Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
[Aventura] [T2] - Tesoro o Madrazos
Son Goku D. Namek
Dr. Goku
DemonTooth, 60 de Verano

DemonTooth, una isla tropical llena de frondosa vegetación y exuberantes paisajes, es un paraíso salvaje que oculta secretos en sus profundidades. Sus dos imponentes montañas que representan los colmillos del demonio, se alzan al horizonte como símbolos intimidantes, otorgándole a la isla su nombre y un aire de misticismo. A lo largo de la costa y entre las junglas que rodean este bastión natural, aldeanos robustos resguardan sus tierras. Estos guerreros, maestros de las artes marciales y espadachines, están siempre listos para proteger su hogar con puños y espadas, aunque entre ellos exista una rivalidad con más años que quien os narra.

Sin embargo, DemonTooth no es solo un refugio para sus habitantes. En el extremo norte de la isla, se encuentra un asentamiento pirata que ha causado revuelo entre la población local. Este lugar, conocido como el Circo de Oz, es un verdadero caos. Hogar de piratas que se hacen pasar por artistas circenses, el Circo es un lugar donde reina el desorden y el exceso. Los piratas de este circo no solo son bandidos, sino que también disfrutan de presentar espectáculos para distraer a los más incautos mientras llevan a cabo robos ingeniosos y atrevidos. Cada espectáculo es una mezcla entre diversión y peligro, y los aldeanos observan con recelo a estos bandidos camuflados de artistas.

El Circo de Oz no es un lugar acogedor. Aunque no es grande, quienes residen ahí han convertido la zona en un infierno de alcohol, juegos de azar y peleas constantes. La atmósfera es densa, cargada de rumores sobre riquezas ocultas y tesoros perdidos, como si la isla misma escondiera más secretos de los que aparenta. Aunque los piratas no son numerosos, su presencia inquieta a los aldeanos, quienes sospechan que hay algo más oscuro detrás de las payasadas y los espectáculos. El caos parece ser una fachada para algo más siniestro.

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En medio de este ambiente de tensión, un rumor comienza a circular. Los piratas del Circo de Oz han puesto sus ojos en algo más grande que un simple atraco. Se dice que en el noreste de la isla, oculta entre la selva espesa, los caimanes hambrientos y las lianas enredadas, yace una base antigua, abandonada hace tiempo. Según los murmullos que recorren las tabernas y las calles polvorientas, este lugar guarda un tesoro olvidado por el tiempo, algo de valor incalculable. Los piratas, siempre buscando la oportunidad de enriquecerse, están preparando un asedio a este misterioso lugar.

La noticia de este próximo ataque ha llegado a oídos del pueblo, y la preocupación no ha tardado en crecer. Los aldeanos, temerosos de que los piratas se acerquen demasiado a sus hogares y templos sagrados, han comenzado a debatir cómo deberían actuar. Aunque los piratas han causado problemas antes, este asedio a la antigua base es una amenaza mayor. Si los piratas consiguen lo que buscan, podrían volverse aún más poderosos, y eso podría desatar un conflicto abierto en la isla.

La paz que ha caracterizado a DemonTooth podría verse rota por la codicia de estos piratas. Los aldeanos saben que deben actuar con rapidez, pero no todos están de acuerdo sobre el mejor curso de acción. Algunos creen que la solución es expulsar a los piratas cuanto antes, para proteger la isla y sus templos. Otros, en cambio, piensan que tal vez sea mejor esperar y ver qué es exactamente ese misterioso tesoro del que tanto se habla. Sea cual sea la decisión que tomen, una cosa está clara: la isla de DemonTooth se encuentra al borde de una tormenta, y el tesoro escondido podría ser la chispa que incendie todo.

El viento sopla entre los árboles, y los sonidos de la jungla parecen anunciar lo que está por venir. El Circo de Oz sigue haciendo de las suyas, pero algo más grande, más oscuro, se está gestando.

OFF


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#1
Yoshi
Yoshi
Yoshiro se encontraba en la forja de su casa, rodeado de herramientas para que el trabajo y armas ya listas el muchacho martillaba con fuerza el metal a rojo vivo para aplanarlo lo más posible, debía controlar su fuerza para no romper el metal y hacerlo rápido o se enfriaría.

Luego de volver a calentar el metal lo sumergiría en ácido para crear cierto efecto de onda al metal, tocaba sácale filo y exceso de grosor así que se sentó en la rectificadora y comenzó a usar la maquinaria para su trabajo otorgándole a aquella espada el filo que necesitaba poseer.

La guarda y el pomo al final del mango debía crear el contrapeso perfecto para el maniobrar del espadachín así que Yoshiro no se lo tomó a la ligera. Tras hacer algunas pruebas para confirmar el balance sonrió convencido de haberlo conseguido y ahora solo tocaba probarla.

Desde cortar una soga a bambú y rebanar limpiamente un cerdo a la mitad, si alguien poco hábil con la espada como Yoshiro era capaz de eso, era una espada perfecta para cualquier profesional. Aunque claro, esta arma ya tenía dueño asegurado, había sido un pedido de hace dos días y hoy tocaba entregarla.

Muy bien, voy a afilarla denuevo para poder entregarla-tras eso, el joven también se dio una ducha rápida, el horno lo había dejado todo pegajoso.

Ahora que por fin era hora de que llegara su comprador esperaba en la recepción, bastante fresco esperando a que su cabellera se secara-Buenas... ah, muchacho que bueno que ya estás aquí esperándome. Aquí está el dinero-el hombre entregó un saco con monedas a Yoshiro y este colocó la espada encima del mostrador con todo y funda.

Aquí tiene, una espada de doble filo "un mandoble" en tod su esplendor-sonrió y miró a su comprador desefundar el arma un poco para ver lo pulido del metal, satisfecho volvió a enfundar la espada y agradeció al muchacho, aunque aún no se iría, no sin antes hablar un poco con Yoshiro sobre cierto rumor.

¿Has escuchado? Dicen que hay un tesoro en la isla, justo donde viven esos molestos piratas de circo. Yo la verdad quisiera saber si es verdad pero aún no sé manejar muy bien esta cosa-diría risueño mientras palmeaba la espada-Pero tú eres un muchacho fuerte, podrías intentarlo. Pero eh, si lo logras. Espero seas bueno en darme una recompensa por la información jejeje-aquel hombre frente a él tenía ya 40 años, era un aventurero según él y por eso había llegado a DemonThooth hace dos años, en lo cuales ha estado entrenando el arte de la espada en el famoso dojo del colmillo este aunque sin poder destacar demasiado aún.

Je, bueno. Gracias por la información lo consideraré-el muchacho en estos momentos tenían varias cosas en mente y necesitaba dinero por lo que si lo del tesoro era cierto le vendría bien.

Durante el resto de ese día, Yoshiro fue hablando con algunos conocidos sobre los rumores para poder recolectar información y al día siguiente se pasó por dónde Akari para preguntarle si quería acompañarlo-Me dijiste que querías hacer algo peligroso algún día así que ¿Que dices? ¿Te animas a buscar un tesoro conmigo?-el muchacho ya tenía mochila encima así que era momento de salir de expedición ya sea con su amiga o no.
#2
Akari
Aka
Akari se la pasaba todos los días en su panadería junto a su familia, de un lado a otro y horneando los panes que apenas salían ya se iban vendiendo, uno mas que el otro, todo parecía que era un dia de maravilla y con calma por lo que cuando ya el turno de que su padre estuviera en la caja está se adentro a experimentar un poco con galletas, agarrando lo necesario, harina, agua, huevos, polvo para hornear, sus infaltables chispas de chocolates, levadura, azucar, mantequilla, y algunas extras más mucho cariño, despues de mas de media hora sus galletas ya estaban justo en el punto que esta buscaba, crujiente por fuera y suavecito por dentro, de solo ver su creacion se le hacia agua la boca.

Justo cuando se encontraba por probar su galleta que estaba calientita por recién salir del horno su padre la llamó - Akari! Ven acá te busca el chico de la otra vez! -dijo alzando un poco la voz para que está la escuchará por lo que la joven- Ya voy!- se quitó su delantal y salió para ver de quien se trataba encontrando a su amigo Yoshiro- hola! Cómo estás? -dijo sonriendo mientras salía de la caja hacia la parte de afuera de la tienda y saludarlo con un abrazo y beso en la mejilla- dime que pasó? Para que soy buena? -dijo con un tono de broma-  

El joven de dió todo los detalles de gran tesoro y de dónde estaba ubicado por lo que sonaba realmente emocionante- me agrada la idea..pero..vas ahora mismo? -pregunto viendo la mochila que este portaba para luego mirar la hora en el reloj que se encontraba en una de las paredes de la panadería - por qué si es así deberías darme tiempo para hacer mis cosas y claro llevar bocadillos, acabo de hacer una galletas que tienen buena pinta!
#3
John Joestar
Jojo
Caminaba tranquilamente por el paseo maritimo de la isla, las manos metidas en los bolsillos, la gorra baja para tapar mi mirada y que no me descubrieran observando con dedicación a los alrededores; mis ojos y mis instintos estaban totalmente pendientes de posibles perseguidores, sobretodo esos dias, desde el dichoso rumor sobre un ``tesoro´´ en una vieja base cercana al lugar; los piratas no cambiarán nunca, son más simples que el mecanismo de un botijo...pero a veces es cierto que les envidio, poder vivir como quieras, cuando quieras y donde quieras... en fin.
Esos dias habia mucho rebuelo, las tabernas estaban hasta arriba, y los encargos en la armeria eran cada vez mas habituales, los currantes no daban a basto, la ciudad se habia vuelto loca en muy poco tiempo; Saqué de mi chaqueta la carta que el ejercito revolucionario me habia mandado, las ordenes eran muy claras, recuperar todo lo posible sin meterme en follones muy grandes, pero dudo que eso fuera a ser posible, reconozco que mi mala leche me caracteriza. Dentro de la carta iba incluido un pequeño mapa, más bien, un intento del mismo, dibujado a mano alzada y con algún borrón de por medio, no debe ser algo muy importante si han puesto un cateto a dar las ordenes o a encargar los mensajes de las ordenes... no puedo quejarme, no soy tampoco un gran conocido dentro del ejercito, ni un gran general, aunque espero que eso cambie pronto.
Saqué la cajetilla del bolsillo interior de mi chaqueta, cogí un cigarrillo y le prendí fuego, aspiré el humo mientras me apoyaba en una bandarilla cercana, subí el pie y metí mi mano libre en el bolsillo exterior y eché la cabeza hacia atrás; no er aun dia que me apeteciera darme de puñetazos con nadie, pero sabia que era el único momento de descanso que tendria hasta que acabase lo que habia venido a hacer, supuse que tendria que prepararme mentalmente y mi cabeza tenia demasiadas cosas en la cabeza.
Tras un rato, terminé el cigarrillo y lo tiré al mar, suspiré por última vez y me dispuse a andar; no llevaba mucho paseo hasta que, callejeando por el lugar, encontré una panaderia donde dos personas conversaban, no me acerqué demasiado, pero lo suficiente para poder cuchichear la conversación, para sorpresa de nadie, sobre el dichoso tesoro, supongo que dos personas con las que tener un encontronazo en no mucho tiempo. Decidí marcharme a los pocos minutos y preferí seguir dandole vueltas a la cabeza y concentrandome en la misión desde el aire, asi que batí las alas con fuerza y me alzé hacia el cielo, pero volando bajo, para evitar que alguien se alterase o recibiese un ataque de algún pazguato.
#4
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Personaje


Su llegada al Circo de Oz había sido no fue muy discreta para alguien de su naturaleza, no pasó mucho tiempo antes de que su presencia fuera notada. La atmósfera del asentamiento pirata, cargada de humo, alcohol, y risas desinhibidas, contrastaba con la elegancia que desprendía con cada paso que daba. Pero, al contrario de lo que muchos pensarían, Mayura no se sentía fuera de lugar. Él entendía que, para sobrevivir en este mundo, adaptarse a cada escenario era vital.
 
Tras haberse mezclado con la actitud y humor de los presentes, se sentía en confianza de jugar una carta arriesgada, buscar la carpa principal o algún un lugar donde los piratas interesantes del circo estuviesen discutiendo sus planes ajenos a los gritos y risas de la multitud. Tras buscar en el campamento Mayura se presentó con una sonrisa calmada, observando el desorden organizado que caracterizaba a estos artistas-bandidos. No era la primera vez que trataba con piratas disfrazados de otra cosa, pero siempre le resultaba divertido ver cuán frágil era la fachada de aquellos que intentaban mantener dos caras al mismo tiempo.
 
¿El Circo de Oz? — murmuró mientras observaba el bullicio a su alrededor. — Una obra maestra de caos disfrazada de entretenimiento. — añadió, mientras avanzaba con calma hacia donde parecía concentrarse la acción. Los murmullos sobre el tesoro en la base antigua le habían llevado hasta aquí, y aunque los piratas estaban enfocados en lo que parecía ser un plan para saquear el lugar, Mayura ya pensaba en cómo podría usar esto a su favor.
 
Oí que están en busca de un tesoro. — dijo, dejando que su voz melódica cortara el ruido de las conversaciones, tratando de captar la atención de algunos piratas cercanos. — Y tal vez necesiten a alguien con mi... conjunto de habilidades para asegurarse de que todo salga según lo planeado. — añadió, dejando claro que no estaba allí solo para ser un espectador.
 
La histriónica y dramática introducción forzosa de Mayura ante los piratas sin duda podría verse como exagerada en otros asentamientos. Pero un hombre tan extravagante y con tan única presencia, podría encajar con facilidad en este grupo de desplazados e inadaptados sociales, haciéndole parecer como simplemente uno más del montón, si algo compartían en común y se notaba a flor de piel, era que disfrutaban de un buen espectáculo. No obstante, el Pavo Real del Océano esperaba que su presencia fuera destacable, al menos lo suficiente para despertar la curiosidad de estos piratas cirqueros.

Mientras esperaba una respuesta, Mayura ya comenzaba a planear su próxima jugada. No tenía intención de quedarse con estos bandidos más de lo necesario, pero por ahora, el Circo de Oz podría serle el aliado más útil. Su verdadero objetivo era el tesoro, y sabía que, jugando bien sus cartas, podría asegurarse de que al final solo él saliera ganando. "Después de todo", pensó mientras su histriónica sonrisa se ampliaba, "el escenario es perfecto para mi próxima actuación." su sonrisa se mantenía solo para esperar como aquel grupo de desencajados sociales lo recibiría entre sus filas. En el peor de los casos... tocaría darse madrazos, solo los suficientes para ganarse el respeto y probar que puede ser util. 

inventario
#5
Son Goku D. Namek
Dr. Goku
Yoshiro y Akari

Yoshiro, un cazador de piratas, y Akari, una panadera con ganas de vivir nuevas emociones, formaban una pareja curiosa. Ambos ansiaban aventuras, aunque provenían de mundos muy diferentes. Yoshiro, curtido por su experiencia en la lucha, y Akari, inmersa en la rutina del negocio familiar, se veían como dos almas dispuestas a embarcarse en la búsqueda de un tesoro. La conversación entre ellos era ligera, pero la invitación de Yoshiro a Akari para unirse a la aventura reflejaba el deseo compartido de dejar atrás la monotonía.

La panadería, que usualmente contaba con un buen flujo de clientes, se encontraba extrañamente tranquila ese día. Normalmente, las deliciosas galletas de Akari habrían atraído a varios admiradores, pero hoy todo estaba en calma. Mientras Akari se ganaba la vida ayudando en dicha panaderia, Yoshiro se ganaba la vida como herrero, forjando armas con una destreza que le había ganado el respeto de sus clientes habituales. Ambos compartían una conexión natural, y Akari, emocionada por la idea de la aventura, subió rápidamente a preparar sus pertenencias para partir con Yoshiro en busca del tesoro.

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Por fin, la posibilidad de vivir algo emocionante, algo diferente a la rutina de la harina y el horno. Sin embargo, justo cuando acababa de aceptar y se dirigía a sus aposentos por sus cosas para arreglarse, un cliente entró corriendo, interrumpiendo la fantasía. Era un hombre sudoroso y agitado, que apenas podía hablar por la ansiedad. Se dirigió directamente al padre de Akari, rogando por ayuda, un incidente en su restaurant había destruido toda la producción del día, y su única esperanza era un pedido urgente de panes y galletas.

Te pagaré el doble, lo que sea necesario. Pero necesito tu ayuda - suplicó el hombre con voz quebrada. El padre de Akari negó con la cabeza. No podía cumplir con el pedido solo, no sin la ayuda de su hija. Akari estaba atrapada entre el deber y el deseo de aventura. La decisión recaía en ellos, ¿Akari se quedaría a ayudar a su padre? ¿Yoshiro emprendería la aventura solo? ¿Ambos abandonarían el viaje para ayudar en la panadería o se arriesgarían a partir juntos, dejando la panadería atrás? La elección estaba en manos de quienes contaran su historia, pues en esta clase de situaciones, ninguna decisión es erronea.

John Joestar

Desde el exterior de la panadería, John Joestar observaba a los dos jóvenes hablar sobre el supuesto tesoro. Aunque la conversación no le interesaba en lo más mínimo, su mente estaba en otro lugar. Con un batir de alas, se elevó en el aire. Heredero de la sangre Lunarian, sus enormes alas le permitían volar con facilidad sobre la ciudad. Desde el cielo, tenía una perspectiva privilegiada, pero también una misión clara.

Mientras volaba bajo, cruzando la ciudad con bastante facilidad, pudo observar todo con lujo detalle, la mañana aún estaba en sus primeras horas pero aun así había mucho más movimiento del esperado. El sol adornaba el cielo matutino, bañando las aguas del mar en un tono dorado y suave. Las gaviotas revoloteaban en el puerto, y aventureros de todo tipo se agrupaban al norte del poblado. John echó un vistazo al puerto y al bullicio que crecía entre los cazadores de recompensas y algunos civiles armados. Algo grande estaba a punto de suceder.

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Los rumores en la ciudad hablaban de un enfrentamiento inminente. Cazadores de recompensas y civiles se estaban preparando para marchar hacia el noreste de la isla, con el objetivo de atacar a los piratas que habían violado el tratado de paz. Estos piratas, liderados por el enigmático Capitán Crow, ocupaban un asentamiento ubicado al norte de la ciudad, y la gente había decidido que ya no tolerarían su presencia. La furia y la tensión eran palpables, y la población estaba dispuesta a expulsar a los invasores a cualquier costo.

Pero para John, esa no era su ruta. Su misión lo llevaba hacia el noroeste, lejos del tumulto de la ciudad y el inminente conflicto. Su objetivo era una antigua base rebelde que, según los rumores, estaba oculta en ese sector de la isla. Aunque el enfrentamiento que se avecinaba era una distracción interesante, solo serviría para desviar su atención de su verdadero propósito, recuperar cualquier información que pudiera sobre los rebeldes y su conexión con la base.

La misión que se había trazado era clara, y mientras los rumores y la ciudad hervían en tensión, John debía debatirse sobre que camino tomar, echar un vistazo a lo ocurrido al Noreste o seguir su camino hacia el Noroeste de la ciudad.

Mayura Pavone

En el norte de la isla se encontraba el famoso "Circo de Oz", un asentamiento pirata de aspecto rudimentario, con casas de madera y pocos habitantes. Este era un lugar donde un grupo de piratas vivía en una relativa paz, junto con aquellos pocos civiles que se habían adaptado a su estilo de vida. Todo parecía seguir su curso normal, hasta que un joven forastero llamado Mayura irrumpió en el asentamiento, lleno de confianza en sí mismo y con una misión en mente.

A su paso, las miradas recelosas de los residentes lo seguían, conscientes de que era un extraño en su territorio. El muchacho avanzaba con determinación hasta que encontró lo que buscaba, una taberna que destacaba entre las demás. Afuera, un malabarista de piel morena y traje de payaso jugueteaba con pistolas y cuchillos, haciendo piruetas bajo la atenta mirada de un niño peculiar, que lo elogiaba con señales hechas por un muñeco de trapos que llevaba entre sus manos. El lugar desprendía una extraña mezcla de color y peligro, y Mayura decidió que este era el sitio adecuado para comenzar su búsqueda del tesoro.

Con valentía, cruzó la puerta de la taberna y, sin dudarlo, proclamó en voz alta su propósito, estaba allí para encontrar el tesoro. Al principio, sus palabras provocaron una carcajada general en la taberna. Los presentes lo ignoraron, como si su anuncio no fuera más que una broma. Sin embargo, dos mesas en particular parecían haber tomado más interés en él.

Frente a él, un grupo de cuatro personas lo observaba detenidamente. Entre ellos había tres mujeres de aspecto peculiar, una de cabello azul con brazos increíblemente largos, vestida con un traje extravagante, otra, de cabello rosa y aspecto similar al de una reina avispa, y una tercera, con un traje de camisa informal, con el cabello rubio trenzado. Junto a ellas, un hombre regordete y cicatrizado completaba el grupo. Sus miradas lo examinaron sin mucho interés, hasta que un gato negro sobre la mesa emitió un gruñido mientras bostezaba y volvía a acomodarse sobre la mesa, algo totalmente inofensivo para muchos, pero no para ellos, y esto cambió el ambiente.

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La mujer de brazos largos, visiblemente irritada, se levantó lentamente y se acercó a Mayura. Cada paso que daba parecía cargar con una amenaza silenciosa. Cuando se detuvo frente a él, cruzó sus brazos y lo miró con frialdad antes de hablar. - No sé quién eres ni qué haces aquí, pero si no te marchas ahora mismo, te mataré - le dijo en un tono cortante, sin disimular su enojo - Al jefe no le gustas para nada.

Sus palabras silenciaron la taberna. El aire se volvió pesado, y Mayura apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que dos hombres lo tomaran por sorpresa. Con un movimiento rápido, lo arrastraron fuera del lugar, tapándole la boca y tarándole de los brazos, mientras un tercer hombre, nervioso, se disculpaba con la mujer - ¡Haruka-sama, perdónelo! - exclamaba - Es nuevo y no sabe de lo que habla. Nosotros nos encargaremos.

Ya en el exterior, uno de los hombres golpeó a Mayura en la cabeza, molesto por su imprudencia - ¿Estás loco? - le reprendió - Esos tipos son demasiado peligrosos como para entrar hablando así. Si querías saber sobre el tesoro, deberías haber preguntado con quién debías hablar primero.

Mientras el hombre lo regañaba, lo guiaba junto a un grupo que lo miraba con curiosidad. Mayura se uniría a ellos, ya sea a favor o en contra de su voluntad, diez en total, contándolo a el, y aunque la situación era tensa, parecía que había encontrado a quienes estaban dispuestos a unirse a la travesía que tanto anhelaba - Mira, te contaré el plan... lo que pasa es... (Ups, mensaje borrado intencionalmente) - comenzó a decir el hombre mientras lo arrastraban, como una pandilla de "amigos" que involucran a un tercero en una travesura de gran envergadura, sin saber que los ojos de aquel malabarista moreno no dejaba de observarlos mientras se alejaban de esta morada.

El tiempo para postear de 48 horas ya ha expirado.

#6
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Mayura pudo sentir como el ambiente en la taberna había dado un giro dramático tras su interrupción ante lo que parecía ser la mesa de los altos mandos, pero algo más llamó su atención rápidamente mientras observaba a los habitantes del Circo de Oz. Siempre había tenido un ojo para los detalles... y fue entonces cuando notó a las cuatro figuras de la mesa y al gato negro que aparentemente sirvió de detonante para la mujer de pelo azul.
 
El felino, acomodado perezosamente sobre la mesa, parecía fuera de lugar, pero no del todo. Su pelaje brillante contrastaba con el caos y la rudeza del entorno. Estaba allí, vigilando todo con una actitud despreocupada, pero sus movimientos, por sutiles que fueran, transmitían una autoridad curiosa. Fue solo cuando el gato soltó un suave gruñido, que Mayura sintió un escalofrío momentáneo recorrer su cuerpo. La reacción del grupo de piratas fue inmediata. Las risas se apagaron, y los ojos del grupo que lo observaba cambiaron, como si algo más importante hubiera sido decidido por esa simple acción del felino.
 
¿Era simplemente la mascota de estos bandidos? Sin poder profundizar en sus pensamientos, la mujer de los brazos largos se acercó a él, y la tensión aumentó. Mayura no se inmutó, manteniendo su habitual elegancia mientras la mujer lo amenazaba. El ambiente se volvió pesado en un instante, y los hombres que lo arrastraron fuera no le dieron tiempo a continuar explorando esa inquietante sensación o si quiera de quejarse por la manera en que lo estaban tratando. “¿Su jefe es un gato o era aquel regordete extraño?” Pensó intrigado sin si quiera el mismo creerse aquella conclusión, mientras lo sacaban de la taberna, su mente no se apartaba del gato negro. Algo en ese pequeño gesto, ese gruñido aparentemente insignificante, le había dado a entender que este animal era más importante de lo que los demás pensaban.
 
El golpe que le propinaron lo había irritado, pero no lo suficiente como para perder la compostura. A pesar de la dureza de la situación, su mente seguía trabajando rápidamente, analizando lo que estaba ocurriendo a su alrededor siendo sordo ante los regaños de sus compañeros de escena. Sin embargo, lo que vino después fue mucho más interesante, tan pronto el sujeto mencionó la palabra "plan", Mayura empezó a prestar atención. Se dio cuenta de que las piezas del rompecabezas no encajaban del todo. El histriónico Pavo Real del Océano mantuvo su expresión neutral, aunque en su mente las posibilidades comenzaban a surgir una tras otra. "Interesante jugada..." pensó, mientras el hombre hablaba con más detalles, ahora repasando todo en su mente y maquinando su proxima jugada.
 
Contenido Oculto
 
Mientras lo conducían con la pandilla, Mayura se dejó guiar, aparentando ser uno más de los suyos, pero su mente ya estaba planeando cuál sería su próximo movimiento. Sabía que esta aventura le presentaba una oportunidad de oro, no solo para conseguir riquezas, sino para observar y aprender más sobre los jugadores involucrados en esta partida. — Me parece un plan… bastante astuto. — comentó con una sonrisa afilada, mirando a los hombres a su alrededor. — Será un placer unirme, pero asegúrense de que todo salga como lo han planeado. — añadió, con un tono de intriga en sus palabras. Como siempre, Mayura no dejaba de calcular, y aunque le fuera imposible mentir, era bueno con las palabras.
 
Mientras caminaban hacia el sendero, Mayura no pudo evitar fijarse en una figura que los observaba a lo lejos, el malabarista moreno de la taberna, cuyos ojos seguían cada uno de sus pasos con atención. Pero tampoco le prestó mucha atención en el momento, pues se encontraba frente a otros, formando un grupo de diez personas. — Esa payasa de pelo blanco si que se ha enfadado conmigo… — inició con un tono melodioso y sarcástico. Reflejando a través de este irrespeto, su poco conocimiento sobre la jerarquía del asentamiento de piratas. — A todo esto… — se puso serio para aumentar un poco la tensión del ambiente y ver como se comportaban los presentes. — ¿Quién es el jefe de todo esto? Ha de ser una mente brillante si ha planeado algo tan bueno. — finalizó, manteniendo un tono y postura neutral, aunque mirando de reojo para estudiar los movimientos y gestos de cada presente por si debía desenvainar sus armas en cualquier instante.
#7
Yoshi
Yoshi
Fuerte como roble-mencionó mostrando sus músculos como respuesta a cómo estaba-Tu también te ves bien-confesó colocando sus manos en su cadera, la verdad es que aún no se acostumbraba a ser saludado con un beso en la mejilla pero su corazón ya no se volvía loco como antes.

Yoshiro le explicó a su amiga que quería ir de aventura, ella aceptó pero quería tomar algunas cosas antes de irse, entre ellas, unas galletas que acababa de sacar del horno y serían un buen aperitivo-Ya quiero probarlas ¿Son de mantequilla?-preguntó mientras olfateaba el lugar para intentar captar el olor de las galletas.

En ese momento llegó un hombre agitado, estaba desesperado por ayuda, al parecer necesitaba una orden grande de pan y galletas ¿Para un restaurante? Tal vez era un tipo de fiesta y querían "pasapalos" para dar. Akari era requerida para ayudar con la orden, pues si padre y madre no eran capaces de hacer pan y galletas a la vez, al menos no un pedido tan grande como ese. La chica se veía dudosa entre ayudar a su familia o tomarse un día distinto, así que Yoshiro colocó su mano derecha encima de la cabeza de la chica y con la izquierda se señaló.

Cuenta con mi ayuda. Tú haz galletas, tus padres el pan y yo iré llevando los pedidos, así aceleramos el proceso-Yoshiro siempre pondría por delante a su padre y sabía que Akari también con los suyos, por lo que claramente la apoyaría, además, nadie los esperaba en su aventura ¿Que importaba si se "retrasaban" un poco?

#8
Akari
Aka
Así veo, estás es muy buena forma, como siempre -hablo con la leve risa para luego tomar su distancia y mirarlo, el le explico ya todo sobre la aventura y aceptó con emoción mencionado las galleta que habia hecho- si, hice de todo un poco para exagerar -sonrió orgullosa de su trabajo- recién salidas del horno.

Ni muy bien esa se iba dirigiendo para su cuarto ntro un señor corriendo a la tienda ofreciendo así sea el doble de la paga pero con tal de que le hicieran panes y galletas con urgencia, está ahora se encontrará en confusión, debía ayudar a ese señor con lel gran pedido y debía ayudar a sus padres aunque también quería salir con Yoshiro, lo miro con preocupación y soltó un gran suspiro cuando el puso su mano en su cabeza y ofreció su ayda oara llevar los panes y galletas al lugar- te debo una, te lo recompensaré lo juro -dijo para miras a sus padres- bueno familia, toca ponerse manos a las obra!

Akari junto a sus padres se adentraron a la cocina a hacer mucha pero mucha masa y a l vez hacían los preparativos de las galletas, Akari tomando ese cargo pues era mucho ma rápida haciendo las galletas que sus padres, media la arda, ponía los huevos, sal y demás cosas para luego en un gran bold metálico que ya tenía el papel de horno para que no se peguen, una vez termino con la primera bandera fue por la segunda y así hasta acabar, sus padres también ya avanzaron bastante.

Mientras las galletas y panes iban saliendo ya los iban empacando diferenciando los panes de las galletas con empaques diferentes para que sea más fácil, los dejaban en el mostrador para que Yoshiro pusiera agarrar la cantidad que el pudiera llevar para evitar inconvenientes- lleva los que puedas, tampoco te pases con esto -dijo Akari al muchacho antes e volver a meterse a la cocina, terminaron un poco tarde y al final el señor pago lo correspondiente por lo que Akari del dinero que le tocó a ella le dió la mitad a su amigo- no es mucho pero te lo mereces por tu ayuda hoy, y perdón si te retrasé en tu viaje...-sonrió con cansancio mirándolo, está realmente estaba cansada y sudorosa pues la cocina literalmente estaba echa horno- igualmente pienso acompañarte, yo llevo los bocadillos.
#9
Son Goku D. Namek
Dr. Goku
Mayura

El grupo que aceptó a Mayura en su seno era de lo más pintoresco, unos piratas y bandidos sacados casi de un manual de personajes clásicos. Ninguno de ellos parecía destacar a primera vista, salvo un par. El primero, quien se había disculpado con Haruka, era un hombre que vestía un sombrero negro, trajes algo extravagantes y llevaba el cabello rojizo en trenzas alocadas. A pesar de su aspecto rudo, era joven, de piel morena, y esas trenzas tenían una particularidad inquietante, no eran cabellos, sino tentáculos de pulpo que se retorcían levemente sobre su cabeza. Era, sin duda, un híbrido Gyojin o algo parecido, y su presencia no pasaba desapercibida.

[Imagen: __original_drawn_by_maniani__sample-6ef1...c6f71b.jpg]

El segundo individuo que llamaba la atención era un tontorrón de casi tres metros de altura, con una musculatura imponente. Sin embargo, su manera de moverse era pesada y apática, como si cada paso le costara un esfuerzo desmedido. Parecía alguien que no era plenamente consciente de su propia fuerza, y esa forma de andar, lenta y arrastrada, transmitía una profunda tristeza.

El resto del grupo consistía en tres mujeres de buen porte y otros cuatro jóvenes, y aunque eran menos llamativos, parecían disfrutar del momento. Caminaban por el sendero riendo y cuchicheando, con la despreocupación de quienes están acostumbrados a la vida en alta mar, uno que otro momento se corrían las manos hacia las mozas, como intentando coquetearles sin mucho efecto, ya que entre risas y saltos estas evadían los toques demasiado atrevidos, aunque tampoco los evitaban del todo, en otras palabras, eran prácticamente adolescentes. Ante las palabras de Mayura, el tuerto de las trenzas, con aires de capitán, le respondió con una sonrisa amistosa - Venga, amigo, no seas tan formal. Mira, mi nombre es Yua'n Mark, y aún no nos has dicho el tuyo - comentó de manera relajada, sin dejar de sonreír.

Cuando Mayura preguntó por la payasa, el gigante, con una voz grave que retumbaba en el aire, respondió de manera casi temerosa mientras se cubría el rostro - Ella... ella siempre es muy amable... no sé por qué reaccionó así... - dijo, con evidente pena y miedo en su tono. Yua'n, asintiendo, agregó - Tiene razón el grandote. Parece que están pasando por un mal momento o algo... No me metería con ellos ahora mismo - reflexionó, acariciándose la barbilla con los dedos, mientras sus compañeros imitaban su pose, asintiendo al unísono.

A pesar de lo extraña que podía parecer esta escena, la actitud positiva y amigable de Yua'n era contagiosa. El grupo, al parecer, era de buenos tipos. Sus risas y jugueteos llenaban el ambiente, mientras avanzaban hacia su destino. Sin embargo, mientras se alejaban, la mirada del malabarista no se apartaba de ellos, siguiendo sus pasos con atención. A su vez, el joven con el muñeco de trapos giraba para señalarlos, todo esto antes de desaparecer de vista de quienes iban en rumbo a su destino. Algo estaba ocurriendo.

A medida que se internaban más en la espesura de la selva, el camino se volvía cada vez más difícil. Las lianas colgaban de los árboles, y la densidad del follaje hacía que fuera complicado avanzar, pero esto también les proporcionaba una excelente cobertura. Los piratas se ayudaban entre sí para superar los obstáculos, deteniéndose de vez en cuando para tomar aire fresco y compartir un bocado. El ambiente se llenaba del olor a tierra húmeda y hojas en descomposición, mezclado con la brisa cálida que soplaba de vez en cuando.

El tiempo era crucial para su misión. Sabían que llegar a la hora acordada era clave para que todo saliera según lo planeado. Ansiosos por las riquezas que esperaban obtener, el grupo no podía evitar sonreír con anticipación. Después de una pausa para almorzar y compartir información, retomaron el viaje alrededor de las 4 de la tarde, con la esperanza de llegar a su destino antes de las 8 de la noche, misma hora en que las antorchas comienzan a iluminar el pueblo y los locales empezaran a cerrar, ellos por fin llegarían a su destino.

Durante la convivencia en el trayecto, los piratas conversaban entre ellos, compartiendo historias y bromas. Yua'n y Goor eran los más destacados, pero también se notaba que Goor, tímido y apocado, trataba de mantenerse cerca de Mayura, como si algo tuviese que le atrajese hacia el. Eres libre de narrar la interacción con los personajes como gustes.

Yoshiro y Akari

El ambiente en la tienda era vibrante, lleno del ajetreo de una jornada de trabajo que, a medida que avanzaba el día, se tornaba más agitada. Las estanterías de madera, aunque modestas, exhibían con orgullo los productos horneados, cuyo aroma impregnaba cada rincón del local. Afuera, el sol iluminaba las calles polvorientas, pero dentro, la temperatura cálida del horno mantenía a todos en un ambiente acogedor.

Yoshiro, siempre dispuesto a echar una mano, no tardó en ofrecerse para encargarse del trabajo pesado. Corría de un lado a otro, con bandejas en las manos, entregando pedidos y recogiendo más encargos mientras el sudor perlaba su frente, ya que en la mañana, la clientela no era el fuerte de la tienda, pero entregar este pedido gigantesco si era apremiante. A pesar del esfuerzo, había una energía positiva en su manera de moverse, como si el cansancio aún no hubiera hecho mella en él. Su agilidad era evidente, pero el peso de la tarea empezaba a acumularse en sus piernas.

En la cocina, Akari se movía con la destreza de una artesana experimentada. Sus manos, cubiertas de harina, amasaban con rapidez y precisión, mientras su rostro, ligeramente manchado, brillaba con gotas de sudor. El calor del horno mezclado con el olor a galletas recién hechas le daba al lugar un aire acogedor, casi festivo, a pesar del ritmo frenético de trabajo.

Cuando el reloj marcó las tres de la tarde, ambos habían terminado con el encargo más grande del día. Sin embargo, el almuerzo y la cercanía de la cena incrementaban la demanda, y la tienda se llenaba de clientes que no cesaban de pedir más y más. El bullicio crecía con cada minuto, y el tiempo parecía escaparles de las manos.

Yoshiro y Akari tenían una difícil decisión que tomar nuevamente, ambos sabían que el trabajo no había terminado aún. La tienda, ahora repleta, vibraba con la charla animada de las familias que disfrutaban de sus productos y la demanda era cada vez más fuerte, sin embargo, el padre y la madre de Akari esperaban lograr atenderlos a todos y poder sacar adelante el negocio familiar, sea cual sea la decisión que tomase su hija.

Con la tarde avanzando, el sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de tonos naranjas y dorados. La decisión ahora era la siguiente: quedarse y seguir trabajando para atender a los clientes o dejar todo atrás y lanzarse a la aventura que ambos anhelaban. Si deciden partir de aventura, saldrían a las 4 de la tarde, el pueblo estaría bastante tranquilo, con solo mujeres y niños en las calles. Si esperaban hasta las 8, el aire fresco de la noche envolvería el lugar en un manto de tranquilidad, iluminado solo por las tenues luces de las antorchas.

[Imagen: 198804739-hermosa-vista-del-pueblo-de-mo....jpg?ver=6]

La decisión que tomarían estos dos jóvenes volvía a ser individual, podrían irse cada uno por su lado o aventurarse a ir juntos nuevamente en esta decisión, pero esta vez, lo que decidan podría repercutir en el futuro de la aventura de buena o mala manera, sin embargo, solo puedo decir una cosa, cualquiera sea la decisión, los que desertaron del viaje hacia el Noreste les indicarían que ya es demasiado tarde para marchar a interceptar a los piratas o, en su caso, intentar obtenerlo antes de que lleguen los piratas, pues el viaje constaba de al menos 8 horas a pie... pero créanme, no han tomado una mala decisión.

Jhon

Jhon, por su parte, voló hasta quedar exhausto y se dejó caer sobre un techo, donde descansó hasta las 4 de la tarde para tomar su última decisión.

[Imagen: azumanga-daioh-osaka.gif]

Sendero del Noreste

El sendero del noreste estaba lleno de actividad. Varios guerreros de los dojos de las espadas y de las piernas negras, junto con los líderes más autoritarios y la mayoría de los civiles fuertes, se encontraban en el trayecto. El viaje era largo y arduo, y su destino estaba a horas de distancia. Desde la mañana, habían estado caminando con el objetivo de llegar a las 6 de la tarde, con un descanso programado a mitad de camino. Algunos se quedaron atrás, otros se devolvieron, pero la gran mayoría siguió adelante, decididos a cumplir su misión.

El tiempo para postear de 96 horas ya ha expirado.

#10


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