Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Aventura] [T4] Sones de una liberación lejana
Atlas
Nowhere | Fénix
Sones de una liberación lejana

[Imagen: McjgA8G.png]

Cualquiera diría que la libertad debe oler a flores, ¿no? Piénsalo. Libertad. Suena a frescura, a esperanza, a nuevos comienzos y final de tiempos sombríos. Al fin del hambre y el inicio de la bonanza. En el caso del Reino de Oykot huele un poco diferente. La parte de la esperanza, los nuevos comienzos y demás está más presente que nunca entre los lugareños, sobre todo entre los balleneros que, al fin, han visto cómo gracias al Ejército Revolucionario se hacía un poco de justicia en la isla. No obstante, lo que es el olor en sí recuerda más bien a agua estancada y depositada, humedad, sudor y trabajo, mucho trabajo.

Al margen de percepciones olfatorias, se podría decir que años de opresión y aprovechamiento de la buena voluntad de las clases más desfavorecidas han provocado que encontréis un nicho en el que asentaros. ¿Qué te voy a contar que no sepas? Estabas allí. La presa se fue al traste, se desvió el cauce que el agua normalmente seguiría y todo —o buena parte— fue a parar a la zona más rica y pudiente de la ciudad. Bien merecido se lo tenían, ¿no? No sé, yo no estaba —o sí—.

Sea como sea, agua pasada no mueve molino —me viene al pelo el refrán— y la vida sigue. Todos hablan de que el rey ha abdicado o va a abdicar, de que la reina va a dar con sus huesos en una sucia celda y de que Karina podría convertirse en la primera alcaldesa democrática de Oykot. Además, el proceso de reconstrucción de la taberna del puerto ya está en marcha —y de todos los desperfectos, pero la taberna ha sido especialmente importante para vosotros, que lo sé yo... Me lo ha dicho un pajarito—. Te han dicho que le van a cambiar el nombre y la van a rebautizar como "La Taberna del Largo". Un nombre curioso, ¿no? La Armada Revolucionaria va a hacer una generosa donación para que sea puesta en pie de nuevo, por cierto, aunque no te estoy diciendo nada que no sepas ya.

Una vez nos hemos situado, vamos con lo que estás haciendo en estos momentos. Suelta ese tablón y escúchame. Que sí, que lo sueltes un momento. No, pero ahí no, que le das al abuelo en la cabeza. Apóyalo en la viga con cuidado. Ahí. Eso es. Veamos, como sabes, además de contribuir económicamente, con el fin de que los lugareños terminen de percibiros como agentes de paz y cambio en el mundo, los mandamases de la Revolución os han ordenado que os dejéis ver en los procesos de reparación y reconstrucción de las zonas más dañadas. También os han dicho que, ya que estáis, os aseguréis de ir con el uniforme puesto y echar una mano en lo que se os requiera. Y eso has hecho tú, ponerte manos a la obra y colaborar con la nueva puesta en marcha de "La Taberna del Largo". Ahora coge el tablón y sigue trabajando, anda.

Habéis empezado bien temprano por la mañana, para qué nos vamos a engañar. El cansancio en las caras de quienes están en torno a ti solo se puede comparar a la esperanza y la ilusión que reflejan sus ojos. Familias que llevaban generaciones enfrentadas entre sí colaboran mano a mano para que Oykot vuelva a funcionar a toda máquina cuanto antes. Hombres, mujeres, ancianos y niños ponen de su parte, todos dentro de sus posibilidades, para que la comunidad salga reforzada de un momento tan crítico y a la par tan esperanzador en su historia. Nadie se queja. Todo el mundo se queda cinco minutos más para acabar algo. Así da gusto, ¿verdad?

Cuando no queda demasiado para que comience a atardecer, un hombre de unos treinta y cinco años con el que has estado sentando las bases para una de las paredes de la taberna te hace un gesto para que descanséis unos minutos. En caso de que decidas aceptar su ofrecimiento te apartará de la construcción y se sentará sobre una pila de ladrillos situada a unos diez metros de la obra.

—Esto avanza a pasos agigantados, ¿verdad? —dice para romper el hielo al tiempo entrecierra un poco los ojos y muestra una gran sonrisa—. Hay que ver que llevamos toda la tarde trabajando juntos y ni nos hemos presentado —se reprocha en voz alta—. Me llamo Alfred, Alfred Burdimau. No soy de aquí, pero todo el lío que habéis formado me pilló haciendo una pausa en mi viaje. Toda esta gente os está muy agradecida. Además, creo que habéis hecho muy bien con eso de venir a echar una mano. Hace ver que no sois solo soldados y que queréis algo más. Perdona, que hablo demasiado, ¿cómo te llamas? He visto que la gente te señala y te reconoce, pero no sé tu nombre.

Si te detienes a observarle un poco comprobarás que tiene unas facciones amables. Es lo que más destaca de su apariencia. Tiene el pelo castaño, corto y de punta. Además emplea unas pequeñas gafas redondas y lleva una camisa blanca lisa. Al menos solía ser  blanca, porque después de tanto trabajo está lleno de restos de polvo y sudor.
Imagen aproximada de Alfred Burdimau


Off
#1
Alistair
Mochuelo
Personaje


26 de Verano, Año 724

Observar el caótico estado de Oykot siempre había evocado un enorme caudal de emociones sobre su pecho, y sobre el corazón que dentro de éste latía. Por un lado, la primera oleada mostraba sentimientos de frustración con respecto a haber causado tal destrucción en el reino, incluso si ésta había recaído principalmente en las clases mas pudientes. Sí, por supuesto que se lo merecían, llevaban más que suficiente tiempo viviendo a costa de las clases menos favorecidas, succionando cada moneda que tuvieran la oportunidad de arrebatarle al otro de la forma más avara que pudiera imaginarse. Bien merecido karma puro y duro, al final del día. Pero dentro de todo, si tan solo pudiera ahorrarle el sufrimiento a todo el mundo y hacer que lo solucionasen con un abrazo, sería el primero en proponerlo, apoyarlo y concretarlo.

Por otro lado, en una oleada emocional mas profunda, el momento evocaba una sensación de calma por esta misma razón: Habían devuelto Oykot al pueblo, a quien se había dejado sudor, piel y sangre en forjarlo en lo que era a día de hoy, y no una posesión más la cual subastar al mejor postor por control del terreno. La isla había recibido nuevamente su libertad, por nada más y nada menos que los propios ciudadanos de Oykot, que lucharon hasta el final y dieron su todo porque al menos sus hijos pudiesen ver un nuevo amanecer desde un reino libre de la monarquía. O al menos tan libre como podía estar en un mundo controlado mayoritariamente por el Gobierno Mundial. Los Revolucionarios, dentro de todo, tan solo habían sido la mano que se movía al son de los gritos del pueblo. Una caótica y un poco destructiva mano, pero que brindaba resultados. 

"La Taberna del Largo". El establecimiento, como la coincidencia de que fuese una taberna, era algo que le producía un deje de gracia cada vez que se mencionaba. Venía como anillo al dedo que un sitio llevando el apodo de Tofun delante de sí mismo fuese una distribuidora de bebidas capaces de destrozarle el hígado a cualquiera y llevarlos a un viaje astral que ningún ser ha concebido nunca. Y estaba bastante seguro de que, a la primera que se enterara, Tofun sería el primero en ir al lugar para asegurarse de que la confección de los alcoholes fuese segunda a ninguna. No veía al Tontatta permitiendo que un lugar así sirviera tragos mediocres, incluso si él mismo tenía que instruir al personal para que el resultado fuese excelente. Todo de la mejor manera posible. Después de todo, el pequeño revolucionario le tenía un cariño especial a la bebida.

Una vez pasado el tiempo de guerra, florecía en sus resultados el tiempo de la reconstrucción.

El grupo de asalto a Oykot había recibido ordenes nuevas de los cargos superiores de la Armada Revolucionaria. Hacer presencia en los deberes de reconstrucción, ayudar como pudieran, esencialmente sirviendo como el rostro de la Revolución no solo a cara de la violencia que se requería para hacer un cambio en el mundo sino para sembrar los campos arados que dejaba atrás una revolución por choque, y tender a los pastizales para que la hierba mala no creciese otra vez; todo una metáfora, por supuesto, porque ¿a qué narices iban a mandarlos a sembrar plantas cuando había casas por reconstruir y tabernas por levantar? 

Toda su tarde se vio ocupada por este deber, moviendo materiales pesados donde sea que lo requiriese -se enorgullecía de su propia fuerza, así que no tenía problema con levantar parte de lo de otros para alivianarles la carga-, colocando tablones en donde se lo solicitasen y en general corriendo de un lugar a otro cumpliendo pedidos, tal que pudiera aportar de todo lo que dispusiera en la reconstrucción del sitio, mandado con prioridad a la construcción de la taberna. 

Cuando el sol empezaba a abandonar la coronilla del cielo azul, anunciando el inicio del atardecer, Alistair percibiría el ademán del hombre que había hecho de compañero para el montaje de una base, señalando un descanso que apreciaría muchísimo. ¡No habían parado en todo el día! Algo que, cansancio a un lado, se mostraba en abundantes frutos de poder ver la silueta de la taberna tomando vida poco a poco. Nada perfecto ni demasiado refinado todavía, pero que eventualmente llegaría a ese punto idóneo con suficiente esfuerzo y dedicación. Y decoraciones de buena calidad, no nos vamos a mentir; la taberna no iba a brillar ni sola ni por inercia.  

¡La verdad es que si! Ha sido un día intenso, pero ha valido la pena totalmente. — Respondió, igualando la energía del hombre con una sonrisa de idéntica envergadura. — En nada este sitio estará brillando y atendiendo cada persona que necesite de un lugar para hacer un festejo. — Pero para eso aún quedaba bastante. Como mucho, el sitio era un esqueleto de lo que ambiciosamente proponía ser. 

El hombre se presentó inmediatamente después con un tono que parecía reprocharse a sí mismo, algo que de hecho le hizo caer en cuenta del hecho: No conocía el nombre de la persona con la que había estado martillando el día entero, y viceversa. Un descuido enorme de su parte que no perpetuaría ni un minuto más. — ¿Entonces has venido a echar una mano por pura buena voluntad? ¡Has de ser una muy buena persona entonces, me agrada! Y tanto el pueblo como nosotros te lo agradecemos mil veces, toda mano capacitada para ayudar es muy bien recibida en estos momentos, como habrás notado ya. — Bueno, igual y lo perpetuó unos segundillos y unas cuantas palabras más.

 — ¡El mío es Alistair! He venido con los demás a ayudar a Oykot, sí. Lo mínimo que podemos hacer luego de desordenar el lugar por la razón que sea es intentar montar todo de vuelta en un mejor estado que antes. — El revolucionario hubiese mencionado que era por órdenes de sus superiores, pero no sería del todo correcto; salvo una urgencia por partir a otro lugar inmediatamente por orden de la armada, el emplumado se habría quedado aunque sea unos días a brindar una mano amiga, así como el resto de sus compañeros que parecían contemplar permanecer en Oykot un corto tiempo como la movida mas estratégica posible, y regresar a él poco después para verificar que todo estuviese en orden y compartir con el pueblo. No iban a liberarlos y luego dejarlos tirados con la debilidad post-enfrentamiento a gran escala. 

El hombre se veía de facciones amables, modesto en contraste con las locuras que sus viajes en cada isla le habían mostrado en otros. ¡Si lo comparaba con cualquiera de sus compañeros, era como ver al día y la noche en el mismo plano! Pues como bien había dicho una de ese caótico grupo: Todos estaban mal de la cabeza. Pero el mejor mal de la cabeza que podía concebirse, y no los cambiaría por nada del mundo. — A todo esto, ¿Qué te trajo a este lugar, Alfred? ¿Algún viaje por conocer los mares? ¿O quizá algo un poco mas específico? — Una pregunta que brotó de genuina curiosidad. No parecía un hombre aventurero como los demás, pero de primera mano había aprendido que las apariencias podían ser engañosas. ¡O quien sabe, quizá era un estudioso que venía de paso por algún conocimiento importante!


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#2
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A tu lado, Alfred sonríe amablemente cuando le das las gracias en nombre de todos y de nadie al mismo tiempo. Sabe que, irónicamente, eso convierte tu agradecimiento en algo incluso más personal si cabe. Las cosas del lenguaje, ¿verdad? Cualquiera diría que es mágico. Deja que continúes hablando, claro. Si bien la amabilidad y esa sonrisa no desaparecen de su cara, un deje de tristeza y nostalgia parece invadir momentáneamente su mirada antes de recuperar su vigor habitual.

—Bueno, vengo de Ciudad Orange, en Isla Organ. No sé si has escuchado hablar de ella, aunque me imagino que con vuestro... trabajo estaréis más o menos al tanto de todo lo que se cuece en todos sitios. Es un lugar muy bonito y pintoresco. El resto de la isla es un lugar un poco desastroso, pero el trocito en el que vivimos nosotros se resiste a ser contagiado por lo demás. Cualquiera diría que el tiempo no pasa allí, la verdad. Es una preciosidad.

Tú dirás si Alfred tiene razón en todo lo que dice o no. Sea como sea, mientras habla contigo arranca una pequeña flor silvestre que estaba entre sus pies y empieza a separar sus pétalos uno a uno. Cuando lleva dos o tres, continúa hablando:

—Llevo varios meses de viaje. Soy médico, ¿sabes? Bueno, soy alguna cosa más, pero eso es lo que mejor me define bajo mi punto de vista. Partí en busca de un remedio para ayudar a un ser querido. Hace muchísimo tiempo que no la veo, pero estoy convencido de que he dado con la clave para poder ayudar a mucha gente. Espero que sea así, porque si no habré pasado por muchas penurias y peligros para nada. ¿Qué es la vida sin un poco de riesgo, Alistair? —termina por decir, aunque algo en su cara te puede hacer sospechar que no te lo está contando todo. Aunque bueno, bien podrían ser imaginaciones tuyas, ¿no?

Es precisamente en ese instante cuando escuchas un grito en dirección opuesta a donde se encuentra Alfred. Es algo tan súbito que, salvo que tengas unos nervios de acero y una curiosidad inexistente, lo más normal es que provoque que mires en esa dirección. Cuatro sujetos sorprendentemente similares pero de diferentes tamaños miran hacia ti o, mejor dicho, detrás de ti. Uno de ellos, que tiene un dedo extendido en tu dirección, ha exclamado "¡ahí!". Sí, lo has escuchado a la perfección. Además, ahora que los miras —probablemente—, diría que a tus espaldas ha sonado un "¡mierda, ellos otra vez!" emitido con la voz de Alfred. Para cuando te des la vuelta el de la camisa habrá saltado de la pila de ladrillos y habrá comenzado a correr como alma que lleva el diablo en dirección opuesta a los hermanos.
Imagen aproximada de los sujetos


Acto seguido, las cuatro pares de pies pasan a tu lado raudos y veloces, sin duda persiguiendo al pobre Alfred que, como si el mismísimo demonio le persiguiese, está a punto de desaparecer por un callejón no demasiado lejano a ti. Sí que es rápido el medicucho, sí.

En caso de que decidas salir corriendo detrás de ellos, aunque pierdas a Alfred de vista podrás ir divisando los pies de los hermanos al torcer las esquinas de las sinuosas calles aledañas a la zona en la que os encontráis. La persecución se dilatará durante varios minutos, deteniéndose en el momento en que tu nuevo amigo —si quieres llamarlo así— se encuentra acorralado en un patio de vecinos de unos ciento ochenta metros cuadrados de área, perfectamente cuadrado y con algunas macetas y árboles repartidos por el mismo. La única salida, además de encaramarse a los tejados a gran velocidad —no tiene pinta de que disponga de tiempo para eso—, es el callejón por el que tanto él como sus perseguidores han llegado.

Esto es lo que encontrarás si decides seguirles, claro. Si consideras que ya has liberado a suficientes personas por las próximas semanas siempre puedes permanecer en la zona y continuar con las labores de reconstrucción de "La Taberna del Largo". No seré yo quien te juzgue —o sí, pero eso sólo lo podrás saber en el siguiente post—.
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#3
Alistair
Mochuelo
El emplumado siempre había sido particularmente perceptivo ante las emociones que las facciones de otros expresaban, en especial sobre la ventana de alma que eran los ojos. Pero incluso con eso en mente, no necesitó de ningún tipo de intuición especial para notar el sutil destello de emociones negativas de las que Alfred fue víctima por un momento. Era extraño, pues dentro de todo, el rostro del hombre no había morfado en lo absoluto su expresión de amabilidad sonriente, ¿quizá solo era su instinto jugándole una mala pasada? Era cierto que habían estado una buena cantidad de horas trabajando bajo el sol, así que no era imposible que el cansancio interfiriera con su juicio moral y visual.

Presto atención en todo momento que el hombre habló, haciendo especial hincapié en Ciudad Orange. ¡Venía desde muy lejos! ¿Qué podía buscar una persona como él en una isla tan diametralmente opuesta en los Blues como Oykot? No sospechaba de nada, al menos no de momento, pero sin duda era algo que llamaba su atención lo suficiente como para hacerle sentir que algo no acababa de cuadrar como debía. Aunque podía estar completamente de acuerdo con las palabras de Alfred. Durante la pausa que el hombre hizo, Alistair se tomó un momento para hablar. — ¡Vaya, desde Orange! Nunca he tenido el placer de estar allí personalmente, pero te tomaré la palabra con que es una preciosidad de sitio al que quisiera visitar en alguno de mis viajes. — Después de todo, su objetivo era visitar tanto como pudiera, conocer más que nadie, alimentado por su desconocimiento generalizado del mundo por media vida en esclavitud; todo lo que sabía, lo sabía desde que se había convertido en Revolucionario unos años atrás, o de textos que recogía y leía de camino. 

Cuando el hombre resumió, el emplumado nuevamente tomaría el rol de oído receptor. 

Según decía, Alfred estaba en una aventura alimentada por una noble intención: La de ayudar a un ser querido, con quien no había tenido contacto hace tantísimo tiempo como resultado de la mencionada noble intención, queriendo curarla de una aflicción de la que Alistair no tenía conocimiento alguno. ¿Quizá podía darle más que solo unas palabras amigables al hombre? Después de todo, él también era un practicante de la medicina aunque aún tuviera mucho que aprender. ¡Eh, incluso podría pedirle una mano a Asradi! A ella se le daban mucho mejor los cócteles curativos que a él, quizá tendría algún consejo guía de mayor valor por aportar. 

Es lo que le hubiera encantado pensar, pero... Había algo extraño. La sensación detrás de su nuca no desapareció, esa que le advertía de una persona que estaba ocultando información bajo la manga, a duras penas a la vista pero jamás lo suficientemente cerca como para volverse legible. No era desconfianza, solo... ¿Cómo narices lo podía poner en palabras? Sentía que el hombre omitía detalles, aunque sin tener malas intenciones de por medio; eso sobraba decirlo, teniendo en cuenta que se había ofrecido en primer lugar a ayudar a la gente de Oykot.

Por ahora siguió el ritmo de la conversación, manteniendo detrás de su cabeza aquella mala sensación, procurando buscar una oportunidad para sutilmente confirmar sus sospechas como erróneas o correctas. Dejó salir un corto sonido entre labios que imitaba a una risilla pequeña, para nada burlesca sino de entretenimiento ante la idea que proponía Alfred: En verdad, ¿qué era la vida sin un poco de riesgo? — Debes extrañarla muchísimo si te has embarcado a una odisea así por esa persona. Con una intención así, estoy seguro que todo saldrá tal y como quieres al final. Dime una cos- — Detuvo sus palabras en un momento, su atención siendo atraída de golpe por un grito que se manifestó en el sitio, girando su cabeza en la dirección de la que provino sin siquiera pensárselo. 

Cuatro hombres similares parecían haber encontrado... ¿Algo que buscaban, quizá? ¿O era al revolucionario? Por un segundo, la falta de contexto provocó una confusión mayor en él, haciendo un esfuerzo por intentar esclarecer lo que sucedía a su alrededor. ¿Remanentes de la guardia real que querían vengarse de los revolucionarios, quizá? No, era demasiado rebuscado. Su mente no tuvo que hacer esfuerzo alguno, no obstante, pues poco después la voz de Alfred a modo de grito se encargaría de arrojar luz en toda la enrevesada situación. 

Para cuando intentara girarse hacia Alfred, el hombre ya no estaba en el lugar que le recordaba, sino en un sprint desesperado con una ventaja de varios metros para el momento en el que sus ojos nuevamente lo localizaron. Tenía que reconocérselo: Para un hombre que se dedicaba a una rama médica, Alfred tenía una resistencia envidiable como para retener tal fuerza en las piernas. Eso o... La situación era mas grave de lo que podía reconocer, y lo que le hacía correr a tal velocidad era una mezcla de angustia y adrenalina. Si se trataba de la segunda, no había manera de quedarse de brazos cruzados sin intervenir. 

Salió a correr detrás de los cuatro hombres sin dudarlo un momento más, tomándose tan solo un par de segundos para recoger sus armas que estarían ocultas en las cercanías -junto al resto de sus cosas, en su mochila- y quedando rezagado por este tiempo, pero empezando a cerrar la distancia a ínfimas cantidades conforme consiguiera entrar en calor nuevamente; aunque ya había perdido de vista a Alfred hace tiempo, los cuatro personajes de idéntica indumentaria parecían tener su atención completamente centrada en él, incapaces de soltarle sin importar cuánto corriera. Mientras no les perdiera la pista a ellos, tampoco perdería la del médico.

Al alcanzar tanto a los hermanos como a Alfred, la vista que recibiría sería el de un pequeño animal acorralado por cuatro cazadores, aunque era pronto para juzgar ambos lados con tales denominadores; su versión de la historia podía estar completamente equivocada, por lo poco que sabía. Aun así, grito a todo pulmón para captar la atención de todos los presentes. — ¡ALTO! — Soltó, a posteriori tomando una bocanada de aire para recuperar todo el que había perdido en la persecución y en esa vociferación. — Todo el mundo, quédese donde está y sin hacer nada repentino. — Lo primero: Controlar la situación. Tenía que asegurarse de que no hiciesen caso omiso a su presencia y nadie intentara ninguna ridiculez. Y no es que no estuviera en rango para desenvainar sus katanas y llegar hasta alguno de los hombres antes que ellos a Alfred, pero era una persona que siempre preferiría dialogar un problema a inducir dolor para imponer calma. 

No entiendo nada de la situación actual, así que evitaré tomar lados en medio de esto. Pero por como pintan las cosas y cuan mal que se ven, quisiera que me explicaran tranquilamente lo que está sucediendo antes de tomar una decisión impulsiva y más que seguramente ignorante de los detalles necesarios. — Pausó un segundo, en espera de si alguno querría pronunciarse al respecto, fuese Alfred o los desconocidos. Luego, siguió. — Oykot ya ha visto suficiente conflicto y violencia, así que favorecería zanjar este dilema con una conversación sana entre adultos. Pero si están al tanto de quién soy y lo que vine a hacer a esta isla, entenderán que no tengo reparo en desenvainar por mi o alguien que necesite de mi ayuda si no me dejan alternativa. — Hizo especial hincapié en lo último, con una expresión que había reemplazado su sonrisa por un gesto serio, y que incluso asomaba su ceño fruncido. Su mano paseó por el mango de su katana, recostándose sobre él, reforzando sus palabras. No estaba contento en lo mas mínimo, pero aún conservaba suficiente calma como para no ser irracional. No estaba contento en lo absoluto.

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#4
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Como bien describes, alcanzas la posición donde todos ellos se han detenido y comienzas tu discurso de paz. Mientras hablas, la tensión en el ambiente va subiendo como el vapor dentro de una olla a presión. Alfred mantiene un gesto serio y, evidentemente, algo preocupado al tiempo que aferra una pequeña mochila contra su pecho. Antes no te habías fijado en ella. Es normal, sobre todo después de tantas horas trabajando a pleno sol y sin apenas descanso. Además, la conversación en sí misma y las inquietudes que te ha generado son más que suficientes para que no hayas reparado en ese detalle. Sea como sea, lo cierto es que esa especie de aura que desprendes, ese carisma, logra que tres de los cuatro hermanos se volteen a mirarte un momento.

Por desgracia, en sus ojos puedes ver que están dispuestos a cualquier cosa menos a pararse a negociar serenamente o intentar llegar una cuerdo que evite el combate. Si la codicia tuviese algún reflejo en la mirada humana, éste quedaría perfectamente plasmado en los ojos de los cuatro hermanos que acorralan al pobre Alfred. Dan pequeños y cortos pasos en su dirección, perfectamente sincronizados y de una longitud similar a pesar de la diferencia de tamaño entre ellos. El médico, por su parte, cada vez se encuentra más apretado contra la pared. Resulta sorprendente, si me preguntas y te interesa mi opinión —si no, nada— que a pesar de saber quién eres, haber hecho buenas migas contigo y ver que vas armado, no solicite tu ayuda. Ni siquiera te dirige una mísera mirada suplicante. ¿Será orgullo? ¿No quiere deberle nada a nadie? ¿Desconfianza en lo más profundo de su ser? A saber. Por el contrario, rastrea y escanea los alrededores con fugaces y rápidos vistazos en busca de alguna salida que le permita perder a sus perseguidores. Sin embargo, como te dije antes, no hay escapatoria realista.

Alfred comienza a ponerse de lado, orientando su pierna derecha —seguramente la dominante— hacia ellos por si fuese necesario darles alguna patada cuando se abalancen sobre él. Aunque, por otro lado, los gestos de los hermanos hacen dudar de si se van a conformar simplemente con darle un par de golpecitos. Por la forma en que todos se miran entre sí —Alfred y los hermanos, quiero decir— cualquiera diría que se conocen de antes.

—Lo que este ladronzuelo y nosotros tengamos entre manos es algo que no afecta al reino, a la Revolución ni a nada que tenga que ver contigo, chaval —te dice entonces precisamente el único que no te ha mirado—. Tenemos un asunto que resolver y aquí no hay lugar para charlitas de caridad.

De buenas a primeras y perfectamente coordinados, los cuatro se lanzan a por el pobre habitante de Ciudad Orange. Dos de ellos van con el puño en alto y buscan golpear su cabeza, mientras que los otros dos buscan propinarle una patada en el costado derecho y un puntapié en el abdomen. Al ver tantas ofensivas ser lanzadas en su dirección al mismo tiempo, Alfred se da la vuelta para proteger su bolsa, se dobla sobre sí mismo y espera los golpes. Si te fijas, desde tu posición puedes ver cómo la fuerza con la que aferra su tesoro provoca que los dedos adquieran un color blanquecino.
Mates
Estado de Alfred
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#5
Alistair
Mochuelo
La diplomacia había fracasado. A pesar de sus peticiones, pero sobre todo a pesar de sus advertencias, la mirada de los hombres dejaba más que claro su poca disposición a llegar a una solución pacífica, o siquiera agitada pero carente de contacto físico. No, cualesquiera que fuera la razón por la que estaban persiguiendo a Alfred, no estaban dispuestos a dialogar nada. Harían lo que se propusieron, fuese por las buenas o por las malas. 

Las palabras de los cuatro humanos -o así asumía su raza a ojo- acabaron de confirmar lo que hace un instante fue tan solo un pensamiento que le preocupaba. Fue justamente el único de los tres que no se giró en ningún momento quien le dirigió la palabra, y quien dejó mas que claro que no tenían intención alguna de marcharse sin zanjar los asuntos que tenían pendientes con Alfred. Todavía más llamó su atención el término con el que se refería a Alfred, "ladronzuelo", que parecía arrojar un pequeño rayo de luz -no precisamente positivo- en aquella sensación de incomodidad que no había abandonado sus pensamientos, esa que le decía que Alfred no le estaba contando todo lo que podía. Era enrevesado, pero a como diera lugar, llegaría al fondo del problema.

Quienes sea que fueran, no había duda que tenían un pasado. De años atrás o de tan solo unos días era algo que debía sonsacarles junto con el resto de la historia.

Le resultaba curioso, además, la ausencia de peticiones de ayuda de Alfred con quien hasta hace unos minutos pensaba que había formado un lazo amistoso, aunque fuese uno temporal. No aprovechaba la situación beneficiosa en la que había quedado a ojos de Alistair en lo absoluto, ni el hecho de haberse ganado un mínimo de confianza con el espadachín para ganarse la protección que parecía necesitar con urgencia. ¿Tan asustado estaba que lo había olvidado? ¿O quizá solo era de esas personas que no querían ser salvados, sino que prefería asumir las consecuencias de las acciones que había cometido, fueran las que fueran? Todo era demasiado extraño, tan enredado como para marear al mas versado detective... Pero no tenía tiempo de ahondar en los detalles específicos, no ahora. Mientras sus pensamientos lo llevaban a la tierra de suposiciones e hipótesis, un hombre posiblemente inocente -o al menos eso quería pensar- estaba a punto de recibir la paliza de su vida. 

Sin un segundo pensamiento ni el tiempo para procesarlo, avanzó a toda velocidad con el fin de interponerse entre los hombres y Alfred, con sus manos colocándose sobre los mangos de dos de sus katanas, desenfundándolas en la marcha -pero incapaz de llegar a su tercer filo por la premura que requería el momento, manteniéndolo enfundado-. En tandem, la llama Lunarian se encendió con fuerza a la altura de su espalda, emanando un calor imperceptible en medio del intenso intercambio que estaba a punto de tener lugar. 

Dos puñetazos y dos patadas era lo que debía buscar repeler. 

Si conseguía colocarse entre el médico y el cuarteto a tiempo, lo primero que solucionaría serían los puñetazos dirigidos a su cabeza. Como si cada acción transcurriera a cámara lenta, una mezcla entre su aguda visión y la adrenalina fluyendo en sus venas le dio ese subidón necesario para centrar cada gramo de su concentración y capacidades físicas en el combate a la mano. Sin buscar herir a los hombres -pues como bien había dicho, solo causaría daño cuando no le quedase alternativa-, la respectiva katana en cada una de sus manos buscaría pasar justo al costado de los brazos contrarios como si de una estocada fallida se tratara, sin llegar a lastimarlos en lo mas mínimo, sino posicionándose contra las extremidades atacantes para acompañar su movimiento y redireccionarlo hacia afuera y lejos de Alfred tal que las ofensivas siguieran de largo, empujándolos de manera que no solo no llegarían a hacer contacto con el emplumado o el médico sino que además la velocidad que ya llevaran encima los arrastraría a un golpe de cara contra el muro mas cercano.

Sin permitirse pausa, ahora seguían las patadas. Dibujaría un círculo con sus espadas con una diestra combinación de un movimiento circular de muñeca y sus dedos acompañándolo, de modo que las mismas llegarían por arriba a interceptar el puntapié, utilizando el lado romo de sus armas para hacer contacto con un costado de su pierna y empujarle en dirección al restante de los cuatro por lidiar -el de la patada al costado-, aunque conteniéndose lo suficiente al momento de impacto para que el daño al hombre fuese nimio. Con esto pretendía que su puntapié no fuese solo desviado y removida toda su fuerza, sino también de utilizar el empuje innato de la técnica para arrastrar el cuerpo del tercero hombre contra el del cuarto e impedir su ataque al chocarse con su compañero, arrastrándolos a ambos por la fuerza resultante hacia su propia izquierda a una distancia suficiente de Alfred, la poca que pudiera conseguir en tan reducido espacio. 

Rompecoraza
con101
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
14/10/2024
17
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Dando un firme paso en el que el usuario buscará generar toda la potencia de impulso y una cierta inercia con la que golpeara con su arma sin compasión a su objetivo causando un [Empuje] de 5 metros.
Golpe Básico + [FUEx2] de [Daño contundente]


Si todo resultaba como él había planificado, sin imprevistos ni tapujos, se tomaría un momento para hablar nuevamente por el tiempo que los hombres tomaran en recomponerse. — Permítanme reformular lo que he dicho antes. Por tanto como desconozca la verdad de lo que ocurre aquí, este hombre es un civil inocente y un amigo mío, y no permitiré que le pongan un dedo encima. Con la cara y los dientes de frente les detendré si es necesario. — Dijo, en un tono de sorprendente calmado a pesar del contenido de sus palabras. Su mal humor no era pasajero, pero era lo que tenía la ira de un hombre afable: Nunca te iba a mostrar más que una mirada fría y un accionar que ameritara la popularidad del conocido refrán. — Si luego le apoyo o le entrego yo mismo a la primera base Marine que me encuentre de camino, es mi problema ahora. Así que les arrojaré una última advertencia, y ni una mas: Márchense por donde vinieron, o veré personalmente que encaren consecuencias duraderas. — Sus filos se extendían hacia afuera y abajo, en diagonal, como si buscasen salvaguardar al médico detrás del Lunarian. 

Si los asaltantes insistían en hacerle pasar factura a Alfred, Alistair convertiría sus palabras en prontas realidades con tan solo un parpadeo. Pero en el fondo, aún esperaba poder llegar a una resolución pacífica, y estaría dispuesto a dirigir la situación por esa ruta si el cuarteto mostraba disposición para ello.  


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#6
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Nowhere | Fénix
Alistair al rescate, sí señor. Ninguno de los cuatro hermanos esperan que hagas un movimiento como el tuyo: casi suicida. O heroico, según se quiera mirar. Para gustos, colores. El caso es que tus movimientos consiguen anular los dos primeros puñetazos y, por si no fuera suficiente, el movimiento que realizas con tu arma logra separar a los dos hermanos que quedan. Son alejados algunos metros de vosotros, aunque no tardan en reposicionarse y disponerse a retomar la ofensiva. Te miran a ti y a tu arma principalmente, aunque no dejan de observar de soslayo al asustado hombre que tienes detrás de ti. Alfred continúa en una posición similar, con el cuerpo lateralizado y la pierna a semiflexionar, dispuesto a soltar una patada a quien se aproxime más de la cuenta.

—Marty, Merty, Mirty… —dice el hermano que lleva la voz cantante al tiempo que se cruje los nudillos de la mano izquierda—, parece que tenemos un héroe frente a nosotros. Está claro que no sabe cuántos dientes de héroe han roto ya estos nudillos. Mira chico, no es algo personal. Ese chaval tiene algo que nos pertenece. Si nos lo da nos vamos y si no nos lo da se lo tenemos que quitar.

—¡No es vuestra! ¿Quién ha dicho que es vuestra? La necesito y no os la pienso dar pase lo que pase —responde Alfred desde detrás de ti, apretando con más fuerza si cabe la mochila contra sí.

—Pues ya está todo dicho —dice el más pequeño de los hermanos.

En ese momento los dos hermanos más altos se abalanzan sobre ti ti, flanqueándote y atacándote cada uno por un lateral. Cada uno de ellos lanza un violento puñetazo en tu dirección, de manera que el que viene por la izquierda intenta golpear tu abdomen y el que viene por la derecha tu cabeza. Un instante después de que los otros arranquen, el siguiente hermano en altura va hacia ti de frente. Ejecuta un movimiento con todo su cuerpo, apoyando una mano en el suelo y alzando una pierna que dirige en un movimiento rotatorio hacia tu brazo derecho. Cualquiera diría que quiere arrebatarte tus armas —o al menos una de ellas—.
Impacto Directo
COM101
COMBATIENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
No Aprendida
17
Costo de Energía
1
Enfriamiento
El usuario encarará de frente a su adversario propinándole un poderoso impacto directo con alguna de sus extremidades, aplicando un [Empuje] de 4 metros.
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño contundente]
Impacto de Media Luna
ACR302
ACRóBATA
Ofensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
41
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Buscando trazar el mayor arco posible con su pierna o brazo, y aprovechando la rotación de su cuerpo, el usuario trazará un rápido golpe como si su cuerpo fuera un látigo, causando [Desarme] de impactar contra alguna extremidad que sujete un arma. Esta ofensiva disloca por unos momentos la extremidad con la que se ataca logrando un ligero alcance adicional de 1 metro en el golpe,
Golpe Basico + [FUEx2,3] de [Daño contundente]


Entretanto, el más pequeño de los hermanos se queda quieto. Por el rabillo del ojo puedes ver cómo aprieta sus puños y hasta la última fibra de su ser parece tensarse en lo que duran los envites de sus hermanos. Alguna vena que otra parece en lugares donde antes no había, lo que te hace pensar que está pasando algo que no te va a gustar demasiado. O no, ¿quién sabe? El caso es que no se lo han pensado a la hora de montar un cuatro contra uno. Se ve que el tema del honor y el duelo en igualdad de condiciones es una materia que esta gente no trabaja demasiado.
Concentración Total
ARM401
ARTISTA MARCIAL
Utilidad Mantenida
Tier 4
No Aprendida
58
Costo de Energía
43
Costo de Energía por Turno
2
Enfriamiento
El usuario comenzara a Canalizar a lo largo de 1 Turno en lo que activa y tensa todos sus músculos, adquiriendo un estado de concentración absoluta sobre sus movimientos y los de sus adversarios. Moviéndose y atacando con más fluidez y potencia incrementando el Daño que causa en +10.
+8 [Agilidad] / +8 [Fuerza]


Mientras tanto, el patio de vecinos en el que os encontráis sigue sumido en el mismo silencio que había a vuestra llegada, interrumpido únicamente por el alboroto que producen vuestras voces al conversar y, próximamente, el sonido del acero al chocar contra tus enemigos. ¿Podrás salvar al pobre Alfred? Más importante aún: ¿merece que le salves o sencillamente se está aprovechando de ti para encubrir algún tipo de acto malvado por su parte?
Ayudita para el bélico
Off
Números
Estado de Alfred
Contaje de virtudes y defectos

#7
Alistair
Mochuelo
Era un todo o nada. Había redoblado su apuesta, y el momento determinante para ganarlo o perderlo todo había llegado. Aunque las palabras del emplumado parecían no haber surtido mayor efecto el de sus hermanos mas allá de desviar su atención hacia él, por lo menos podía estar seguro de que había intentado todo en su poder -mas allá de físicamente- para prevenir un conflicto más en la ciudad que ya había sufrido suficiente. Pero no todo eran lirios y rosas incluso después de la guerra, ¿no es verdad? A veces, las situaciones más inesperadas pueden surgir incluso en los momentos mas inoportunos, para ponernos a prueba una última vez antes de dar el visto bueno y soplar vientos de calma. 

Los hermanos estaban determinados testarudamente con conseguir el contenido de la mochila de Alfred, y uniendo unos cuantos puntos lógicos, se hacía la idea de lo que había allí: Podía ser la mística cura de la que tanto hablaba para su amada, algo que se alineaba correctamente con la necesidad que le imponía a esa botella como si fuese su propia vida. O mas bien, como si fuese la vida de su persona especial. Podía respetarlo, entenderlo incluso, el amor hacia alguien tan desbordante que darías cada fibra de tu ser solo para que esa persona pudiera ver un día más. Si realmente era eso, Alfred ya no era solo un amigo, sino un espíritu afín que no vería daño alguno en tanto confirmara la verdad. 

O podía tratarse de otro criminal más, excelente actor que conocía a los que eran como Alistair y que aprovechaba la situación pa beneficiarse, algo que no le acababa de cuadrar pero que no era tan idealista como para descartar del todo. El emplumado también podía equivocarse y hacer un juicio erróneo, pero por eso mismo es que se había prometido a sí mismo ser parte de la historia que el médico viajero le había contado. Si eso le estallaba en la cara a Alfred como una obesa mentira o servía de ayuda para conseguir lo que él quería, de las dos formas Alistair obtendría lo que buscaba.

En el momento que el mas pequeño de los hermanos soltó la última palabra, el revolucionario aprovecharía los últimos segundos de tranquilidad que tenía para hablar con el médico. — Puedes confiar en mí, Alfred. Déjame el trabajo mas pesado a mí. Pero si en algún momento necesito una mano, te lo haré saber, ¿de acuerdo? — Su tono era serio, un claro indicativo de cómo tomaba la situación desenvolviéndose a su alrededor. Abordaba la situación con toda la seriedad que ameritaba, un conflicto que tendría que ver y vivir hasta su final, fuese dulce o amargo. 

Sus ojos danzaban por el lugar, persiguiendo a cada uno de los hermanos sin darles tregua alguna: Incluso si solo estaban planeando en su contra, quería saber sus posiciones exactas en todo momento.

El enfrentamiento dio inicio oficial con un ataque por cada lado de parte de dos hermanos. Buena estrategia, pero sería una que no permitiría florecer. Se adelantó a contestar la ofensiva de uno de los hermanos, aquel que intentaría golpear su abdomen, antes de que la de sus otros dos hermanos pudiesen cerrar distancia del todo, con el fin de abordar los ataques uno a la vez y no ser abrumado por ellos. Utilizando el reverso al filo de sus katanas, dos de las armas que empuñaba en sus manos se acercarían rápidamente al costado del hombre y lo golpearían a la altura de las costillas, con una contundencia que esperaba fuese suficiente  para romper el equilibrio del hombre y hacerlo caer al suelo, interrumpiendo su ataque y dándole más oportunidad para respirar al revolucionario.

Rompehuesos
con201
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 2
17/10/2024
29
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Al trazar un impacto horizontal en el que se vuelca todo el peso del arma y del propio usuario, este tratará de dar un impacto crítico y certero que logre causar un [Derribo] sobre la victima.
Golpe Básico + [FUEx2,3] de [Daño contundente]


Inmediatamente después, su cuerpo se giró hacia el segundo de los hermanos que realizaba el puñetazo. Con tan solo fracciones de instante para reaccionar, la cercanía del luchador en sus cercanías y la experiencia en el cinturón de hombre, una evasión completa era una meta imposible; el puño del hombre consiguió conectar con su rostro, pero siguiendo la trayectoria que su extremidad había trazado, el Lunarian pudo arrojar la cabeza para atrás y torcer el cuello lo suficiente como para evitar la totalidad de la fuerza transmitida por el golpe, minimizando el daño que había sufrido a un escozor molesto y una sensación que le permitía delinear la marca del puño sobre su mejilla. 

Encadenado al esquive, su contraataque sucedería inmediatamente. Sujetó con fuerza las tres empuñaduras de sus katanas, y dejó caer con fuerza las tres armas en tres cortes diagonales combinados que convergieron en el centro del pecho del hombre; el impacto había sido intencionalmente superficial, suficiente para provocar una hemorragia si conectaba pero incapaz de acertar algún punto vital incluso si cada corte no viera oposición alguna. 

Paseando por el Filo
ase301
ASESINO
Utilidad Activa
Tier 3
8/10/2024
35
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario trazara un rápido movimiento buscando bordear una ofensiva en su contra recorriendo el perímetro de la misma con suma facilidad contando con un incremento en sus [Reflejos] para esquivarla. Buscando al trazar el perimetro alrededor de la ofensiva alcanzar al oponente, siempre que el [Movimiento] del usuario le permita alcanzalo, pudiendo ejecutar en combo un [Golpe Básico] extra, adicional al limite de basicos por turno, pero debe ser consecutivo a la esquiva.
+10 [Reflejos]


Finalmente, lidiaría con la patada de media luna. Alistair levantaría sus katanas ligeramente por encima de su cabeza, y cuando la patada estuviese cerca de conectar, se encontraría de frente con los filos en dos cortes descendentes sincronizados que atacarían en puntos diferentes a lo largo de su pierna, con la intención de realizar cortes poco profundos pero dolorosos y definitivamente molestos, suficientes para reducir la movilidad del hombre y entorpecer sus capacidades para pasar a la ofensiva nuevamente.

Cizaña
esp101
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 1
18/9/2024
22
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible, causando +10 de daño de [Colisión].
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño cortante]


A la distancia, el cuarto de los hermanos fue el que menos atención de Alistair recibió; todos sus sentidos estaban completamente volcados en las acciones del resto de los hermanos, requiriendo cada gramo de concentración que podía invocar con el fin de salir ileso de la lluvia de golpes que arrojaron en su dirección y, con algo de suerte, también provocando suficiente daño en los humanos como para desalentar la continuación del combate. 

Pero no podía ser tan mediocre como para dejarlo en respuestas constantes a cada ofensiva que se aproximara hacia el emplumado. Los hombres a los que se enfrentaba iban completamente en serio, y estaban dispuestos a hacer hasta lo último a su disposición para recuperar el equipaje que el médico -según decían ellos- les había robado. Además, su superioridad numérica había probado ser suficiente para abrumar sus sentidos a un nivel suficiente como para considerarlos una amenaza.

Debía atacar, o como mínimo, incapacitar a alguno de ellos para que los números se mantuvieran por debajo de lo que él podía manejar. En el breve instante que tuvo antes de que los hermanos se recuperaran y atacaran nuevamente, el Lunarian cruzaría sus brazos con sus katanas mirando hacia arriba, reuniría fuerza en sus piernas para el impulso que requería, y procedió a propulsarse hacia el frente en un movimiento que tomó tan solo un parpadeo, desplegando sus espadas en abanico para realizar un gigantesco corte que abarcaría todo el recorrido hasta el hermano mas pequeño, y hasta 3 metros a cada lado del Lunarian; siquiera reparó en notar si el espacio era lo suficientemente cerrado como para no dejar una marca en las paredes, pero a esa altura carecía de la tranquilidad mental como para considerar detalles ajenos al combate. 

Oni Giri
san301
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 3
2/10/2024
41
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario cruza sus brazos mientras mantiene alzada su o sus armas causando que pareza que se ondulan por el misma aura que el usuario desprende, tras lo cual da un [Dash] de 10 metros desplegando en abanico sus espadas cortando a todo el que se encuentre en el camino, efectuándose dicho tajo a +5 [Tasa de Acierto]. Santōryū: Si se utilizan tres espadas en la ejecución de esta técnica también golpeará a todo a 3 metros a cada lado del usuario durante el recorrido.
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]


Había sido un corte único que reunió la fuerza de sus tres espadas en un mismo instante, pero aún en medio de la adrenalina no perdía la cabeza. Si su Oni Giri conseguía superar cualquiera de las defensas de los humanos, el corte sería idéntico en naturaleza a su ataque combinado en el segundo hermano: Suficiente para dejar una herida considerable y la hemorragia consecuente, pero sin la profundidad para alcanzar un punto vital o amputar una extremidad. No era un carnicero, jamás lo sería, sin importar la razón de por medio.

Tan pronto su ataque finalizó, se giró para divisar la situación con su mirada; tanto el estado de Alfred como el de los hombres era una prioridad. Incluso si se trataba de sus oponentes, si alguno de ellos había recibido un daño crítico de cualquiera de sus ataques, no dudaría en ayudarlo, al menos hasta que estuviera estable y en la medida que los otros no se metieran en medio.

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#8
Atlas
Nowhere | Fénix
En ese momento no puedes verlo, porque tu mirada ya está fija en los que se han convertido en tus oponentes, pero los ojos de Alfred se abren como platos en el momento en que te presentas como una suerte de salvador para él. De forma casi imperceptible y aún a tus espaldas, descansa casi todo el peso de su cuerpo sobre su pierna menos hábil y prepara la otra para que no sea necesario reposicionarse para golpear cuando se lo indiques. Los zapatos del médico arrebatan al suelo un ligero ruido de arena arrastrada cuando se termina de colocar, anunciando que está dispuesto.

Casi como si ésa fuese la señal de inicio, es justo en ese momento cuando los hermanos comienzan con sus movimientos. Muy hábilmente, juzgas que defenderte de dos ataques lanzados casi perfectamente al unísono no es de las mejores ideas. Es por ello que te centras en uno de los hermanos. Si no me equivoco, era Marty quien había seleccionado tu abdomen como objetivo. El lado no afilado de tu espada colisiona con el puño del más alto de los hermanos, que intenta en vano vencer tu ímpetu para, justo después, verse sobrepasado y recibir un violento golpe en el costado. Es bastante doloroso, pero no consigues que caiga al suelo, aunque puedes ver cómo se lleva la mano al lugar del golpe en señal de que le ha hecho más daño de lo que le gustaría admitir.

En cuanto a Merty, crees ver cómo sonríe cuando su golpe roza tu cara, pero la mueca de satisfacción no tarda en desaparecer al ver los filos viniendo hacia él. En primer lugar alza los brazos e intenta emplearlos para desviar tus filos. Pronto descubre que no es suficiente e intenta interceptarlos a puñetazos, pero por las heridas que pasan a adornar su cuerpo —sobre todo sus brazos y sus puños— sabes que no le ha ido demasiado bien.

Mirty, el que te había lanzado la patada, no sólo tiene que asistir a la nula efectividad de la misma, sino que el violento espadazo con el que la repeles le provoca un corte que está cerca de lanzarlo por los aires. Aun así, consigue mantener la posición como buenamente puede.

Lo que no saben es lo que está por venir, ¿verdad? Realizas un magistral movimiento ofensivo con tus espadas con el que pretendes tornar la situación a tu favor. Seguramente fruto de un sinfín de golpes juntos, los tres hermanos que hasta el momento han entrado en combate reaccionan de una forma similar. Dan un salto portentoso con el que pretenden alejarse de tu trayectoria, pero, al ver que no es suficiente, lanzan un golpe desesperado que, si bien no les evita todo el daño, consigue permitir que sigan peleando.

Como podrás imaginar, no consideran que esto haya acabado aquí. Una vez te detienes puedes ver cómo Marty, en evidente mal estado, carga un golpe contra ti desde la distancia. Entonces percute el aire y genera una vibración que se transmite por el entorno en tu dirección con una potencia inusitada. Del mismo modo, el jadeante y maltrecho Merty da un nuevo salto —esta vez en dirección a ti— y te intenta propinar un golpe descendente con el talón en la cabeza. Si miras a Mirty por el rabillo del ojo podrás ver que parece que está haciendo lo mismo que Morty hacía antes, completamente quieto y concentrado. Y, por último, hablando de Morty, parece que ha decidido que ya es el momento de entrar en acción.

Con la frescura y velocidad de quien aún no ha participado en lance alguno, realiza un movimiento lateral hacia tu izquierda, tras el cual da un poderoso salto en dirección a tu pecho, llevando la pierna por delante y buscando impactar de lleno en el centro de tu torso. Por cierto, ¿adónde va Marty? Cierto, Alfred sigue ahí, a unos diez metros de donde estás ahora —el desplazamiento de tu técnica, vaya—. ¿Podrás responder a todos los ataques satisfactoriamente y llegar hasta donde está tu amigo? Estoy deseando saberlo.
Maths
Nota
Estado de Alfred
Contaje de virtudes y defectos
#9
Alistair
Mochuelo
La sensación del acero cortando la carne era una a la que nunca se acabaría de acostumbrar completamente. Por mucho que esto pudiera significar un beneficio para defender a los suyos, las manos del médico e ingeniero emplumado por un instante dejaban de la lado la creación para asumir un rol diametralmente opuesto, uno con el que hubiera estado perfectamente si pudiera dejarlo de lado. Pero el mundo nunca soplaba vientos tan complacientes como para dar siempre lo que se quería, y la era en la que vivía no era ninguna excepción. No podía permitirse ser tan egoísta como cobarde, lavándose las manos de toda la violencia poblando el mundo mientras sus compañeros dejaban sudor y sangre en el campo de batalla. 

La agitada ronda anterior se había encargado de recordarle lo agotador que era combatir contra varios oponentes al mismo tiempo, una práctica por la que había pasado pocas veces en su vida y su última vez ya estaba mas allá del rango de recuerdos que podía rememorar con claridad. Había sido un movimiento tras otro, bruscos y que forzaban a su cuerpo a reaccionar mucho antes de lo que su mente podía tragar un plan lógico, pero tiempos desesperados exigían medidas desesperadas. Un movimiento tras otro, las espadas danzaban al tempo del Lunarian donde se requerían, contrarrestando los ataques de sus enemigos y dando un toque final con una ofensiva que buscaba alcanzar a una buena mayoría de éstos; sentía su respiración incrementar en ritmo, sus cabellos desordenándose hasta que algunos cuantos se saldrían del peinado que siempre llevaba y algunas gotas de sudor descender por el costado de su rostro hasta simplemente perderse. Debía llevarlos tan cerca de su punto de quiebre como pudiera antes de lo que él pudiera agotarse, asegurándose de que tuvieran suficientes razones para querer retirarse por sus propios medios. Después de todo, aunque ellos no estuvieran al tanto de ello, el Lunarian jamás buscaría acabar con una vida por iniciativa propia. 

El primero de los hermanos, cuyas repercusiones de los daños que había recibido ya empezaban a hacer mella en su apariencia, fue el primero en contraatacar. Preparado para lo que fuese, Alistair observaría con detenimiento en espera de la movida que haría Marty hasta que... Nada. ¿Un fallo? ¿Había hecho un golpe al aire solo para distraerle acaso? No, había más de lo que podía apreciarse en ese primer movimiento. Achinó los ojos; el revolucionario no estaba del todo seguro de cómo describirlo, pero una pequeña ondulación en el aire entre Marty y él fue todo lo que necesitó para poner su cuerpo en alerta y pegar un salto completamente instintivo hacia su derecha asistido por un aleteo de sus alas, con sus katanas por delante cruzadas en X sobre su costado izquierdo a modo de barrera contra el golpe vacuo. El mismo "proyectil" que el filo de sus armas intentó absorber, haciéndolas retroceder al momento del choque, y que no dudó en avanzar hacia la mitad protegida del Lunarian y que se encargó de demostrarle lo que hubiera pasado si lo hubiese recibido de frente, sintiéndolo reverberar en su cuerpo lo suficiente como para provocar una sensación de incomodidad. Un sonido de disgusto escapó de sus labios, enseñando los dientes en una mueca de molestia ante el impacto. Si antes los estaba tomando en serio, ahora tenía mas razones de lidiar con ellos antes de que fuese problemático. Y para ello requería de un plan que pudiese ser efectivo pronto.

Pero no tenía tiempo de perderse en las lejanas y cavernosas tierras de su propia mente, pues los hermanos se encargarían de no permitirle siquiera el mas mínimo respiro antes de arremeter nuevamente. Merty, el siguiente en la carga, no tardaría en cerrar la distancia con el emplumado y dejar caer todo el peso de su talón sobre su cabeza, un movimiento bastante audaz a pesar de la condición en la que se encontraba. Pero quizá porque conocían sus ventajas era que podían permitirse tales jugadas tan arriesgadas, y que debía admitir, estaban haciendo que el revolucionario poco a poco cediera. Juntó fuerza en sus manos y reaccionó, chocando el filo de sus tres armas sobre el talón que combinó los tres cortes sobre el talón del hombre, convergiendo en el mismo exacto punto. Si el ataque que utilizó para colisionar con el de Merty conseguía atravesar la ofensiva del humano, la fuerza restante se encargaría de producirle una herida poco profunda en el talón.

San Tou
san300
SANTORYU
Pasiva
Tier 3
1/10/2024
Los usuarios de este estilo dominan el arte de luchar con hasta tres espadas, pero también dominan todas las etapas previas como el estilo de una y de dos espadas, por lo tanto, es habitual que según el transcurso del combate vayan luchando con diferente cantidad de espadas adaptándose a la situación.
Mientras uses Armas de Filo Balanceado, Armas de Filo Ligero, reduces 10 puntos la penalización en la Tasa de Acierto por utilizar dos o más armas.

—Ittōryū: Cuando el usuario utilice una única espada, concentrará todas sus fuerzas en ella, causando que sus ofensivas tengan una mayor intensidad, causando todos sus básicos y técnicas, empuñando una espada, obtendrán [Colisión] +20.

—Nitōryū: Empuñando dos espadas, el usuario buscará un combate más dinámico y ágil, buscando causar múltiples cortes con agilidad y obteniendo, por lo tanto, una mejora de +5 a su Tasa de Acierto, ampliará el rango de sus técnicas de espada en + 5 metros de distancia, y las realizará con +15 de Daño.

—Santōryū: El dominio por excelencia de este estilo al empuñar tres espadas simultáneamente, logrando liberar el máximo poder de la esgrima y expandiendo el alcance de los básicos y técnicas del usuario. Podrá concentrar sus ataques básicos (todos de los que disponga) en un único ataque concentrado que contará como Técnica y sumará todo su daño y buffs posibles. El usuario no podrá realizar ningún Ataque Básico durante esta acción. Adicionalmente, sus técnicas de 3 Espadas se percibirán con -5 a Reflejos, y las técnicas a distancia con espadas, no tendrán el penalizador habitual a TA por la distancia.


Y al último pero no menos importante: Morty. Con energía abundante y cuerpo prístino que aún no había sido alcanzado por sus filos, el humano se encargaría de repetir la estrategia del hermano anterior a él, solo que con un espíritu de lucha que descalificaba la necesidad de un sentido especial para sentirlo por su ferocidad. Su intención estaba reflejada en su mirada, seguramente imaginando la cantidad de maneras en las que el hombre visualizaba hundirle el pecho de una patada -pronto literalmente-. Pero el emplumado no se lo dejaría tan fácil, daría pelea sin falta. 

Esta vez se centró en una estrategia defensiva en la que buscó colisionar la pierna de Morty con el lado posterior de sus armas, buscando dispersar la fuerza del impacto en ellas pero, sin tener éxito alguno, las katanas se verían repelidas hacia atrás al instante del choque y su torso recibiría la fuerza restante del impacto. En consecuencia, el aire se escaparía por la boca del Lunarian, consiguiendo hacer que retrocediera y diera un par de giros en el suelo hasta finalmente conseguir detenerse tras clavar su katana en el suelo y recomponerse tomando bocanadas de aire. Si la sensación de antes había conseguido provocarle una incomodidad, vaya que no quería repetir nuevamente la experiencia de la patada al pecho. El ajetreo del momento incluso consiguió que Mirty pasara desapercibido hasta ahora, a quien encontraría haciendo la misma postura que Morty momentos atrás, y que significaba gran peligro si repetían entre varios hermanos lo que había ocurrido hace tan solo unos instantes. 

Danza Sobre el Filo
sam302
SAMURAI
Defensiva Activa
Tier 3
2/10/2024
41
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Una defensa con el filo de las armas que busca acompañar las agresiones de todo tipo con el filo del arma buscando dispersar la fuerza de la misma a lo largo del metal para nulificar esta completamente o Migitar parte del daño. En caso de que esta tecnica Mitigue todo el daño de la ofensiva, causara [Desarme] sobre el agresor, si la ofensiva era melee.
Defensa Pasiva + [FUEx2,5] de Daño Mitigado


Su mirada nuevamente paseó por la zona, buscando hacer un nuevo esquema de la situación actual en su mente. Fue allí donde pilló a Marty intentando escabullirse en dirección a Alfred -o al menos sin realizar ningún sonido que alertara a su presencia e intención-, a lo cual su cuerpo se movió rápidamente: Un aleteo que acompañó al salto que realizaron sus piernas le permitió surcar por encima de la cabeza de los hermanos, y de un segundo aletazo aterrizar con rapidez justo en frente del médico, arrodillado con una mano detrás de la espalda y otra por delante, la segunda con su katana extendida apuntando hacia los hombres. Nuevamente actuando como una muralla entre los hermanos y Alistair. 

Pero no se quedaba contento con solo estar allí, ni en hacer el héroe. No, esta vez haría una mueca sonriente en dirección a los humanos y levantaría una mano en frente -con su katana sujeta por su dedo meñique, anular y corazón- mientras que el índice se extendía, recogía y repetía un par de veces, con dirección especialmente centrada en Morty pero dedicándoselo a los cuatro. Los estaba retando abiertamente, pero lejos de hacerlo maliciosamente, la adrenalina que invadía cada vaso sanguíneo en su cuerpo era el que había tomado las riendas. — Marty, Merty, Mirty y ¿Te importa si pregunto tu nombre?— Pidió, mirando a Morty. De los cuatro, era el único cuyo nombre aún desconocía. — Buenos golpes, pero aún tengo todos los dientes en su sitio. Venga, con mas fuerza. — Aún le quedaban fuerzas para exhibir un deje de arrogancia.

Los ponía a prueba, apostando por poder rechazar cada ofensiva que arrojaran en su dirección hasta que se agotasen. El aguante del Lunarian o la fuerza de los humanos. Quedaba ver quién saldría vencedor. 

Contenido Oculto
 

Resumen general

Info. & Resumen bélicos

Virtudes y defectos actualizados!
#10


Salto de foro:


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