Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Común] Viaje hacia Loguetown
Illyasbabel
cuervo de tiburón
Colmillo de tiburón

Verano 34

La hora había llegado y su partida de Tequila Wolf era inminente, luego de una semana laboral había conocido nuevos camaradas con los que compartiría, probablemente, muchas aventuras más. Luego de un refrescante desayuno y una breve despedida en el motel, Illyasbabel se dirigió al puerto para encontrarse con su fiel y amigo navegante, Stanman, con quien había acordado encontrarse al mediodía en las costas de Tequila Wolf. Siempre puntual y nunca fuera de tiempo, cumplía a la perfección con las expectativas del viejo Illya. Como viejo cuervo que es, "no permitía" que la nave llegue a puerto, una vaga costumbre adquirida con el tiempo, le gustaba llegar volando y adelantársele, al fin y al cabo eran viajes individuales.

 - ¡Eeaa! - exclamó entusiasta ante la velocidad de viaje.  Era momento de aferrarse a la moto y ajustar sus prendas para no salir volando, la potencia de aquella nave era muy superior a la de cualquier embarcación, con el tiempo uno se acostumbraba a viajar a altas velocidades, era inevitable salir despeinado en semejante travesía, en más de una ocasión había perdido cigarros y cantimploras. Astutamente ataría sus espadas y su sombrero de paja para no perderlos en el océano. Esto no evitaba en lo absoluto la implacable de sed de Illyasbabel que cada rato lo animaban a combatir contra las ráfagas en búsqueda de un poco de sake. - ¡¡No!! - grito a los cuatro vientos mientras las gotas de del licor eran rociadas en algún lugar del east blue. Resultaba en un desafío completo beber de la cantimplora mientras viajaban a esas velocidades. 

 Por momentos el sueño conquistaba sus mente pero solo era conciliado  pocos minutos, no era el momento para dormir, pero si para comer algo, recordó entonces el salmón ahumado que llevaba consigo y luego de ofrecerle al conductor, quien parecía no tener hambre, se dispuso a darle unos buenos bocados. Una vez más, era hora de esperar y disfrutar del paisaje, el cruce del East Blue suponía un largo tramo por lo que era mejor tomárselo con calma.
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