Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue, hay un prometedor bardo tratando de forjarse una reputación. ¿Hasta dónde llegará?
[Común] [Entrenamiento] Solucionando el cabreo.
Byron
Hizashi
35 de Verano de 724

INFO PARA QUIEN MODERE ESTO


El joven capitán pirata se encontraba cabizbajo, sentado tranquilamente en un banco de madera frente a la plaza del patíbulo, lanzando de forma tranquila y calculada, migajas de pan a las palomas que sobrevolaban la plaza cimentada en piedra. Su mirada fijada en la construcción que presidía la ubicación en la cual reposaba sus posaderas, aun así, cualquiera que se encontrase con él y observase su rostro, interpretaría que más que prestarle atención, los posaba sobre aquel imponente monumento simplemente por mirar a un sitio cualquiera, pues visiblemente su consciencia no se encontraba acompañando al muchacho de ojos violetas.

Todo su ser, su alma, se encontraba en lo más profundo de su mente, intentando poner en orden sus pensamientos después de los hechos vividos los días anteriores. Todo se sentía confuso para él después de su visita al casino missile y haber compartido mesa con tan peculiares individuos, para él, fue un pequeño toque de atención, el propio destino diciéndole que no se adelantase, que a pesar de ser el elegido para tan ardua tarea aún tenía mucho camino que recorrer y muchos obstáculos en el camino que derribar, haciéndole ser consciente de que él, aún era un polluelo que tenía que desarrollar sus alas.

Aquella herida en el ego, era visible, haciendo ver a cualquiera que le prestase atención su poco disimulado enfado y crispación. Tal era, que desde aquel suceso habían pasado ya 5 días, y apenas había tenido contacto con su tripulación, tan solo un intercambio de palabras para hacerlos saber que estaba bien, dejando ver su actitud arisca en aquellos breves encuentros aun sin el quererlo. Por eso mismo, para no hacerlos daño de alguna forma con su forma de actuar, se alejó por unos días para intentar poner sus pensamientos en orden, después de todo, lo que menos quería el zagal, era herirlos por una pataleta personal.

Así pues, saliendo de aquel trance, y sin poder evitar su mal humor, tomó consciencia de su ambiente, y sintiendo el calor del sol en el cogote, como si fuese un recordatorio molesto del mismo astro rey para dejar su ego de lado y volviese con aquellos que le tenían una fuerte estima, alzó su mano izquierda al cielo, en la que aguantaba el trozo de pan que desmigaba, y lo lanzó de forma agresiva contra una de las palomas que se acercaban a comer las sobras que antes había lanzado. Debido a su mala puntería falló, más el cercano lanzamiento hizo que varias de las palomas se alejasen a toda velocidad de la escena viéndose venir los problemas.

- Esto sería más fácil de aliviar con alguien a quien patear el culo.- Masculló levantándose del asiento, y propinándole un débil puntapié a una de sus patas.

Visiblemente irritado, las palomas volvieron a acercarse para comer, y Byron, preso del enfado, corrió hacia ellas haciendo aspavientos con tal de calmar aquel sentimiento. Estas sobrevolaron alrededor de él, asustadas, dejando a Byron protagonizando la cómica y patética escena en aquella plaza, ahora, con el hombro de su camisa manchado por un excremento vengativo de aquellos emplumados seres.
#1
Silver D. Syxel
-
Plaza del Patíbulo, Loguetown
Día 35, Verano del año 724

El incesante bullicio de Loguetown era como una melodía disonante, y Syxel se movía por sus calles como un actor en el escenario, encantado de recibir atención aunque solo fuera de pasada. Avanzaba sin prisa, saboreando el caos y las miradas de los curiosos que no podían evitar fijarse en el pirata de porte imponente y sonrisa insolente. Con un trago de su petaca y la brisa marina refrescándole el rostro, el capitán parecía disfrutar del día soleado, al menos hasta que algo curioso captó su atención.

Justo al otro lado de la Plaza del Patíbulo, un joven de cabellos claros y expresión perdida lanzaba migas de pan a las palomas con una actitud tan abatida que hasta las aves parecían notarlo. Silver se detuvo a una distancia prudente, observando en silencio. Un instinto curioso lo llevó a cerrar los ojos un momento y activar su Kenbunshoku Haki. Como una ola silenciosa, su percepción se expandió hacia el desconocido, captando no solo su presencia, sino también una impresión vaga de su poder. Aquel chico no era ningún marinero ordinario; aunque pareciera ensimismado y abatido, la intensidad latente en su aura contaba otra historia.

Aquello arrancó una sonrisa divertida en el rostro del pirata, quien no pudo resistir la tentación de acercarse y añadir un poco de "chispa" al día del joven. El capitán se aproximó con una expresión despreocupada y las manos en los bolsillos, viendo cómo el chico intentaba espantar a las palomas con aspavientos, solo para terminar con el hombro manchado de "venganza aviar". Al llegar a su lado, Syxel se cruzó de brazos, observando el pequeño caos de aves.

¿Sabes, chico? Nunca pensé que vería a un guerrero tan feroz siendo superado por un ejército de palomas… aunque, en tu defensa, son enemigas bastante sucias —comentó, señalando con un leve gesto el desastre en la camisa del joven.

Observó la mirada que recibió de vuelta y esperó cualquier respuesta por parte del joven. Luego, satisfecho, continuó, inclinando la cabeza con ese aire de desenfado propio de alguien que se divierte con lo mundano.

¿Qué tal si dejas a las pobres palomas en paz? Podrías acabar atrayendo una bandada de refuerzos, y no quisiera que te dejaran peor de lo que ya estás —añadió con un tono burlón—. Aunque… —bajó un poco su voz, adoptando un aire un tanto más serio, aunque la chispa en sus ojos no desaparecía—. Si lo que necesitas es desfogar un poco de esa energía, creo que podría ayudarte…

El ambiente se tensó ligeramente mientras los ojos de Silver se entrecerraban, midiendo al joven frente a él. No había ninguna amenaza real en sus palabras, pero tampoco había suavidad alguna; la propuesta era clara. El capitán había llegado buscando distracción y, con suerte, un buen desafío. Si eso significaba cruzar espadas con un chico irritado, entonces ¿por qué no?

Las palomas, quizás presintiendo el cambio de ánimo, revolotearon una última vez antes de dispersarse, dejando a los dos piratas mirándose en mitad de la plaza.



Percepción III
KENB601
KENBUNSHOKU
Haki intermedio
Tier 6
25/10/2024
9
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidades que realmente tienen. Así como estimar de forma general quién es alguien más fuerte o más débil que él. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +10 [Reflejos].
Área: [VOLx15] metros | +10 [REF]

Resumen
#2
Byron
Hizashi
El joven capitán miraba con inquina a las palomas que revoloteaban a su alrededor, con un claro gesto de odio en su semblante. En aquellos instantes solo pensaba en una cosa, hacerle a cada una de ellas, lo mismo que él sufrió en su niñez, arrancarle las plumas una a una para dejar sus alas destruidas y que pasasen a formar parte de sus familiares terrestres, volviéndolas simples y malolientes ratas. Los ojos de Byron reflejaban un pequeño fulgor de irascibilidad, que intentaba ser apaciguado por el mismo, aunque por su estado claramente era una tarea complicada para el Solarian, lo único que evitaba que estallase en llamas en aquel lugar, era la voluntad de no hacer sufrir a nadie lo que él sufrió, aunque las ganas no faltaban.

Con un ligero aspaviento de su mano izquierda, limpió de mala manera el regalito que uno de esos seres voladores le había dejado, con una vena hinchada en su frente ante la resignación de hacer tal gesto.

Entonces, su pequeño infierno fue interrumpido, por un visitante no deseado que había observado aquel ridículo suceso, y le dedicó unas palabras entrando de lleno en la pintoresca escena. Le miró con desgana, dejando ver claramente que nadie le había dado vela en ese entierro, más haciendo gala de sus falsos buenos modales, le contestó de buena manera aunque claramente por su tono de voz dejaba en claro que precisamente en esos momentos no quería la compañía de ningún desconocido.

- Sí, estas hijas de puta lo único que saben hacer es atacar a traición lanzándote su mierda... Tch aunque me tocan más la moral la gente que no sabe leer el lenguaje no verbal.- Dijo en un tono más bajo, pero no lo suficiente como para que los oídos de aquel maduro morenito pudiesen escuchar.

El muchacho se quedó allí, aguantándole la mirada, mientras la ligera brisa sacudía el cabello de ambos individuos con dulzura, dando contraste a aquella tensión y duelo de miradas. Aguantando el tipo vio a aquel hombre volver a abrir su boca, definitivamente era uno de esos raritos que no sabían controlar su lengua a no ser que se la cortasen. Frunció el ceño y giró la cabeza mientras intentaba procesar lo que aquel hombre mascullaba, el pobre chico no sabía si le estaba ofreciendo un duelo o le estaba cortejando para llevárselo a la cama.

- Alto, alto, alto... Por desgracia para ti, por ahora no estoy interesado en ese tipo de servicios, me lo he planteado eh y siendo honestos, tienes tú aquel, pero no estoy de humor para estas cosas, así que largate.- Dijo mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar casi espatarrado para abandonar la zona, maldiciendo para sus adentros sintiendo la mirada afilada de aquel hombre en su espalda.

Aun así, sintiendo esa mirada como una estocada en su espalda, cuando solo había recorrido un par de metros, paró en seco, y se giró de golpe, entendiendo que quizás, el destino le había puesto a aquel hombre frente a él como una oportunidad para apaciguar ese ardor que provocaba el enfado en la boca de su estómago. Mirándolo firmemente, se llevó la mano a la empuñadura de su fiel filo, atada a su cintura guardada en su delicada funda. Un rápido vistazo de arriba abajo, y poco más le bastó para saber que aquel hombre, era fuerte. Sonrió casi de forma maquiavélica, convenciéndose a sí mismo de que aquello era algo racional y le dijo.

- La verdad, he tenido unos días de mierda, y no me iría tranquilo sin dejar sin algún diente esa bonita sonrisa... Espero que estés preparado, moreno.- Advirtió, sin aun desenvainar, pues no sería noble atacar sin previo aviso. A pesar del enfado, aún quedaba algo de honor en su alma.

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#3


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