Rocket Raccoon
Rocket
11-11-2024, 04:18 AM
Primera parte de la Aventura de Rocket Raccoon
Hermandad Salvaje en las Sombras
Día 6. Primavera del Año 721
En algún lugar, se presume que en el East Blue(Isla de Dawn)
El clima en este lugar era, sin duda, un enemigo formidable, un obstáculo mucho más imponente que cualquiera de los que había enfrentado en mis misiones anteriores. El sol, inmisericorde y abrasador, se alzaba en lo más alto de un cielo vasto y sin una sola nube que aliviara su intensidad. Cada rayo penetraba como una daga invisible, su calor implacable calando en cada fibra de mi cuerpo, a pesar de la protección que llevaban mis ropas. Había elegido telas amplias y sabiamente confeccionadas, que dejaban fluir el aire entre sus fibras, brindándome apenas un respiro en medio de aquella vastedad árida y hostil.
Esta vez no afrontaba la prueba en soledad; un nuevo compañero de aventuras me acompañaba en esta travesía hacia las vastas tierras desérticas, tan apartadas de cualquier rastro de civilización que el silencio se hacía palpable. Claro, podríamos haber alquilado camellos en algún poblado cercano, ahorrándonos los kilómetros de arduo recorrido a pie. Pero esta misión era más que un simple trayecto. Era una prueba de resistencia, una demostración de que tenía la habilidad y la fortaleza para enfrentar y superar cada obstáculo que las arenas rojas nos arrojaran.
Ambos íbamos a nuestra marcha ya previamente pactada para no ir desgastándonos más de lo normal en el trayecto. Cada cierta cantidad de minutos nos deteníamos para así descansar un par de minutos y poder seguir el camino. En esos instantes aprovechaba para usar mi habilidad de poder sentir las presencias de las almas o entidades cercanas. Y había algo que me tenía intranquilo desde hace más o menos una hora. Cada vez que intentaba sentir algo, una imagen muy extraña se me cruzaba en la mente, pero no sabía identificarla. Lo que sí sabía era su dirección, y provenía de debajo de nosotros.
Un sonido profundo resonó en la lejanía, pero no venía del horizonte como podríamos haber supuesto. No, ambos lo sentimos claramente justo debajo de nosotros. Esa presencia que había percibido en las últimas horas… tenía que ser eso. Algo nos estaba acechando, y finalmente parecía dispuesto a mostrarse. A nuestro lado, la arena rojiza comenzó a agitarse de un lado a otro. Al principio, fue solo un leve movimiento, pero en cuestión de segundos el flujo de arena se volvió torrencial, transformándose en un verdadero río que parecía surgir desde las entrañas de la tierra, amenazando con tragarse todo a su paso. La criatura, lo que fuera, había aprovechado el instante en que bajamos la guardia para irrumpir en nuestro hasta ahora tranquilo viaje, y nos había tomado casi por sorpresa. -Prepárate rata, esto va a ser bien loco... joder eh-
Sin previo aviso, de la arena surgieron gruesos tentáculos, los cuales iban serpenteando hacia nosotros con una velocidad inesperada, cada uno cubierto de polvo que se deslizaba entre nuestros pliegues.
-¡Cuidado!- gritó el ratón, lanzándose hacia un lado con un salto sorprendentemente ágil mientras uno de los tentáculos azotaba el suelo donde él había estado. Obviamente, no me había quedado ahí mirando como todo pasaba. Desenfundé unas dagas que llevaba, e intentando mantener la calma, observaba el patrón que estos tentáculos tenían en su movimiento. Mi habilidad no solo me permitía reconocer o sentir las esencias de las criaturas cercanas, también me ayudaban ligeramente a predecir su actuar.
El primer tentáculo se abalanzó hacia mi dirección, su intención era bastante clara. Ágilmente, rodé hacia un costado, cortando el extremo con una de mis dagas que ya llevaba en mano. Un chorro de arena salió expulsado, desmoronándose en el aire antes de desaparecer. Pero apenas había terminado de esquivar cuando dos tentáculos más emergieron desde diferentes direcciones, cruzando en mi camino. 'Mierda... ¿Cuántos son?'. Me preguntaba, algo desesperado por la situación. Con un salto rápido, logre evitar el ataque. En ese instante, uno de los tantos tentáculos que me rodeaban, también desaparecía en un estallido de arena. Varias cuchillas lo habían atravesado, y había sido ratón quien las había arrojado.
Justo cuando los tentáculos comenzaban a cerrar el cerco a nuestro alrededor, una sombra se movía rápidamente entre las dunas, casi imperceptible. De repente, una figura ágil y esbelta saltó al centro del campo de batalla, con una postura desafiante y ojos afilados. Era la comadreja, con un pelaje que se mezclaba perfectamente con los tonos arenosos. -Dos pequeños roedores en medio de tantas serpientes. ¿Necesitan ayuda?- dijo con una sonrisa astuta, lanzándose contra uno de los tentáculos más cercanos. Con movimientos precisos, cortó en varias direcciones, rompiendo al tentáculo en una nube de arena que el viento arrastró rápidamente. -Supongo que eres tu la persona a la que venía buscando, joder eh.- Le respondía, pero no a su pregunta. -Pues sí, una mano que sepa enfrentar estas cosas nos vendría bien. Joder eh. Y así nos vamos de una vez de este maldito lugar. Joder eh- Vi entonces como entraba en acción, con movimientos precisos, cortó en varias direcciones, rompiendo al tentáculo en una nube de arena que el viento arrastró rápidamente. 'Sí, será una buena integrante.' Pensaba a la vez que la veía moverse de un lado a otro.
-¡Ustedes dos, mantengan esos tentáculos ocupados! ¡Voy a ir por el núcleo!- gritó, señalando un punto oscuro en el centro del remolino de arena que giraba incesantemente. -Dale listo. Joder eh- Le respondí, y sin perder tiempo, ambos comenzamos a distraer a los tentáculos restantes, moviéndonos con precisión y atacando en los momentos oportunos.
Finalmente, la comadreja llegó hasta el núcleo, y con un movimiento rápido, clavó sus garras metálicas profundamente en él. El remolino de arena tembló y los tentáculos se disolvieron, dejando que la arena cayera en cascada, como si la criatura misma se hubiera deshecho en polvo. -¡Hey, quiero una de esas! Joder eh.- Le grité al ver aquel mecanismo en sus manos.
Con una sonrisa satisfecha, la comadreja se volvió hacia nosotros. Me mostraba sus garras mientras sonreía. -Quizás algún día te enseñe a fabricarte unas como estás.- Nos miraba ahora a los dos. -Bien hecho, mapache... ratón. Pero no todos pasan esa prueba. Si tienen agallas para seguir adelante, estoy dentro. Me gusta un desafío.- El ratón, claramente emocionado, lanzó un grito de júbilo mientras yo simplemente asentía con mi cabeza.