Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
[Autonarrada] Lo tuyo, es mío
Aku
Señor de las tinieblas
Érase una mañana aciaga, una de muchas que han sido ya, en las afueras de la ciudad de champa en isla tortuga, donde los huesos de un enorme animal yacen petrificados al sol, pocas veces se había podido vivir especialmente bien en este lugar, pues al no ser una ciudad que persiga o castigue el crimen, pocas veces son tratados con la justicia que merecen sus habitantes.

Por lo general los piratas y criminales, toman este lugar como un pequeño paraíso en el que pueden habitar, bellacos de diferente índole se mueven por el centro de Champa,ñ como civiles comunes, ya sea en tabernas armando jaleo en terribles borracheras o por  los múltiples mercados ilegales de la zona, donde se venden desde armas hasta a esclavos. Eso hacía que irónicamente evitarán las zonas donde en cualquier otro lugar se moverían usualmente estos criminales, callejones oscuros, zonas pobres o abandonadas y las afueras de la ciudad, en las zonas más agrícolas.

Pero eso también hace que esas zonas sean más visitadas por la peor chusma de la sociedad criminal, gente que ni los criminales quieren ver, y no hablo de agentes de la ley o agentes encubiertos del gobierno que espían, sino de auténtica carroña social, los peores criminales entre los enfermos y los maleantes.

La falta de protección de la isla ejercía un magnético efecto en psicópatas desquiciados, marginados mentales y gente con un alto wanted, uno tan alto que incluso piratas o criminales corrientes llegarán a considerar volverse cazarrecompensas aunque fuera por un día.

Irónicamente para esta historia, de entre todos los criminales, era Aku quien cumplía todos esos requisitos: Atrevido, Malvado, ególatra narcisista obsesivo, maquiavélico, manipulador, pervertido corruptor, obsesivo compulsivo dramático, despistado, ludópata irascible y mal perdedor,  además de ser muy fácil de enfadar y engreído.

Pero además de ser de la peor escoria era miembro de la raza gigante, midiendo más que cualquier edificio, algo hace que moverse en ciudades humanas sea un problema real, pero en las afueras había más espacio, granjas con ganado y en general menos problemas para él, además de su enorme fuerza, nadie podía hacerle frente en estos lares desde su perspectiva macabra eran un buffet libre de oportunidades de las cuales aprovechar.

Se escondía entre los enormes huesos de la isla tortuga, en cuevas y recovecos oscuros de los barrancos profundos, viviendo como un vagabundo ermitaño, un marginal social, hasta que tiene hambre, o alguna necesidad específica de atención de su ego desmedido, y acude a las afueras de champa cantando con voz estridentemente alta, llamando innecesariamente la atención en un tono grave y horrible, que cada aciaga mañana repetía como si fuera alguna clase de ceremonia.

Lo mío, es mío
Lo tuyo, es mio
El compartir, Nos ayuda a vivir

Obviamente, aquellos que no "compartían" sus pertenencias y bienes con él, eran brutalmente asesinados y aplastados por su enorme mano mientras sonreía monstruosamente, haciendo la canción literalmente una predicción de la realidad, un hecho escrito en piedra para quien se lo encontrará supiera que no debía oponerse.

La vaca es mía
Y la lechera también.

Se comía el ganado, desde cabras, burros, vacas hasta toros, solía dejar las gallinas en paz, aunque alguna vez vacío un gallinero él solo de un bocado. Pero también secuestraba mujeres para ejercer su maldad, y a algunas no se las volvía a ver, siempre largaba riendo y cantando, mientras ellas gritaban por ayuda.

El carromato con cosecha del mes de Abril.
Es mío, mío, mío, mío, mío

El gigante no tenía límites en su avaricia, ni en su descomunal apetito, El gigante paseaba tomando aquello que le gustará, que le agradará a la vista o motivará su apetito, a veces robaba hasta por robar, buzones, tejas, rollos enormes de heno para los animales, los cuales hacía rodar para entretenerse y luego dejaba tiradas por ahí, herramientas, horcas y incluso en una ocasión, según dicen, incluso acoso a una dama por una horquilla. ¿Para qué quiere una diminuta horquilla del tamaño de un dedo un gigante de 20 metros? No lo sé, no lo quiero saber.

Puedes ser mayor,
puedes ser menor…
El compartir nos ayuda a vivir
A mi
Y a ti

Muchos ya no se quejan, sobreviven, saben que el pasará, seguirá su viaje al mar y la tranquilidad volverá, hasta que otro monstruo ocupe su lugar. Pero temo que sea muy tarde para mí.

Si compartes, ya no te aplastare
Si compartes, te sentirás muy bien

Érase una mañana aciaga, una de muchas que han sido ya, en las afueras de la ciudad de Champa en isla tortuga, y nuevamente, lo oigo cantar, el suelo tiembla bajo mis pies, se acerca, y ya no me queda nada que compartir. Puede que esté sea el final para mí.

Es mío, mío, mío, mío, mío…
#1


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