Hay rumores sobre…
...un hombre con las alas arrancadas que una vez intentó seducir a un elegante gigante y fue rechazado... ¡Pobrecito!
Pirateando [Aventura - Tier 2]
Ray
Kuroi Ya
Ah, Rostock... Un tranquilo y bello pueblo pesquero nacido en torno al puerto que daba acceso desde el mar a la Isla Kilombo. Sus gentes humildes y trabajadoras están acostumbradas al trasiego de marinos y mercantes, una verdadera constante en su día a día. No es la localidad más acaudalada del mundo, pero a sus habitantes en general no les falta comida que llevarse al estómago ni fuego en el invierno para calentar sus casas. Y la protección brindada por el Cuartel General del G-23 de la Marina, que corona la isla en su punto más alto, suele mantener alejados a los maleantes. Es por tanto un lugar excelente en el que vivir una vida tranquila.

El grupo formado por el pequeño y estilizado Shiro junto al enorme gyojin orca conocido como Qazan y la jabalí humanoide de más de cinco metros de altura llamada Gretta llamaba la atención. No debido al primero de ellos, sino a los otros dos. No era ni mucho menos frecuente que dos personas de un tamaño tan espectacular se encuentren en el puerto de Rostock, y las miradas indiscretas son inevitables.

Y, ¿qué podrían hacer tres corsarios en un lugar como aquel? Y más si no disponían de un barco. No estaba claro, pero el puerto desde luego parecía un buen lugar donde empezar. O tal vez la taberna cercana, el Caldero Hirviente, fuese una mejor idea. Puede incluso que prefiriesen recorrer las calles del pueblo en busca de algo que hacer. Eso dependería de ellos.

OFF
#1
Shiro
Ninguno
Día 14 de Verano de 724

El pueblo de Rostock comenzaba su día como otro cualquiera. El sol brillaba en lo alto azotando con el calor del verano mientras los viandantes se dedicaban a sus quehaceres, yendo de aquí para allá sin que pasase nada nuevo en aquel rutinario día… o al menos para todo aquel que no se topara con el peculiar trío que se había juntado.

El joven desde que se había medio instalado en el pueblo junto a Lance y Juuken ya se había acostumbrado a que las miradas se dirigieran hacia ellos de vez en cuando. Sus rasgos eran poco comunes, los cuales solían acentuarse gracias a su usual vestimenta negra, haciéndolo destacar entre los nativos de la isla ocasionando más de una ojeada, pero esta vez la sensación era completamente distinta… Y no era para menos, ya que hoy Shiro no iba acompañado por ellos sino por un par de los últimos integrantes de la banda que habían llegado uno tras otro días atrás.

Por un lado estaba Qazan, un enorme gyojin orca que era prácticamente el doble de grande que él y que tenía un aspecto de lo más imponente. Shiro aún recordaba el escalofrío que sintió la primera vez que le vió comer. Estaba seguro que con esa boca podría arrancarle la cabeza de un bocado, pero por suerte tras esa fachada el carácter que había conocido el peliblanco era el de un ser tranquilo, huraño incluso, y bastante individual. Rasgos que sin ninguna duda agradaban al espadachín. Casaban bastante bien con él.

Y por el otro lado estaba la otra nota aún más discordante si es que nadie creía que fuera posible… Gretta. Shiro aún no tenía muy claro la procedencia de la enorme mamífero con la que había aparecido Juuken, ni de los detalles de cómo se habían conocido a pesar de que la veía bastante cuando se encontraban juntos. Es más, si alguien le preguntara no dudaría en asegurar como su actual rol de cocinero dentro de la banda había crecido a unos umbrales insanos, rozando el esclavismo incluso para el gusto del muchacho muchas veces... pero es que Gretta era prácticamente un pozo sin fondo y aunque nunca lo admitiese delante del resto una parte de él temía ser devorado el día que les tocase viajar juntos por alta mar. Había tenido incluso pesadillas con ello… y ese era uno de los motivos por el que había hecho la excepción de realizar este paseo.

Juuken y Lance habían salido a hacer algo y nos habíamos quedado sin existencias tras la última comida de Gretta hacía un rato. No habíamos previsto tener que alimentar a una bestia de más de cinco metros que comía más que todos ellos juntos, por lo que antes de poder evitarlo sus reservas se habían vaciado y tuvieron que salir para saciar el hambre de la pirata. La única cosa que Juuken le había avisado a Shiro sobre ella el día que se la presentó es que no era recomendable que pasara mucho tiempo sin comida, por lo que cuando me vi sin más que poder cocinar tras la última docena de platos que la había preparado no me quedó otra que salir junto al peculiar dúo en busca de alimento.

Podría parecer algo completamente sencillo, pero justamente se daban los factores que enrevesaban hasta esta simple tarea, ya que el espadachín siempre se perdía allá donde fuese y no sabía como llegar a la zona mercantil del puerto para ir a comprar. Siempre que iba lo acompañaban Juuken o Lance sino querían comer a la hora de la cena, por lo que al no tenerlos a ellos podrían estar dando vueltas por el pueblo como locos con los riesgos que ellos conllevaba. Al peliblanco solo le quedaba confiar en sus compañeros para llegar a su destino… y eso lo agitaba.

- Gretta, ¿hueles algo? - preguntó Shiro levantando la voz para hacerse oír allí arriba.

Personaje

Inventario
#2
Gretta
La Devoramundos
"Ahhhh, no hay nada mejor que un baño de barro de buena mañana, además con este calor insoportable, ¿Porqué no podían haberse ido al norte?" pensó Gretta recordando las otras veces que había estado por esas islas trabajando a su gentes, "hace más fresco que aquí y los civiles no son tan pazguatos como estos", Aunque eso le facilitaba las cosas a la hora de trabajar con los isleños, ella quería acción de vez en cuando. 

Estaba en la piscina natural que había montado en el porche de una pequeña casita, en la que se había asentado la banda, la casa estaba a las afueras del pueblo y la banda era de lo más peculiar, la gente siempre se quedaba mirándolos, como si fuesen monos de feria, que ganas le nacían de aplastarles la cabeza cuando eso pasaba. Gretta y Qazan habían llegado hace poco a la banda por mediación de Juuken, el chaval que conoció hace un año. Con Qazan se llevaba muy bien, siempre estaban haciendo locuras y gamberradas, también estaba el capitán Lance, no había tenido mucho trato con el aún, pero el resto le hacía caso y por ahora Gretta no había tenido ningún problema con su presencia, y por último estaba Shiro, que justo salía por la puerta de la casita, Gretta se quedó mirándolo mientras se relajaba en la charca, Shiro era un chaval atractivo, como juuken, y ambos muy parecidos en altura y peso, asique Gretta estaba bastante agusto con esos dos, Shiro parecía totalmente perdido tanto en sus pensamientos como en la vida real, miraba a un lado del pueblo y luego a otro sin decidirse, el chaval se había convertido en uno de sus favoritos, "ahí va, míralo, ¿Qué delicioso manjar habrá preparado hoy?, uffff es que este chico está consiguiendo que con verlo, solo de pensar en el festín, acabe acalorada y excitada", pensó, la verdad era que Gretta nunca había tenido un chef, es más, había tenido suerte en todos estos años si lograba coger comida cocinada que aun estuviese caliente, y desde que lo conoció hará unos días, este chico se desvivía por darle de comer, esto nunca le había pasado y eso la contrariaba "¿y si es que le gusto?, haríamos tan buena pareja..."

 -Gretta, ¿hueles algo?- Dijo Shiro alzando la voz y cortándole el pensamiento.

"¿Cómo? ¿Qué dices guapo? ¿Qué si huelo algo?, ¿Cómo que si huelo algo?, no! no huelo nada! y eso es raro, ya tendría que estar llegándome el olor de la comida hecha!, pero... ¿que significa esto? si no huelo nada, es que ¿ya no vas a cocinar nunca más?, estás saliendo por la puerta mirando la ciudad, ¿nos dejas? ¿me dejas? ¿me odias? seguro que estás con otra, no por dios Shiro yo soy mejor que cualquier pelandrusca, ya me he acostumbrado a esto de comer bien todos los días, no te vayas por dios, Shiro yo te quiero!!!" pensó Gretta apunto de romper a llorar, cuando de repente recordó una cosa que alguien había dicho esa mañana "-No queda comida, tenéis que ir a buscarla al pueblo-" -UFFFFFF- resopló, "tengo que dejar de darle tantas vueltas a las cosas, me monto demasiadas películas, claramente este chico está loco por mi y no me dejaría". 

Se incorporó con su capa de barro encima, eso la mantenía fresca y se visitó, había que buscar comida y Gretta sabía como hacerlo, ese trabajo se le daba de lujo -OUNGH OUNGH- olfateó con su morro, distinguiendo los olores que venían de la ciudad, le llegó olor a pescado recién traído de lo que supondría sería el puerto y también un olor a comida que se estaba preparando que venía del centro, olía a típica comida de taberna. "que difícil decisión, ¿puerto o taberna?".

-Vamos pueerrto y de vuelta pasiamos taberrna eh- dijo terminando de arreglarse y acercándose a Shiro hasta esta estar bien cerca de el -Porr allí- señaló con su dedo y emprendió camino hacia el puerto guiada por su olfato, pasando por las calles de la ciudad y haciendo que la gente se apartara de su camino. 

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#3
Qazan
Qazan
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Personaje


Me encontraba en la carpintería que me había montado, en una pequeña zona que la banda me había cedido justo pegada a la cabaña donde nos habíamos instalado en las afueras del pueblo Rostock. Llevaba varios días trabajando en unos planos, tenía en mente crearle a cada integrante del Tenbatsu Kishidan un vehículo monoplaza totalmente personalizado, que estos puedan navegar por el agua utilizando como impulso la fuerza de cada uno de mis compañeros, ya sea por su habilidad natural o por el poder adquirido de sus frutas del diablo. Tenía ya diseñado la estructura de cada uno, solo me faltaba terminar de entender bien las fortalezas de cada uno para así adaptar a cada uno su correspondiente vehículo. Con un poco de suerte conseguiría tener montados los Wyverns antes de que nos marchemos de la isla.

El tiempo pasaba y solo era consciente de la horas en ciertos momentos puntuales del día, el primero de ellos era cuando Shiro nuestro querido cocinero peliblanco, se metía en los fogones a cocinar y al poco salía un aroma de dentro de la cabaña que se podía oler a decenas de metros a la redonda. Precisamente, el segundo momento en que era consciente de la hora en la que nos encontrábamos era cuando nuestra preciosa y querida por todos cerda Gretta, tras llegarle el aroma tan delicioso de la cocina de Shiro, aparecía corriendo y babeando. ¿Y porqué sabía la hora que era? Porque la mastodóntica jabalí generaba seísmos al ritmo que se acercaba a la cabaña para llenar su panza. Era muy satisfactorio verla llenarse ambos carrillos con comida, parecía que habías fusionado a una ardilla con un jabalí cornudo, además era muy gracioso verla babear de tanto que le gustaba la comida de nuestro compañero.

Y el tercer y último momento del día en que era consciente de la hora en que me encontraba... Cuando mis propias tripas pedían comida como si de una manada de lobos hambrientos se tratase. Me consideraba a mi mismo alguien muy comilón, al final del día estos tres metros de mala bestia tenían que mantenerse, pero en comparación a Gretta... El apodo de la Devoradora de Mundos le venía como anillo al dedo. Justo llegó ese momento del día, empezaba a tener algo de hambre pero no conseguía olisquear los deliciosos platillos que nuestro cocinero preparaba. "Vaya qué raro, normalmente suele coincidir que Shiro está en los fogones cuando rugen mis tripas... Voy a asomarme a la cocina para meterle algo de prisa". Cual fue si no mi sorpresa nada más salir de la carpintería ver cómo Shiro se montaba en Gretta.

-Siempre me sorprenderá ver cómo haces eso Shiro, de verdad que me parece algo fascinante-. Le dije mientras quedaba ensimismado viendo cómo habían formado una especie de tándem tan particular. Luego de la escena, parecía que se dirigían al pueblo, por lo que pude entender de su conversación, Gretta había dejado nuevamente las despensas vacías de alimentos. -Venga vamos, así me despejo yo también un rato que llevo mucho tiempo en la carpintería-. Entré rápido a mi zona de trabajo para atarme el zurrón a la cintura y ya unirme a ellos en la expedición. Todos en la banda confiábamos ciegamente en el olfato tan desarrollado de la cerda, así que simplemente nos dejamos llevar por su instinto olfativo.

-Vamos pueerrto y de vuelta pasiamos taberrna eh-. Dijo nuestra cerda de confianza. Así que allí nos dirigíamos los tres, dirección al puerto. Siempre me seguirá sorprendiendo lo desapercibido que yo podía llegar a pasar gracias al enorme pandero de mi cerda querida, a cada paso que daba la gente se le quedaba mirando y se echaban a los lados de la calle para no ser aplastados por sus pezuñas. -Buena chica, vamos a pasarlo bien-. Le dije dándole una suave palmada mientras caminaba a su lado.
#4
Ray
Kuroi Ya
El puerto de Rostock mostraba un ambiente especialmente intenso esa mañana. Humilde pero bullicioso, se erige como la puerta principal de acceso y salida tanto para los habitantes como para los visitantes. Sus muelles de madera, desgastados por el constante vaivén de las mareas y los pies de marineros y comerciantes, ofrecían un llamativo contraste entre la tranquilidad natural de la isla y la continua agitación que giraba en torno a ellos. El aire olía a sal y pescado, mezclados con los aromas de especias traídas de islas lejanas. Pequeñas embarcaciones se alineaban en la costa, intercalándose con otras de mayor tamaño, mientras pequeñas olas las golpeaban sin cesar.

El muelle en el que nuestro protagonistas estaba repleto de actividad. Los pescadores, con sus pieles curtidas por el sol y el mar, descargaban redes llenas de peces plateados mientras los comerciantes regateaban con ellos, buscando el mejor precio para su mercancía. A un lado, un grupo de mujeres con faldas largas pero humildes se encontraban sentadas cerca del agua mientras limpiaban pescado o cosían redes. Sus voces animadas intercambiaban chismes y sonrisas, aunque sus manos no paraban de trabajar un solo instante. La gente iba de un lado a otro sin parar, afanándose en diferentes tareas.

Multitud de pequeñas chozas de madera bordeaban los muelles, probablemente hogar de muchos de los marinos que allí se ganaban el pan día tras día. Sencillas pero funcionales, construidas con los materiales que la propia isla ofrecía. Rostock en muchos aspectos dependía de aquel lugar para su subsistencia, era el verdadero corazón de la comunidad. Un lugar donde convergían sueños, labores y penurias.

En un rincón del puerto, un pequeño mercado improvisado se había levantado. Humildes puestos fabricados con madera y lona ofrecían productos locales, desde verduras frescas hasta herramientas rudimentarias. El bullicio del comercio era casi constante en sus inmediaciones, con el sonido de las voces elevándose por encima del murmullo del oleaje. Pero el mercado, como muchos otros, no era solo un lugar de intercambio material, sino también de historias. Los marineros contaban relatos sobre sus aventuras en el mar que los locales escuchaban fascinados, soñando con islas lejanas que probablemente nunca llegarían a ver. Y entre todo este jaleo, si aguzaran bien el oído, nuestros tres protagonistas podrían escuchar unas palabras que tal vez llamaran su atención:

- ... Tesoro ... piratas ... pronto.

Si conseguís escuchar esto podréis identificar a escasos metros de vosotros a un tipo de mediana edad, alto y delgado en extremo. De cabellos lacios y largos, cayendo hasta sus hombros y de un tono grisáceo, así como una nariz grande y aguileña y pómulos muy marcados que remarcan más aún unos ojos marrones ligeramente protruidos hacia delante y unas grandes ojeras. Parece ser quien ha pronunciado esas palabras en un tono de voz bastante bajo dirigiéndose a una figura que parece un hombre encapuchado que se encuentra de espaldas a vosotros. Acto seguido ambos se despiden, partiendo en direcciones opuestas. El tipo de la capucha sale del puerto y se adentra en una estrecha callejuela, mientras el otro parece dirigirse hacia una taberna cercana.

Off
#5
Gretta
La Devoramundos
El olfato de Gretta le había guiado en buena dirección, al terminar la calle por la que iba apareció el puerto, estaba repleto de gente y sobre todo, repleto de comida, le seguían Shiro y Qasan, que se había apuntado en el último momento. "Nunca he escuchado al pescado quejarse de comer otros pescados, ¿será que es un caníbal de esos?, tengo que hablar con el, hacer esas cosas es de no estar bien de la cabeza, uno no puede ir comiéndose por ahí a los de su propia especie, jamás he comido yo jabalí o sus derivados por iniciativa propia... ohhh, hablando de comer, tengo hambre, ¿Qué puesto elijo?, mmmm, ese ese, tiene buena pinta", pensó Gretta mirando gracias a su altura todo el mercado y eligiendo según la forma de herradura del puerto, un puestecito que estaba en la punta derecha y hacía rincón al lado del agua, estaba en una parte no muy concurrida y hacía esquina, por lo que solo tenía otro puesto a la derecha, lo parecía regentar un anciano pescador.

-Allí!- dijo señalando el puesto de pescado del pobre anciano a sus dos acompañantes. 

Gretta se dirigió hacia él decidida; ella caminaba como si no hubiese nadie más en el planeta; le daba totalmente igual si algún pobre insensato se despistaba y acababa no dándose cuenta de su presencia; si esto pasaba, esa persona era empujada como si fuese hierba. Cuando estaba llegando al puesto, miró un momento a los lados; como siempre, había algunas personas mirándola. "Perfecto, así habrá testigos de que me he tropezado", se dijo a sí misma, les guiñó el ojo a Shiro y a Qasan, y puso en marcha una de sus tácticas.
 
Se tropezó aposta con uno de los grandes postes dónde se amarraban los barcos y dirigió premeditadamente sus contiguos traspiés hasta el puesto del pobre señor, cayendo de lado encima de este, asegurándose de que con su espalda cubría el robo que iba a acontecer. El señor estaba entre perplejo y asustado, como era lógico; un mastodonte acababa de caerse de la nada, reventando su negocio. Gretta empujó de un manotazo al hombre haciéndolo caer del muelle al agua y empezó a comerse y a guardarse por la ropa todo el pescado que pudo de aquel puesto, mientras se cubría con su cuerpo tumbado de lado para que nadie viese la fechoría. Estando tumbada realizando la tarea, pudo escuchar algo que venía de debajo del puerto; asomó su ojo por una rendija de los maderos y abajo de la estructura distinguió a dos hombres sospechosos manteniendo una conversación; entonces le llegaron unas palabras.
 
- ... Tesoro ... piratas ... pronto.- Después de decir eso, cada uno de los hombres tomó direcciones distintas. "¿Cómo que un tesoro de piratas?, uyuyuy, esto va a ser interesante", se dijo Gretta. Al minuto, con los carrillos y bolsillos llenos de peces, se incorporó.
 
—¡Hay que golpe más mialo! ¡Qué danio me hecho! ¡Que alguien ayude pobre hombre que de susto caído al agua! ¡Yo voy Ayuntamiento a poner denuncia! Este muelle no adaptado para gente grande como yio, ¡qué pioca vergüenza!- Después de su teatro, miró a Shiro y Qazan y les hizo el amago de acercarse.
 
-Dos hombres estiaban hablando tesoro aquí bajo, uno va allí y el otro allá- les dijo agachada en voz baja a sus dos compañeros y señalandoles las direcciones que habían tomado los dos hombres al separarse.
#6
Qazan
Qazan
Gretta caminaba por el muelle como si el mundo fuese suyo, si golpeaba, aplastaba o destrozaba cualquier cosa a su paso le importaba un pimiento. Nos dejábamos guiar por el olfato de la puerca, sin duda era nuestra mejor baza a la hora de conseguir la mejor comida de la isla. Podía ser toda una glotona nuestra cerda amiga, pero era innegable el talento innato que tenía para encontrar la comida más fresca del lugar. Más pronto que tarde llegamos al puerto con forma de herradura. Los puestos estaban colocados en la parte externa de la herradura, tanto los puestos de comida ambulante como los que vendían alimentos frescos para cocinar.

De pronto nuestra amiga eligió el lugar más interesante para "abastecernos" hoy. Ya habíamos hecho esta misma jugarreta hacía algunos días, solo esperaba que los mercaderes de los puestos adyacentes recordaran el altercado como un accidente, justo lo que estaba apunto de suceder ahora. Mi buena amiga cerda y yo habíamos desarrollado muchísima complicidad para el poco tiempo que nos conocíamos, a los dos nos gustaba mucho jugar con la legalidad de nuestros actos mientras que por contra parte el resto de la banda eran mucho más bonachones. Empieza el espectáculo. Pensé para mí mismo cuando Gretta me hizo nuestra señal secreta. De un modo para nada sutil, hizo ver que se tropezaba justo para aprovechar y lanzar por el muelle al agua al pobre mercader del puesto. Nada más mandarlo a volar, mi amiga se dejó caer encima del puesto para llenarse la boca y los bolsillos de pescado. De hecho las mejores comidas que Shiro nos preparaba era cuando le daba por entretenerse en hacer sushi de anguila de Rocstock.

Nada más hacer toda la escena, yo me metí en mi papel. Me acerqué a Grettta que estaba arrasando con todo lo que podía, la idea era muy sencilla, entre dos los bolsillos se llenaban mucho más rápido. -Pero bueno señorita! ¿Se encuentra usted bien?-. Le decía en voz alta aparentando que la ayudaba cuando en realidad aprovechaba el tamaño de la espalda de ambos para formar una pantalla perfecta, desde detrás nuestra era imposible ver absolutamente nada. —¡Hay que golpe más mialo! ¡Qué danio me hecho! ¡Que alguien ayude pobre hombre que de susto caído al agua! ¡Yo voy Ayuntamiento a poner denuncia! Este muelle no adaptado para gente grande como yio, ¡qué pioca vergüenza!-. Que bien se le daba a la maldita cerda hacerse la victima... Como si fuera eso posible en una persona de 5 metros, hacerse la desvalida.

Ya teníamos los bolsillos de nuestra fiel puerca hasta las trancas cuando el semblante de su cara cambió de golpe, se puso muy seria. -Dos hombres estiaban hablando tesoro aquí bajo, uno va allí y el otro allá-. Aquí ya no había teatro que valiese, la conocía de apenas unos días pero para mi era casi como una hermana mayor, sabía cuando estaba realizando su numerito particular y cuando estaba hablando en serio. -Voy a por el que va a la taberna, si algo sale mal me zambullo en el agua y nos vemos en la cabaña-. Mi plan era sencillo, la altura de Gretta sumando a Shiro subido a ella les podía facilitar el seguirle, además, después de ese numerito la puerca no podía seguir mucho más tiempo aquí, se había llevado toda la atención para si misma. Y por último, si algo salía mal siempre podía salir corriendo y saltar al agua para escapar, cosa que para mis compañeros sería aún más impedimento.
#7
Shiro
Ninguno
Tras la pregunta de Shiro, la daimink olfateó el aire en busca de algún rastro como le había pedido. Era toda una suerte disponer de alguien en el grupo con tal capacidad, ya que tras menear unos segundos el hocico no tardó en obtener resultados. El peliblanco aún no se fiaba sobre muchas cosas de la pareja que los acompañaba. Aún no los conocía tanto como a Juuken o Lance, pero si algo tenía claro era la capacidad de Gretta para encontrar alimento. Cada vez que el joven cocinero estaba inmerso en uno de sus experimentos culinarios, siempre lo interrumpía asomando el morro allá a donde fuera.

-Bien, compramos provisiones y volvemos - dijo el joven haciendo caso omiso al tema de la taberna que habían mencionado los dos. Shiro no tenía ganas de encontrar problemas extra y con solo imaginarse a Gretta arrancando parte del tejado del establecimiento para que la sirvieran tenía suficiente. No necesitaba vivirlo.

El trío avanzó guiado por el olfato de Gretta y no tardaron en llegar a la zona portuaria. El ambiente en la zona era tal y como lo recordaba el cocinero, cargado de un fuerte olor a salitre y pescado, lleno del vocerío de los mercaderes ofreciendo sus productos, mientras los marineros deambulaban de aquí para allá llevando sus aperos de trabajo.

- Allí - gritó Gretta de repente, llamando la atención del peliblanco mientras señalaba con uno de sus enormes dedos.

Antes de que Shiro pudiese ver qué era lo que estaba señalando la daimink, esta avanzó como si fuera el Path Travel Express siguiendo las vías del tren. El espadachín solo había oído hablar del tren marítimo en las historias de tabernas, pero seguramente tenía que ser algo así… o al menos si este descarrilaba frecuentemente, puesto que Gretta tras girarse hacia nosotros y guiñarnos un ojo terminó chocándose con un enorme poste de madera que la hizo tambalearse hasta terminar cayendo encima de uno de los puestos de comida.

Shiro se giró en busca de Qazan en un intento de apoyo moral ante la actitud de Gretta, aunque se encontró con que este ya se dirigía a la escena y se unía al show. - ¿Pero en qué cojones piensan? - maldijo Shiro para sí mismo mientras avanzaba para ver cómo se desarrollaba todo.

El peliblanco esquivó tanto a curiosos como despavoridos y no tardó en plantarse cerca de la cerda y la orca justo en el momento en el que la primera se incorporaba haciendo una escena. Shiro no pudo evitar fijarse en cómo aún le quedaban restos de comida pegada en el hocico mientras se quejaba y decía que no había sido culpa suya. El espadachín vio como esta lo llamaba tras su discurso con un gesto, el cual Shiro estuvo a punto de ignorar dado que temía verse envuelto en problemas que él no había causado, pero como estaba seguro que Gretta podía terminar creando más alboroto, acabó cediendo a pesar de que una vocecita en su cabeza le decía que era mala idea. Que lo mejor era dejarle el problema a ellos solos, ya que parecían haber preparado esto juntos sin avisarle. Llevábamos demasiado tiempo manteniendo un perfil bajo y Shiro temía que todo esto lo echase a perder.

-Verás la bronca que nos va a echar Lance - pensó el muchacho mientras se acercaba a la pareja como si fuese un viandante preocupado y curioso más, al tiempo que intentaba no mostrar sus verdaderos sentimientos.

Habían venido para comprar comida y no hacer un escándalo de ello. Como Shiro era el cocinero de la banda disponía de los fondos que Lance guardaba para estas cosas, por lo que no entendía el motivo de arriesgar la seguridad del grupo por algo así. - Ese hambre nos llevará al infierno - pensó maldiciendo la gula de la daimink. Si salían de esta, Shiro tendría que hablar muy seriamente con ella. Seguramente para convencerla tendría que recurrir a varios chantajes culinarios, pero antes de que pudiese decirle nada a ninguno de los dos por la que habían liado vio a Gretta cambiar de actitud tras agacharse para hablarles.

- Dos hombres estiaban hablando tesoro aquí bajo, uno va allí y el otro allá - dijo con peculiar forma de hablar.

Shiro por unos instantes no supo cómo reaccionar. Ya no sabía si la treta de la cerda había encontrado algo digno de investigar o si solamente quería ponernos una excusa a nosotros también. Tal era la duda que por unos instantes una vez más pensó en dejarlos ahí plantados con sus tonterías, pero entonces el gyojin reaccionó rápidamente, volviendo a su actitud normal, tomando a pie juntilla las palabras de la diamink. Desde luego aquellos dos tenían una complicidad entre ellos que el espadachín desconocía, pero tras ver marchar a la orca en la dirección que había mencionado Gretta y tras echar un rápido vistazo hacia la otra dirección señalada Shiro apreció el callejón del que hablaba.

El peliblanco no tenía la misma confianza que estos dos entre ellos para adoptar cualquier palabra que le dijesen, pero dado que la opción de quedarse allí en medio de todo el revuelo le producía aún menos seguridad, decidió hacer un acto de fe como había hecho con el resto de sus nakamas cuando decidió unirse a ellos.

- Esperemos que ese hocico tuyo sea tan bueno para los tesoros como para los problemas - dijo finalmente tras volver el rostro hacia la aún agachada Gretta. - Si crees que puedes entrar por el callejón, sígueme a mí, sino ve tras Qazan y nos reunimos luego... Pero sea lo que sea, vámonos cuanto antes de aquí - continuó mientras Qazan se marchaba con la premisa de que si todo salía mal nos veríamos donde nos habíamos asentado.

Shiro confiaba en que todo quedase en nada y pudiese marcharse de allí a pesar de que la daimink había montado un gran alboroto. Quizás ella no era consciente de su enorme tamaño y de cómo afectaba a los simples mortales como el resto, por lo que a pesar de no creer en nada rezó todo lo que supo mientras se dirigía hacia el callejón que Gretta había mencionado. - Ojalá valga la pena… - pensó el espadachín mientras caminaba.
#8
Ray
Kuroi Ya
El lío que ha montado Gretta por suerte no parece haber tenido consecuencias, ya que no había agentes de la ley en las proximidades y, además, nadie ha reparado en primera instancia en el robo de comida ya que el inmenso corpachón de nuestra jabalí tapaba de forma bastante hábil sus fechorías. No solo eso, sino que su falso tropezón parece haber tenido un efecto secundario inesperado, habiendo podido escuchar desde esa posición una sospechosa conversación que al parecer se refería a alguna clase de tesoro.

El grupo se dividió para perseguir al mismo tiempo a los dos hombres que habían hablado. Qazan siguió al tipo de la nariz aguileña, mientras que Shiro comenzó a avanzar tras el encapuchado. Gretta, tu corpachón puede resultar un problema en el estrecho callejón en el que el encapuchado se ha metido, así que probablemente sea más conveniente que vayas tras el gyojin.

Qazan, al haber salido corriendo rápidamente tras el demacrado hombre que parecía haber pronunciado las palabras que habían llamado vuestra atención puedes ver cómo entra en una de las tabernas que se encuentran en los alrededores del puerto. El local tiene un cartel a la entrada en el que pone "La Nana de los Mares", lo que aparentemente es el nombre del establecimiento.

Shiro, por tu parte decides adentrarte en el estrecho callejón tras el tipo de la capucha. Pero cuando llegas al mismo no ves a nadie. Miras a tu alrededor pero no consigues divisar a ningún transeúnte ni encontrar rastro alguno. De repente sientes que algo se mueve a tu espalda, y ves cómo el encapuchado salta desde el tejado de uno de los dos edificios que forman el estrecho callejón mientras lanza dos pequeños cuchillos hacia tu posición. Mientras las armas va hacia ti, él amortigua su caída con una voltereta y echa a correr, tratando de escapar.

Cosas
#9
Gretta
La Devoramundos
La gente del puerto no se alborotó de más ante la situación y parecía que el teatro había colado entre los presentes, pero sobre todo lo más importante era que no había ningún guardia que hubiese dado la alarma, así que no tuvieron problemas a la hora de salir del puerto en busca de los dos tipos sospechosos. Alguien se encargaría de salvar al pobre pescador que había sido lanzado al agua; la verdad es que a Gretta no le importaba lo más mínimo.                                                                                                                                                                      

Ahora seguía a Shiro que iba detrás del hombre que se fue por un callejón, a Gretta se le caían de vez en cuando algún pez de entre las ropas y bolsillos, parecía un camino de migas de pan para no perderse, cuando llegó al callejón y lo miró bien, vio que debido a su tamaño, tendría que tirar abajo dos o tres casa para poder pasar, asique miró a Shiro con ternura y preocupación, no quería perder a ese hombre, pero a la vez no creía que fuese a tener muchos contratiempos con el desconocido, era un andrajoso y no podría dar muchos problemas, entonces se acordó de lo que Shiro le dijo cuando emprendieron la persecución "Esperemos que ese hocico tuyo sea tan bueno para los tesoros como para los problemasSi tu supieras lo que hago yo con el hocico Shiro, me metía contigo en ese callejón y tendrían que venir 1000 marines para separarme de ti, pero no, después de esta aventura tal vez te lo demuestre, porque tampoco quiero ir tan deprisa", el tiempo le había dicho tras muchas experiencias malas, que su velocidad con la búsqueda de relaciones siempre acababa de la misma manera, con el tipo huyendo y ella teniendo que perseguirlo, asique decidió no correr tanto esta vez y se limitó a animarlo.           

-Shiro no quepo, encarga tu ah, usa puño en cara para tumbar problemo eh, tu fuerrte!- Le dijo Gretta, guiñándole un ojo a la vez que le mandaba un beso. "Es muy flaco, espero que pueda con ese tipo, no me gustaría tener que buscar a un nuevo cocinero, este cocina bien, es guapo y además va a casarse conmigo, no puede no ganar, nono, seguro que lo consigue, pero es que si comiera más…, en cuanto volvamos voy a tener una charla con él, no puede ir por ahí pesando lo que pesan dos gallinas, así nunca va a crecer y a ponerse fuerte como yo" divagó Gretta mientras ésta cambiaba el rumbo hacia la taberna, por donde Qazan había ido detrás del otro.                      

Cuando llegó, la taberna era bastante grande; aquí sí que podría entrar sin tener que tirar el techo. Miró a Qazan que se había quedado pensando en si entrar o no.                                                                                                           

—¿Viamos dientro no? Yo agarro y tú sacas información, si pone tonto, ¿partimos hueso, ah?—Le dijo Gretta a Qazan y sin esperar su respuesta, entró a la taberna, buscando al tipo que se había metido aquí.
#10


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