Hay rumores sobre…
... que existe un circuito termal en las Islas Gecko. Aunque también se dice que no es para todos los bolsillos.
[Común] Amigos... [Pasado] [Priv. Mikhail]
Megumi D. Mexizuela
Megumi Fushiguro- Shadow Hunter
Un destello del sol... El viento soplando con delicadeza... Sin embargo, todo se veía borroso; solo podía distinguir una silueta que se alejaba, dándome la espalda... Un cuerpo fornido, un tanto robusto, como si hubiera estado años entrenando, no podía recordar qué estaba vistiendo, solo podía distinguir a duras penas una camisa negra. Se alejaba a un paso apresurado, o quizás esa era mi percepción de las cosas. Mientras más caminaba, más borrosa se volvía su silueta, pero... ¿Por qué me siento... Tan impotente...? Era casi como cuando pierdes algo importante... ¿Quién era?... No lo sé... O quizás no lo recuerdo. Pero Dios... Cuántas veces he experimentado esto. Últimamente, este "sueño" ya es muy frecuente...

Sin que me diera cuenta en qué momento lo había hecho, aquella figura desapareció por completo en las lejanías de aquel horizonte vacío. Pero antes de eso, pude notar cómo le daba una sutil vuelta a su cabeza, mirando en mi dirección, casi como si estuviera analizándome o quizás... memorizándome... Quien sabe... Solo un pequeño susurro en el viento fue lo que me sacó aún más de órbita: "Serás fuerte, lo sé". De nuevo, siempre lo dice... Cuando escuché aquellas palabras sentí un gran escalofrío; ya era un bucle, era como si mi cuerpo me advirtiera de algo... Como si fuera la última vez que vería aquella silueta...

Y honestamente, esperaba que de verdad fuera la última, porque este constante "sueño" ya me tenía exhausto y un poco alarmado por cómo transcurre... ¿Acaso era de esos espíritus de los que hablaba la madre de mi hermana? No lo sé... Tampoco es como que quisiera descubrirlo realmente... Sin embargo, esta vez pude variar un poco la situación, o eso me gustaría decir... - Oye, ¡¿quién demonios eres?!... ¿Por qué siempre te vas?... ¡Responde!... Tsk...- otra vez, otra vez lo habia hecho, le había dirigido la palabra... Aquella silueta se detuvo un momento, volteo ligeramente la mirada en mi dirección, pero siguió caminando hasta desvanecerse en el horizonte. 

 Y tan pronto aquella silueta se desvaneció, abrí mis ojos poco a poco debido a un molesto sonido- ¡¡¡MEGUMI DESPIERTA!!!- si, ese molesto e irritante sonido de la voz de otra persona que solo sabe molestar y perturbar el sueño ajeno... Aunque quizás estoy exagerando... Pero si, hablo de mi hermana. Tsumiki Mexizuela... Una hermosa joven de 21 años, un largo cabello oscuro y ojos Avellanados. Sin darme cuenta, ella estaba justo frente a mi, con los brazos cruzados y una mirada un tanto molesta en los ojos- Levantate holgazán, ya son las 9 de la mañana- si, era un fastidio... 

 - Vale vale... Tsk...- vocifere entre bostezos, lo mejor sería hacerle caso, porque honestamente cuando Tsumiki se pone de caprichosa es un dolor de cabeza de los malos. Me sentaría en la cama para bostezar con pereza antes de seguir la rutina de cada día, ir al baño, cepillarme, lavarme la cara e ir a la cocina. Actualmente me encontraba en la isla Kilombo, si, estaba en casa. Una vez en la cocina, pude ver a Tsumiki con un delantal blanco preparando el desayuno, ciertamente... Más que una hermana, parecía una madre.

 Siempre me regañaba cuando hacía algo mal, se preocupaba demasiado por mi, ya estuviera de misión, entrenando o simplemente estando en mi taller. Recuerdo una vez que me golpeé por error el dedo índice izquierdo con un martillo mientras trabajaba una viga de metal para hacer una espada, fue un dolor de cabeza terrible soportar los regaños de Tsumiki sobre lo poco cuidadoso que yo era. Y así como esa, hay cientos de historias similares... Aunque la verdad, si me ponía a recordarlas me sacaban una pequeña sonrisa...

 Sin embargo, volví a la realidad cuando escuche un ligero sonido de golpes en la puerta. Alguien estaba afuera de la casa, en espera de que abriéramos, la verdad me daba pereza levantarme, por lo que seria Tsumiki quien se dirigiría a la puerta para preguntar- ¿Quién es?- esperaría un poco a la respuesta para saber si abría la puerta con confianza, o lo hacia lentamente y con cuidado. Claro que yo miraba a Tsumiki con el ceño fruncido, como si estuviera en espera de su decisión para yo tomar la mia, lentamente me levante de la silla.
#1
Mikhail
La Voz del Sol
La luz del sol, lo que mantiene al mundo en funcionamiento, no solo era una fuente aparentemente inagotable de calor y sustento energético para las plantas, sino, una fuerza más allá del entendimiento que otorgaba vida a quienes se posaran debajo de ella, en su foco, como las luces de un escenario. Los Solarian como su nombre lo indica, están conectados directamente con el sol, de una manera que ni ellos mismos saben de su origen, una casualidad o un defecto genético por los incontables cruces entre las especies, pero algo era seguro, era su fuente de alimento y vida que no reemplazarían por nada en el mundo, que les daba la vitalidad suficiente para pasar la noche y abastecerse nuevamente al siguiente día.

Tal y como si se tratase de un ser que según cuentos y mitos retratarían como "angelical", la chica surcaba los cielos, siendo su cuerpo rodeado por la luz del sol que le daba fuerzas para seguir batiendo sus hermosas y delicadas alas en afán de seguir empleando el vuelo. Hace muy poco había vuelto después de explorar islas, mundos enteros con culturas y personas maravillosas que la acogieron como si fuese una más de ellos, encontró barcos, estructuras fascinantes y maravillas que la emocionaban cada día más y le dejaban un gran sabor de boca, que le dejaban con ganar de ver más. Pero se sentía sola, hace mucho tiempo no había estado con sus amigos más queridos y menos con sus padres, esta "independencia" le dejaba un hueco en su corazón, que con un regreso no tan esperado ni por ella misma, buscaba llenar nuevamente. -Un pajarito, 2 pajaritos, 3 pajaritos... vuelan por los cielos como yo, que bonito-. Dijo sonriendo mirando a las aves que la acompañaban en el vuelo por la isla, sin embargo por más que ella creyera eso en realidad estaban en plena migración a la misma dirección a la que ella iba, una realidad dolorosa pero que la joven por su inocencia no se daba cuenta de ello.

Por fin decidió descender, cayendo suavemente al suelo de un mercado cercano, esperando reencontrarse con alguien de su infancia, alguien muy especial para ella y que en el fondo de su corazón era un amigo irremplazable, pero no era capaz de verlo por ninguna parte. Caminaría un rato revisando puesto en puesto, pareciendo grosera pero también asomándose para asegurarse que no se estaba escondiendo de ella. -Migu?, Migu...-. Decía lo que parecía ser el nombre del chico quien buscaba, en realidad era una forma de llamarlo sin necesidad de mencionar su nombre real. Sus hijos se entrecerraron al no lograrlo encontrar por ninguna parte, como si se hubiese esfumado...el... abandonó la isla?, la abandonó a ella?, no, no podía ser, su querido Migu no era así, y cabe mencionar que tampoco tendría voluntad de irse, las tortugas eran mucho mas rápidas y activas que él. -Jum, y si...sigue teniendo esa costumbre de dormir hasta tarde?, incluso siendo cazador?-. Ese pensamiento la estaba dejando inquieta cuando sujetaba su micrófono, a punto de lanzar un llamado que muy probablemente rompería más que vidrios a su alrededor. Sin esperar un segundo adicional, la Solarian despegaría sus alas y se alzaría nuevamente en vuelo para localizar la casa de Megumi, la cual, para su suerte, estaba en el mismo lugar de siempre, en las mismas condiciones de siempre. Se acercó lentamente dejando su cuerpo descender al suelo para tocar ligeramente el timbre de la casa, no sabiendo como podría regresar a la vida de los hermanos después de un gran tiempo fuera de la isla, sin embargo, sus pensamientos fueron cortados por una voz femenina que preguntaba su nombre. -Soy Mikhail, Mikhail, me recuerdan?-. Preguntó saludando por el pequeño visor de la puerta. Se quedaría quita esperando una respuesta o simplemente la bienvenida a su casa, no sabía si le abrirían nuevamente como en aquellos años, o si mínimo la recordaban, pero estaba allí, dispuesta a pertenecer a las vidas de las personas que había dejado atrás, porque las quería, a ellos 2 en especial, eran sus mejores amigos, no podía negar eso.
#2


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