Hay rumores sobre…
...un hombre con las alas arrancadas que una vez intentó seducir a un elegante gigante y fue rechazado... ¡Pobrecito!
[Autonarrada] [A - T3] Una nueva isla, un nuevo mar, ¿nuevos problemas?
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
Petición

~ Día 3 de Invierno del año 724.
Champa, Isla Tortuga.

La turbulenta llegada al destino, al fin se dio bajo algunas connotaciones que poco agradables parecían presentarse. La salida a cubierta me hizo ver el enclave donde nos encontrábamos, que presentaba una apariencia caótica y amenazante, pues no hacía falta ser un lince para saber, que la ciudad que teníamos en frente transmitía una peligrosa aura que poco tenía que ver con Isla Kilombo.

Las estructuras, el griterío y la gente que a lo lejos iba de un lado hacia otro, poco tenía que ver con la buena fe, el honor o el respeto, y mientras se podía dirigir la mirada de un punto a otro, diferentes situaciones algo peliagudas se daban. Peleas, persecuciones, amenazas y otro tipo de maldades es lo que se podían percibir desde el exterior, lo que llegó a remover en mi interior de que, si eso era la fina superficie de un todo, que albergará en sus profundidades más secretas.

La sensación me recordaba a aquella enorme torre en Tequila Wolf, pero con unos tintes más caóticos, pero ambos lugares sin duda encerraban actos delictivos de un calado que escapa a mi saber. Impulsado por la genuina curiosidad que me caracterizaba, decidí acudir a la bodega para coger algunos ropajes de la gente del servicio del barco, tras pedir el correspondiente servicio, para que con una apariencia de civil que se alejaba del uniforme de marine, bajar hasta el muelle, adentrarme en el puerto y en las calles colindantes al mismo para pistear más el ambiente que se respiraba allí.

De hecho, respirar allí no es que fuera santo de mi devoción, el orín, la basura, pescados desmembrados en avanzado estado de putrefacción, colmaban las calles más cercanas al puerto. Pronto, las primeras miradas indiscretas del mismo se clavaron sobre mí, tal vez por ser el forastero que nadie sabía de donde salió, pero las caras nuevas por aquellos lares llamaban la atención, lo cual, en el supuesto caso de tener la intención de actuar allí, debíamos primero de solventar ese inconveniente.

Mi paso templado y contemplativo por esas sucias calles me llevaron a apenarme por como se degradaba cada ser que campaba a sus anchas por allí, daba igual que fue hombre o Gyojin, todo aquel que me rodeaba, mirara por donde mirara, estaba haciendo algo que escapaba a toda lógica racional y moral. No podía dejar de pensar en las penurias que dentro de cada edificio o casa se podían, y pasando por varias tabernas, que era lo que más abundaba en la zona, pude dar buena cuenta de que eran auténticas ratoneras donde la maldad y las malas intenciones se manifestaban sin ningún tipo de pudor, por no hablar de los múltiples robos que en otros comercios de diferentes géneros se daban, si no era cercano, era 2 o 3 calles más allá.

El tumulto degenerado de gente para mi detrimento tampoco es que fuera lo más agradable del mundo, y las amenazas, las amputaciones, la mendicidad y otros cuantos factores más que podía llegar a ver, hacían que aquella ciudad de Champa fuera el sitio más degradado que pude llegar a presenciar a lo largo de mi ancha vida. Mirase por donde mirase, notaba que la pena y el lamento colmaba mi pecho ¿qué clase de acontecimientos les ha llevado a todas estas personas a acabar aquí?, ¿por qué siguen?, ¿en qué momento la inquina y la mala fe se adueñó de ellos y siguen perpetuándola?

Tuve un intenso debate moral en mi interior mientras intentaba volver devuelta al puerto, inmiscuido ya en mis propios pensamientos pero recabando toda clase de malas sensaciones en aquel lugar. Sin duda alguna, como marine, tenía el deber moral de intervenir en aquel hervidero de problemas y degeneración que se explayaba por toda la ciudad, el cómo hacerlo y a que me enfrentaría era ya otro cantar, pero no podía apartar la mirada, obviar este sitio y volver a uno de los cuarteles de aquel mar con la conciencia tranquila, yo al menos no. No iba a pasar por ahí, me costara lo que me costara, pues de la forma en la que fuera, si habíamos caído allí era por que la vida quería que interviniera en aquella isla, en un grado u otro, pero mi paso por aquí sería recordado, y mi incidencia en el lugar no caería en balde.

De vuelta al puerto, un sentimiento de motivación me fue invadiendo, me era ya más que familiar, pues era el mismo que me entró durante mi estancia con los nativos de Cozia o al escalar la Red Line. Era un aviso bien claro de que en ese sitio tenía que mediar para mejorarlo y limpiarlo de todos los maleantes, criminales y ladrones que lo infestaban, un debate que aunque quisiera tenerlo orientado hacia la clemencia y la humanidad, no debía de dejar sin castigo a quien lo mereciera, y en Champa, nadie escaparía del mismo.
#1
Moderador Doflamingo
Joker
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Usuario Gautama D. Lovecraft
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#2


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