Hay rumores sobre…
... un algún lugar del East Blue los Revolucionarios han establecido una base de operaciones, aunque nadie la ha encontrado aun.
[Tier 2 - Vesper] Bandidos de la Montaña.
Takahiro
La saeta verde
Los primeros rayos de sol de la mañana comienzan a avanzar lentamente por las costas de Isla Kilombo, avanzando lentamente hasta rozar con suavidad tu cuerpo, haciéndote sentir una calidez que tan solo es capaz de proporcionar el amanecer. Sin embargo, notas como tienes la ropa pegada al cuerpo, como si estuvieran mojados por alguna razón que no logras recordar. Pero no te asustes, recuerda que es verano, que te encuentras en un pueblo costero y que, por desgracia, hace una humedad en el ambiente que supera el cincuenta por ciento.

Escuchas una gaviota y, entonces, despiertas de sopetón sobre la parte trasera de un carromato de madera. Estás a las afueras de la ciudad y no recuerdas del todo como has llegado a ese lugar. Sin embargo, en tu mano derecha sujetas una botella de vidrio vacía, aunque no sabes si su contenido era agua, vino o ron del malo. Tendrás que olerla para saberlo.

Al levantarte observas desde lejos que el pueblo esta decorado con unas guirnaldas de colores. Apenas hay gente en el pueblo, lo que te indica que hoy es festivo y que, la noche anterior tuvo que haber habido una buena fiesta. Si decides ir hacia el pueblo observarás un escenario, con un tablón de madera en el que, en primer lugar, encontrarás tu nombre. ¿Qué hiciste anoche caballero?

Sin embargo, también observas como una joven de unos quince o dieciséis años te mira desde una distancia de apenas cinco o seis metros. Esta vestida con un pantalón finito con estampados florales, de colores rosados y celestes, y un top blanco de tirantas. Lleva puesto un sombrero de paja con una cenefa azul clarito, a juego con el pantalón y unas sandalias marrones. A su hombro una cesta de paja. Ella se ríe y te saluda efusivamente, haciendo un ademán con su mano.

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#1
Vesper Chrome
Medical Fortress
Personaje


Isla Kilombo, Dia 05 de Verano

Mientras los jodidos rayos del sol golpeaban mi cara con tal libertad como si mi cuerpo fuera parte de la naturaleza, comencé a despertar, primero abrí un ojo, la verdad es que los sentía pesados, como si hubiera estado despierto toda la noche, la verdad no quería pensar que anoche bebí demás, sin embargo, al abrir en su totalidad ambos ojos, no puedo dejar de notar que en mi mano tengo una botella de vidrio totalmente vacía, lo más lógico es que me hubiera pasado de tragos y eso puede que haya sido un puto problema. Tras levantarme de aquel sitio lancé la botella hasta una valla haciendo que esta se rompiera en pedazos.  


Me encontraba empapado de sudor, medicamente había varias opciones y podía descartarlas todas, esto es producto de un consumo excesivo de alcohol, sin embargo, no vale la pena arrepentirse ya que hoy es otro día. Me incorporé con un poco de dificultad en la arena parpadeando muchas veces para que mis ojos se acostumbrasen nuevamente a la tremenda luz que irradia la playa en sus amaneceres. Aunque no me encontraba demasiado lejos del pueblo, aun me extrañaba la tranquilidad que habia, como si las personas no quisieran salir a las calles, abrir el mercadillo, a beber en los bares.  

 
Miré al rededor y observé una jovencita que en un principio me dio el susto de mi vida. —¡Mierda! — Me sobresalté y dije al ver a la niña mirándome fijamente, me acerqué a la chica quien simplemente sonreía como si nada mientras me saludaba. —Maldición mocosa, no me asustes así. — Di la vuelta para dirigirme hacia el pueblo el cual se encontraba bastante bien decorado, caminé por sus calles hasta ver un tablón en el centro de la plaza, ahí estaban varios nombres, pero el mío estaba en primer lugar y no puedo dejar de pensar en que mierdas habia hecho anoche, ¿Que paso aquí? En el pueblo, caminando solo se encontraban unas cuantas personas, muchas menos de lo que habitualmente habría, pero es que si mal no recordaba hoy era un día festivo.  

 
Me gustaría recordar en cual bar, posada o lugar de mala muerte estuve bebiendo anoche, pero simplemente mi mente decidió no recordar, para un médico saber los síntomas, mas no la causa es realmente estresante, y aún más cuando es de uno mismo, sé que dentro de poco tendré que irme de esta isla mas no he cumplido mi promesa, en estos años no he obtenido nada de información acerca de esos malditos y simplemente me ahogo en mis penas con alcohol noche tras noche, tras cada maldito trabajo, tras cada maldita masacre sin sentido, solo alcohol hasta mas no poder, sabiendo que a pesar de ser alguien fuerte, no pude llegar a tiempo y me carcome cada maldito momento.   

 
Observé al repartidor de leche que iba de casa en casa y lo paré. —Oi! Anciano, dame una botella, necesito quitarme este maldito sabor de boca. — Espere que el hombre me diera una de aquellas botellas que lleva en el canasto, hoy no sería como normalmente lo hacía, que lo llevaba directamente a la cocina de la posada, hoy simplemente beberé directo y caminaré un poco más por las calles, al final de cuentas quiero saber que mierdas pasó anoche en este sitio.
#2
Takahiro
La saeta verde
La muchacha se extraña al escucharte maldecir al estar a tanta distancia de ella, haciendo que te mire con repugnancia y se vaya. Al parecer las mujeres no son lo tuyo, joven pirata.

Caminas por el pueblo con calma y tranquilidad, pero no eres capaz de recodar mucho. Algunos flashbacks de luces, alcohol, mujeres y música vienen a tu mente, pero no tienes nada en claro. Continuas tu camino y el repartido de leche te mira y se ríe.

—¡Pero a quién tenemos aquí! —exclamó el hombre, con una sonrisa en el rostro. Es un sujeto que parece más viejo de lo que realmente es. De cabello blanco, barba prominente y pequeña estatura. Iba vestido con pantalones verdes, camisa de cuadros a juego y unas sandalias. A su lado se encuentra una bicicleta con cajas de botellas vacías y otras llenas de leche—. Si nuestro rey de la pista —bromeó—. Que bien nos lo pasamos ayer con tu actuación. Eres un artistazo de los que no quedan —comentó, haciéndote recordar que en algún momento de la noche cantaste en el escenario en el que estaba tu nombre—. Aunque también he de decir que el nivel tampoco era muy alto —el anciano sonreía, pero eras capaz de vislumbrar que también tenía resaca—. No puedo darte botellas, hijo. Están todas contadas y medidas para cada vecino que tiene contratado mis servicios. Tal vez podrías ir a la fuente de los diez caños —te dice, para indicarte que se encuentra por donde has venido, pero en lugar de girar hacia la derecha debes ir a la izquierda.

Si decides ir encontrarás una fuente de abundante agua y una carta tirada en el suelo. Está bastante arrugada, como si alguien la hubiera tirado al suelo de golpe. Si decides abrir la carta pone lo siguiente:

Carta


En el caso de que no hagas caso al anciano y como buen pirata robes una botella de leche, el hombre gritará y un grupo de dos marines que están cerca irán a por ti.
#3
Vesper Chrome
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Lo que menos quiero es problemas, menos ahora que quiero buscar la manera de irme de la isla, así que simplemente hago caso a lo que dice el anciano, mientras camino con evidente dolor de cabeza y entrecerrando los ojos para que el sol no termine de dejarme ciego, es cuando llego a la dichosa fuente, en realidad no sabía que esperar allí, al final de cuentas llegue al sitio, esta fuente tiene agua en abundancia a lo que de buenas a primeras decidí lavarme la cara, y tomar un sorbo de la misma, parece ser agua buena, así que no habia problema, después de haber lavado mi cara, y sentarme en los límites de aquella fuente pude visualizar lo que parecía ser un pedazo de papel.  

Con un poco de esfuerzo me levanté del suelo, dejando mi incomodo asiento rocoso atrás, para tomar ese papel, que una vez bastante cerca pude visualizar que aquello era una carta. En mi mente sabía que estaba mal el leer el contenido de una correspondencia que realmente no es para mí, pero tampoco sabía si era para mí, era un 50/50, además esto de carta no siempre es tan bonito, o puede ser la carta de un joven enamorado, o bien puede ser la carta de desalojo de alguno de los pueblerinos de Kilombo, quien sabe, aun así, tomé el atrevimiento de abrirla.  

¿Rika? Intentaba recordar si conocía a alguien con ese nombre, entre todas las personas que conozco en el gran perezoso, y en el mercadillo, probablemente conozca a alguien con ese nombre, pero justo en este momento no puedo recordarlo y en verdad es algo bastante incomodo, pero si algo estaba claro, era que esta carta es parte de una extorción, ¿A quién? Ahora mismo no tengo idea, pero lo mejor sería probar suerte y ver si aún están en ese sitio, o simplemente encontré esta carta demasiado tarde. 

Bien puede que esta carta me lleve a los bandidos de aquella vez, o quizás a unos piratas de mala muerte, pero cualquiera de las dos, me hará sacar bastante ira de la que tengo acumulada en mi interior. Guardé la carta de uno de los bolsillos de mi kimono y emprendí la caminata hacia ese sitio, creo haber pasado por allí en algunas ocasiones, algo rápido, nunca me habia detenido, o al menos no que yo recuerde, pero es momento de descubrir si en verdad ahí, pasa algo.  

— Rika, no se quién eres, pero espérame. — Susurré para mí mismo en lo que probablemente para los ojos de cualquier otro, sería un borracho diciendo tonterías.  

Personaje

Virtudes y Defectos


Inventario.


Resumen


Nota para el Narrador
#4
Takahiro
La saeta verde
Al leer el nombre de Rika a tu mente vienen pequeñas imágenes inconexas y bastante borrosas. Recuerdas aplausos de gente que vitorea tu nombre, también eres capaz de rememorar esa sensación de orgullo por haber hecho algo medianamente importante. También recuerdas una silueta, al parecer de una mujer… Alta, con el cabello largo, caderas anchas y bastante alta, de casi dos metros. Recuerdas un carmín rojo en sus labios y unos grandes ojos marrones. Sin embargo, no eres capaz de evocar a tu mente completamente su cara, tan solo es una mancha oscura en el fondo de la botella que tiraste antes.

Ahora, te encuentras mejor, aunque la resaca que tienes encima aún hace que sientas ligero malestar, que sabes perfectamente que no tardará en irse.

Emprendes la marcha hacia la zona sur para llegar a los acantilados. El pueblo sigue dormido, al parecer casi todo el mundo estuvo de parranda anoche. Muchos ojos te miran y sonríen, en apariencia fuiste el alma de la fiesta, así que siéntete orgulloso. Casi a las afueras del pueblo observas una bifurcación: a la izquierda un pañuelo rojo sobre el suelo y a la derecha un camino que parece que ha sido transitado hace poco por la cantidad de huellas que hay.

De seguir el camino de la izquierda te toparás de frente con una casa. Escuchas ruidos dentro, pero no eres capaz de distinguir que dicen. Son gritos bastante coléricos, pero observas que la puerta esta entre abierta. Tal vez quieras entrar a ver que ocurre, o quizá quieras ir por el camino derecho, que te lleva a un camino descendente en el que encuentras a un hombre cargado con una bolsa bastante grande. Es un hombre de unos sesenta años, con cara de buena persona y gran tamaño, aunque no lo parece porque está encogido de hombros. Va vestido con unos pantalones marrones, unas botas y una camiseta beige. Es completamente calvo y sus ojos son marrones.

¿Qué harás joven promesa de la piratería?
#5
Vesper Chrome
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Tras tomar el pañuelo, y obtener unos recuerdos incompletos de haber visto con anterioridad a alguien que llevaba uno muy parecido a ese, he decidido tomar la decisión de seguir el camino de la izquierda, probablemente allí encuentre a la chica que estoy buscando además, estoy bastante seguro que si ayer hice ese montón de cosas que dice la gente probablemente haya sido Vyper y no yo, quizá alguien del público, o alguien que conoce mis conocimientos médicos mencionó la palabra prohibida para mí, aunque no estoy claro del todo, el alcohol, el cambio de personalidad, son cosas que yo no debería mezclar jamás.
 
Tras continuar por el dichoso camino no observe nada muy extraño en el mismo hasta que podría visualizar lo que parecía ser una cabaña o una casa, diferente al resto, y sobre todo alejada del resto, a simple vista se podía observar que la misma tiene la puerta entreabierta, la curiosidad no deja de punzar mi pecho y al acercarme cada vez mas fui capaz de escuchar ruidos, gritos mas bien.
 
Con cada paso, la sensación de inquietud se hace más fuerte, y el impulso de averiguar qué sucede en esa casa aislada se convierte en algo casi inevitable. Los gritos que provienen de dentro son de una intensidad que hiela la sangre, como si alguien estuviera atrapado en una situación desesperada. La imagen del pañuelo rojo revolotea en mi mente, y con ella, fragmentos confusos de recuerdos de anoche. No puedo evitar preguntarme si Vyper se involucró en algo más profundo de lo que esperaba o, peor aún, si alguien está ahora en problemas por alguna acción suya.
 
Al empujar suavemente la puerta, trato de no hacer ruido mientras ingreso a la penumbra de la casa. El interior está sumido en sombras, apenas iluminado por pequeños rayos de luz que se filtran a través de las ventanas empolvadas. El aire está cargado con un aroma penetrante a madera húmeda y hierbas secas, mezclado con un olor metálico que me pone en alerta. Los gritos son más claros ahora, resonando desde una habitación más al fondo. Es imposible distinguir palabras, pero la intensidad y la desesperación en las voces son inconfundibles.
 
Mis sentidos se afinan, y mi respiración se vuelve más silenciosa mientras avanzo un poco más. Me quedo quieto, escuchando con atención y tratando de descifrar el contexto de esta discusión. Tal vez este sea el momento adecuado para tomar una acción decisiva, o quizás aún necesite más información antes de arriesgarme a revelar mi presencia. En cualquier caso, tengo claro que no puedo simplemente dar la vuelta y marcharme; hay algo en el ambiente que me hace sentir que alguien aquí necesita ayuda. Me parece que soy pésimo como pirata, no puedo evitar ayudar a alguien que lo necesite, y quizás, solo quizás, lo que suceda aquí, puede que tenga algo que ver con aquella situación de hace años...
#6
Takahiro
La saeta verde
Vaya, vaya…, ¿así que has decidido adentrarte en la casa? Vaya por dios… Bueno, recuerda que todos los caminos llevan a Loguetown, como suele decirse en el mar del este.

Una vez dentro de la casa puedes observar que es un lugar unifamiliar y muy bien decorado, todo de madera y decorada de forma muy cálida. Hay una chimenea apagada, donde encuentras un puñado de papeles quemados, con dos sillones en frente. Una mesa redonda con cuatro sillas, con un mantelito rojo de cuadros. La cocina esta separada del salón por una encimera, en la que hay unas tazas y unos platos sucios. Al otro lado el fregadero, una nevera y varios electrodomésticos. En la parte izquierda, de donde vienen los gritos es una habitación. La puerta esta cerrada… Puedes abrirla o no, es cosa tuya. Tal vez puedes investigar la casa.

Ves que en la pared contraria a la habitación hay una puerta que lleva a una especie de antesala en el que hay una trampilla en el techo, que te lleva a la boardilla y a la derecha una puerta que te lleva al sótano.

¿Qué haces, joven pirata?

Lejos de allí, subiéndose a una barcaza se encuentra el hombre que sujetaba la bolsa, de la bolsa emana algo de sangre y se puede vislumbrar una mano que sale por la entrada de la misma, esta completamente pálida. La barca se aleja en el mar y el hombre tira el cuerpo al agua. Tras ello, aquel individuo se pierde en la inmensidad del mar.

Sin embargo, tras la puerta escuchas un golpe muy fuerte, como si alguien hubiera chocado contra una tabla que se rompe.
#7
Vesper Chrome
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Al entrar a la pequeña casa, lo primero que noto es el orden meticuloso de cada rincón, como si quien vive aquí tuviera una obsesión por mantener todo en su sitio. Sin embargo, en contraste con este ambiente de quietud, la chimenea destaca por el rastro de papeles parcialmente quemados entre las cenizas. Me acerco con cuidado, examinando los restos en busca de algún fragmento legible. Algunas palabras y frases asoman entre las partes menos consumidas, pero son fragmentos incoherentes que apenas ofrecen contexto. Algo sobre "información valiosa" y "entrega inmediata" se alcanza a distinguir antes de que se conviertan en cenizas al tacto. 

Sintiéndome cada vez más intrigado, desvío la mirada hacia una puerta en el extremo opuesto de la cocina, el lugar de donde provienen los gritos y sonidos de forcejeo. Me acerco cauteloso, intentando no delatar mi presencia. Justo cuando estoy a punto de girar el pomo, una chispa de duda me detiene. Al observar más detenidamente, noto que en la pared opuesta hay otra puerta, que parece conducir a una especie de antesala. Mi instinto me dice que quizá debería revisar primero ese espacio, por si guarda alguna pista adicional o un posible escape. 

Sin embargo, en ese mismo instante, un fuerte ruido resuena desde la habitación principal, como si una pelea se hubiera intensificado de repente. Mi mente pasa rápidamente de la cautela a la urgencia. El ambiente ha cambiado, y temo que cualquier segundo de duda pueda ser fatal para quien sea que esté dentro. Sin pensarlo más, descarto mi plan de revisar la antesala y me concentro en la puerta. Me lanzo hacia ella y, con un fuerte golpe, logro forzarla para entrar de una vez, decidido a enfrentar lo que sea que me espere al otro lado. 

Al cruzar el umbral, la adrenalina se dispara al evaluar la escena frente a mí. Si me encuentro con hombres agrediendo físicamente a una mujer, mis instintos primarios y mi juramento como protector me impulsarán a pelear sin titubeos. — ¿QUE MIERDAS ESTA PASANDO AQUI? — Mis colmillos comienzan a sobresalir mientras dejo que mi transformación parcial como Hiena se manifieste, preparado para desatar toda mi fuerza.  Pero, si las cosas no son lo que parecen, detendré cualquier impulso de ataque y exigiré explicaciones, manteniéndome en guardia y listo para actuar en caso de que la situación tome un giro inesperado. 

Realmente no tengo idea de lo que puedo encontrarme allí dentro, pero lo que sí se, es que hice bien en venir aquí antes de ir por el otro camino, no quería ni siquiera saber qué hubiera pasado en caso de no haber tomado la decisión correcta, y si esta persona hubiera terminado mal por alguna razón del destino, en fin, mientras veo lo que está dentro de aquella habitación mis intenciones son claras, rescatar a la persona que se encuentra en problemas y evidentemente, asesinar a quienes hayan cometido cualquier atrocidad a los inocentes.  Ya tendré tiempo de revisar los otros lugares de la casa para verificar que todo este en orden, pero dicho orden debe comenzar por esta habitación.
#8
Takahiro
La saeta verde
Y en cuanto cruzas el umbral de la puerta y ves lo que sucede todas las lagunas de tu mente se disipan, como si una corriente de aire atravesara una densa nube de humo despejando el camino que debes de seguir.

La noche anterior…

Estuviste en la verbena del pueblo, comiendo como un animal y bebiendo como un caballo del desierto en un abrevadero. Era algo muy dulce y sabroso, pero al mismo tiempo con una cantidad de alcohol tan grande que sería capaz de tumbar al más experto de los bebedores. Sin embargo, tu solo te emborrachaste.

Finalmente, viste a una joven de cabellos morenos, unos ojos castaños y labios rojos, llamada Rika. Ella te ofrece que seáis compañeros de baile, pero lo hacéis tan bien que os nombran rey y reina del baile de anual del festival de Kilombo. Tras eso, la joven te invita a tomar algo en un lugar más apartado, pero lo que haya ocurrido a partir de aquí es cosa tuya, así que como narrador prefiero no meterme

De vuelta en la actualidad, ves como Rika esta siendo golpeada. Sabes que es ella porque reconoces su ropa y su pelo. Sin embargo, algo falla en todo esto. Resulta que Rika es un OKAMA, aunque con un cuerpo bastante agradable a simple vista. ¿Será la ropa? Tal vez, pero en cuanto entras el hombre para de golpearla.

—¿Y tú quién eres? —te pregunta, enfurecido.

—Mi rey, ayúdame —te dice Rika desde el suelo—. Esta celoso porque decidí bailar contigo.

—¡Cállate, Ricardo! —exclama el hombre—. Solo quiero que me devueltas el dinero que me debes.

En ese momento, tras de ti, aparece un hombre canoso, entrado en años. En sus manos lleva una mochila de la que sobresalen unos cuantos billetes.

¿Qué diantres esta ocurriendo?  Es cosa tuya que hacer. Puedes irte, puedes ayudar a Rika, o tal vez quedarte mirando. Todo esto es muy extraño.
#9
Vesper Chrome
Medical Fortress
Al cruzar el umbral, todo empieza a cobrar sentido en mi cabeza como si un soplo de aire hubiera despejado la niebla. Los recuerdos de anoche se arremolinan y, de repente, ahí estoy otra vez: en la verbena, bebiendo como si no hubiera un mañana, riéndome como un tonto y disfrutando de cada segundo. La bebida era dulce y engañosa, pero fuerte como un demonio. Bastó una copa para ponerme en ese estado donde ya ni sé si soy Vesper o Vyper. Y luego… Rika. Cabello oscuro, ojos castaños, labios rojos. Bailamos como si estuviéramos hechos para eso, y hasta nos nombraron rey y reina del baile. Entonces ella—o él, aparentemente—me invita a un lugar apartado. Después, los detalles se vuelven borrosos, intento no recordar más allá, y mucho más ahora sabiendo que es él y no ella.
 
Pero aquí estamos, de vuelta en la realidad. Rika o Ricardo, según el tipo que la está golpeando, está en el suelo, su rostro contorsionado en dolor, y aún lleva la misma ropa que recuerdo. La confusión es palpable, pero antes de que pueda procesarlo del todo, el hombre que la golpeaba me ve y su rostro se endurece.
 
—¿Qué te importa quién soy inútil de mierda? — Ahí estaba, aquella manera de hablar que siempre me hace sobresalir en cualquier parte, poco respeto, poca ética ciudadana, pero ahí estaba, intentando salvar a alguien de una posible muerte. En ese instante, escucho pasos detrás de mí y me giro ligeramente. Un hombre mayor, canoso y cargando una mochila de la que asoman billetes, se acerca, observando la escena con una mezcla de preocupación y cautela. ¿Qué demonios está pasando aquí? Parece una comedia trágica de la que, sin querer, terminé siendo parte.
 
—¿Quién mierda son ustedes y por qué están golpeando a Rika, bueno, Ricardo?, JODER! LO QUE SEA. — Observe a la figura en el piso. —Sin ánimos de ofender, Rika respeto a tu gente. — Terminé comentando, la verdad es que me daba bastante igual tener amigos Okama, en la sociedad son más comunes de lo que parece.
 
Respiro hondo y vuelvo la mirada hacia el agresor. Sé que podría marcharme y hacer la vista gorda, pero mi instinto no me lo permite. Miro a Rika, quien me devuelve una mirada suplicante. No puedo simplemente ignorar esto. —No sé quién eres ni qué problema tengas con él —digo, tratando de mantener la calma mientras mis puños se aprietan instintivamente —, pero si tienes una deuda que cobrar, golpearlo no va a resolver nada. Y créeme, no te conviene meterte en una pelea conmigo. — Mis colmillos comienzan a alargarse, una reacción instintiva que no logro controlar del todo. La tensión en la habitación es tan espesa que podría cortarse, y estoy listo para lo que sea que venga.
 
Con uno de mis brazos hago que el anciano entre a la misma habitación y posteriormente golpeo con fuerza al otro tipo hasta hacerlo quitar de encima de Rika/Ricardo, haciendo que este volara hasta una de las paredes de la habitación. —Hoy es su dia de suerte, conocerán a la leyenda de Rostock, la puta hiena psicotica. — Grité, casi rugí mientras me abalancé sobre el tipo para golpearle con bastante intensidad.
#10


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