Arthur Soriz
Gramps
01-01-2025, 11:20 PM
[ · · · ]
4 de Invierno
Año 724
Año 724
Después de un viaje turbulento en pulpo volador el cual lamentablemente terminó pereciendo, finalmente pisé la isla Swallow. El ambiente fresco del North Blue me recibió con una calma que ya extrañaba luego de esa enorme tormenta que nos azotó a mitad de camino... honestamente pensé que no la contábamos, mucho menos siendo poseedor de una Akuma no Mi ... si llegaba a caer al mar, sería historia. Así que decidí aprovechar mi tiempo libre para explorar la isla separándome momentáneamente del Kaigekitai tras presentarnos a nuestros superiores en la base G-17. La gran base marine me impresionó obviamente... era incluso más imponente que nuestra base en Isla Kilombo, pero sentía que había más por descubrir fuera de sus muros.
Las calles de la isla estaban llenas de vida. El sol brillaba, el aire era fresco y las personas caminaban relajadas sumidas en sus quehaceres cotidianos. Los aromas de la comida local se entremezclaban con el aire salino del mar, lo que me hizo sentir una paz familiar, no era tan diferente a lo que vendría siendo Rostock... aunque sí que se sentía mucho más seguro, tal vez por la costumbre ya de ver a los de la Mano Negra haciendo de las suyas por donde quiera que pisara allá.
La montaña en forma de golondrina que dominaba la isla de forma imponente parecía vigilarme desde su lugar elevado, como si me estuviera dando la bienvenida. Mientras recorría la plaza central, un joven vendedor me saludó al verme con mi uniforme de marine. Con una sonrisa amplia se acercó a mí claramente emocionado.
— ¡Arthur Soriz, ¿verdad?! —exclamó, mientras me ofrecía una fruta de color violeta brillante—. He leído sobre ti en el News Coo. ¿Tú eres el de Rostock, cierto? ¿El que casi atrapa a Cullen?
Sonreí y tomé la fruta, agradecido por la atención.
— Eso dicen. Gracias por el recibimiento —respondí mientras probaba la fruta, cuyo sabor fresco y ácido me sorprendió gratamente—. ¿Acaso ya han llegado noticias del East Blue hasta aquí?
El joven se tomó su tiempo para explicarme que el News Coo, había hablado no solamente de la Mano Negra pero también de mis hazañas, algo que me agarró desprevenido pero arrancó una sonora carcajada de felicidad al saber que al menos cierto renombre comenzaba a hacerme incluso en otro de los mares.
Estuve agradecido por la recomendación y mientras saboreaba la fruta observé cómo la gente se movía por la plaza. Un par de niños me miraron sorprendidos y uno de ellos me señaló susurrando a su amigo. Era inevitable que la gente me reconociera aunque aún no sentía que mi fama hubiera alcanzado niveles importantes. El trabajo en Rostock había salido en algunos ejemplares del News Coo pero no me sentía como un héroe. Simplemente hacía lo que creía que debía hacer.
A medida que avanzaba por la isla el bullicio de la plaza dio paso a calles más tranquilas. Llegué hasta un pequeño café cerca del puerto, donde decidí sentarme a descansar y tomar algo caliente para matar el frío que azotaba afuera... se notaba que aquí en el North Blue el invierno era incluso más cruel que en Kilombo. Fue allí donde conocí a un hombre mayor que al verme en mi uniforme se acercó sin titubear y se sentó frente a mí.
— Te he visto por ahí, en el News Coo. —dijo con una sonrisa astuta—. Tienes algo de renombre, Soriz.
Lo miré intrigado, pero sin dejar que mi expresión delatara mi curiosidad.
— Recién llegado... pero sí, algo de fama me ha seguido al parecer... no es algo que me esperara, honestamente. —respondí con una sonrisa moderada, dándole un sorbo a mi chocolate caliente.
El anciano pareció complacido por mi respuesta y se inclinó hacia adelante, bajando la voz como si compartiera un secreto.
— Hay un tipo por aquí que te podría interesar. Se llama Peter D. Parker, un tipo raro. A veces se hace llamar a sí mismo un superhéroe. ¿Lo has oído mencionar?
Me quedé un momento pensativo, no solo por lo inusual del nombre sino por la descripción. Al haber estado toda mi vida en el East Blue y siquiera haber tocado otra isla... obviamente que no conocía de estos sujetos. Rumores lugareños, eso es algo que me gusta escuchar.
— ¿Un superhéroe? —pregunté, sorprendido por la forma en que el hombre lo decía. — No, para nada.
El anciano asintió con una ligera sonrisa.
— Sí. No está claro si tiene algún poder o si se cree que tiene uno, pero se mete de vez en cuando en los asuntos de la Marina o de los cazadores de recompensas. Algunos dicen que busca justicia a su manera, pero con métodos muy extraños. Siempre que intentan capturarlo se les escapa...
La curiosidad me picó. En un mundo donde todo parecía estar controlado por el Gobierno Mundial, ¿Qué hacía alguien como él actuando por su cuenta?
— ¿Y qué más sabes de él? —pregunté, sin ocultar mi interés.
El hombre hizo un gesto con la mano, como restando importancia a la historia.
— No mucho... solo que de vez en cuando aparece se enfrenta a los criminales o interfiere cuando hay algo importante en juego. Nadie sabe bien cómo se las arregla pero siempre termina desapareciendo antes de que alguien pueda atraparlo. Pero claro, los rumores van y vienen y a veces es mejor no tomarlos demasiado en serio, ¿sabes?
Asentí, comprendiendo sus palabras mientras las sopesaba. Un tipo extraño, que se hacía llamar superhéroe y metía las narices en asuntos de la Marina. Eso era algo que no podía dejar de lado.
— Interesante. —dije, dándole un último vistazo al hombre, que ahora se levantaba de su silla.
Antes de irse, el anciano me lanzó una mirada significativa.
— Ten cuidado por aquí, joven. Este es un lugar tranquilo, sí... pero las cosas se están poniendo pesadas en el mundo.
La conversación me dejó pensativo. La isla tenía sus misterios y ese tal Peter D. Parker parecía ser uno de ellos. Mientras la noche comenzaba a caer y las luces de la isla brillaban con suavidad, me sentí más decidido a descubrir qué más tenía reservado este lugar para mí. Si alguien como él se atrevía a involucrarse en los asuntos de la Marina, tendría que decirles al resto del Kaigekitai sobre este rumor... tal vez podríamos investigar un poco al respecto.
Las calles de la isla estaban llenas de vida. El sol brillaba, el aire era fresco y las personas caminaban relajadas sumidas en sus quehaceres cotidianos. Los aromas de la comida local se entremezclaban con el aire salino del mar, lo que me hizo sentir una paz familiar, no era tan diferente a lo que vendría siendo Rostock... aunque sí que se sentía mucho más seguro, tal vez por la costumbre ya de ver a los de la Mano Negra haciendo de las suyas por donde quiera que pisara allá.
La montaña en forma de golondrina que dominaba la isla de forma imponente parecía vigilarme desde su lugar elevado, como si me estuviera dando la bienvenida. Mientras recorría la plaza central, un joven vendedor me saludó al verme con mi uniforme de marine. Con una sonrisa amplia se acercó a mí claramente emocionado.
— ¡Arthur Soriz, ¿verdad?! —exclamó, mientras me ofrecía una fruta de color violeta brillante—. He leído sobre ti en el News Coo. ¿Tú eres el de Rostock, cierto? ¿El que casi atrapa a Cullen?
Sonreí y tomé la fruta, agradecido por la atención.
— Eso dicen. Gracias por el recibimiento —respondí mientras probaba la fruta, cuyo sabor fresco y ácido me sorprendió gratamente—. ¿Acaso ya han llegado noticias del East Blue hasta aquí?
El joven se tomó su tiempo para explicarme que el News Coo, había hablado no solamente de la Mano Negra pero también de mis hazañas, algo que me agarró desprevenido pero arrancó una sonora carcajada de felicidad al saber que al menos cierto renombre comenzaba a hacerme incluso en otro de los mares.
Estuve agradecido por la recomendación y mientras saboreaba la fruta observé cómo la gente se movía por la plaza. Un par de niños me miraron sorprendidos y uno de ellos me señaló susurrando a su amigo. Era inevitable que la gente me reconociera aunque aún no sentía que mi fama hubiera alcanzado niveles importantes. El trabajo en Rostock había salido en algunos ejemplares del News Coo pero no me sentía como un héroe. Simplemente hacía lo que creía que debía hacer.
A medida que avanzaba por la isla el bullicio de la plaza dio paso a calles más tranquilas. Llegué hasta un pequeño café cerca del puerto, donde decidí sentarme a descansar y tomar algo caliente para matar el frío que azotaba afuera... se notaba que aquí en el North Blue el invierno era incluso más cruel que en Kilombo. Fue allí donde conocí a un hombre mayor que al verme en mi uniforme se acercó sin titubear y se sentó frente a mí.
— Te he visto por ahí, en el News Coo. —dijo con una sonrisa astuta—. Tienes algo de renombre, Soriz.
Lo miré intrigado, pero sin dejar que mi expresión delatara mi curiosidad.
— Recién llegado... pero sí, algo de fama me ha seguido al parecer... no es algo que me esperara, honestamente. —respondí con una sonrisa moderada, dándole un sorbo a mi chocolate caliente.
El anciano pareció complacido por mi respuesta y se inclinó hacia adelante, bajando la voz como si compartiera un secreto.
— Hay un tipo por aquí que te podría interesar. Se llama Peter D. Parker, un tipo raro. A veces se hace llamar a sí mismo un superhéroe. ¿Lo has oído mencionar?
Me quedé un momento pensativo, no solo por lo inusual del nombre sino por la descripción. Al haber estado toda mi vida en el East Blue y siquiera haber tocado otra isla... obviamente que no conocía de estos sujetos. Rumores lugareños, eso es algo que me gusta escuchar.
— ¿Un superhéroe? —pregunté, sorprendido por la forma en que el hombre lo decía. — No, para nada.
El anciano asintió con una ligera sonrisa.
— Sí. No está claro si tiene algún poder o si se cree que tiene uno, pero se mete de vez en cuando en los asuntos de la Marina o de los cazadores de recompensas. Algunos dicen que busca justicia a su manera, pero con métodos muy extraños. Siempre que intentan capturarlo se les escapa...
La curiosidad me picó. En un mundo donde todo parecía estar controlado por el Gobierno Mundial, ¿Qué hacía alguien como él actuando por su cuenta?
— ¿Y qué más sabes de él? —pregunté, sin ocultar mi interés.
El hombre hizo un gesto con la mano, como restando importancia a la historia.
— No mucho... solo que de vez en cuando aparece se enfrenta a los criminales o interfiere cuando hay algo importante en juego. Nadie sabe bien cómo se las arregla pero siempre termina desapareciendo antes de que alguien pueda atraparlo. Pero claro, los rumores van y vienen y a veces es mejor no tomarlos demasiado en serio, ¿sabes?
Asentí, comprendiendo sus palabras mientras las sopesaba. Un tipo extraño, que se hacía llamar superhéroe y metía las narices en asuntos de la Marina. Eso era algo que no podía dejar de lado.
— Interesante. —dije, dándole un último vistazo al hombre, que ahora se levantaba de su silla.
Antes de irse, el anciano me lanzó una mirada significativa.
— Ten cuidado por aquí, joven. Este es un lugar tranquilo, sí... pero las cosas se están poniendo pesadas en el mundo.
La conversación me dejó pensativo. La isla tenía sus misterios y ese tal Peter D. Parker parecía ser uno de ellos. Mientras la noche comenzaba a caer y las luces de la isla brillaban con suavidad, me sentí más decidido a descubrir qué más tenía reservado este lugar para mí. Si alguien como él se atrevía a involucrarse en los asuntos de la Marina, tendría que decirles al resto del Kaigekitai sobre este rumor... tal vez podríamos investigar un poco al respecto.
