Ubben Sangrenegra
Loki
25-01-2025, 09:08 PM
Ubben se encontraba en un rincón oscuro de un bar en la Isla Kilombo, el tipo de lugar donde las lámparas parpadeaban y el olor a humedad competía con el de ron barato. Con una mano apoyada en la mesa pegajosa y la otra jugueteando con un den den mushi, parecía estar absorto en sus pensamientos. Sin embargo, detrás de la fachada despreocupada, el peliblanco sabía que no debería estar ahí. No era la primera vez que visitaba ese agujero, y su última estancia no había terminado en los mejores términos. Había salido sin pagar, dejando una deuda que no tenía intención de saldar.
Con un suspiro, activó el den den mushi y esperó. La pequeña criatura emitió su característico sonido antes de adoptar la expresión tranquila y serena de Akari al otro lado de la línea. —Akari, soy yo— La voz de Ubben sonó despreocupada, aunque en su mente ya había planeado tres rutas de escape en caso de que la situación se complicara.
—Ubben, ¿qué pasa?— respondió Akari, con un tono curioso pero ligeramente receloso, como si ya anticipara algún tipo de locura por parte del peliblanco. —Nada grave. Solo quería decirte que estoy tomando rumbo al North Blue...— Mientras hablaba, el bribón de ojos dorados no pudo evitar notar cómo un par de figuras en el bar comenzaban a mirarlo con más atención de la que le gustaba. Uno de ellos, un hombre corpulento con un delantal mugriento, entrecerró los ojos al reconocerlo. Era el dueño del lugar, y su expresión no dejaba lugar a dudas... sabía quién era Ubben.
—¿Sigues ahí, Akari?— preguntó, manteniendo su tono casual mientras sus dedos tamborileaban con calma sobre la mesa. —Sí, claro. ¿Al North Blue?— La curiosidad de Akari era evidente. Antes de que pudiera responder, el dueño del bar avanzó hacia él con pasos rápidos, su rostro una mezcla de enojo y alegría por poder cobrar la deuda. Sin interrumpir la llamada, Ubben giró levemente la cabeza, lo suficiente para tener al hombre en su campo de visión.
—¡Tú!— rugió el tabernero, señalándolo con un dedo gordo y tembloroso —¡Me debes dinero, ladrón de mierda!— Ubben no pudo evitar esbozar una media sonrisa, esa que siempre parecía bordear entre la burla y la autocomplacencia. —Un momento, linda— Dijo al den den mushi antes de inclinarse ligeramente hacia un lado justo cuando el enorme puño del tabernero se dirigía a su cara. El golpe pasó de largo, y el bribón ni siquiera se molestó en levantarse de la silla.
—¿Todo bien?— preguntó Akari al otro lado de la línea, ajena al caos que se desarrollaba a su alrededor. —Sí, nada fuera de lo normal— Ubben se enderezó, esquivando otro intento del tabernero, esta vez con un ágil movimiento de hombros que dejó al hombre tambaleándose contra una mesa cercana. —¿Estás seguro? Suenas… distraído— Preguntó la pelinegra, a lo que Ubben respondió —Es el ambiente, linda. Ya sabes cómo son estos lugares— Mientras hablaba, dejó que el tabernero intentara un tercer golpe, que evadió con la misma facilidad que los anteriores, como si fuera un juego para él.
—Bueno, lo importante es que te lo tomes en serio. Si vas al North Blue, supongo que ya tienes un plan— Comentó la chica, mientras Ubben continuaba vacilando al dueño, esquivandole como si nada. —Claro que sí— Ubben sonrió, esta vez con un toque genuino —Por cierto, ¿te sientes lista para salir de aventura?— Akari tardó un momento en responder, pero su voz sonó firme —Sí, lo estoy— El corazón del peliblanco saltó un latido de emoción al escuchar su respuesta. —Perfecto— El peliblanco esquivó otro golpe, esta vez con un elegante movimiento que le permitió levantarse de la silla y caminar hacia la puerta sin perder el ritmo de la conversación —Te dejé un boleto para los Sky Zeppeli, ¿lo recuerdas? Cuando estés lista, puedes usarlo para alcanzarme—
El tabernero, jadeando de esfuerzo, se quedó quieto por un instante, evaluando si valía la pena seguir intentando atrapar al escurridizo bribón, pero un par de clientes leales se levantaron para ayudarle. Ubben, mientras tanto, ya estaba en la puerta, echando un último vistazo al interior del bar antes de continuar su conversación. —Nos encontraremos en Flevance, Lucecita, en el North Blue... Te estaré esperando— Con esas palabras y una sonrisa que irradiaba una mezcla de confianza y encanto, Ubben cortó la llamada y puso pestillo a las puertas del bar con total tranquilidad. Mientras ponía cada uno de los tres seguros de la puerta dijo de forma dramatica —Los modales...— Sonó el metalico click del primer cerrojo que bloqueaba la puerta izquierda —hacen...— Sonó la metálica barra corrediza que bloqueaba la apertura derecha —al hombre...— Sentenció al cerrar el cerrojo que bloqueaba ambas puertas entre si.
Luego de ello se volteó hacia el dueño y el grupo de borrachos que le acompañaban... su mirada se oscureció y soltó —¿No puede uno hablar con su chica en paz?— Apretó los puños, haciendolos crujir y saltó hacia adelante para darles una lección. Desde afuera solo es escucharon un par de golpes y ahogados gritos, antes de que el peliblanco saliese caminando como si nada de la taberna, dispuesto a buscar a Asradi y dirigirse al puerto donde estaría el resto del escuadrón.
Con un suspiro, activó el den den mushi y esperó. La pequeña criatura emitió su característico sonido antes de adoptar la expresión tranquila y serena de Akari al otro lado de la línea. —Akari, soy yo— La voz de Ubben sonó despreocupada, aunque en su mente ya había planeado tres rutas de escape en caso de que la situación se complicara.
—Ubben, ¿qué pasa?— respondió Akari, con un tono curioso pero ligeramente receloso, como si ya anticipara algún tipo de locura por parte del peliblanco. —Nada grave. Solo quería decirte que estoy tomando rumbo al North Blue...— Mientras hablaba, el bribón de ojos dorados no pudo evitar notar cómo un par de figuras en el bar comenzaban a mirarlo con más atención de la que le gustaba. Uno de ellos, un hombre corpulento con un delantal mugriento, entrecerró los ojos al reconocerlo. Era el dueño del lugar, y su expresión no dejaba lugar a dudas... sabía quién era Ubben.
—¿Sigues ahí, Akari?— preguntó, manteniendo su tono casual mientras sus dedos tamborileaban con calma sobre la mesa. —Sí, claro. ¿Al North Blue?— La curiosidad de Akari era evidente. Antes de que pudiera responder, el dueño del bar avanzó hacia él con pasos rápidos, su rostro una mezcla de enojo y alegría por poder cobrar la deuda. Sin interrumpir la llamada, Ubben giró levemente la cabeza, lo suficiente para tener al hombre en su campo de visión.
—¡Tú!— rugió el tabernero, señalándolo con un dedo gordo y tembloroso —¡Me debes dinero, ladrón de mierda!— Ubben no pudo evitar esbozar una media sonrisa, esa que siempre parecía bordear entre la burla y la autocomplacencia. —Un momento, linda— Dijo al den den mushi antes de inclinarse ligeramente hacia un lado justo cuando el enorme puño del tabernero se dirigía a su cara. El golpe pasó de largo, y el bribón ni siquiera se molestó en levantarse de la silla.
—¿Todo bien?— preguntó Akari al otro lado de la línea, ajena al caos que se desarrollaba a su alrededor. —Sí, nada fuera de lo normal— Ubben se enderezó, esquivando otro intento del tabernero, esta vez con un ágil movimiento de hombros que dejó al hombre tambaleándose contra una mesa cercana. —¿Estás seguro? Suenas… distraído— Preguntó la pelinegra, a lo que Ubben respondió —Es el ambiente, linda. Ya sabes cómo son estos lugares— Mientras hablaba, dejó que el tabernero intentara un tercer golpe, que evadió con la misma facilidad que los anteriores, como si fuera un juego para él.
—Bueno, lo importante es que te lo tomes en serio. Si vas al North Blue, supongo que ya tienes un plan— Comentó la chica, mientras Ubben continuaba vacilando al dueño, esquivandole como si nada. —Claro que sí— Ubben sonrió, esta vez con un toque genuino —Por cierto, ¿te sientes lista para salir de aventura?— Akari tardó un momento en responder, pero su voz sonó firme —Sí, lo estoy— El corazón del peliblanco saltó un latido de emoción al escuchar su respuesta. —Perfecto— El peliblanco esquivó otro golpe, esta vez con un elegante movimiento que le permitió levantarse de la silla y caminar hacia la puerta sin perder el ritmo de la conversación —Te dejé un boleto para los Sky Zeppeli, ¿lo recuerdas? Cuando estés lista, puedes usarlo para alcanzarme—
El tabernero, jadeando de esfuerzo, se quedó quieto por un instante, evaluando si valía la pena seguir intentando atrapar al escurridizo bribón, pero un par de clientes leales se levantaron para ayudarle. Ubben, mientras tanto, ya estaba en la puerta, echando un último vistazo al interior del bar antes de continuar su conversación. —Nos encontraremos en Flevance, Lucecita, en el North Blue... Te estaré esperando— Con esas palabras y una sonrisa que irradiaba una mezcla de confianza y encanto, Ubben cortó la llamada y puso pestillo a las puertas del bar con total tranquilidad. Mientras ponía cada uno de los tres seguros de la puerta dijo de forma dramatica —Los modales...— Sonó el metalico click del primer cerrojo que bloqueaba la puerta izquierda —hacen...— Sonó la metálica barra corrediza que bloqueaba la apertura derecha —al hombre...— Sentenció al cerrar el cerrojo que bloqueaba ambas puertas entre si.
Luego de ello se volteó hacia el dueño y el grupo de borrachos que le acompañaban... su mirada se oscureció y soltó —¿No puede uno hablar con su chica en paz?— Apretó los puños, haciendolos crujir y saltó hacia adelante para darles una lección. Desde afuera solo es escucharon un par de golpes y ahogados gritos, antes de que el peliblanco saliese caminando como si nada de la taberna, dispuesto a buscar a Asradi y dirigirse al puerto donde estaría el resto del escuadrón.