Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
[Aventura] [T2] - La Hipotenusa
Son Goku D. Namek
Dr. Goku
Goku y la banda de Shirogame navegaban en el Tho'Shulo, un barco de lo más peculiar, flotaba con la firmeza que necesitaban para sus aventuras y desmadres. Mientras las olas golpeaban suavemente el casco, Goku no podía quitarle la vista de encima a Gretta, la enorme Mink mitad jabalí que, como de costumbre, descansaba en la cubierta. Con sus tantos metros de altura, era imposible no notarla, tumbada tomando el sol y devorando lo que parecían ser los restos de una merienda colosal. Goku, como siempre, trataba de coquetearle, aunque ella lo ignoraba casi por completo, concentrada en su siesta y en la comida que nunca faltaba en sus manos.

Goku suspiraba profundamente, con la mirada llena de amor irrisorio mientras se apoyaba en su enorme busto para recostarse y dormir la siesta junto a su amada mientras comia. - Gretta... qué cerdita más sexy - pensaba mientras seguía observando su relajada figura. Cada vez que ella gruñía o bostezaba, él lo interpretaba como algún tipo de señal romántica, aunque claro, todo en su mente. Pero no podía detenerse, su entusiasmo por ella no disminuía, y siempre buscaba alguna forma de llamar su atención.

Mientras tanto, en el mando del barco, Goku también mantenía una relación particular con el capitán Lance. Para Goku, Lance siempre había sido algo confuso, creía fervientemente que era una chica que se vestía de hombre, un "tomboy". Cada vez que lo veía con su ropa masculina y su comportamiento rudo, Goku sonreía para sus adentros, convencido de que algún día confirmaría su teoría, aunque Lance no tenía ni la más mínima idea de las fantasías de Goku.

Por otro lado, Goku respetaba profundamente a Qazan, un hombre mitad orca que imponía tanto por su fuerza como por su presencia en cubierta. Y aunque Qazan imponía respeto, Goku seguía las órdenes de Juuken como si fuese el verdadero capitán, mostrando siempre una obediencia ciega cuando se trataba de las indicaciones de este último, sin cuestionar nada. El resto de la tripulación realmente no sabia si nombrarlos o no, pues algunos estaban muertos, una era una NPC, un supuesto gato que se supone que había entrado a la banda, eran cosas que pasaban tan rápido que aun no podía asimilarlos para incluirlos en esta narración.

Un día, durante uno de sus viajes rutinarios en el mar, Goku fue contactado a través de un Denden Mushi. La transmisión, fría y directa, venía del Cipher Pol. Le asignaron una misión aprovechando su cercanía a un barco mercante que navegaba no muy lejos de ellos. El objetivo era claro, pero Goku, en su estilo típico, no les dijo nada directamente a sus compañeros sobre el verdadero propósito de esa misión, solo les comento de este barco, les comentó que deberían dirigirse hacia ese mercante, insinuando que podrían recoger algo ahí de valor mientras el se perdía un rato por ahi. La tripulación, confiada en Goku, no preguntó mucho más y comenzaron a navegar hacia el barco señalado.

Cuando finalmente atracaron junto al mercante, ambos barcos quedaron enganchados en mitad del océano, todos se dispusieron a abordar el barco mercante para comprar provisiones y lo necesario, el barco en si era bastante grande, barcos como el Tho'Shulo se acoplaban por monton, al menos 6 o 7 barcos de las mismas características podían acoplarse sin problemas, pues la cubierta era prácticamente un mercado enorme con tiendas por doquier y los pisos internos del barco servían para el bar y los juegos de azar, pero Goku, con su mente ya en la misión, decidió separarse y perderse en los pasillos de madera oscura y añejada por el moho. Su intuición lo llevó a pasear sin rumbo, observando a la tripulación, los comerciantes y los compradores, hasta que sus ojos se posaron en un joven grumete, trabajando duro, limpiando la cubierta con una energía casi nula, pero que encajaba con la descripción que le habían dado. Goku, con la curiosidad que lo caracteriza, se acercó al chico y le preguntó su nombre. El grumete se presentó diciendo - me llamo Pedrito el Trapero, señor, un placer - de manera muy alegre y jovial, era apenas un niño de unos 16 años de edad, flaco y escuálido, de pelo marrón y una peca que adornaba su rostro tan pálido como el papel, de ojos oscuros y ojeras por montón, no se veía como un joven saludable ni mucho menos una amenaza.

Fue en ese instante cuando Goku cambió su actitud. Aunque no lo demostró de inmediato, este había confirmado que era el objetivo. Su misión era vigilarlo durante el resto de la tarde, siguiendo sus movimientos discretamente y asegurándose de no perderlo de vista. La tripulación de ambos barcos pasaron la noche juntos, compartiendo historias y bebidas, en una fiesta de risas y excesos sin igual, donde su amada Gretta era el centro de la fiesta, pero aun asi, Goku mantuvo su atención en Pedrito, quien parecía algo más inquieto a medida que la noche avanzaba.

Finalmente, cuando la noche estaba en su punto más oscuro, Pedrito se levanto de entre los ebrios, se escabullo por la sala y salio al pasillo, Goku lo vio, Pedrito estaba contactando a alguien por Denden Mushi en el rincón más alejado de la cubierta, atravesando esos mercadillos que ya habían apagado sus luces y retirado sus productos. Con movimientos sigilosos, Goku se acercó lo suficiente para escuchar la conversación. El joven estaba transmitiendo coordenadas... al Ejército Revolucionario... Pedrito les estaba revelando la ubicación del barco, lo que significaba que pronto serían proveedores de mercancía para estos rebeldes que luchan en contra del gobierno. Antes de que pudiera terminar su mensaje, Goku, con la velocidad y precisión que solo él poseía, atacó a Pedrito.

El joven no tuvo oportunidad de defenderse, Goku lo golpeó repetidamente, su velocidad tan absurda que los puños parecían una lluvia imparable de golpes, y antes de que Pedrito pudiera pedir ayuda, Goku lo arrojó al mar, inconsciente y con un puñal clavado en su pecho, el mismo puñal que sustrajo de entre las ropas de Pedrito mientras lo golpeaba brutalmente. Las olas lo engulleron rápidamente, y en cuestión de segundos, ya no quedaba rastro del traidor.

A la mañana siguiente, la banda de Shirogame continuó su viaje como si nada hubiera sucedido. Nadie en la tripulación del mercante notó la desaparición de Pedrito hasta mucho después, pero para entonces, Goku y su banda ya habían dejado el puerto, lejos de cualquier sospecha o problema. La muerte del grumete pasó desapercibida por completo, y la vida siguió su curso para Goku y los suyos, como si nunca hubiera habido un traidor a bordo del barco mercante, ¿y para los marineros? la presencia de Pedrito era tan insignificante y de poco valor que rápidamente se olvidaron de el, así como el mismo Goku pronto olvidaría siquiera haber visto la cara de ese niño.

Fin.
#1


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