¿Sabías que…?
...oficialmente el aniversario del manga One Piece es el 22 de Julio, dado que ese día en el año 1997 fue cuando se publico el primer capitulo.
[Aventura] T3 - Haciendo los deberes
Octojin
El terror blanco
Demon Tooth, 47 de Verano.

El clima es tan cálido como el temperamento de un pirata en su primer saqueo. El sudor corre por tu frente, haciéndote notar que, de seguir así, probablemente quieras buscar ropa más cómoda para las temperaturas que hay. El sol, colgado como una antorcha en lo alto del cielo, parece no tener prisa por ocultarse.

La brisa tropical acaricia la densa vegetación, aunque se pierde y no llega a ti. Quizá te viniese bien un poco de aire, la verdad. El canto de aves exóticas se mezcla con el murmullo del pueblo en un sonido que es una mezcla un tanto confuso. Murmullo que te llega a los oídos sin que puedas distinguir nada, pero te es lo suficientemente molesto como para centrarte en el ahora y dejar tus pensamientos a un lado.

Si te mueves por la zona, verás cómo los habitantes están absortos en sus quehaceres y apenas reparan en la imponente figura que tienen delante. Siendo una oni de cuatro metros, pocas veces te ignorarían de tal manera, ¿no?

Nadie parece notar tu cabello dorado alborotado ni los orgullosos cuernos que apuntan al cielo. Eso, o realmente no les pareces un bicho raro. A ver, que no es que yo venga ahora a decirte que eres un bicho raro. Pero es poco común ver a una oni de cuatro metros, eso tendrás que entenderlo.

La cosa es que tampoco parece importarles que, con un solo paso, seas capaz de superar el ritmo cotidiano de las pequeñas multitudes que van y vienen con un aparente rumbo fijo.

¿Qué se pensarán que eres? ¿Una guerrera? ¿Una mercenaria? ¿O tal vez una pirata buscando problemas? Al parecer, nadie tiene prisa por averiguarlo.

La villa en sí está tranquila, pero DemonTooth siempre ofrece opciones tentadoras para alguien con tu energía. Al oeste, podrás ver un gran edificio en cuyo letrero puedes leer "P SAD ". No es un código ni tendrás que rebanarte mucho los sesos, pronto llegarás a la conclusión de que es una posada, solo que tiene algunas letras caídas y, al menos desde fuera, no se ve que esté muy cuidada. Aunque igual te sorprende. La cuestión es que si vas allí te ofrecerán una cama dura como la consciencia de un pirata arrepentido.

Por otro lado, al este, podrás divisar una zona algo más transitada. Una taberna que zumba con rumores frescos y cervezas que, con un poco de suerte, no habrían pasado su fecha de vencimiento. En principio no ves mucho más desde tu zona, pero es posible que si no quieres ir a ninguno de esos lados, puedas caminar hacia alguna de las dos direcciones y veas algo más. Aunque elegir entre descansar tus fatigados huesos... o darle alimento y bebida a tu cuerpo, no parece un mal comienzo.

Por el momento todo está en calma... Al menos por ahora.

Datos
#1
Sowon
Luna Sangrienta
Personaje

El calor del verano era evidente en aquella isla tropical, la imponente Oni había llegado a la Isla hacía unos días tras navegar en el barco de un conocido que le ofreció dejar atrás la Isla Kilombo. Eran duraderos los recuerdos de aventuras en aquella isla, los trabajos que había realizado casi sin parar con el fin de ganarse la confianza y el dinero suficiente, pero sobretodo en busca de un reto que le hiciera dejar atrás la mayor parte de aburrimiento rutinario. Ahora se encontraba en un lugar diferente, los humanos en ese lugar no parecían tan impresionados por su tamaño, algo en su cabeza parecía indicarle sobre un escenario mucho más emocionante que su anterior isla. Y era que si alguien no mostraba asombro, en su cultura simbolizaba que varios similares o todavía más peligrosos habían atravesado ese lugar. El sudor bajaba por su cuello, a veces llevar esa armadura era algo incómodo, en especial cuando el sol se empeñaba en convertirla en un licuado de Oni. Pero la rubia no parecía mostrar remordimientos, ya que el camino de los guerreros conllevaba sacrificios en varios niveles de la vida. Su cuerpo, curtido por el entrenamiento no pasaba desapercibido para ella, había transcurrido mucho tiempo desde que partió de su hogar en Onigashima, siendo ahora una guerrera que podía valerse lejos de la falda de su madre. Su rostro buscaba un lugar donde poder reponerse, el día se presentaba óptimo para un entrenamiento intenso, pero no podría realizarlo sin antes refrescar su garganta.

Ante los dos posibles caminos, la mujer pudo notar que la Posada vieja conllevaría mucho menos tiempo, perfecto para lo que buscaba ya que solo necesitaba un vaso de agua para ponerse manos a la obra. No le gustaba beber alcohol cuando entrenaba, reponerse con agua o jugos naturales le era mucho más productivo para mantenerse en la senda correcta. Entró al lugar, tuvo razón en que tardaría menos aunque tuvo que cuidar su cabeza de no llevarse más letras del cartel por delante, pidiendo un vaso de agua mientras se acomodaba como podía en la barra. El lugar parecía haber entrado en una crisis dado su competidor mucho más atrayente para las masas sociales de la isla, sin embargo, a la imponente demonio le gustaban los lugares de aire más tradicional. A lo mejor debido a que creció en un clan que era ferviente defensor de aquella manera tradicional de hacer las cosas, ahora lejos de casa, esos recuerdos llegaban a ella como la brisa de verano que no quería tocar su rostro pese al infernal calor del día.

―¿Qué se cuenta por aquí? Los rumores suelen pasar por los oídos de un buen posadero...―

Preguntó sin tapujos, había decidido reponerse de aquel golpe de calor, accediendo a una de las habitaciones del lugar y refrescar la garganta con la humilde agua que corría por ese lugar. Aprovechando para refrescar su rostro con un poco, era un día bastante pesado donde la idea de un combate solo pasaba por una mente tan alocada como la suya. Otros en su posición se hubieran rendido, bajado los brazos y simplemente entregarse en los brazos de un descanso merecido. Pero para la Oni, su combustible era la aventura, la lucha y los rumores eran el medio para conseguir no dejar que sus huesos se oxiden. Una vez sometido aquel golpe de calor, solo necesitaba un rumor o una indicación para volver a enfrentar al astro solar en busca de su siguiente objetivo.

―Asumo que por como me vieron afuera, es normal ver a personas con sus armas e incluso gigantescos demonios que salgan del infierno a pasear entre hormigas de su tamaño. Estoy segura que he llegado a un lugar ideal para poner en práctica lo mucho que me he entrenado en aquella lejana isla. Descuide hombre, no soy una bestia, simplemente no puedo resistirme ante un gran desafío por lo que si conoce algo, aunque solo sea un rumor puede contarme... Mientras no sea una mentira no deberíamos tener problemas...―

Recostada sobre la silla aguardaba las respuestas a sus interrogantes, era la previa ante lo inevitable, como un huracán que esperaba por la hora precisa para arrasar frente a sus oponentes. Sin embargo, su actitud era la de una chica relajada, sonriente con aquellos colmillos que decoraban una peligrosa mirada esmeralda. Solo buscaba un poco de diversión tras haber sentido que las cosas en Kilombo se habían vuelto una rutina, donde sentía que ya no podría avanzar, había llegado buscando nuevos retos y ansiaba que esa isla pudiera ofrecerle un poco de adrenalina a un cuerpo cada vez más preparado para las batallas.

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#2
Octojin
El terror blanco
El ambiente dentro de la posada era un eco distante de mejores días. La madera crujía bajo cada paso, y las sombras de las vigas en el techo parecían más densas de lo habitual. El olor a cruda humedad tampoco ayudaba a sentirse totalmente cómoda.

Un viejo con cabello canoso y un ceño tan fruncido que parecía permanente se acercó con el vaso de agua que Sowon había pedido. No tenía cara de muchos amigos, la verdad. Llevaba una camiseta sucia y un delantal que había visto más batallas que muchos piratas. Su mirada apenas se alzó para reconocer la existencia de la imponente oni de cuatro metros, y con un gesto desganado, dejó caer el vaso frente a ella, como si el simple hecho de servirla fuera una ofensa a su tiempo.

—Si buscas rumores, ve a la taberna como todo el mundo. No hay nada para ti aquí —murmuró con desgana, sin siquiera intentar esconder su fastidio. Tras decirlo, el hombre se dio media vuelta con una torpeza que casi delataba el peso de los años en sus rodillas. No esperaba una respuesta de la oni, y claramente no deseaba prolongar la interacción.

Bueno… Al menos puedes tomar el vaso de agua. Si lo haces, notarás que el agua no está fría, más bien templada. También te sabrá un poco a cal, pero nada que deba preocuparte. Al menos podrás refrescarte un poco. Si tus ojos siguen el camino que el posadero va dejándose mientras se aleja de la barra sin más, podrás escuchar como se vuelve a sumergir de nuevo en su mundo de quejas silenciosas con gestos que desde fuera pueden parecer incluso cómicos.

No pasará mucho tiempo antes de que una figura más joven apareciera en escena. Era una mujer que, por su apariencia, bien podría ser la hija del hombre. A diferencia de su padre, la mujer traía una expresión de leve preocupación mezclada con la incomodidad de tener que pedir disculpas por un mal que no había causado ella misma.

—Perdona a mi padre… Está un poco amargado últimamente —dijo en voz baja, inclinando ligeramente la cabeza. —El negocio no va como esperábamos, y las deudas nos están ahogando. No es excusa, pero… a veces, la desesperación nos hace comportarnos de manera poco adecuada.

La mujer, aunque joven, parecía llevar el peso de la posada sobre sus hombros. Sus ojos, oscuros y cansados, mostraban un atisbo de esperanza al encontrarse con los brillantes orbes esmeralda de Sowon.

—Aun así… he oído algo que tal vez te interese. —Se inclinó un poco más, como si temiera que su padre la oyera. —En el dojo del este, el que se especializa en katanas, están buscando a fieros espadachines para probar a su mejor alumno. Pero te advierto… pocos han salido de una pieza después de enfrentarse a él.

Su advertencia quedó flotando en el aire, mientras observaba a Sowon con un dejo de curiosidad. Había algo de la oni que le recordaba a las historias de leyenda, aquellas donde héroes y demonios caminaban entre los humanos, buscando emociones tan grandes como ellos mismos.

No podrás evitar notar cierta incomodidad tras esa información, pues la mujer sigue enfrente tuya con una sonrisa y no parece dispuesta a alejarse. Quizá esté esperando algo de ti. ¿Una moneda? ¿Un gracias? O quizá solo quiere hablar.
#3
Sowon
Luna Sangrienta
La respuesta del posadero era tan pesada como el agua que bajaba por su garganta, la Oni suspiró con pesadez ante la situación. Frunció el seño pero no deseaba causar problemas en un lugar al que recién llegaba y menos cuando solo necesitaba reponer energías, se rascó la cabeza pensando en probar suerte llegando a la taberna que parecía mucho más llena. Ese había sido el mensaje de aquel posadero amargo, más que cualquier té de hierbas. Aunque para su fortuna una voz le detuvo, bajó la mirada para asegurarse que no había pisado a nadie al entrar y pudo identificar a una muchacha con una mejor predisposición a la hora de hablar. Los problemas que le contaba eran evidentes, la posada no atravezaba su mejor momento y era evidente por el letrero casi en ruinas, la calidad de las cosas y la nula actividad comparada con la taberna. 

—Puedo notar que no tienen sus mejores años, pero este lugar tiene su encanto rústico y al menos tiene un techo. Mi abuelo solía decir que al menos bajo techo se está mejor, si pudiese hacer algo para traerles clientes lo haría ya que me ha tocado tener que revolcarme en el lodo para hacer mi propio dinero.—

Y si que lo había hecho en las granjas de la Isla Kilombo, arando la tierra bajo el sol y cuidando de los animales durante las mañanas, rescatando gatos y alimentando perros en las calles. Toda una poesía de trabajo duro, esfuerzo y un camino desde el barro hasta llegar a esa posición donde podía costearse sus propias cosas gracias al dinero que se había ganado. Siguió escuchando, una mirada de ilusión se apoderó de los brillantes ojos verdes, incluso agachando su cuerpo para presenciar más de cerca a su interlocutora. Parecía un enorme gato con cuernos, meneando su cintura y recostada sobre sus cuatro extremidades a la escucha de las instrucciones que le llevarían a un nuevo desafío.

—¡Eso es lo que estaba buscando! ¿Un alumno? Suena a alguien que ha dedicado toda su vida a perfeccionarse, algo que realmente puede llegar a ser un interesante combate. No tengo miedo a un corte o dos, la vida de una guerrera está forjada a base de heridas. He perdido la cuenta de cuantas veces me astillé los dedos o me corté por un mal movimiento.—

Comentó pegando un brinco y chocando la cabeza contra el techo por la emoción, aunque parecía ajena a ese pequeño percance y sumamente concentrada en los relatos sobre sus entrenamiento acercando sus manos a la chica para enseñarle algunas marcas lejanas producto de los mismos. La Oni se caracterizaba por un entrenamiento brusco, fuerte y lleno de esfuerzo casi extinto en aquellos días. Una rutina que estaba inspirada por el arte conservador de Onigashima, donde su cuerpo se llevaba al límite para renacer más fuerte y donde cada marca se blandía con orgullo.

—Me gusta esa sonrisa tuya, si no fueses tan pequeña podría considerarte para ser mi esposa. ¡Bwahahaha! Solo bromeo, puedes quedarte con el cambio por la información y si quieres venir conmigo para guiarme hasta ese dojo no voy a ser yo quien lo impida. ¿Al este? Bien, prometo dedicarles mi victoria y traer bastantes clientes a este lugar...—

Comentó con una sonrisa dejando el dinero sobre la mesa y ajustando su espada gigante a la espalda junto con la mochila a sus hombros. Dedicó una mirada a ambas personas, levantando un pulgar mientras se retiraba, no era una promesa pero le gustaba devolver los favores si era verdad que había un prometedor oponente esperando. Mientras marchaba al Este se giró una vez más a la posada, por si la muchacha deseaba seguirle, tras unos instantes volvió a marchar.

Por su mente se debatían los diversos estilos de la espada, los diferentes usos que alguien podía darle a un arma que en principio solo existía para cortar y apuñalar. En su caso, la gigante mole de hierro que portaba en su espalda, afilada como la más peligrosa verdad, podía ser considerada un garrote por algunos menos experimentados. Pero era ideal para lo que ella buscaba, un estilo brusco, directo y donde un simple movimiento podía cambiar las tornas de cualquier batalla. Lentamente, la figura del Dojo parecía florecer en el horizonte, haciendo que su cuerpo olvidase por unos instantes el veraniego clima que golpeaba la isla.
#4
Octojin
El terror blanco
La mujer sonríe ante tu propuesta de hacerla su mujer, aunque cuando le dices que es broma parece tener una risa bastante más nerviosa. Vaya, creo que has perdido una buena oportunidad... Cuando le dices que si te quiere acompañar, parece que incluso se lo llega a pensar, pero rechaza tu invitación, argumentando que no puede dejar a su padre solo o perderán a los pocos clientes que tienen. Entendible, ¿no? Seguramente si el viejo cascarrabias se queda solo unas horas, eche de allí a todo el mundo a la mayor brevedad posible.

Tras la negativa de aquella mujer, el camino hacia el Este de DemonTooth se extiende ante ti, bañado por la luz solar que continúa implacable, haciendo que el sudor siga siendo algo bastante molesto. Hay pocas sombras por el camino dada tu altura, pero sin duda si ves alguna la querrás usar. Avanzas con pasos firmes y amplios, cada uno de ellos cubriendo lo que para un humano habría sido el doble. A medida que avanzas, a tu alrededor, el denso follaje ofrece algo de sombra, pero no la suficiente como para aplacar el calor que te envuelve.

A lo lejos, el dojo comienza a asomar entre las hojas de los árboles. Puedes ver su silueta, que destaca bastante en el horizonte. Parece que está construido en un sitio estratégico donde no hay nada más que vegetación y naturaleza. Puede que eso sea parte del entrenamiento también. Al menos, forma parte del prototipo de espadachín, ¿no?

Sin embargo, antes de llegar a tu destino, hay una escena que cambia frente a ti. A unos metros, un grupo de jóvenes espadachines entrena con vigor, blandiendo armas de madera y concentrándose en golpear los robustos troncos de los árboles cercanos. El sonido del choque resuena en el aire con firmeza. Algunos atacan con fuerza bruta, mientras que otros, menos experimentados, seguían un patrón simplificado que, aunque efectivo, carece del impacto que los más fuertes lograban.

El instructor, un hombre de mediana edad vestido de negro, se mueve con agilidad y elegancia entre ellos, corrigiendo posturas y brindando indicaciones a los más inexpertos. Parece que le encanta lo que hace, y a juzgar por cómo se desenvuelve, parece que lleva años haciéndolo. Si te fijas un poco en cómo están empelando las técnicas, en sus posiciones, y la contundencia de sus golpes, podrás llegar a la conclusión de que estos chicos están en las primeras fases de su aprendizaje. Algunos lucen como si estuvieran a punto de derribar un árbol por pura terquedad, mientras que otros muestran un enfoque más calculado, buscando aprovechar el filo de sus movimientos.

A lo lejos, más allá de aquel grupo, el dojo se hace cada vez más visible, una construcción robusta y tradicional que promete más desafíos dentro de sus muros. Parece que tienes varias opciones, puedes bordear el área de entrenamiento, evitando interrumpir la lección de aquellos jóvenes y tardar algo más, o por el contrario, puedes cruzar directamente por el centro, sabiendo que tu imponente presencia no pasará desapercibida y, posiblemente, cause una reacción incómoda entre los alumnos e incluso su instructor.

El sol no muestra piedad, y cerca de allí, a la derecha, un río serpentea por el paisaje, con sus aguas cristalinas llamando la atención de cualquiera que esté sintiendo el efecto del calor abrasador. Quizás un chapuzón, o al menos refrescarte un poco la nuca y limpiarte el sudor de la frente antes del combate no esté mal. En cualquier caso, puedes seguir con la promesa de un combate emocionante en mente, sin distracciones.

El dojo está cerca, y con él parece que tu destino, que se decidirá pronto.
#5
Sowon
Luna Sangrienta
Con la promesa de regresar a aquella taberna con más clientes, la Oni avanzó con paso firme buscando su próximo destino sin pensar que la caminata pudiera llegar a ser tan larga. Sentía el sol sobre su espalda y pese a tomar los caminos más frondosos era evidente el calor de aquel lugar. Si estuviese de vacaciones no sería un impedimento, pero cuando se trataba de caminar buscando una ubicación, todo se hacía mucho más pesado. Reconfortaba su mente imaginando el combate prometido, casi caminaba en modo automático, siendo que sus ojos visualizaban la sombra que tomaba el lugar de un oponente imaginario para adaptarse a su estilo. Ella nunca imaginaba a un oponente débil, la sombra llegaba a ser bastante poderosa y le forzaba a emplear casi toda su capacidad para defenderse. Era mejor distraerse en aquel combate que seguir pensando en su sudor, el peso de sus cosas y el astro solar que proyectaba su sombra como un fantasma del cual no se puede escapar.

Su pensamiento fue interrumpido por los sonidos del dojo, la imponente mujer sacudió la cabeza para volver a la realidad, posando sus ojos en los alumnos y el profesor a cargo.

—Algunos tienen talento, otros deberán esforzarse más, aquel tipo de negro parece bastante competente...—

Masculló sin moverse de su posición, observaba atentamente lo que sucedía y cómo lo hacían, sus movimientos, costumbres y algo de suma importancia entre los espadachines: el protocolo. Si bien la mujer podía parecer una bruta, era alguien que se dedicaba intensamente al entrenamiento y podía seguir unos protocolos sin mucha dificultad aunque luego terminase por  poner apodos ridículos porque era muy mala para recordar nombres. Tras observar el lugar desde su posición, decidió marchar al lago y refrescar su rostro, su nuca y su cabeza para estar lo mejor posible, no tuvo pudor en abrir su armadura hasta que esta cayese en cascada por su cintura para refrescar su torso dejando muy buenas vistas a cualquiera que mirase hacia el lago.

Tras refrescarse, volvió a colocarse su armadura, mucho más fresca y liviana, aseguró su bolso y su fiel espada Matareyes a la  espalda para regresar en busca del instructor que había visto. Se había tomado su tiempo para no irrumpir en plena clase, el agua todavía goteaba de su cabello cuando apareció como una imponente figura que juntó sus manos delante de su pecho y agachó su cabeza imitando la reverencia que había visto minutos antes como muestra de humildad.

—Señor, he venido porque escuché los rumores de un alumno que excede las expectativas y quieren probarlo contra otros espadachines. Me llamo Sowon, provengo de un extenso linaje de fieros guerreros y entreno el arte de la espada desde que tengo memoria. Sería un honor para mí tener un entrenamiento con ese alumno, y siendo sincera, no creo que todos los días tenga oportunidad de medirse con un oponente de mi calibre.—

Expresó directa, sincera y con una sonrisa despreocupada mientras levantaba la cabeza posando sus ojos en aquel instructor pero pese a su intimidante tamaño sin muestras de peligro u hostilidad. Había elegido un enfoque tradicional, que le recordaba a su hogar y su clan, su madre siempre había dicho que con la honestidad se abrían más puertas que con solo golpes y su padre le indicó que cuando se llegaba a un dojo era importante hacerse notar pero sin caer en la arrogancia. La Oni representaba esos valores y era plenamente consciente de que su tamaño podía imponer, sacudió su cabello hacia atrás antes de volver a hablar.

—No pude evitar ver como entrenan mientras llegaba, se nota que hay varias promesas en este lugar y si me voy a enfrentar al mejor de su generación no me imagino lo fuerte que pudo hacerse con profesores tan dedicados. Yo no tuve esa suerte, todo mi aprendizaje fue obra de mi propio esfuerzo, hasta crear algo que fuese funcional.—

Comentó cruzada de brazos y esperando ser guiada al  lugar del combate, ella era una creación del trabajo duro, de aquellos que golpeaban  los troncos con fuerza bruta y estaban hechos para blandir armas que involucraban la fuerza en lugar  de un arte técnico refinado. Una mujer forjada en duros terrenos y misiones de riesgos altos a muy temprana edad,  cuyo entrenamiento solo le había vuelto mucho más peligrosa. La prueba estaba justo en su espalda, aquella bestia de acero que llevaba como una extremidad más a todos lados, era algo que no cualquiera podría llegar siquiera a levantar y mucho menos imaginarían que se pudiese blandir.
#6
Octojin
El terror blanco
Sientes cómo el agua corre por tu cuerpo tras llegar al río y eso te reconforta bastante. Entre el calor y la armadura, dirías que has tenido días más cómodos. Pero al fin y al cabo, ya estás cerca de tu objetivo, esa ansiada pelea, así que no te puedes quejar mucho.

El instructor que hasta entonces había estado corrigiendo a los jóvenes espadachines, alzó la vista al escuchar tu imponente voz. Su rostro, marcado por los años de experiencia, reflejaba una mezcla de curiosidad y respeto ante la imponente oni que se había acercado de manera tan respetuosa. Tras un breve intercambio de miradas, él asintió lentamente, como si comprendiera de inmediato que Sowon no era una simple curiosa en busca de emociones pasajeras.

—Parece que el destino te ha traído hasta aquí —dijo el instructor, aplicando una voz calmada y serena, como si cada palabra estuviera bien medida. Se giró hacia los jóvenes que aún estaban practicando con los árboles y, tras aplaudir dos veces para captar su atención, les dio la orden directa —¡Cinco vueltas alrededor del dojo! Después, podéis descansar cuatro minutos.

Los aprendices, aunque sudorosos y algo exhaustos, obedecieron al instante, comenzando su carrera en torno al dojo bajo la atenta mirada de su maestro. No era la primera vez que lo hacían, pues todos adoptaron un ritmo relativamente tranquilo que les permitiese dar todas la vueltas sin llegar a morir en el intento. El instructor, sin perder tiempo, hizo una reverencia respetuosa que contestaba a la tuya y te invitó a seguirlo.

El camino hacia el dojo era corto, pero cargado de una atmósfera solemne. A cada paso que dais, el entorno se volvía más tranquilo, como si el propio lugar estuviera impregnado de la seriedad y la dedicación que el entrenamiento requería. Sin duda, combatir en un sitio así debía ser increíble... Qué suerte tienes, Sowon.

Antes de siquiera darte cuenta, llegas al dojo. Una estructura tradicional de madera oscura se irgue como una fortaleza del espíritu y el arte de la espada. Un templo para los devotos de la katana, que luce limpio y cuidado como cualquier edificio de culto debiera estar. Sus techos inclinados parecían apuntar al cielo, y cada tabla de madera había sido pulida por el tiempo y el sudor de innumerables guerreros que habían pasado por allí, entrenando y venerando lo que a priori parecían una simples maderas pero para ellos lo eran todo. Sin duda, aquello era mucho más de lo que parecía a simple vista.

Frente al dojo, el instructor se detiene y, con una sonrisa, te pide que aguardes ahí un momento. Él entra en el edificio con pasos silenciosos, dejando que puedas sumergirte en la atmósfera del lugar. A tu alrededor, el sonido de los aprendices corriendo y el murmullo del viento entre los árboles es lo único que rompe el apacible silencio. Tras un momento que te puede llegar a ser más largo de lo que quisieras, la puerta del dojo se abre lentamente, y el instructor sale acompañado de un joven, que camina con una tranquilidad pasmosa hacia tu ubicación.

El joven no es ni más ni menos Yui Suzuki. El alumno más aventajado del dojo, y del cual hablan muchas historias de la isla. Ha peleado contra una gran cantidad de gente, y solo ha perdido contra su sensei en innumerables ocasiones. Su dominio de la espada es magnífico, como pronto parece que podrás observar.

Yui, con su larga cabellera negra recogida en una coleta, camina con una elegancia propia de alguien que ha dedicado toda su vida al perfeccionamiento de su arte. Tras varios pasos lentos, sale de detrás del instructor y se acerca hacia ti. Lleva una katana en la cintura que es decorada por una funda elegante con tonos oscuros. Su complexión es atlética y su porte da la impresión de que el tipo es tan ágil como fuerte. Cada uno de sus movimientos parece medido, como si incluso la forma en que respira estuviera calculada al milímetro. Viste con un traje tradicional, oscuro, que destaca su figura esbelta pero poderosa. Sus ojos, afilados y centrados, se alzan y se posan sobre ti una vez está a escasos centímetros tuyo con una mirada que destila confianza.

—Soy Yui Suzuki —dijo, extendiendo la mano hacia ti con una sonrisa tranquila, aunque no exenta de una ligera arrogancia—. Será un honor enfrentarte en combate.

Tras el intercambio de saludos, Yui te guiará hacia una explanada un poco más alejada del dojo. La hierba, densa y verde, ofrece un suelo mullido bajo tus pies, ideal para un combate. Desde luego si caes al suelo podrás amortiguar la caída de manera bastante fácil. Una brisa ligera os acaricia el rostro de ambos, como si el mismo aire estuviera expectante de lo que está por suceder.

Una vez en posición, Yui desenfunda su katana con un movimiento fluido, que refleja años de distintos entrenamientos. La hoja brilla bajo el sol mientras el humano adopta una postura defensiva, con sus pies bien plantados y los brazos firmes pero relajados. Claramente, Yui estaba ofreciendo a Sowon el primer ataque, confiado en su capacidad de reaccionar ante cualquier embate. O quizá simplemente era un caballero que, en campo propio, cedía el primer ataque a su rival.

—Puedes empezar cuando quieras —dijo, con una voz calmada y serena, pero cargada de emoción contenida. La batalla estaba por comenzar.
#7
Sowon
Luna Sangrienta
La serenidad y profesionalidad del lugar se respiraba, los alumnos pese a su cansancio no cuestionaban a su maestro, era un entrenamiento tan jerarquizado como los que recordaba en su tierra natal. El hombre hablaba del destino, la Oni levantó la ceja, nuevamente aquella medida ilusoria que los humanos tanto solían emplear para referirse a las cosas, para la mujer era un terreno inexplorado y que lentamente se estaba acostumbrando. Los sueños, el destino, los hilos invisibles que movían los sucesos como un tablero... eran pensamientos que ella no compartía, prefería pensar que todo lo que sucedía estaba en manos de sus acciones y que lo que debía ocurrir era gracias a esa muchacha que le comentó al respecto. Si iba a la taberna en lugar de la posada a lo mejor la enviaban a cazar unos bandidos, a matar algunos piratas o terminaba envuelta en alguna aventura muy diferente. El fresco del agua se sentía todavía en su piel cuando avanzó hasta el interior del lugar, el ambiente era tal y como recordaba su infancia, un templo y a su alrededor los humanos que entrenaban para perfeccionarse. Su mente encontró la calma antes de la tormenta, cerró sus ojos, respiró profundamente y dejó que el sonido del viento le guiase mientras aguardaba en el lugar que le habían indicado. Sus manos siguieron el camino de su respiración, lentamente hasta su pecho, soltando de pequeños suspiros hasta finalmente abrir los ojos al sentir la puerta. Se notaba emocionada, ese chico parecía fuerte a la distancia, su porte y actitud no dejaban dudas de que había derrotado a numerosos retadores era justo lo que estaba buscando.

―Shinozaki Sowon, el placer es mío por dedicar parte de tu tiempo en darme un poco de trabajo, siempre me ha gustado intercambiar algunos golpes con un compañero de armas.―

Respondió el saludo mientras estrechaba con cuidado la mano del joven, no solo por la diferencia de tamaños si no por lo pequeña que podía llegar a ser una mano humana en una que superaba con creces su tamaño. El joven parecía bastante respetuoso, aunque la Oni podía notar esa arrogancia que había presenciado en otros espadachines, era algo común cuando nadie parece ser lo suficientemente entretenido. Mientras le seguía para comenzar su combate, pensaba en el motivo por el cual habían estado buscando oponentes para el chico, la guerrera podía intuir que a lo mejor era para que no cayese en un exceso de confianza. El alumno llegaba a superar al maestro, la edad y los años pasaban factura incluso a los monstruos más intimidante, por lo cual si el joven se convertía en un campeón imbatible terminaría por ser un maestro descuidado que creyese que nada podría hacerle caer. Por el contrario, las derrotas consecutivas le harían perder la confianza y a lo mejor frenar su desarrollo por tal motivo seguramente evaluarían a cada persona que llegaba y eso le incluía a ella. ¿Sería parte de los que perderían? ¿O sería la encargada de demostrar la fuerza del mar que rodeaba ese pequeño trozo de tierra?

―Muy bien, entonces iré con todo desde el inicio, no me agrada contenerme contra un gran rival. Yui, disfrutemos de esta danza entre aceros y busquemos evolucionar mutuamente mientras el paisaje es testigo.―

La sonrisa de Sowon, a diferencia de la del joven, estaba desbocada en emoción se notaba que la Oni no ocultaba sus emociones y disfrutaba de expresar su estado anímico como pocos podían atreverse. Hasta sus ojos parecían adquirir cierto factor, por linaje o simplemente por contraste de la luz, felino y salvaje. Su mano diestra desenvainó la enorme espada de su espalda, preparada para un ataque frontal, el enorme acero era todo un deleite visual y claramente no era un acero común, era una obra artesanal que se distinguía de espadas mediocres aunque mucho más rústica en diseño que la hermosa espada de su oponente. Su pie se deslizó suavemente por el terreno, uno que ciertamente le amortiguaría la caída en caso de necesitarlo, esperaba no hacer demasiado el ridículo en aquel intercambio ya que buscaba dejar una grata impresión y la necesitaba si deseaba cumplir su deseo de promocionar esa posada.

Una gota de sudor cayó de su rostro dado la brisa del viento y fue en ese momento que avanzó con cizaña, utilizando la ventaja de su espadón para descender un tajo simple pero con la monstruosa fuerza de su portadora, buscando un corte frontal y sin trampas, un ataque tan directo como la actitud misma de la portadora. Sus ojos buscaban una abertura en una guardia tan precisa, fue cuando luego de ejecutar su ataque de presentación dirigió un corte lateral buscando barrer con su arma y forzar a su oponente a retroceder tras su primer toma de contacto. Era una forma bastante sencilla de afrontar sus batallas.

Cizaña
ESP101
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 1
13/9/2024
22
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible, causando +10 de daño de [Colisión].
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño cortante]


Tras ejecutar su primer ofensiva, la Oni esperó pacientemente con la guardia en alto, su espada estaba calentando y ella finalmente estaba en en pleno disfrute. Su armadura preparada, su espada delante y un oponente prometedor que ocultaba varias sorpresas o eso le habían comentado, no era momento de tomarse las cosas con calma, si no para poner en práctica todo lo que durante esos días había estado entrenando por su cuenta. El choque entre un estilo rústico nacido del esfuerzo y un estilo refinado que nacía de la dedicación y la técnica. Entre alguien con fuerza y un oponente ágil que buscaría sorprender en cualquier segundo, durante aquellos segundos solo había una persona alrededor de la Oni y esta era su rival.

Vida: 829 / 829

Energia: 283 / 296


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#8
Octojin
El terror blanco
El primer movimiento de tu espada es directo, un golpe cargado de la fuerza que solo alguien como tú podría manejar. El filo desciende con una potencia brutal, buscando quebrar la defensa de Yui. El joven espadachín, atento, comete un visible error al creer que es un golpe menos eficaz. Ejecuta una técnica destinada a dispersar tu fuerza a lo largo del filo de su katana, buscando neutralizar el impacto sin tener que enfrentarlo de frente. Pero no se espera semejante golpe.

En cuanto tu espadón colisiona con su defensa, ves cómo su expresión se transforma de confianza a sorpresa. Y no sólo eso, ahora mantendrá otra cara durante el resto del combate. Has herido su orgullo, eso está claro. Como podrás notar, la técnica de Yui es inútil ante la magnitud de tu fuerza, y el impacto resuena en el aire, rompiendo la defensa del joven y rasgando su uniforme. Un corte limpio atraviesa parte de la tela, dejando al descubierto un costado de su torso. Pero has sentido una extraña sensación, como si no solo hubieras rasgado tela, sino también algo de piel. De todos modos, la rapidez con la que se va transcurriendo el combate no te deja observar si tu golpe ha sido más o menos efectivo, la cuestión es que lo ha sido.

La sonrisa que antes brillaba en el rostro de Yui se desvanece, pero solo por un instante. En lugar de retroceder, recupera su postura con rapidez y se lanza hacia adelante. El segundo ataque que realizas es chocado con gran destreza, y esta vez, su respuesta no se hace esperar. Con una fuerza inesperada, Yui empuja tu espada hacia atrás y avanza con determinación. Su katana se desliza en un movimiento ágil y preciso, y aunque tú mantienes tu postura, el joven logra conectar un golpe que te hace retroceder. No parece haber sido tanto la fuerza que ha aplicado sino la destreza que tiene con su arma. La cuestión es que el movimiento que realiza no es suficiente para hacerte caer, pero sientes el impacto en tu costado, su fuerza es notable. ¿Acaso te ha dado con el canto de la katana? ¿O ha sido tu armadura la que ha recibido el impacto?

En cualquier caso, el intercambio de golpes es feroz. Él, rápido y calculador, y tú, poderosa e implacable. Ambos habéis dado un golpe que marca el inicio de lo que promete ser una batalla intensa. Yui, pese a haber recibido el primer golpe, no muestra señales de flaqueza. En cambio, parece más enfocado, más decidido.

La explanada se llena del sonido de los aceros chocando, mientras ambos os miráis con ojos encendidos. La verdadera danza de espadas acaba de empezar, y sabes que tanto tú como Yui estáis completamente inmersos en ella. No tardan en llegar los primeros espectadores. Al principio solo son jóvenes que estaban entrenando y parecen haber acabado, pero pronto más y más gente se acerca a ver cómo los dos lucháis por vuestro orgullo. Habrá como alrededor de veinte personas por ahora.

Yui, desde su posición, con un ágil movimiento y sin dejar de mirarte a los ojos, ejecuta una poderosa técnica con su arma lo más rápido que puede, ejerciendo un tajo con la misma presión del aire que se libera con el movimiento. El tajo provoca una onda cortante que podría alcanzar hasta los veinte metros y se dirige directamente hacia ti. Parece que se acabaron las tonterías.

Daños
#9
Sowon
Luna Sangrienta
La emoción de Sowon se sentía con el choque, la sensación de cortar y atravezar aquella defensa, el aroma de la sangre era todo lo que necesitaba para emocionarse. Era uno de los primeros rivales que lograba moverse tras recibir uno de sus ataques, su sonrisa salvaje se había disparado no por el exíto de la embestida si no porque su rival seguía vivo. Solo podía significar una cosa, ese sujeto era fuerte y adoraba que le hubieran permitido chocar aceros con alguien tan prometedor, el segundo choque le hizo levantar una ceja al sentir que su ofensiva era repelida con tal destreza. Pocos lograban frenarle y al parecer en choques directos su oponente parecía tener algo de ventaja. Llevó su mano izquierda a su costado tras el golpe, palmeó la armadura een aquella zona, seguramente habría quedado algún moretón para el próximo día.

—¡Esto es lo que esperaba! Un arma capaz y un oponente a la altura... Esta sensación, esta emoción de poder ser cortada y esa sonrisa... ¿Tu también lo buscabas verdad? Un oponente que sea un reto lejos del mismo entrenamiento, poder utilizar tus capacidades a sabiendas que no matarás a tu rival por mucho que te excedas... Yo voy a recibir lo que uses y lo devolveré con toda mi fuerza...—

Su voz sonaba aguerrida, con una emoción desbordante en contraste con la sonrisa calmada de su oponente, era la colisión de dos mundos completamente opuestos. Uno dedicado al aprendizaje y el otro forjado a golpes, dos armas que buscaban saciar su sed de sangre contra oponentes realmente valiosos. Sowon sujetó el arma con ambas manos, ignorando a quienes habían llegado a observar, en su mente solo había lugar para alguien y el hecho de distraerse por simples expectadores podría darle una apertura a su peligroso oponente.

Reverso
BER302
BERSERKER
Defensiva Activa
Tier 3
26/9/2024
39
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Una habilidad defensiva algo bruta en la que se buscará golpear una ofensiva con el dorso romo de la espada con tal de aplicar un impacto directo más que un corte, buscando Migitar el mayor daño posible. Y en el caso de lograr Mitigar por completo la ofenfensiva, con el mismo movimiento trazado para ejecutar la tecnica, lo extenderia golpeando al enemigo en caso de ser una ofensiva melee, efectuandole un Golpe Básico, adicional al limite del turno. O en el caso de ofensivas en base a proyectiles, retornando estos contra su ejecutor con el 50% de su daño original.
Defensa Pasiva + [FUEx2,6] de Daño Mitigado


La onda cortante no se hizo esperar, la mujer mostró una mirada seria mientras chocaba con una ofensiva brusca pero eficiente, era simplemente un ataque peligroso que no quería arriesgarse a recibir de frente. Su bloqueo logro frenar parte del impacto pero sus ojos se abrieron al ver que aquella onda de choque se abría paso y le impactaba de lleno, algo más debil pero con la suficiente fuerza para hacerle clavar su enorme espadón en el suelo evitando salir volando por los aires. Pero la Oni estaba llena de sorpresas, suspiró mientras sujetaba la espada nuevamente, Yui había resultado un oponente interesante y deseaba seguir probando sus capacidades.

—No estuvo mal, ese ataque es peligroso, supongo que deberé responder de igual manera. No me contendré ante un rival que se ha mostrado tan fuerte, iré subiendo mi intensidad, solo te pido que no te mueras. Había olvidado lo bien que se siente ser cortada, es mi turno...—

Bromeó mientras se preparaba para una nueva ofensiva, no estaba dispuesta a matar, pero los maestros de la espada no peleaban con todas sus fuerzas si no ponían algo en juego y ella solo ponía su vida en esa balanza. El orgullo, los sueños e incluso las promesas eran cosas que para su forma de ver el mundo carecían del valor para apostarse en un arte tan precioso como el de la espada. Se levantó como si ignorase el corte que había logrado atravezar su ofensiva y con una sonrisa animada apuntó el filo en una postura más parecida a un empalamiento.

Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 2
14/9/2024
33
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un [Dash] de hasta 8 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido del Dash.
Golpe Basico + [FUEx2,2] de [Daño perforante]


Solo tuvo que avanzar en un desplazamiento inhumano cargado de fuerza y fiereza, ser superada solo le hizo aumentar la potencia con la que cargaba, su nuevo ataque buscaba empalar a su enemigo ignorando todo tipo de defensas. La Oni había regresado a un estado de disfrute, todo su cuerpo estaba recorrido por la adrenalina y deseaba buscar el mayor reto de su vida tras tanto tiempo de inactividad real. Un corte no significaba nada si al final podía llevarse una buena experiencia, solo esperaba que Yui estuviera atento, todavía no había utilizado los ataques más poderosos de su arsenal pero no dudaría en emplearlos si aquel sujeto continuaba desafiando sus límites.

Vida: 779 / 829

Energia: 237 / 296


Pasivas


Daños
#10


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