Hay rumores sobre…
... que existe un circuito termal en las Islas Gecko. Aunque también se dice que no es para todos los bolsillos.
[Autonarrada] [T2] Espadas robadas. Parte 3.
Dharkel
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El espadachín caminaba alegremente por los callejones desolados de Loguetown. Se dirigía finalmente, y después de invertir casi todo su preciado tiempo de aquel día de verano, hacia la pequeña herrería donde tenía que devolver la pesada caja de armamento que se posaba pesadamente sobre su hombro. La temperatura descendía progresivamente mientras el gran astro se escondía lentamente entre los tejados de las maltrechas viviendas y negocios abandonados.

¿Qué tipo de técnicas aprendería bajo la tutela del anciano? ¿Sería posible mejorar un arma ya existente? ¿O tendría que destruir una de menor categoría para usar esos materiales con técnicas y fórmulas mejoradas para obtener un mejor acero? ¿Quizás aprendería a manipular kairoseki? No lo creía, pues era un mineral altamente raro y muy difícil de conseguir, pero ya se había llevado otras sorpresas inesperadas en el pasado. La idea de aprender a combinar diferentes materiales, e incluso a jugársela a destruir el extraño artefacto proveniente del cielo en busca de la educación y la experimentación hacía que su cuerpo temblase de emoción.

- Vaya, vaya. Así que tú eres el famoso espadachín que está tratando de causar estragos en mi negocio.

Una figura de unos dos metros de alto y unos doscientos kilos que grosor apareció cuando Dharkel dobló una esquina. Fue reduciendo sus pasos gradualmente hasta finalmente pararse. Suspiró pensando en lo largo que se le estaba haciendo el día y en los obstáculos que no dejaban de aparecer y ponerse en su camino. Observando la escena, dejó con relativa precaución la caja cargada de armas en el suelo.

El hombre estaba trajeado y extremadamente limpio y portaba un monóculo de gran tamaño sobre su ojo. Un fuerte olor a colonia de flores se esparcía en un radio de varios metros, siendo tan solo eclipsado por el amargo aroma que desprendía el puro que se alojaba entre sus dientes. Detrás de él, una macabra escena daba lugar al final de la existencia de los dos ladrones que previamente había dejado escapar. Los caudillos, tras despachar a sus objetivos y lanzar los cuerpos en un contenedor cercano se posicionaron a los lados del hombre. Uno a cada lado.

<< ¿Se habrán delatado en lugar de huir como les dije? >>, pensó decepcionado.

- Si quieres que algo salga bien tienes que hacerlo tú mismo. – Comenzó a reír, para acto seguido toser fuertemente en repetidas ocasiones debido al humo del tabaco y el mal estado de sus pulmones. – Seguro que tú lo entiendes – dijo recobrando la compostura. Los sicarios no hicieron el más mínimo amago de moverse para ayudarle, como si ya estuviesen acostumbrados a los arranques de tos de su patrón. – Tengo una propuesta que hacerte… - dijo esta vez juntando las yemas de los dedos con ambas manos. Aquel hombre era un cliché con piernas.

- Te escucho. – dijo Dharkel con un tono de indiferencia absoluta. Se sentó sobre la caja y bajando levemente la mirada rebuscó entre sus bolsillos un cigarro que no tardó en encender.

- Bien, bien, se ve que eres un hombre inteligente... Me llaman el El Opulento, seguro que has oído hablar de mí – dijo sacando pecho. – Y estos son los hermanos cuchillo, mis fieles servidores. – Acarició el pelo de uno de ellos como si fuese una mascota mientras que con la otra mano sacaba el puro de su boca.

- No me suena – dijo esta vez tajantemente. El hombre con obesidad pareció ofenderse brevemente.

- Bueno, el asunto es el siguiente… Tienes algo que me pertenece. – Miró y señaló con el puro la caja sobre la que se encontraba sentado el espadachín. – Mis perros pueden deshacerse de ti o bien… puedes trabajar para mí. La paga es justa, no te faltaría nunca de nada y podrías incluso conocer a las celebridades de Loguetown. – Se inclinó hacia delante, tratando de estudiar la respuesta corporal de Dharkel, quien por un breve instante se llegó a plantear la oferta.

- He visto cómo tratas a la gente que está bajo tu mando. – Miró los contenedores ensangrentados que estaban tras su interlocutor. – Quizás si no lo hubiese visto, me hubiese planteado seriamente tu propuesta.

- Entiendo, entiendo. Pero podemos seguir negociando… - Se llevó la mano al mentón, pensativo y dio dos rápidas caladas al puro. - ¿Qué te parece si te pago por esa caja y no vuelvo a molestar al vejestorio ese? Total, tiene un pie en la tumba… - murmuró.

- ¿Puedes pagar ahora mismo?

- Por supuesto, puedo darte hasta quinientos millones de berries ahora mismo. Es un buen trato, ¿no crees?

- No, no lo es. – Dio una larga calada al cigarro. – Tan solo quería saber cuánto podía sacar de tu cadáver – dijo tras expulsar una enorme bocanada de humo.

- ¡Tú lo has querido! ¡Atacad sabuesos míos!

Rápidamente se levantó desenfundando su arma y se abalanzó contra los dos hermanos, apuñalando a uno en el pecho y realizando un profundo corte en el cuello a otro. Sin darles a penas margen para reaccionar.

- Tus perros son muy lentos – dijo mientras se deslizaba a su espalda, realizando un tajo en la parte interior de las rodillas para que cayese sobre su propio peso. Puso el filo de su katana en el cuello del mercader. – Me has pillado en un mal día – dijo antes de degollarle con fuerza, salpicando las paredes cercanas de sangre.

<< A ver si se acaba ya este día de mierda… >>, pensó mientras registraba el cuerpo del hombre. Después volvió a asentar el cargamento de armas sobre su hombro. Estaba cerca de su destino y no debería volver a sufrir asaltos inesperados.
#1
Moderadora Perona
Ghost Princess
¡RECOMPENSAS POR T2 ENTREGADAS!

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#2


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