Hay rumores sobre…
... una isla que aparece y desaparece en el horizonte, muchos la han intentado buscar atraídos por rumores y mitos sobre riquezas ocultas en ella, pero nunca nadie ha estado en ella, o ha vuelto para contarlo...
[Común] [C - Pasado] Una Comedia Inacabada
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Día 2 de Primavera, Año 724

La mayoría de los barcos en los cuales viajaba tenían un carajo, y no, no “carajo” como insulto, sino carajo como esa canasta de madera que se posa en el mástil principal y que es utilizada por los navegantes para trazar la ruta que debe de realizar el barco, predecir cómo se encuentra el clima y si se está siguiendo correctamente las indicaciones que se dan. También era usado, habitualmente, por los vigías, quienes… Bueno, vigilan lo que sucede en el barco y se aseguran de que el mar esté despejado, es decir, aquellos responsables de que el navío no choque contra un iceberg, se parta en dos y se hunda, o algo similar. Obviamente más de una vez había encontrado a uno que otro vigía saltándose su deber o durmiendo, por lo que no era precisamente muy afín a las personas que ocupan ese puesto.

El navío en el cual había trabajado hasta hace unos momentos era diferente a los demás, si bien el capitán no era tacaño no dejaba de ser un hombre huraño y malhumorado, aunque, al menos pagaba bien, su tripulación era responsable al ser “gobernada” con puño de hierro, por lo que subir a verificar si los vigías se habían dormido no era necesario; tampoco plena hacerlo, después de años trabajando como navegante había descubierto que no era mi trabajo cuidar del trabajo de los demás, así que simplemente no me encargaba de esas cosas… Por eso y por más motivos, obviamente, pero esa es una historia para otro momento, ahora mismo quería concentrarme en conseguir mi pago para poder recorrer la ciudad con tranquilidad.

Entré en la cabina del capitán después de saludar a los marinos de la tripulación, de los cuales no me había aprendido el nombre de ninguno, realmente no había uno que fuese digno de recordar, ni digno de confianza, mayor motivo por el cual no estaba interesado en nada más que establecer una relación cordial, y eso era todo, pero al parecer les había agradado lo suficiente como para que quieran entablar una conversación. Por eso el camino a la cabina fue una Odisea en sí misma, quizás un laberinto si me sentía generoso, esquivar obstáculos estaba en la descripción de mi persona, después de todo tenía alas. Cuando entré el capitán levantó la mirada de los documentos que estaba leyendo, era un hombre joven, de unos treinta y cinco años, piel trigueña y ojos oscuros como la noche misma, sabía que el negro podía ser un color intenso, pero este hombre hacía uso de su ascendencia gyojin para demostrarlo, al parecer había algo sangre de tiburón en él.

. – Así que vienes por tu pago, Peregrino. Algo temprano ¿No crees?

Recogí los hombros– ¿Qué puedo decir, Vane? Soy un hombre apresurado, tengo muchas cosas que hacer.

El capitán entrecerró los ojos, agregándole algo de intensidad a su mirada y sonrió, mostrando una hilera de dientes afilados, antes de meter su mano en un cajón y dejar un sobre en la mesa de caoba pulida: “En realidad es Bubinga” dijo Vane cuando le mencioné que su mesa de trabajo era especialmente bonita con los tallados de flores y animales acuáticos en su madera que no era de caoba.

. – Lo prometido es deuda. –Señaló el sobre con un ademán de su mano.

Corté completamente la distancia y recogí el sobre de la mesa, asintiendo más tranquilo al saber que me dejaría ir sin causarme problemas, es decir, no es como si hubiera otra opción, no pretendía quedarme más tiempo, por lo que me iba por las buenas o por las malas…

Cuando me di vuelta Vane volvió a hablar– Si alguna vez quieres un trabajo permanente, puedes pedírmelo.

El tono de su voz era algo estremecedor, profundo y gutural, evité voltear, solo mirándole por encima de mi hombro, moviendo mi ala para ver parcialmente su rostro.

. – Ya veremos. Nos vemos, Vane. –Dije, agitando mi mano en alto para saludarle.

Bajé del barco tan rápido como me fue posible, igual de rápido recorrí el puerto para adentrarme en la ciudad, o la parte más externa de ella, los bares familiares no se encontraban todos completamente en la parte céntrica de Cocoyashi. Localicé una taberna rápidamente, tenía una fachada agradable, sencilla, la madera primaba principalmente en sus decoraciones, las partes de concreto estaban pintadas de blanco, las ventanas dejaban ver parte del acogedor interior y estaba iluminada por lámparas de aceite, al menos en el exterior. El nombre del lugar era “La Manzana Envenenada”... Definitivamente era el lugar ideal para comenzar la mañana y quedarme unos días en la isla. Pasé por entre las mesas que se encontraban en el exterior, abriendo la puerta suavemente y escuchando la agradable música que provenía de dentro.

En el fondo de la taberna había una tarima, un escenario, en el cual un joven de cabello negro tocaba para los clientes del lugar, sonaba realmente ameno. Caminé a la barra, encontrándome con una mujer mayor de cabello castaño que apenas tenía hilos plateados y delicados de blanco, las marcas de expresión y las leves arrugas en su rostro delataban la edad de la mujer, pero sus ojos vivarachos y alegres dejaban ver a un alma joven que aún tenía mucho por delante. Le sonreí de forma sosegada e hice mi pedido.

. – Buenos días, quisiera pedirle croquetas de merluza, tres porciones de pastel de bacalao, un plato de rabas y otro de gambas rebozadas. También una jarra de jugo de mandarina.

Ella alzó las cejas con una sonrisa divertida– Alguien tiene bastante hambre ¿No? ¿Algo más, joven?

Esbocé una sonrisa cansada– Ah, y pedirle una habitación para una estadía de tres días y dos noches.

Ella anotó todo en su libreta, asintiendo y me dijo el precio, señalándome una mesa cerca del escenario para sentarme. Con un rápido agradecimiento y después de desembolsar los berris correspondientes me dirigí a la mesa y tomé asiento para disfrutar del espectáculo.
#1
Kairo
Cuervo | Scarecrow
Kairo se encontraba en el fondo de la taberna, sobre una pequeña tarima de madera algo gastada, con una guitarra acústica apoyada en su pierna. Sus dedos recorrían las cuerdas con precisión, sacando melodías suaves y armoniosas que llenaban el ambiente de una calma serena aunque algo deprimente. Sus ojos azules como el oceano, estaban enfocados en las cuerdas, pero tambien en otra parte, lejos, muy lejos. Su mente divagaba, alejada de las personas que lo rodeaban. Con cada acorde que tocaba, sentía el murmullo de las conversaciones a su alrededor, pero no le prestaba demasiada atención. No le importaba el bullicio, ni las historias que cada cliente cargaba consigo. Lo único que se cruzaba por su mente en ese momento eran recuerdos, recuerdos de su antigua vida, sus amigos, viejos amores, su familia, sus asesinos, las traiciones que vivio, el sufrimiento que pasó. Aunque tocaba para los demás, realmente siempre lo hacía para sí mismo.


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musica que escucha Gavyn al entrar


Debido a la oscuridad de las sombras que lo cubrian mayormente, era dificil discernir su apariencia, su cabello era notoriamente negro, pero las cicatrices que cubrian su cuerpo no serian notadas por nadie, no a menos que se exponga mas a la luz, cosa que aun no hacía. Mientras las notas fluían de la guitarra, sus ojos se desviaron por un breve segundo hacia la puerta, justo cuando esta se abrió para dar paso a un hombre de aspecto singular. Lo reconoció de inmediato, el tipo con alas. Lo había visto en otras ocasiones en el puerto, un tipo que parecía siempre estar en movimiento. Kairo volvió a centrar su atención en las cuerdas, pero no pudo evitar seguir observándolo de reojo. Su instinto le decía que aquel hombre, quien fuera, no era un cliente más. Su forma de caminar, su mirada, tenia un aire especial, como él mismo… algo en él resonaba con Kairo, sus años de experiencia como Marine y Revolucionario le habian enseñado a reconocer a personas como él, personas con capacidades fuera de la gente comun y corriente.

Un suspiro escapó de sus labios antes de que pudiera evitarlo, terminó la pieza con un acorde final y dejó que las últimas notas se desvanecieran en el aire. Algunos clientes aplaudieron, mientras él simplemente dejaba la guitarra a un lado de la tarima, apenas dejando que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios. Era una buena manera de pagarse los tragos que iba a tomarse ahora mismo, asi como su estadia en la posada. Ese era el acuerdo al que habia llegado con la dueña de la posada cuando llego al pueblo. Nunca se habia imaginado que algo como la musica, una actividad que mantenia como un mero hobby le permitiria darle un techo bajo el que dormir y una comida caliente todos los dias. Desde aquella deuda que contrajo las cosas eran dificiles para el pelinegro, la mayor parte de su dinero se iba en ello... bueno, en eso y en alcohol, por eso si no estaba trabajando casi siempre estaba en la posada, y si estaba en la posada problablemente lo pondrian a tocar la guitarra.

Kairo se acerco a la barra y se apoyo sobre esta ultima, haciendo que la mujer que atendia se acercara automaticamente, con una botella de ron en la mano, como si supiera exactamente que eso era lo que Kairo le iba a pedir. — ¿Has recibido algun trabajo para mi, Anna? — Le pregunto Kairo con desgano, mientras veia a Anna sirviendole el ron en una copa y deslizandolo hacia él. — Aun nada, Cuervo. Pero no tardare en recibir noticias, solo espero no estes desmayado sobre tu mesa cuando estas lleguen. — Dijo en tono sarcastico pero a su vez cansada, como si hubiese ocurrido docenas de veces antes. Kairo esbozo una pequeña sonrisa de lado y luego volvio a ponerse serio: — ¿Y sobre lo otro? — Al escucharle Anna se puso seria y directamente nego con la cabeza. Kairo suspiro frustrado, como rendido, tomo su copa ahora vacia y la botella de ron junto a ella y la llevo hacia una mesa junto a la que se encontraba aquel rubio alado, dejando caer su cuerpo como si de una bolsa de papas se tratase sobre la silla. Parecia decidido a bajarse la botella entera por si solo. Ahora sus cicatrices eran claramente visibles.
#2
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
El ambiente de la posada era agradable sin duda, las lámparas de aceite estaban repartidas por las esquinas mientras que el resto de la luz provenía de bombillas que emiten una suave luz anaranjada, dándole al lugar un toque hogareño que no solía ver en la mayoría de los bares, tabernas o posadas que visitaba, era poco usual. Las cosas, lugares y personas poco habituales despertaban mi interés y curiosidad, es por eso que había tomado el trabajo hacia Cocoyashi, aún había partes de la isla que me quedaba ver, a pesar de llevar años trabajando como navegante, mantenía una ruta realmente inestable, después de todo solo necesitaba mi experiencia, un mapa y una Log Pose para volar entre islas, recorrer el vasto océano a gusto, conocer zonas diferentes, datos e información diferentes, chismes diferentes, tesoros y personas diferentes. Bueno, quizás el último estaba sobrevalorado, después de todo mi objetivo no era establecer vínculos firmes.

A fin de cuentas, ir de aquí para allá, de isla en isla, de trabajo en trabajo, y solo detenerme cuando quería el tiempo que deseaba, implicaba que no tenía contacto con muchas personas por demasiado tiempo, no poseía un Den Den Mushi con el que contactarme a largas distancias, de forma transoceánica, por lo que se volvía poco posible una comunicación recíproca si no ofrecía mi número a las personas que iba conociendo e, incluso así, no todos pueden permitirse un Den Den Mushi Transoceánico. Pero eso estaba bien, gozaba de mi libertad, de las personalidades que conocía de forma momentánea, sin presiones desde ningún lado, simplemente era tan libre como mis alas me lo permitían. Moví las extremidades en mi espalda, generando un sonido de roce entre las plumas, pasé mis dedos entre las primarias y comencé a subir para acomodar el resto.

Una vez satisfecho, mientras disfrutaba de la melancólica música que llegaba a su fin, no me atrevería a adivinar qué instrumento estaba tocando el artista, parecía una guitarra, pero sinceramente tenía poco conocimiento acerca de los tipos de instrumentos de cuerda que guardaban demasiadas similitudes entre sí. Dejé que mis párpados cayeran de forma ligera, satisfecho con el cálido ambiente, esperé a que trajeran la comida que pedí, probablemente era mucha para una sola persona, pero el hambre me estaba carcomiendo desde hace tiempo, ser navegante muchas veces implica dirigir el barco por períodos de tiempo intempestivos, tanto que en ocasiones llegaba a descuidarme un poco, no era nada grave, se solucionaba con una comida sustanciosa.

Acomodé las alas detrás de mí, las sillas usualmente no están diseñadas para clientes de especies muy variadas, por lo que era esperable que tuviera que acomodarlas cerca de mí, evitando apoyarme en el respaldo y aplastar los músculos. Debo decir que un calambre o el hormigueo en las alas es realmente desagradable, es de ese tipo de situaciones que no me suceden en público, por suerte. Mis ojos de dorado bruñido se deslizaron lentamente desde la tarima hasta la barra del lugar, siguiendo los pasos desgarbados del artista que había estado tocando el bajo. Lo primero que noté… Obviamente fueron las cicatrices, eran realmente notorias, como hacerse un tatuaje en la cara. Reconocí el tipo de cicatrices grotescas que se extendían por su maxilar inferior, clavículas y antebrazos, al menos las visibles. Se trataba de cicatrices por quemaduras, debían ser de quemaduras de tercer grado, realmente incisivas.

Recogí un limón, le hice dos tajos y lo exprimí sobre las rabas, les eché algo de sal y me llevé una a la boca, haciendo un sonido de satisfacción mientras escuchaba la conversación que se gestaba cerca de mi mesa, una persona con tal cantidad de marcas debía tener algo interesante que decir. Ah, recordaba haber conocido a un hombre como él, no con ese tipo de marcas, sino del tipo que se hacen con látigos o cuchillas, mi memoria me trajo el recuerdo de una X grabada justo sobre su corazón, el oni, no tan simpático como creía ser, que atendía en un bar y cantaba canciones instigadoras. Me reí por lo bajo, comiendo el resto de las exquisiteces que pedí, para mí lo eran, y escuché a escondidas, agudizando mi oído, tampoco fue especialmente difícil, el hombre no estaba susurrando, ni siendo discreto, por lo que probablemente no quería ocultar la situación o…

Cuando el muchacho se sentó en la mesa contigua a la mía, agarré una gamba rebozada y le di un buen mordisco, luego otras tres entre mis dedos, dejando de lado las colas pequeñas. Retraje suavemente mis alas hacia mi cuerpo, inclinándome para apoyar los antebrazos sobre la mesa y luego mi mejilla en un puño, posando mis iris de oro reluciente sobre él, y sobre la botella de ron puro que traían en la mano, además del vaso, claro, pero no estaba seguro de cuánto tiempo lo utilizaría.

. – Alguien parece cansado ¿Hm? ¿Día largo de trabajo? Aunque es un poco temprano para tomar una botella de ron a solas. –Una sonrisa despreocupada se formó en mis labios– Vaya, lo siento, no me he presentado, soy Gavyn, y me interesa hacer un intercambio…

Hice una pausa para agarrar con mi mano libre varias rabas, comiéndolas en rápida sucesión, relamí mis labios para quitar el exceso de jugo del limón y volví a mirarlo.

. – ¿Qué tal si compartes un poco de la botella conmigo y te comparto mi comida? Suena un intercambio justo ¿No crees?
#3
Kairo
Cuervo | Scarecrow
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Kairo levantó la vista lentamente, entrecerrando los ojos al ver la presencia del hombre alado que se había dirigido a él. No pudo evitar fijarse en la sonrisa despreocupada que este llevaba y en las alas que, aunque retraídas, seguían siendo una particularidad bastante obvia. Aquello confirmaba lo que había pensado al verlo entrar. No era alguien común, definitivamente, no todos los dias se veian alados viajando por ahi, normalmente siempre se mantenian en tierras de dificil acceso para los terrenales que no podian alejarse mucho del suelo.

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Dejó caer la mirada un momento hacia la botella de ron que tenía en la mano, como sopesando la oferta. El aire relajado de Gavyn contrastaba con el estado anímico de Kairo, pero algo en su interior le dijo que no había malicia en él. Además, estaba cansado, no solo del día, sino de todo. Las pesadillas de su pasado, sus recuerdos, lo perseguían constantemente, y a veces, compartir un trago con un desconocido resultaba menos agotador que sumergirse en sus propios pensamientos. Con un suspiro resignado, Kairo tomó la botella y se deslizó un poco en la silla, dejando caer el peso de su cuerpo. — ¿Y qué tiene de malo empezar temprano? — replicó con una voz calmada y algo rasposa. Miro de arriba a abajo como estudiando a Gavyn ante su propuesta. En su experiencia, pocos te invitan a comer sin segundas intenciones detras, aunque el rubio le dijo que queria un trago de su ron, el cual estaba algo reacio a compartir, no creeia que esa fuese la unica razon por la que se le acercase. Primero le dirije la palabra para entablar una conversacion y ahora esto, ¿Que estaba tramando?  Olia a un potencial cliente, tal vez tenia un encargo para él, quizas ya lo conocia. Alzo una ceja antes de pasarle la botella. — Supongo que es un trato justo... Gavyn. — El tono de su voz era distante, pero no hostil. — Soy Cuervo. — Se presento.

Tomó una gamba de la comida que Gavyn le ofrecía, sin mucha ceremonia, y la mordió lentamente mientras lo observaba de reojo, no tenia mucha hambre realmente pero no podia darse el lujo de rechazar la comida. Aunque no estaba interesado en hacer amistades, había algo en la presencia de aquel hombre que lo mantenía intrigado. Tal vez era una sensación de familiaridad, como si ambos compartieran una vida de errancia y cicatrices que no siempre eran visibles. Gavyn no parecía ser alguien que se conformara con las cosas sencillas de la vida, al igual que él mismo.

Te he visto antes por aqui en esta ciudad. No eres alguien que pase particularmente desapercibido con esas alas que cargas en la espalda, aunque tampoco es que te vea regularmente por lo que deduzco que tal vez no eres de por aqui, o al menos lo que haces no te permite permanecer aqui mucho tiempo. ¿A que te dedicas Gavyn? — preguntó, su tono más serio ahora, mientras jugaba con el vaso vacío entre sus dedos. Los ojos de Kairo permanecían en el hombre, cautelosos pero curiosos. Estaba acostumbrado a las charlas vagas, a los tratos ambiguos, pero algo le decía que aquel encuentro no era casual. Esperaba que su alado y nuevo amigo le diera algo más que solo comida y compañía. Gavyn con su aire desenfadado, parecía ser alguien con una historia detrás, y aunque a Kairo no le interesaba  involucrarse, no podía negar que le interesaba conocer más sobre este individuo que había decidido sentarse junto a él.
#4
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Una de mis cejas se elevó cuando vi que el muchacho a mi lado levantó su cabeza de forma progresiva y parsimoniosa, tenía la sensación de que estaba intentando ser intimidante, sin embargo, en lo que a mí respectaba, el movimiento fue… Gracioso. Mantuve la sonrisa despreocupada en mis labios, evitando a toda costa que me tiemblen por la risa contenida, evidentemente él no quería que la gente se le acerque, por el motivo que fuera, quizás por su apariencia, pero no era el caso, incliné la cabeza, analizándolo con un brillo desenfadado en mis iris dorados, tenía una idea de porqué había escondido su aspecto en las sombras del escenario, además de esa vena dramática que obviamente parecía caracterizarlo. 

Crucé los tobillos con toda la calma que pude reunir, esperando su respuesta, debía estar sopesando porque un desconocido le estaba sugiriendo intercambiar comida por bebida y, por la cautela con la que se escondía y movía por el bar, probablemente pensaría que tenía la intención de pedirle algo. En realidad sí tenía la intención de pedirle algo, pero probablemente no se trataba de lo que él creía, claro que estas eran suposiciones y teorías mías fundamentadas en lo que había observado desde que entré en el establecimiento. Él tenía un aire… Familiar. Los ojos azules era una de las características que había ocultado en la tarima mal iluminada, me preguntaba porque, si bien él no era precisamente la persona más bonita que había conocido, tenía unos ojos… Electrizantes.

Me llevé una raba a la boca, masticando lentamente y tragué el pez, el azul eléctrico y profundo de sus iris se posó sobre mi rostro, luego mis alas, imaginé que iría directamente al plumaje, después de todo eran más grandes de lo que se solía ver en los Skypeian, realmente mucho más grandes. Las comisuras de mis labios se crisparon suavemente, y cuando su mirada se volvió hacia la botella de ron que sostenía, me limpié la punta de los dedos con una servilleta antes de acomodar algunas de las plumas que se encontraban fuera de lugar, acicalándome. Tenía una buena cantidad de paciencia cuando lo deseaba, por supuesto que conocía mis límites, pero en este momento me encontraba lo suficientemente relajado como para darle el margen de tiempo que necesitaba para pensar en la respuesta. Debía ser una persona muy reservada y precavida como para que la decisión de compartir un poco de ron lo lleve a hacer cortocircuito.

No es como si lo fuese a envenenar… ¿Cierto?

. – Depende ¿Trabajas hasta la noche aquí? Asumo que al dueño o la dueña del lugar no les importa que su músico beba desde temprano. –Para matar las penas probablemente, porque con ese aire melancólico no había forma de que estuviera consumiendo alcohol, como quien consume el último vaso de agua que tiene en un desierto, solo por diversión– Eso, o no te molesta contraer, a futuro, una posible enfermedad hepática alcohólica.

Su estudio poco sutil me dijo que no era una persona discreta, definitivamente no le importaba ocultar que estaba siendo deliberadamente esquivo con las personas en general, o selectivamente ¿Por conveniencia? Si, tal vez esto último. El sentimiento de fastidio que irradiaba de él era bastante evidente, no sabía si era por lo que sentía emocionalmente o físicamente, los dos era una opción más segura, porque así suelen lucir las personas que ahogan sus penas a través del alcohol, matándose lentamente… Por… ¡Ah! Pero eso es algo que tendrás que adivinar, ya expongo muchos de mis pensamientos ¿No crees? La cadencia de su voz era agradable para mis oídos, baja, áspera, poco amigable, en el momento que me extendió la botella, parpadeé al saber que había tomado su decisión.

Por fin, la espera se estaba volviendo eterna. 

Aunque no era del tipo que comenzaba la mañana bebiendo, no tenía problema en compartir un poco de mi comida para obtener un trago a cambio, después de todo un buen trago no viene mal cuando pega la vida con tanta sed. Tomé la botella de sus manos, escuchándolo decir que era un trato justo, por supuesto que lo era, siempre que me compartiera la mitad de la botella, considerando que tenía tres comidas en la mesa, era lo menos que podíamos hacer el uno por el otro. Le pedí un vaso a la mesera, para cuando lo trajo me serví un poco de ron, bebiendo lentamente, lo suficiente para seguir el ritmo de mi precavido compañero de bar. Me llamaron la atención sus palabras, esta vez sí mostré una expresión de genuina sorpresa, dudaba que pudiera verme rondando por la ciudad, a menos que hubiese otro de mi especie, con lo cual también podría marcar la casilla de “inusual” el día de hoy.

. – Poco posible, porque llegué el día de hoy, de hecho, y recién es de mañana. –Bajé la botella de ron sobre la mesa, bebiendo del vaso, pensativo– Extraño sería que me veas de forma regular, considerando que esta es mi primera parada después de venir del puerto: Soy un incansable navegante y un biólogo curioso.

Expliqué con detalle, mirándolo directamente a los ojos, sin perder el ritmo de la conversación y al punto al que quería llegar, ya que el tono de su voz se volvió algo lacónico, mientras que la pregunta que hizo tenía realmente segundas intenciones. Me giré ligeramente hacia él con el mismo aire despreocupado con el cual había comenzado esta conversación, pero permitiendo que un brillo de curiosidad transite mis ojos, mientras que mi sonrisa se volvió un tanto más mordaz, más juguetona en el momento en que apoyé el antebrazo derecho en la mesa.

. – ¿Por qué? ¿Quieres algo de mí? ¿O esperas que te pida algo? –Me quedé en silencio por un momento– Si te lo preguntas, te escuché hablar con la mujer de la barra, no estabas precisamente susurrando, así que supuse que esperabas que te pida algo, pero tú… ¿Qué 
esperas que te pida?
#5
Kairo
Cuervo | Scarecrow
"Este tipo tiene una sonrisa exasperante... Demasiado relajado." penso Kairo. Curiosamente él tambien era asi, tal vez estaba proyectandose en ese rubio. Kairo escuchó en silencio, mientras una leve sonrisa burlona se dibujaba en sus labios al escuchar la respuesta de Gavyn. — Digamos que si, voy y vengo regularmente. — Dijo para luego tomar la botella de ron y darle un buen trago, alzandola frente a él estirando el brazo como si admirase una pieza de valor incalculable. — Claro que no les importa, el ron es el elixir que despierta al musico que todos llevamos dentro. — Claro que no lo decia en serio, y se notaba. — El alcohol no puede matar a alguien que ya esta muerto AJAJAJAJAJAJA.... aunque seria gracioso que lo hiciese. — Una risa explosiva y con un aire de locura se le escapo por unos segundos, como si se hubiese contado a si mismo el mejor chiste del mundo. Sin embargo, Gavyn podria notar que algo en la forma en que lo dijo parecia que era en serio.

Kairo hizo una mueca al escucharle, Gavyn parecia sincero, aunque no se dio cuenta que Kairo estaba fingiendo conocerle para generar un poco mas de confianza entre ambos y que el rubio se abriese mas con él. Podria haber buscado una forma mas amistosa y alegre de llegar a ese punto, pero bueno, no estaba de humor como para hacer uso de sus cualidades sociales.

Que fuera navegante no le sorprendía en lo más mínimo; aquellos que transitaban por puertos y rutas desconocidas tenían esa chispa de curiosidad en los ojos, una chispa que él había perdido hace tiempo. Aun así, el tono juguetón en la voz de Gavyn despertó en Kairo una respuesta inesperada, casi como si estuviera dispuesto a seguirle el juego, aunque solo fuera para matar el tiempo. Bajó la mirada hacia el vaso de ron que tenía en las manos, agitándolo un poco antes de dar un trago y dejando que el licor caliente quemara su garganta. Apoyó el vaso sobre la mesa, y por un momento pareció perdido en sus pensamientos, como si estuviera eligiendo cuidadosamente las palabras antes de responder. No estaba en su naturaleza hablar de más, y mucho menos sobre lo que le pesaba en el alma, pero las preguntas de Gavyn insinuaban un interés por algo más que un simple intercambio de compañía. Tal vez, pensó, el rubio era más perceptivo de lo que dejaba ver su actitud relajada.

¿Quieres saber qué espero que me pidas? — Kairo alzó la vista, fijando sus ojos en los dorados de Gavyn, su expresión ahora más afilada, seria, pero sin rastro de hostilidad. Hizo una pausa, dejando en silencio todo el entorno, inundandolo de suspenso, hasta que... — Lo cierto es que… no espero nada. Cuando la gente se acerca, casi siempre tiene una razón. No me sorprendería si tú también la tienes. — Rompio la tension en pedazos y probablemente si esto fuese un anime las personas que lo escuchasen se voltearian de cabeza tras escucharle. Este emo vengador era divertido a su manera.

Kairo se inclinó hacia adelante, acortando bastante la distancia entre ambos, su voz apenas un murmullo cargado de intensidad. — A ver, voy a adivinar. Sueles cruzarte con gente como yo, ¿cierto? Gente que intenta pasar desapercibida en las sombras, de esos antisociales que evaden las miradas. — Hizo una breve pausa — Escuchaste que estaba hablando con la tabernera asi que sabes que busco un trabajo, aun asi por alguna razon te acercas a mi y me ofreces tu comida por un trago, un trago que no ves normal que este bebiendo a estas horas, por lo que asumo que no es algo que acostumbres o te interese, y sin embargo aqui estas. — Lo habia analizado todo. — Digamos que, por experiencia, prefiero no involucrarme con la gente sin un motivo. Por ahora, esto es solo un trago y algo de comida, pero si tienes una razón para acercarte… — Se reclinó en su silla, cruzando los brazos y retomando su tono despreocupado, como si el interés en la conversación hubiera desaparecido tan rápido como había surgido — te recomiendo que seas directo. — Terminaria, alzando su copa y dandole un fondo blanco.

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Observó a Gavyn unos segundos en silencio, esperando cual seria su reaccion. El aura despreocupada del hombre alado lo desconcertaba, era muy su estilo, le recordaba muchisimo a como era cuando estaba con los revolucionarios. Era un tipo de gente con la que normalmente prefería no cruzarse, pero algo en él, una suerte de aire enigmático, le decía que había más de lo que se mostraba a simple vista. — Así que, ¿cuál es tu historia? —preguntó finalmente, su tono ahora más casual, pero con la misma intensidad en la mirada — No creo que hayas venido hasta aquí solo para darme algo de comer y preguntar por mis hábitos.
#6
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Era interesante observar las reacciones no verbales de una persona, especialmente cuando esta era ¿Cómo decirlo? Un facsímil de mi persona, aunque este hombre rezumaba sarcasmo, acritud, que no solo estaban relacionadas con sus reacciones hacia mí, sino que destilaban con facilidad el tipo de sentimientos que se escondían debajo, claro, no hacía falta que lo demuestre por medio de su cuerpo cuando lo hacía por sus palabras. Escuché atentamente su sombrío y taciturno discurso acerca de su ir y venir, así como el motivo por el cual bebía como si fuese una esponja apenas comenzando el día, aunque me cuestionaba a mí mismo la pregunta que le hice, después de todo no hacía más que exudar su móvil. Vi como el alcohol bajaba de la botella hacia su garganta, porque ¿Para qué usar la copa que tenía en la mano?

La risa que escapó de esa misma garganta unos momentos después fue un tanto… Llamativa sin duda, no por lo sonora que era, sino por lo maníaca que parecía. Ah… Definitivamente debía pensar mejor cuando me ponía a hablar con músicos morenos extraños, esto posiblemente acabaría mal, pero aún así tenía curiosidad y no saciarla sería… Pecado. Tomé la botella de ron de sus manos, la mueca en su cara hablaba mucho de lo, graciosamente, no dicho, aquello que no salía por sus labios.

. – Eh, creo que tenemos a un rey del drama por aquí. –Bromeé, sirviéndome un vaso para devolverle la botella y que continúe bebiendo a su gusto– Es algo… Fuerte decir que estás muerto ¿No crees? ¿Qué es… Lo que te hace pensar de ese modo?

¿Cómo es que una persona llega a pensar que está muerta por dentro? Bueno, tenía una idea bastante nítida del porque, después de todo había presenciado escenas que podían llegar a quitarle las ganas de vivir a cualquiera en esta aventura que es la vida. La verdad, tampoco era muy complicado saber qué le había pasado al chico a mi lado, al menos parte de lo que le había pasado, y que había quedado tatuado en su piel, tomando la forma de grotescas cicatrices en la piel, que parecía padecer constantemente el fuego. Por el poco aprecio que se tenía este muchacho a sí mismo, no tenía duda que sería capaz de infringirse heridas al cumplir con misiones encargadas o seleccionadas.

El movimiento del vaso en sus manos me llamó la atención, el gesto de consideración y reflexión típico de muchas personas, al parecer estaba haciéndolo con detenimiento, supuse, por su actitud, que lo que sopesaba es si era o no beneficioso para él, como lo haría cualquiera con dos dedos de frente, excepto aquellas personas impulsivas que se arrojaban rápidamente a la acción, sin importarles las consecuencias de sus actos, ya fuesen buenos o malos. Podía ser de lo más paciente, por lo que aguardé a que él tuviera su respuesta mientras comía varias porciones de mi pedido con apetito voraz, después de todo tenía que reponerme después de estar en altamar durante un largo período, y comer lo que servía el cocinero de la nave que, por cierto, parecía querer liquidar a los tripulantes por el sabor y aspecto de sus creaciones.

Cuando respondió volví mis ojos hacia él y alcé una ceja– Claro, por supuesto “no esperas nada” por eso estás tan a la defensiva. –Mi sonrisa se crispó ligeramente, volviéndose socarrona– Esa es una visión bastante sesgada de las personas, hay personas amables después de todo, pero si tienes visión de túnel no eres capaz de ver nada fuera de eso.

Expliqué, indiferente al suspenso que había creado, los silencios era algo que había dominado hace mucho, vienen con cierta energía que es necesaria domar en algún momento, para que las cosas no se escapen de las manos de las personas. Por eso mi ceja se mantuvo en su lugar antes de extender la mano y agarrar una raba para llevármela a la boca y comerla con calma a la par que prestaba atención a lo que tenía que decir, que era mucho, por cierto, especialmente en cuanto a las suposiciones que hacía de mi persona desde que puse un pie en el bar hasta ahora, se había formado una imagen bastante curiosa de mi para solo llevar cinco minutos hablando ¿O diez? Alcancé una servilleta para limpiarme los dedos de los aceites de la comida, así como de las migas de pan frito que se habían pegado.

. – Lo haces parecer como si fuese por los puertos buscando gente asocial para adoptarla y aprovecharme de ellos. –Arrugué la nariz ante la solo idea– Me alegro que hayas formado un escenario tan excesivamente complicado en esa linda y oscura cabeza tuya, pero, si quieres que sea directo, lo único que quería era un poco de ron a cambio de comida y socializar un poco, no te inventes tantas historias, esto no es una tragedia griega. –Agité mi mano en un gesto desdeñoso– Pero si estás en lo cierto, te escuché hablando con la posadera, por cierto, no es tan difícil, no hablas precisamente en voz baja, además ¿Quién dice que no eres tú quien indujo que dirija mi atención hacia ti con esa conversación? Si supusiste tanto con solo ver mis alas.

Mastiqué suavemente otra raba.

. – Sino quieres que tus charlas atraigan la atención de los extraños, entonces deberías hacer que esas lindas cuerdas vocales, que debes dominar fácilmente, bajen unas octavas, porque no soy el único que escucha, esto es una taberna, no una iglesia, los chismes y la información corren. –Pasé los dedos por entre las plumas, acicalándome– Ahora que te inventaste una historia completa sobre mi supuesto interés en ti ¿Qué es lo que quieres? Porque eres tú el que busca trabajo, no yo, pero podría hacer de facilitador si eso quieres, así que deja de sentirte tan… Resentido, por algo que quieres, no es culpa mía sino quieres preguntármelo.
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