Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
[Aventura] [T1] Forastero
Arthur Soriz
Gramps
[ · · · ]

2 de Invierno
Año 724

Es un día frío y gris en Loguetown. La nieve cae lentamente desde el cielo pintando los tejados y calles de esa tonalidad blanca azulada tan característica de estas épocas. La ciudad que normalmente vibra con la actividad constante del puerto y la vida comercial se ve aún más animada de lo habitual gracias al Festival de las Estrellas. Las calles están adornadas con linternas flotantes de colores brillantes que se balancean suavemente con la brisa gélida. Las familias pasean entre puestos que ofrecen todo tipo de manjares y productos artesanales mientras que los mercados bulliciosos llenan el aire con la cacofonía de voces y risas.

El festival no es solo un evento de luces y comida. Durante este día Loguetown se convierte en un punto de encuentro para todo tipo de personas... desde comerciantes hasta turistas y por supuesto los aventureros que buscan algo más que festividades. Este año algo peculiar se está gestando en uno de los rincones más concurridos de la ciudad... el desafío de un espadachín misterioso conocido solo como "El Forastero". Es un evento que ha capturado la atención de los transeúntes pero también de los más intrépidos luchadores de la ciudad.

No pasa mucho tiempo antes de que las primeras conversaciones se esparzan entre los curiosos y luchadores por igual. A medida que caminas por la plaza, puedes escuchar fragmentos de las charlas.

Dicen que el tipo ha viajado por medio mundo buscando oponentes. — susurra un marinero a su compañero mientras pasa junto a ti. — ¿Y qué, dice que ganará nuestras espadas? Eso suena a juego de niños, ¿no?

¿Niños? ¿De verdad crees que es un juego? Yo vi cómo ganó su primer duelo hace unas horas. Vaya rapidez... un movimiento y su espada ya había tocado la de su oponente. Apenas lo vi moverse — responde el otro, entrecerrando los ojos —. Es más que un simple forastero. Dicen que no viene de Loguetown... ni de ningún lugar cercano.

Desde las esquinas a través de las ventanas de los edificios se escuchan murmullos que te hacen sentir el peso del evento. El "Forastero" no solo se ha presentado para demostrar su habilidad... parece que está buscando algo más. Un desafío que algunos ven como un entretenimiento mientras que otros lo consideran una prueba de habilidad para los más fuertes de la ciudad. Sin embargo aún queda una gran confusión en cuanto a lo que realmente está buscando este hombre. ¿Es realmente tan habilidoso como dicen? ¿O es solo un farsante buscando fama?

¡Vamos, vamos! — grita el organizador del evento, un hombre regordete que lleva una pizarra con los nombres de los participantes. Aún ni una sola derrota ha sufrido el individuo. — ¡El Forastero desafía a todos los que se atrevan a enfrentarse a él! ¡Un toque y la espada es tuya!

El evento parece más un espectáculo de destreza que una lucha de vida o muerte lo cual lo hace aún más intrigante. Todos los participantes están armados con espadas de madera... un símbolo del espíritu amistoso del desafío, aunque algunos se preguntan si el toque que decidirá el ganador será tan sencillo como parece. La habilidad, la rapidez y el control serán clave pero la pregunta persiste en el aire... ¿quién es este Forastero, y qué lo motiva a desafiar a cualquiera que se cruce en su camino?

Mientras caminas entre los participantes y te acercas al campo de batalla notas que muchos de los luchadores observan al Forastero con una mezcla de respeto y cautela. A diferencia de otros torneos que has presenciado este tiene una atmósfera inusual,casi como si fuera un juego pero con una intensidad palpable en cada mirada. La multitud está formada por un mar de rostros expectantes... algunos con sonrisas de anticipación, otros con expresiones de duda. El Forastero, parado a un costado del campo, observa a cada retador con una mirada calculadora como si estuviera evaluando cada uno de ellos.

¿Crees que va a ganar? — se oye decir a una joven que se encuentra cerca de ti. — Lo he visto pelear. No es tan fácil. Si sabe cómo controlar su velocidad puede derribar a cualquiera.

¡Por supuesto que ganará! — responde su compañero con una risa. — ¿Quién de Loguetown podría llegar a tocarlo? ¡No hay nadie que lo haya vencido!

Mientras los comentarios siguen a tu alrededor te das cuenta de que hay un aire de misterio que rodea a este hombre. Algunos lo ven como un campeón en busca de diversión, otros como un experto buscando mejorar su propia destreza. Lo que es indiscutible es que la multitud está completamente absorbida por el evento. Se escuchan aplausos, gritos de ánimo y un murmullo general que envuelve el ambiente mientras el desafío continúa.

El organizador hace un llamado y el Forastero se prepara para el siguiente duelo, su mirada fija en los nuevos contendientes que se acercan. Con una calma inquietante se alista para demostrar una vez más que su habilidad no es solo un mito sino una realidad tangible.

La gente está enganchada, y el aire de incertidumbre sobre la verdadera naturaleza del Forastero se extiende más y más con cada duelista que cae. Mientras observas el evento con atención te preguntas si tú podrías llegar a ser uno de los próximos en enfrentarse a él. ¿Estás listo para desafiarlo o prefieres esperar y ver qué tipo de guerrero es este Forastero que ha llegado a Loguetown para poner a prueba a los más hábiles de la ciudad?


off
#1
Takezo D. Ryuu
Musashi Miyamoto
— Por fin, justo lo que estaba esperando. . . Un reto — No pude evitar sonreír al ver uno de los cárteles que promocionaban aquel campeón conocido como “El Forastero” y su aclamado reto para los espadachines de la zona. La nieve recubriendo la isla era sencillamente la prueba de que mi regalo navideño había sido adelantado y era sin duda la confrontación contra el misterioso forastero y la oportunidad de entrenar un poco más allá de la lucha de sombra y algún que otro para nada emocionante enfrentamiento con soldados o foráneos en el tiempo corto de mi travesía y paso por la tierra de Loguetown.

Después de ver el cartel no hice más que caminar con confianza aunque he de admitir algo de ansiedad hacia la plaza pues era donde el evento se estaba realizando. La sensación de ansiedad no era no por el propio enfrentamiento en sí en conjunto de su resultado pues conocía mis capacidades y sabía que aún en desventaja lo daría todo para tener la balanza a mi favor, sino más bien por querer medir la fuerza de mi contrincante y revelar a mi mismo si era tan grande como lo pintaban o solo un fraude ayudado por el mejor de los marketing y un gran suerte para luchar con oponentes de bajo nivel. Aquella sensación fue aumentando conforme me acercaba a la plaza pues podía comenzar a escuchar la opinión dividida de los ciudadanos fascinados por el espectáculo que les estaba brindando aquel forastero.

— Vamos. . . Enserio es tan bueno como lo pintan? — No podía evitar sonreír de tan solo pensar lo épico que podría llegar a ser el enfrentamiento — Así que a viajado por medio mundo. . . El pescado tendrá el mismo sabor en el North Blue? — Fue mi reacción y pregunta, soy bastante sencillo y para que mentir, tenía algo de hambre. Sea como sea y con serenidad me acerqué al grandote que parecía ser el organizador y exclamé — Dile a tu muchacho que se le acabó la racha, anótame y dame una de esas espadas de madera — Solté con la mayor de la confianza para acto seguido escuchar a la pareja cercana a mí.

— Vaya. . . Así que nadie jamás lo a tocado. Jejej esto es genial! — Mis pupilas como estrellas querían ver en acción al sujeto, quería analizarlo, era necesario. No era de los que llegan y luchan a menos que sea totalmente necesario, el arte de la guerra tiene sus tácticas, trucos y sobretodo estrategia, si podía tener algo a favor lo iba aprovechar, razón por la que decidí esperar un turno más en busca aprender y prepararme así tuviese que aguantar mis ansías.

Personaje

Inventario
#2
Arthur Soriz
Gramps
El murmullo de la multitud se intensifica mientras el organizador del evento alza su mano en señal de que el siguiente duelo está por comenzar. La plaza parece contener el aliento. El frío aire invernal apenas logra calmar la tensión que flota en el ambiente y las luces de las linternas del Festival de las Estrellas añaden un toque casi mágico a la escena.

En el improvisado cuadrilátero de tierra delimitado por sogas bajas, el Forastero se encuentra de pie. Su postura es relajada pero hay algo en la forma en que sujeta la espada de madera que llama la atención. Es un simple pedazo de madera en apariencia, pero en sus manos parece transformarse en una extensión natural de su cuerpo. Su mirada es tranquila... casi amable, como si estuviera allí más por el placer del arte que por demostrar superioridad.

El organizador grita con entusiasmo. — ¡Que pase el próximo retador! ¿Quién será capaz de tocar al invencible Forastero? ¿Hay alguien en esta multitud con la habilidad para arrebatarle su racha de victorias?

Un joven fornido... claramente un marinero de puerto por su vestimenta entra al cuadrilátero con una sonrisa confiada. Sus amigos desde el público lo animan a gritos pero él apenas parece escuchar. El Forastero lo saluda con una ligera inclinación de cabeza... un gesto que el retador devuelve de manera torpe antes de ajustar su agarre en la espada de madera que le han entregado.

La plaza queda en completo silencio cuando el retador pisa el campo improvisado y sientes cómo la atención colectiva se concentra en los dos combatientes. El aire parece densificarse a medida que el Forastero se posiciona en el centro del cuadrilátero. La nieve sigue cayendo, sus copos derritiéndose apenas tocan las cálidas linternas que iluminan el escenario.

El organizador anuncia el inicio del combate con un grito claro.

¡HAJIME!

El joven carga sin esperar, su espada de madera girando en un corte horizontal hacia el torso del Forastero. El sonido de su grito de guerra se mezcla con el golpe seco de los pasos en el suelo. Pero el Forastero no se inmuta... en el último instante da un paso lateral, apenas esquivando el ataque con una fluidez desconcertante. La espada del joven corta el aire vacío con un zumbido breve pero agudo.

La respuesta del Forastero es inmediata, casi imperceptible para los ojos menos entrenados. Un movimiento mínimo de muñeca, una estocada precisa que apunta al hombro del retador. El impacto resuena como un golpe seco y contundente y el joven tropieza hacia atrás... sorprendido por la rapidez.

El público estalla en murmullos. Alguien cerca de ti susurra con asombro.

No hay duda, es como si viera cada movimiento antes de que suceda.

El retador se recupera y vuelve al ataque, esta vez con un corte descendente que busca romper la defensa del Forastero. Pero su espada de madera se encuentra con una guardia impecable. El sonido del choque de maderas resuena en la plaza, un eco agudo que corta el frío aire invernal. El Forastero desvía el golpe con un giro suave de su muñeca y con una agilidad casi inhumana gira sobre su pie trasero, desplazándose fuera del alcance del siguiente ataque.

Cada movimiento suyo es elegante, preciso, casi como si estuviera ejecutando una coreografía ensayada. Pero sabes que no hay nada ensayado en esto... es pura habilidad. Los pies del Forastero apenas hacen ruido al moverse en contraste con los golpes ruidosos y frenéticos de su oponente.

El retador intenta un ataque lateral cambiando el ritmo en un intento desesperado de sorprender a su oponente. Pero el Forastero lo anticipa con facilidad. Su espada de madera se eleva en un ángulo perfecto para bloquear el golpe, desviándolo con un giro rápido. Sin perder tiempo da un paso adelante y lanza un golpe limpio al costado del joven.

¡Punto! —grita el organizador, rompiendo la tensión mientras el joven se detiene jadeante y con una sonrisa forzada.

El Forastero retrocede un paso inclinándose ligeramente hacia su oponente en un gesto de respeto. Aunque no hay palabras su mirada transmite reconocimiento. El joven aún recuperando el aliento murmura algo inaudible antes de retirarse bajo los aplausos y vítores del público.

¡Y sigue invicto! —exclama el organizador girándose hacia la multitud. — ¿Quién será el próximo valiente en enfrentarse al invencible Forastero?

La multitud murmura emocionada pero cautelosa. Mientras tanto el Forastero se coloca nuevamente en su posición, relajado pero alerta. La nieve sigue cayendo acumulándose a su alrededor, pero él parece inmune al frío. Su espada de madera aunque desgastada parece casi un arma de otro mundo en sus manos, capaz de ejecutar movimientos que bordean lo sobrenatural.

El organizador mira a su alrededor buscando entre los rostros de la multitud. Sus ojos se posan en ti y de repente, una chispa de emoción cruza su rostro.

¡Tú! —exclama, señalándote con un dedo enfundado en un guante de lana. — ¡El hombre solitario! Ven aquí, muéstranos de qué estás hecho.

El murmullo de la multitud crece a tu alrededor, una mezcla de expectativas y emoción contenida. El Forastero, al escucharlo dirige su mirada hacia ti. Sus ojos tranquilos pero intensos te examinan brevemente antes de inclinar la cabeza, como invitándote al desafío.

No parece cansado... ni siquiera ligeramente fatigado después de tantos combates. Su expresión sigue siendo la misma... serena, casi afable. Pero en su postura hay algo más, algo que reconoces al instante. No es arrogancia ni desdén... es pura confianza en su habilidad, una confianza que solo los verdaderos maestros pueden exhibir sin caer en la prepotencia.
#3
Takezo D. Ryuu
Musashi Miyamoto
— Como si viese todo movimiento antes de que suceda. . . — No pude evitar duplicar casi de manera idéntica aquel diálogo, ya no estaba frente un farsante o por lo menos a simple vista ya no parecía uno, era más un artista, alguien que parecía entender la filosofía de la espada, bailando tras cada intento de ataque, una danza que todos podían ver y sin embargo apenas y comprendían. No sé que estaba buscando ese sujeto, pero sin duda no era fama o la gloria de un campeón, la tranquilidad con la que esquivaba y atacaba me hacían admirar la batalla como un niño pequeño a su primera obra en la ópera, sencillamente algo que no iba olvidar, algo que necesitaba probar.

La batalla siguió su curso, mismo que vigile como halcón a su presa porque después de todo el era mi presa, una que parecía ser única en su especie, una que me hacía querer cazar no por la recompensa sino más bien por reto que suponía. Debía saber a qué me estaba enfrentando con exactitud, prepararme para lo peor y así poder idear algún tipo de estrategia que me diese la ventaja en batalla, pero me estaba enfrentando algo diferente, algo que sabía cómo iba yo atacar, no podía prever eso o acaso si?

La batalla como era obvio según la escala natural concluyó con la victoria del lobo vestido de oveja que era conocido como forastero, un completo depredador que no parecía satisfecho, su expresión calmada no reflejaba nada y eso era algo que me provocaba a averiguar por qué, por qué no celebraba su victoria, será que existía la posibilidad de que realmente vea el futuro, solo piénsalo, Musashi ¿Acaso celebras algo que sabes que ibas a ganar?. El grito de aliento de los presentes ante mi presentación como el siguiente luchador por el presentador ensordecía por completo mi oídos, había visto lo suficiente y con una sonrisa estaba listo para luchar contra aquella supuesta leyenda. 

Uno a uno fui soltando pasos que aún con el ruido de la plaza eran distintivos y propios de mí, un movimiento calmado y sin apuros, tal vez yo no vea el futuro pero sabía que no estaba ahí para perder.

Me adentré al cuadrilátero sonriente y saludando al otro espadachín como el solía hacerlo, con una leve reverencia de cabeza. Dentro de aquellas posibilidades había visto como en el caso de que el realmente pudiese ver mis movimientos con anticipación era derrotado sin importar con que ataque inicie el combate, y viendo la batalla o debería decir paliza anterior no estaba dispuesto a iniciar de la misma forma, así que cuando el grito del presentador dio inicio solo me quedé estático esperando que el ataque primero, sin embargo contrario a eso mi postura era ofensiva, no buscaba defenderme a su ataque por mas que le provoque a intentar el choque primero.
#4
Arthur Soriz
Gramps
La plaza se mantiene en absoluto silencio. El aire parece cargado de electricidad... cada respiración de la multitud se suspende en un instante, como si el tiempo mismo estuviera conteniendo el aliento. Los ojos del Forastero se fijan en los tuyos, sin parpadear... sin apartar la mirada. Es como si estuviera desnudando tu alma con solo observarte, midiendo la disposición de tu cuerpo, la suavidad de tus movimientos, el compás con el que respirabas. Un espadachín experimentado no se limita a ver lo que está frente a él sino que siente el pulso de su oponente, lee cada pequeño gesto en su cuerpo. Y lo sabe. Sabe que no estás aquí por simple curiosidad ni por suerte. Ha reconocido la mirada de un verdadero espadachín.

Ve que tu postura es calmada... casi relajada, un contraste perfecto con el aire de expectación que ahora rodea la escena. A pesar de las miradas que clavan en ti desde todas partes, tu mente permanece tranquila. Sientes la tensión en el aire pero no de manera ansiosa. Más bien como si las fuerzas que te rodean fueran solo un juego de energía que se mantiene suspendida a la espera de un solo movimiento. Tú y él, el Forastero, son dos figuras que se entienden sin necesidad de palabras.

El Forastero con su espada de madera en mano no tensa su cuerpo en ningún momento. Al contrario... se relaja de manera casi imperceptible. Es como si el tiempo y el espacio ya no importaran para él. Su cuerpo fluye despojándose de cualquier rigidez. Cada movimiento parece natural como si la espada fuera parte de él, tan conectada con su ser que no necesita hacer ningún esfuerzo para usarla. La suavidad con la que se mueve parece desafiar las leyes de la física, pero esto no es nada nuevo para ti... sabes que un verdadero espadachín siempre termina siendo uno con sus armas.

Tu mirada y la suya se cruzan. Un momento de respeto compartido aunque no de palabras. El Forastero se acerca a ti paso a paso. La distancia entre ambos se reduce y es como si los latidos de ambos se sincronizaran en un mismo ritmo. El organizador del evento siquiera ha dicho que empezara el combate... es incapaz de formular palabra alguna ante lo emocionante que se ve esto. La punta de su espada toca la tuya, no con violencia sino con una suavidad apenas perceptible. El roce de las maderas es tan sutil que casi parece un susurro en el aire. El Forastero mide cada uno de tus movimientos... su atención tan afilada como la espada que envainada carga a un lado de su cintura.

Y entonces en un abrir y cerrar de ojos, actúa.

La velocidad con la que el Forastero ejecuta su primer ataque es tal que el aire mismo parece cortarse a su paso. El movimiento es un destello, una fracción de segundo. Tan rápido que a pesar de tus reflejos, es prácticamente imposible esquivarlo. Pero no tiene la intención de herirte. No. El tajo se desliza solo por el borde de tu prenda oscura apenas rozándola, una fracción de un centímetro que te hace sentir el filo de la velocidad, no la violencia. El Forastero no busca dañar sino evaluar. Un cálculo. Un juego silencioso de estrategia entre dos espadachines... un momento donde el respeto se intercambia sin necesidad de mostrar agresión.

Su ataque aunque tan rápido, no deja de ser una prueba de tus reflejos, un examen de tu capacidad para reaccionar bajo presión. Como si te estuviera diciendo, "a ver cuánto te falta aprender". Y por supuesto, la respuesta está en tus ojos, en tu postura. Aún así, lo ves satisfecho.

El Forastero vuelve a su posición tan natural como antes y una ligera sonrisa, casi imperceptible, se forma en sus labios. No es de satisfacción por el golpe, sino de reconocimiento. Ha visto lo que necesitaba ver... no quiere burlarse, no busca humillarte. Busca en ti un igual, aunque no lo ha encontrado quiere divertirse un poco... y quién sabe, tal vez darle un buen show a la gente.

El Forastero se mantiene cerca de ti, sus ojos nunca dejan de mirarte. El espacio casi inexistente entre las dos espadas de madera. El roce de las puntas es ahora un recordatorio de que la próxima decisión puede ser la clave. Él está observando tu cuerpo con atención meticulosa... los hombros que se relajan, los pequeños ajustes en tus pies cómo se mueven tus muñecas... todo lo que pueda darle una pista sobre tu siguiente movimiento. No hay un solo momento en el que se descuide. Es un juego de anticipación, y sabe que la victoria no se logra solo con destreza física, sino con el dominio de la mente del oponente.

Ahora es tu turno. El Forastero te ha dado la oportunidad de mostrar lo que eres capaz de hacer. Su desafío claramente no está en la intención de herir... ni tu cuerpo ni tu orgullo... sino de saber si eres capaz de seguirle el ritmo en esta danza.

¿Cómo responderás a su invitación?

off
#5
Takezo D. Ryuu
Musashi Miyamoto
La parte más importante del combate no es aquella donde se propina el golpe de gracia, ni aquella en donde los combatientes comparan fuerza en busca de encontrar superioridad y de jactarse de confianza en su propia potencia, o morir de terror debido a su debilidad. Ellas tienen sus propios premios, sin embargo no pueden llevarse el mérito antes mencionado, no por encima de los sucesos antes del propio inicio el combate. El silencio abrumador que envuelve la expectativa de un naciente enfrentamiento, misma que sirve como carbón para la llama de la tensión que se siente apenas ambos guerreros se encuentren dentro del terreno de combate, no hay más que solo ellos, el mundo ya no importa y aún con espadas de madera el filo de sus almas sigue siendo un peligro y la prueba que aún con sus miradas en calma ninguno piensa algo cercano a retroceder.

Musashi mantenía su posición compartiendo miradas con aquel forastero, era un juego mental, ninguno había atacado físicamente pero sus mentes estaban en una constante gran guerra ubicaba en aquel tan pequeño infinito espacio de sus miradas. Contrario y en aquel espacio físico que todos podían presenciar, las posturas calmadas de ambos eran sencillamente iguales, transmitían la misma sensación estoica y profundamente en paz con su alrededor, como verse en un espejo, reflejo, iguales e idénticos a ojos y sensaciones de ellos mismos y del publico en expectativa.

La batalla por fin dio inicio y el forastero ni corto ni perezoso había aceptado mi invitación, el movería la primera pieza dentro de este ajedrez, sacrificando su primer peón en atacarme. En un movimiento que no pude percibir aún con una visión por encima del promedio humano, su espada cortó el aire y gélido viento para abrirse espacio en un aquel cuadrilátero en dirección a mí. Un tajo sin intención de herir, me estaba probando, el podía haber terminado el combate en ese mismo instante pero tan solo decidió rozar mi vestimenta en señal de su habilidad, fue una buena advertencia la cual comprendí de manera casi inmediata, sin embargo con el peligro al asecho no cambié mi expresión de calma ni fruncí mi seño, como si fuese aquel tajo de advertencia justo lo que esperaba.

Con una sonrisa no dudé en retroceder solo una pasos para crear nuevamente distancia entre ambos pues me convenía para mí siguiente movimiento. — Si sabes que para ganarme debes darme solo un golpe no? En eso consiste este reto — Con algo de sátira y aún tranquilo levanté mi índice en señal de expresión para acto seguido tocar mi pecho algunas veces con el mismo en señal de indicación. Nuevamente no intenté ofensiva aún retomando una postura de ese tipo, no quería atacar, todos aquellos que habían desafiado al forastero habían buscando el punto que les llevase a la gloria, fracasando uno tras otro, yo no estaba ahí para eso. Como si estuviese ideando un ataque pero sin intención física de hacerlo me quedé nuevamente quieto, lo estaba invitando a gastar otro peón. Ya yo no buscaba el punto, si el quiera sacarme del cuadrilátero tendrá que buscarlo él, yo ya no estaba participando en el juego del forastero, él estaba participando en el mío.
#6
Arthur Soriz
Gramps

El aire gélido acaricia tu rostro pero tu atención está fija únicamente en el hombre frente a ti. El Forastero se mueve con una fluidez antinatural... sus pasos ligeros y calculados como si su ser completo pesara lo mismo que una pluma. Su cuerpo no parece humano... es como si cada músculo, cada movimiento, hubiera sido diseñado para esta danza entre espadachines adeptos. Las puntas de las espadas de madera se cruzan nuevamente, emitiendo ese chirrido suave una vez más.

Empieza a atacar nuevamente, pero siempre buscando que el filo de su espada chocara contra la tuya, enfrentándose en un duelo de choques una y otra vez. No es que quiera ganar, es que quiere brindarle entretenimiento tal vez no a las personas que los rodean... pero a ti y a si mismo. Como si añorara algo así desde hace muchos años.

El choque de las espadas hace vibrar el aire, un sonido que no debería provenir de la madera sino de un acero divino forjado en las entrañas del mundo. Cada impacto es una sinfonía caótica... una mezcla de notas altas y profundas que golpean los corazones de los presentes. No luchas solo contra un hombre... luchas contra una corriente imparable, una tormenta que no muestra piedad ni duda. Y sin embargo esa tormenta te invita a unirte a su danza.

El Forastero no ataca con violencia, sino con un ritmo preciso y armonioso. Sus movimientos parecen seguir un compás que solo él escucha pero que gradualmente tú te aprendes también. Su espada fluye como agua, deslizándose de un ángulo a otro con una suavidad que contradice la fuerza de sus golpes. Cada vez que intentas atacarlo, él no te detiene... simplemente no está ahí. Su cuerpo parece desvanecerse solo para reaparecer justo fuera de tu alcance. La multitud no puede evitar contener la respiración ante cada intercambio.

A pesar de la presión seguramente no te dejas intimidar. A medida que avanzan los minutos que se sienten como una pequeña eternidad... vas aprendiendo sus patrones, o quizás... él deja que los aprendas. Sus movimientos se van haciendo los tuyos. Poco a poco comienzas a ver la lógica en su estilo. Su danza tiene un patrón, un propósito. No es invencible pero se mueve con tal gracia que desafía cualquier intento de encajonarlo en una estrategia tradicional. Este no es un duelo para vencer por fuerza bruta. Es un juego de mentes tanto como de espadas.

Y entonces... después de lo que parece una dulce eternidad, algo cambia. No es un error, no es un descuido. Es un regalo. En el último momento, cuando sus espadas chocan una vez más, el Forastero detiene su movimiento, bajando la guardia justo lo suficiente para que tu ataque final conecte. No lo hace con torpeza, sino con una deliberación que resulta imposible de malinterpretar. Su mirada te lo dice todo... ha decidido que el combate termina aquí. No con un vencedor claro, sino con un entendimiento mutuo.

Tu espada golpea suavemente su pecho, marcando el punto donde la victoria sería tuya. Pero el Forastero no retrocede ni pierde su compostura. Baja su arma lentamente y te observa, sus labios curvándose en una ligera sonrisa que aunque sutil carga una calidez inesperada.

Hace tiempo que no me divertía tanto. — dice con una voz profunda y serena que rompe el silencio. Es la primera vez que habla y el impacto es tal que incluso el organizador parece sorprendido. La multitud estalla en vítores y aplausos, sus gritos ensordecedores llenando la plaza. No es un clamor por un vencedor o un derrotado, sino por un espectáculo que ha dejado una marca en todos los presentes.

Sin dudar, el Forastero extiende su auténtica espada hacia ti. Aunque vieja, la madera de su funda aún brilla con el cuidado y la devoción de años de batallas, y su filo tan brillante como el día en el que la hicieron. — Cuídala tanto como yo lo hice. — te dice, sus ojos fijos en los tuyos con una sinceridad que no puede ser fingida. Hay respeto en su gesto, una aceptación que no necesita palabras adicionales.

El organizador alienta al público a vitorear nuevamente, y esta vez el sonido parece hacer temblar el suelo. Te sientes envuelto por la energía de la multitud, pero tu atención está aún en el hombre que acaba de entregarte su arma. Cuando los vítores comienzan a disminuir, el Forastero da un paso adelante y coloca una mano sobre tu hombro.

Vamos a beber algo, yo invito. — dice con una sonrisa más amplia. — El Festival de las Estrellas recién empieza y hace frío. Además con esta nieve será más agradable junto a una hoguera.

Depende de ti aceptar o no esta invitación. Pero se nota en el rostro del Forastero su sincera felicidad, de pasar la batuta a generaciones futuras. Es mucho mayor que tú... eso está claro en su rostro. Quizá... te hayas quedado con gusto a poco, pero hay algo en sus palabras, en la forma en la que pelearon... que te inspiran a seguir adelante.

Tal vez hayas encontrado un buen colega en él.

off
#7
Takezo D. Ryuu
Musashi Miyamoto
Momentos de silencio volvieron al cuadrilátero para inundar nuevamente de expectativa el enfrentamiento, no había turista y local presente en la plaza presenciando el combate que se atreviese a decir palabra alguna, estaban comenzado a comprender el duelo y que no solo se luchaba dentro de un plano mayormente físico, aquí había más, nuestra expresiones y movimientos, la calma y las sutiles provocaciones eran todas pruebas de ello y de como el combate sería recordado incluso bajo la frialdad del siguiente invierno.

Mi invitación fue aceptada y no podía alegrarme más de ello, después de todo era parte de mi vaga estrategia, debía sacarlo de su juego si quería tener alguna oportunidad u ocasión diferente a todos aquellos que lo desafiaron antes que yo, todos aquellos que buscaban la gloria, no los conocía, pero sabía que estaban en mi hombros, no les debía nada, pero era ahora era mi obligación pagarles con algo.

Aquel forastero atacó por segunda vez tomando la iniciativa en no solo defenderse, no sé si eso había sucedido alguna vez pero era reconfortante saber que ahora el buscaba el punto, lo necesitaba para sacarme del cuadrilátero. Sus movimientos eran como el agua, igual de flexibles y cambiantes, como aquella torrente que al encontrarse con una gran roca no busca moverla sino más bien rodearla. Para mí era jodidamente impresionante, nunca jamás me había enfrentado a un oponente de ese nivel, tan rápido, con tanta experiencia y a simple vista, tan superior.

Los primeros tajos los evité con un sencillo juego de pies y caderas, siendo bastante efectivo y casi hipnótico, como si estuviésemos danzando en lugar de ser un enfrentamiento. Mi habilidad duró poco, pues su velocidad y agilidad no tardó en aumentar lo que me obligó a moverme más rápido y esforzarme más de que lo creí para mantener la danza, logrando hacerlo un minuto más antes de tener que verme acorralado en la lluvia de tajos y así forzado a usar mi espada para defenderme de su abusiva embestida. Una, y otra y otra vez el sonido de la madera chocando se hacía presente en el lugar, ambos parecíamos dar todo, aunque yo sabía que yo estaba dando más para poder seguirle el ritmo.
De combate, a danza pero acaso se puede bailar sin música? Dentro del caos de los impactos logras diferenciar una melodía, como una pequeña canción escrita y la cual estaba entendiendo y aprendiendo, como si algún instrumento se tratase. No tardé, me adapté y logré encontrar dentro de esa melodía un patrón, como si aquella música infernal de los impacto no fuese más que un divino milagro, mismo que me permito comenzar a contraatacar sin dejar brecha aparente que el pudiese aprovechar y aún así éxito en mis impactos.

Cuando los minutos parecían una eternidad y era destinado nuestro baile de la muerte para siempre pude observar una brecha, una que no iba a dejar pasar. Un fuerte tajo tomó dirección al pecho del forastero, parecía ser un golpe fulminante y sin piedad aparente, sin embargo antes del impacto me detuve y con una sonrisa toqué suavemente su pecho con la punta de mi espada. — Punto — El silencio invadió el terreno de combate hasta que escucharlo hablar se volvía el primer sonido de una orquesta de ovaciones al combate. — Lo haré. — Sonreí para tomar la espada y guardarla en mi cintura sin poder ocultar mi alegría referente al momento.

Cuando el publico se había ido acepte aquella invitación, todo el tema del combate me había dado sed y realmente el calor de la fogata no me haría mal, también iba aprovechar la situación directamente para pedirle cualquier enseñanza a ese sujeto, tenía mucha más experiencia que yo, y los suficientes consejos para ayudarme a seguir escalando la montaña para ser el más fuerte. Hasta ese día nunca había ganado un combate.
#8
Moderador X Drake
Bandera Roja
¡RECOMPENSAS POR AVENTURA T1 ENTREGADAS!


Usuario Takezo D. Ryuu
  • Berries: 9.000.000 -> 9.500.000 (+500.000)
  • Experiencia: 348,54-> 378,54 (+30)
  • Nikas: 21 -> 26 (+5)
  • Reputación: +10 de Reputación Positiva

Narrador Arthur Soriz
  • Berries: 22.700.000 -> 23.000.000 (+300.000)
  • Experiencia: 1605.00 -> 1650.00 (+45)
  • Nikas: 19 -> 26 (+7)
  • Cofres: +Cofre Decente
#9


Salto de foro:


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