Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Autonarrada] [T2] Tanto en la tierra como en el cielo
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Personaje


Día 9 de Otoño del año 714, tarde/noche


Lo había conseguido. Había logrado escapar de aquella rara secta religiosa. En aquel apartado lugar de Gray Terminal se había desatado el caos absoluto provocado por un extraño gas que lo había inundado todo. La gente huía despavorida, y ella tampoco perdía el tiempo. Aunque... antes de escapar del lugar por completo, se acercó a la casa del líder de aquella religión y le robó el libro que este hombre le había enseñado hacía unos días. Era un libro que hablaba de gigantes, de sus mitos y leyendas. Airgid no era en aquel entonces una chica muy leída, de hecho, le costaba un poco leer con fluidez, pero no por eso le gustaba menos. Y algo le decía que aquel libro era importante, que podría aprender algo interesante de él.

Sí, aquel líder de la secta ya no estaba, pero Airgid no estaba segura de que no pudieran quedar más "fieles" desperdigados por ahí, buscándola, quizás. Al fin y al cabo le había amenazado de muerte delante de todos sus seguidores. Un escalofrío le recorrió la columna. Quizás era mejor salir huyendo de Isla Dawn. Mientras corría entre las montañas de basura no podía dejar de pensar en aquel gran hombre que había conocido. Si es que realmente podía llamarlo de esa manera, pues apenas tuvo tiempo de intercambiar unas palabras con él. Joder, ni si quiera pudo fijarse del todo en qué cara tenía. Le recordaba con aquel casco de metal en la cabeza, el largo cabello rubio, la sangre... Tampoco se acordaba de su voz, sabía que era profunda, extranjera, pero... Menudo chasco, a Airgid le habría encantado conocerle un poco más, solo un poco. El único momento en el que sus miradas se cruzaron fue capaz de sentir un vínculo diferente, especial, y tenía el presentimiento de que no había sido la única que lo había notado de esa manera. Se sonrojó un poco al pensar en ello, o quizás se debía solo al cansancio, llevaba corriendo un buen rato y tenía la respiración agitada, la piel ligeramente brillante por el sudor.

Tenía que encontrar a sus amigos. Se estaba haciendo de noche, Gray Terminal cada vez se volvía un lugar más peligroso. Primero por todo el revuelo ocasionado, y segundo por la ausencia del sol. El vertedero era refugio de bandidos y criminales, y pasar más tiempo del necesario siempre era un riesgo. Uno que Airgid trataría de evitar. El problema es que aquel lugar era un puto laberinto. Y cada vez con menos luz sería aún más difícil encontrar la salida. Si tan solo tuviera consigo un den den mushi con el que poder llamar a sus colegas... llevaba dos días desaparecida, seguramente la estarían buscando como locos, tirándose de los pelos y revolviendo cielo y tierra por ella. Airgid solo espera que, por dios, no se hubieran metido en la trampa mortal que era aquel basurero.

¡Vuelve aquí! ¡No te vas a escapar! — Una voz apareció por uno de los costados de la rubia. Pero no estaba solo, le acompañaba un par de hombres más. Airgid frenó en seco, sacando la pistola que había robado y recordando las pocas balas que tenía. No necesitó darle muchas vueltas para darse cuenta de que eran hombres que la buscaban a raíz del incidente. Iban armados. Airgid sabía que no había opción al diálogo, así que afiló la vista y usó las fuerzas que le quedaban para liarse a tiros contra aquellos hombres, tratando de mantener la distancia, y propinando algún que otro puñetazo cuando estos se acercaban demasiado. Ojalá hubiera sido tan fácil como parece, así escrito, pero la verdad es que Airgid llevaba a sus espaldas dos días de estar desmayada, apenas había comido nada y llevaba una hora corriendo. Los golpes que tuvo que encajar fueron varios, en la cara, en el estómago... Dejó a un par de ellos fuera de combate al dispararles en zonas delicadas, potencialmente mortales, pero el tercero de ellos consiguió darle una patada que le arrebató la pistola de las manos. Y se ensañó con ella.

¡Mamón! — Gritó ella, a la vez que consiguió escupirle con tremenda precisión un amasijo de saliva y sangre que impactó directamente en su ojo. Pero eso solo le cabreó más, dedicándole una fuerte patada en las costillas, aprovechando que la rubia se encontraba tirada en el suelo. Airgid se sintió al borde de la inconsciencia una vez más, estaba tan agotada... pero antes de caer dormida, fue capaz de escuchar la voz de sus colegas, acercándose a ella, gritándole de todo a ese hijo puta. No llegó a verles, al menos no de una manera nítida, pero sabía que eran ellos, les conocía como si fueran sus hermanos.

Una vez consiguieron librarse de ese último tio, la tomaron en brazos y se dirigieron a la zona industrial del reino. Una parte igualmente algo insegura, pero desde luego era mejor que quedarse en el vertedero. Airgid tardó unas horas en despertarse, y a pesar de la insistencia de sus amigos por salir de aquella isla, ella había decidido que aún no era el momento. Que no iba a dejar que una panda de locos religiosos tiraran su plan a la basura. Había ido a Isla Dawn a aprender, y no quería marcharse con las manos vacías. Aunque, pensándolo mejor, tampoco estaban tan vacías... la mera experiencia de haber conocido a aquel hombre... solo por eso, ya había merecido la pena todo lo vivido, tanto lo bueno como lo malo.
#1
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Ghost Princess
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#2


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