¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
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[Común] Resaca de bodas [ Asradi/Galhard]
Galhard
Gal
Galhard observó con una sonrisa cómo Asradi se manejaba con destreza y gusto en su plato de mariscos, notando la naturalidad con la que se desenvolvía y cómo el sabor del mar parecía traerle cierto brillo especial en la mirada. Él mismo tomó una gamba, siguiendo su ejemplo en el desmembramiento del crustáceo, aunque sin la misma destreza, y le lanzó una mirada de complicidad cuando probó el bocado.

—¡Tienes razón! Esto está excelente —dijo, saboreando la carne marinada con satisfacción— Desde luego pocas cosas se comparan a lo bien que sienta una buena comida de mar, ¿eh?—

Mientras ambos disfrutaban de la comida y del ambiente, Galhard se quedó pensativo por un momento, escuchando cómo Asradi relataba su llegada a Kilombo y mencionaba esas corrientes intensas del mar. Pensó en lo diferente que debía de ser moverse por el océano como lo hacía ella, con ese sentido natural de orientación, y cómo hasta alguien con esas habilidades también podía verse desviado por la fuerza de las aguas. Esa imagen le llevó a reflexionar sobre su propio viaje y las formas en que cada uno llegaba, guiado por las mareas o los vientos de sus propios caminos.

—Debe de ser algo liberador poder desplazarse con esa soltura, dejándose llevar por el mar —comentó con un tono ligeramente envidioso, pero a la vez sincero—. Yo tengo un buen sentido de la orientación, aunque no creo que me atrevería a dejarme a la deriva tan fácilmente.—

Mientras Asradi hablaba de la pareja de la boda y su diferencia de edad y raza, Galhard asintió, notando el mensaje que compartían. En un lugar donde tanto se juzgaba por lo externo, era refrescante ver a alguien encontrar la felicidad en lo más simple y sin prejuicios.

—Ellos son un gran ejemplo, y por eso esta celebración también es especial. Conocer a alguien que lo tiene claro, que se centra en lo que importa… me recuerda que la vida es más sencilla de lo que pensamos. A veces, uno se complica demasiado con la formalidad, la distancia... la misma etiqueta —sonrió, dándole un tono algo juguetón a sus palabras.

Notó el matiz nostálgico en la voz de Asradi al hablar de su hogar en el North Blue. Hubo algo en la forma en que lo dijo que hizo que él también se sintiera reflexivo, aunque trató de transmitirle ánimo, sabiendo que muchas veces regresar no era tan sencillo como simplemente "volver".

—Entiendo a lo que te refieres. Volver a casa es algo que puede esperar hasta que estés lista, pero hasta entonces, seguro que lo que tienes por resolver te lleva en la dirección correcta. —Galhard la miró con una sonrisa suave y comprensiva, dejando que un breve silencio acomodara el ambiente antes de tomar una copa que les habían dejado.
#31
Asradi
Völva
La compañía de Galhard era tan agradable que había perdido, parcialmente, la noción del tiempo, aunque era muy consciente de donde estaba. ¡Como para no saberlo! Mientras hablaban, Asradi daba buena cuenta de los mariscos, poco a poco. Se notaba que tenía experticia partiéndolos o sabiendo por donde extraer la mejor parte de la carne. Y sin despeinarse. También le daba algún consejo al pelicastaño al respecto en lo que ambos continuaban degustando aquellos manjares. Asradi, al menos, estaba aprovechando, pues nunca se sabía cuándo podría volver a comer y beber tan bien como en ese momento. Y, sobre todo, de una manera tan despreocupada y relajada. Quizás no volviese a tener un instante de asueto así en mucho tiempo. O, quizás, nunca más. La verdad es que prefería no pensar en todo aquello.

Cuando sintió que su estómago estaba ya satisfecho, sonrió con cierta amplitud, bebiendo un nuevo trago de vino. ¿Cuántas copas llevaba? La verdad es que ni las había contado. Y todavía estaba metida en ese dichoso disfraz de sushi. Era gracioso a su manera. No fue consciente, en ese momento, que alguien le había tomado una foto desde no demasiado lejos y luego se perdía entre la muchedumbre.

Eso espero, creo que todavía me queda un largo trecho por recorrer. — Y no era el camino más fácil que había tenido. Había tenido que salir de un sendero de dolor y muchas espinas.

Solo esperaba que el que ahora le tocaba, fuese un poco más amable. Por ahora, había cosas y, sobre todo, personas por las que valía la pena continuar y quedarse con ellos. Sonrió de manera suave al pensar en los susodichos. Y, por inercia, echó un vistazo ligero a su alrededor. Los había medio perdido de vista y eso le alarmaba un poco. Aunque esperaba que no la dejasen atrás.

Creo que debería regresar con los demás, no vaya a ser que estén haciendo demasiado desmadre. — Dejó, finalmente, su última copa a medio beber, sobre el barril que estaban usando de mesa improvisada. — Y no quiero tampoco acapararte todo para mi, señor Banana.

La sonrisa divertida y traviesa de Asradi se ensanchó un poco más por el apelativo con el que llamó a Galhard. Aquel disfraz de plátano era brutal. Y verlo en un Marine tan tranquilo como él, era extremadamente gracioso.

Espero que nos volvamos a ver pronto en circunstancias tan buenas como esta. — Ahora, el gesto en los labios de la sirena se dulcificó ligeramente.

Había sido toda una alegría volver a ver al pelicastaño.
#32
Galhard
Gal
Galhard disfrutó con una sonrisa de aquella charla animada, notando cómo Asradi, en su dominio experto de los mariscos, no solo era una buena compañía, sino alguien que parecía traer consigo una marea tranquila y cálida. Escuchaba sus consejos sobre cómo sacar el mejor provecho de cada gamba, agradeciendo cada observación y tratando de emularla con destreza, aunque era evidente que la gracia con la que ella se manejaba en ese mundo marino era algo que él solo podría admirar.

—No cabe duda de que en esto llevas mucha ventaja, Asradi. La próxima vez que nos encontremos con una buena mesa de mariscos, haré que seas mi mentora oficial —comentó con tono ligero, mientras se esforzaba en romper un cangrejo sin desparramarlo por completo. El apodo de “señor Banana” lo hizo reír de verdad, y su risa se volvió casi un eco del ambiente alegre y relajado a su alrededor —Ah, este disfraz... puede que me haya pasado con la elección, pero creo que si algo se aprende de estos momentos es que la vida no es solo combates y misiones. A veces hay que permitirse algo así.—

Cuando ella mencionó que volvería con su grupo, Galhard asintió comprensivo, captando el vínculo que ella tenía con quienes compartían su camino. Había algo en sus palabras que lo hizo sentir una mezcla de orgullo y respeto por ella: la resiliencia que traía en sus ojos y la firmeza con la que parecía haber elegido su camino, sin importar las piedras que hubiese encontrado.

—Entiendo, Asradi. Es bueno saber que tienes compañeros a tu alrededor, y estoy seguro de que continuarán siendo una razón para seguir adelante, con todas las aventuras que vengan. —Tomó una última copa y brindó con ella, mirándola con una expresión de sincera amistad —Nos veremos pronto, sirena de Kilombo. Y quién sabe, tal vez la próxima vez no sea en un banquete, sino en un camino común.—Respondió inocentemente el marine

Mientras Asradi se alejaba, Galhard la observó con una sonrisa, sintiéndose verdaderamente afortunado por haber compartido ese momento en una celebración tan única.

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