Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Común] [C - Pasado] Tres marines atípicos
Gautama D. Lovecraft
-
~ Principio del Verano. Año 724.
~ Patio de la base G-23.


En la mañana del segundo día del verano, se comenzaba a sentir, con mucha más presencia, la bruma marina que cobraba enteros con su fragancia salada y característica. Embriagaba cada rincón de la costa, y la base en la que me encontraba, ubicada en una ciudad tan portuaria y cercana al mar, no escaparía ni mucho menos a la esencia de este.

Personalmente, era algo que abría mis fosas nasales, y aunque me costaba acostumbrarme a estos nuevos aromas tan dispares a los de interior, estimulaban mi ser y olfato gratamente. Me hallaba a primera hora de la mañana en uno de los múltiples bancos del patio de la base, una zona destinada al recreo y al ocio de cualquier marine en su tiempo libre, pero a veces, también destinada a ciertas prácticas como el desfile o derivadas.

Contemplativo ante lo que sucedía frente a mis ojos, observaba con detenimiento cada actitud, postura e incluso intenciones del resto de compañeros y compañeras que circulaban por allí. Algunos se comportaban con la característica prisa, que tanto mermaba la rutina de la sociedad, otros, por el contrario, parecían llegar tarde a donde fuera que vayan sin el menor pudor para no demorar más su llegada, las 2 caras de una misma moneda.

Desde aquel banco de idas y venidas, y con mi silencio, aprovechaba el día libre que me otorgaron para romper con la rutina que tan impuesta estaba a todos y cada uno de los rangos, si bien me mostraba partidario de ciertos protocolos o procesos disciplinarios de La Marina, sentía que no lo estaba tanto con las tareas que mandaban a ejecutar. 

- Parece demasiado distinto al templo, pero guarda más similitudes de las que a simple vista pueden verse... no estaría mal seguir integrándome e ir conociendo a más compañeros. -

Pensé, viendo como pasaban y pasaban más marines de diferentes rangos, pero quizá podría no ser tan apropiado a no ser que sea yo el principal receptor de una interacción social, al fin y al cabo, el voto de silencio me limitaba en estas actividades, y desde que llegué a la base, la comunicación con los demás brillaba por su ausencia. ¿Vería a alguien más que estuviera dispuesto a conectar?, ¿Seguiría siendo un impedimento no poder emitir más de 3 palabras a lo sumo?, incluso para alguien que ha ahondado tanto en sí mismo, la toma de decisiones en este tipo de ámbitos, parecía ser siempre una asignatura pendiente.
#1
Nagaki
Medusa
Me desperté como de costumbre a primeras horas de la mañana sin saber muy bien donde situarme. Llevaba casi una semana en la isla Kilombo y no sólo tenía que acostumbrarme a la tierra, las casas, la gente... todo el mundo de los terravivientes en resumen. Terravivientes, así había bautizado a los habitantes de la superficie, si, yo tampoco estoy muy orgullosa, pero cuando se tiene el intelecto de una chica de 12 años poco se puede rascar. Sin duda era un gran contraste con mi vida hasta ahora ya que había estado desde siempre en las profundidades del mar con mi familia y que además se juntaba con que días atrás me había tocado pasar de nuevo a mi fase de pólipo, lo que significa que hasta dentro de varios días me tocará estar en un cuerpo y una mente de una chica de 12 años que va poco a poco llegando a la adolescencia. Divertido, donde va a parar.

Dando vueltas en la cama, empecé a pensar cuales eran las instrucciones del día de hoy. ¿Limpieza de los baños? No, eso fue antes de ayer. ¿Entrenamiento? No, eso era lo de mañana. ¿Qué tocaba hoy?. Miré hacia la pequeña parte de pared que tenía mi camastro para ver la especie de calendario que el jefe de pelotón me hizo hacer con una hoja de papel para apuntar todo lo que debía hacer cada día después de varios días echándome la bronca por lo que él decía "mi memoria de pez". Estaba super orgullosa de ese calendario, no solo me habían salido las líneas de cada cuadrado casi rectas -pese a que usaba escuadra y cartabón- sino que le había dibujado el logo de la marina en una esquina, y un barquito en la otra. Era maravilloso. Revisé el calendario desde el principio de la semana pasando el dedo por cada X hasta llegar al día de hoy y...

¡ES DÍA LIBRE! -Grité desde mi cama mientras pegaba un salto-.

El resto de compañeros de barracón recibieron mi grito con murmullos adormilados, murmullos en forma de quejas y otros tantos con murmullos pasivo-agresivos con tentativa de lanzar la almohada en mi dirección con la intención de golpearme con ellas, pero estaba ocupada haciendo la cama y recogiendo mis cosas a toda prisa para el plan que llevaba días queriendo hacer.

Salí del barracón corriendo en dirección a las duchas con una bolsa pequeña a mi espalda, no más grande que una bandolera, en el que guardaba mis materiales de carpintería y en los brazos apoyados contra el pecho tenía un uniforme de recambio para evitar que se cayese. Las duchas a esta hora del día serían frías puesto que todavía no estaban los compañeros despiertos calentando el agua, pero acostumbrada a la temperatura del fondo del mar el agua "fría" que decían mis compañeros lo notaba hasta caliente para mi gusto.

Una vez aseada y con uniforme nuevo miré la posición del sol para hacerme una idea aproximada del tiempo que tendría. Perfecto, aún tendría cerca de una hora para el desayuno. Subí a una de las plataformas de la base más pegadas al mar desde donde vería el puerto y los barcos de la Marina que tanto me había gustado ayudar con las tareas de mantenimiento y su estudio los días anteriores, pero como hoy me tocaba día libre, me estaban "castigando" sin poder salir de la base porque no tengo que "ir a trabajar" en el puerto.

Saqué un retal de cuerda pequeño de mi bolsa y empecé a hacer medidas desde lejos al barco más grande del puerto.

Vale... el mástil es un cuarto de cuerda... de eslora... tres cuartos de cuerda y un poco más... -dije para mi misma mientras iba sacando todas las medidas del barco y apuntándolas en mi mente-

Cuando tuve todas las medidas salí corriendo en dirección al patio de la base para mi siguiente parte del plan, y es que entre mis labores del día anterior mi jefe de tareas me dejó conservar un tocón pequeño de madera, pequeño para cualquier adulto, pero comparado con mi cuerpo de niña pequeña era de un tamaño considerable. Aun así las normas del barracón no me permiten meterlo y guardarlo junto a mis pertenencias, por lo que lo dejé debajo de uno los bancos del patio de la base para recogerlo en mi día libre, y hoy era el momento.

Cuando llegué al patio miré por encima al rededor y todavía no había mucha gente por lo que mi tesoro seguiría a salvo pero en seguida me puse en alerta. Había alguien sentado en el mismo banco en el que había escondido mi tocón de madera. Agudicé la vista y no parecía que fuera un capitán o alguien de rango alto que me pudiera echar una bronca por lo que quería hacer ese día, por lo que me acerqué al banco en dirección al otro extremo de los asientos.

¡Buenos días.... -dije mirandole a la cara y rápidamente al hombro/brazo en busca de algún distintivo que se me hubiera pasado, y como suponía, tenía un rango superior al mío. Mientras yo solo era una recluta, él ya era soldado raso- ...Senpai!.

Seguidamente, me puse lo más recta posible y le hice el saludo militar de la Marina que me habían enseñado, aunque una niña de 12 años muy marcial precisamente no parece. Una vez terminé el saludo me agaché en un momento, cogí el tocón de madera de donde lo había escondido y me senté en el banco mientras sacaba de mi bolsa el retal de cuerda que cogí antes y una de mis gubias.

¿Le importa si me pongo a...? - Dije a mi nuevo Senpai sentado al otro extremo del banco haciendole un gesto con la gubia y la madera para señalarle que iba a ponerme a tallar un rato-

Y antes de que tuviera tiempo a responder empecé a tallar el tocón de madera con el objetivo de hacer una miniatura del barco que había visto en el puerto.
#2
Meitetsu Nishimura
Escafranda
Hacía unas horas que me había asentado en una habitación de la base del G-23 de la Marina en el East Blue, asentada en Isla Kilombo, después de un viaje por mar de varios días con algunos compañeros mientras estábamos persiguiendo la pista a una escurridiza banda pirata. Nos habíamos quedado sin suministros y obligados a solicitar ayuda a la base más cercana. Era la primera vez que me encontraba en una base distinta a la mía habitual por lo que me encontraba un tanto descolocado en cuanto a la disposición de las distintas secciones que tenía aquella instalación - Debería encontrar el comedor para tomar algo… El desembarco nos tomó muy temprano y todavía no he comido nada - Pensé mientras abandonaba la habitación e intentaba con mi ojo hábil ubicar alguna clase de letrero que indicase mi objetivo. No hubo suerte en su búsqueda y tampoco podía hablar con nadie en una zona llena de compañeros que habían tomado la última guardia en el barco, ya que estarían todos descansando.

- Intentaré buscar a alguien a quién preguntar - Dije justo antes de ponerme a caminar a lo largo del pasillo que abarcaba el ala de la base dónde me encontraba. Después de un rato de caminata conseguí salir a lo que era un patio interior, el sol estaba brillando con fuerza en el cielo pero la existencia de algunos árboles bañaban de extensas sombras el suelo que me encontraba pisando. Contemplativo con todo lo que se encontraba a mi alrededor me di cuenta de que había una pareja de compañeros sentados en un banco cercano, por lo que cambié el curso de mi trayectoria hacia ellos - Disculpen - Pronuncié con aquella voz un poco metalizada, que se generaba al pasar por la media escafandra que portaba - Por favor, ¿podrían indicarme dónde se encuentra… - Empecé a preguntar hasta que un estruendo salió de mi estómago, provocando que un leve rubor emergiera en mi mejilla visible y llevase mi mano derecha hasta detrás de mi cabeza en señal de avergonzarme por lo que había pasado - …la cafetería de la base? - Terminé mi pregunta aunque igual hubiera sido obvio dado lo que había pasado con la respuesta fisiológica que había tenido. Mientras esperaba una respuesta me fijé en los compañeros que tenía delante, un hombre de edad avanzada y una pequeña gyojin - Desde luego en el mundo puedes encontrarte cosas muy dispares - Pensé en aquel momento a la vez que bajaba mi brazo derecho a una posición normal.
#3
Gautama D. Lovecraft
-
Un aire fresco, al parecer proveniente del norte, embadurnaba cada recóndito rincón del patio, una brisa marina que estimulaba las fosas de todo aquel que tuviera la gracia de catarla. Desde aquel banco, en el que seguía presenciando las idas y venidas de los demás marines, pude divisar a lo lejos como alguien se acercaba con cierto interés, ¿pasaría de largo y simplemente yo estaba de manera casual en esa dirección? parecía que no.

Una joven con un aspecto poco usual finalmente se acercó, me agradaba ver su fisionomía tan variopinta, y a la vez, me alegraba saber que la marina no repudiaba a nadie por su aspecto físico, valorando seguro las capacidades y las virtudes de cada uno. Le dediqué un gesto agradable e interesado por el motivo por el que se acercaba, pude ver el detalle de sus astutos ojos moviéndose hacia las solapas de mis hombros del uniforme, y pronto identificó mi rango, siendo que a la par, pude ver yo también el suyo. 

La joven recluta irradiaba una vitalidad que alegraba el corazón de cualquiera, era una lástima no compartir con ella algunas palabras, pues su melódica voz despertaba una agradable simpatía. Además, parecía disciplinada, y con un gesto de mi mano derecha, le dí a entender que podía ceder el saludo, para acto seguido, agacharse para mi sorpresa y alcanzar bajo el banco, un tocón de madera que había pasado por alto. A continuación, se puso a tallar el tocón y le hice llegar con mi expresión que podía hacerlo, mientras la miraba como con una sutil destreza, iba sacando trocitos de madera que caían al suelo.

En esto, que se acercó un nuevo compañero, levanté la mirada tras identificar que sus pasos se acercaban, y me fue imposible no fijarme en una parte metálica que cubría parte de su rostro. Sin ánimo de incomodarle, pronto dirigí mis ojos hacia su ojo libre, y le dediqué una reverencia en señal de saludo. Parecía querer encontrar el bar de la base, y sus tripas lo confirmaron, provocándome una sonrisa humilde e inofensiva. Tras un par de segundos, recordé por donde se encontraba, y señalé su camino con el dedo índice de mi mano izquierda, tras ello, decidí indicarles que no podía comunicarme con ellos como quizá podrían estar acostumbrados.

- Voto de silencio -

Y acompañé mis palabras apoyando mis manos en mi pecho, con ellas, intentaba darles a entender que me refería a mí y me disculpaba si no hablaba tanto como ellos. Ahí en ese banco del patio, se juntaron 3 marines algo atípicos, empezando por mí, pero, en cambio, percibía buenas vibras de parte de aquellos jóvenes, ¿que más tendrían que a portar?, ¿reaccionarían de alguna manera al enterarse de por que a penas mediaba palabra alguna?. Aún me intrigaba como respondían y se comportaban la gente ante aquella situación, y yo, también era plenamente consciente de que, mantener una conversación con alguien mudo, podría ser una tarea complicada. Pero allí estaba, y los 2 reclutas despertaron en mí cierto interés que pretendía de satisfacer.
#4
Nagaki
Medusa
-¿La cafetería de la base dices? Senpai, deberías saber que... -Dije sin parar de tallar hasta que me di cuenta que quien había hablado no era mi Senpai, sino una nueva persona que se nos había acercado a nosotros en el banco-.

Estaba tan absorta tallando la madera que ni me había dado cuenta. Miré de abajo hacia arriba al nuevo acompañante esperando ver algo distintivo que pudiera recordar quién de los otros reclutas o soldados de la base podría ser, pero cuando llegué a su cara caí en la cuenta de que no lo reconocía para nada. Las pocas neuronas de mi cabeza conectaron creando una chispa, naciendo de ellas una idea.

-¡Tu...! -Dije dando un salto del banco al suelo señalando al nuevo- ¡Tu...! -Dije señalando el tocón de madera que en mi mente se empezaba a intuir que era una eslora, al menos si sabías qué demonios estaba intentando hacer- ¡Tu...! - Dije señalando a la "nada" en el patio, pero que en mi mente señalaba en línea recta al barco que había visto en el puerto- ¡Tu...! -Volviendo a señalar al nuevo recluta, esta vez fijándome en su rango y en su máscara- Oh, ¡que máscara tan chula! -Dije con brillitos en los ojos, que rápidamente se me quitaron volviendo a conectar con la idea anterior- ¡Tu...! -Señalando de nuevo al tocón- ¡Tú has venido de ese barco del puerto, ¿verdad?! -Dije con toda la emoción que pude. ¡Lo sabía! ¡Sabía que ese barco era nuevo y no que me hubiera me había olvidado de él! -Dije dando saltitos con el tocón en una mano y la gubia en el otro-. Eso significará que mañana tocará mantenimiento y limpieza del barco, ojalá me toque de nuevo limpieza de la quilla, ahí es donde están los moluscos más buenos -Dije mientras me sentaba de nuevo en el banco-.

Sentía que me olvidaba de algo... ah sí, había preguntado por la cantina, pero mi Senpai no le había contestado todavía, salvo que por estar concentrada tallando se me hubiera pasado.

-Oh, ¿la cafetería? Es por allí -Dije señalando a uno de los edificios cercanos- Dentro de unos minutos llegará el olor desde ese lado, pero créeme que hasta que no suene la primera campanada no dejan entrar. Y aunque sea tu turno de cocina en cafetería tampoco te dejan comer antes de hora, créeme, lo he aprendido a las malas. -Dije mientras también me rugían las tripas- Pero ven, siéntate con nosotros, hay hueco para los tres. Seguro que se nos ocurre algo para matar el tiempo. Por ejemplo: ¿No eres de por aquí verdad? Yo vengo desde el Grand Line -Dije mirándole a la cara con una sonrisa mientras me movía al extremo del banco libre y agarrando la gubia y el tocón con la misma mano, y con la mano libre dando palmaditas en el hueco del banco entre mi Senpai y yo invitándole a sentarse-.
#5
Meitetsu Nishimura
Escafranda
Al poco tiempo de haber terminado aquella pregunta había recibido una solemne respuesta por parte de su compañero de avanzada edad, indicando este con uno de sus dedos la dirección en la que se encontraba la cafetería. Además, este, dio un indicativo por el que no había pronunciado ni una sola palabra, estaba realizando un voto de silencio. Antes de que que pudiera levantar mi mano diestra para hacer un gesto de agradecimiento habló la marine más joven de los tres de una manera bastante atropellada, realizando un comentario sobre su casco y el barco en el que había llegado antes de responderle dando bastante información sobre la apertura de la cafetería de la base.

- Muchas gracias a ambos - Pronuncié mientras dibujaba una sonrisa en mi cara, aunque estuviera oculta la parte de este dónde se mostraría - Entonces, siguiendo tú invitación, me sentaré aquí con vosotros - Dije mirando tanto a la joven gyojin como a su acompañante humano. Evitando dejar poco espacio en el banco para ambos me senté en el césped que se encontraba delante de ellos con las piernas cruzadas, además de que así podría verlos mejor a los dos.

- Antes de seguir me gustaría presentarme - Seguí hablando una vez que ya me había sentado - Mi nombre es Meitetsu Nishimura - Añadí como presentación ante mis interlocutores - Soy un Recluta de la G-39 de la Isla Cocoyashi y respondiendo a tu pregunta sí que he llegado en ese barco por la madrugada - Indiqué así tanto mi rango dentro del cuerpo como a la base que pertenecía en aquellos momentos y de paso daba respuesta a una de las preguntas que había realizado la gyojin - Aunque soy originario del Reino de Dawn, del mismo East Blue en el que nos encontramos - Seguí dando información del mismo tipo que había dicho también su interlocutora, para que hubiese un intercambio equivalente de la misma. Después de esto quedé nuevamente a la espera de que las personas con las que estaban hablando se pronunciasen.
#6
Gautama D. Lovecraft
-
Oficialmente, se había dado el hecho de una conversación a 3 bandas, o más bien a 2, ya que el impedimento del voto de silencio limitaba mi comunicación con los demás, sin embargo, tras anunciarlo, los jóvenes no se mostraron indispuestos a tratar con alguien con esa barrera, por no hablar de la de la edad. Tras señalarle con el dedo al joven, el camino que debería de tomar para llegar hasta la cafetería, la joven no tardó en deslumbrar con su vitalidad y con un extra de información, con tal de hacerle saber al chico que, aunque quisiera ir ahora y tuviera hambre, la cafetería tenía unos horarios inquebrantables que no podía saltarse, y que de hacerlo, aprendería con consecuencias para no volverlo a hacer.

La joven, antes además, parecía conocer también cierta procedencia del joven, y pude oírla saber incluso del barco de donde provenía, era interesante su perspicacia y capacidad de observación. El chico por otro lado, presentaba una actitud prudente, dispar al arrojo extrovertido que exteriorizaba la chica, no obstante, tuvo el acierto de presentarse con buenas formas ante los 2, siendo correspondido por mí con la habitual reverencia que realizaba en estos ámbitos donde juntaba las palmas a la altura del pecho y, sincronizadamente, bajaba las cervicales junto con la cabeza.

- Lovecraft -

Pude contestarle, lo suficiente también como para que la chica también lo escuchase y no quedara excluida del turno de presentación que había iniciado el muchacho. No tenía, o más bien no debía de decir mucho más, y esperaba que ambos fueran comprensibles y la conversación no se cortara. Verlos, me retrotraía algunas imágenes de algunos hermanos menores del templo, especialmente, esa vitalidad que irradiaba la juventud y que obviamente yo también tuve en su día, por muy lejano que quedase.

¿Seguirían los jóvenes con el tema de conversación?, me mostraba expectante, contemplativo y con un gesto agradable hacia ellos, encontrándome justo en el medio de los 2, disfrutaba en mi silencio del ambiente que se había generado, por una parte, el de Meitetsu y en contraposición el de la joven Gyojin, que empezaban a formar un dúo bastante particular en el que se veía reflejado también la identidad de cada uno. Percibía el aura de ambos, me reconfortaba saber y presentir que en La Marina podría encontrar a este tipo de personas, por muy jóvenes que fueran, porque además, eso era un importante indicativo de la generación venidera que iba a coger el relevo de la justicia dentro del cuerpo, algo con lo que no contaba de encontrarme ni mucho menos en una base militar. Percibía grandes y buenas sensaciones.
#7
Nagaki
Medusa
Mientras tallaba el trozo de madera vi como el nuevo invitado se sentó en el césped. Parecía simpático, y al igual que mi Senpai por sus modales parecía alguien que podía confiar. Era raro ver a alguien dirigirse a mí tan abiertamente ya que aunque ya la discriminación contra los de mi especie ya no era lo que fue en su momento, seguía siendo notorio los prejuicios de la gente. También estaba que el ser una niña de 12 años en una base de la Marina quizás no era el mejor lugar para crecer, aunque en mi defensa sólo era una niña 10 días al mes. Aun con esas, parecía que había encontrado un par de caras amigables con las que poder relacionarme y eso me hacía bastante feliz.

Empezaron a introducirse cada uno y enseguida vi cómo se quedaron mirándome esperando mi introducción, y eso era una tarea que sabía y que había practicado una y otra vez. Dejé el tocón de madera y la gubia en el banco y me subí encima del banco para hacer el saludo marcial de la Marina y decir:

-¡Se presenta la Recluta Nagaki miembro de la G-23 de la isla Kilombo, actualmente fuera de servicio, señor! -Dije con la cabeza en alto tal y como me habían enseñado mi jefe de pelotón, mirando a cada uno y girándome ligeramente para saludarles-. 

Terminé el saludo poniendo la mano de nuevo pegada al cuerpo y suspiré con aire triunfal por una hazaña bien hecha. Me había costado aprender el saludo en este estado mental, por lo que cada victoria hay que atesorarlas. Volví a sentarme y mientras cogía el tocón y la gubia de nuevo comencé a hablar:

-Mei-tet...su. Meitetsu Ni... Nishi...-Dije exprimiendo mi cabeza para intentar recordar el nombre completo- ¿mura? ¡Meitetsu Nishimura! -Dije con cara muy alegre mirándole a los ojos, tanto al suyo como al de su máscara, ¡cómo molaba la máscara!. Giré mi cara hacia mi Senpai y seguí- Lo-ve-craft... Lov... ¡Lovecraft! -Dije con cara muy alegre por haberlo conseguido sacar rápido sin atascarme con el nombre- ¡Que bonitos nombres! ¡Y qué complicados! Los nombres de los terravivientes son muy raros, es algo a lo que tengo que acostumbrarme la verdad -dije mientras volvía a tallar el tocón- Yo hoy tengo mi día libre, ¿tenéis alguna tarea que hacer hoy? Si no me dejan estar con los barcos la verdad es que me aburro un poco, aunque nunca he tenido un día libre. Senpai, Meitetsu-kun, ¿Qué se suele hacer en las bases de la marina los días libres? -Dije intentando abrir un nuevo tema de conversación-
#8
Meitetsu Nishimura
Escafranda
Ambos interlocutores también se me presentaron de dos maneras muy distintas y manteniendo esa esencia inicial que había sentido de cada uno de ellos. La joven gyojin además había indicado que hasta el momento no había tenido días libres y me preguntó lo que se solía hacer en ellos - La verdad es que depende del número de días pero si son un par de ellos sueltos suelo darme una vuelta por poblados cercanos a la base y ayudar en lo que pueda con mis habilidades - Respondí tratando de mostrarle una de sus rutinas más habituales en aquellos días fuera de servicio. Entonces levanté mi mano diestra y señalé al reloj que se encontraba cerca de la entrada a la cafetería - Pediría permiso para revisarlo, la aguja de los minutos está ligeramente dañada… Ya que cuando la de los seguros pasa a su lado se mueve hacia arriba - Indiqué para compartir con la muchacha una tarea que realizaría y también dejaba claro a aquellos marines que mi especialidad estaba muy unida al mantenimiento de dispositivos.

- Aunque ya veo que estás haciendo algo para pasar el tiempo - Comenté moviendo la mano que tenía levantada para apuntar hacia el tocón con el que estaba trabajando - Eso también es algo que puedes hacer… Junto a simplemente descansar - Añadí a la vez que volvía apoyar mi diestra en el suelo - No sé si Lovecraft querrá añadir alguna cosa - Pronuncié por dar pie a incluir a su otro interlocutor en la conversación más reciente, esperando que igual tuviese otro punto de vista.
#9
Gautama D. Lovecraft
-
La conversación empezaba a dinamizarse con la participación de los jóvenes, ambos se presentaron tras hacerlo yo, y la viveza de Nagaki cautivó mi corazón. Irradiaba una espontaneidad envidiable, una frescura digna de esa naturaleza alegre de la que tanto transmitía. Parecía tener algo de dificultad para retener el nombre del chico y el mío, pero ese pequeño esfuerzo para conseguir decir correctamente el de ambos, ya decía cosas de ella que satisfacía mi percepción hacia la simpática medusa.

Por otro lado, Meitetsu, parecía algo más reservado, hacían un gran pero curioso contraste entre los 2, ya que el joven recluta se mostraba sin tanta efusividad pero con una templanza que acogía de manera cálida como acompañante. Era especialmente reseñable la máscara que portaba para cubrir su rostro por el motivo que fuera, tampoco veía oportuno preguntarle por ello para no incomodarle.

- Yo medito -

Dije para ambos, contestando a Nagaki sobre lo que solíamos realizar en la base los días libres. Y bien cierto era que, a veces, por el horario de los turnos que nos adjudicaban para una labor u otra, mi mismo horario de meditaciones se veía algo alterado para adaptarlo a los oficios dentro de la base, que de alguna manera acababa de afectarme, pero al mismo tiempo, disfrutaba haciéndolo cuando tenía momentos libres para mí.

Tras expresar mis quehaceres en el tiempo libre, desde mi misma postura allí sentado sobre el banco, hice una breve demostración. Empecé subiendo y apoyando los glúteos sobre el borde del respaldo del banco, erguí la espalda, levanté la barbilla, cerré los ojos y dibujé una sutil sonrisa en mi rostro. A la par de todo esto, mis piernas se levantaron cruzándose entre sí, manteniendo un difícil equilibrio. Dejé descansar mis manos sobre mis flexionadas rodillas, con las palmas hacia arriba y uniendo cada pulgar con su respectivo dedo corazón. Inspiré profunda y lentamente por la nariz, expiré por la boca, soltando de forma comedida el aire.

- Seguidme -

Un par de segundos después, como no era una meditación al uso, y solo una mera presentación, miré a ambos para que se animasen a hacerla también. Ellos podrían realizarla sobre el banco para tener un mejor equilibrio y estar estables, ¿se animarían?
#10


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