[Común] Panda yendo de compras

44 del verano del 724
Mercado de la isla Momobambi

Panda se encontraba todo vendado, desde los pies hasta la cabeza. Después de todo había quedado super lastimado después de su búsqueda del tesoro en la isla Momobambi. Tanto es así que decidió quedarse unos días para descansar y reponerse.  ¿Después de todo a quien se le ocurre atravesar la lava como si nada? la respuesta: a un panda que le falta un tornillo. Aquella aventura definitivamente no resulto como se esperaba, pero al menos estaba en una pieza, que era lo importante, aunque el botín fue amargo la vida era más valiosa que unas cajas con joyas. Además el buen Alexander le habia dado unas cuantas medicinas y vacunas por lo que poco a poco comenzaba a recuperar el color y el cabello que había perdido.

En fin ahí estaba panda, iba en silla de ruedas, porque todavía no se reponía del todo, pero no quería aburrirse así que salió al mercado a ver si conseguía algo de interés antes de volver a descansar.
En particular panda andaba en búsqueda de unas recetas, aquel oso no solo era un buen navegante sino también un mercader, por lo que iba de aquí para allá armando mapas e intercambiando productos de interés y valor.

Bueno, Momobami estaba siendo más interesante de lo que hubiese pensado en un principio. Aparte de que también le traía ciertos recuerdos. Ahora se había acomodado tranquilamente en un lugar tranquilo del mercado. Había conseguido algunas plantas y otros útiles que, ahora tenía también a la venta. Como también era interesante ver lo que ofrecían el resto de mercaderes del lugar.

Por su parte, aprovecharía su estancia allí para ofrecer sus mercancías. Tenía cosas sobrantes por las cuales podría sacar, esperaba, alguna cantidad decente de berries. Así que, como cualquier otro mercader ambulante, extendió algunos útiles sobre una manta en el suelo, y ella se acomodó justo detrás de la mercancía que exponía. Sobre todo algunas hierbas y botiquines, pero también libros y anotaciones. Lo más llamativo eran unos cuantos tomos que parecían recetarios.

— A ver si hay suerte. — Expresó para sí misma.

Había entablado alguna conversación con un par de vendedores cercanos. Simplemente detalles o puntos de vista triviales. Asradi se acomodó la falda que ocultaba su cola, esperando algún comprador interesado.

Panda tras un rato de búsquedas infortunios, finalmente encontró una muchacha que vendía justo lo que el oso buscaba. Recetas! si muchas recetas y manuales para hacer sus mapas de cartografía e incluso para armar kits básicos de mercader. La emoción de Panda era fuerte, aunque por desgracia su condición no le permitía moverse mucho.

Lentamente se acerco con su silla de ruedas y extendió su pata hacia los libros, para dar cuenta de lo que quería.
-Me interesan estos libros señorita, ¿a cuanto me lo deja?- Dijo panda intrigado

Mientras sacaba una bolsita con sus berris para pagar, eventualmente esperaría regatear un poco el precio pero necesitaba esos libros con urgencia así que aceptaría un precio justo por ellos. Además la belleza cautivadora de aquella vendedora, con sus ojos azules brillantes lo dejaba anonadado, difícilmente panda podría negociar ante semejante hembra.

No es que hubiese visto mucho mundo, pero en el tiempo en el que había estado viajando hasta ahora, se había encontrado con bastantes razas diferentes. Humanos, otros gyojins, tontattas, un par de minks. Curiosamente el más extravagante había sido un humano con una máscara. Recordar a Lemon siempre le hacía reír de manera leve. Pero Asradi no estaba preparada, más o menos, para lo que se le acababa de aparecer delante. ¿Eso era un oso panda, medio vendado y en una silla de ruedas? La sirena parpadeó un par de veces. No se había pasado con el alcohol ese día. De hecho, ni tan siquiera había tomado una mísera gota, y eso que, con el calor que hacía, se le antojaba algo bien fresco. A lo mejor era el sol. Tantas horas ahí y quizás había sufrido alguna especie de insolación.
Asradi miró de arriba a abajo al sujeto, y enderezó apenas la espalda cuando habló. Un momento. Le hablaba. Con algo de curiosidad, ladeó levemente la cabeza, de manera adorable.

— ¿Los libros? — Repitió un momento, antes de deslizar los susodichos un poco hacia el frente, para que el ¿hombre?... Para que el panda pudiese contemplarlos mejor. A lo mejor era un mink, como lo eran Lobo y Rocket. Era la única explicación que se le ocurría ahora mismo. Luego, volvió a mirar al panda. — Este lo vendo por cuatro millones... — Dijo, mientras señalaba un libro de tapas sencillas. Y luego hizo lo mismo con otro más grueso y que tenía un texto más elaborado. — Y este otro por trece millones. Son bastante complicados de encontrar.

Por eso eses precios. Aunque ya los había rebajado de por sí, para intentar sacarse una buena venta, al menos.

Panda se acerco para examinar de cerca los libros y ojeo su contenido. En efecto, eran justo los que el necesitaba, uno explicaba a detalle como realizar mapas, ideal para un navegante y el otro explicaba como hacer kits náuticos y otros materiales que le serian de utilidad a cualquier mercader. La chica miraba de arriba a abajo a panda, no era de sorprender después de todo, cuantas veces se encontraría a un Mink de ese estilo y encima en tan mal estado al punto que a penas si le quedaban un par de costillas sin romper, debería estar en cama pero el oso era algo adicto al trabajo.

El precio del primer libro era de 4 millones y el segundo de nada más ni nada menos que de 13 Millones.
Al escuchar el precio panda comenzó a sudar... sabia que los libros de oficio eran caros pero aquello era más de lo que pretendía gastar.
Por fortuna, tenia los berris necesarios pero era todo lo que había ganado en su ultima aventura, por lo que algo le dolía pagar por todo eso. Debería esforzarse de ahora en más para recuperar la inversión. De igual manera, Panda sabia que aquellos libros eran caros y que incluso podía llegar a conseguirlos aun más caros en otro lado, por lo que no era una mala oferta.

-Mm bueno, es una pequeña fortuna, pero supongo que lo valen..- Dijo Panda mientras contaba los Berris.

-A ver... uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete Millones, aquí tiene.- Dijo Panda entregando lo pactado.

-Bueno muchas gracias mi lady, hasta pronto!- Dijo Panda saludando y volviendo con su tripulación.

Después de comentarle los precios al mink panda, Asradi solo se quedó esperando o, más bien, contemplándole con cierto interés para ver si se decidía o pasaba de largo. Por supuesto, la sirena esperaba que fuese la primera opción. No estaba falta de dinero, había logrado reunir en los últimos tiempos. Pero siempre venía bien ir ahorrando porque nunca se sabía lo que podía pasar.

— Créeme que sí lo valen. No creo que los encuentres tan rebajados en otro lado. — O a lo mejor sí, quien sabía, pero tenía que saberse vender, por así decirlo. Y no estaba dispuesta a perder ni un solo berry en todo aquello.

Dejó que el mink contase el dinero con tranquilidad. Y, aunque ella estaba relajada, y lo estaba, también analizaba un poco al mink. No parecía un estafador de eses, al menos de buenas a primeras. Cuando, finalmente, el panda le entregó el dinero mencionado, la sonrisa de la sirena se ensanchó y le hizo entrega de los libros en sí al tiempo que ella resguardó y contó, solo por si acaso, de nuevo el dinero.

— Un placer hacer negocios contigo, que te vaya bien. — Se despidió de igual manera.

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