Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Diario] [Pasado] Un invierno en familia
Henry
Crimson Guardian
Año 715
Invierno
Podría decir que el Invierno es mi temporada favorita del año, pues cuando solía vivir en casa de mis padres era la época en la que más juntos nos mostrabamos. Pese al arduo trabajo que tanto mamá y papá como yo debíamos de hacer por la mañana para ganarnos algo de dinero, volvíamos a casa con una gran sonrisa sabiendo que teníamos lo más importante en casa... una familia.
Aquél día de invierno fue sin lugar a dudas uno de los mejores, si no el mejor que había tenido. Justo antes de marcharme a recolectar plantas y flores pude ayudar a mi hermanita con su tarea, pues papá y mamá decidieron sacrificarse y darle cierta educación a Emilia. Yo por mi parte, tuve suerte de que en el futuro, fuese la Marina la que me diera cierto nivel de educación.
  
Pero bueno, basta de hablar de mi, esta vez hablaré de mi familia y nuestro humilde hogar en Rostock. Nuestra casa, siendo una de las más humildes del pueblo, estaba colocada al lado de una carretera con más casas parecidas a sus lados. Aunque no tuviésemos mucho, la ignorancia de lo que uno podría tener era una buena medicina contra la depresión y el estrés.
  
En mi casa, por ejemplo, mis padres tenían que trabajar el doble de duro para mantener a nuestros abuelos, pues nuestros 4 abuelos y abuelas seguían vivitos y coleando bajo nuestro techo. Pese que a veces ayudaban con algunas cosas, la mayor parte del tiempo debían de pasarla en la cama, pues su edad no les permitía demasiado.
  
Aunque no es como si fuesen una molestia, los cuatro se llevaban muy bien. Si algo aportaban esos cuatro ancianos que quería tanto era sabiduría sin lugar a dudas. Siempre que Emilia o yo tuviésemos una duda era uno de ellos 4 el encargado de responder a ello, con total calma y concentración, siempre contando una historia con su moraleja de por medio.
  
Cuando mamá llegaba de su trabajo de chef en un restaurante esta me llamaría a la cocina de la casa, donde me enseñaría aquella pasión por la cocina que llevaba conmigo en todo momento. Había poca especia de la que no conocía, pues me había vuelto un experto en saber que combinaba bien con qué.
  
Mi padre, un tipo de dos metros de alto, con una gran panza de strongman y sus respectivos músculos, era sin lugar a dudas el que más trabajaba para mantener aquél lugar. Pese a tener todas las excusas como para regresar a casa con mala actitud, este rara vez era visto como tal. Su trabajo como herrero y luego como carpintero exigían mucho de él, pues si que era un tipo ocupado.
Yo por mi parte debía de ser el orgullo de la familia y vaya que lo fuí, pues el día de mi partida para ser parte del G-23 fue cuando derramé mis primeras lágrimas, con la presencia de todos mis seres queridos. Para bien o para mal, tras tantos años de servir en la marina ya estaba cada vez mas cerca de volverme un marine hecho y derecho, cosa que haría a todos ellos feliz.
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