Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
Tema cerrado 
[Aventura] [T1] Acordes y Acorde
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
6:00 PM, 25 de Verano, Año 724, Villa Shimotsuki, Isla Demontooth



El sol comenzaba a ocultarse detrás de las colinas que rodeaban la Villa Shimotsuki, pintando el cielo con tonos anaranjados y dorados. El bullicio en la pequeña plaza central reflejaba la típica energía de un lugar donde las tradiciones del espadachín convivían con las pequeñas alegrías cotidianas de los aldeanos. Las risas de los niños, el tintineo de los platos en la taberna cercana y las melodías de un músico callejero completaban la escena.
 
Sasurai, bajo la tenue luz del crepúsculo, tus habilidades musicales estaban atrayendo una pequeña multitud. No eras un hombre que pasara desapercibido, con tu porte carismático y ese aire desenfadado que hacía que tanto los curiosos como las damas te miraran con interés. Un par de monedas tintineaban en el sombrero que habías dejado a tus pies como humilde receptáculo de la generosidad ajena. Sin embargo, a pesar de las sonrisas y la música, sabías que necesitabas más… más monedas, más licor, y, si la noche se daba bien, quizás una compañía femenina que endulzara tu velada.
 
Todo parecía ir según lo esperado hasta que una mujer de cabello castaño, joven y de andar nervioso, se acercó a ti. Sus manos temblaban al ofrecerte una moneda, pero su mirada denotaba algo más que simple admiración por tu música. — Perdón, señor... músico. ¿Podría ayudarme con algo? — Su voz, aunque baja, tenía una urgencia que era imposible de ignorar. La multitud comenzó a dispersarse, dejando un espacio para que la joven se sentara a tu lado, siempre y cuando aceptaras escucharla. Mientras tanto, desde la taberna al otro lado de la plaza, un par de hombres con aspecto rudo y ropas desgastadas parecían estar observándolos con demasiada atención.
 
Necesito que alguien recupere un objeto para mí. Es algo muy valioso... algo que nunca debí haber dejado que se llevaran. — Finalizó la mujer cruzada de piernas con un vestido corto de color purpura, su tono ahora más desesperado.
 
Ahora, Sasurai, la noche se presenta con un giro inesperado. Puedes elegir escuchar su historia para decidir si vale la pena involucrarte en su problema, o ignorarla y seguir con tu música en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, la mirada de los hombres en la taberna sugiere que, sea cual sea su historia, podría estar trayéndote problemas antes de que termines tu siguiente melodía.
 
¿Qué harás? ¿Serás el héroe accidental de esta joven, o simplemente un músico que sabe cuándo mirar hacia otro lado? Tu destino esta noche está en tus propias manos... y en las notas de tu próximo acorde.

Mostrar Contenido
#1
Sasurai
-
Personaje

Virtudes y Defectos

Inventario


Sasurai se había pasado la mañana paseando por el pueblo e intentando probar la comida local, aunque sin gastar más de lo necesario, principalmente porque el estado de sus finanzas era lamentable. Por suerte había podido llegar a un acuerdo en uno de los restaurantes que había visitado, echando una mano en la cocina a cambio del menú del día. Después de comer y de ayudar a fregar se había guardado algunos tentempiés para el camino, suponiendo que eran cosas que tampoco iban a echar de menos, y se había pasado la tarde tumbado a la sombra de un árbol en una plaza, disfrutando de ver la vida de la villa pasar.

Ahora, no obstante, había llegado el momento de ganar lo suficiente para sobrevivir, y la luz del atardecer, con sus tonos anaranjados y rojizos, ofrecía un fondo hermoso para una actuación. La misión estaba clara: conseguir suficiente dinero para pagarse un sitio donde dormir, o conseguir que alguien le invitase a dormir a su casa, guiño guiño. Si además antes le invitaban a cenar y a una copa tanto mejor, pero tampoco había que ser excesivamente ambicioso. En cualquier caso el músico prefería no hacer planes y simplemente dejarse llevar. De una forma u otra iba a cenar y a dormir ese día, solo estaba por ver cómo y dónde.

Haciendo uso de su gran sentido de la teatralidad, el hombre se levantó de donde estaba y, con pasos cortos y estudiados, se dirigió al centro de la plaza. Era un caminar propio de un escenario, diseñado para resultar extraño en comparación con la gente común. Esperaba que su aspecto también ayudase. Una melena de pelo rojo se movía libremente y caía sobre su espalda. Vestía una larga chaqueta de piel negra, desgastada por el uso pero de aspecto resistente. Debajo llevaba una camisa roja, algo desaliñada, sin meter el bajo por el pantalón, y abierta hasta mitad del pecho. Completaban el conjunto unos pantalones de tela negros y unas botas altas de cuero marrón, y por supuesto el sombrero, también negro, que iba a usar para recoger monedas.

Tan pronto como llegó al centro de la plaza miró alrededor, abriendo los brazos e inclinando levemente la cabeza en una y otra dirección, como saludando e invitando a la gente a acercarse. Con movimientos delicados y precisos, sorprendentes dada su imagen desaliñada, dejó el sombrero en el suelo delante de él, colocó la mochila a sus pies, y sacó el violín de su funda, dejando esta junto a la mochila.

- Espero que les guste -

Dijo sin dirigirse a nadie en concreto, llevando el instrumento a su lugar y empezando a tocar. Para abrir la velada empezó con una canción serena, pasando después a temas más alegres, intentando así atraer el interés de los presentes. Siempre que alguien se acercase, ya fuese a verlo o a dejar una moneda, sonreiría amablemente, guiñándole el ojo a las mujeres, aunque sin dejar de tocar.

Al cabo de un rato había conseguido un par de monedas y, sin que él lo supiese todavía, la noche estaba a punto de volverse mucho más interesante.

Con la misma amabilidad que dispensaba a cualquiera que se acercase, Sasurai ofreció una sonrisa a la mujer, aunque dándose cuenta de su nerviosismo y asumiendo que venía causado por vergüenza o timidez, evitaría el guiño, no la fuese a espantar y se quedase sin moneda. Una vez la joven llegó a él, evitó mostrar su sorpresa ante la pregunta, contestando en tono tranquilo, intentando hacer ver que no había nada raro en la situación

- Tal vez. Seguramente necesite algo a cambio, pero siéntate y cuéntame qué necesitas. - Dijo con una sonrisa. - Espero que no te importe que siga tocando. - Añadió, de nuevo intentando fingir normalidad, aunque era obvio que algo raro pasaba.

Durante su siguiente canción la chica se sentó y le explicó, aunque de manera escueta y sin detalles, lo que quería. Al mismo tiempo el bardo se dio cuenta de que un par de hombres que quizá fuesen peligrosos los observaban con demasiado interés. ¿Sería por alguien a quien él había molestado, o estaban allí por la chica? Uno de los problemas de vivir la vida como viniese, acabando más de una vez en la cama con alguna desconocida y llevándose de vez en cuando pequeñas cosas que no eran suyas, era que nunca sabía cuando alguien iba a aparecer con intención de darle una paliza.

Fuese como fuese había que gestionarlo de alguna manera, y la mujer había conseguido atraer su atención. Mientras terminaba la canción, le respondió, usando un tono que ella pudiese escuchar pero que fuese difícil de percibir desde más lejos.

- Suena importante. Te ayudaré pero necesitaré algo de cenar y un sitio donde dormir. No hace falta que nos acostemos juntos, aunque tampoco te iba a decir que no - En este punto le guiñaría un ojo. Lo que decía era cierto, pero estaba también actuando para que desde afuera las cosas tuviesen sentido. - Creo que lo primero es buscar un sitio más privado, no me gusta cómo nos miran esos tipos. No conozco mucho la Villa, así que elige tú. Dime dónde encontrarnos, dame un tortazo y vete enfadada, y en unos minutos voy yo. -

Improvisando un plan y sintiéndose como si fuese un auténtico espía profesional, el músico se estaba metiendo en una aventura sin tener ni idea de qué iba ni cómo de peligrosa podía ser. Al fin y al cabo llevaba treinta años improvisando y dejándose llevar, y seguía vivo y de una pieza. ¿Qué podía salir mal?

Notas


#2
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
El violín calló justo en el momento adecuado, dejando una pausa perfecta en la escena que habías montado, Sasurai. La joven te miró fijamente, sorprendida ante tu propuesta... o quizá ante la confianza descarada con la que lo habías planteado todo. Un ligero rubor subió a sus mejillas, y por un instante pareció que iba a responder con una negativa tajante. Sin embargo, la manera en que sus ojos se desviaron hacia los dos hombres en la taberna delataba que el peligro era real.
 
¿Cen… cenar? — murmuró, entre sorprendida y desconcertada. — Está bien... acepto tu ayuda, pero no te emociones demasiado, músico. — Respondió finalmente, con un suspiro resignado y una sombra de alivio escondida bajo su tono seco. Era evidente que necesitaba alguien con más osadía que sentido común, y tú encajabas perfectamente en esa descripción.
 
Con un gesto calculado, la chica se puso de pie, encarándote con una mirada severa. La escena era digna de un drama barato, el músico mujeriego y la joven afligida en mitad de la plaza, con dos sombras peligrosas al fondo. Era exactamente lo que habías planeado, su palma se estampó contra tu mejilla con una fuerza sorprendente. Por un segundo, podrías jurar que pareció haberlo disfrutado. — ¡No te atrevas a volver a hablarme así, patán! — Exclamó con un tono perfectamente teatral, atrayendo miradas de algunos aldeanos cercanos.
 
Actuaba bien, era imposible negarlo, supo ser versátil y profesional en esa improvisación realista, como si estuviese acostumbrada a ello. Sin esperar más, la joven giró sobre sus talones y desapareció entre las calles que serpenteaban hacia la parte menos concurrida de la villa. Antes de perderse por completo, te lanzó una última mirada de reojo, y con un guiño buscaba indicarte que todo seguía según el plan que habías propuesto.
 
La plaza retomó su ritmo habitual poco a poco, aunque un par de murmullos y risitas aún flotaban en el aire. A los espectadores no les pasó desapercibido la mano marcada en rojo en tu mejilla ni mucho menos los gestos de decepción y ofensa con los que la joven se marchó. Estoy seguro de que eras un maestro de escena, Sasurai, y acabarías dando una actuación inolvidable tal y como lo habías planeado.
 
Pero ahora venía lo complicado, los dos hombres de la taberna no se movieron de inmediato. Uno de ellos, más alto y fornido, apuró su jarra de cerveza mientras el otro, más bajo y con una cicatriz en la mejilla, te observaba con un gesto de burla. Finalmente ambos se levantaron, el hombre alto dejó su jarra sobre la mesa con un golpe seco, mientras su compañero de cicatriz se estiraba el cuello como si estuviera calentando para algo desagradable. Sin disimulo, cruzaron la plaza con la mirada fija en la calle donde la chica había desaparecido.
 
Vuelves a tener opciones Sasurai, aunque te aseguro de que confiarse con que alguna era sencilla no era lo adecuado. Podías seguir a los hombres, manteniéndote a una distancia segura, y confirmar si realmente iban tras la chica y arriesgarte a verte envuelto en lo que sea que traman. También podías adelantarte, ignorarlos e ir directo la dirección que la chica te señaló discretamente antes de perderse en las sombras. O, siempre siendo tú, podrías improvisar aún más y sorprender a este narrador con alguno de tus trucos teatrales, a fin de cuentas, eras libre de hacer lo que quisieras y había muchas más chicas menos problemáticas a las que pudieras acercarte sin tener que irte con esta.
 
El crepúsculo se deslizaba hacia la noche, y las sombras comenzaban a extenderse por la villa. La escena estaba preparada para tu próximo acto, Sasurai. ¿Seguirás el guion que improvisaste, te arriesgarás a escribir uno nuevo sobre la marcha o decidirás un rumbo nuevo para la historia? Solo puedo decir, que si algo te quedaría claro, es que algo no andaba bien allí.
#3
Sasurai
-
Aunque tras una pausa dramática y un momento de aparente vergüenza, y no sin cierta reticencia, la joven había aceptado su propuesta. Si eso era buena o mala noticia estaba por ver, pero en cualquier caso quería decir que ahora el músico tenía un trabajo que hacer. Una misión. Un objetivo. Y también, por supuesto, un nuevo problema.

Además, y esto era casi más sorprendente que el que hubiese aceptado la propuesta, también parecía estar de acuerdo con su plan improvisado. Una persona más prudente hubiese pensado que quizá la pobre estaba desesperada y que se estaba metiendo en algo peligroso, pero no Sasurai. Él simplemente decidió que era un genio por habérsele ocurrido un plan sólido en apenas unos segundos. Sin duda era un plan perfecto, sin fisuras, y si no lo era ya era tarde, pues estaba en marcha.

La actuación de la mujer fue perfecta, estando a punto de hacer creer incluso al pelirrojo que se había enfadado de verdad. Fingiendo que le miraba el culo mientras se alejaba y, ya que estaba, aprovechando para mirarle el culo mientras se alejaba, el vagabundo la siguió con la mirada, pudiendo ver el guiño final que indicaba que seguían compinchados. Eso significaba que ahora le tocaba a él.

Intentando dar un punto entre cómico y teatral, y buscando hacer algo de tiempo mientras observaba qué pasaba con los dos hombres sospechosos, el violinista reemprendió su concierto, tocando ahora una melodía triste y melancólica, como si en lugar de un ligue de una noche acabase de perder al amor de su vida. La actuación podría haber resultado conmovedora, pues Sasurai se aseguró de actuar triste y desolado, fingiendo que sus miradas para vigilar a los matones y al resto del publico eran en realidad un grito silencioso pidiendo la piedad y la simpatía de los presentes.

Así fue que, mientras acababa la canción, los dos tipos se pusieron en movimiento. La cosa tenía mala pinta, así que el músico decidió que su plan necesitaba otra etapa, improvisando una vez más. Tan pronto como los individuos con mala pinta se alejaron un poco del bar, el treintañero recogió el sombrero y se acercó a las mesas, fingiendo en un primer momento pasar el sombrero para ver si conseguía unas pocas monedas. Sin embargo, además de intentar sacar algo más de dinero, mientras pasaba por las mesas aprovecharía para explicarles una nueva mentira a los presentes.

- Buenas noches a todos. Sin duda habrán observado lo ocurrido en la plaza, y los dos hombres de aspecto sospechoso que estaban vigilando y se acaban de marchar - En este punto señalaría en la dirección en la que habían ido, y giraría la cara para que pudiesen ver la marca de la mano que, aunque se iba disipando, seguía en parte visible. - Lo que ustedes no saben es que todo esto es una elaborada ficción, y de que están a tiempo de ser parte de ella. Es un nuevo tipo de teatro que es la nueva moda. El realismo interactivo. En este primer acto la mujer me rechaza y los hombres malos van tras ella, ¡pero estamos a tiempo de salvar la noche! - Aquí haría una pausa dramática, asegurándose de haber captado la atención de los presentes y buscando establecer contacto visual para ser más convicente. - En el siguiente acto los hombres malos deben encontrar la bondad, mientras que yo alerto a la dama para finalmente ganarme su favor, y aquí es donde entra su papel. Si están dispuestos a participar, deben seguir a los hombres malos, decirles que el mundo los ama, y abrazarlos en grupo. El concepto que el director quiere transmitir es que si suficiente gente es buena y muestra amor ante todo, incluso los más aguerridos rufianes pueden regresar a la bondad. - Tras esta explicación que dejaba bastante que desear a poco que uno se parase a pensar, el músico haría ademán de irse, pero se detendría y se daría la vuelta una última vez, hablando en tono conspiratorio para dar el remate a su discurso. - No debería de decirles esto pero... es posible que haya críticos de teatro e incluso otros directores en la ciudad, observando la obra. Y se de actuaciones en otras ciudades en las que se han descubierto nuevos actores y actrices prometedores. Esta podría ser la noche en que dan el salto a la fama, pero actúen como si no lo supiesen... venga, venga, que no hay tiempo que perder. -

Tras estas palabras finales Sasurai saldría corriendo tan rápido como sus piernas le permitiesen, sin siquiera esperar a ver si los de la terraza se movían para seguir su descabellada propuesta o se quedaban allí sentados. Su idea era adelantarse por una calle diferente e ir directo a la dirección que la chica le había indicado, tanto para avisarle de lo que se venía como para poder, con suerte, hablar un poco más de los detalles de lo que estaba pasando. No podría evitar además, mientras corría, esbozar una sonrisa. Como todo buen jugador se había asegurado de cubrir su apuesta, pues aunque era una idea algo loca esperaba que alguna gente de la plaza estuviese suficientemente aburrida o borracha para ir a abrazar a los villanos. Si esto sucedía ganarían algo de tiempo y, con un poco de suerte, forzarían a que hubiese público cuando los alcanzasen. Esto era especialmente positivo, ya que en su experiencia la gente podía no tener problema en apuñalarte en un callejón solitario, pero se lo pensaba bastante más si había público. Esto, reflexionó, añadía un nuevo objetivo bastante importante a la noche. Número uno, cenar. Número dos, no acabar apuñalado. Objetivo opcional, conseguir un sitio dónde dormir caliente.

Notas
#4
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
El crepúsculo ya había cedido paso a una noche estrellada, con la brisa refrescando el ambiente y las luces de las antorchas iluminando las calles adoquinadas de Shimotsuki. Sasurai, tu plan descabellado ya estaba en marcha, y aunque no podías mirar atrás para confirmar si el público en la terraza había mordido el anzuelo, la adrenalina de la improvisación seguro te mantendría avanzando. Cada paso tuyo resonaba como un preludio al siguiente acto de esta obra que parecía irse escribiendo sola.
 
Lograste alcanzar a la joven por tu vía en el lugar que te había señalado, un callejón más apartado, con paredes de madera que comenzaban a mostrar los estragos del tiempo. Ahí estaba ella, de pie junto a una vieja lámpara de aceite que lanzaba sombras inquietantes sobre su rostro. La chica parecía más tensa que antes, sus ojos revoloteaban entre la entrada del callejón y las esquinas como si esperara que algo o alguien apareciera de repente.
 
Pensé que no vendrías. — Murmuró, su voz apenas un susurro, aunque trató de mantener una expresión neutral. Su nerviosismo era evidente, tan perfecto como la actuación que realizó en la plaza, cualquiera pudiera sentir una preocupación genuina hacia ella. ¿Eras tú de ese tipo de personas?
 
Se acercó un paso hacia ti, cruzando los brazos en un intento de parecer tranquila, pero sus dedos temblaban ligeramente. — No sé cuánto tiempo tenemos antes de que esos dos... esos hombres me encuentren. ¿Lograste despistarlos? — Preguntó, inclinando la cabeza hacia ti, su tono mezclando ansiedad y expectativa. Sus acciones eran, convincentes, pero tus instintos te decían que había algo más grave. Quizás era la forma en que parecía esquivar tu mirada directa o cómo sus pies se movían de un lado a otro, inquietos, pero esta mujer te guardaba un secreto que parecía capaz de poner en peligro a cualquiera.
 
Mientras te acercabas más, podrías notar un leve cambio en su expresión, como si estuviera evaluando cada uno de tus movimientos, pero quien sabe, quizás solo quería medir tu hombría y ver si realmente tenías lo suficiente como para lidiar con los bravucones que le perseguían. — Entonces, ¿qué hacemos ahora? Esos tipos no se andan con rodeos. Si me encuentran aquí... no quiero ni pensar en lo que podrían hacer. — Continuó lanzándose a tus brazos para abrazarte con fuerza, su tono ahora fue más urgente, fluyendo con un ritmo perfecto en su cadencia, yo le diera un Oscar en ese momento. Era como si tratara de llenar el silencio, de mantenerte distraído.
 
Ahora, Sasurai, tenías varias opciones frente a ti. Podías confrontarla directamente, exigiendo saber qué estaba pasando y por qué estaba tan nerviosa. O, podías tomar un camino más impredecible como hiciste en el turno anterior y sorprenderme tomando una vía que no te haya sugerido. Sea cual sea tu decisión, la noche aún tenía muchas sorpresas por revelar, y tú Sasurai, como buen protagonista y artista que era, estabas justo en el centro de este espectáculo.
#5
Sasurai
-
Sorprendido de que nada hubiese salido terriblemente mal todavía, Sasurai recorrió a buena velocidad el camino hasta el lugar que la joven le había indicado, confirmando que era el lugar correcto al verla allí, esperando bajo una lámpara de aceite. Al acercarse pudo ver que estaba tensa, expectante, pero no era capaz de decidir si porque estaba esperando a que él llegase o porque temía que los matones saliesen de la siguiente esquina en cualquier momento. Que no hubiesen llegado todavía era buena señal, y tal vez se debiese a que la "obra de teatro de realismo interactivo" había funcionado y estaban ocupados.

- Bueno, intento cumplir mi palabra en la medida de lo posible. Aquí estoy -

Esa sería su respuesta a las palabras de recibimiento. Según sus cálculos era el momento o de seguir moviéndose hacia lugar seguro o de que, si consideraban que tenían tiempo, le explicase qué estaba pasando exactamente. Cumpliendo con esas expectativas, la mujer se acercó, aún mostrándose nerviosa, preguntando si había despistado los hombres.

- Retrasarlos más que despistarlos, probablemente. Yo creo que tenemos suficiente tiempo para que me expliques por qué te buscan... -

Fue en ese momento, mientras acababa la frase y le dejaba colgando en el aire, que el músico se dio finalmente cuenta de que había algo raro. ¿Estaba la mujer actuando? De ser así era bastante buena, aunque seguramente las ganas de jugar a ser un héroe habían jugado a su favor. Lo que estaba claro era que ahora más que temer por su vida parecía estar evaluándolo. Esto puso al pelirrojo en alerta, con lo que ante las siguientes palabras y el intento de abrazo dio un par de pasos atrás, esquivándola y poniendo un metro y medio entre los dos.

Lanzándole una mirada desconfiada que indicaba que por el momento mejor para ella si no se acercaba, se metió la mano en el bolsillo derecho rápidamente, desenfundando como si fuese a empuñar una pistola, pero sacando en su lugar una manzana. Con una seguridad que no sentía, el hombre decidió que él también podía ser actor, y que iba a lanzarse un farol a ver qué pasaba. Mostrándose tranquilo apoyaría la espalda en la pared y daría un mordisco a la manzana, aunque si la chica se intentaba acercar de nuevo le haría un gesto para que parase, o se apartaría si era necesario.

- ¿Entonces de qué va esto? ¿Trabajas para ellos por gusto o porque les debes algo? -

Dándole una nueva mirada de arriba abajo, como haciendo la misma evaluación que ella hubiese realizado momentos antes pero en sentido inverso, el bardo suspiró y negó con la cabeza, aprovechando para dar otro mordisco de fruta.

- Es una lástima, ¿sabes? Nos lo hubiésemos pasado bien, tú y yo. - Mientras masticaba y tragaba le haría un gesto indicando que no había acabado de hablar. Guardándose la fruta a mitad comer en el bolsillo de nuevo se estiraría, como calentando, y seguiría con su discurso. - Deberíais investigar mejor quién es vuestro blanco. Si conseguís robarme vais a conseguir cuatro monedas y poco más, ni el violín vale gran cosa. Pero si me obligáis a defenderme os puedo hacer mucho daño. El cálculo de riesgo y recompensa no sale por ningún lado. Pero bueno, tú misma, ¿ahora qué? -

Remataría, enarcando una ceja y lanzándole una mirada expectante. No obstante no pensaba dejar todo al azar o en manos de su adversaria. Mientras hablaba habría aprovechado para mirar un poco alrededor e identificar la mejor ruta de escape, así como estar atento por si aparecían los otros dos, que después de la "bromita" con la gente de la terraza seguramente no iban a estar de humor para hablar mucho.

Notas


#6
Donatella Pavone
La Garra de Pavone
Tu pregunta quedó flotando en el aire unos segundos más, suficiente para que las sombras parecieran alargarse con el paso del tiempo. La mujer, que hasta ahora había jugado con una mezcla de nerviosismo y victimismo, soltó una risa seca, casi como un resoplido. — Qué observador... — murmuró con un tono que dejaba entrever una pizca de irritación y resignación. — Sí, tienes razón. Trabajo con ellos, y sí, iban a asaltarte. Pero no te equivoques, no lo hago por gusto, sino porque a veces la vida no te deja otra opción. — Su mirada se endureció, y por un momento, podrías sentir un ligero escalofrío gracias al cambio del ambiente.
 
Sin embargo, justo cuando parecía que la situación estaba a punto de volverse peligrosa, un estruendo se escuchó al final del callejón. Gritos, pasos apresurados, y la inconfundible voz de uno de los matones rompieron el silencio. — ¡Ahí está! ¡Shera, haz algo! ¡Estamos rodeados de lunáticos! — vociferaba el más alto de los dos hombres mientras corría hacia el callejón, seguido de su compañero, quien llevaba la camisa medio rasgada y un ojo morado. Detrás de ellos, una docena de hombres y mujeres de la terraza, claramente influenciados por el "realismo interactivo" de Sasurai, avanzaban con entusiasmo, voceando frases al azar. — ¡El amor puede salvarlos! — o — ¡Ríndanse y abracen la bondad! — Uno incluso llevaba un ramo de flores que seguramente había robado de un puesto cercano.
 
La mujer, Shera, parpadeó sorprendida mientras los matones llegaban corriendo hacia ella, jadeando y lanzando miradas nerviosas hacia la multitud que los seguía. — ¿Qué demonios...? — comenzó a decir, pero fue interrumpida por el más bajo de los hombres. — ¡Vámonos, esto es un manicomio! — gritó, tirando de su brazo mientras Shera intentaba procesar lo que estaba viendo. Felicidades Sasurai, tu plan había funcionado y sin saberlo pudiste evitar un gran dolor de cabeza ya que aquella mujer tenía la fuerza de tres hombres.
 
No puedo creer que esto esté pasando... — murmuró Shera con desprecio e indignacion en cada palabra, dando un paso hacia los matones mientras los perseguidores se acercaban cada vez más. — Esto no ha terminado, pelirrojo. — Fue todo lo que dijo antes de correr junto a sus compañeros hacia una de las salidas del callejón e intentar fugarse.
 
Los "actores" de la terraza pasarían junto a ti, persiguiendo a los matones mientras seguían gritando frases de amor y redención. Algunos incluso aplaudían, creyendo que estaban participando en la obra de sus vidas. Con la situación bajo control y su ingenioso plan funcionando mejor de lo esperado, podías decidir si quedarte en el callejón, unirte a la multitud o simplemente continuar con tu noche.
#7
Sasurai
-
La chica confirmó lo que Sasurai había concluído hasta el momento, aunque puntualizando que no lo hacía por gusto, sino porque no tenía otra opción. Al músico le hubiese gustado empatizar, de verdad, pero el hecho de que tenía la sensación de que la mujer estaba a punto de intentar darle una paliza, con o sin ayuda de sus compañeros, hacía que se sintiese más inclinado a centrarse en su propia supervivencia.

Sin embargo su preocupación era innecesaria. Por suerte o por excelente previsión, según a quién le preguntases, fue en ese momento que el pelirrojo descubrió que su numerito de la plaza había surtido efecto. Los dos rufianes venían a buen paso por la calle, visiblemente alterados y algo dañados, perseguidos por una docena de personas que mostraban un entusiasmo encomiable. Apartándose a un lado para dejar pasar, el treintañero vería como sus potenciales atracadores se convertían en perseguidos y huían a través de la noche.

- El amor os hará libres. -

Ofrecería a Shera a modo de despedida, al tiempo que le guiñaba un ojo, cuando ella le amenazó con que eso no había terminado. Aún así tomaría nota mental de que quizá era mejor si no se quedaba demasiado tiempo por la zona, por lo que pudiese pasar, y de que mientras estuviese allí tendría que controlar las borracheras y estar más atento.

Aún con todo, el bardo no podría evitar una enorme sonrisa en su rostro, aplaudiendo y animando a los "actores" que pasaban junto a él. Como decía siempre su madre, bien está lo que bien acaba, y para lo que podía haber sido la noche había sido un éxito rotundo. No queriendo tentar más a la suerte, el hombre cogería sus trastos y volvería a la plaza, gastándose unas monedas en algo de comer y buscando algún lugar modesto donde dormir sin arruinarse por completo.

Este tema ha sido cerrado.

#8
Moderador Doflamingo
Joker
¡RECOMPENSAS POR AVENTURA T1 ENTREGADAS!


Usuario Sasurai
  • Berries: 1.775.000 -> 2.275.000 (+500.000)
  • Experiencia: 237.78 -> 267.78 (+30)
  • Nikas: 7 -> 12 (+5)
  • Reputación: +10 Reputación Positiva

Narrador Mayura Pavone (Narrador Estudioso)
  • Berries: 15.170.000 -> 15.470.000 (+300.000)
  • Experiencia: 3307.91 -> 3352.91 (+45)
  • Nikas: 12 -> 19 (+7)
  • Cofres: +Cofre Decente

    [Imagen: 95fa77531754675c202aa20ac4047d602acade5e.gif]
#9
Tema cerrado 


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)