[Diario] Ascenso de un pato (fic)

Era un día soleado como cualquier otro, un pato acabó llegando a la bulliciosa ciudad humana de Loguetown, una ciudad costera más conocida como "ciudad del principio y el fin", por qué allí empezó y terminó la vida de una persona muy famosa.
El pato aún era inexperto y algo asustado, miraba a su alrededor, observando cómo los humanos se movían rápidamente, metidos en sus cosas, sumidos en sus propios mundos. Al principio, el pato tuvo dificultades para adaptarse; la vida en la ciudad estaba llena de retos, desde encontrar comida, aunque fueran migajas en el suelo, hasta evitar los peligros que acechaban en cada esquina, como otros animales o humanos en busca de una oportunidad. Pues su peculiaridad no solo lo hacía destacar de entre el resto, sino que también lo convertía en un blanco fácil para aquellos que no toleraban la diferencia.

Vagabundos, ratas, traficantes, todos veían al pato cómo una forma de saciar sus necesidades, un escape de su realidad o a su placer.
Pero no eran los únicos habitantes de la ciudad baja, el puerto de Loguetown atrae a todo tipo de delincuencia que pasa habitualmente por los muelles, algunos de ellos vieron en él un aliado interesante.

A pesar de las dificultades, el pato comenzó a interactuar con los humanos, ganando algunos aliados inesperados. Con el tiempo, desarrolló una nueva identidad, MC Duck, al convertirse en un experto en el arte del engaño y la astucia. Cada conexión que establecía le otorgaba un poco más de control y comprensión sobre el submundo de la ciudad. Sin embargo, al escalar en esta nueva vida, MC Duck se encontró cara a cara con figuras del crimen organizado que querían poner fin a su creciente influencia.

Si quería proteger y defender su nuevo estilo de vida iba a tener que patalear y pelear a picotazos si hacía falta.

Los negocios de MC Duck prosperaron, crecieron como lo hacen los cultivos, poco a poco cuidados día a día. Lo que, con el tiempo, acaba convirtiéndose en un pato poderoso y adinerado, pero siempre que uno sube, cuando estás más cerca de la luz, la envidia de otros crece, y mayor es tu sombra, especialmente cuando te consideran inferior a ellos, esa rabia aumenta mucho más. ¿Un simple pato? No puede ser.

La tensión aumentó cuando Mc Duck se vio envuelto en conflictos con otros mafiosos que no veían con buenos ojos a un pato en su territorio, y compartiendo negocios con ellos.
Con astucia y decisión, tomó la delantera, aliándose con los mafiosos más fuertes, como Chester Chettony, traficante de chetto, una droga de diseño, quien lo veía como una rara mascota y algo adorable más que un competidor, Duck aprendio de ellos, tomó una serie de decisiones que le ayudaron en diferentes enfrentamientos que lo catapultaron al poder.

Pero fueron desicuones sangrientas.

Con cada victoria, MC Duck veía su imagen transformada, dejando de ser un simple pato se volvía más en un líder feroz y temido cuyo sola mención de su nombre en las calles causaba temor, por fin era respetado, aunque solo fuera en la sociedad criminal. El pequeño pato que llegó a la ciudad ahora se había convertido en un formidable jefe del crimen, pero a costa de perder parte de su inocencia y esencia.

¿Soñaba con volver a volar? ¿Con descansar plácidamente en un estanque y ser alimentado con hogazas de pan? Seguramente, pero ese pato ya había muerto, ahora tenía una imagen que mantener, una fama que alzar.

Ya no había vuelta atrás.

La historia de Mc Duck es un recordatorio de cómo la ambición puede cambiar a una persona o pato, llevándola a perder de vista su pasado y sus principios. Pues aunque se había convertido en un mafioso poderoso y respetado entre criminales, siempre hubo un rincón de su corazón patil que anhelaba más la simplicidad de su vida anterior, esa vida arrebatada por la inteligencia humana, por una sociedad que lo quería convertir en comida.

Al reflexionar sobre sus decisiones, se dio cuenta de que, aunque había conquistado el mundo del crimen, el precio de su ambición había dejado cicatrices profundas en su alma, heridas que nunca sanarán del todo.

Pero ¿fue el pato el que eligió su destino? ¿O fue convertirse en humano lo que lo llevó a tal perversión? La posible respuesta debería dejarte reflexionando sobre ello.