Illyasbabel
cuervo de tiburón
23-09-2024, 01:40 AM
[Aventura] [Autonarrada] Fuego en altamar
Érase una mañana como cualquier otra, a bordo de una pequeña tartana mercante, rodeado de civiles y marineros en búsqueda de completar su trayecto hacía nuevo puerto. Hasta entonces habían pasado solo dos días de viaje, la mitad del recorrido. El ya joven adulto Illyasbabel había conseguido uno de sus primeros trabajos formales como cazador. La expectativa era alta, y no podía defraudar a su contacto, quizá sería un viaje tranquilo como el anterior, pero el astuto Lunarian sabía que en cualquier instante podía sucumbir el descontrol. Aun así, con ánimos de cambiar el ambiente y tranquilizar a los navegantes, solía recorrer las distintas habitaciones de sus ocupantes y en ocasiones molestar al Capitán. Era su tercera vez a bordo del Yarará, y había tomado cariño con sus marineros y pequeña tripulación. Hasta ahora no había hecho más que noches de guardia y vigía mientras el resto de la tripulación descansaba, una tarea sencilla y de fácil desempeño.
La tartana Yarara llevaba ya varios años de servicio y era famosa por su velocidad a la hora de realizar entregas y pedidos, de eso se encargaba, un barco que movía mercancía de puerto en puerto, asegurándose siempre que sus contratistas quedarán conformes. Pero esa noche el Yarará caería ante una trampa. Días atrás, cuando el barco zarpaba, uno de los contratistas del servicio de transporte decidió hacerle una jugarreta a su Capitán y tripulación. Con el único interés de sacar redito de un posible naufragio. El contrato era claro, la tripulación de la nave se hacía cargo de cualquier inconveniente que podía surgir en el camino y generalmente se hacían responsable por los daños que pueda tener la mercadería. Gudrun era un Capitán amable y confiado, apoyado sobre su larga trayectoria en su histórica Tartana, actitud que lo llevaría a confiar demasiado, inclusive en los descarados piratas y ladrones, fue así como el aclamado Yarará junto con su tripulación, serían enviados directamente a la muerte, los infieles contratistas habían colocado un pequeño sistema incendiario en el interior del barco, muy bien escondido entre su propia mercancía, llegada la hora y día indicado estallaría prendiendo fuego la embarcación.
El sol se ocultaba en un ocaso atemporal, mientras el joven cuervo andaba dando vueltas sobre la cubierta, asegurándose de que los civiles que fueran indispensables en la navegación, volvieran a sus camarotes, llegada la noche lo mejor era tener espacio en la cubierta. Observó las estrellas que empezaban a hacerse visible en el horizonte lejano, todo iba de maravilla.
Lo primero fue un temblor que movió de lado a lado a la pequeña tartana, acompañado de una sorda explosión. Humo, demasiado humo, en pocos segundos todo el interior del barco estaba encendió en llamas. La gente salía desesperada a la cubierta buscando aire y huyendo despavoridos de la llama. Uno que otro se tiro a agua sin ningún tipo de dudas. Los gritos de pánico ocuparon la atmosfera y las preguntas empezaban a caer sobre el capitán y el pequeño cuervo. ¿ Y ahora que hacemos? la mente de Illya buscaba respuestas y soluciones, no había tiempo de salvar la mercadería ni mucho menos intentar apagar el incendio. Entre la cubierta del barco y el mar, había un muro de fuego inexpugnable, el calor brotaba hasta lo más alto del barco y la superficie era poco a poco consumida por el humo. El viejo Capitán, en un gesto de astucia, dio aviso de alarma a las embarcaciones cercanas. Lanzarse al agua no era una opción, había niños y ancianos, no podrían aguantar mucho tiempo, solo algunos de ellos se animaron a lanzarse, pero aún quedaba gente abordo.
Todos refugiados en la cubierta del barco, mientras las llamas los rodeaban en su paso abrasados. No había opciones, no... Un momento de claridad y suerte universal. A lo lejos, una pequeña luz, se identifica como barco de ayuda. Fue entonces que Illyasbabel alzo vuelo llevándose consigo a los dos primeros jóvenes. En cosa de segundos alcanzaría la embarcación, por suerte para ellos, La marina. Lanzó como pudo a las dos criaturas hacia los marineros que le hacían señas, pero no había tiempo de sobra, con una velocidad sublime cruzo los aires nuevamente hasta alcanzar las llamas. Dos más a salvo, apúrate...Vamos tu puedes, tu puedes..., se decía así mismo mientras hacía una y otra vez la misma tarea. Era el quinto viaje y quedaban solo tres personas y el Capitán, la nave no resistiría más tiempo. - Llévatelos a ellos pequeño cuervo - Dijo el capitán con una media sonrisa orgulloso por el joven Lunarian. - ¡No! - gritó Illya mientras se alejaba de las llamas. Un recuerdo trágico pero honrado, hasta que la ultima persona no se bajo del barco el viejo Gudrun no se movió, parecía que el fuego ni la inundación del barco le afectasen, llevaba consigo una reputación que mantener, hasta en el final, el capitán se mantuvo junto a su barco pero con la certeza de que sus tripulantes ya estaban a salvo.
Érase una mañana como cualquier otra, a bordo de una pequeña tartana mercante, rodeado de civiles y marineros en búsqueda de completar su trayecto hacía nuevo puerto. Hasta entonces habían pasado solo dos días de viaje, la mitad del recorrido. El ya joven adulto Illyasbabel había conseguido uno de sus primeros trabajos formales como cazador. La expectativa era alta, y no podía defraudar a su contacto, quizá sería un viaje tranquilo como el anterior, pero el astuto Lunarian sabía que en cualquier instante podía sucumbir el descontrol. Aun así, con ánimos de cambiar el ambiente y tranquilizar a los navegantes, solía recorrer las distintas habitaciones de sus ocupantes y en ocasiones molestar al Capitán. Era su tercera vez a bordo del Yarará, y había tomado cariño con sus marineros y pequeña tripulación. Hasta ahora no había hecho más que noches de guardia y vigía mientras el resto de la tripulación descansaba, una tarea sencilla y de fácil desempeño.
La tartana Yarara llevaba ya varios años de servicio y era famosa por su velocidad a la hora de realizar entregas y pedidos, de eso se encargaba, un barco que movía mercancía de puerto en puerto, asegurándose siempre que sus contratistas quedarán conformes. Pero esa noche el Yarará caería ante una trampa. Días atrás, cuando el barco zarpaba, uno de los contratistas del servicio de transporte decidió hacerle una jugarreta a su Capitán y tripulación. Con el único interés de sacar redito de un posible naufragio. El contrato era claro, la tripulación de la nave se hacía cargo de cualquier inconveniente que podía surgir en el camino y generalmente se hacían responsable por los daños que pueda tener la mercadería. Gudrun era un Capitán amable y confiado, apoyado sobre su larga trayectoria en su histórica Tartana, actitud que lo llevaría a confiar demasiado, inclusive en los descarados piratas y ladrones, fue así como el aclamado Yarará junto con su tripulación, serían enviados directamente a la muerte, los infieles contratistas habían colocado un pequeño sistema incendiario en el interior del barco, muy bien escondido entre su propia mercancía, llegada la hora y día indicado estallaría prendiendo fuego la embarcación.
El sol se ocultaba en un ocaso atemporal, mientras el joven cuervo andaba dando vueltas sobre la cubierta, asegurándose de que los civiles que fueran indispensables en la navegación, volvieran a sus camarotes, llegada la noche lo mejor era tener espacio en la cubierta. Observó las estrellas que empezaban a hacerse visible en el horizonte lejano, todo iba de maravilla.
Lo primero fue un temblor que movió de lado a lado a la pequeña tartana, acompañado de una sorda explosión. Humo, demasiado humo, en pocos segundos todo el interior del barco estaba encendió en llamas. La gente salía desesperada a la cubierta buscando aire y huyendo despavoridos de la llama. Uno que otro se tiro a agua sin ningún tipo de dudas. Los gritos de pánico ocuparon la atmosfera y las preguntas empezaban a caer sobre el capitán y el pequeño cuervo. ¿ Y ahora que hacemos? la mente de Illya buscaba respuestas y soluciones, no había tiempo de salvar la mercadería ni mucho menos intentar apagar el incendio. Entre la cubierta del barco y el mar, había un muro de fuego inexpugnable, el calor brotaba hasta lo más alto del barco y la superficie era poco a poco consumida por el humo. El viejo Capitán, en un gesto de astucia, dio aviso de alarma a las embarcaciones cercanas. Lanzarse al agua no era una opción, había niños y ancianos, no podrían aguantar mucho tiempo, solo algunos de ellos se animaron a lanzarse, pero aún quedaba gente abordo.
Todos refugiados en la cubierta del barco, mientras las llamas los rodeaban en su paso abrasados. No había opciones, no... Un momento de claridad y suerte universal. A lo lejos, una pequeña luz, se identifica como barco de ayuda. Fue entonces que Illyasbabel alzo vuelo llevándose consigo a los dos primeros jóvenes. En cosa de segundos alcanzaría la embarcación, por suerte para ellos, La marina. Lanzó como pudo a las dos criaturas hacia los marineros que le hacían señas, pero no había tiempo de sobra, con una velocidad sublime cruzo los aires nuevamente hasta alcanzar las llamas. Dos más a salvo, apúrate...Vamos tu puedes, tu puedes..., se decía así mismo mientras hacía una y otra vez la misma tarea. Era el quinto viaje y quedaban solo tres personas y el Capitán, la nave no resistiría más tiempo. - Llévatelos a ellos pequeño cuervo - Dijo el capitán con una media sonrisa orgulloso por el joven Lunarian. - ¡No! - gritó Illya mientras se alejaba de las llamas. Un recuerdo trágico pero honrado, hasta que la ultima persona no se bajo del barco el viejo Gudrun no se movió, parecía que el fuego ni la inundación del barco le afectasen, llevaba consigo una reputación que mantener, hasta en el final, el capitán se mantuvo junto a su barco pero con la certeza de que sus tripulantes ya estaban a salvo.