Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
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[Diario] [C - Pasado] Carta Para Uno
Kobeni
Agente K
1 de Otoño del 723 / Noche

La noche había caído en la enorme urbanización de Loguetown, manchando sus calles con un bello color azulado oscuro que a su vez era acompañado de la iluminación artificial de las lámparas públicas. La casa principal de los Higashiyama se encontraba totalmente en silencio y apagada, todos ya estaban durmiendo, necesitaban un descanso reparador luego de un largo día de trabajo para estar listos y comenzar a trabajar lo antes posible con los pedidos del día siguiente. Y bueno, decir que todos estaban dormidos resultaba en ser una gran mentira, pues una de las habitaciones de la casa sí que estaba iluminada, ni tanto, pero sí.

Se trataba de la habitación de Kobeni, su luz principal estaba apagada, pero su escritorio estaba iluminado por una pequeña lámpara que le daba luz a la muchacha cuando lo necesitaba y justo en ese momento, requería de ella. En sus manos se encontraba un sobre de papel bien sellado y protegido, manchado por la tinta de una caligrafía hermosa, se trataba de una de las muchas cartas que Hine; su hermana, enviaba desde que se fue de la casa para dedicarse de lleno al CP9. La emoción era notable en el rostro de la chica, le encantaba leer las cartas de su hermana pues así, la sentía más cerca de ella, apoyándola siempre en todo lo momento. Y como siempre, el sobre no contenía información alguna del lugar del envío.

Sus dedos trabajaron hábilmente para romper el papel y sacar la carta de su encierro, una vez lo logró, la colocó en la fina madera de su escritorio y la arrastró levemente para acercarla aún más a la luz de su lámpara, la carta decía:

“¿Qué tal andas, hermanita? Espero que todo bien contigo, y también con la familia, claro, aunque sabes bien que a veces no los soportaba, a menudo resultan ser muy castrosos, pero tú sabes más de eso, vives ahí todavía y eso es bueno, lo sé, lo sé, me contradigo, pero no importa realmente.

El motivo de esta carta es para felicitarte enormemente por tu entrada a las filas del Cipher Pol, espero te sientas orgullosa de ello, pues desde ahora, comienzan tus andanzas siendo un pilar importante para el Gobierno Mundial en su labor de impartir justicia en los mares y castigar a aquellos quienes lo merezcan. Posiblemente te estarás preguntando ¿Porqué Cipher Pol y no la Marina? Y yo te daré la respuesta, la Marina trabaja de forma superficial, es la organización pública del Gobierno, y los respeto demasiado, pero nuestra misión en Cipher Pol es mucho más secreta, más discreta, y la principal razón es que venimos de una familia de CP, no de Marines. ¿Qué? ¿De verdad pensabas que habría un motivo profundo? Pues no, tampoco había razón para que pusiera esto en la carta, pero quería hacer la broma, ya conoces a tu hermana. Pero volviendo al punto, por ahora formas parte del CP1, es el escalón más bajo de la organización, pero no por ello el menos importante, aunque sí, tus misiones son muchísimo más sencillas que las de otras agencias, espero eso no te desanime y continúes esforzándote para seguir avanzando, estoy deseosa de verte de nuevo algún día, y que mejor que cuando lo haga, ya te vea como una CP9.

Por ahora me despido y te deseo lo mejor, cuídate y espera con ansias mi próxima carta, que no por nada me quemo la cabeza pensando en que carajos te voy a decir la próxima vez, en fin, nuevamente, adiós y nos veremos pronto.

Higashiyama D. Hine (La mejor Higashiyama de la familia)”

Sí, Kobeni sabía bien que las cartas de su hermana no eran serias e incluso se podría decir que estaban hechas con los pies, pero ella adoraba recibirlas y saber más noticias sobre ella. Una sutil sonrisa se dibujó en su rostro al terminar de leer la carta, estaba decidida a cumplir con aquel capricho que tenía Hine, y no por ella, sino porque de verdad necesitaba verla e informarle de la situación de su padre, pues a ambas les concernía ese asunto.

Contenta por haber tenido noticias de su hermana, guardó la carta en un lugar seguro, un lugar en donde sabía nadie podría encontrarlas y acercó su mano al interruptor de la lámpara para apagar la, dejando la habitación a oscuras, apenas iluminada por la tenue luz de luna que traspasaba la cortina de su ventana. Y sin más que hacer, decidió terminar con ese día, echándose a la cama y cubriendo su cuerpo con las sábanas para trascender al mundo onírico.

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