Hay rumores sobre…
... que existe un circuito termal en las Islas Gecko. Aunque también se dice que no es para todos los bolsillos.
[Aventura] [T1] Loguetown [Alaric Thone]
William W.Richard
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-¡Maldición!- mencionaría el Teniente Robinson al ver que los Den Den Mushi sonaban sin cesar a tales horas de la mañana. La vibración de las caracolas comunicativas podía sentirse desde fuera de la oficina donde este reposaba, mientras que el reloj que se mantenía sobre la puerta de entrada marcaban las ocho en punto de la mañana. Si, era domingo, un día supuestamente tranquilo, donde la mayoría de las personas, incluso aquellas de guardia querían mantener una jornada pacífica, sin mucho alboroto. 

Los problemas no eran grandes, eso lo sabía, ya que en caso de invasiones, asaltos piratas o saqueos improvisados, sonaría la alarma del cuartel y no el Den Den Mushi del oficial de turno. Pero los problemas eran asuntos a resolver y el teniente se veía obligado a atender dos llamados a la vez por su necesidad de cumplir con su deber y con la ley lo mejor posible. 

Una por una, el teniente Robinson comenzaba a anotar las necesidades de aquellos llamados, enviando un aviso a cada uno de los reclutas disponibles para que atendieran el asunto con urgencia, aún si los números no fuesen suficientes como para resolverlo con la solvencia de que estaban acostumbrados.

-Un ocupa, entiendo- en aquel papel, el nombre de Alaric Thone fue marcado, con la expectativa de que una situación violenta podía prevenirse con la mera presencia de un hombre de tal estatura y tamaño. ¿Iría solo? Claro que no, Alaric no podía andar tranquilamente por interiores, por lo que su compañero sería un joven recluta, uno que no tenía experiencia en combate, pero que si tenía la estatura adecuada y las condiciones como para sacar a un pordiosero de una taberna a la que no quería pagar el hospedaje acordado.

-¡Un placer conocerlo!- gritaría el joven recluta cuando acudió a Alaric con la misión otorgada por el teniente. -Mi nombre es Antonio, aunque mi familia me dice Tony- su mano estaba estirada en plancha, pegada a su frente marcando el típico saludo de los Marines a sus superiores. Aunque Alaric fuese un recluta, este muchacho acababa de entrar a la Marina y tenía suerte si pasaba la mayoría de edad, por lo que podía ser tanto una gran persona como un mal compañero de misión. 

-El teniente Robinson me encomendó transmitir el contenido de nuestra misión- su posición era inmutable, como si le estuviese hablando a un soldado de mayor rango, siguiendo todas las normas de manual. -Nuestro deber es acudir a la taberna conocida como "Hierva Seca" y desalojar a un drogadicto que está atrincherado en una de las habitaciones sin pagar lo que debe- la mirada de Tony era seria, como si se estuviese jugando el honor en aquel acto. 

En circunstancias normales, la Marina hubiese enviado a más reclutas de la estatura de Tony, pero no había muchas misiones a las que Alaric pudiese acceder por su tamaño y falta de experiencia general, por lo que al menos en esa ocasión podía aportar experiencia al muchacho y controlar la situación desde el exterior. Incluso, podría intentar intimidar al polizonte desde fuera, aprovechando las ventanas que otorgaba la posada.

La estrategia dependía del dúo de reclutas, que ahora tenía órdenes de trasladarse con suma urgencia al local y asegurar no solo que el drogadicto abandonara el recinto sin hostilidades, sino también que pagara lo que debía a la dueña de la posada/taberna de hospedaje.

Alaric estaría a cargo de aquella misión ya que Tony no tenía experiencia alguna en misiones, por lo que él debía de decidir el rumbo de aquel encargue y reportarlo posteriormente al teniente Robinson con los resultados.

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#1
Alaric Thone
...
Personaje

Virtudes y Defectos

Inventario



Alaric se levantó del suelo donde había estado sentado puliendo su enorme ametralladora rotatoria, un arma que era casi dos veces o tres el tamaño del joven recluta Antonio. Tras estirarse y echarse el arma a la espalda sujeta con una enorme correa de cuero le devolvió el saludo formal.


Mucho gusto, Tony — diría con su voz jovial pero estridente — ¿Un drogadicto a estas horas de la mañana? No puedo entender como algunos pueden empezar así el día…


El bucanero se estiró pues tras pasar una o dos horas sentado puliendo el arma tenía el cuerpo algo entumecido pero aun así estaba listo para esa pequeña misión, algo simple pero que con suerte no daría muchos problemas siempre y cuando aquel drogadicto no estuviera hasta arriba de sustancias. Alaric sabía que su presencia podría ser una ventaja o inconveniente dependiendo del estado en el que se encontrara su objetivo por lo que la situación podría ser muy fácil o muy complicada.


¿Hierva Seca? —  se rasca la barbilla pensativo — No me suena donde esta esa taberna así que creo que me vas a tener que guiar. — sonríe — ¿El jefazo de turno te ha dado más información sobre lo que podemos encontrar o vamos a ir allí y descubrir la sorpresa? — se reiría levemente —  Bueno, ¿A qué esperamos?


El enorme bucanero seguiría a Tony fuera de la base, una escena bastante llamativa el del recluta seguido por detrás de la figura imponente de alaric detrás aunque mucha gente en Logetown sabía reconocer al enorme Bucanero, después de todo estas pasadas festividades no hubieran sido las mismas sin la ayuda de él y sus otros dos compañeros de decoración los cuales habían dejado la plaza central de Logetown echa un magnífico espectáculo. El camino hacia taberna donde debían acudir pasaba por la plaza central, momento en el que Alaric aprovecho para mirar sonriente el enorme árbol que había aún en medio y saludar amablemente con la mano a algunos de los niños que lo ayudaron a colocar algunas decoraciones en este. Pese a su enorme tamaño el bucanero era un pedazo de pan, alguien con un corazón de oro.


Resumen
#2
William W.Richard
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Para suerte del grupo, Tony se sabía toda la isla como la palma de su mano, ya que no solo había vivido allí toda su vida, sino que también tenía una cierta pasión por los mapas y la geografía, por lo que había recorrido la isla en busca de inspiración para su pasatiempo. -Los problemas no descansan ¿no?- comentaría el recluta luego de que su compañero acusara al drogadicto de actuar en la mañana. El rostro de Tony mostraba pena, pero también interés, ya que entendía que su actuar era el que solucionaría tales problemas.

-El teniente está con demasiados llamados...- miró hacia el suelo triste por no pode aportar mayores detalles sobre la misión. -Cuando me informó estaba con dos Den Den Mushi en cada oído, por lo que le fue difícil explicar todo. De todas formas, es un simple hombre que ha consumido sustancias ¿no?- su arma estaba colgada en una correa de cuero sobre su hombro derecho, la cual apretó por el terror de enfrentarse a una misión que pudiese ponerse muy violenta. -¿Qué podría salir mal?- se obligó a salir de sus pensamientos y volver a la realidad con una sonrisa, comenzando a caminar para que Alaric lo siguiera.

El camino fue extremadamente ameno, de hecho, las personas en Loguetown respetaban y querían bastante a la autoridad, por lo que muchos se animaban a saludar a los reclutas como si fuesen superhéroes. Tony disfrutaba honestamente de tales apreciaciones, ya que en el fondo de su corazón, él quería ser reconocido al ayudar a las personas, como casi cualquier Marine, pero en su caso aún mantenía ese dejo de fantasía típico de la niñez o la adolescencia.

-Es aquí- aclaró tranquilamente el humano mientras señalaba con la mano derecha la taberna Hierva Seca. El lugar era deplorable, rozando las ruinas, pero era lo mejor que podías aspirar si solo tenías unos pocos berries en el bolsillo. Al parecer el drogadicto se había aprovechado de lo barato y poco concurrido del lugar para adentrarse y no salir nunca más. 

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En el exterior del recinto había una especie de plaza de mala muerte, poco cuidada por las autoridades locales, pero además bastante poblada de personas con mala pinta. Un par de sujetos llevaban buzo y capucha a plena luz del día, dispersándose hacia los lados en cuanto vieron a dos Marines acercarse. Otros directamente estaban tendidos en el suelo, durmiendo a la intemperie o tomando el poco alcohol que les había quedado de la noche anterior. 

Un par de niños correteaban por las calles jugando con dos palos como si fuesen espadas, y en la puerta de entrada de la posada, una señora de no más de un metro y medio de estatura esperaba, con una mirada cansada, mientras fumaba un cigarro enrolado recientemente a las afueras de su local. 

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-¿Cómo te gustaría proceder?- a Tony le hubiera gustado tomar la posta de aquella misión, pero entendía que Alaric no solo era mucho más imponente, sino que también tenía más experiencia que él en el campo. A su vez, había una parte de él que no quería tomar responsabilidades por miedo a lo que pudiese salir mal, por lo que simplemente esperó órdenes del gigante para apoyarlo. Era evidente que Alaric no podría entrar en el local, pero las ventanas de las habitaciones eran un blanco que estaba a su alcance. Por otro lado, podía usar a Tony a gusto, ya que el muchacho cumpliría al pie de la letra su comando. ¿Qué estrategia utilizará el recluta?

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#3
Alaric Thone
...
Alaric observó el lugar pues pese a que también se conoce Logetown como la palma de la mano nunca había estado en aquel lugar, más en aquellos barrios tan apartados y abandonados de los más pudientes. La fachada de la taberna estaba claramente hecha añicos que para el bucanero se le hacía raro que siguiera en pie. Tras dedicarle una sonrisa afable a la señora mayor que estaba en la entrada de la taberna además de a los niños correteando con palos, sintiendo pena por ellos de vivir o al menos frecuentar un lugar así.


Este lugar da pena — diría con lastima — Pero hemos venido a hacer nuestro trabajo…


Meditaría unos segundos pensando una solución menos agresiva y que necesitará de un uso excesivo de la fuerza, no al menos más de lo necesario con lo que sería un drogadicto.


Bien, ¿Qué tal si vas dentro y le preguntas al encargado de la taberna información mientras yo miro a ver si veo a nuestro amigo por alguna de las ventanas? — diría observando el lugar — Y si lo encuentro y está distraído… — negaría con la cabeza — no, sacarlo por la ventana sería demasiado brusco…


Resoplaría pensativo pues pese a que el dilema era simple la solución podría ser buena o mala dependiendo de todos los factores. Un drogadicto que estuviera colocado podía ser un animal enjaulado, impredecible y que claramente se defendería como un perro rabioso.


Bien, lo primero será conseguir información y luego actuar. — asentiría para sí mismo — si puedes entrar tú, yo dudo caber por esa puerta — el bucanero se ríe. — Yo hablaré con esa anciana a ver si sabe algo, nunca se sabe…


Alaric se acerca a la anciana sonriendo, arrodillados para quedar un poco más cercaBuenos días, señora — sonríe — Mi nombre es Alaric, mucho gusto. Quería hacerle una pregunta: ¿Sabe alguna información de lo ocurrido aquí en la taberna sobre un drogadicto o alguien que haya dado problemas?


Resumen
#4
William W.Richard
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Tony observaba a su compañero con suma atención, aunque podía percibir como su moral chocaba contra el estado del lugar, también lograba entender que el gigante estuviese allí para cumplir con su trabajo y no mucho más. Si tuviesen que ponerse a reconstruir todas las posadas de la isla, la Marina se quedaría sin materia prima para nada más, por lo que no estaban allí para hacer caridad ¿no es así?

-Si, claro- afirmaría con suma efectividad llevando una vez más su mano derecha hacia la frente en señal de cumplimiento de la orden y luego se retiraría al trote hacia el interior de la posada en busca de algo de información para poder regresar a Alaric. El muchacho no lo sabía, pero la anciana que estaba en la puerta, a la cual simplemente ignoró y continuó su camino por la orden otorgada, era la dueña del local. De hecho, en su interior no había muchas personas ya que por algo el local estaba tan derruido. Pero Tony tardaría unos cuantos minutos en darse cuenta que no había nadie atendiendo la recepción y por tanto, pensar que era la anciana quien manejaba aquel lugar.

Cuando el recluta pasó corriendo hacia el interior de la taberna, la anciana prácticamente ni se inmutó, ya que pocas cosas podían hacerle perder su tranquilidad a la hora de fumar aquel cigarrillo. Pero no dejó de parecerle extraño que un miembro de la Marina que había convocado para resolverle el problema del ocupa pasara sin decir nada hacia el interior de su negocio.

-Buenos días- la mujer respondió sin mucho decoro, echando al aire una bocanada de humo cada vez que terminaba una frase. -¿Si se algo?- la anciana se largó a reír en un tono bastante bajo pero igualmente hiriente. -¡Pues claro! Yo llamé a la Marina, bastante se demoraron a decir verdad...- la mujer claramente no era de ir por ahí haciendo amigos, pero tampoco era mal hablada, simplemente habían empezado con el pie izquierdo, y ella entendía que por algo era que pagaba sus impuestos.

-El hombre está arriba hace tres días- era el momento de contarle los detalles al recluta, esperando que él y su novato compañero pudiesen resolver el problema y liberar aquella habitación. -Pagó la primera noche y prometió pagar la segunda, pero hoy se cumple el tercer día y aún no ha pagado- la expresión de la anciana era de enojo total, pero su postura continuaba siendo la misma, relajada, lanzando bocanadas de humo al aire sin importarle si Alaric tenía repudio hacia el tabaco o no.

-Dice que tiene miedo, que no quiere salir a la calle, pero es tan solo un drogadicto que busca aprovecharse de las ancianas como yo...- la mujer se encogió de hombros y cerró los ojos por un momento, demostrando que en el fondo le importaba bastante poco la situación del ocupa, simplemente quería que se le pagara lo que le debían y que sacaran de allí al maldito polizonte. 

Si Alaric observaba por las ventanas, podría encontrar en la habitación de más arriba una figura delgada y temblorosa, que reposaba en la esquina más oscura de la habitación sentado en el suelo, con los brazos rodeando las rodillas, como si estuviese en una sala de pánico esperando una catástrofe. Y si, ese era el drogadicto que buscaban, pero no solo no estaba al alcance de Alaric desde el exterior, sino que había trancado su puerta desde dentro, por lo que le sería difícil a Tony desde el interior de la taberna también.

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#5
Alaric Thone
...
El bucanero se irguió de nuevo, meditando un momento la situación. Por una lado tenían a un drogadicto o al menos esa era la información que teníamos y por el otro estaba la dueña del local la cual estaba en todo su derecho de habernos llamado. La señora claramente era levemente insufrible pero tenia un punto muy a su favor: el drogadicto estaba cometiendo un delito y debía atenderlo.


No se preocupe señora, haremos todo lo que esté en nuestras manos para solucionar esto y que pueda volver a hacer uso de su habitación. —  respondería Alaric antes de asomarse a las ventanas y tras encontrar la de la habitación donde estaba el drogadicto analizó la situación, buscando una forma rápida de acabar el asunto y volver a la base a la hora del almuerzo.


Claramente la habitación estaba trancada desde adentro por lo que Tony no podía entrar y pese a sus largos brazos era complicado acceder hacia donde estaba acurrucado el causante del problema. Era una encrucijada difícil para terminarla rápido por lo que no quedaba otra que ser diplomático. Con un suspiro abrió las ventanas suavemente sin meter la cabeza o un brazo o mano dentro, apoyándose levemente en la fachada para que el drogadicto pudiera ver su cara bien.


Hola amigo — diría con un tono conciliador — te veo ahí en las esquina acurrucado, ¿Pasa algo? — mientras hablaba miraba fijamente al susodicho drogadicto para ver si podía deducir algo.


Mi nombre es Alaric Thorne, recluta de la Marina. ¿Cómo te llamas tu, amigo? ¿Necesitas algo, agua o comida? — sonreiría afablemente buscando establecer un vínculo amistoso con el hombre, al menos poder empezar a ganarse su confianza — Nos han llamado por que estas ocupando esta habitación y por lo que puedo ver, no lo estas haciendo por maldad como muchos otros, estas asustado y se te nota asustado de verdad así que ¿Podrías explicarme qué te ocurre? Lo puedes hacer desde donde estás si te es más cómodo, entiendo que no quieras acercarte.


Resumen
#6
William W.Richard
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Alaric había comprendido la situación a la perfección. Si bien el dúo tenía la fuerza suficiente como para resolver el problema velozmente destrozando la taberna, no era una estrategia digna de un buen Marine, por lo que el acercamiento diplomático era lo más sensato desde un primer momento. Ese tipo de conocimiento era el que le faltaba a Tony, que si bien era un muchacho de buen corazón, aún no comprendía como la ley debía adaptarse en base a las situaciones y tampoco tenía la experiencia en el campo como para poder decidir con la rapidez necesaria cual sería el mejor posicionamiento para resolver un problema de dichas características.

Tras darse cuenta que en el interior nadie tenía información relevante, el recluta salió y simplemente se quedó observando como su compañero tomaba la delantera, hablando con una persona a través de las ventanas, suponiendo que era el objetivo del dúo. Sin intención alguna de ser un estorbo, Tony se quedó allí a su lado a la espera de alguna orden, listo para ayudar en lo que fuese necesario.

-¡Más les vale!- reclamaría la señora que era propietaria del lugar, dejando en claro que era el deber de la Marina resolver aquellos problemas y no el suyo. Al fin y al cabo, la anciana se veía obligada a pagar impuestos con una taberna en dichas condiciones, por lo que esperaba el servicio acorde a sus gastos.

En cuanto Alaric abrió la ventana para comenzar la comunicación con el ocupa, este directamente se echó lo más atrás que pudo, tendió a bajar la cabeza, posicionando sus manos en su nuca y lanzó un grito de miedo mientras su cuerpo aún temblaba. ¿Estaba teniendo un viaje astral complicado? ¿O realmente tendría miedo? Era algo que el Marine tenía que averiguar.

Al inicio el drogadicto no respondió. De hecho, ni siquiera se dignó a mirar hacia la ventana, simplemente se quedó allí mirando el suelo temblando de miedo con la esperanza de que desde afuera no pudiesen ver su delgado cuerpo entre las sombras. Pero el recluta continuó hablando, intentando inteligentemente endulzar el oído del sujeto, permitiéndole reducir sus temblores corporales y lentamente, levantar la mirada.

-Mar... Martin- respondió con una voz tan tenue como temblorosa. Si miraba con detalle, Alaric podía ver las marcas en sus brazos que aclaraban que tenía una clara adicción relacionada con las agujas, aunque también tenía en su boca un cigarrillo que al no estar aún prendido, no se podía deducir de que sustancia era.

-No...- Martin no solo tenía mucho miedo, sino que era evidentemente una persona tímida y de pocas palabras, pero lo cierto era que el Marine utilizó una táctica simple y efectiva, por lo que su primer paso fue efectivo y permitió que Martin calmase un poco su estado. -No puedo salir... ellos... ellos...- repentinamente volvió a colocar sus manos en su nuca y bajar la cabeza de forma violenta, mientras se balanceaba de atrás para adelante como si un terror inexplicable se hubiese apoderado de su cuerpo.

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#7
Alaric Thone
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Alaric lo miró con simpatía, seguramente “ellos” eran algunos malditos traficantes o camellos a los cuales debía dinero, al menos era lo más lógico pero tampoco podía hacer suposiciones adelantadas sin tener más información. Con una sonrisa volvió a hablar de forma amigable.



Martin, mucho gusto amigo —  diría asintiendo Escucha, yo estoy aquí para ayudarte así que voy a necesitar que me cuentes un poco lo que pasa, necesito saber quienes son ellos, de quien tienes miedo.



Bajaría un segundo la mirada a Tony y luego de vuelta miraría hacia dentro de la habitación.



Los marines estamos aquí para ayudarte si alguien te está acosando o persiguiendo así que necesito que confíes en mí, sé que es duro pues me acabas de conocer y estás muy asustado dice antes de agacharse un poco y extendiendo unas berries de su bolsillo a TonyHazme un favor y trae algo de comer y beber para él, si lleva un día ahí dentro sin salir tiene que estar famélico hablaría en voz baja antes de volver a levantarseMira, mi compañero va a ir a por algo de comer y beber, tienes que estar hambriento y quiero que puedas contármelo todo con la barriga llena.


Pese a que la situación era tranquila Alaric estaba seguro de que ahora mismo estaba caminando sobre un hielo muy fino pues o se ganaba la confianza del drogadicto de la mejor manera posible o tendría que usar la fuerza y no quería eso.


¿Sabes Martin? Debe ser duro por lo que estás pasando ahora mismo, yo me crie huérfano en un barrio al otro lado de Loguetown, cerca de los muelles. Muchos amigos desde muy pequeños empezaron con adicciones pequeñas: Alcohol, tabaco… suspiraría Y luego otros pasaron a cosas más duras. Muchos creo que ya no están con nosotros pero, los que sí lo están consiguieron superar sus momentos oscuros y quiero que sepas que yo estoy aquí para echarte una mano, quiero ser esa mano amiga que te ayude a encaminar tu rumbo y que te defienda de cualquier malnacido que venga a por ti.


Resumen
#8
William W.Richard
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Las palabras del Marine calaban mucho más hondo de lo que él hubiese esperado, incluso eran mucho más significativas de lo que Martin podría siquiera aceptar, ya que no habría palabra que él fuese a decir que demostrara lo que significaba aquello para él. Pero Alaric estaba haciendo un gran trabajo, de eso no había ninguna duda, de lo contrario, Martin se hubiese vuelto paranoico, o incluso violento hasta el punto de tener que resolver aquel asunto con las manos.
 
-No... no me mientas- si bien Alaric no le había caído mal y todas sus palabras habían sido las correctas, Martin era una persona que demostraba haber sido traicionado en repetidas ocasiones, o al menos, haber vivido experiencias que lo volvían una persona desconfiada y paranoica. -Todos dicen que te ayudarán hasta que dejan de hacerlo- su desilusión estaba vívida en su rostro, como si fuese un niño en plena navidad que se entera en el acto de que Santa Claus son los padres. Su mirada estaba perdida y sus brazos aún sobre su nunca se relajaban un poco ante la abstracción de su mente.

-¿No pueden resolverlo más rápido?- la anciana no tenía corazón, de eso no había dudas, pero según su perspectiva, el gigante no hacía más que conversar con el drogadicto como si él fuese la víctima de aquella historia, cuando realmente era la dueña del local la que había sufrido daños y perjuicios a raíz de aquel sujeto entrometido.

Martin no respondió absolutamente nada cuando Alaric mencionó la comida, pero sus tripas parecieron responder con un sonido típico que recalcaba el hecho de que no había comido nada en unas 48 horas, por lo que Alaric podría interpretar que efectivamente era algo que necesitaba aunque no fuese a sacarle información necesariamente por eso.

Estaba claro que Martin no era un hueso fácil de roer, principalmente debido a sus traumas y miedos, pero también apoyado en el hecho que no conocía al gigante y realmente le costaba mucho confiar en él de un momento para el otro. Tampoco había sentido ni un mínimo de empatía o identificación por la historia personal que contaba el recluta, ya que no solo era difícil para un adicto reconocerse como tal, sino que siendo sinceros, le importaba bastante poco la historia de caída y redención de sus conocidos, fuese cierta o no.

-Nadie puede ayudarme, yo solo puedo esconderme, sino ellos... ellos...- parecía querer decir algo que estaba en la punta de la lengua, pero había algo en su interior, una especie de terror acumulado que le impedía decirlo. -Si salgo de aquí me matarán- no había detalles, tampoco se sabía si estaba siendo sincero o no, pero ahora Martin conocía la razón por la que Martin se había atrincherado allí, sin conocer si realmente le estaba contando la verdad o se lo estaba inventando para poder conmoverlo y mantenerse allí viviendo de arriba unos cuantos días más.

La ley es hermosa cuando los caminos morales son fáciles, pero ahora Alaric debía elegir confiar en el discurso de un drogadicto que había cometido uno o varios delitos, o confiar en el criterio de una anciana trabajadora con poco corazón. Analizando el panorama en frío, ninguna de las opciones parecía muy sensata que digamos, pero en la vida este tipo de situaciones son de lo más comunes y aún así hay que tomar una decisión.

Si bien no se mencionó por no ser extremadamente relevante, Tony cumplió la orden a rajatabla y trajo del puesto comercial más cercano una botella con agua, unos panes recién horneados y una salchicha cortada en cubitos. No podía intervenir de forma directa para ayudar en la situación, pero era un asistente de primer nivel que no dudaba en cumplir la orden de su superior.

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#9
Alaric Thone
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Alaric resopló suavemente, agachándose y tomando los panes y el agua de las manos de Tony antes de mirar a la señora.



Entiendo su frustración, señora —  sacudir la cabezaPero este caso requiere tacto o ¿Le gustaría que de una forma más brusca causara daños en su habitación y le costará más? Déjenos trabajar lo mejor que podamos.



Se irguió de nuevo quedando a la altura una vez más de la ventana. Extiende la mano colocando en una de las mesas los panes y las botellas de agua.



Te voy a ser sincero, Martin se apoya en el marco de la ventanaOtros marines u otra persona si te hubiera mentido pero yo estoy aquí para ayudarte y lo digo enserio, no por obligación o por otras intenciones, yo me uní a la Marina para ayudar a la gente por que es lo que me gusta hacer hablaría en voz inspiradora y seguraQuiero ayudarte de verdad Martin, que encuentres tu camino y puedas dejar estos momento oscuros atrás.


Señala los panes y el agua sobre la mesa.


Al menos come y bebe algo, por favor sonreiría afablementeQuiero que me cuentes quienes son ellos, por que van a por ti. Necesito que confíes en mí, no me veas como un marine o un agente de la ley que está aquí para sacarte de donde estas por que estas cometiendo un delito, eso es lo de menos ahora, si hay gente que va a por ti es mi deber no solo como marine si no como persona ayudarte y te juro por mi vida que no te voy a dar la espalda, confia en mi. Entiendes que yo quiero ayudarte pues otros ya hubieran echado la puerta abajo de tu cuarto y hubieran entrado a sacarte a patadas pero yo no, yo estoy aquí hablando contigo y quiero que me cuentes lo que ocurre para que puedas dejarme ayudarte, por favor.


El bucanero seguiría mirando a dentro de la habitación, mirando el rincón donde estaba metido Martin. Sabía que si no lo hacía entrar en razón tendrían que sacarlo por la fuerza y no le gustaba la idea de cómo tendrían que hacerlo, no por el bien del pobre Martin.


Resumen
#10


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