Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue, hay un prometedor bardo tratando de forjarse una reputación. ¿Hasta dónde llegará?
Tema cerrado 
[Aventura] [T2] ¿¡Qué yo hice qué!?
Arthur Soriz
Gramps
[ · · · ]

13 de Invierno
Año 724

Luego de haber salido victorioso contra aquellos sujetos que osaron ponerse en tu camino, no te imaginabas que las consecuencias que tu victoria serían tan amargas. Heridos en su orgullo y llenos de rencor los derrotados se dedicaron a planear una venganza que no solo te afectara físicamente sino que arruinara tu vida en la isla. Con astucia y malicia comenzaron a hacer correr la voz de que habías sido responsable del robo de un bote, y pronto tu nombre se convirtió en sinónimo de desconfianza y delincuencia en Cocoyashi.

Al principio las acusaciones parecían absurdas, algo que podrías ignorar mientras seguías con tus asuntos. Pero el veneno del rumor se extendió rápido como un incendio en campos de pasto seco. Los aldeanos, siempre unidos y protectores de su comunidad comenzaron a mirarte con desconfianza. Era imposible caminar por el mercado sin sentir el peso de sus miradas acusatorias clavadas en tu espalda. Madres apartaban a sus hijos cuando pasabas, y los ancianos que solían compartir historias junto a ti ahora susurraban entre ellos y te señalaban con el dedo. Se notaba a leguas que algo malo estaba pasando y lamentablemente tú estabas pagando las consecuencias de ello.

El punto álgido llegó cuando intentando razonar con uno de los pescadores, fuiste interrumpido por un grupo de aldeanos que te lanzaron mandarinas podridas directamente a la cabeza. Los gritos de "¡Ladrón!" y "¡Devuelve el bote!" resonaban con una fuerza que casi lograba opacar el olor fétido de las frutas en descomposición.

¡Si tienes algo de honor, entrégate! —te gritó un hombre mayor, agitando su bastón como si fuera una espada. Otra mujer se adelantó con los puños apretados y la mirada llena de ira, hacia ti ... que honestamente no sabías a qué mierda se estaba refiriendo exactamente.
¡Sabíamos que no eras de fiar desde el principio! ¡Personas como tú solo traen problemas a esta isla!

Honestamente todo era tan confuso que no pudiste evitar sentir un nudo en el estómago. No por miedo obviamente, sino por la impotencia de ser condenado por algo que sabías no habías hecho. Pero no podías quedarte en silencio, tenías que encontrar al verdadero culpable y limpiar tu nombre. Y tenías que hacerlo rápido, porque lo más probable es que la Marina no tardaría en actuar y tampoco le temblaría la mano en meterte a una celda hasta que te pudrieras haciendo trabajo comunitario.


off
#1
Julius Basileus
El Ogro
Día 13 de Invierno del Año 724
 
Oh Cocoyashi, una ciudad tan hermosa como despreciable. Su alcohol tan bueno pero su vida diaria tan aburrida y simplona que me daban ganas de vomitar. Ya llevaba casi un mes viviendo en aquella parte del archipiélago y ya había tenido mi justa parte de líos y problemas con los cuales poder acompañar algo de cerveza y carne, todo digno de un conquistador como yo. Pero había algo raro aquél día en especial, la gente que normalmente me miraba de forma rara había cambiado, ahora se mostraban enojadas conmigo sin razón alguna. 
 
Las madres apartaban a sus hijos de mi camino con rapidez, la gente susurraba mientras me señalaban y básicamente media Cocoyashi tenía dos o tres cosas que decir de mi aparentemente. Intentando saber lo que pasaba me dirigí a un pescador de la zona quién había visto en aquél lugar un par de veces. — ¿Oye anciano, a que se debe todas estas miradas? ¿Acaso hoy me levanté más guapo de lo normal? ¡Basasasasasa! — Si de por si mi risa era algo Irritante para la mayoría, en aquél momento parecía haber desatado algo mucho mayor. 
 
Al terminar de reír recibí un mandarinazo por la cabeza por parte de un grupo de aldeanos los cuales me gritaban qué me entregue y que no tenía honor alguno. Ya había pasado tiempo desde que alguien intentó humillarme así para buscar pelea, mi rostro oscurecido tapaba una cara de pura ira, cosa que pude calmar rápidamente al recordar que solo eran aldeanos, no dignos rivales. — ¡Quédense con vuestras jodidas frutas podridas! Malnacidos... — les había lanzado aquella mandarina de vuelta como consecuencia, pues no tendría honor el golpear a alguien así.  
 
Ya estaba bastante mosqueado y alterado por lo que había pasado, pues no encontraba ninguna razón para que media ciudad me odie de un día para otro. Fue cuando escuché "Entrega el bote" entre los gritos de los ciudadanos de Cocoyashi. Pues ahora estaba el doble de confundido y debía de averiguar porqué demonios piensan que me habría robado un bote. Fue cuando me puse pensativo, llevé mi mano derecha a mi barbilla mientras la sostenía con la izquierda. — A decir verdad si que estuve rondando el muelle en busca de un barco para comprar, pero estaban tan caros que salí de allí de una. ¡Basasasasasa! Si de verdad me hubiera robado ese bote me habría largado de esta ciudad hace ya. ¡Basasasasa!
 
En mi rato de meditación llegué a la conclusión de que debía de ir a dónde siempre iba a tomar y a esperar a que algún maleducado se porte mal con la camarera para así divertirme mientras le rompo la cara, el bar "Pie de Gigante". Este bar era llevado por el cantinero y su hija, quién hacía de camarera y a quién siempre andaba yo librando de problemas con borrachos. Sabía que si alguien conocía los rumores de la ciudad ese debía de ser el señor cantinero del bar Pie de Gigante.
 
Personaje
Inventario
V&D
#2
Arthur Soriz
Gramps
Incluso con tus excusas y palabras que iban con toda la sinceridad del mundo, la gente seguía dedicándote esa mirada de rechazo absoluto. No era odio pero sí desconfianza... y sin importar cuánto pudieras decir, ya estaban sugestionados por culpa del sin fin de rumores sin pruebas que les habían metido en la cabeza. Incluso cuando llegaste al bar Pie de Gigante, el aura estaba cargada de ese desdén hacia tu persona. Incluso la mirada desconfiada de los clientes que se levantaban y se iban del local se clavaba en ti como cuchillos afilados. Los aldeanos te habían condenado sin escuchar ni una sola palabra de tu boca. El rumor, ya tan enraizado en sus cabezas, se había transformado de momento en una verdad inamovible.

El cantinero no podía evitar encogerse de hombros cuando te vio llegar, aunque bien sabía que las acusaciones no eran más que una vil mentira. A pesar de mirar de mala gana a los clientes que querían irse como diciéndoles "Planten culo en una silla ahora mismo", pero ya no había vuelta atrás. El rumor se había colado como la peste en la mente de muchos.

La hija del cantinero por otro lado te miraba con simpatía, y la culpa que solo alguien que ha sido ayudado una y otra vez de un borracho problemático podría tener. Sus ojos brillaban como si quisiera decir algo pero no lo hacía, el peso de lo que sucedía ahora mismo en el pueblo era más grande que cualquier intento de consuelo que pudiera ofrecerte. Sin embargo en su sonrisa había una chispa de esperanza, de que todo se pudiera solucionar rápido y con ello trajera la respuesta a la creciente oscuridad que envolvía el pueblo.

Lo curioso era que no había ni rastro de aquellos idiotas a los que habías humillado días atrás. Tal vez pensaban que su obra ya estaba hecha, que la sombra del rumor ya los había cubierto lo suficiente como para no necesitar mostrarse nuevamente.

Eh, Julius... ya me enteré de las "buenas nuevas"... vaya coñazo, pero bueno... ¿Qué piensas hacer? —la voz del cantinero, rasposa y cansada, rompió el silencio. Estaba limpiando una jarra con un paño, aunque la acción no parecía tener mucho propósito. La expresión en su rostro decía más que las palabras. Sabía que lo que había ocurrido estaba más allá de su control y probablemente también más allá de tu control. Pero aún así había algo en él que pedía que se hiciera algo al respecto.
#3
Julius Basileus
El Ogro
Nada parecía calmar a aquella gente y sus acusaciones pues para ellos ya era una verdad absoluta que yo había robado un bote. Ir al "Pie de Gigante" era mi última opción, un lugar donde podía meditar las cosas sin ser discriminado arduamente como lo estaba siendo en plena ciudad. Aunque una vez dentro del bar el efecto sobre los clientes fue parecido, estos dejaron sus bebidas y se largaron del lugar, no querían nada que ver conmigo. Ya a este punto era demasiado y no sabía que hacer, pues este problema no tenía una cara reconocible la cual romper a puñetazos, o no por ahora.
 
El cantinero también parecía afectado por todo aquello, más que nada por la pérdida de su clientela del día así como así. — ¡Aaaaaaaaaahhhhhhhh! ¡Ya no se que hacer! — Gritaba mientras me agarraba los pelos intentando tener una idea de que hacer ahora para resolver aquél problema. Fue cuando el señor cantinero me habló sobre aquellos rumores pero con su tono de voz supe que el no creía que fuese cierto. — Si tuviera alguna pista para encontrar a estos tipos tal vez tenga una chance de limpiar mi nombre. ¡No es justo que llevo semanas ahorrando para comprarme un barco y ahora vengan con que me he robado un bote! Como les agarre les voy a-.
 
Gritaba mientras hacía como si estuviese ahogando a alguien con mis manos. Afortunadamente un foco parecía alumbrar dentro de mi cerebro en aquél instante, pues había olvidado una de las mayores reglas de las calles; si querías información debías ir a por el cantinero. En aquél momento me giré hacía el cantinero y en vez de hacer una reverencia me tiré en el piso como tabla, pidiéndole que me comparta cierta información. — ¡Por favor señor cantinero, dígame dónde puedo encontrarlos! Porfa porfa porfa.
#4
Arthur Soriz
Gramps
El cantinero al escuchar toda esa frustración que te desbordaba, con tantos improperios y gritos, no pudo evitar encogerse ligeramente de hombros. El hombre suspiró profundamente casi como si el peso de la situación estuviera comenzando a aplastarlo. Sabía lo que era ser víctima de rumores pero a diferencia de ti, él estaba atrapado entre la espada y la pared, quería tener a sus clientes contentos y por ende no podía ponerse de un lado o del otro ... debía mantener la estabilidad económica que le permitía mantener a su familia y en especial a su hija. La gente del pueblo era como una pequeña corriente, y cuando los rumores se filtraban en ella, se arrastraba todo a su paso dejando poco espacio para la duda.

A pesar de la frustración, te miró fijo a los ojos... mostraba cierta simpatía por ti, y tal vez un poco de compasión, o empatía. No era su culpa que las cosas hubieran llegado a este punto. Tras un largo suspiro dejó sobre la mesada una jarra de cerveza frente a ti, como un intento de aliviar la presión que sentías en el pecho por tanta ira acumulada.

Mira, la verdad es que no sé dónde estarán ahora mismo —respondió, rascándose la cabeza—, pero lo que sí puedo decirte es dónde suelo verlos cada vez que han estado por aquí. Tal vez eso te sirva...

El cantinero parecía dispuesto a ayudar, aunque sabía que lo que te proponía no era mucho, pero al menos te ofrecía algo sobre lo que construir tu caso y tal vez incluso lograr encontrar a estos sujetos y darles su merecido por lo que estaban haciéndote. Que a vista de tanto el cantinero como su hija, era una injusticia tremenda.

Lo que te puedo decir es que cuando no están armando alboroto por la ciudad, esta gente tiende a reunirse cerca del muelle en la parte más apartada. Ahí suelen estar cuando están muy aburrido o quieren hablar de cosas... turbias. Si no están en el muelle también hay una vieja taberna vieja y abandonada a las afueras de la ciudad. Ahí también podrían estar escondidos.

Justo en ese momento, la hija del cantinero que había estado en silencio mientras observaba la escena con cierta incomodidad se acercó con tímida cautela. Su voz, suave y un tanto vacilante, sonó entre los dos.

M... Mi papá tiene razón, pero... hay otro lugar. Es más cerca, en la plaza del mercado, cerca de las casas de los encargados de las cosechas de mandarinas. Es un pequeño callejón donde la gente rara vez pasa porque está lleno de cajas viejas y barriles sucios. Ellos suelen estar ahí, no estoy segura de qué hacen pero siempre que me molesta, salen de ahí...

La hija del cantinero miró al suelo después de hablar, como si hubiera dicho algo inapropiado pero al menos había dado una pista más que podría servirte. El cantinero se limitó a mirar a su hija por un momento sin decir nada, asintiendo ligeramente con la cabeza antes de regresar a su tarea de limpiar jarras y hablarte.

Bueno, ya tienes algo para empezar. —dijo con una media sonrisa. Se notaba que aunque deseaba ayudarte sabía que no podía hacer mucho más que ofrecerte las pocas pistas que tenía.
#5
Julius Basileus
El Ogro
Aparentemente mis suplicas fueron respondidas con una gran jarra de cerveza en vez de unas indicaciones. A pesar de todo entendía al cantinero y sus prioridades la cuales eran proteger su negocio y a su hija, los cuales era prioridades de todo gran hombre, cosa que respetaba. A pesar de todo el cantinero parecía no querer dejarme con las manos vacías, dejándome saber que era muy probable ver a estos malandros en la parte más apartada del muelle, dónde suelen hablar de sus turbios negocios .
 
Me levanté del suelo para así poder esuchar sus indicaciones de mejor manera. Aparentemente tenían otro lugar para pasar el rato, se trataba de otra taberna, pero en este caso se trataba de una vieja taberna a las afueras de la ciudad dónde estos también suelen pasar el rato. Fue cuando de repente, la hija del cantinero alzó la voz sin que su padre le dijera. Esta habló de un tercer lugar, un callejón entre las casas que se encargaban de la recolección de mandarinas, en la plaza del mercado. Aquél era sin dudas un buen escondite buen escondite, uno digno de las ratas que eran.
 
En cuanto la señorita había terminado su relato yo ya estaba imaginándome matando a estos tipos con mis propias manos, evitando así que sigan molestando a la hija del cantinero. Si me preguntas no soy un justiciero ni mucho menos y tampoco me considero un caballero, pero prefiero considerarme un alma libre que hace lo que quiere porque quiere. En mi mundo solo los fuertes podían decidir como eran las cosas y ese era exactamente mi camino en esta vida, el camino de la fuerza.
 
Al escuchar todas aquellas indicaciones de dónde podrían estar estos tipos salí del bar como si fuese un rayo, solo para volver al bar unos segundos después para tomarme aquella cerveza que me habían servido. — Gracias por la fría. ¡Basasasasasa! — Después de largarme de una vez de aquél bar con algo de espuma encima de mis labios supe exactamente dónde poder encontrar a aquellas lagartijas. Sabía que por la mirada de la señorita esta quería a estos tipos fuera de esta vida y eso sería lo que haría, por lo que me dirigí directamente hacia aquél callejón en la plaza del mercado.
#6
Arthur Soriz
Gramps
El tabernero te sonreía apenas un poco. No era una sonrisa falsa, pero sí algo forzada. Aún sabía que hasta que no se solucionara este embrollo las cosas seguirían igual. A donde quiera que fueras siempre te verían de mala gana, incluso amenazándote con informarle a la Marina acerca de tus acciones de las que siquiera eras culpable realmente. ¡Malditos imbéciles! Cuyo ego había sido herido por ti y por ende ahora tenían la necesidad de arruinarte la vida tan solo porque ellos, en su estúpida creencia de ser más que nadie, opinaban que tú les habías hecho lo mismo humillándolos. Necesitaban vengarse, y no pensaron en nada mejor que hacer que tu reputación en Cocoyashi cayera a pique.

Pronto llegaste a la plaza, y con ello al callejón que te había indicado la hija del tabernero. Este era oscuro, el aire estaba viciado con el olor de las cajas viejas y barriles de madera olvidado cuyos contenidos ya se habían podrido hacía tiempo. Llegaste seguro de que habías encontrado su escondite pero... no había nadie. El callejón estaba vacío, silencioso, como si los rufianes hubieran anticipado que vendrías y se estuvieran divirtiendo a costa de tu presencia.

Fue entonces cuando con un crujido seco de madera un ruido sordo que hizo retumbar tus costillas, una patada directa en tu espalda te empujó hacia adelante, obligándote a caer con fuerza en el suelo. No fue el golpe de un experto, pero sí lo suficiente para desequilibrarte y hacerte tropezar incluso con tu colosal altura. Podías aún así rodar, había espacio suficiente como para amortiguar la caída si eras lo suficientemente habilidoso. Fue un ataque impulsivo pero efectivamente calculado.

Cuando te repusiste, delante de ti en medio de las sombras surgieron los hombres que habías estado buscando. Los mismos que, tras su humillación te habían colocado en el centro de esos malditos rumores. Se recostaban contra las paredes con una actitud despectiva, la risa flotando en el aire. Los dos te miraban de pies a cabeza, ya te tenían en la mirada y con la sangre en el ojo... casi que de forma literal. Te la tenían jurada y si no lo hacían con los rumores lo hacían con la fuerza.

El primero, más bajo que su compañero, fue el primero en romper el silencio.

Entonces, ¿qué? —comenzó, con un tono burlesco, disfrutando de cada momento—. ¿Vienes a pedir perdón? Porque si lo haces podemos pensarnos el decir que no has sido tú el del bote, que de hecho tan solo se extravió y lo encontramos por causalidad~.

La risa del segundo, de complexión delgada pero igualmente incómodo de ver, resonó con una torpeza que parecía dejar en claro que no tenía todos los caramelos en el jarro. Que sus patitos no estaban en fila; que era un imbécil.

Sí, sí, pide disculpas —añadió, dando una carcajada sin mucha gracia— y devolveremos el bote que robamos.

Al decir esto y antes de que tuvieras chance de responder o dar un paso hacia ellos, el primero le dio tal golpe en la nuca a su compañero, que le hizo resonar el cráneo en todo el callejón. Incluso parecía que la cabeza de su amigo había vibrado por el impacto, un claro recordatorio de que el segundo no era el más brillante.

¡¿Y por qué me pegas a mi?! —gruñó, frotándose la nuca mientras su mirada pasaba rápidamente entre los dos, confundido más que feroz. Era el momento, ¿qué harías tú ahora? ¿Serías capaz de desterrar esas falsas acusaciones de una vez y por todas? ¿Los harías confesar? Eso ya queda a tu decisión, humilde caballero. Pero tendrás que hacerlo a las malas, esta gente no parece muy avispada para convencer de otro modo.

off
#7
Julius Basileus
El Ogro
Con la información que me había ofrecido el cantinero y su hija ya era suficiente como para ir tras esos estúpidos y enseñarles a no meterse con quién les conviene. Salí disparado de aquél bar hacia el callejón que la señorita del bar me había dicho y una vez cerca empecé a ir algo más despacio. Con cada paso que daba más podía sentir la emoción de golpearlos hasta el cansancio o me den la suficiente pena como para dejarles ir. 
 
De una forma u otra les haría sufrir como nunca hicieron y eso les hará arrepentirse de tan siquiera haber nacido en un primer lugar. Una vez tuve aquél callejón delante de mí me pareció algo raro y tétrico lo obscuro que este estaba, lo que le daba un aire de conspiración y cosas raras. Pero no dejé que nada de eso me pare, por lo que seguí con mi camino por aquél medio estrecho lugar hasta llegar a una zona más o menso abierta. El olor en el lugar no era para nada agradable, pues el olor que provenía de cajas que alguien habría olvidado no ayudaba para nada.
 
Una vez en el lugar dónde se supone que estos estarían no pude sentir más que silencio, un terrible silencio que se vió interrumpido por el ruido que causó unas tablas de madera que parecían romperse detrás de mí. Justo antes de poder girarme había recibido una patada lo suficientemente fuerte como para mandarme a rodar un mar de metros, pero que en realidad no fue la gran cosa. Se trataba de aquellas dos ratas borrachas que no paraban de molestar a la señorita, finalmente se dejaban ver.
 
Estos parecían estar hablándome conmigo y luego entre sí pero nada de eso me importaba. La sangre en mis venas corría cada vez más y más rápido y ya no podía contener mis ganas, lanzando dos rápidos y contundentes golpes contra aquellos tipos, básicamente dándoles las bienvenidas a mi forma. El primer golpe se lo llevó el más bajo de los dos, mientras que el segundo fue lanzado contra su conpañero. — ¡Vamos Vamos Vamos! ¡Esto acaba de comenzar, no se me echen para atrás! ¡Basasasasasa! — 
 
Golpe Vacuo
ARM301
ARTISTA MARCIAL
Ofensiva Activa
Tier 3
24/1/2025
35
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Trazando un rápido y poderoso impacto hacia el frente el usuario empujara una considerable masa de aire que barrera con todo lo que se encuentre por delante en un alcance de 10 metros de distancia, cubriendo 3 metros de ancho. Si el golpe que liberara la onda de choque golpea directamente contra el cuerpo del objetivo le causara un [Empuje] minimo hasta el final del recorrido de la técnica.
Golpe Basico + [FUEx2,4] de [Daño contundente]

Impacto Directo
COM101
COMBATIENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
23/1/2025
17
Costo de Energía
1
Enfriamiento
El usuario encarará de frente a su adversario propinándole un poderoso impacto directo con alguna de sus extremidades, aplicando un [Empuje] de 4 metros.
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño contundente]

 
Bélico
#8
Arthur Soriz
Gramps

Ambos se imaginaban que lo primero que harías sería atacar. Un animal arrinconado lo primero que hace es mostrar los dientes antes de perecer ante la adversidad; lo que no sabían es cuán duro podía morder este pesado perro. Cada golpe que lanzaste fue recibido de una forma inesperada por ellos, los cuales también salieron a encontrarse con tu fuerza. Primero uno, después el otro ... cada uno chocando con tu fiereza y obviamente disminuyendo el daño en gran medida pero tampoco es que fueran capaces de hacer mucho. Lo mínimo indispensable para evitar que el daño fuese violento. Ambos salieron volando maltrechos pero no por ello derrotados, ni de cerca.

Está claro que si querías sacarles la confesión tendría que ser a la fuerza, aunque la verdad es que les estaba costando ya seguirte el ritmo. No se esperaban que aparte de humillarlos de una forma, los terminarías humillando de otra mucho más dolorosa. ¡Querían salirse con la suya! Era tan frustrante que el primero en levantarse fue el más bajo de los dos, escupiendo algo de sangre y sacándose la basura de encima, gruñendo y tirándose contra ti casi que en una medida desesperada de distraerte.

Mientras que el más grandullón le costaba un poco más levantarse, la torpeza lo hacía tropezar de nuevo y caer sobre las cajas y barriles rotos contra los que los habías tirado. Ya la revuelta de hecho se escuchaba desde la plaza y la gente empezaba una tras otra a congregarse porque la curiosidad mató al gato. Al ver que eran ellos dos contra el nuevo 'malhechor' del pueblo, obviamente que lo primero que hicieron fue gritarte quién sabe cuánta cantidad de improperios dirigidos para dañarte la moral, para herirte sentimentalmente. Pero tú ahora mismo tenías una sola decisión, tomar cartas en el asunto y darle una lección que nunca olvidarían en sus putas vidas a estos dos, ¿cierto?

En lo que el bajo se abalanzó sobre ti casi que sirviendo de distracción, el más grandote también se unió a la faena de nuevo, y dándole lo mismo si su compañero estaba encima de ti o no, lanzó una patada que obviamente iba dirigida hacia tus costillas. La patada llevaba tal fuerza que si acaso llegaba a dar seguramente un par te terminaría fisurando e incluso si corrías con muy mala suerte, quebrando debido a la potencia que llevaba tal impacto. Lo curioso era que estaba posicionado más lejos de lo que uno se imaginaría que necesitaría uno para impactarte tal patada... era como si su pierna curiosamente midiera más de lo que debería.

Si bien ese tipo no tenía todas las luces prendidas, era innegable que parecía ser imparable. Tendrías que a toda costa ponerte al cien porciento y no subestimarlos más... al menos al grandote del par.

stats


acciones
#9
Julius Basileus
El Ogro
La cosa parecía escalar y ponerse aún más emocionante pues si para algo bueno servían estos tipos era para hacer de sacos de boxeo. Pese a mis duros golpes estos parecían estar algo lejos de rendirse y confesar así que aún me quedaba trabajo extra por hacer. El más pequeño de ellos parecía ser el más vengativo de los dos sin dudas, pues este se tiró contra mí para servir de distracción. Por el otro lado su amigo, el grandote preparaba una patada un tanto obvia pero que no parecía darme otra chance más que recibirla.
 
El caos en aquél lugar era tal que hasta la gente de la plaza se dió cuenta, acercándose para ver de que se trataba todo. Aparentemente, después de darse cuenta que era yo empezaron nuevamente con sus bullicios e insultos hacia mi persona, pero poco podían hacer cuando mi mente estaba centrada en disfrutar de una pelea a puños. Por mi parte casi de forma intuitiva activé mi haki de observación, pues si estos tipos querían faena la tendrían.
 
Percepción II
KENB401
KENBUNSHOKU
Haki básico
Tier 4
23/1/2025
7
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +5 [Reflejos].
Área: [VOLx12] metros. +5 [REF]

 
Viendo aquella patada llegar subí mis brazos al mismo nivel donde esta conectaría con mi cuerpo, bloqueando sí su inútil intento por hacerme algo. Con aquella patada siendo tan inútil como aquél trabajo en equipo de aquellos dos me daba tiempo para llevara a cabo una contra lo suficientemente contundente contra aquellas ratas borrachas.
 
Guardia Alta
COM102
COMBATIENTE
Defensiva Activa
Tier 1
25/1/2025
20
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Cruzando los brazos mientras los eleva el usuario adquiere una postura defensiva para amortiguar un poco el siguiente daño buscando quedar erguido. Incrementa la [Defensa Pasiva] en +5 durante la ejecución.
Defensa Pasiva + [RESx2] de Daño Mitigado

 
Viendo que tenía la oportunidad de decolverles el favor empuje al pequeño aporte un metro de mi para conectarle un puñetazo más. Quedaba aquél grandote, al cual agarré por el brazo derecho ejerciendo una tremenda fuerza en el mismo. — ¡Basasasasa! ¡Estás luchando contra un demonio, grandote. ¡Basasasasa! — 
 
Agarre Tenaza
COM201
COMBATIENTE
Ofensiva Mantenida
Tier 2
25/1/2025
33
Costo de Energía
24
Costo de Energía por Turno
1
Enfriamiento
Uniendo todos los dedos, a excepción del pulgar, que se mantendrá en una posición enfrentada a los demás creando una forma de pinza con la mano, el usuario trazara un Agarre sobre una extremidad de su víctima con una considerable fuerza, impidiéndole usar dicha extremidad o alejarse. Este agarre contará con un incremento de [Fuerza] para la comparativa durante su ejecución.
+14 [Fuerza] en la Comparativa

 
Bélico
#10
Tema cerrado 


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