¿Sabías que…?
... Eiichiro Oda empezó la serie con la idea de terminarla en 5 años, pero se dio cuenta de que en esos 5 años que la trama ni siquiera llegaba al 50%.
[Aventura] [T4] La reconstrucción
Masao Toduro
El niño de los lloros
Tra, Tra, Tra canturreaba mientras cargaba una pila de madera sin muchas dificultades Vamonos todos a la discoteca …. Para bailar con todas esas chicasarrancó a cantar para animar al grupo.

Ya llevamos un rato cargando maderos, no sin antes de que les explicará como íbamos a trabajar, había contado tres manos y un dedo de cargas que tenían que subir, lo que en una escala de “tres hermanas” equivalía a un cojón y medio. Pero el plan era claro, primero los diez cargarían todo en los tres remolques, luego marcharían hasta el punto de descarga y descargarían todos los tres remolques y así repetirían dando un total de seis viajes. Por la cuenta de la vieja, aquello serían unas nueve horas aproximadas, teniendo en cuenta el hueco del bocata y los estiramientos. Vamos que remando todo a una, se lo quitarían en doce "plines" otra unidad de medida de su tierra, está de tiempo.

Vamonoh todos a la discotecah Para baila, para bailah… Estoy aquí con mis amijos…—continuó con el estribillo.

Preparando para salida… Estamos aquí continuó Estamos aquí realizó el coro Todoouh reunidos… Para llegah en discotecaaaaa— siguió con la matraca cantando.

Y es que primero había que estirar, no habían sido pocas las veces que su patrón le había echado la bronca por no estirar antes de pillar una caja, para que luego zas, el lumbago dando por culo. Repetí la idea un par de veces de todas forma, durante los estiramientos, y nadie había planteado dudas, así que esta vez el acento no iba a suponer una barrera, además, ahora tocaba ser pesado cantando canciones, que no era pesado ni nada, era una especie de radio viviente más bien, solo que a mí nadie me podía quitar las pilas.

Llegaréeeeeeeeeeeeh....— continué la estrofa.

—La la replicó uno de los civiles de tez morena, se le hacía un aire "al Taka", pero en su experiencia todos los “chocolate con leche” eran muy similares unos de otros -Como harían ellos para diferenciarse entre ellos, se lo apuntaba para comentarlo con el marine para cuando volviera a verle- pensé para mis adentros.

Disfrutandoohhh— proseguí canturreando sin perder el tempo.

La la la replicó el coro —Joder, por fin daba una isla donde la gente conocía “Grand Line Hits del 723” pensé para mis adentros.

Entre tarea y tarea, me acerqué al compañero Gal para tener un poco de chachará con la que recuperar el aliento, y así pensar que otra canción meter después de "Vamonos a la discoteca"

Oye Gallardo, zi no ereh un hippie de esos como que no te cortah el pelo, si no te quedan gomitas te dejo una pa haserte una coleta y llevar el pelo azin mah recogidito— le comentó de forma risueña mientras tarareaba y daba alguna que otra palmada siempre que dejaba alguna carga Vaya que no te queda mal ni nah matizó intentando evitar que el marine no se ofendiera por la sugerencia estética A zi, lo importante, no te importará conducir el primeh carro, no, por ezo de que tú sabes navegar barco y esas cosah le comentó tratando de sacar provecho de las cualidades del navegante que sus habilidades debían estar a la par de su compañera Camile, bueno, tal vez algo menos, que uno siempre tenía que barrer pa casa.

Si todo iba bien, y ningún sindicato le montaba una huelga general, todo debería ir tiempo en popa.
#11
Anko
Médica Despiadada
Las manos enguantadas de la joven alcanzaron el frío y áspero mango del martillo gigante que se le había otorgado a ella y al grupo de demolición para cumplir con su tarea, al principio le costó un poco levantar lo pues no esperaba que el peso le ganara, pero al final era un martillo gigante, algo debía pesar. Luego de unos segundos, lo levantó y se dirigió a la zona alejada que los ingenieros le habían indicado, por ahora no le interesaba en lo más mínimo sí confiaban en ella o no, o sí querían su compañía, tenía un trabajo que hacer y lo haría sin rechistar.

Haciendo fuerza con sus brazos, la espadachina levantó el enorme mazo y empezó a golpear uno de los muros de su zona, pero aquella estructura de piedra no cedió ante su fuerza, esto la confundió, parecía que el muro estaba reforzado con algo más que simple cemento. Al poco rato, más integrantes del grupo se acercaron al lugar al ver las dificultades que Anko estaba teniendo con el muro y aunque golpearon con todas sus fuerzas, el muro seguía en pie ¿cómo un simple muro podría dar tantos problemas?

La muchacha esperó pacientemente y en silencio a que el resto de su grupo dejara de golpear el muro, su mente maquinó algo sencillo para hacer el intento de nuevo — ¡Apártense! — Gritó para ser escuchada por los allí presentes, agregando su clásico tono autoritario que solía usar cuando quería o daba una orden, dejó a un lado el martillo gigante y se acercó al muro de nuevo para tocarlo suavemente, quería sentir la textura de aquella formación artificial de piedra que les estaba dando problemas antes de ejecutar su magnífico plan.

La mano derecha de la alférez se cerró para formar un puño y concentró su energía en su brazo para recubrirlo con ella, dándole un aspecto oscuro y metálico, con ello, tomó un leve impulso con su brazo para después depositar un golpe en aquella pared cargado de fuerza, y apenas su puño tocara la pared, daría un leve salto hacia atrás, en caso de hacerle daño, no quería sufrir algún accidente al estar cerca de la destrucción. Sí su plan había funcionado o no, estaba por verse.

Off
#12
Galhard
Gal
Galhard se incorporó al equipo de logística con una actitud calmada, pero determinada. Al ver el caos en el almacén, con maderas dispersas y materiales desorganizados, comprendió que la tarea requería tanto orden como fuerza. Después de observar unos instantes, se dirigió al grupo para organizar la carga.

—Bien, vamos a empezar con un poco de orden —dijo en voz firme—. Montaremos cada remolque con un solo tipo de material para que el trabajo sea más eficiente. Así, los carpinteros tendrán todo lo que necesitan sin contratiempos.

Galhard tomó la iniciativa y empezó con un grupo de tablas de madera. Se movía con fluidez, levantando y organizando cada pieza en el remolque, asegurándose de que quedaran bien sujetas. Notó que algunos de los voluntarios luchaban con el peso, así que no dudó en brindarles apoyo, ayudándolos con una actitud tranquila que infundía confianza en los demás.

Mientras trabajaban, la canción animada que Masao había comenzado a cantar ayudaba a mantener el ambiente ligero y a los ánimos elevados. Galhard, entre una carga y otra, sonrió y decidió compartir un detalle personal que le recordaba a su abuela.

¿Sabes, Masao? —dijo mientras ajustaba la coleta que siempre llevaba—Este peinado me lo enseñó mi abuela cuando era pequeño. Me lo hacía para que pudiera concentrarme sin que el cabello me molestara y porque ella decía que así me veía elegante. Desde entonces, siempre lo llevo así; es una especie de costumbre y recuerdo de ella.

Después de esta breve conversación, continuó trabajando con una renovada determinación. Cuando el primer remolque estuvo listo, Galhard se posicionó al frente, guiando el grupo en el viaje hacia el astillero. Con una mano firme en el borde del remolque y otra lista para ajustar las tablas que pudieran moverse, avanzaba con paso constante, cuidando que la carga no se desbalanceara.

—Mantengamos el ritmo —les dijo al grupo—. No aflojemos y recuerden evitar los baches para que la carga llegue en una sola pieza.

La satisfacción de ver el esfuerzo colectivo le llenaba de una motivación tranquila.
#13
Octojin
El terror blanco
Grupo de Logística

Masao, Galhard y el resto del equipo lográis finalizar el traslado de los materiales al astillero tras varias horas de duro esfuerzo. A pesar de los baches en el camino, los remolques llegan al destino sin problemas, y los carpinteros os reciben con palabras de agradecimiento, dándose cuenta de que, sin esa puntual entrega, no habrían podido avanzar con la reconstrucción. Sois unos hérores, que no se os olvide eh. Uno de los carpinteros sonríe al ver el esfuerzo del grupo y les ofrece unos refrescos y algún que otro bocadillo. Parece que son los que han sobrado, así que quizá los sabores no sean los mejores, pero oye, seguro que no les hacéis ascos.

—¡Buen trabajo, muchachos! ¡Tomad, os lo habéis ganado! —dice el carpintero mientras reparte las bebidas entre todos. Son refrescos con bastante azúcar y bebidas isotónicas que os vendrán bien después de tanto ejercicio.

Bajo la sombra de una lona improvisada, tenéis unos minutos para descansar y relajaros. El ambiente está tranquilo y los trabajadores ríen y charlan entre sí, aliviados de que el trabajo vaya en buen ritmo.

No pasa mucho tiempo antes de que uno de los organizadores se acerque.

—Aprovechad el descanso, os lo merecéis. Eso sí, cuando terminéis, os agradeceríamos que volváis al almacén. La idea es que organicéis los materiales para que el próximo traslado sea más fácil.

Que conste que yo os dejaría descansar mucho más tiempo. Pero este tipo no. De regreso al almacén, encontráis el mismo desorden que al principio. Las maderas de distintos tipos (roble, pino y abeto) están mezcladas, las herramientas de carpintería están dispersas y los sacos de cemento ocupan espacios entre tablones y bidones de agua. También hay alguno que otro roto que no sabéis si se podría reutilizar. Quizá los podáis echar en algún recipiente de los que hay al fondo de la nave. Además, encontráis cajas llenas de clavos, tornillos y piezas pequeñas esenciales para el ensamblaje de la estructura del astillero, todas mezcladas y algunas incluso oxidadas. Si observáis un rincón donde se apilan algunos rollos de cuerda y, al fondo, más bidones de agua, podréis ver que el desorden es general.

Bueno, aquí os toca a vosotros aplicar la lógica. Masao, te han hecho líder por tu forma de actuar, así que decide. ¿Cómo quieres organizar todo? Quizá te des cuenta de que este esfuerzo que os piden a nivel organizativo será fundamental para que los próximos traslados sean mucho más rápidos y eficientes.

Grupo de Limpieza

Alexandra, buen trabajo. Te lo digo yo ya que tus compañeros no lo harán.

Intentas mantener el ánimo del equipo, pero las quejas continúan, especialmente en relación a la falta de EPIs. Algunos se resisten, pero poco a poco, tus palabras parecen surtir efecto. Cuatro tipos fornidos, inspirados por tu actitud, se ofrecen para encargarse de los elementos más pesados y peligrosos. Al verlos trabajar te preguntas por qué no se han ofrecido antes a hacer ese tipo de trabajo. Cargan la madera con una facilidad pasmosa. Solo tardan un poco al principio porque se fijan en que no haya ningún clavo o astilla que clavarse. Creo que no es sostenible seguir trabajando así, yo que tú haría algo.

A pesar de ello, la moral del grupo sigue siendo baja, y al mirar hacia un lado, observas que dos de las chicas han dejado de limpiar y se han puesto a charlar entre ellas, distrayendo a los demás y ralentizando el progreso. Joder, esto parece un meme, de verdad. Yo que tú intentaría actuar, a ver qué palabras eliges para que no se lo tomen a mal.

De todos modos, te das cuenta de que la falta de EPIs está desmotivando a los demás. Si ya de por si el trabajo de limpieza no es el más agradecido del mundo, se suma la lentitud de ir mirando el no hacerse daño con todos los peligros que os rodean; clavos oxidados, astillas, etc. Hay un organizador que pasa cada poco a supervisar. Quizá si hablas con él...

Grupo de Seguridad

El tipo te escucha atentamente y no deja de asentir todo el rato a tus palabras, parece una especie de tic, porque tampoco parece necesario que lo haga. Al parecer, los robos llevan ocurriendo al menos una semana, y lo más extraño es que nadie ha notado nada hasta ahora. El trabajador menciona que una ventana rota podría haber sido la entrada para el ladrón, aunque resulta curioso que nadie haya escuchado el ruido de cristales rotos. Antes de que llegaseis había un guardia por zona, sin embargo ahora sois alguno más.

Respecto al tema del inventario, te cede unos papeles. Podrás ver que ha sido rigurosamente hecho cada dos días. Aunque hace ocho que no se actualiza. El tipo que lo hacía cayó enfermo y está en su casa y, oh, sorpresa, nadie cayó en que su función fuese importante y no le han sustituido. Aquí hay que ponerse estrictos, compañero Lovecraft. De lo contrario... Se irá todo al garete.

Aprovecha que estás al lado de uno de los organizadores para pedir lo que quieras. Parece bastante receptivo a ayudarte, y sientes que quizá se ha dado cuenta que no hacer inventario ha sido una cagada. Así que vente arriba con las peticiones, como nosotros a la hora de crear técnicas. Que sean ellos los que te digan que no.

Si decides moverte en busca de pistas, descubres huellas de barro cerca de la ventana rota y algunas marcas en el suelo que parecen indicar que alguien ha arrastrado cajas. La ventana está alta, a unos cinco metros de altura, quizá seis. La cosa es que no hay signos de haber puesto una escalera, o al menos el barro no lo detalla. Pinta raro la verdad. Aunque el misterio aún no está resuelto, la situación empieza a clarificarse y tienes un punto de partida para continuar con la investigación. ¿Cómo nadie se ha fijado en esto?

Grupo de Demolición

Anko, tras asestar un potente golpe con el martillo, observas con satisfacción cómo una de las vigas finalmente cede y cae al suelo con un gran estruendo. Sin embargo, al mirar alrededor, te das cuenta de que algo no va bien: un carpintero que estaba descansando comiéndose un gran bocata a unos metros de distancia ahora está tendido en el suelo, sangrando por la cabeza.

Yo que tú me acercaría a ver cómo está. Si lo haces, observas que algo parece haberle impactado en la cabeza, y al inspeccionar el área, notas que un trozo de la viga se ha partido al caer, y es probable que una astilla haya salido disparada hacia él. El carpintero está inconsciente y pierde mucha sangre; la situación es crítica y necesitas ayuda de inmediato.

La tensión en el ambiente es palpable, y algunos de tus compañeros se acercan con preocupación, pero nadie hace nada. Es tu momento para decidir qué hacer. Creo que ha sido un error no establecer un perímetro de seguridad. Pero de los errores se aprende, ¿no? Aunque se lleven vidas por delante. Bueno, es pronto para decir eso, pero... ¿Tú ves esa sangre? Yo creo que ese tipo está llamando a San Pedro ya.



Muy buen trabajo chicos, estoy pensando en contrataros para una reformilla que tengo aquí en casa. Cada grupo avanza en sus tareas, enfrentándose a contratiempos, pero manteniendo el objetivo en mente de ayudar y colaborar con esta isla. Con cada esfuerzo conjunto, la reconstrucción del astillero se convierte en una labor de colaboración, perseverancia y aprendizaje.
#14
Anko
Médica Despiadada
Aquel muro que parecía indestructible finalmente cedió ante la fuerza de la peli marrón, causando un estruendo en donde “salpicaban” rocas y escombros. Anko sonrió sutilmente al ver que el muro pudo ser destruido, parecía que el trabajo dentro del grupo de demolición sería sencillo con contratiempos menores, pero más equivocada no podía estar. Cuando su mirada perezosa inspeccionó la zona, pudo ver a escasos metros de ella a uno de los carpinteros en el suelo, inconsciente y con una gran herida sangrante en su cabeza, esto hizo enfurecer a la médica, quien se acercó rápidamente hasta el hombre en el suelo.

— Carajo… ¡Por eso les dije que se apartaran! — Era evidente su molestia, no solo fue una orden para sentirse superior, fue una orden para salvaguardar la integridad de sus compañeros en el equipo de demolición, sumado que no le gustaba ser desobedecida cuando daba una orden, genera la molestia ya mencionada. Con movimientos rápidos, el alférez de la Marina se agachó para empezar un tratamiento de urgencia en el carpintero herido, rompiendo la ropa de éste para tener pedazos de tela a la mano y empezar por tratar de detener la hemorragia en su cabeza.

— ¡Alguno de ustedes! ¡Sean de utilidad y llamen a algún medico local! ¡Este hombre puede morir! — Gritó usando su tono autoritario, esperando que esta vez si fuera obedecido completamente mientras ella se hacía cargo del herido. El viento que golpeaba su cuerpo hacía que su capa ondeara sutilmente y se arrastrara en el suelo, manchándose levemente de tierra en los bordes inferiores debido a que estaba arrodillada a un lado del carpintero. Sus manos envueltas en la tela de la camisa del Carpintero hacían una sutil presión sobre su herida en la cabeza, ella podía sentir como sus manos se manchaban con aquel líquido rojo tan vital para la vida.

Off
#15


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