Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Autonarrada] Bacalaos voladores?
Takezo D. Ryuu
Musashi Miyamoto
Día 2 — Invierno.
Año 224.
Horas antes de los eventos de Cuckoo Time!

Me encontraba tirado en la barra de una de las tabernas de Loguetown, estaba muerto en vida de tanto alcohol en mi organismo y tan solo podía rogar que un acto de milagro se llevase el suficiente alcohol de mi organismo como para mover mínimo una de mis extremidades. Independientemente a todo abrí suavemente uno de mis ojos con esfuerzo, manteniendo mi párpado levantado como para no cerrar el ojo de forma tan brusca y apresurada. Entre lo que pude divisar de la tarbena después de luces y estrellas gracias a la resaca no era más que el tabernero limpiando con maestría sus jarras, una orden de captura a algún criminal colgada de la pared, muchas botellas y pecera con un curioso inquilino, un bacalao con alas.

Día 27 — Verano.
Año 222.

Mi vida con mi padre ya pude la relatar de tantas maneras que no parecer repetitivo era sencillamente inevitable, horas de entrenamientos y enseñanzas que formaron lo que soy ahora a nivel de guerrero y también como superviviente, cuando no estaba corriendo y alzando peso me encontraba leyendo sobre la filosofía de la espada, cuando no me encontraba leyendo estaba peleando y puliendo mi técnica, y cuando no me encontraba puliendo mi técnica estaba corriendo. El ciclo no tuvo fin hasta el día en el que escapé, sin embargo hubieron días antes de ese en el que mi padre cambiaba su método de enseñanzas y hoy era uno de ellos.

Soleado, un día soleado, mi padre y yo nos encontrábamos en el puerto alistando todo en nuestro pequeño barco porque hoy sería un día de pesca. Mi padre quería afinar mis conocimientos en casi cualquier sector posible en donde mis habilidades técnicas, físicas y mentales fuese el factor clave para mí supervivencia y hoy tocaba aprender a pescar, pero no cualquier tipo de pescado, mi padre relataba que en su infancia mi abuelo lo llevaba a mar abierto en el East Blue para pescar una muy rara especie de peces, estos eran los bacalaos voladores, peces capaces de elevarse de su ecosistema como angeles de ensueño, una locura de fantasía y cuentos de niños pero que mi padre alegaba que eran reales pues había pescado uno.

Sea como sea, reales o no, negarse a las enseñanzas de mi padre era una locura así que no pasó mucho tiempo hasta que por fin estuvimos mar abierto, el y yo, y nuestra cañas de pescar en conjunto de algunas cajas de "cebos especiales" preparados con anterioridad. — Hmh, estás preparado Musashi? — La seriedad en el tono de voz mi padre era rasgada y propia, su mirada solo observaba el horizonte marino y me intrigaba, realmente era posible la existencia de aquellos peces o era una más de sus pruebas? No tenía respuesta, no todavía — Tss, sabes que nací preparado — Respondí con un ego algo familiar, no propio de mí, sin embargo no podía parecer débil, no con mi padre. 

Las horas pasaron y las cañas no se movían ni un poco, no había señal alguna de aquellos peces y solo estaba ahí, con mi padre, observando el mar — Tsk, papá llevamos horas en esto sabés? No hay ni señal de esos peces — dije con frustración observando el agua y mi caña, el sol se ocultaba con pereza pero no había cambios aparentes, ni uno solo — Takezo no llevamos el suficiente tiempo, cuando tengas que vivir por tu cuenta verás que la comida no llega sola, hay que buscarla y esperar lentamente hasta hacerla tu comida — Las palabras de mi padre fueron ignoradas en ese momento, yo me encontraba hambriento, cansado del fuerte sol y totalmente desesperado de alguna noticia u novedad de los desgraciados bacalaos.

Las horas volvieron a pasar y era de noche, la marea había crecido, sin embargo se encontraba tranquila, la oscuridad del agua era disipada por una luna brillante y en el barco mi padre y yo teníamos varias especies de peces que habíamos capturado, pero ninguno era ese supuesto bacalao — Sigues creyendo que ese pez es real? — Pregunté y fui respondido al instante con un movimiento de padre en señal de afirmación — Tal vez eras demasiado pequeño y te estás confundiendo — Mi padre me tomó fuertemente del kimono y con enojo pero un tono de voz mínimo suspiró — No vuelvas a intentar llamarme mentiroso, yo pesqué uno de esos peces y hoy lo volveremos hacer — Tragué profundamente mi saliva para abofetear la mano de mi padre en busca que suelte mi kimono, volviendo así a mi caña de pescar.

Las horas volvieron a pasar, ya estaba cansado, había pescado todo tipo de peces y aún así reposaba en cabeza al lado de la caña con sueño pero observando el mar mientras cazaba mi objetivo. — A tu madre le regalé uno de esos peces, fue espectacular y lo recuerdo siempre que veo el mar, su rostro de emoción al ver una especie tan única... Sin duda lo colgaría en un cuadro — Guardé silencio, era extraño escucharlo hablar de mamá, siempre era cerrado y pretendía ser fuerte, como si hubiese superado su muerte, ahora veo que no, es un objetivo imposible.

Por más extraño que pueda parecer casi al instante de sus palabras, tal vez como un regalo divino o la intervención de madre como acto de amor incluso en el más allá, uno de esos peces saltó al frente de nosotros y seguido docenas de ellos también lo hicieron — P-papá! Son bacalaos voladores?! — Grité con emoción intentando tomar uno con las manos mientras "volaban" alrededor — Así es! — Con astucia y alegría logramos atrapar algunos completando así nuestro objetivo.

El sol salió nuevamente grabando uno de los pocos momentos en donde me sentí como un hijo compartiendo con su padre, fue breve, pero lo voy a recordar el resto de mi vida. Con sencillez mi padre y yo nos retiramos de regreso a la isla con aquellos bacalaos voladores.
#1


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