante exageradas. -Mañana te traigo una peluca, ¿va? Joder eh. Ya fuera broma... alguna quizas sepa como ingresar, trata de averiguar eso.-


Resumen
#7
Dharkel
-
Dharkel sonrió y bajó levemente la cabeza, complacido por el halago de su inesperado compañero Rocket e hizo un ademán para apartar el humo de su cigarro que se dirigía hacia el tirador tras su estornudo y al darse cuenta tarde de su molestia.

- Lo lamento. – Giró el maltrecho taburete hacia un lado, intentando adoptar una postura que hiciese que se desviase menos humo.

Había ido a aquella isla a investigar asuntos relacionados con la Familia Blackmore, más concretamente negocios relacionados con el envío o la recogida de mercancías. ¿Estarían metidos también en el secuestro de personas? ¿Hasta dónde habría metido su corrupto brazo dentro de La Marina?  Si los rumores que había escuchado en este último mes eran ciertos probablemente fuese parte de su negocio. Pero los rumores tendían a estar errados la mayoría de las veces y por ese motivo, junto a sus días vividos en régimen de esclavitud, estaba allí sentado: En una mesa junto a una extraña variante de los mink que había demostrado una letalidad despiadada y lo que parecía ser un humano enmascarado con problemas de delirio.

La pierna de Dharkel comenzó a moverse lentamente, golpeando el suelo una y otra vez con el pie, ligeramente nervioso. Con cada frase que se mencionaba, cada plan que salía a la luz, la pierna del espadachín incrementaba su velocidad y con ello, la violencia con la que su talón impactaba contra la tarima de madera.

- ¡No!

Levantándose y tirando el taburete en el proceso dio un fuerte golpe con el fondo de la jarra en la mesa cuando no pudo aguantar más, ocasionando que el amargo licor amarillento que se encontraba en su interior se derramase. Buscó el taburete con la mirada, pensando en ir a buscarlo. Pero hacerlo podría quitarle el ímpetu que pensaba que había ganado para afirmar su punto. Se acercó a la mesa doblando su espalda y bajando su tono de voz. Al fin y al cabo, se encontraban en un lugar público lleno de miradas curiosas.

- Afirmáis que lucháis contra los poderosos y los opresores. Contra los que aplastan incansablemente a los pobres, a las minorías, o incluso a cualquiera que tenga el más mínimo atisbo a una idea contraria a las suyas. Con sus botas de acero pagadas con dinero sucio, manchado con la sangre de aquellos a quienes supuestamente juraron defender.

Se incorporó, dando una profunda calada y esperando que parte de sus palabras calasen en Rocket y Lemon. Suspiró, expulsando todo el humo de sus pulmones y oteó la sala, en búsqueda de alguna mirada u oreja que pudiese estar prestando una atención indeseada a una conversación privada. Se volvió a encorvar y agitó el contenido de la jarra.

- Puedo ser Miradas, Pelucas o un tío tuyo perdido en las corrientes oceánicas del Paraíso que ha finalmente ha regresado al hogar en busca de su abultada herencia. – Hizo una breve pausa para coger aire. - Puedo entrar tirando la puerta abajo de una patada, matando a todo el mundo en el proceso. Puedo estudiar el entorno, reunir información y prepararnos adecuadamente para evitar bajas civiles en la medida de lo posible. – Cogió la jarra, vació su contenido de un trago que cayó por su gaznate sin ninguna dificultad y volvió a dejarla con violencia sobre la mesa. – Pero nunca. Nunca. Me pidas que sea cómplice de la trata de blancas. – Escupió al suelo, mostrando su repulsión ante tal idea. - ¿Os parece graciosa la esclavitud? ¿Ser vendida como un trozo de carne para posteriormente ser abusada sexualmente hasta la extenuación? Eso las que tienen suerte… - Respiró pesadamente intentando reprimir la ira. – No, conmigo no contéis para ese plan. Si cambiáis de parecer estaré esperando fuera.

Se acomodó las armas en el cinto, recogió la pitillera y los fósforos y tras dejar caer unos berries sobre la mesa a modo de pago se dirigió hacia la salida de la taberna, dando un fuerte portazo a su salida.

Apoyó el pie en una pared exterior del Trago del Marinero y se encendió otro cigarro, intentando calmar los nervios para volver a pensar con lucidez. Había invertido demasiado tiempo y esfuerzo en aquel trabajo y su tripulación probablemente dependiese de la información que obtuviese para su siguiente movimiento. No iba a dejar que aquellas ideas tirasen a la borda todo lo que había conseguido hasta el momento.


Resumen
#8
Silver D. Syxel
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Aviso



Trago del Marinero, Loguetown
Día 13 de Verano del año 724

El bullicio dentro del Trago del Marinero continuaba sin pausas, pero en el exterior del local, la atmósfera era completamente distinta. Dharkel se apoyaba contra el muro, calada tras calada, en un intento por calmar la tormenta que su mente y recuerdos habían desatado. La repulsión ante la propuesta seguía clavada en su pecho, una sensación que las bocanadas de humo no lograban disipar.

Dentro, Rocket y Lemon seguían en la mesa, observando la jarra aún temblorosa después del golpe que había propinado Dharkel. A pesar de la euforia y entusiasmo con que se había propuesto el plan, la conversación había tomado un giro inesperado y, tal vez, tendrían que ajustar el rumbo. La realidad era que el equipo tendría que llegar a un acuerdo si querían alcanzar a Walsh en el Plut-0 y arrancarle las respuestas que buscaban.

La elección de cómo proceder seguía siendo de ellos. Si deseaban volver a conversar para retomar el plan o seguir otro camino, dependía de sus decisiones. Dharkel no estaba lejos; su figura se distinguía por una nube de humo en el callejón junto al local. Quizás, con las palabras correctas, podrían persuadirlo, incluso si eso significaba una nueva estrategia más acorde a sus ideales.

Fuera de cualquier contratiempo o diferencia de opiniones, el objetivo continuaba siendo claro: debían acceder al club Plut-0 para encontrar a Walsh y desentrañar la red que parecía estar implicada en la desaparición de tantas personas en Loguetown.

Información
#9
Rocket Raccoon
Rocket
Esclavitud. La ausencia de libertad, el sometimiento absoluto, el control de una vida por otra. La explotación de aquellos que, por caprichos del destino o por errores que nunca fueron suyos, cayeron en las manos de quien convirtió sus días en una cadena de abusos y humillaciones. Para un esclavo, la vida se reduce a una sola cosa: ser útil para el que siembra el miedo en su alma, solo para sobrevivir otro día, arrastrando su existencia en una realidad vacía de esperanza. ¿Cuántas veces habrá pasado por sus mentes que el alivio de la muerte sería preferible a la opresión sin fin?

¿Habían conocido acaso alguna vez algo que no fuera sufrimiento? Tal vez, solo tal vez, algunos de ellos probaron alguna vez la felicidad, aunque fuese breve. Tal vez fue ese recuerdo, esa chispa que un día iluminó sus vidas, lo que los mantenía aferrados a la realidad, soportando el abuso en nombre de una tenue esperanza, creyendo que al final del túnel siempre habría una luz que los esperaría.

Las palabras del pelinegro, cargadas de una rabia apenas contenida sobre el trato hacia las trabajadoras sexuales, atravesaron mis defensas como una flecha. Habían tocado algo profundo, algo que llevaba tiempo sepultado en el rincón más oscuro de mi memoria, el mismo que había hecho que luchara por mi vida un día tras otro. Los recuerdos de aquel lugar, de esa opresión sofocante, comenzaron a arremolinarse en mi mente, y mi rostro dejó entrever el impacto que sus palabras me causaron. No sabía si debía sentir ira o frustración. ¿Debía acaso quitarme de encima la culpa por siquiera haber pensado en contratar a unas mujeres que, como yo, quizás también habían sufrido explotación? Nunca se me ocurrió que esas mujeres podían estar pasando por algo similar. Pensaba que era solo un trabajo, uno entre tantos, sin imaginar que para algunas de ellas pudiera representar una cárcel.

Algunas lágrimas se escapaban, no las supe contener, y creo que ni siquiera lo estaba intentando. Parecían ser lágrimas de ira, pensar por algún momento en ser uno de esos hijos de puta que jugaban a ser dios con mi cuerpo, no podía creer que de mis palabras surgieran una idea como usar a esas mujeres para un beneficio propio.

Miré a Lemon, sintiendo un nudo en la garganta que me dificultaba hasta respirar. Dharkel se había marchado, dejando tras de sí su jarra vacía y unos cuantos billetes sobre la mesa de madera desgastada. -¿Es verdad?...- mis palabras se quebraron en el aire, y sentí cómo se acumulaba en mi pecho una extraña mezcla de vergüenza y desconsuelo. Era difícil, casi imposible, sacar a la luz siquiera una mínima fracción de aquellas experiencias que habían sido encerradas en lo más profundo de mi memoria. Con voz apenas susurrada, continué. -¿Lo que dice de ellas, es verdad? Joder, eh…-

Mis manos se cerraron en puños, apretando la tela del abrigo que llevaba, como si aquello fuera a sostenerme. Me sentía como un niño que buscaba respuestas en el rostro de alguien que parecía tenerlas todas. Recordé por un instante, que nunca le había contado a mi compañero de batallas ningún asunto privado de ese pasado que todavía hacía añicos mi corazón. Quizás fuera el momento adecuado para abrirme, nunca lo había hablado con nadie. Creía que si no lo mencionaba, pues aquellos recuerdos se desvanecerían sin más. ¿Si no quieres ver la realidad en frente de ti, cierras los ojos no? Pues no parecía ser tan simple.

Tras un par de minutos, parecía que volvía a calmarme. Observé a la puerta que indicaba la salida, y note por debajo las botas de quien, hace un momento, estaban pisando el suelo justo debajo de esta mesa. No se había ido del todo, parecía seguir esperándonos. Pero teníamos que llegar a un acuerdo. 

-Nunca te conté esta parte de mi vida, Lemon.- No sabía exactamente como decir esto, por lo que me cortaba al momento de siquiera intentar soltarlo a mi compañero. Entonces miré mis manos, las cuales llevaban un sin fin de cicatrices a lo largo y ancho de las mismas, incluso algunas de ellas se extendían hasta el brazo, y se las mostré. -En su día, estaban experimentando conmigo... Joder eh. Me agarraban cuando querían, me sacaban de la jaula y bueno... después de despertarme amanecía con nuevas marcas en varias partes de mi piel. Joder eh- Lleve una de mis manos a mi cuello, donde debía estar la espina dorsal. -Y aquí atrás, también, incluso. Joder eh. De ahí mi rabia hacia el gobierno, sí. No era simplemente por molestar a los del poder. La idea que decías, si parecía divertida, y siendo crítico, pues podría resultar bastante útil. Pero creo que estoy con Dharkel. No puedo ser como uno de ellos, eso no... Joder eh.- 

Termine mi bebida, y también saca un pequeño fajo de billetes. -Vamos afuera, Dharkel está ahí esperándonos.-

Al salir del lugar, el olor al cigarro que fumaba el pelinegro volvía a inundar mis narices. -Aquí estas eh. No sabía lo de las... bueno. Joder eh. Lo hablé con Lemon, se le ocurrirá algo más, no te preocupes. Pero está bien conocer los límites de nuestros compañeros, me has abierto los ojos un poco, y sí, al igual que tú, yo también estoy en contra de todo eso. Joder eh.- 

Resumen
#10


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