¿Sabías que…?
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Tema cerrado 
[Aventura] [T5] El pasado no olvida
Octojin
El terror blanco
26 de Verano del año 724

Despiertas con un dolor de cabeza que podría rivalizar con el rugido de un mar embravecido. No tienes ni idea de cómo terminaste aquí, ni siquiera recuerdas si la noche anterior bebiste tanto o si algún loco decidió "condimentar" tus tragos. Miras a tu alrededor y descubres que estás en una taberna... vacía. Has debido pasar buen aparte de la tarde, noche, o incluso día, en el sucio suelo de aquél lugar. Desde luego, en la revolución sí que sabéis montar fiestas.

Las mesas y sillas están en orden, como si nadie las hubiera tocado en horas, y el lugar tiene un aire de abandono extraño. Lo más inquietante: todas las puertas están cerradas, y la de la entrada, al intentar abrirla, ni siquiera cede un poco, reforzada como si fuera una celda. Si no te conociera, diría que aunque la intentes tirar a la fuerza, no cederá. Pero te conozco y no hace falta decirlo, lo ves tú misma, ¿no?

Tu instinto empieza a ponerse en alerta. Sin embargo, justo frente a ti encuentras una abundante variedad de alimentos y bebidas. Tienes a tu disposición frutas frescas, frutos secos, una selección de picoteos como nachos y patatas, y, por supuesto, todas las bebidas que tu mente pueda imaginar, desde las más exóticas hasta las que te quitaron el sentido la noche anterior. Bueno, esto último lo estoy intuyendo yo, perdón.

Probablemente sientas una gran tentación de aprovechar la barra libre, y quién no. Pero quizá el sentirte allí sola, con tantas dudas sea un tanto... Agobiante. Veamos, a ver cómo podemos salir de aquí...

Quizá haya una salida alternativa. Siempre la hay, ¿verdad? Puedes buscar una puerta trasera, detrás de la barra. El pasillito parece llevarte hasta tu liber... No. Está cerrada también, y aunque esta parece algo más endeble que la principal, está protegida por una verja después. Joder. Espera, ¿no estarás en la cárcel no? No, no creo. Nunca he estado en una y no sé cómo es, pero diría que no tienen barra libre.

En fin, que supongo que no te darás por vencida y seguirás buscando. Si las puertas están cerradas... ¿Qué tal mirar en las ventanas? Vale, allí, justo encima de la puerta trasera hay una. Entra algo de luz, así que quizá puedas asumir que es de día. Si consigues algo para subirte, encontrarás la que parece que es tu única esperanza. Con un poco de esfuerzo, quizás puedas salir por allí… No es muy grande, pero tampoco lo eres tú. Creo que es momento para usar la maña.

Si decides ir por ahí, algo llamará tu atención. Unos tipos se dirigen hacia la entrada trasera e intentan abrir la puerta. Cuidado con mirar más de lo que debes por la ventana o te pillarán. Tienen una cantidad de llaves desorbitada, así que tardan un poco en encontrar la de esa puerta. Eso quizá te de unos segundos. Bien para escapar, o bien para esconderte, tú decides.

Los dos tipos que iban primero llevaban unas ropas más desaliñadas y manchadas, sin embargo, los tres que les seguían iban trajeados. Una extraña mezcla que quizá te haga pensar que algo va mal. O no, quizá decidas no prejuzgar. En cualquier caso, la decisión de qué hacer es tuya.

Holaaa
#1
Asradi
Völva
Personaje


Mi cabeza... — Ese fue el primer lamento que salió de entre los labios de Asradi según se iba espabilando. ¿En qué momento se había quedado dormida?

Por inercia, la pelinegra se llevó una mano a la frente cuando se irguió. Se había quedado, literalmente, dormida sobre la barra del bar. Eso en primera instancia, porque luego de beberse medio océano entero de alcohol, había ido despertándose, cantando, bebiendo, durmiéndose, despertándose de nuevo hasta que, finalmente, se había quedado totalmente KO en algún rincón del suelo de aquella taberna. ¿Cuánto había bebido? No, mejor no quería ni saberlo. Pero podía imaginarlo por la tremenda resaca que, ahora mismo, se cargaba encima.

¿Airgid? ¿Ragn? — Llamó cuando, tras notar un espeso silencio, miró a su alrededor y no vió a nadie más en ese lugar. Que raro. Juraría que había estado con ellos y con los demás, celebrando y bebiendo tras lo sucedido con los balleneros.

Asradi hizo una mueca leve de dolor. Sentía que la cabeza le iba a reventar en cualquier momento. Pero había algo en ese lugar que le arrancaba un escalofrío y no sabía decir el porqué. Sí contempló los alimentos, así como el resto de bebidas que yacían sobre la barra. Rápidamente negó con la cabeza. No, se había acabado el alcohol para ella durante, al menos, un par de días. Cuando se irguió sobre su propia cola, trastabilló al principio, antes de tomar aire y tratar de reconocer el terreno.

. . . — Entornó los ojos un par de veces. — ¿Dónde estoy? — Masculló. No estaba segura de si reconocía esa taberna o no, después de tanto alcohol en sangre que se había metido por banda. La comida era tentadora, sí, pero estaba lo suficientemente incómoda en ese lugar, por algún motivo, que desechó cualquier idea de probar un simple bocado. Aunque estaba hambrienta, sobre todo después de haber bebido tanto. La fruta la detestaba, así que la descartó de inmediato. Solo se metió un puñado de cacahuetes pelados en la boca y poco más. Pero estaba en guardia, aún así.

No podía evitarlo.

Toda su vida había tenido que estarlo y, por algún motivo, no le gustaba ese sitio. Se fue hacia las puertas, comprobando que estaban cerradas a cal y canto, para su desgracia. ¿Qué diantres era ese lugar? ¿La habían encerrado? ¿Dónde estaban los demás? Asradi comenzó a sentir que el corazón se le aceleraba casi en anticipación por no saber qué era lo que estaba pasando. Recorrió el establecimiento de lado a lado, encontrándose con ventanas y puertas cerradas. Comenzaba a agobiarse, las cosas como eran.

Al menos hasta que un foco de luz la abstrajo un par de segundos. Era luz natural que salía de una ventana que estaba sobre la puerta trasera de la taberna. Estaba bastante alta pero... Quizás pudiese alcanzarla. Lo intentó con un par de saltos de su cola.

Nope, así casi que no.

Fue en ese momento que escuchó algo. Ruidos. Pasos acercándose. Y al mirar, de refilón, en otra de las ventanas, no tardó en ver a un grupo de tipos que se detuvieron ante la puerta. La espalda de Asradi se envaró al escuchar sonidos de llaves y, por inercia, retrocedió lo que vendrían siendo unos cuantos pasos. ¿Qué hacer? Miró de nuevo a su alrededor. La ventana estaba todavía bastante alta, tendría que arrastrar una mesa hasta allí para poder alcanzarla, e incluso, tener que poner una silla encima. Con el consabido ruido que haría.

Eso, seguramente, alertaría a los de fuera. No, esperaría. Tratando de ser lo más silenciosa posible, buscó algún lugar dónde esconderse. Y lo encontró tras un montón de barriles y cajas de provisiones que había en una esquina del lugar. Se acurrucó tras todo el material y contra la esquina de la pared, en el más completo de los silencios. Si tenía suerte, podría aguantar ahí y tratar de descubrir quien era esa gente y porqué ella estaba sola en ese lugar.

Y, si la fortuna le sonreía, quizás aprovechar el escapar, si no la veían, en cuanto abriesen la puerta y se descuidasen.

Virtudes y Defectos

Inventario
#2
Octojin
El terror blanco
Oculta tras los barriles, respiras en silencio mientras escuchas el leve chirrido de la puerta al abrirse y unos pasos resonando en el suelo de la taberna. Puedes asomar la cabeza apenas unos centímetros, lo suficiente para ver cómo dos tipos corpulentos entran, seguidos de otros dos hombres trajeados. Hay uno que parece haberse quedado fuera. Sus voces, aunque bajas, llegan claras a tus oídos en el silencio del lugar.

—Todo está en orden, ¿no? —pregunta uno de los trajeados, con voz controlada y despreocupada.

—Sí, sí. El cargamento está en el muelle, listo para pasar el control. Nuestro hombre dentro hará la vista gorda, como siempre —responde el primero de los dos tipos, con una mueca de suficiencia.

El otro tipo asiente, casi con aburrimiento. Tú, mientras tanto, intentas no hacer ningún movimiento brusco. Tu cuerpo se tensa al escuchar el tono calmado en que hablan de un “cargamento”. ¿Será esto alguna operación de contrabando? ¿Qué clase de mercancía están moviendo aquí?

Los dos trajeados, satisfechos con la respuesta, cruzan la taberna con pasos tranquilos, avanzando hacia el fondo. Sin embargo, apenas dan unos pasos más, algo parece ponerlos en alerta. Uno de los tipos, con el ceño fruncido, murmura en tono alarmado:

—Te juro que estaba aquí, dormida… —dice, mirando alrededor, claramente nervioso.

El segundo tipo empieza a revisar cada rincón, tirando sillas, moviendo mesas y buscando desesperadamente. Pasa cerca de tu escondite un par de veces, y si eres capaz de contener la respiración, pegándote lo más que puedes a la pared, quizá no te vea. Seguramente eso incremente aún más la sensación que has sentido antes, la de que tu corazón fuera a estallar de tanto latir. Si uno de ellos te descubre… prefieres no pensar en lo que podría suceder.

Mientras los tipos buscan frenéticamente, los trajeados suspiran con evidente desgana. Uno de ellos, con un aire de superioridad en su tono, les dice algo mientras se va alejando.

—No estamos aquí para perder el tiempo. Les dijimos que queríamos a esa sirena junto al resto del cargamento el día acordado.

¿Cargamento? ¿Sirena? ¿Qué diantres es ese cargamento y por qué te necesitan a ti específicamente? ¿Y cuál será ese día acordado? Me imagino que tus pensamientos son ahora un torbellino mientras los tipos siguen rebuscando y te ves atrapada en medio de esta situación extraña y alarmante.

Uno de los tipos, finalmente, pierde los estribos y le suelta un golpe al otro en el hombro, en señal de frustración.

—¡Como se entere el jefazo… nos mata! Y todo por no ponerle los malditos grilletes, como te dije. Un par de pastillas no eran suficientes… —gruñe, en un tono que parece tan furioso como asustado.

El otro lo empuja de vuelta, sin quedarse callado.

—La mercancía vale viva, no muerta, ¡inútil! —le replica en voz baja, claramente molesto.

El panorama se queda en un silencio tenso, roto solo por el susurro de las respiraciones nerviosas de los hombres. Desde tu escondite, observas el intercambio y no puedes evitar una mezcla de rabia y desconcierto. ¿Te consideran mercancía? El descaro de estos tipos y cada palabra que dicen solo refuerza tu deseo de salir de esta situación lo antes posible. El hecho de que hablaran de grilletes y de pastillas seguramente haga que algo se te revuelva en el estómago.

Finalmente, los trajeados, hartos de la escena, se dan media vuelta y empiezan a salir por la puerta trasera. La misma puerta que, para tu sorpresa, dejan sin cerrar con llave en esta ocasión.

Los dos primeros tipos más rudos se miran entre sí, intercambiando miradas de reproche y preocupación. Uno de ellos murmura algo ininteligible antes de matar con la mirada a su compañero. Y tras ello, parece que se marcharán por el mismo lugar que lo han hecho los trajeados.

Vaya. Pues aquí tienes, al menos, dos opciones: o seguirles, o salir de tu escondite y enfrentarlos antes de que salgan por la puerta. El silencio vuelve a llenar la taberna, y tú, oculta entre los barriles, seguramente ocupes ese tiempo en buscar qué hacer. Tienes una vía de escape, también la que parece tu única oportunidad de averiguar más sobre lo que planean esos tipos… Y, como no, puedes decidir largarte de allí antes de que vuelvan. Quizá puedas llamar a los tuyos y solucionarlo con ellos pero... ¿No será demasiado tarde? Qué difícil elección. 

¿Qué hará nuestra sirena favorita?
#3
Asradi
Völva
Asradi se encogió sobre sí misma en cuanto la puerta, finalmente, se abrió revelando a los que estaban detrás de ella. Prácticamente se abrazó la cola contra su pecho y permaneció en un tenso silencio. Por el sonido de las llaves podía dilucidar que, efectivamente, la habían encerrado ahí por algún motivo. ¿Los demás se habrían percatado? Apretó los labios ligeramente, tratando de hacer el menor ruido posible. Sentía como el corazón le iba a mil por hora, según les iba escuchando hablar. Comentaban algo de una mercancía. Un cargamento que, tal y como lo mencionaban, no debía de ser demasiado legal. Le causaba cierta curiosidad, pero tampoco iba con ella, ¿verdad? Aunque el hecho de que estuviesen trapicheando, quizás aprovechándose de la situación en la que Oykot se había encontrado y aún se encontraba ahora...

La sirena frunció el ceño, y estuvo dispuesta a encararles hasta que cierta mención hizo que se volviese a estar quietecita.

”Te juro que estaba aquí, dormida”.

¿Se referían a ella? La mención posterior, de uno de los hombres trajeados le confirmó que, efectivamente, se trataba de ella. Era la única que estaba encerrada ahí, al fin y al cabo. Lo que le daba a entender que, quizás, no había sido su culpa por beber demasiado. Sino que, efectivamente, le habían metido algo en su bebida en algún instante de descuido y con todo el jolgorio de fiesta. Asradi se maldijo a sí misma por no haber tenido el suficiente cuidado. Se había dejado llevar por la celebración. Tomó aire unos segundos, intentando pensar fríamente y lo suficientemente rápido como para tomar una decisión.

Por fortuna, la búsqueda inicial de los otros dos no dió sus frutos y ella continuó ahí escondida. Cuando se asomó por una rendija de entre las cajas, aguantándose las ganas de pegarles un par de gritos con la mención de los grilletes, vió como el grupo de hombres salía de aquella taberna o almacén. Ya no estaba segura de dónde estaba. Y el hecho de que la considerasen mercancía le revolvía el estómago y le erizaba al mismo tiempo. Era lo mismo de siempre. Personas que se creían con el derecho de esclavizar a otros simplemente por ser diferentes o de otra especie. Los viejos recuerdos no tardaron en invadirla durante unos breves momentos, arrancándole un inevitable escalofrío.

La idea de, simplemente, escapar, se fue diluyendo en su cabeza. ¿Y si ese cargamento del que hablaban se trataba de más esclavos? ¿O de cualquier otra cosa peor? Asradí había visto, y por desgracia había sido testigo de como esa clase de gente actuaba. Si había alguien más en peligro, aunque no estuviese segura de ello, su conciencia nunca estaría tranquila. Podría llamar a los demás, sí, pero eso quizás llamaría demasiado la atención. Quizás era demasiado pronto. O demasiado tarde.

Fuese como fuese, se maldijo un momento a sí misma en su cabeza antes de salir de su escondite una vez se encontró sola en aquel lugar. Se aproximó con cuidado hacia la puerta, que todavía permanecía abierta y se dispuso a seguirles, a una distancia prudencial.

Primero quería saber qué era lo que transportaban, hacia donde y cuáles eran las intenciones de aquellos tipos, antes de actuar de manera más violenta, quizás.



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#4
Octojin
El terror blanco
Te deslizas por la puerta trasera de la taberna y te pegas a la pared, observando cómo los dos tipos caminan callejón abajo, enfrascados en su discusión. Los sigues a una distancia prudente, y pronto te das cuenta de que están demasiado ocupados culpándose entre ellos como para mirar atrás. Uno le recrimina al otro por no haber sido más precavido, y el otro responde que los grilletes no eran necesarios, que el plan era que el cargamento llegara sin problemas. Qué rabia, ¿no? Cada vez que usan esa palabra de forma despectiva...

Mientras caminas a sus espaldas, te recomiendo vigilar tus pasos y te mantenerte en las sombras. Si pudieras hacerte invisible, sería perfecto, pero como eres un poco lo anti-invisible... —lo digo por lo de ser sirena y llamar la atención. Aunque me acaba de decir Octo que es por lo de ser una sirena tan guapa, quédate con lo que quieras— En cualquier caso, te recomiendo precaución. Los hombres trajeados con los que estaban hablando parecen haberse esfumado; probablemente, esos tipos se encargan de la “suciedad” mientras los de traje se ocupan de las ganancias. Al menos es lo que tendría sentido, ¿no?

Bueno, si sigues escuchando su conversación, podrás ver que no te aporta gran cosa. Usan una jerga de calle, y siguen erre que erre con echarse las culpas el uno al otro. Nada nuevo de momento. Aunque empiezan a bajar la voz al acercarse a un callejón estrecho, mal iluminado y bordeado de edificios de aspecto sombrío. Pese a que hace calor y el sol ilumina casi todo el camino que habéis dado, justo el callejón se queda en una lúgubre sombra que incita a hacer cosas poco legales.

—Esto no llega en buen momento… —susurra uno, con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. Es un hombre mayor, al cual los dos tipos se unen formando un corrillo.

—Un mes de retraso… ¡Un mes! —exclama uno de los hombres, golpeando el suelo con el pie. El tono en su voz revela frustración y cierta desesperación. Luego añade en un susurro— Quizás con el cargamento en nuestro poder, el resultado hubiera sido distinto…

¿Resultado? ¿De qué estarán hablando? Cada palabra que oyes solo aumenta la intriga. El hombre, más mayor, que parecía estar esperándoles en el callejón empieza entonces a hacer gestos y notas que bajan el nivel de voz. Cuchichean en tonos bajos, y aunque intentas captar más detalles, sus voces se vuelven aún más tenues. Poco después, los tres entran en una casa modesta al fondo del callejón, y la puerta se cierra detrás de ellos.

Curioso, cuanto menos. ¿Vivirán juntos? ¿Van a planear algo peor? ¿Tendrán el cargamento ahí dentro? Seguro que te haces un montón de preguntas, la verdad. Y no es para menos, yo también me las haría.

Bueno, creo que es evidente que tienes, al menos, dos opciones, al menos en el caso de que sigas intrigada por esta historia de esos tipos. Una sería entrar en la casa, abordar a esa gente o directamente entrar e intentar escuchar algo más. Y otra, sería esperar a que salgan, aunque a saber cuándo sea eso. Obviamente eres libre de hacer cualquier otra cosa, pero este humilde narrador te dejará aquí abajo toda la información que necesitas para tomar una decisión.

Espera, no. Que esto es una T5, vamos a ponerlo un poco más difícil. Siéntete libre de tomar una decisión. Si es entrar a la casa o esperar, avísame. Aquí abajo habrá dos bonitos hides, uno por opción, que te darán más información para que puedas actuar en consecuencia. Si por el contrario, eliges una tercera opción, solo te pido una cosa: sorpréndeme.

La decisión está en tus manos: ¿prefieres la sutileza y el sigilo de esperar, o arriesgarte entrando para obtener respuestas de inmediato?

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#5
Asradi
Völva
Fue siguiéndoles poco a poco, intentando ser lo más sigilosa posible o, al menos, todo lo sigilosa que podía ser una sirena en tierra y que aún no había sido capaz de separar la cola en piernas. Eso era una desventaja para ella en muchos sentidos. Era más vulnerable a que la descubriesen con más facilidad, por mucho que, por norma general, se pusiese una prenda de ropa larga por encima. De todas maneras, ahora estaba más centrada en seguir a eses tipos e iba frunciendo el ceño según les escuchaba hablar.

Seguían hablando del cargamento. ¿Se estarían refiriendo a ella o a otra cosa como tal? Aunque cada vez que mencionaban el tema de los grilletes sentía como la crispación iba en aumento. Fuese como fuese, continuó siguiéndoles con el mayor cuidado posible, incluso a través de aquel estrecho y poco salubre callejón. Todavía podía oler, a lo lejos, el aroma a mar. Y lo añoraba profundamente. Quizás tendría que haberse dado media vuelta cuando tuvo la oportunidad. Pero había algo en eses tipos, en esa situación, que no le gustaba lo más mínimo. Asradi aprieta ligeramente los labios y entorna los ojos cuando, al poco rato, el grupo de hombres se meten en una casa que se encuentra al fondo del callejón.

Diantres... — Musitó para sí misma cuando se encontró en el exterior.

Efectivamente, podría ahora darse media vuelta y olvidarse de todo ese tema. Ignorarles y comenzar a buscar a Ragnheidr y a Airgid. O incluso a Ubben si se encontrase por las cercanías. Pero un pensamiento recurrente, y oscuro, llevaba taladrándole la cabeza durante un buen rato. Un sentimiento de miedo y preocupación a partes iguales.

¿Y si se trataba de él?

La pelinegra tragó saliva. Todo su cuerpo tembló ligeramente de manera automática. Era como un acto reflejo que no podía evitar todavía. Pero si era así... Prefería encararse a arriesgar a los demás a sufrir algún daño porque quisieran ayudarla o protegerla. No les podía hacer eso.

Asradi rodeó ligeramente la casa, aunque solo de manera parcial. Era consciente de que, por ahora, se encontraba en desventaja, y ya habían logrado drogarla en aquella fiesta que habían tenido después de haber ayudado a liberar al pueblo de Oykot y regresarles un trabajo digno a los balleneros. Y, aún así, no estaba dispuesta a dejar las cosas de esa manera. Intentó sopesar sus posibilidades. Eran tres, solamente tres. Con un poco de suerte, y maña, quizás podría con ellos. Pero antes necesitaba averiguar más.

Buscó una ventana por la que colarse, y encontró una entreabierta. Era arriesgado, sin duda alguna, pero por ahora necesitaba más información. Porque, sucediese lo que sucediese, la cosa no se iba a quedar así. Encontró un par de cajas que apiló y dispuso para subirse y, así, poder hacer fuerza para abrir la ventana. Le costó al principio, pero pudo subirla lo suficiente como para que su cuerpo cupiese. Se deslizó todo lo que pudo hasta terminar en el interior de la casa. Miró y rebuscó a su alrededor, a ver si veía algún tipo de cargamento, intentando no ser descubierta todavía por esa gente. Y, de paso, se acomodó detrás de una puerta entreabierta que daba lugar a una habitación sencilla donde se encontraban los tres hombres que habían entrado. El suelo chirriaba suavemente bajo su paso, por lo que intentó moverse despacio y con todo el cuidado posible. Una vez dispuesta en su escondite, solo esperó.

Asradi intentó moderar su respiración y obligarse a calmarse. De momento necesitaba más información al respecto, así que de momento se quedó ahí, detrás del umbral de la puerta y refugiada en un lateral de la misma, apenas asomando lo justo y lo necesario para ver si había alguien más que eses tres varones. Ya fuesen personas o algo más relevante. Y, por supuesto, intentar enterarse de que iba todo aquello.

La conversación no tardó en reanudarse y ella puso la oreja. Habían sido mencionados dos nombres: Monclair y Giannis. Frunció levemente el ceño, no les sonaba de nada o, al menos, no recordaba dichos nombres.

Pero fue el hecho de las mercancías vivas lo que terminó de colmar su paciencia.

Era suficiente para ella.

¿De qué mercancías vivas estáis hablando? — La efigie de la sirena, en toda la estatura que le permitía, dignamente, su cola, se dejó ver bajo el umbral de aquella puerta.

Tenía una mirada no solo cuidadosa, sino también seria y punzante. Aquella situación no le gustaba ni un solo pelo. Y era consciente de que, seguramente, ella fuese parte de esas mercancías o, al menos, esa fuese la intención a juzgar por cómo la habían drogado.

Se estaba arriesgando demasiado, lo sabía, era consciente. Y seguramente se lo recriminase a sí misma después. Pero no podía aguantar ese tipo de cosas.


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Virtudes y Defectos

Inventario
#6
Octojin
El terror blanco
Bueno, pues antes de nada... ¡Enhorabuena! Has decidido echarle valor, entrar en la casa y hacer de espía. Esta gente de la revolución... Cómo sabe infiltrarse en sitios ajenos, eh. Os voy a contratar yo para saber qué diablos hace mi vecino a las once de la noche para hacer tanto ruido... Bueno, que me desvío.

Te plantas en la habitación, con una mirada intensa y desafiante, y con la determinación que te caracteriza. Los dos hombres de aspecto rudo se quedan boquiabiertos al verte allí de pie, su postura pasa de sorpresa a alerta en cosa de un segundo. El viejo, en cambio, apenas parece alterado. Da un par de pasos hacia atrás, apoyándose contra la pared, observando cada uno de tus movimientos como si ya hubiera anticipado este encuentro. Su mirada tranquila y calculadora no te inspira ninguna confianza. Puedes ver bajo ese evidente paso de los años, que si bien no ha tramado ya algo, lo está haciendo en ese momento.

Uno de los tipos te señala con un dedo tembloroso, y murmura, casi sin poder creérselo.

—¡Es la sirena! La misma que estaba en la taberna.

El viejo asiente con calma, sin quitarte los ojos de encima, y les dice a los hombres algo que parece evidente.

—Ya saben lo que tienen que hacer. No queremos que el jefe se cabree, ¿verdad?

“¿El jefe?”, piensas, sintiendo un escalofrío. No tienes ni idea de quién podría ser, pero si este viejo lo menciona con tanto respeto, no debe ser alguien común. ¿No lo habían mencionado esos dos tipos anteriormente también? Bueno, parece lógico. Los tipos la han cagado ya un par de veces y los llevas observando poco tiempo, se ve que muy eficientes no son. Veremos a ver si pelean bien o mal.

Antes de que puedas responder o moverte, uno de los hombres carga contra ti con un puño dirigido directamente a tu estómago, su movimiento es veloz pero predecible. Instintivamente, te preparas para recibir el impacto, veremos a ver cómo reacciona nuestra sirena.

Apenas has procesado el primer ataque cuando el segundo tipo toma carrerilla y se lanza hacia ti, apuntando a tu rostro con su propio puño. La coordinación de sus ataques sugiere que están acostumbrados a pelear en equipo, aunque no parecen especialmente diestros. Quizá te han dejado una ventana demasiado grande entre un ataque y otro que puedas aprovechar.

Estoy seguro de que ves la oportunidad de medir tus movimientos y planear una respuesta en medio del caos. Una que ponga todo patas arriba. Aunque te superan en número, sus golpes son toscos, y parece que subestimaron tu capacidad de pelear..

Mientras los dos tipos intentan tumbarte y tratan de organizarse en los ataques que te lanzan, el viejo simplemente observa, su expresión es completamente impasible, como si estuviera estudiando cada uno de tus movimientos. Su falta de reacción no es solo inquietante, sino que revela una confianza que te resulta extraña, como si estuviera completamente seguro de que sus hombres te controlarán eventualmente. O de que perderán y le tocará actuar. En cualquier caso, no pierde ese rostro sereno ni un solo segundo.

Bueno, pues espero que les puedas dar su merecido. ¡Ánimo sirena!

Tus rivales

Matemáticas
#7
Asradi
Völva
Quizás se había precipitado demasiado. Seguramente luego, si salía de esa, se lo terminaría recriminando. Pero es que estaba cansada. Cansada de ser tratada como mercancía, cansada de huir y cansada de tener miedo. Eso era lo que siempre se decía aunque en el fondo, muy en el fondo, todavía sintiese pavor por ciertos recuerdos. Era algo intrínseco que le habían marcado a fuego al mismo tiempo que lo habían hecho aquella vez en su espalda. Pero estaba cansada de huír, de tener que dejar a la gente que quería siempre atrás. Aunque ella se autoconvenciese de que era para protegerlos, en realidad tenía pavor de que, efectivamente, las represalias fuesen contra esas personas queridas.. Quizás era egoísmo, pero prefería serlo a tener que lamentarse después por muchos motivos.

Asradi envaró la espalda, manteniéndose en su lugar, en guardia y mirando a los tres hombres presentes. Era el viejo el que más repelús le daba. Los otros, al fin y al cabo, parecían más matones que otra cosa. Por inercia, dió un paso hacia atrás, un saltito más bien, mientras no les quitaba el ojo de encima a los otros.

Todo sucedió demasiado rápido: uno de ellos se fue contra ella, con un puñetazo directo hacia su estómago. Y todo se encendió. Como si alguien hubiese pulsado un botón escondido en la sirena. Los ojos de Asradi, siempre calmos como el océano, se tornaron grisáceos: el presagio de una tormenta. Tanto sus pupilas como su mandíbula se afilaron. No solía ser una persona violenta, pero seguía teniendo sangre de tiburón. Y nunca, nunca, se debía jugar con un escualo acorralado. Por inercia, expuso sus manos a la altura de su propio estómago. No para defenderse de aquel puñetazo. No al uso, más bien. Entre ella comenzó a juntarse, rápidamente, toda el agua que había condensada en el ambiente. Estaban en un lugar portuario, cerca del mar, al fin y al cabo. Pero esta vez había sucedido de una manera mucho más rápida que de lo habitual.

Umibozu
JGY601
GYOJIN JUJUTSU
Utilidad Activa
Tier 6
31/10/2024
20
Costo de Energía
3
Enfriamiento
El usuario ha aprendido a reunir mayores cantidades de agua del ambiente a una mayor velocidad con el fin de poder utilizar esta técnica junto a las demás del Jujutsu, aun en un entorno en el que no se disponga de agua. De forma adicional el incremento de agua que reúne mediante esta técnica brindará un daño adicional a las técnicas.
+40 de [Daño]

No solo era un incremento de agua, sino que ésta se había condensado y comprimido ahí de tal forma que pareciese que estuviese a punto de estallar. Asradi entornó los ojos, puestos sobre ambos hombres. El otro había atacado poco después, pero todavía tenía tiempo, si jugaba bien sus cartas. O, al menos, esa era la intención.

Era una sirena, sí. Pero no estaba totalmente indefensa. Odiaba que muchos pensasen que, por ser habitantes del mar, por ser de otra especie, solo los viesen como esclavos o simple mercancía o entretenimiento. ¿Qué eran lo que se merecían esas personas? Ser tratadas de la misma manera. O peor todavía. No era tan santa como pudiese parecer, por mucho que desease el entendimiento entre gyojins y humanos. No pretendía tampoco una venganza o un baño de sangre por lo que otros habían hecho. Tampoco metía a todos los humanos en el mismo saco, puesto que había conocido mucha gente buena. Y el ejemplo más cercano lo había visto ahí, en Oykot. Como los humanos se marginaban, incluso, entre ellos.

¿No os han enseñado que a la mercancía no se daña? ¿Qué diría el jefe? — Siseó con un tono bajo, peligroso. Y rencoroso en cierto sentido.

Cuando el puño pareciese que fuese a impactar, Asradi soltó, de repente, el cúmulo de agua giratoria que estaba concentrando, provocando que ciclón de agua se desprendiese de manera peligrosa directamente al primer tipo, buscando dañarle y arrastrarle al mismo tiempo.

Bakkupuru
JGY402
GYOJIN JUJUTSU
Ofensiva Activa
Tier 4
8/9/2024
49
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario condensara el agua a sus alrededores o la del ambiente mientras la reune con sus manos rotando su cuerpo con el fin de formar un pequeño ciclón de agua a su alrededor que barrera con todos el mundo que se encuentre a 15 metros a su alrededor y en caso de encontrarse bajo el agua el ciclón tendrá una altura de 30 metros, dicho ciclón causa [Derribo] a quienes alcance.
Golpe Básico + [FUEx2,9] de [Daño Perforante]

No solo eso, sino que el agua comenzó a ganar en capacidad y el ciclón a aumentar de tal forma que, con la misma intención, alcanzar al resto de atacantes. Una vez hecho esto, ella aprovecharía para retroceder un par de pasos, sin dejar de mantener el control del agua de manera efectiva y casi brutal. Tomó aire un par de segundos, antes de fulminarles con la mirada en ese momento. Si querían guerra, iban a tenerla.

¡¡Valföðr er blant oss!! — La voz de Asradi se alzó, al mismo tiempo, por sobre el rugido del agua, uniéndose a ésta de una manera espiritual y que pretendía penetrar en las voluntades de aquellas personas. Pero no era un canto inspiratorio, como los que solía hacer para ensalzar a sus aliados, a los suyos.

Era, literalmente, un grito de guerra.


Las odiosas matemáticas (?)


Enfriamiento


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Virtudes y Defectos


Inventario
#8
Octojin
El terror blanco
Tu ciclón de agua estalla en el pequeño espacio que es aquella habitación, lanzando una ráfaga de gotas y salpicaduras que llenan el ambiente con el sabor salado del mar. Quizá no has tenido del todo en cuenta el escenario en el que te encuentras, y has roto parte de la cama y los muebles de alrededor. Pero... ¿Qué más da? Esa gente no merece otra cama que la de una celda.

El anciano da un par de pasos hacia atrás y por los pelos no se ve inmerso en el torbellino. Mientras, los dos tipos reciben el impacto directo, pero sorprendentemente se mantienen en pie, retrocediendo apenas un par de pasos, empapados y ligeramente aturdidos. Aunque más aturdidos están después de tu ataque de voz. No reaccionan y les pilla totalmente por sorpresa, algo que hace que se lleven las manos a los oídos. Intercambian una mirada rápida, y el segundo tipo se limpia el rostro con el dorso de la mano mientras masculla un insulto, irritado pero no vencido.

El viejo, desde su rincón y su zona cómoda, ni se inmuta. Observa con su eterna expresión calculadora y un aire de indiferencia casi insultante. Con voz seca, lanza un comentario que probablemente encienda más tu furia. O quizá ya no te sorprenda, visto lo visto.

—No olviden que el rostro no debe tocarse. Si la dañan demasiado, el jefe nos dará un buen disgusto, y valdrá menos en el mercado.

Si tenías alguna duda... Sí. Es un auténtico cabrón. Quizá no te des cuenta porque estás inmersa en el combate, pero ha sacado un Den Den Mushi de su mochila y lo ha puesto en la mesita, y está intentando establecer algún tipo de conversación. Quizá quiera poner al tanto a alguien, o pedir refuerzos. En cualquier caso parece bastante tranquilo.

En fin, volviendo al tema... Este humilde narrador te intentará tranquilizar. No eres una simple mercancía, y mucho menos un objeto para exhibición, vales mucho sirenita. Dale duro a estos tipos con tan mala fe. Estoy seguro de que en estos instantes, la ira arde en tu pecho, pero seguro que puedes controlarla, enfocando toda esa energía en prepararte para el siguiente ataque.

Los dos tipos, ahora más serios, se posicionan, uno delante del otro, listos para atacarte en sincronía. Al parecer, han aprendido la lección: no te darán oportunidad de atacarlos a la vez. El primero se abalanza hacia ti con rapidez, lanzando un puñetazo directo a tu estómago. Sus movimientos son bruscos pero eficientes; parece saber dónde golpear para causar el mayor daño. Es probable que si el golpe impacta directamente en tu estómago, te deje unos segundos sin aire y te cueste más respirar.

Te preparas para el impacto, consciente de que el segundo tipo ya está a punto de lanzarse detrás de él, listo para un golpe que sigue la misma trayectoria. Al ver sus movimientos, entiendes su estrategia: te atacarán en un patrón constante, escalonadamente, sin darte oportunidad de respuesta. O eso creen ellos.

La fuerza de su golpe, de darte, te hace retroceder un poco, y seguramente sientas una punzada de dolor. Esos dos tipos parecen haberse transformado. Sus ojos revelan una concentración total, y están dispuestos a no dejarte ninguna oportunidad de contraatacar. Pero yo confío en ti, que lo sepas.

Es momento de, a pesar del dolor, tanto físico como mental, apretar los dientes y calcular tus opciones. Sus golpes, aunque fuertes, son predecibles, y ves que quizás puedas eso en su contra.

Los dos tipos, confiados en sus habilidades, parecen convencidos de que lograrán controlarte con esta táctica. No perciben el fuego en tu mirada, esa chispa de espíritu de lucha que crece más con cada golpe que intentan asestarte.

¡Ánimo sirena, tú puedes con esto y mucho más!

Tus rivales

Correcciones de tu primer post

Matemáticas
#9
Asradi
Völva
No olviden que el rostro no debe tocarse. Si la dañan demasiado, el jefe nos dará un buen disgusto, y valdrá menos en el mercado.

Ahora mismo, el hecho de casi haber destrozado una habitación, o quizás algo más, por haber conjurado un ciclón de agua en un espacio cerrado y relativamente pequeño, no era lo que le importaba. No iba a lamentar eses daños materiales cuando estaba en verdaderos problemas. Cuando esas palabras le chirriaban en la cabeza una y otra vez, como un doloroso mantra. Y no era, precisamente, la voz del viejo la que estaba escuchando en eses momentos, sino otra voz. Otro tono. Uno que, por desgracia, conocía demasiado bien.

Los labios de la sirena se apretaron de manera dolorosa, incluso se mordió el labio inferior arrancándose un pequeño hilo de sangre, solo para mitigar toda la rabia que sentía. No fue consciente del movimiento del viejo, pues aunque le había escuchado, su mirad ay su atención estaba puesta, plenamente, en los otros dos.

Algo les había hecho, pero no mucho. Era consciente de que, en fuerza física, llevaba las de perder, generalmente. Y ella nunca había sido violenta. Sus dones, sus habilidades, estaban enfocadas más bien en otro campo. Pero no era momento para pensar en eso. Los matones volvían al ataque.

Por inercia, Asradi se concentró los segundos suficientes como para que la mitad de su cuerpo se recubriese en una coloración mucho más oscura. De hecho, resaltaba enormemente con el color de su piel y de su cola, de cintura para arriba, manos y brazos incluídos.

Refuerzo III
BUSO601
BUSOSHOKU
Haki intermedio
Tier 6
21/10/2024
10
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario recubrir medio cuerpo y múltiples armas con haki, tornándose estos de un color oscuro y brillante como el metal, siendo capaz de golpear los cuerpos de todo tipo de Akumas. Obteniendo un bono de +30 en los daños que aplique el Haki y +15 [Resistencia] ante daños y efectos. (En caso de querer recubrir solo pequeñas zonas del cuerpo, inferiores a la mitad del recubrimiento máximo el coste bajara a la mitad)
+30 en los daños físicos desde área afectada y +15 [Resistencia] ante daños y efectos en el área recubierta.


El golpe en su estómago tuvo lugar, pero no con la fuerza inicial que se habría esperado, aunque por suerte no le había hecho daño en ese sentido. Asradi tomó aire y apenas su cola retrocedió unos centímetros hacia atrás. Aún así, tuvo el tiempo justito para reaccionar con el otro que se le venía encima. Ese dolió más, arrancándole un gemido de molestia. Junto con un fruncir de ceño inmediato.

Hizo un amago de lanzar un nuevo grito como el anterior, pero eso jamás ocurrió, intentando distraerle lo suficiente.

Truco de Manos
SPL101
ESPECIALISTA
Utilidad Activa
Tier 1
4/8/2024
17
Costo de Energía
1
Enfriamiento
El usuario como buen experto que es en el manejo de todo tipo de armas tiene una buena agilidad con sus manos lo cual le permite realizar algunos pequeños trucos a la hora de atacar que crearan una distracción con algún ataque falso, o fingiendo perder su arma, con el fin de que el enemigo tenga dificultades para eludir la siguiente ofensiva inmediata del usuario viendo sus [Reflejos] reducidos.
-5 [Reflejos]


Aprovechando que el ciclón de agua anterior había llenado la habitación de dicho líquido, pudo concentrar la misma de nuevo entre sus manos, lanzando una esfera de agua que rotó, directamente, hacia el segundo hombre que había aprovechado la ofensiva de su compañero y que, ahora, estaba de nuevo frente a ella.

Uchimizu
JGY401
GYOJIN JUJUTSU
Ofensiva Activa
Tier 4
7/9/2024
46
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario tomara un poco de agua con su mano para dispararla como una esfera que viaja a gran velocidad contra su objetivo, contando con 15 metros extra de alcance, con un aumento de +5 [Tasa de Acierto]. En el caso de no disponer de agua natural se podra reunir al momento agua del ambiente en la mano pero aumentara el coste de Energía en +50%.
Golpe Básico + [FUEx2,9] de [Daño Perforante]


La bola de líquido vital fue directamente, sin miramientos, hacia su objetivo. Asradi retrocedió todo lo que pudo, jadeando copiosamente. Se notaba el esfuerzo que estaba haciendo para mantenerse ante aquellos tipos. Sentía como la adrenalina recorría todo su cuerpo.

¿Rendirse? Se lo había planteado inicialmente, en un momento fugaz. Pero eso significaría volver a la esclavitud, seguramente. No quería volver a esa vida.

Antes prefería...

Tragó saliva y su mirada se dirigió, nuevamente, al viejo.

¿Para quién trabajáis? ¿Quién es ese “jefe” del que tanto hablas? — Inquirió. Posteriormente, tomó aire, solía ser bastante carismática, quizás podría intentar solucionar eso por las buenas. En el punto en el que se encontraba, no perdía ya nada. — ¿De verdad creéis que vais a ganar algo conmigo? Una sirena que ya ha sido "tomada", no vale nada en el mercado. Eso deberíais saberlo.


Se estaba tirando tremendo farol, pero en esa situación, cualquier cosa valía.



Las odiosas matemáticas (?)



Enfriamiento

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Inventario
#10
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