¿Sabías que…?
... existe una isla en el East Blue donde el Sherif es la ley.
[Común] Copas y nuevas compañías
Silver
-
El aire en Loguetown tenía un sabor a hierro, a sal y a tensión. En cada rincón de la ciudad se sentía el peso de una ley invisible, la de aquellos que controlaban el East Blue. En las calles, las patrullas de la Marina iban y venían, siempre vigilantes, pero dentro del Trago del Marinero, una taberna de la zona portuaria, todo parecía más... relajado.

Silver estaba sentado en una de las esquinas menos iluminadas del lugar, su figura semioculta por la penumbra y las sombras que arrojaban las lámparas de aceite parpadeantes. Sobre la mesa delante de él, una botella de alcohol casi vacía, y en su mano derecha un vaso que giraba entre sus dedos con la destreza de alguien que había hecho esto incontables veces. El ron no era el mejor que había probado, pero le servía. Al menos, calmaba la agitación que sentía antes del golpe.

Frente a él, sobre la mesa, su inseparable compañero, Spack. El pequeño mono se había acomodado en la madera, con sus ojillos curiosos observando a todos los que entraban y salían del lugar. De vez en cuando, alargaba la mano para tomar un trozo de la comida que Syxel había dejado a un lado, siempre alerta pero sin causar revuelo.

El capitán, con la vista perdida entre las botellas que decoraban la pared detrás de la barra, pensaba en los próximos pasos. La planificación había sido meticulosa y el golpe que estaban por dar cambiaría muchas cosas. Si lo lograban, no solo llenarían sus bolsillos, sino que les daría el poder necesario para empezar a escalar. Pero antes de eso, era necesario calmar la mente.

Bebió otro sorbo de su vaso, dejando que el ron quemara su garganta y la amargura se fundiera en su estómago. Tenía ese viejo presentimiento, el mismo que siempre le acompañaba antes de una gran tormenta, cuando el viento cambiaba y el aire parecía más pesado. Pero era uno de esos raros momentos en que podía permitirse bajar la guardia. Solo Spack lo acompañaba, mientras que el resto de su tripulación estaba fuera, ya preparando lo necesario para cuando llegara el momento de actuar o simplemente descansando en algún rincón de la ciudad.

A su alrededor, la taberna estaba llena de marineros y algunos mercenarios que hablaban en voz alta, intercambiando historias exageradas de sus conquistas en el mar. El olor a alcohol, tabaco y el inconfundible aroma de la comida cocinándose en la trastienda llenaba el ambiente. Syxel cerró los ojos por un instante, dejándose llevar por el ruido ambiente, mientras su mente seguía maquinando sobre todo lo que se aproximaba.

Dejó el vaso sobre la mesa con un golpe seco, mirando de reojo a Spack, que ahora jugueteaba con un trozo de pan duro. La noche en Loguetown estaba en su apogeo, y aunque sabía que el amanecer traería consigo el inicio de su siguiente gran movimiento, por ahora... solo quedaba esperar.
#1
Kael
El Fantasma del Mar
Las horas habían pasado lentas pero por suerte el día había terminado. Iba por la zona portuaria con la capa puesta y con la capucha colocada, haciendo el pelo para atrás para que no se viera que tenía el pelo largo e intentando esquivar a las patrullas de la marina de la zona para evitar que me reconocieran. Estaba lejos de Oykot pero eso no significaba que las noticias volaran. Cuando estaba a mitad de la calle ví girar una patrulla de Marines en mi dirección, lo suficientemente lejos para que no me reconocieran pero lo suficientemente oportuno para no tener donde esconderme. Miré hacia los lados y encontré una taberna, el "Trago del Marinero", y decidí que era el mejor sitio que se me ocurría para esconderme.

Me ajusté la capa sobre los hombros antes de abrir la puerta, y con toda la naturalidad posible, entré en la taberna. Era la primera vez que este lugar me recibía, y aunque muchas tabernas eran muy parecidas unas a otras siempre había que acostumbrarse a cómo lo tienen todo montado en ella y a los parroquianos de la zona.
Las conversaciones a mi alrededor eran una mezcla de murmullos entre los no todavía borrachos y los ya borrachos del todo. En cierta manera echaba de menos el tiempo que trabajé en la taberna de Kilombo, esas risas escandalosas que daban la sensación de que aquí en este bar no había prisa, la noche era joven. 

Me acerqué a la barra y pedí un plato de comida y una cerveza. Tendría que hacer dos viajes puesto que con un brazo era un poco complicado cargar todo sin tirar nada, pero el tabernero pareció darse cuenta del inconveniente y me tendió la cerveza y que en cuanto estuviera la comida me avisaría para que viniera a recogerla.

Observé en un momento la taberna con intención de sentarme y no había mucho donde elegir. Al lado de las ventanas, al lado de unos borrachos o cerca de una esquina de la taberna donde se encontraba una persona bebiendo acompañado por ¿un mono?. Todavía no había empezado a beber, pero o es una persona muy rara o juraría que es un mono. Descarté sentarme cerca de las ventanas por lo obvio, quería pasar desapercibido y no quería que la Marina se asomara y me viera. Cerca de los borrachos no gracias, no quiero estar cerca en caso de que alguno quiera pelearse con los de su mesa por cualquier tontería. Así que me senté en una mesa cerca del individuo con el mono, y como me llamaba la curiosidad, me senté orientándome hacia la pared, para con mi ojo poder ver lo que estaba haciendo ese compañero tan inusual del hombre

No dí ni dos sorbos a la bebida cuando el tabernero me comentó que podía ir a buscar la comida. Tras recogerla y sentarme de nuevo empecé a comer tranquilamente, cuando detecté que el mono me estaba mirando a mí, y sobretodo, al plato de comida mientras seguía observando toda la sala. Me atreví a preguntar a este hombre:

- Yo... perdone, no entiendo mucho de compañeros tan poco comunes como el suyo, pero veo que tiene interés en la comida que tengo. ¿Le podría dar algo? Me recuerda a un compañero mío en cierta manera -dije sin intención de interrumpirle en su meditación-
#2


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