¿Sabías que…?
... este sabías qué no tiene ningún contenido y solo busca despistar al usuario.
[Aventura] [Evento] Rumbo al North Blue
Octojin
El terror blanco
3 de Invierno del año 724.

El rumor se ha extendido como el fuego en la maleza seca. Una nueva empresa con una hippie a la cabeza, ha revolucionado los viajes entre mares con una novedosa tecnología. Los rumores hablan de criaturas marinas colosales voladoras. Sí sí, como lo oís. Pulpos tan grandes que sus cuerpos sirven de globos aerostáticos, y que ahora permiten transportar barcos enteros y a sus tripulantes por el aire. Vaya movida tú, la hippie esa debió fumar algo bien gordo cuando se le ocurrió eso.

En fin, que con el eslogan de Viajes prácticamente regalados se han hecho con un buen sector en el mundo de los rumores. Es la frase que acompaña todas las habladurías, y como bien sabemos, la palabra gratis es un aliciente lo suficientemente potente como para encender el fervor de miles de personas en el East Blue.

Es invierno, y el aire frío que se cuela entre las islas llena de nostalgia y urgencia los corazones de los habitantes. Cambiar de mar, probar suerte en otras tierras, escapar de las dificultades o simplemente vivir una nueva aventura; las razones para acudir a los muelles son tantas como las almas que se agolpan en ellos. Una decisión difícil, ya no por lo económico, sino por separarte de aquello a lo que algún día cogiste cariño. Desde los pescadores más humildes hasta nobles venidos a menos, todos parecen compartir el mismo destino: El North Blue.

El East Blue se ha llenado de expectación. En islas como Loguetown, Tequila, las islas Gecko, DemonTooth, y las más remotas aldeas costeras, los muelles se han abarrotado. Familias enteras cargan baúles, comerciantes llevan sus mercaderías en carretillas, y grupos de aventureros se arman con sus herramientas y mapas, listos para explorar el North Blue en busca de nuevos objetivos. Todos con el aliciente de este primer viaje tan barato. Pero... ¿No os dais cuenta que os están usando de conejillos de indias? Como algo salga mal... La hippie esta que preside la empresa no va a tener mar para navegar.

Entonces, como de la nada, comienzan a aparecer. Primero es un sonido lejano, un susurro acompasado como de múltiples campanas resonando en el aire. Luego, las sombras se delinean contra el cielo estrellado. Son inmensos. Cada pulpo flota majestuosamente, con sus tentáculos largos y gráciles moviéndose con una extraña elegancia, y sus cuerpos hinchados que parecen brillar tenuemente bajo la luz del sol.

El frenesí aumenta en todos los muelles. Gritos de asombro y sorpresa llenan el aire mientras los pulpos descienden lentamente, guiados por un equipo de trabajadores que parecen conocer cada gesto de las criaturas. Hombres y mujeres uniformados con chaquetas oscuras y una insignia brillante en el pecho, quienes, sin perder tiempo, comienzan a organizar a la muchedumbre.

—¡A todos los que tienen pases de abordaje, diríjanse al lado izquierdo del muelle! ¡Los que no estén registrados, esperen aquí y aguarden las instrucciones!— La voz de uno de los coordinadores resuena con autoridad, y la multitud empieza a dividirse. Las instrucciones son simples y serán iguales para todas las islas.

La mayoría tenéis entrada, sin embargo, hay algunos que tienen la pequeña esperanza de colarse en el viaje e intentan mezclarse entre los registrados. Los empleados de la compañía mantienen el orden con una eficiencia sorprendente, llevando a las personas hacia filas ordenadas frente a cada pulpo.

Cada uno de los colosos tiene un número pintado en su costado, y los trabajadores dirigen a los grupos en función del tamaño de su embarcación.

Las criaturas emiten un leve zumbido, un sonido rítmico y calmante que parece mantener a raya el caos potencial de la situación. Son bestias enormes, por lo que no creo que sea buena idea golpearlas durante el trayecto, aunque desde luego sería una original manera de morir. ¿Qué serían capaces de hacer? Quién sabe pero seguro que nada bueno.

Pronto, las primeras plataformas comienzan a elevarse. Barcos y pasajeros son levantados lentamente hacia el cielo, donde los pulpos extienden sus tentáculos como si acariciaran las estrellas. La vista es espectacular: decenas de luces danzando en el aire, acompañadas por los murmullos emocionados de aquellos que simplemente miran desde abajo.

Abróchense los cinturones porque esto va a empezar.

Ponemos rumbo al North Blue.
[Imagen: CSnwgkH.png]

¡Bienvenidos!
#1
Henry
Tigre Rojo de la Marina
Día 2 de invierno

Luego de pasar todo un día de reparación en reparación finalmente tuvimos un merecido descanso de las labores marines por el resto del día. Este tiempo libre fué suficiente como para hacer que un rumor llegue a los oídos del suboficial Henry, un respetado joven marine sin miedo a tomar cualquier riesgo en nombre de la justicia. El rumor se trataba de una nueva empresa de viajes, esta ofrecía unos viajes "prácticamente regalados" hacia el North Blue.
 
Ante esto Henry no pudo evitar emocionarse y avisarle al resto de su brigada, pues los viajes se realizarían mañana, el día 3 de ese invierno. Pese a la advertencia de algunos oficiales de la base Henry decidió comprar un pasaje, esperando a que el resto de su brigada se le una en tan emocionante aventura hacia las heladas aguas del North Blue. Henry se tomó el resto del día para empacar todas sus pertenencias en su mochila, la cual parecía estar a una lata de conserva de explotar.
 

Día 3 de Invierno
 
Uniforme de Henry


El sol salía por el horizonte, dejando caer su luz en la isla Kilombo. El joven Henry, habiendo dormido relativamente poco por tan grande emoción ya se encontraba en completamente listo para el viaje, esperando este en su dormitorio. Luego de los estiramientos matutinos necesarios este corrió hacia los cuartos de sus compañeros, tocando rápidamente sus puertas. — ¡Arthur, viejo dormilón, es hora de volar jajaja! — Algunos soldados que patrullaban la base desde temprano se preguntaban quién era aquél marine que corría por los pasillos, pues Henry iba tan rápido que se les hacía difícil verle la cara.
 
 — Sirius, estaré esperando en el muelle, no se tarden — luego de tocar en la puerta de su compañero Henry salió disparado hacia el campo de entrenamiento, desde dónde gritó al aire, pues con su apuro no sabía en dónde se encontraba su compañera giganta, Zirko, durmiendo. — ¡¡¡Zirko, el viaje es hoy, te esperaré en el muelle!!! — poco después de gritar aquello a los cuatro vientos se dirigió colina abajo hacia el pueblo de Rostock, dónde se encontraba el muelle allí estaría esperando por el nuevo método de transporte.
 
Desde temprano ya había una fila decente de personas interesadas en estos viajes, cosa que sorprendió a Henry. Afortunadamente este había llegado temprano y se encontraba dentro de las primeras 10 personas en la fila. Luego de un rato de espera este se giró, observando a sus compañeros haciendo fila unos cuantos puestos detrás de él. — ¡Oi! Os guardaré un espacio cerca mía en la embarcación. — levantando el pulgar este intentaba compartir algo de su emoción con sus compañeros de brigada.
 
Luego de unos minutos de espera finalmente llegaba su transporte, se trataba un un colosal pulpo rosado con manchas moradas, los cuales se inflaban cual balón. Afortunadamente parecían medianamente seguros, o eso pensaba Henry. Luego de mostrar su pasaje este entró en aquél barco sujeto por el pulpo, cosa que el joven Henry admiró, pensando en la cantidad de posibles recetas que se harían con semejante animal, yummy.
 
Al ver a sus compañeros entrar en aquél gran barco este no pudo evitar saludarlo, invitándoles a estar todos cerca. — ¡Eh brigada, aquí! — Aquél pulpo empezaba a tomar vuelo, a lo que Henry se mantuvo firme, teniendo algo de respeto por las alturas. Aquél pulpo en el que se habían montado era el número 20, aquél parecía ser uno especialmente grande, cosa que tenía cautivado a más de uno en aquella embarcación.
#2
Arthur Soriz
Gramps
[Imagen: ltLR4dT.png]

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2 de Invierno
Año 724

El ajetreo de la base G-23 no es que alguna vez se detuviera realmente... pero ese día algo en el aire se sentía diferente. Había completado mi rutina diaria mucho antes de que el sol asomara por el horizonte. A las cinco de la mañana como siempre ya estaba fuera de mi habitación, con la brisa invernal de Kilombo azotando mi rostro mientras terminaba una serie de flexiones sobre el suelo de madera. El sudor que corría por mi frente se mezclaba con el rocío gélido de la mañana, y el familiar crujido de la base al despertarse marcaba el inicio de otro día lleno de deberes.

Después de los ejercicios desayuné rápido en la cantina, donde los primeros rumores empezaron a llegar a mis oídos. Entre bocados de pan tostado y sorbos de café aguado escuché a un par de reclutas comentar algo sobre "pulpos voladores". Lo ignoré al principio pensando que era solo una de esas historias exageradas que suelen circular entre los más jóvenes. Pero al entrar a la sala común mi atención fue capturada por un llamativo pedazo de papel abandonado en una mesa.

Era un folleto... uno que parecía haber sido diseñado por alguien con más entusiasmo que talento artístico. En letras grandes decía: “Viajes económicos al North Blue: ¡Vuela hacia nuevas oportunidades!”. La imagen de un enorme pulpo con tentáculos extendidos sosteniendo un barco captó mi atención, y no pude evitar levantar una ceja de escepticismo.

Me incliné sobre la mesa tomando el papel entre mis manos. Las palabras "prácticamente regalados" resaltaban como un faro entre el mar de promesas exageradas. Lo leí dos veces tratando de entender si aquello era una broma.

¿Pulpos voladores transportando barcos? Esto es una locura… —murmuré sacudiendo la cabeza mientras lo doblaba y lo guardaba en el bolsillo de mi chaqueta.

Por supuesto, Kilombo siendo Kilombo, el rumor no tardó en expandirse como fuego en la maleza. Antes de mediodía prácticamente toda la base hablaba de los viajes hacia el North Blue. Algunos decían que era una oportunidad única... otros lo consideraban un desastre esperando a ocurrir. Para cuando regresé a mi habitación esa noche, ya sabía lo que iba a pasar. Henry, el joven marine con más energía de la brigada seguramente nos arrastraría a esta "aventura". Decidí dejar las cosas como estaban... si algo había aprendido en mis años de servicio, era que no siempre vale la pena pelear contra el entusiasmo de los jóvenes.

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3 de Invierno
Año 724

Me levanté con el mismo rigor de siempre justo cuando el reloj marcaba las cinco de la mañana. Afuera el aire frío del invierno se colaba por las rendijas de las ventanas y un silencio casi solemne envolvía la base. Aproveché para repasar mentalmente todo lo que necesitaba. Mi equipaje ya preparado, contenía lo esencial... ropa limpia, mis nudilleras, el Den Den Mushi pequeño que siempre portaba puesto en mi muñeca y al que alimentaba ocasionalmente con pequeños bocados de mi propia comida o algún trozo de pescado si tenía suerte de pescar algo... y obviamente, último pero no menos importante, mi amuleto de la suerte.

Mientras terminaba de hacer los últimos preparativos un golpe fuerte resonó en mi puerta, seguido de una voz juvenil y familiar.

¡Arthur, viejo dormilón, es hora de volar!

Abrí la puerta lentamente encontrándome con Henry, su entusiasmo tan contagioso como siempre. Me crucé de brazos y lo miré con una sonrisa burlona y confianzuda.

¿Dormilón? Llevo en pie desde las cinco. Tal vez debería ser yo quien te despierte mañana. —respondí yo. — Adelántate, yo tengo cosas que terminar por aquí. — agregué. Tras decir esto, esperé a que se retirara para cerrar la puerta y culminar de preparar el bolso que llevaría conmigo en lo que imaginaba sería un pequeño viaje. Salí de mi habitación con pasos tranquilos pero firmes. El día recién comenzaba, pero la base ya estaba llena de movimiento. El rumor de los pulpos había alcanzado a todos y las conversaciones emocionadas llenaban los pasillos.

Al llegar al muelle de Rostock lo primero que me golpeó fue el bullicio. Una fila interminable de personas se extendía hacia el horizonte, desde comerciantes con carretillas llenas de mercancías hasta familias enteras con baúles y pertenencias apiladas. Sorprendido honestamente, porque no pensaba que tanta gente se creería el rumor... o siquiera que tuvieran tantas ganas de salir de la isla... ¿tal vez para descubrir qué tenía de interesante el North Blue? ¿O simplemente por el hecho de tener unas vacaciones navideñas como yo?

Entre la multitud distinguí a Henry, fácilmente reconocible por su postura relajada y su incesante sonrisa. Me acerqué y le di un par de palmadas en la espalda.

Buenos días, muchacho. Ya estoy aquí, aunque todavía me cuesta creer que realmente vamos a volar en esas cosas. —mi tono era medio en broma, medio en serio. Entonces mi mirada se dirigió hacia la criatura que se alzaba imponente frente a nosotros. El pulpo era incluso más grande de lo que había imaginado. Su cuerpo rosado con manchas moradas brillaba bajo la tenue luz matutina, y sus tentáculos se movían con una gracia hipnótica, sujetando un barco con la misma facilidad con la que un humano sostiene una pluma.

Que maravilla, cualquiera pensaría que un pulpo solo viaja debajo del mar. —dije en voz baja, más para mí mismo que para nadie en particular.

Aunque no planeaba quedarme mucho tiempo en el North Blue, sabía que este viaje sería algo para recordar. Mientras observaba cómo los primeros pasajeros eran guiados hacia sus respectivas embarcaciones, no pude evitar sentir una chispa de emoción.

"Un poco de aventura no le hace daño a nadie", pensé mientras ajustaba la correa de mi bolso. Al menos durante estos días, me permitiría disfrutar del extraño espectáculo de volar, suspendido por los tentáculos de un colosal pulpo flotante. Y lo bueno es que todo el Kaigekitai iríamos juntos así que podría resultar una experiencia de lo más interesante.


off

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#3
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
El aire caliente que emanaba de la boca de Ragnheidr desaparecía con los vientos helados. El vikingo inspiró profundamente, Estirando su único brazo. Lo que quedaba del izquierdo estaba oculto por una capa vieja, la que le acompañaba a todas partes. Su cabello, mucho más largo que meses atrás, ocultaba completamente su rostro y también la barba dejada de meses, borraba su antigua imagen perfecta. Este Ragnheidr, ya no era el mismo. Iba con un polar de oso por dentro, sin nada debajo. En su espalda se dibujaba un hacha de terribles proporciones y encima, su particular mochila marrón, donde guardaba alimentos, entre otras cosas. El rostro de un pequeño niño calcado al del vikingo, asomó en su hombro derecho. — Herold. — Dijo como sorprendido, aunque pocas veces le tomaba algo por sorpresa ya. Ya no. Dejó al niño seguir su recorrido, que finalizó cuando se sentó cerca de su cara, con los brazos cruzados.

Era muy pronto, demasiado. Todavía no se había reencontrado con sus compañeros de escuadrón, sí con Airgid, hoy era el día de volverlos a ver. La presencia de Ragn junto a su hijo, eclipsaba la de muchos humanos en aquel muelle. — Son humanos. Pequeños. — Suspiró, intentando bromear con aquel ser vivo que no entendía una mierda. — Como tu hermana. — Rápido comprendió que meterse con los humanos ya no tenía el mismo peso que antes, no desde la llegada de Lilyd al mundo, su hija pequeña. El habla del vikingo también había cambiado en aquellos meses. Realmente, era otra persona. — Tu madre y tus hermanas deben estar en el barco. — Le comentó al pequeño, que se aferró al cabello de su padre, como si estuviera montando un corcel de Hel. Los gigantescos pasos de Ragn le llevaron rápido hasta su viejo amigo.

La áspera mano del Buccaneer se posó sobre la madera de La Alboreda. Una fugaz imagen voló sobre su mente. Tofun. El pequeño Herold intentó colocar la suya también en aquella húmeda madera. A Ragn le hizo gracia y ayudó al pequeño, que gruñó como un verdadero guerrero. Los pies de Ragn se volvieron de gas, uno de color violeta. — ¡Está volando! — Gritó un alma perdida. Mientras ascendía, el rubio le siguió con la mirada, haciendo que este cerrase la boca [Intimidación]. Era difícil llamar la atención con tanta gente en aquel muelle. Lentamente, se elevó, llegando rápidamente a cubierta. No había nadie. Herold saltó al suelo con una destreza bastante desarrollada, golpeando con sus piernas traseras la madera de la nave. Ragn no le prestó ni la más mínima atención. — Estarán al llegar. — Susurró, como si Herold siguiera en el hombro. En ese instante algo llamó su atención.

El ladrido de un viejo amigo.

Instintivamente, Ragn esbozó una extensa sonrisa. Pepe apareció de dentro de la cabina. El animal corría, lengueteando por el camino. Sobre el legendario animal, Herold estaba subido. Era un bebé prácticamente, pero su tamaño superaba con creces el de uno humano. El perro corría con todo lo que podía, siendo agarrado por las orejas por aquellas pequeñas manos ansiosas de aventura. Ragn agachó el torso y Pepe saltó a su mano. El perro comenzó a llorar y ahí cayó en que el puto bebé no estaba en su hombro. — ¿Cuándo? ... — Acarició efusivamente a Pepe y este le respondió lamiéndole toda la barba. — Cómo has estado, pequeño amigo. — Para sorpresa de nadie, el animal iba con unos rizos la mar de elegantes, con un porte muy inglés.

A los lejos, un extraño sonido anunciaba la llegada del particular transporte que les llevaría hacia el North blue. ¿Pero dónde estaban los demás?

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#4
Sirius Herald
Eleos
Bueno, pues resultaba que desde que se enteraron, la mayoría de personas quería irse derechitas al North blue, la verdad es que no era algo que consiguiera entender del todo, era un lugar.... frio, húmedo, que no me malinterpreten, a mí el frio no me molesta en lo absoluto, pero cuidar las alas en ese tipo de ambiente era bastante inconveniente, pero bueno, ya estábamos en invierno, una buena época del año, perfecta para ganarse el cariño de las personas mas familiares, aquellas que echan de menos a sus familias, no era una estación que a mi me generara nada especial, no tenía ningún tipo de recuerdo de siquiera si tenía una familia.

Por suerte aún no había salido el sol cuando me dispuse a preparar el equipo. Desperté antes de que Henry irrumpiera en mi puerta (cosa que hace más a menudo de la que me gustaría admitir) y para mi sorpresa, me encontré con un folleto mal doblado asomando de debajo de mi cama. ¿Cómo rayos llegaron ahí?, no recordaba haberme traído publicidad en ningún momento, que raro, simplemente supuse que alguno de mis compañeros de escuadrón lo había dejado por accidente cuando nos reunimos a repasar informes anoche sobre algunas investigaciones mientras yo les hablaba del artifice. Era el mismo panfleto del que todos hablaban… “Pulpos voladores”, “Viajes prácticamente regalados”, “North Blue”…  mira, voy a ser sincero, al verlo me reí a carcajada limpia. ¿En serio? ¿Pulpos gigantes que sirven de globos aerostáticos? Jamás pensé que vería algo así, ni en mis sueños más extraños. Las creaciones del artifice eran de los mas inesperadas a decir verdad. Pero igualmente no me quedó tiempo para indagar más. Tenía que organizarme para el entrenamiento matutino antes de irme, era bastante metódico con mi rutina: correría alrededor de la base G-23, pero poco tiempo. Igualmente, No podía saltarme mis ejercicios de respiración, que me ayudaban a mantener la cabeza fría cuando las situaciones se ponen tensas.

Fue en medio de esos ejercicios cuando sentí los pasillos de la base estremecerse: Henry corría de un lado a otro gritando nuestros nombres. “Sirius, estaré esperando en el muelle, no se tarden”, me gritó desde quién sabe dónde, porque no lo vi físicamente. Esa es una de las muchas cosas que me gustan de Henry… (a parte de su aspecto) su efusividad me contagiaba un poco de energía, aunque no siempre se lo demuestre, pues debía mantenerme sereno todo el rato, esa era mi fachada personal.

Terminé la práctica y me dirigí a la habitación para recoger las pocas cosas que llevaría. Tuve que pensarlo bien… en el North Blue hace más frío que en Kilombo, y no quería quedarme congelado por confiarme. Cuando puse un pie fuera de la base, la brisa invernal me recibió con un soplo helado en el rostro. Hay días en que el frío se siente vivificante, pero ese día noté algo más… ¿excitación en el aire? No era solo mía, sino de toda la gente que se aglomeraba camino al muelle de Rostock. Era una mezcla de asombro y nerviosismo que te erizaba la piel. Mientras caminaba, me iba topando con familias enteras, mercaderes, niños llorando, perros corriendo entre las piernas de la gente… prácticamente media isla quería ver con sus propios ojos a los supuestos pulpos gigantes. Aunque a decir verdad…. Viendo todo el alboroto, decidí que la mejor opción que tenía era llegar volando, quería saltarme cualquier tipo de cola que pudiera. Al llegar al muelle, entendí el porqué de tanto alboroto. Una fila interminable de curiosos y viajeros formaba un túnel humano que desembocaba en un espectáculo insólito: ¡un pulpo tan grande que su cabeza parecía eclipsar parte del cielo!, que cosa más rara.

Busqué a mis compañeros sobrevolando un poco el ambiente y al poco rato localicé a Henry y Arthur; este último se veía más serio de lo normal, aunque alcancé a distinguir un atisbo de asombro en sus ojos cuando miró al pulpo. Henry estaba tan entusiasmado que no paraba de saludar a todo el mundo y de echar miradas al coloso aéreo, descendí como ave rapaz de manera ágil, aterrizando de forma sublima a su lado sin impactar contra nadie, plegando mis alas por debajo de mi cintura como solía hacer. -Hola compañeros, ¿Lindo día, verdad? todo gracias al artifice... ¿como estáis? espero que estéis bien preparados. Juntaría mis manos de forma religiosa, sonriendo feliz.

Inventario
#5
Illyasbabel
cuervo de tiburón
Tema anterior en Loguetown.

Esperaba con expectación aquel día prometido, luego de una temporada vacacional llegaba la hora de reencontrarse con su grupo, la idea de recorrer los mares y encontrar nuevos desafíos era tentadora para el gremio, aún más la posibilidad de descubrir nuevas Islas y porque no algún día viajar al Red Line, cada paso que el viejo cuervo daba lo llevarían más tarde que nunca a mejorarse así mismo.

 Como de costumbre amanecía temprano, con la ciudad a oscuras y tranquila, en ese momento, aprovechaba para desayunar y preparar su equipaje, luego de un jugo de naranja y un cigarrillo en el balcón, Illyasbabel se despedía del Motel donde había parado la ultima semana. Las siguiente dos horas serían dedicas al aprovisionamiento, era indispensable conseguir un buen abrigo de piel y alguna bufanda. Un poco de comida enlatada, cigarros, bebida, todo lo necesario para un viaje de este tipo. Desconocía el eficiencia de los nuevos transportes pero parecía que más de uno se vio motivado a contratar sus servicios, algo que lo relajaba un poco. 

 Apenas las diez de la mañana e Illyasbabel llegaba al puerto donde se reuniría con el resto del Gremio, o al menos así lo habían acordado, aunque desconocía si sus compañeros llegarían a tiempo, quizá se les había olvidado, por lo que con actitud desinteresada encendió un cigarro y se sentó en una banca, con algo de suerte se cruzaría a alguno de ellos. Mientras pasaba el tiempo se ocultaba bajo su sombrero de paja con actitud disimulada intentando no llamar la atención de los transeúntes, con el muelle cada vez más lleno de gente era mejor ser precavido.

 A los pocos minutos el sonido de campanas a la distancia y el consecuente griterío de la gente advertían la llegada del aclamado transporte aéreo. Illyasbabel volteó y se levanto de la banca donde estaba para intentar divisar alguno de los vehículos y efectivamente consiguió su objetivo, un pulpo volador que maravilla de la naturaleza -pensó. Sin perder el tiempo y con ticket en mano, alcanzaría las inmediaciones de uno de los muelles. El ticket señala: "pulpo numero 5", luego de algunas vueltas esquivando gente y evitando las multitudes alcanzo su objetivo. - Veo que soy el primero en llegar, aquí tiene - le dijo al guardia mientras le enseñaba el ticket. Una vez terminado de presentarse ingresaría al pulpo a esperar al resto de la comitiva. - Disculpe señorita, ¿se puede fumar aquí?- preguntó
#6
Jack D. Agnis
Golden Eyes
Los rumores sobre los viajes hacia el North Blue comenzaban a extenderse por todas las islas del East Blue, despertando en mí una poderosa llama de curiosidad que no podía ignorar. Ese deseo ardiente me llevó a plantearle a King la idea de hacer ese viaje juntos. Había pasado demasiado tiempo en el East Blue, y las aventuras que este mar ofrecía ya no me llenaban. Quería enfrentar desafíos nuevos, sentir la emoción de lo desconocido.
Sin embargo, King tenía otros planes. No estaba listo para abandonar el East Blue, y esa diferencia de perspectivas nos llevó a un encontronazo. A pesar de ello, al final tomamos una decisión: separarnos temporalmente. Él se quedaría hasta estar preparado para ir al North Blue, mientras que yo seguiría adelante con mis planes.

En mi viaje me acompañarían Panda y Alex, dos compañeros cuyo espíritu aventurero parecía estar en sintonía con el mío, algo que a King parecía faltarle en ese momento. Por su parte, Anissa decidió quedarse con King, disfrutando un poco más del East Blue. No los culpaba; cada uno tenía derecho a decidir cómo usar su tiempo. Pero yo no podía apagar esa llama de aventura que ardía en mi pecho.

Con todo acordado, nos despedimos y tomamos caminos diferentes, prometiendo reunirnos más adelante, ya fuera en el North Blue o en el Grand Line. Por fortuna, contábamos con dos barcos. King cuidaría el navío principal de la tripulación, mientras que nosotros usaríamos el pequeño barco de Panda, quien, por razones que era mejor no mencionar, había terminado como nuestro navegante.

Con todo listo y tras una breve despedida en la puerta del puerto, nos preparamos para abordar a los "pulpos", criaturas que serían nuestros transportes hacia el North Blue durante un largo trecho.
¿Ya están listos? ¿Tienen sus pasajes a mano? —pregunté con una sonrisa amplia, sujetando mi abrigo con el brazo por si el viento decidía sorprendernos.
Tengo entendido que saldrán desde DemonTooth, así que supongo que es cuestión de esperar —agregué, intentando disimular la emoción que me invadía ante la idea de dejar atrás este mar que, no solo me vio crecer, sino que tambien me vio convertirme en pirata.

Mientras charlábamos, el bullicio del puerto comenzó a intensificarse. La multitud señalaba hacia el cielo con expresiones de asombro y alegría. Sin dudarlo, levanté la vista y allí estaban: los pulpos descendían majestuosamente, como si fueran criaturas celestiales provenientes del cielo nocturno. Desde algún lugar, una voz se esforzaba por poner orden en medio de la excitación general.

Muy bien, aquí vamos —dije, incapaz de ocultar mi entusiasmo. Bajé rápidamente del barco en el que me encontraba y seguí las instrucciones que la voz iba dando.
¡Ey, no los voy a esperar! ¡Apúrense! —exclamé, con una mezcla de impaciencia y diversion. Mientras hacía fila, no pude resistir la tentación de intentar robar algo de la persona delante de mí. Si no estaban atentos, pensaba desvalijarlos con la misma emoción con la que planeaba conquistar otros mares.

Después de completar toda la burocracia, regresé al barco y esperé a que el viaje comenzara. Era el momento que había estado esperando. Finalmente, iba a conocer otros mares. Mi sueño, ese que tantas veces había imaginado, estaba dando sus primeros pasos hacia la realidad.
#7
Horus
El Sol
La brisa marina sacudía ligeramente mis largos cabellos. Me relajaba apoyado en la barandilla de la embarcación octopoda contemplando el horizonte en la cubierta contraria al puerto el de las masas se amontonaban buscando su turno y oportunidad para realizar este viaje. Un ambiente muy bullicioso y estridente que me resultaba algo molesto e incómodo, por eso opté por alejarme todo lo posible de allí para disfrutar más bien del sonido de las olas mientras admiraba la inmensidad del océano y de la majestuosidad del gran pulpo globo.

Pero entendía en parte todo aquell jolgirio y bullicio de las masas. La promesa de viajar entre mares era algo a menudo costoso y caro. Yo mismo me tuve que endeudar mucho en su día para poder viajar desde Alabasta hasta el East Blue, una deuda muy cara pero que sin duda fue muy rentable, en este mar he podido conocer otras culturas, muchas personas y algún buen negocio, pero mi deuda aún no desaparece. Esa es mi principal razón para viajar hasta el North Blue ahora mismo, escapar de los acreedores y las deudas. No es que planeé huir por siempre de mis responsabilidades y deberes, pero ya les pagaré cuando pueda en un futuro incierto. A parte un nuevo mar era un sin fin de promesas de nuevas y emocionante aventuras en tierras desconocidas, el mar del este ya se estaba quedando pequeño para mí. La vida de un aventurero era inquieta, cambiante y sin quedarse fijo en algún lugar. La monotonía llevaba inevitablemente al tedio y el estancamiento, cuando pasamos demasiado tiempo en un lugar, nos acostumbramos a ciertas cosas y creamos rutinas y costumbres que nos van enterando como una compleja tela de araña. Y yo aspiraba a más que eso.

Aunque albergaba un segundo motivo para alejarme de la cubierta de embarque y la gente. Y era evitar cruzar miradas con cierta damisela que contribuyó a financiar mi billete en este medio de transporte sin saberlo. Y a poder ser quiero evitar cualquier escándalo y problema, no quisiera ser un criminal por un hurto menor, aunque si robar el corazón de una doncella fuera un crimen, sin duda alguna estaría condenado a cadena perpetua en el nivel más profundo de Impel Down. En ocasiones es un incordio ser tan seductor.

Todo ocurrió hace poco menos de dos horas. Evidentemente me había acercado a la zona del puerto de Loguetown atraído por la promesa de un viaje barato a un mar lejano. No obstante incluso si eran viajes muy baratos yo no tenía ni un miserable belly que poder gastar en algo como eso, un pequeño dolor en el corazón de una pobre e inocente alma como la mía no poder permitirme ni un viaje como este. Y fue entonces cuando Clarisa se cruzó en mi camino, fue cosa del destino.

Clarisa era una joven doncella que vi con algunas amigas suyas en una lacrimógena despedida, ella decidió emprender una nueva vida en el Noth Blue para triunfar allí en el campo de la moda, mientras que sus amigas se quedaron aquí, me fijé poesía bolsas y algún comentario que venían justo de irse de compras. Aguarde por mi momento cuando ya se despidió de sus amigas para esperar al embarque. Fingiendo un choque y encuentro casual, tirando entonces de una mentira para crearnos algo en común. Concretamente fingiendo que buscaba mi muelle, el décimo. Con lo que ella respondería ayudándome y comentando que también viajaría al norte, pero en el pulpo número uno. 

Y sin que ella se percatara, en menos de unos minutos ya estábamos ambos en una cafetería haciendo tiempo hasta la hora de partir. Evidentemente le seguí la corriente, conté múltiples mentiras, busqué hacerla sentiré escuchada, monstre ciertos gestos y sutilezas que eran uns invitación para que ella pusiera mover ficha y conocernos un poco mejor. Y cuando finalmente le robe un beso, su billete era mío.

Tras eso me excuse un momento para ir al excusado. Pero en realidad me movilice hacia el muelle número uno para ser de los primerossen embarcar. Si no nos cruzamos en el muelle no me podría acusar de nada y no la dejarían subir a buscarme sin billete. A parte que probablemente me iría a buscar al décimo muelle donde le dije que iba a embarcar. Así que adelantándome a ella y subiendo al barco primero era imposible que me localizará, seguramente la tomarían por una más de las tantas personas que intentaban embarcar sin billete o con alguna excusa. Y no descarto que quedara tan embelesada que no haya ni pensado que yo fui el ladrón. Pero bueno decir ladrón era un poco falso, dado que ella se llevó mis labios. Un beso mío a cambio de un billete al North Blue, en mi opinión ella salió ganando.
#8
John Joestar
Jojo
Tenia muchas ganas de probar ese método de transporte, mis alas podrian llevarme al North Blue igualmente, pero siempre era divertido acompañar a los mios a una aventura de semejante nivel, al menos todos los que viniesen. Dias antes, habiamos estado hablando sobre probar los pulpos, creamos un pequeño plan de contingencia por si algo salia mal, aunque el plan era basicamente que Rengoku y yo nos encargasemos de los que cayesen, dado que eramos los voladores del grupo, pero bueno, malo será solian decir en mi pueblo.
Llegué al lugar indicado, donde Lobo nos habia comentado de vernos, cerca de una especie de taquillas, aunque apenas se veian ya que estaban a reventar de gente, personas de todos los lugares, no reconocí a casi ninguno, o bien no eran muy importantes, o bien no habia tenido al buena o mala fortuna de toparme con ellos, quien sabe. La nueve caia a borbotones, de hecho tenia que sacudir cada poco tiempo las alas porque empezaban a pesar de la cantidad de copos que se acababan posando sobre ellas, intentaba cerrarlas lo más posible pero seguian cubriendose poco a poco. Decidí encender mis llamas para calentar la nieve que me caia y que no fueran una molestia tan grande, algo conseguí. Me coloqué en la cola para esperar la compra de los pasajes hacia el North Blue, el de delante de mi tenia un olor a panceta y cerveza bastante potente, era vomitivo, me costaba mantener la respiración, peor conseguí no echar la pota en todo el rato que tuve que aguantarlo, poco me faltó para mandarlo al cielo de una patada en el culo, ¿Por que la gente es tan exageradamente cerda?. Cuando llegó mi turno en la cola, compré los billetes para mi y para mi equipo, por sai decidian aparecer en el último momento, dinero para nada perdido, queria que estuvieran ahi. Pasaron los minutos y no lograba ver a nadie de ``El Sindicato´´, empezaba a preocuparme, pero tenia claro que yo iba a ir en esos pulpos si o si, aunque siempre seria mejor en compañia de mis amigos, aunque no se si queria ir durante el viaje cerca de Lobo, a veces se hace cansino.
Con la ordén de ponerse a la izquierda, allí me dirigí, mientras sacaba un cigarro de mi bolsillo, supuse que no tardariamos mucho en zarpar, el tiempo parecia no mejorar y el sindicato tampoco parecia que fuese a aparecer pronto. Un muchacho, más bien bajito, me pidió que lo acompañase, y me dirigió hacia un enorme pulpo de color azul pardo, con ligeras manchas verdosas, la aventura estaba por dar el pistoletazo de salida.
-500.000 Berries si esperas al resto de mi equipo- le ofrecí a lo que parecia ser una especie de conductor que estaba allí sontiente. El viaje iba a empezar, pero queria que fuera con mis amigos a mi lado, luchado codo con codo si fuera necesario. Al cabo de pocos segundos de mi oferta, me pareció ver una melena roja y amarilla atravesando el viento como un rayo, a su vez, un susurro llegó a mi oido, como si alguien hubiera dicho .gara...y , por último, logré percibir el sonido de algo metálico, como un implante de esos que se habian puesto de moda, quizá ¿Rocket?. El Sindicato estaba aqui, mis amigos y yo, partiriamos juntos al fin.

Datos
#9
Silver D. Syxel
-
El muelle de Loguetown bullía de actividad, un ir y venir de personas que cargaban cajas, gritaban órdenes o simplemente admiraban los enormes pulpos flotantes que dominaban el cielo. Entre la multitud, Silver D. Syxel avanzaba con paso decidido hacia su barco, donde el resto de su tripulación terminaba de preparar todo para el viaje. El aire salado del puerto se mezclaba con el rumor constante de los curiosos, y las luces proyectaban sombras danzantes en las superficies de madera y piedra.

Desde lejos, divisó a uno de sus compañeros revisando los cabos que aseguraban las cajas de provisiones, mientras otro parecía distraído observando a los pulpos con una mezcla de asombro y escepticismo. Spack, el pequeño mono que acompañaba al capitán, soltó un chillido excitado desde su hombro, señalando con una mano diminuta a los colosales cefalópodos.

Lo sé, pequeño, son enormes. No te preocupes, no vamos a acabar en su estómago... espero —comentó Silver con una sonrisa, mientras se detenía cerca de sus compañeros. —Parece que todo está en orden —añadió el capitán, dirigiéndose a Balagus y Marvolath mientras daba una última mirada a la cubierta. Después, se giró hacia Dharkel y señaló al pulpo número tres, que descendía lentamente para ocupar su lugar junto al muelle—. Será nuestro transporte. ¿Qué opináis?

Aunque las respuestas de la tripulación no fueron inmediatas, las expresiones y movimientos eran suficientes para reflejar la mezcla de emociones: precaución, intriga y algo de incredulidad. Syxel no insistió demasiado. Al igual que él, cada uno tenía sus propias dudas, pero también compartían la emoción de lo desconocido.

Poco después, uno de los empleados de la compañía se acercó para dar las instrucciones finales, organizando a la tripulación y verificando que el barco estuviera listo para ser elevado. Con eficiencia sorprendente, los tentáculos del pulpo número tres comenzaron a asegurar la plataforma que llevaría al navío y sus pasajeros al cielo.

Syxel se dirigió de nuevo a la tripulación, asegurándose de que todo estuviera en su lugar antes de zarpar. Se permitió un momento para observar el paisaje desde la cubierta mientras el suelo bajo sus pies comenzaba a elevarse lentamente.

La sensación era extraña, como si las leyes mismas del mundo estuvieran siendo desafiadas. Desde las alturas, Loguetown se extendía bajo ellos, una maqueta iluminada por el resplandor de las lámparas y la luz plateada de la luna. El viento frío del invierno los rodeaba, pero la vista era tan espectacular que casi lo hacía olvidar el frío.

Al North Blue, entonces —murmuró para sí mismo, apoyándose en la barandilla. Spack chilló emocionado, estirando sus pequeños brazos como si quisiera atrapar las nubes que parecían tan cercanas desde allí.

El barco comenzaba a flotar, seguro bajo los cuidados tentáculos del colosal pulpo, mientras la tripulación se acomodaba para lo que prometía ser un viaje inolvidable.
#10


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