[Común] El viaje de solteros se complica

El barco avanzaba lentamente hacia el enmarañado paisaje de Tequila Wolf, una red de andamios que parecía desafiar tanto al océano como al cielo. Ragn permanecía en la proa, inmóvil, con la mirada fija en el laberinto de madera y metal que se alzaba ante él. Su respiración era profunda, controlada, pero en el fondo sentía que el aire frío le arañaba el pecho, como si cada bocanada fuera más pesada que la anterior. El lugar, incluso a la distancia, emanaba un aura de desesperanza. Las voces, apenas audibles sobre el susurro del viento, llegaban a él como un eco lejano, entremezcladas con el crujir constante de la estructura. No necesitaba ver más para saber qué tipo de dolor se escondía en esas sombras; lo había escuchado antes, lo había sentido antes. Había algo en esos gritos apagados y en ese paisaje gris que despertaba memorias que creía enterradas, recuerdos que preferiría olvidar.

Su mano derecha descansaba sobre el pomo de su arma, pero era un gesto inconsciente, automático. No era el peso del arma lo que lo mantenía en pie, sino la carga invisible que había llevado hasta aquí. Cada tabla carcomida, cada cuerda desgastada por los años, le hablaba en un idioma que no necesitaba traducir. Este lugar no era solo un destino; era un desafío, un reflejo distorsionado de algo que él entendía demasiado bien.

Cuando finalmente el barco comenzó a detenerse, su cuerpo apenas se movió. Permaneció de pie mientras el oleaje chocaba suavemente contra las maderas, sus ojos siguiendo la línea infinita de los andamios. Allí, en algún lugar entre esas alturas y profundidades, lo aguardaba lo que había venido a buscar. No sabía si era venganza, redención o una simple respuesta, pero sí sabía que no se iría sin enfrentar lo que Tequila Wolf tenía reservado para él.

El viento le golpeó el rostro una vez más, helado, lleno de presagios, pero Ragn no se inmutó.