Hay rumores sobre…
... que existe una isla del East Blue donde una tribu rinde culto a un volcán.
[MT] [Misión de Temporada] Por una botella de sueños.
Drake Longspan
[...]
Los pasos resonaban sobre la cubierta, lentos y pesados, cada uno golpeando la madera con una metódica y metálica lentitud que casi podía sentirse en el aire. Era un ritmo constante, como un macabro reloj de arena marcando el avance del enemigo. El ambiente de la bodega permanecía en tensión, en alerta, con sus miradas furtivas hacia el techo mientras aguardaban cualquier señal de lo que se avecinaba.

La sirena asintió con signos de horror en su rostro.

M-Me llamo Jaela Rand.

Con la cautela de un cazador, Silver permanecía atento, observando el aura poderosa que había ante ellos. Jaela Rand, la sirena que había sido capturada y mantenida cautiva. Tras la reciente conmoción, comenzó a incorporarse, y en su torpeza, su codo chocó contra varias botellas de vino venenosas colocadas a su alrededor. Las botellas se precipitaron hacia el suelo, y el ruido de vidrio roto parecía inminente, así como el salpique del veneno alcoholizado. Sin embargo, en un gesto ágil con ambas manos, la sirena invocó su dominio sobre el Jujutsu Gyojin, deteniendo las botellas en el aire antes de que se rompieran y dejando flotando cada gota de líquido venenoso. Como en un solo movimiento, el veneno mezclado con vino quedó suspendido y luego retornó a las botellas que Jaela colocó de nuevo en su lugar... Su habilidad era increíble.

Al levantarse por completo, sus ojos buscaron a Silver, y en su postura había una determinación naciente, una energía diferente. A pesar de las marcas de dolor y las cicatrices, la sirena parecía haber recobrado algo de la fuerza que el tiempo en cautiverio había intentado quitarle. Con la voz cargada de seriedad y una expresión solemne, se dirigió al capitán, sin apartar la mirada de él ni de la tripulación que la había liberado.

Si vamos a morir, que se vaya conmigo.

Silver D Syxel entrega el dial de impacto a Marvolath mientras conversaba con la sirena, gracias a su carisma y liderazgo natural, parece convencerla a seguir adelante, poco a poco.

Mientras la sirena hablaba, el sonido de los pasos sobre ellos se volvió aún más lento y cercano, y junto a cada paso, el ruido de una cadena deslizándose en el suelo incrementaba la tensión en el ambiente. Dharkel, sin apartar la vista de la puerta, exhaló el humo de su cigarro en silencio. Marvolath, por su parte, examinaba el dial que Silver le había entregado. A medida que avanzaba el tiempo, sus manos estudiaban el mecanismo con calma, aunque sus ojos iban y venían de la entrada de la bodega al objeto en sus manos, analizando posibles opciones con cada giro. La atmósfera se volvía cada vez más densa, y en un cruce de miradas, la tripulación parecía medir cada uno de los pasos, anticipando el momento en que el intruso llegara. Balagus, con la carne seca en la boca, se prepara para el futuro combate, investigando la zona junto al resto del grupo. Aparentemente, no hay nada más allá de lo ya encontrado.

Cada palabra parecía reverberar en la bodega, y el eco de los pasos finalmente se detuvo al pie de la escalera junto al ruido de las cadenas...

Eeny, meeny, miny, moe... Ka-ja-ja...

Resumen


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#31
Silver D. Syxel
-
Soundtrack



La atmósfera en la bodega era sofocante, y cada eco de los pasos metálicos que retumbaban sobre ellos parecía añadir más peso al aire ya cargado. Silver mantenía la mirada fija en Jaela, sintiendo cómo una chispa de esperanza se avivaba en sus ojos llenos de terror. La sirena había tenido una reacción rápida y precisa; con un control extraordinario, había conseguido suspender las botellas venenosas en el aire, devolviendo cada gota a su lugar sin que una sola se derramara. Era evidente que no solo se contaba con un espíritu indomable, sino también a una habilidad impresionante que el capitán consideró que podía inclinar la balanza a su favor en el combate.

La determinación en los ojos de la sirena era nueva, distinta al terror con el que se había dirigido a él al principio. Silver asintió, transmitiéndole una certeza casi tangible.

No vamos a morir aquí, Jaela. No mientras tengamos fuerzas para pelear y salir de este maldito lugar —aseguró, utilizando una voz baja pero cargada de la misma fuerza que siempre buscaba inspirar en los suyos. No era solo una promesa; era la convicción de alguien que había cruzado ya el filo de la muerte demasiadas veces como para aceptar la derrota en un lugar tan indigno como aquel. —Confía en nosotros, te sacaremos de aquí con vida.

Aquel encuentro estaba alcanzando su punto álgido, y la amenaza se materializaba con cada segundo que pasaba. Syxel sentía el aura de esa presencia acercarse desde la cubierta superior, avanzando hacia ellos con una tranquilidad escalofriante. La vibración de ese poder era demasiado nítida, casi aplastante, y tenía claro que este "saqueador", como la joven lo había llamado, no era un enemigo común. Su sola presencia le advertía que estaban ante una fuerza arrolladora, pero el pirata sintió cómo una ola de calma férrea lo inundaba. Cerró los ojos brevemente, afinando su percepción mientras el pulso de esa presencia se volvía más fuerte, más palpable.

Empuñó ambas espadas y, con un gesto calculado, reavivó las llamas que cubrían las hojas. La luz reveló de nuevo los siniestros detalles de la bodega: los maniquíes deformes, las sombras que parecían proyectarse de ellos mismos, y la imagen de sus compañeros concentrados, cada uno en su lugar. Era una visión que lo llenaba de determinación; se enfrentaban juntos, y juntos resistirían.

Dirigió una rápida mirada a Marvolath, quien, con una calma quirúrgica, estudiaba las estatuas y el dial que Silver le había entregado momentos antes. Confiaba en que la habilidad del doctor les otorgaría alguna ventaja, por pequeña que fuera. En el breve cruce de miradas con Balagus, que sostenía su hacha con una fuerza contenida y frustración latente, el capitán percibió la misma promesa de lealtad que tantas veces les había salvado. Dharkel, por su parte, parecía pensativo, atento al entorno, tal vez trazando un plan o aguardando el momento exacto para actuar.

Está justo sobre nosotros —susurró Syxel, tan bajo que apenas se escuchaba, pero sus palabras fueron recibidas con la atención plena de sus compañeros—. Sigue avanzando, pero no sabemos cómo atacará. Manteneos alerta; puede abrirse paso desde arriba.

Las pisadas se detuvieron justo al otro lado del techo, y Syxel percibió cómo su tripulación contenía la respiración al unísono. El sonido de cadenas arrastrándose y el macabro susurro de una voz empezaron a descender hacia ellos. Era un murmullo suave, pero impregnaba el ambiente con una presencia asfixiante, como si el tiempo mismo se estirara, ralentizado por la anticipación.

El capitán apretó con fuerza ambas espadas, sintiendo el calor de las llamas extendiéndose a través de sus brazos. En su mente, repasaba cada posibilidad, atento a cualquier señal del inminente ataque. Ya fuera que irrumpiera desde las escaleras o que creara un acceso repentino a través del techo, Syxel estaría listo para no dejarse sorprender. La tripulación observaba cada sombra, aguardando.

En cuanto el aura del enemigo se hizo más densa y tangible, un cambio sutil en las vibraciones del barco le advirtió que el momento estaba a punto de llegar. No emitió palabra alguna; en silencio, su cuerpo respondió con precisión. Adopta la postura de desenfunde rápido, ambas manos sobre las empuñaduras de sus espadas envueltas en llamas, inmóviles pero listas para un ataque directo.

En cuanto tuviese al enemigo a la vista, sus espadas se moverían en un destello casi invisible: dos tajos cruzados y perfectamente sincronizados que cortarían el aire. El rápido desenfunde de su técnica se desataría con una potencia tan precisa y brutal que buscaría cortar, no sólo la carne, sino la voluntad de cualquier rival que intentara pasar por ese punto, provocando una profunda hemorragia.

Cada fibra de su cuerpo se mantenía en tensión, como un muelle a punto de soltar su fuerza. El resplandor de las llamas oscilaba en sus espadas, revelando la determinación en su mirada, lista para golpear con todo.



Desenfunde Rápido
SAM301
SAMURAI
Utilidad Activa
Tier 3
9/9/2024
36
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Tomando la empuñadura de su arma sin desenfundar o posicionando en la misma pose aunque este desenfundada. El usuario tomará una postura muy habitual para iniciar un duelo de espadachines para concentrar sus fuerzas en un primer movimiento ofensivo, ya sea un básico o una tecnica, junto al veloz desenfunde del arma obteniendo un incremento de [Destreza] y de daño a una ofensiva que se ejecute junto a esta postura.
+5 [Destreza] y +25 de [Daño]

Rashomon
SAN502
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 5
7/10/2024
63
Costo de Energía
3
Enfriamiento
El usuario posara su mano en sus armas, o arma, enfundadas concentrando en un objetivo frente a él con el fin de realizar un rápido desenfunde ascendente con el que trazar un rápido y certero corte que llegara a ocasionar una [Hemorragia leve], el corte será tan fuerte que cortara todo en un alcance de 5 metros siguiendo el recorrido de los filos. Nitōryū: Si se usan dos espadas en la ejecución de esta técnica será capaz de concentrar los dos tajos en un solo punto creando una [Hemorragia media] y pudiendo llegar a [Amputar] una extremidad fácilmente si no se Mitiga la tecnica.
Golpe Básico + [FUEx3,3] de [Daño cortante]

Percepción II
KENB401
KENBUNSHOKU
Haki básico
Tier 4
1/10/2024
7
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +5 [Reflejos].
Área: [VOLx12] metros. +5 [REF]

Detalles Bélicos

Pasivas

Resumen
#32
Balagus
-
Nada. No había nada en aquella condenada bodega que les ofreciera alguna ayuda para luchar contra lo que fuera que venía contra ellos, y la única salida posible pasaba por quien quiera que fuera el “saqueador”. Balagus regresó al lado de su capitán, que permanecía listo y preparado ya para el inminente combate. Cerca de él, la sirena, cuyo rostro había desterrado el terror que antes la embargaba y empequeñecía, ahora se mostraba firmemente determinada a darlo todo para salir de allí. Sólo con aquel cambio de actitud, ya consiguió que el oni la tomara realmente en serio.

“Tanto mejor para mí, entonces.” Pensó, refiriéndose en su mente a la ausencia de vías de escape, o de defectos que pudiera explotar a su favor. “Será una pelea de fuerzas enfrentadas, sin trampas ni juegos sucios. Me gusta darles una posibilidad de victoria a mis enemigos, aunque sea.”
 
Afianzó el hacha en su mano, y se giró hacia Silver una vez más, devolviéndole una mirada decidida, de fuego y sangre contenidas en el interior. Las venas de los brazos se le marcaron, a medida que acumulaba su fuerza en ellos e invocaba su Haki en su brazo derecho y, a través de él, en su arma. Agachándose cuanto pudo, abrió un poco de espacio para que sus aliados pudieran coordinar sus ataques, y bajó el pesado filo del hacha casi hasta el suelo, centrando sus sentidos más en la inminente reacción de sus compañeros, que en la aparición de su enemigo, buscando atacar en el mismo momento en el que lo hiciera su capitán.
 
Su concentración era total. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos, en sus sienes, como lentos martilleos constantes, como truenos lejanos que caían sin cesar. Aparte de eso, sólo escuchaba el canturreo y el arrastre de cadenas de quien les perseguía, el batir de las olas contra el casco del barco, y las botellas tintineando aquí o allí.
 
- Fuerza y honor, compañeros. – Le susurró, sin desviar su atención. – La gloria sólo es para quienes están dispuestos a tomarla con sus manos. –
 
La suerte estaba echada. Pronto se desataría el infierno.


Refuerzo II
BUSO401
BUSOSHOKU
Haki básico
Tier 4
2/10/2024
8
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario recubrir hasta dos extremidades o dos armas con haki, tornándose estas de un color oscuro y brillante como el metal, siendo capaz de golpear los cuerpos de todo tipo de Akumas. Obteniendo un bono de +15 en los daños que aplique el Haki y +5 [Resistencia] ante daños y efectos. (En caso de querer recubrir solo pequeñas zonas del cuerpo, inferiores a la mitad del recubrimiento máximo, el coste bajará a la mitad)
+15 en los daños físicos con Haki imbuido y +5 [Resistencia] ante daños y efectos en el área.

División de la Montaña
BER301
BERSERKER
Ofensiva Activa
Tier 3
10/10/2024
36
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Esta técnica se puede ejecutar tanto con un movimiento ascendente como con uno descendente del usuario con un arma en la mano. Buscando trazar un primer golpe certero que causara una [Hemorragia Leve]. Y sentenciando con un inmediato cambio de trayectoria por el mismo camino que recorrió el primer tajo, pero a la inversa buscando causar una herida fatal, en caso de conectar ambos golpes, el efecto será la [Hemorragia Media]. Siendo el segundo golpe un Golpe Básico adicional al limite de básicos por turno.
Golpe Basico + [FUEx2,5] de [Daño cortante]

Pasivas importantes

Detalles Belicoseros

Resumen
#33
Dharkel
-
Tras casi extinguir por completo el cigarro aprovechó que aún le quedaba algo de tabaco para encenderse otro con ayuda del que estaba ya prácticamente consumido. El humo que desprendía por sus orificios no ayudaba a mitigar la densa atmósfera en la que se encontraban, pero al menos le ayudaban a relajarse con cada calada que daba.

Como Dharkel había sospechado, ya se encontraban alertados de la presencia del invitado no deseado. Aquel poder que poseía su capitán, a menudo subestimado, era una herramienta sumamente útil y tendría que priorizar su aprendizaje para dar un mayor apoyo a sus compañeros. Pero encontrar el momento para acosar a Silver y desentrañar sus misterios no era tarea fácil. Aunque renegaba huir de un reto de aprendizaje que tuviese unas mínimas medidas de seguridad. La potencia física era competencia de Balagus y aparentemente del nuevo integrante de la tripulación: Marvolath.

El espadachín dejó de sentir miedo, al menos momentáneamente, por los vaivenes del barco, el golpeteo de las olas contra la embarcación o porque sus vidas estuviesen en un inminente peligro. Fascinado, su atención estaba plenamente puesta en la exhibición que estaba llevando a cabo la sirena. Cuántas cosas le quedarían por aprender, qué maravillosas criaturas y místicos poderes llegaría conocer en su viaje era algo que ni si quiera se atrevía a imaginar una respuesta, pues tan solo en el último año había conocido a criaturas hermosas a su propia manera.

- ¿Cómo has…? – Fueron todas las palabras que llegó a articular mientras daba un paso hacia la sirena, tratando de gesticular para imitar los movimientos de las botellas.

Miró atónito al resto de sus compañeros. ¿Sería la misteriosa Jaela Rand la respuesta al brutal encuentro que estaba a punto de acontecer? ¿Qué relación guardaría con la Familia Blackmore? ¿Y con estatuas? ¿Las manchas de la nota coincidían con las que tenía en sus escamas? ¿Acaso sería ella la valiosa mercancía que los había llevado hasta allí? ¿Quizás querrían venderla como esclava? Su mente volvió a los frenéticos pensamientos, dejando la realidad de lado durante unos instantes.

<< ¡Centrate, no tenemos tiempo! >>, se recriminó a sí mismo.

Morir por un puñado de botellas envenenadas no estaba entre sus prioridades, aunque lo ordenase su capitán o contramaestre. Al fin y al cabo, no le gustaba recibir órdenes y nunca se le había dado bien seguirlas. Pero luchar por la vida y la libertad de otra persona distaba mucho de un cargamento material con el que sacar un puñado de berries.

- Estas botellas están cargadas de veneno – dijo con renovaba determinación y bajo una simple suposición. – Perdón. – Se tapó la entrepierna al recordar que seguía desnudo y continuó. – ¿Podrías llevar este veneno directamente a la boca del señor K usado tu… brujería? La nariz también debería valer – dijo casi en un susurro mientras le daba un par de caladas rápidas al cigarro.

Sabía que su utilidad en un combate en alta mar distaba mucho de ser la idónea y que podría llegar a entorpecer a sus aliados, por lo que en lugar de prepararse como estaban haciendo sus compañeros decidió adoptar un enfoque más destinado al apoyo. Si se viese en la necesidad de intervenir en el combate o de proteger a la sirena no duraría en hacerlo. Comenzó a descorchar botellas, facilitándoselas a Jaela lo más rápido que podía. Esperaba contar con su apoyo y que dispusiese de toda la munición posible antes de que el enfrentamiento comenzase.

Tragó saliva por última vez al escuchar las palabras aparentemente sin sentido del agente Blackmore que revotaron por las parades del barco junto al sonido del arrastre de una cadena, ocasionando que el ambiente estuviese más cargado si es que eso era posible. ¿Había sido buena idea declararles la guerra? Solo el tiempo podría responder a tal cuestión.

<< No tienes que tener miedo, tu familia está contigo… >>, se repitió a sí mismo una y otra vez mientras observaba fijamente la puerta sin dejar de abrir botellas al lado de la sirena. Sabía que podía contar con ellos.


Resumen
#34
Marvolath
-
Había algo inquietante en aquel lugar. Al principio pensó que era el silencio de crujidos y oleaje, pero ahora lo habían hecho suyo, llenándolo con su propio silencio. Las caladas nerviosas de Dharkel, los gruñidos inquietos de Balagus y el crujido del mango del hacha cuando contraía los músculos, la conversación susurrada de Silver y la sirena, e incluso sus propios pensamientos, que sólo él podía escuchar.

Después pensó que eran la oscuridad y el frío de aquella bodega, que inevitablemente recordaban a la muerte, quizá a un tanatorio o un cementerio. Pero ahora las llamas de las cimitarras lo llenaban de una luz cálida que hacía danzar a las sombras, dando vida a la oscuridad; y el calor que despedían desplazaba el frío, siendo reconfortante como un abrigo en una mañana de invierno.

Marvolath miró a su alrededor, buscando qué podía ser aquello que le gritaba pero él no podía oír. Inevitablemente posó la vista en las grotescas estatuas, y no pudo sino contemplarlas. Sus formas imposibles y antinaturales eran inquietantes, pero algo le decía que había algo más. No les quedaba mucho tiempo antes del inminente encuentro, y aunque la orden había sido vigilar la escalera... esta podía ser su última oportunidad de averiguar qué pasaba.

Las recorrió, empezando la más "humana" y acabando por la más... ¿sirena? Estudió sus formas, tratando de aplicar sus conocimientos de anatomía - completamente teóricos en lo referente a sirenas - a lo que estaba viendo. Sabía que, a cierta edad, las sirenas eran capaces de dividir su cola en forma de piernas. ¿Sería eso lo que representaban? Y si era así, ¿por qué plasmarlo? ¿Y qué hacía en este barco? No era un barco mercante cualquiera que transportaba mercancías variadas, sino uno de los Blackmore. Un gran cargamento de vino envenenado, un conjunto de estatuas, y una sirena. Tenían que tener alguna relación, ¿pero cuál?

Y por si fuera poco, había una pregunta más: ¿dónde estaba la tripulación? Sólo habían visto a tres personas a bordo, insuficiente para tripular un navío como este. Y, a juzgar por lo que había podido ver, incapaces de defender una carga como esta. Parecían más unos saqueadores que se les habían adelantado, y el recién llegado podría ser los refuerzos. Pero entonces, ¿dónde...?

- Eeny, meeny, miny, moe... Ka-ja-ja...

La voz del saqueador le recordó la situación en la que se encontraba, y la canción, un momento de su infancia.

- He escuchado antes esa canción. La usaban los niños para escoger a alguien al azar en sus juegos.

Un escalofrío le erizó el vello: su oponente sabía dónde estaban, quizá con el mismo sentido que el capitán, y les acechaba como un gato que caza un ratón por diversión. Se sintió pequeño, realmente pequeño. Esta guerra contra los Blackmore en la que se había visto envuelto sin proponérselo le quedaba grande. Había llegado la hora de la verdad, y no se sentía preparado. Pero ya era tarde para arrepentirse, para quedarse en aquella apestosa taberna en busca de una tripulación de piratas corrientes con la que navegar con relativa seguridad.

Se acercó a la tripulación, alzando su escudo para el inminente ataque. Tendrían que enseñarle al gato lo peligroso que es un ratón acorralado.

Resumen

Otras cosas bélicas
#35
Drake Longspan
[...]
La tensión en la bodega era sofocante, con un aire denso que aumentaba a cada eco de pasos desde el piso superior. Silver observaba a Jaela con un nuevo respeto, impresionado por su habilidad para manipular el veneno, devolviendo con precisión cada gota a las botellas suspendidas en el aire. Esto reforzaba en él la esperanza de que aquella sirena tenía un rol crucial en la próxima batalla. Silver sintió que, en sus ojos, ya no había miedo, sino determinación; una voluntad de resistir junto a ellos.

Silver D. Syxel, mientras tanto, percibía la amenaza inminente acercándose y, con ambas espadas en mano y envueltas en llamas, se preparó para el combate. El ambiente a su alrededor se revelaba sombrío, lleno de figuras deformes y sombras proyectadas, pero el pirata estaba decidido a enfrentar cualquier desafío junto a su tripulación.

Concentrado, se ubicó estratégicamente, previendo cada posible ataque del enemigo, y adoptó una postura de desenfunde rápido, listo para atacar en cuanto tuviera una oportunidad clara.

A su lado, Marvolath analizaba las estatuas y el dial entregado por Silver, mientras Dharkel, con calma y concentración, evaluaba su entorno y el peligro que representaba aquel enemigo, preparado para actuar en el momento adecuado. Balagus, con el hacha firme en sus manos, se mantenía en una postura defensiva, confiado en el vínculo de lealtad que los unía a todos y en la promesa tácita de protegerse mutuamente.

Mientras el saqueador avanzaba hacia ellos, su presencia se volvía más palpable, y la tripulación se mantuvo inmóvil, con los sentidos aguzados y los nervios en tensión. A su alrededor, las sombras parecían cobrar vida en la bodega, mientras cada miembro de la tripulación adoptaba una estrategia según sus habilidades y sus fortalezas. Dharkel comenzó a abrir botellas de veneno, facilitándole a Jaela su uso como arma en caso de ser necesario. Todos se preparaban para un enfrentamiento directo con el intruso.

Esta, utilizando Gyojin Jujutsu, comenzó a balancear el líquido alrededor suyo como si de un juguete se tratase con una habilidad pasmosa.

Stats de Jaela Rand


El saqueador se acercaba aún más desde lo alto, dejando que su presencia oscura y poderosa saturara el aire junto al crujir de la madera, la tripulación permaneció atenta, lista para luchar juntos, con el enemigo a punto de irrumpir en una escena mortífera.

El techo superior a ellos se agrietó, convirtiéndose en añicos sobre ellos, solo siendo prevenido por el capitán de la tripulación, Silver D. Syxel, en ese momento, un hombre de pelo largo y ojos intimidantes caía con un puro en la boca golpeando con su espada en dirección al contramaestre de la tripulación, Balagus.  Mientras ejercía su caída, una lluvia de alcohol proveniente de botellas cayó sobre él, cegando su visión. Debido a su error, el impacto de su espada cae sobre el doctor Marvolath, el cuál estaba preparado para bloquear el impacto como pudo

Kamahl Murr, el Saqueador


Hiryu Kaen
SAN402
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 4
No Aprendida
50
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario da un salto hacia su objetivo torciendo su espada por encima de su cabeza buscando descender sobre un enemigo para caer sobre él liberando un tajo increiblemente rapido en mientras genera una fricción abrasadora del filo con el aire con el fin de causar una [Quemadura leve] en la zona del corte. Ittōryū: Si se realiza esta técnica con una sola espada empuñando con ambas manos la quemadura pasará a ser [Quemadura media] .
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]


Aquel dealer no entendía bien la causa de su mala puntería, pero había golpeado la defensa de aquel ser tan pequeño. Así, arrastrando su cadena hacia el para protegerse, intento gritar el peor insulto que se le pasó por su egocéntrica cabeza.

¡Hidocmelapranmuta!

Su rostro fue toda una muestra de estupor cuando nada de lo que había previsto surgió de su boca, sus insultos requerían años de práctica, pero en este caso, no funcionaban.

Poco pudo hacer más allá que intentar bloquear los golpes del capitán Silver y el contramaestre Balagus, los cuales no sopesaron ni un segundo en caerle encima.

El saqueador, agitó su espada nuevamente contra el capitán de los piratas, pero sus sentidos estaban en completa desorientación. Chocando contra el pirata, el cuál quemo sus manos durante el impacto de espadas, haciendo que el golpeo de Balagus entrase de manera directa rozando el hombro de su cadena, pudiendo evadir torpemente el segundo hachazo, el cuál pudo haber sido mortal...

Uchimizu.

Uchimizu
JGY401
GYOJIN JUJUTSU
Ofensiva Activa
Tier 4
No Aprendida
46
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario tomara un poco de agua con su mano para dispararla como una esfera que viaja a gran velocidad contra su objetivo, contando con 15 metros extra de alcance, con un aumento de +5 [Tasa de Acierto]. En el caso de no disponer de agua natural se podra reunir al momento agua del ambiente en la mano pero aumentara el coste de Energía en +50%.
Golpe Básico + [FUEx2,9] de [Daño Perforante]


Líquido de aquella botella, fueron directos al torso del saqueador gracias a los consejos de Dharkel, haciendo que aquel bandido gimiese de puro dolor y ardor, no sabia por dónde le llovían los golpes...

Poco pudo hacer para resistir semejante lluvia, ni el haki de observación más potente pudo haberle prevenido de un ataque tan bien preparado.

¿Suerte o habilidad? Para un pirata poco importaba. Aquel bandido caía de rodillas y con los ojos completamente en blanco frente a ellos...

Resumen, datos y drama


El tiempo para postear de 48 horas ya ha expirado.

#36
Silver D. Syxel
-
Soundtrack



El combate, aunque breve, había sido intenso y efectivo. Un despliegue de precisión en el que cada miembro de la tripulación había contribuido al máximo. La atmósfera en la bodega se mantenía densa, impregnada aún de la vibración residual de la tensión vivida segundos antes. Silver, con ambas espadas aún en alto, aflojó ligeramente su postura, permitiendo que la calma volviera a instalarse en su mente al ver al saqueador caer, ahora completamente inerte, ante ellos. Un adversario en otras circunstancias digno de un enfrentamiento directo, pensó, uno con el que habría disfrutado probando su filo en un combate sin interferencias. Sin embargo, no había lugar para lujos en una situación tan crítica como aquella.

Con una exhalación profunda, Syxel dirigió su mirada a cada uno de sus compañeros, evaluando su estado tras el fugaz enfrentamiento. Primero sus ojos se posaron en Marvolath, quien, aunque cansado, mantenía una postura resuelta. Luego observó a Balagus y Dharkel, en cuyas miradas se leía la misma pregunta: si aquel enemigo derrotado debía recibir un último golpe o si bastaba con lanzarlo por la borda, como señal de advertencia para otros que pudieran venir tras ellos.

Haced lo que queráis con él —sentenció con tono contenido—. Pero no lo quiero a bordo más tiempo del necesario. Su mirada pasó de uno a otro, confiando en su criterio. Conocía bien los impulsos de cada uno: Balagus y Dharkel difícilmente verían razón para conservar la vida del saqueador, mientras que Marvolath, que observaba desde atrás, probablemente hallaría objeciones a quitarle la vida ahora que ya no era un riesgo directo. Valoraba a cada uno de ellos por sus habilidades y temperamentos únicos, y confiaría en su criterio para decidir el destino de aquel hombre.

Envainó con parsimonia una de sus espadas, permitiendo que el leve murmullo de la hoja al entrar en su funda diera un cierre al combate. Con la otra espada aún en llamas, continuó iluminando el lúgubre ambiente de la bodega, dejando que la luz cálida y oscilante barriera las sombras que se alargaban entre los deformes maniquíes y el reflejo de las botellas. Se tomó un instante, sin embargo, para cerrar los ojos y concentrarse en su Haki de observación. Sintonizó con el entorno, ampliando su percepción y buscando cualquier señal de presencia hostil que pudiera acechar desde algún rincón oculto del barco o de las inmediaciones. Tras un largo y atento momento de silencio, abrió los ojos: nada. Todo estaba en calma, lo que les daba al menos un breve respiro.

Estamos solos —informó con voz firme, asintiendo a sus compañeros para que pudieran relajarse, aunque sin bajar del todo la guardia.

Sus pensamientos se centraron entonces en la situación inmediata. Aunque habían abordado el navío con rapidez y sigilo, su presencia y el humo podían haber sido detectados desde la isla. Permanecer allí demasiado tiempo podía implicar riesgos mayores.

Balagus —le llamó con firmeza—, haz los preparativos necesarios. Remolcaremos este barco hasta un puerto seguro. No dejaremos nada valioso aquí —instruyó, observando los destrozos y el impacto del combate en el entorno—. Asegura el amarre con el nuestro y haz un recuento de lo que podamos aprovechar. Este barco puede tener su valor, incluso con los daños.

Luego se giró hacia el explorador, quien le devolvió una expresión entre atenta y reflexiva, aún inmerso en la escena del combate que acababan de librar.

Dharkel, termina de revisar la bodega. No quiero que nos llevemos sorpresas cuando ya estemos en marcha. Revisa cada rincón y asegúrate de que no dejamos nada útil tras de nosotros.

Finalmente, la atención del capitán se posó en Jaela, la sirena que, contra todo pronóstico, había mostrado una habilidad que ni siquiera él había anticipado. No era solo una prisionera desvalida; con su control preciso y calculado del líquido venenoso, había inclinado la balanza en su favor en un momento crucial, arriesgándose a luchar junto a ellos. Silver se acercó un paso hacia ella, y cuando sus miradas se encontraron, dejó que sus palabras reflejaran el respeto que ahora sentía por la mujer que había dado un giro inesperado al combate.

Jaela Rand —dijo, en un tono en el que su gratitud era casi tangible—, te agradezco el valor que has mostrado—. La determinación en sus ojos hizo evidente que se sentía genuinamente agradecido, no solo por la ayuda que Jaela había aportado, sino por la resiliencia que había demostrado. —Tu habilidad fue decisiva en esta batalla, y sin ti, quizá no hubiésemos tenido la misma suerte.

Se tomó un segundo antes de continuar, observando con seriedad a Jaela, quien parecía haber recuperado algo de fuerza tras la liberación de sus opresores. Quedaba claro que la sirena era claramente alguien que, a pesar de la adversidad, no se quebraba fácilmente. Syxel sospechaba que había una historia tras sus ojos, algo que podía arrojar luz sobre los extraños detalles de aquel encuentro.

Ahora, ¿podrías contarme que ocurre? —preguntó, permitiendo que su tono dejara entrever la curiosidad que realmente sentía—. ¿Cómo llegaste a este barco y quiénes fueron los que te capturaron? Hay mucho en esta historia que no termina de cuadrar. Agradeceré cualquier información puede ayudarnos a comprender el alcance de lo que enfrentamos y a quienes tenemos como enemigos... Y no te preocupes, estás a salvo y podemos llevarte a donde necesites.

El silencio volvió a asentarse en la bodega mientras aguardaba la respuesta de Jaela. La calma tras la tormenta le permitió concentrarse, con el objetivo de esclarecer las sombras que rodeaban aquella extraña situación. Syxel confiaba en que las respuestas de la sirena les revelaran al fin un atisbo de los misterios que los habían llevado a encontrarse allí, pues desde luego, el botín encontrado no era ni de lejos lo que creían perseguir.

Percepción II
KENB401
KENBUNSHOKU
Haki básico
Tier 4
1/10/2024
7
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +5 [Reflejos].
Área: [VOLx12] metros. +5 [REF]

Resumen
#37
Marvolath
-
Todo sucedió en un instante. La agónica espera les había tensado como la cuerda de un arco, y llegado el momento habían actuado con tal velocidad que sólo era posible estar seguros de una cosa: el saqueador, el señor K., yacía inconsciente en el suelo. Piel pálida, respiración rápida y superficial, pupilas dilatas. Pérdida de la conciencia secundaria a un shock traumático agravado por envenenamiento concomitante, determinó. Está grave, pero sobrevivirá.

El capitán dio órdenes al resto de la tripulación, y al no tener ninguna en particular que seguir decidió encargarse de la primera: ocuparse del bandido. Sabiendo que el resto de la tripulación era de tomar medidas drásticas se apresuró, dedicando miradas hostiles a quien pareciese mostrar interés en atajar el asunto. Una vida era una vida, sin importar de quién fuese. Sus compañeros parecían defender que nadie estaba por encima de los demás, y que por ello aborrecían la esclavitud y a los que la imponían; y sin embargo no tenían reparo en decidir quién debía vivir y quién morir.

Despojó al cuerpo de su arma y de cualquier otro objeto de valor que tuviese, aprovechando para estabilizar las heridas más preocupantes, muestra tangible de lo caro que se pagaba descuidarse ante el ataque de cualquiera de ellos. Cuando hubo terminado, y el cuerpo no tenía más que unas improvisadas vendas, se dirigió a la tripulación.

- Sé lo que opinan de esta clase de personas, lo entiendo y lo comparto. Pero decidir si merece vivir o morir nos pone al mismo nivel de quien decide quién merece ser libre y quién no. - pasó una mirada dura de uno a otro - Propongo que, por ser esclavista, lo marquemos a fuego con la seña de su gremio. Y que lo devolvamos a su bote, para que sea el mar quién decida su destino. Ya no es una amenaza, y no nos ha llegado a ver. Como pago por su mercancía podemos dejarle algunas botellas de vino, por si el agua no le saciase la sed.

Sabía que su propuesta no saciaría la sed de sangre de Balagus ni la de venganza de Silver, y tampoco calmaría la preocupación de Dharkel. Pero quería creer que no se había unido a una de esas bandas piratas que los Marines usarían como propaganda para asustar a la población y justificar sus abusos. Y si se equivocaba... no sería la primera vez ni la última tripulación.

Resumen
#38
Dharkel
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El techo se agrietó, cediendo ante fuerza del señor K y dando lugar a un combate que para sorpresa de Dharkel fue resuelto en una rápida vorágine de violencia, permitiendo salir a todos los miembros de la tripulación y a la sirena ilesos. Se giró rápidamente al observar cómo el agente Blackmore caía sobre sus rodillas con los ojos tornados en blanco, e intentó chocar una mano con Jaela dibujando una sonrisa en su rostro a modo de celebración. Parecía que, a pesar de todo viviría para ver un nuevo amanecer. Siempre y cuando no volviesen a aparecer invitados no deseados.

La defensa y posterior contraofensiva fueron ejecutadas con una sincronización casi perfecta, denotando la experiencia y lo bien que se conocían entre ellos una vez más. Aunque contaba con el apoyo de la sirena, jamás pensó que se desenvolvería tan bien con un grupo de desconocidos. El asombro fue casi igual con el médico, quien llevaba poco tiempo navegando bajo la bandera de la tripulación.

- Deberías navegar con nosotros y ayudarnos en nuestra lucha contra los esclavistas. – Ofreció a Jaela de manera sincera manteniendo el tono relativamente alegre antes de notar la firme mirada de su capitán, quién les instaba a decidir qué hacer con el enemigo que acababa de ser derrotado.

Su rostro volvió a endurecerse, especialmente cuando vio como Marvolath se disponía a socorrer y estabilizar a un enemigo que no solo no dudaría en ejecutarle a sangre fría, sino que además podría suponer una amenaza en el futuro tanto para ellos como para el resto de potenciales esclavos. Negó con la cabeza y escupió a un lado, al suelo, en señal de negación y desaprobación, dirigiendo esta vez su mirada hacia Silver y cuestionándose si realmente había hecho bien en incluir al kobito entre sus filas. Tampoco reconocía a su propio capitán, quien en condiciones normales se habría encargado de extinguir aquella vida con sus propias manos de ser necesario.

- ¿Y tú si puedes elegir quién vive? – Preguntó ante el discurso de Marvolath. - ¿Acaso estabilizarle las heridas no es tomar una decisión? Deberías saber dónde te has metido. Este no es el primer cadáver ni el último que dejaremos antes de que todo esto finalice. – Hizo una pausa y aprovechando que Silver estaba cerca se encendió otro cigarro con el fuego que resplandecía en su espada. – Tu superioridad moral y tu aparente reticencia a quitar una vida que tan solo promueve el dolor y el sufrimiento no te hace ser mejor que el resto de los aquí presentes. ¿Quieres dejarle vivo? Muy bien. ¿Qué pasa si se despierta en mitad del mar y muere? ¿No es acaso eso incluso más cruel que poner fin a su miseria? O peor aún, ¿qué pasará si consigue sobrevivir y llegar a tierra? ¿Cuántas vidas tendrá que quitar o someter antes de que entres en razón? ¿Podrás vivir con esa carga en tu conciencia, con esa sangre en tus manos? – Dijo intentando convencerles de poner punto final a la existencia del Blackmore. – Quiero creer que Balagus al menos está conmigo en esto. – Suspiró mirando al oni y esperando algún tipo de confirmación por su parte. – Y puesto que tenemos un empate, debería decidir quién más ha sufrido bajo su yugo: Jaela. – Se giró hacia ella, extendiendo el brazo en su dirección para reafirmar sus palabras. Fuese cual fuese el destino que finalmente caería sobre el que Dharkel había considerado un esclavista, dio un par de profundas caladas al cigarro, generando una molesta nube de humo y se agachó a recoger tanto la espada como el látigo que Marvolath previamente había apartado del hombre que ahora yacía sobre el suelo. – Pero esto me lo quedo – afirmó aún con el pulso acelerado debido a la rabia que sentía.

Como artesano sentía curiosidad por la elaboración de cualquier tipo de arma y, con el paso de los años se había dado cuenta de que de vez en cuando podía aprender algún truco nuevo analizando o destruyendo el trabajo de otros maestros. Como espadachín le interesaba especialmente analizar aquel filo en detalle pues cada vez le urgía más mejorar su propia hoja. Si tenía suerte aquella espada sería justo el reemplazo que necesitaba. De lo contrario tendría que seguir buscando el tiempo y los medios para forjar su propia arma.

Esta vez sí, pero a regañadientes, se dispuso a acatar la orden de su capitán. No le gustaba recibir órdenes y no tenía claro si había llegado a tener esa conversación con Silver, al fin y al cabo, su incorporación en la tripulación fue accidentada y con poco margen de negociación por parte de Dharkel. Ahora tampoco era el momento de sacarlo a la luz. Cuanto más tiempo pasasen allí, más riesgo había de que otros, al igual que ellos, hubiesen visto la señal de humo y cayesen como buitres sobre la carroña.

Comenzó de manera exhaustiva a revisar las cajas o barriles que hubiese en la bodega, abriéndolas despacio y con cuidado de no disparar alguna trampa oculta. Observó con detenimiento las botellas de licor, en busca de alguna o algo que llamase su atención, palpó y rebuscó entre las paredes y los rincones más oscuros de la bodega, finalizando la tarea de búsqueda con lo que más anhelaba: el profundo estudio de aquellas misteriosas estatuas. Al principio se limitó a observarlas. A intentar comprender la escena que querían representar, pasando más tarde al trabajo físico, inspeccionando con sus largos dedos cada uno de los recovecos de tan macabro arte en búsqueda de algún compartimento o secreto oculto. Probablemente solo fuesen estatuas, pero si podía evitarlo no le gustaba dejar nada al azar. Y menos si había un misterio que descubrir.


Resumen
#39
Balagus
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La refriega acabó tan rápido como empezó: en un abrir y cerrar de ojos, el tan anticipado “saqueador” atravesó el techo en una entrada tan espectacular, como desafortunada. Marvolath recibió con estoicismo el primer y único golpe, mientras mandíbulas de acero y fuego, empapadas en aquel vil veneno embotellado, se cerraban sobre el malnacido.
 
El resultado fue un cuerpo inconsciente y malherido sobre el suelo, y nuestra tripulación intacta y triunfante. El oni dejó escapar un bufido de desdén por la anticlimática facilidad con la que habían derrotado a su enemigo, después de tanta tensión acumulada. Que su propio capitán se negara a tomar su responsabilidad, dictando sentencia sobre el destino que le esperaba al Saqueador como así lo requería su puesto, fue algo que disgustó en lo hondo al contramaestre, pero que dejó pasar para hablarlo en privado más adelante. Tras mover un poco la cabeza y los hombros, relajando el cuello con un par de sonoros crujidos, atendió la llamada y se situó junto a Silver.
 
- Puedo reparar los boquetes en un par de días. – Respondió, confiado de sus capacidades, tras asentir al resto de órdenes. - Creo que aún tenemos materiales para hacer los arreglos necesarios mientras navegamos, si te preocupa malvenderlo. Y aunque no los tuviera… no creo que nadie eche de menos esas estatuas. –
 
Balagus posó la mano en el hombro de su líder con manifiesto compañerismo antes de girarse de vuelta hacia quien estaba a punto de ser víctima de su hacha. O lo habría sido, de no haberse cruzado con la mirada hostil de Marvolath, que no parecía dispuesto a dejarles ejecutar al desgraciado. Ni a él, ni a Dharkel.

El oni dejó que fuera su no tan apreciado camarada quien le pusiera los puntos sobre las íes al médico, mientras él se limitaba a perforar al segundo con fuego en los ojos. En cualquier otro contexto, el fiero guerrero habría interpretado aquel derroche de buena fe como un acto de traición, pero, dadas las circunstancias y la explicación no carente de nobleza del kobito, le permitió el beneficio de la duda.
 
Finalmente, Balagus oyó lo que su cabeza había querido decir en alto desde que Dharkel dio rienda suelta a su palabrería: si allí, todos habían participado en la caída de aquel monstruo con piel humana, entonces debería ser su víctima más reciente quien dictase su destino: Jaela. Antes de que Dharkel se marchara con las armas del enemigo, su contramaestre lo detuvo con una mano en el hombro, y asintió con fuerza, mirándole con ojos mucho más orgullosos y respetuosos que los que hasta ahora le había dedicado nunca. En su interior, casi podía sentir que estaba empezando a caerle bien aquel hombre.
 
- Es todo tuyo, Jaela. Te lo has ganado, junto con tu libertad. – Dijo el oni a la sirena, antes de abandonar la estancia de vuelta a cubierta y a su barco, el Hope. Tendría que mantener otra charla privada con Marvolath.

Tal y como se encontraban ambas embarcaciones un remolcado de costado sería lo más óptimo. Sus fuertes brazos le ayudaron a asegurar cabos, ganchos y otras sujeciones. Tras un buen rato de pasar de una cubierta a otra y tensar las gruesas cuerdas, dio por válido el resultado, y pasó a su siguiente labor: revisar el estado del barco capturado, así como sus provisiones y posibles piezas y equipo para repararlo. El oni sabía que no quedaría como nuevo, pero podía hacer un más que decente apaño. Eso, y quitar las odiosas tallas de la bodega.

Resumen
#40


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