Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Aventura] [Aventura T3] Las raíces de un propósito.
Jim
Hmpf
East Blue, Zona Este, Cerca del Refugio de Goat.
22 de Verano del año 724


- Alborada. - Dije golpeando en dos ocasiones la madera de estribor, era el nombre que le había dado a la embarcación. Se lo había dicho a CD y a Misty, pero no sabía si ellos aceptaban el bautizo. Me puse en pie, tenía las piernas ligeramente dormidas de estar sentado. Disfrutaba de los viajes por mar, Misty era un auténtico maestro pero cuando se hacían tan largos comenzaba desesperarme. 

- ¿Puedo ver ese trozo de papel otra vez? Tenemos que estar llegando. - Era una petición a la desesperada, por más que miraba el mapa no conseguía ubicarme, esperaba que las ganas de llegar al destino acortasen nuestra espera. - ¿Y si es una trampa? O... ¿Un pez muy gordo? - Me rasque la cabeza mientras contemplaba la gigantesca Red Line, una cordillera afilada contra la que chocaba el mar. Su inmensidad me hacía sentir más pequeño de lo que ya era.

Éramos un grupo variopinto, comenzaba a acostumbrarme a el. Un pez baboso, fuerte y ágil, capaz de navegar en altamar y que simpatizaba con algunos de mis instintos animales. Y un coyote atlético pero tranquilo, muy reflexivo, parecía el padre del grupo, tenía buen sentido común y buenos instintos. El primero era como mi hermano, solía jugar con el y a disfrutar haciendo el tonto juntos. El segundo, era más como una figura paterna, respetaba su juicio y acudía a él, también trataba de comportarme en su presencia aunque sin mucho éxito.

- ¿Jugamos otra vez a ver quién pesca el pez más gordo? - Habíamos jugado más de 10 veces, Misty siempre me ganaba, el cabrón se zambullía en el agua y tras 10 minutos salía con un pez que podría comerse a 4 como el que yo había pescado. Me daba igual, estaba decidido a ganarle antes de llegar al destino.

Personaje
#1
Timsy
Timsy
-Alborada. Alborada… - repetí al aire tratando de discernir como sonaba el nombre – Alborada… - el nombre me resultaba poético. Delicado, bonito y a la vez metafórico para nuestro grupo y la empresa en la que nos habíamos embarcado - ¡Me gusta! ¡Alborada será! ¡Está decidido! - añadí. Poco o nada me importaba ya la opinión de Zev, el último integrante del grupo. No era una cuestión de antigüedad o desprecio, sino que abordo del Alborada yo era la máxima autoridad a falta de alguien más que hiciera de capitán, cosa que por el momento no iba a permitir al ser yo quien guiaba a la nave por el vasto mar – Deberíamos tallarlo en el casco en cuanto podamos – sugerí.

-Jimbo, por más que lo reptias no vamos a llegar antes. Llegaremos cuando tengamos que llegar – comenté convencido de que no debía faltar demasiado. No obstante, decírselo tan solo alimentaría su ansiedad y no quería tener que estar escuchándolo de continuo - ¡Yo lo pescaré! ¡Por las ancas de mi tía que si es un pez muy gordo lo pesco! - desde bien niño había tenido esa costumbre y en parte reto. Era una forma de probarme a mí mismo y mis habilidades, así como los progresos que iba haciendo en la vida. Era cierto que mis técnicas de pesca diferían y en mucho a las de un humano común y se asemejaban más a las de un tiburón, solo que yo resultaba mucho más pacífico.

Tan solo hacía un par de semanas que nos habíamos conocido y formado nuestro particular y esperpéntico grupo, sin embargo yo ya había empezado a sentirlo como mi familia. Apenas si recordaba esa sensación, como un recuerdo vago, lejano y etéreo de algún lugar que no terminaba de concretar, pero sabía en mi fuero interno que tiempo atrás tuve algo parecido a una familia. No desde luego el viejo, a quién terminé por tomarle cariño, sí, pero distaba mucho de ser un vínculo familiar. Jimbo era algo así a un hermano pequeño. Alguien con quien siempre podías contar para jugar y reírte. Zev, por el contrario ejercía de figura paterna y adulta. Era un tipo serio y reflexivo. Todo él desprendía solemnidad y, para ser sinceros, ejercía de contra punto a la pareja que formábamos el suricato y yo.

-¡Vamos! - respondí justo antes de saltar por la borda de babor al Gran Azul. Me sumergí unos cuantos metros por debajo de la superficie del agua, sin alejarme del Alborada más que unos pocos metros. Recorrí el lugar con la mirada en busca de algún pez al que capturar y que pudiera ser digno de la victoria que estaba seguro que conseguiría.
Personaje
#2
Zath Elion Vhal
Zev el Fiero
Zev el Fiero permanecía en silencio, dejando que la brisa marina acariciara su pelaje y el vaivén del barco le transmitiera una sensación de paz que no experimentaba desde hacía mucho tiempo. El Alborada se deslizaba suavemente sobre las olas, y el sonido del agua rompiendo contra el casco del barco resonaba en sus oídos como una melodía calmante. Había algo en el océano abierto, en la inmensidad del mar al amanecer, que hablaba directamente a su alma, ofreciéndole una libertad que pocas veces había conocido.

Con cada respiración, el aire salado se apoderaba de los pulmones del Coyote haciéndole sentir que una parte de la tensión que había cargado durante tanto tiempo se desvanecía, reemplazada por una profunda calma. Este era el tipo de libertad por la que había luchado, una libertad que no solo se encontraba en la ausencia de cadenas, sino también en la serenidad de un horizonte sin fin, donde el mundo parecía lleno de posibilidades.

Al escuchar a Jimbo repetir el nombre del barco, Zev esbozó una leve sonrisa, pero en su mente comenzó a jugar con otra idea.

- Alborada... un buen nombre, - pensó en voz alta, dejando que la palabra rodara en su lengua como el eco de una promesa. Sin embargo, no pudo evitar pensar en una alternativa. - Aunque, Albor... podría ser más solemne, más digno de lo que este barco representa ¿Qué os parece? - Reflexionó brevemente, apreciando la poesía del amanecer que la palabra evocaba, pero también reconociendo que algo más breve y fuerte como "Albor" podría reflejar mejor la fortaleza y el espíritu de su tripulación.

Cuando Jimbo le pidió ver el mapa una vez más, Zev no pudo evitar una sonrisa comprensiva. El joven suricato, con su energía inagotable, siempre encontraba la manera de mantener viva la emoción, incluso en los momentos de espera. Zev se acercó y sacó el trozo de papel, desplegándolo con cuidado.

- Aquí tienes, Jim, - dijo mientras le tendía el mapa. - No creo que los puntos en el papel hayan cambiado desde la última vez.

Mientras Jimbo examinaba el mapa con esa mezcla de curiosidad y ansiedad que lo caracterizaba, Zev observó a Timsy. El pez repetía el nombre del barco, y Zev notó que había pocas posibilidades de que su propuesta fuese escuchada; poco podía hacer. Timsy era una criatura única, con una manera particular de ver el mundo, y Zev siempre encontraba interesante la forma en que equilibraba la energía de Jimbo con su propio sentido del humor y precaución.

Zev observó con una mezcla de admiración y tranquilidad cómo Timsy se lanzaba al mar, decidido a atrapar su presa. La destreza del pez siempre le impresionaba, y no podía evitar pensar en cómo, en tan poco tiempo, estos dos seres tan distintos se habían convertido en algo parecido a una familia para él.

Cuando Jimbo sugirió un nuevo juego de pesca, Zev soltó una risa breve.

- Jim, no te rindas, - le dijo, su tono suave pero firme. - No se trata solo de ganar. Se trata de mejorar, de superar tus propios límites. Estoy seguro de que un día sacarás ese pez que hará que todos nos sorprendamos.

Zev volvió a fijar su mirada en el mar, viendo cómo las olas lamían suavemente el casco del ¿Albor? Sabía que el viaje sería largo, pero con compañeros como Jimbo y Timsy, estaba seguro de que no importaba lo que encontraran más allá, lo enfrentarían juntos. Y con cada desafío, se acercarían un poco más a encontrar lo que cada uno de ellos buscaba en este vasto mundo.

- Vamos a prepararnos, - dijo, girándose hacia Jimbo.

Con esas palabras, Zev se preparó para lo que vendría, sabiendo que, aunque el destino era incierto, la compañía que tenía a su lado hacía que cualquier peligro fuera más sencillo de afrontar.
#3
Rengetsu D. Tenji
Príncipe Ciego
El trio de aventureros estaban viajando hacia un destino desconocido, por el rumbo que tomaban cualquiera que supiera algo de navegación en el East Blue sabia que estaban avanzando hacia ninguna parte. Hacia esa dirección del mar no había islas, no había ni islotes más grandes de lo que ocuparía una piedra con una palmera, nada de interés. Era una zona tan irrelevante que incluso la Red Line no tenia ningún tipo de conducto hacia otros mares como si lo hacia por el lado opuesto del mar cerca de Loguetown.

Pero entonces habían sido engañados? Esta era una cruel broma de alguien que busco estafar al coyote para que fuera a una muerte segura en alta mar desprovisto de comida y recursos eventualmente, sin un lugar en el que tocar tierra, condenado a encontrar solo un muro rojo y liso ascendente. Y para mayor desgracia arrastraría a esa muerte inevitable a sus nuevos amigos y camaradas, bueno por lo menos al suricato Jimbo, puesto que Timsy podría vivir perfectamente en esa zona del mar haciendo su vida como buen gyojin que era.

Y aunque no lo supieran si seguían el rumbo establecido correctamente en cuanto divisaran en el horizonte la línea roja que cortaba el mar estarían más cerca de algo de lo que pensaban. Pero aun quedaba un poco de camino para eso y las viejas frustraciones salían a la luz. Era evidente que era una lucha inútil competir contra un gyojin a pescar, pero aun así Jimbo no se rendiría fácilmente y lucharía impotente por la mejor presa mientras Timsy se zambullía en el agua en busca de la mejor presa directamente. El pequeño mink no era muy consciente de que si el pescado humanoide quería podría espantar todos los peces que se aproximaran mediocremente a su caña y evitar que pescara nada o ponerle el mismo el pez más pequeño que encontrara, pero aun así lo intentaba.

Y efectivamente el pequeño murlok se habia sumergido en el mar en busca de una presa apetitosa, seguramente seria la cena de ese posible ultimo día de viaje. Pero hay algo que como buen gyojin el pequeño ser sabia del mar, si te sumerges en busca de comida, tu mismo formas parte del menu. Y sería así como con tan solo descender unos metros notaria el joven murlock un a sombra ascendente de gran tamaño que buscaria salir a la superficie arrollando al pescado mientras pasaba de largo, puesto que su objetivo seria la barcaza más grande que surcaba las aguas.

La superficie del mar fue quebrada por una extraña criatura su cuerpo en gran medida era un pez y surcaba la superficie del agua como tal, pero su cabeza recordaba más a la de un cerdo o jabali, una peculiar bestia marina que podia medir hasta diez metros de largo que surcaba las inmediaciones de la barca con una distancia de unos veinte metros como analizando a su presa antes de atacarla dando vueltas a su alrededor en circulos.

Animalito

Off
#4
Jim
Hmpf
No pude evitar arrugar mi rostro cuando Zev sugirió el nombre "Albor" en lugar de "Alborada". Era como si se hubiera encaprichado con ese nombre. - Ñhmpf... - Gruñí, mostrando claramente mi falta de convencimiento por la sugerencia del Coyote. Aunque mi ansiedad por llegar a nuestro destino seguía creciendo, me esforzaba por mantener una actitud positiva. Mirar el mapa una y otra vez no parecía ayudarme mucho, pero las palabras de Zev me reconfortaban. En el fondo, sabía que tenía razón: el destino llegaría cuando tuviera que llegar, y mientras tanto, mi entusiasmo por el viaje no podía decaer.

Mientras Timsy se lanzaba al agua, sentí una mezcla de admiración y competitividad. Sabía que sus habilidades eran superiores, pero me motivaba la idea de que, si por algún motivo lograba pescar algo, podría restregárselo durante todo el día… ¡O incluso toda la semana! La manera en que Timsy abordaba la pesca era admirable, y aunque me resultaba casi imposible superarlo, me negaba a rendirme sin intentarlo.

Las palabras de CD, su equilibrio de tranquilidad y sabiduría, me hacían sentir afortunado por tenerlo a mi lado en esta travesía. - Superar mis propios límites... - Repetí, reflexionando sobre ellas. - ¡Sí, ese pez! ¡Voy a sacar el pez más grande que hayas visto en tu vida! - Dije, entusiasmado, sin darme cuenta de que estaba empezando a enrollarme y perdiendo ventaja respecto al Gyojin. - Va a ser enorme, de al menos 5 metros. Va a tener colores bonitos. ¿Y qué más...? Cara de javalí. ¡Sí! ¿Sabes cuántos peces has visto en tu vida? ¿Muchos? ¿Cuál ha sido el más grande? ¿Medía más de dos metros? ¿Y de qué color era? - No le daba tiempo para responder, mi entusiasmo era tan grande que simplemente seguía hablando sin parar.

Entonces, a mis espaldas, algo empezó a alterar la superficie del mar. Me giré al notar el cambio y lo vi. ¿Lo había invocado? Si era así, me estaba arrepintiendo a cada segundo. Una cosa era divagar y otra muy diferente enfrentarme a una bestia de tales dimensiones. Fuese cual fuese el motivo, ya era demasiado tarde para lamentarse. O lo capturábamos o nos hundía. Estábamos en medio de la nada, sin demasiadas provisiones y con la Alborada, una barca que no aguantaría ni un envite de aquel ser. Tragué saliva creando un incómodo sonido.

Zeeeeeeev... - Dije su nombre correctamente por primera vez, el miedo era evidente en mi voz. Las prisas por reaccionar se reflejaron en cómo aceleré la tonalidad de la palabra. Mientras esperaba su respuesta me agaché para coger mi carcaj, mi arco y preparar un disparo. Con la flecha ya cargada tensé el arco y llené mi pecho de aire apuntando al extraño pez. - Creo que necesitamos un plan. - Dije con un tono que mezclaba el humor y terror. Ante el más mínimo indicio de que la bestia intenta sumergirse o acercarse directamente a nuestra embarcación soltaría la flecha intentando apuntar al centro de su rostro.

Datos y resumen
#5
Timsy
Timsy
Zev se apresuró a sugerir un ligero, pero potente cambio para el nombre de la embarcación - ¡No! ¡Alborada! - repliqué cual niño pequeño. Ya había tomado la decisión y así se iba a quedar. El barco era mío y como tal lo trataría. Además, allí encima, mientras el barco estuviera surcando las aguas del vasto, y a la vez diminuto, East Blue, mi palabra era ley. Lo miré con aire algo desafiante, aunque dudaba que el siempre correcto y solemne coyote fuera a tratar de imponer su voluntad en una clara desventaja de dos a uno.

Una vez en el agua vi la caña de Jimbo. Mil ideas se me pasaron por la mente. ¿Le espantaría todas las presas? ¿O mejor sería ponerle una pequeña para picarle? A fin de cuentas allí abajo me sentía amo, dueño y señor de las aguas que circundaban al Alborada, porque ese era el nombre de la tartana. Alborada. No destacaba en mí la honradez, sin embargo debía admitir que la competición ya me era lo suficientemente favorable como para encima torpedear más a mi contrincante. Además, a fuer de ser sincero conmigo mismo, el duelo perdía toda emoción. Así pues mientras buscaba mi presa y me desentendía de la caña de mi compañero de viaje y suricato, llegó la necesaria cura de humildad.

-¿Qué es eso? - pensé viendo como una gran sombra avanzaba rápidamente hacia mí desde el fondo - ¡Corales submarinos! - Unas burbujas saldrían rumbo a la superficie por las palabras chilladas. Sin meditarlo dos veces recubrí mi cuerpo de una baba densa y espesa para protegerme del primer envite. ¿Qué escamas era eso? Pero la respuesta cruzó como un rayo mi ya acelerada mente. ¡Era mi gran oportunidad! ¿Era un Rey Marino? Su cuerpo era bien parecido al de un pez, ¡pero enorme! Sin embargo su cabeza era la de un jabalí. ¿Qué clase de animal era aquel? ¡Mi proxima presa!

El animal me golpeó de lleno, buscando arrollarme con su avance. A pesar de haberme dejado en su punto centro para reducir mis opciones de esquiva, no había hecho además alguno de comerme. Pasado el primer impacto, la pompa de baba de deshizo, sin tener muy claro por el fuerte golpe o por mero instinto. Acto seguido y justo en el momento en que la cabeza de jabalí del animal salía de la superficie, lancé una gran cantidad de baba tratando de bañarlo todo lo posible, molestarlo y de paso herirlo. Con suerte al golpearle en la cabeza conseguía cegarlo, aunque tenía pocas esperanzas de ello. La inercia del movimiento provocó que saliera catapultado, cayendo a cinco metros de distancia de la bestia marina, pero todavía en el mar. Cualquier otro en mi lugar huiría y buscaría salir del dominio de semejante bicho, pero yo no era cualquiera.

La adrenalina, la euforia y el júbilo dominaban mis actos y era el mejor motor de mis acciones. No se debía a un fuerte coraje, pues quizás en otras circunstancias hubiera puesto pies en polvorosa, u olas de por media en este caso, pero cazar un rey marino era mi sueño y este no era más que el primer escalón de él. ¡Así me costara la vida!
Aclaraciones narración


Aclaraciones bélicas

Inventario


Técnicas


#6
Zath Elion Vhal
Zev el Fiero
Zev notó la resistencia tanto de Timsy como de Jimbo cuando sugirió cambiar el nombre del barco a "Albor". Al escuchar las protestas, primero del pez y luego el gruñido de desagrado del suricato, el coyote no pudo evitar torcer el gesto levemente, aceptando que el nombre que habían escogido tenía un valor especial para ellos. No era de su interés insistir en detalles menores que, en el gran esquema de las cosas, no cambiarían la esencia de su misión ni la relación con sus compañeros.

Con un ligero asentimiento, Zev dejó que el tema se disipara en el aire salino que los rodeaba. "Alborada" seguiría siendo el nombre de su embarcación. Lo importante era el camino.

Con la mente distraída, Zev intentaba apagar el ruido de fondo que era el incesante parloteo de Jimbo sobre el pez gigante que algún día capturaría. El entusiasmo del suricato era contagioso, pero en ese momento, el coyote necesitaba un respiro. Cerró los ojos un instante, dejando que la brisa marina y el ritmo del mar calmaran sus pensamientos, tratando de encontrar un momento de paz en medio de la energía inagotable de su compañero.

De repente, un estruendo rompió la calma. Zev abrió los ojos de golpe justo cuando la superficie del mar estallaba en furia, una enorme criatura marina emergió con una fuerza devastadora. El corazón del coyote se detuvo un instante al ver cómo Timsy era lanzado por los aires, probablemente embestido por la bestia. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos, pero para Zev, el tiempo pareció detenerse.

Su mente entró en modo combate, cada detalle a su alrededor se hizo nítido, cada movimiento se ralentizó en su percepción. Respiró hondo mientras analizaba rápidamente la situación. A un lado, vio a Jimbo reaccionar de manera espléndida, ya con su arco tensado y apuntando hacia el monstruo. El suricato estaba listo para atacar, y Zev sabía que, en ese momento, Jimbo representaba su mejor oportunidad de contraatacar con efectividad.

Timsy, a pesar del golpe, parecía estar manejándose bien en el agua, demostrando una vez más su destreza en su elemento. Pero el peligro aún era inmenso. Zev entendió al instante que su papel en esta batalla era claro: proteger a Jimbo a toda costa. Si podían mantener a la bestia ocupada el tiempo suficiente, Jimbo podría conectar los ataques decisivos que podrían poner fin a la amenaza.

- Jimbo - dijo Zev con una calma que contrastaba con la tormenta que se desataba a su alrededor, - mantén tu objetivo firme. Yo me encargaré de que tengas la oportunidad de disparar.

Zev se posicionó de manera que pudiera interponerse entre la criatura y Jimbo si fuera necesario. Estaba listo para proteger al suricato, incluso si eso significaba lanzarse él mismo como carnaza para distraer al monstruo. Sabía que, en esa situación, escapar no era una opción. Solo podían luchar.

El coyote apretó los puños, su mente totalmente concentrada en su misión. No permitiría que esa bestia alcanzara a Jimbo; haría lo que fuera necesario para mantenerlo a salvo y darle el tiempo que necesitaba para lanzar sus ataques. La adrenalina corría por sus venas, pero su mente permanecía fría y calculadora. Este era su papel, y estaba decidido a cumplirlo a toda costa.

Con los sentidos afilados y su espíritu indomable, Zev se preparó para lo que venía, listo para luchar hasta el final.

Info

Buffs, Debuffs y Varios

Personaje
#7
Rengetsu D. Tenji
Príncipe Ciego
Estadísticas Bestia Marina


Toda la situación dio un vuelco inesperado y por poco no volcaban todos junto a la barca en medio del mar, pero por suerte esa bestia marina parecía ser más propicia a buscar un poco de acecho sobre sus presas antes de lanzarse a un ataque directo precipitado. Y justo el impacto del que se protegió Timsy no era ni un ataque el gyojin era tan pequeño que el jabalí marino ni se percato de su presencia y simplemente lo empujaría con su cuerpo, no evitando esto que la pescadilla liberara parte de su baba que se iría pegando en el animal. 

Eso era aun tolerable para la gran criatura marina, puesto que se necesitaría mucha más baba para entorpecer realmente su movimiento. Pero entonces el gyojin que ya había decidido que ese jabalí seria su presa del día inicio una ofensiva un poco más agresiva contra la bestia marina, la cual encajaría el golpe de las babas amortiguando parte del impacto por su fornido físico aunque ya habría resultado lo bastante molesto e irritante como para que el animal lo fijara como objetivo.

Con un movimiento brusco la criatura marina se giraría hacia el woko buscando trazar una embestida con todo su cuerpo contra el pequeño ser, ensartándolo con sus colmillos en un ataque directo, aunque seguramente ralentizado por culpa de la baba que se había ido acumulando en el cuerpo de la criatura, pero no se rendiría en buscar ensartarlo con sus colmillos pronunciados.

Punzada Marina


El giro brusco del animal con un cuerpo tan grande y pesado sacudiría las aguas y las agitaría creando molestas olas que zarandearían la barcaza donde el suricato buscaba tener algo de estabilidad para lograr un tiro certero y el coyote aguardaba para ser su escudo en caso de necesidad, pero si no lograban estabilizar la barca más que escudo necesitaría ser su salvavidas porque podrían volcar, del mismo modo que habría problemas para apuntar si no se lograba controlar un poco el timón de la barcaza y se la dejaba a merced de las corrientes y movimientos de aquella bestia marina.

OFF
#8
Timsy
Timsy
Tras mi ataque la bestia marina pareció reparar en mí. Hasta el momento me había ignorado por completo, seguramente y gracias a ello aún seguía en la superficie del mar y no en el fondo de su estómago, pero eso acababa de cambiar. Con un brusco movimiento puso en jaque la estabilidad del barco, al tiempo que me fijaba como objetivo - Ven aquí tocino marino. ¡Me voy a hacer una colcha con tus escamas! - desafié convencido y seguro de mí mismo. Y posiblemente por última vez.

La emoción e intensidad del combate hizo que me olvidara por completo del suricato y del coyote. Aquello iba un paso más allá de un simple combate, sino que era un salto cualitativo en el camino hacia mi sueño. Jimbo y Zev tendrían apañárselas sin mí, al menos durante un poco más de tiempo. A fuer de ser sinceros, tampoco hubiera podido ayudarlos más de lo que lo estaba haciendo ocupándome del jabalí acuático.

-¡Grlgrlgrl: Punch! - Escupí una gran masa de baba directa a uno de los ojos, pero aquello no sirvió para detener a la mala bestia. Tampoco mi puntería fue la mejor de todas, y el baboso proyectil se estampó contra el colmillo que amenazaba mi integridad física. El tamaño de la punta del colmillo del jabalí era casi tan grande como yo, por lo que su golpe lo sentí en todo mi torso. Sentí como la punta me perforaba levemente todo el torso, como un gran punzón - ¡Maldito pez sin habla! - sin pensármelo dos veces giré sobre mí mismo, estirando el brazo derecho para agrandar todo lo posible el arco del movimiento con el que golpearía - ¡Impacto de media luna! - En cuanto el ataque conectara contra el colmillo, se liberaría una gran masa de aire cortante desde esa misma mano. Sacudirle en el colmillo también le haría daño, ¿no?


Dos semanas antes…

Estaba buceando tranquilamente por algún lugar del East Blue, buscando algo que cazar y que llevarme a la boca. Conmigo solo llevaba las cabezas de pescado en las manos y la concha que había encontrado días atrás colgada al cuello. Nadaba distraído cuando el colgante chocó contra un pico de una roca y entonces pasó - ¡Uooooooooh! ¡Por las ancas de mi tía! ¡Qué corales ha sido eso! - el pico de la roca caía lentamente al fondo marino cercenado limpiamente.


No sabía lo que era aquella concha tan particular, pero con los impactos liberaba una fuerte corriente de aire cortante, lo que había resultado ser increíblemente útil en los últimos días.

Aclaraciones


Técnicas


Personaje

#9
Jim
Hmpf
Aclaraciones previas


Zev parecía mantenerse en guardia, con sus instintos afilados y dispuesto a reaccionar ante cualquier adversidad. Por otro lado, Misty libraba batalla en el mar contra la bestia. A pesar de la gran diferencia de tamaño, ambos seres marinos se enfrentaban en duelo. El renacuajo no dejaba de impresionarme. En uno de estos enfrentamientos, la bestia marina, debido a su gran tamaño y peso, agitó la superficie creando olas e inestabilizando el barco. Expiré, sabiendo que no era mi momento, inspiré de nuevo, totalmente concentrado en encontrar el instante adecuado para disparar mi flecha.

Zev, ¿puedes hacer algo por controlar la nave? —Por segunda vez había pronunciado correctamente su nombre. Quizás era fruto de la concentración del momento o de que, tras escuchar a Misty llamarlo así tantas veces, me había acostumbrado. Pensé en el ancla, en el timón, y en las velas, pero dejé esos pensamientos de lado para centrarme en la estabilidad de mi disparo. Confiaba en la inteligencia de Zev para manejar la situación.

Entonces vi la oportunidad. Timsy intentaba golpear a la bestia con fuerza; tenía que ser ahora. Me concentré en el ritmo de las olas provocadas por el jabalí marino, sentí su flujo como el de una canción, anticipé su vaivén adaptando mi cuerpo a los cambios de inclinación del navío y, cuando vi el ángulo...

¡Acecho! —Solté la flecha apuntando directamente a una parte amplia de la bestia. Su gran tamaño era una ventaja en el combate físico, pero a su vez, una desventaja contra los atacantes a distancia. Era una diana gigante. —¡Del Lince! —La flecha salió disparada a gran velocidad en busca de su objetivo. Confiaba en mi pericia, en la situación creada por Misty y en el apoyo naval de Zev. Éramos un equipo; no era solo mi flecha, era nuestra flecha, y ahora surcaba el cielo, dejando una estela que dividía el aire por la gran velocidad a la que avanzaba. No iba a desperdiciar el tiempo, cargué una nueva flecha y la disparé al centro del cuerpo de la bestia, esta iba con menos potencia que la anterior pero quería aprovechar el posible impacto de la primera. Cargaría una tercera lo antes posible.

Resumen bélico
#10


Salto de foro:


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